Decir que Min Ho no estaba nervioso era una completa mentira. Según tenía entendido, en la parte abandonada del gimnasio siempre había una chica dispuesta a hacer los trabajos sucios que le encomendaran.

—Buenas tardes, supongo que tú eres Ji Woo ¿Cierto?—Cuestionó una vez frente a la chica.

—Así es—Respondió—Supongo que necesitas hacer un pedido—Dedujo, el chico la miró sorprendido—Nadie viene aquí para otra cosa que no sean sabotajes.

—Sí, creo que sí—Balbuceó.

—El chisme me llega incluso a mí, quieres vengarte de Kim Woo Jin... ¿Qué necesitas que haga?—Preguntó mirándolo directamente a los ojos.

—Arruinarlo en la competencia—Soltó de repente—Será en un mes y medio, Kim tendrá una presentación en solitario—Mencionó—Quiero verlo humillado.

La castaña asintió ante lo pedido mientras anotaba unas cosas en una libreta color durazno con dibujos de pingüinos.

—Listo, sólo es cosa de convencer a los amigos de mi novia—Dijo cerrando la libreta y mirándolo con una tierna sonrisa, casi parecía inocente—Ten por seguro que solucionaré tu problema.

—Muchas gracias—Hizo una reverencia—¿Qué quieres a cambio?—Preguntó haciendo referencia a la paga.

—Nada—Contestó—Aunque...

—¿Aunque?—La animó a continuar.

—No sería tanto para mí, sería más para ti, Min Ho—Aclaró, cambiando su sonrisa por una expresión indescriptible.

—Adelante, dime—Suplicó.

—Piensa en lo que sientes—Aconsejó—¿Realmente Woo Jin tiene la culpa de que te echaran?—Le hizo preguntarse.

—Yo...—Murmuró.

—Piénsalo para cuando llegue la fecha, por favor—Lee notó un tono extraño en su voz.

—Lo haré—Aceptó con un tono afirmativo.

Luego de eso, salió del gimnasio.

Con el pasar de las semanas se podría decir que Min Ho ya tendría perfectamente planeada su venganza. Aun así, algo en él le hacía cuestionarse si realmente deseaba hacerlo.