CAPÍTULO 6


Al amanecer del siguiente día, Aether se levantó temprano, lleno de energía y entusiasmo por su primer desayuno en la hacienda Kamisato. Se dirigió a la cocina con determinación y comenzó a preparar una variedad de platos deliciosos y reconfortantes.

Aether: (para sí mismo) Hoy será un día especial. Será la oportunidad perfecta para mostrar mis habilidades culinarias y sorprender a todos en la hacienda Kamisato con un desayuno memorable.

Aether seleccionó cuidadosamente las mejores bayas y hojas de menta para preparar una bebida refrescante y aromática. Mientras las mezclaba, el aroma fresco llenaba la cocina, despertando aún más el apetito de los presentes.

Aether: (para sí mismo) Esta bebida será el complemento perfecto para iniciar el día con energía y vitalidad. Las bayas y la menta le darán un toque vibrante y delicioso.

Luego, Aether se dispuso a preparar un sandwich de milanesa, utilizando una fina capa de carne empanizada y crujiente, acompañada de una mezcla de salsas y verduras frescas. Mientras doraba el pan en la sartén, el aroma tentador llenó la cocina y aumentó aún más las expectativas de todos los comensales.

Aether: (para sí mismo) Este sandwich de milanesa traerá un poco de la familiaridad de Mondstadt a la mesa. Con su textura crujiente y sabores reconfortantes, espero que a todos les guste.

Para completar el desayuno, Aether preparó una deliciosa tortilla de papas estilo Mondstadt, con papas tiernas y huevos batidos suavemente. La tortilla se cocinó a fuego lento hasta obtener una consistencia perfecta y se cortó en porciones generosas.

Aether: (para sí mismo) La tortilla de papas es un clásico reconfortante que aporta calidez y satisfacción. Espero que todos disfruten de este sabroso platillo.

Con habilidad y dedicación, Aether completó cada plato y los dispuso con elegancia en una bandeja. Luego, se dirigió al comedor donde la familia Kamisato y los trabajadores de la hacienda ya se habían reunido alrededor de una gran mesa.

Ayaka: (sonriendo) Buenos días a todos. Hoy tenemos el honor de dar la bienvenida a nuestro nuevo chef. Él ha preparado un desayuno exquisito para deleitar nuestros paladares. Permítanme presentarles a Aether, el talentoso chef que se ha unido a nuestra familia.

Aether entró al comedor con confianza y respeto, portando la bandeja llena de platos deliciosos.

Aether: (con humildad) Buenos días a todos. Es un honor estar aquí y poder compartir mi pasión por la cocina con ustedes. He preparado una selección de platos que espero que disfruten. Por favor, permítanme servirles.

A medida que Aether distribuía los platos a cada persona, los rostros se iluminaban con asombro y anticipación. Los comensales tomaban sus primeros bocados, dejándose llevar por los sabores exquisitos y las combinaciones únicas que Aether había creado.

Trabajador de la hacienda: ¡Esto es increíble! Nunca había probado una tortilla de papas tan deliciosa.

Ayaka: (satisfecha) Aether, has superado todas nuestras expectativas. Estoy ansiosa por probar más de tus creaciones. Me alegra haber tomado la decisión de contratarte como nuestro chef personal.

Aether: (con gratitud) Lady Ayaka, estoy encantado de que haya disfrutado del desayuno. Será un honor seguir preparando platos excepcionales para usted y su familia. Estoy comprometido en superar sus expectativas día tras día.

La mesa se llenó de elogios y expresiones de satisfacción mientras todos disfrutaban del delicioso desayuno preparado por Aether. Su talento y dedicación en la cocina habían dejado una impresión duradera en la hacienda Kamisato.

Aether se sentía lleno de gratitud y emoción, sabiendo que había encontrado su lugar y propósito en ese nuevo hogar. Estaba decidido a continuar deleitando los paladares de todos en la hacienda, honrando la confianza que habían depositado en él como su chef.

Con el paso del tiempo, Aether se ganó el corazón de todos en la hacienda Kamisato. Su habilidad en la cocina era innegable, pero también se destacaba por su amabilidad y disposición para ayudar en diversas tareas. Ya sea entregando cartas, comprando ingredientes frescos o recolectándolos en la naturaleza, Aether siempre estaba dispuesto a echar una mano.

En su interacción con los pequeños de la ciudad, Aether se convirtió en un favorito instantáneo. Su naturaleza juguetona y cariñosa los hacía reír y sentirse cómodos en su compañía. Incluso había algunas anécdotas graciosas que habían quedado en la memoria de todos.

Una tarde soleada, Aether se encontraba jugando a las escondidas con los niños en el jardín de la hacienda. Todos estaban emocionados corriendo y buscando los mejores escondites. En un momento de distracción, Aether se ocultó detrás de un arbusto y los pequeños lo pasaron por alto completamente.

Niño 1: ¡No puedo encontrar a Aether en ningún lado!

Niña 1: ¡Debe estar en un escondite muy bueno! ¡No podemos dejarlo ganar tan fácilmente!

Niño 2: ¡Vamos, busquemos más cerca de la cocina! Tal vez encontramos alguna pista de comida.

Mientras los niños buscaban por todos lados, Aether decidió darles una pequeña sorpresa. Silenciosamente, se acercó a ellos y justo cuando se iban a rendir, saltó desde detrás del arbusto.

Aether: (riéndose) ¡Aquí estoy! ¡Me atraparon!

Niños: (gritando emocionados) ¡Aether nos asustaste! ¡No creíamos que estabas tan cerca!

Niña 2: Eres el mejor escondedor, ¡no podríamos encontrarte!

Aether: (riendo) Bueno, siempre guardo algunos trucos bajo la manga. ¿Listos para otra ronda?

Niños: ¡Sí!

Las risas y juegos continuaron en el jardín, creando recuerdos divertidos y una conexión más profunda entre Aether y los pequeños de la hacienda.

En otro momento, Aether estaba ayudando a la encargada de la despensa de la hacienda a organizar los ingredientes en el almacén. Mientras levantaba un saco de harina, accidentalmente se le escapó de las manos y una nube de polvo blanco llenó el aire.

Aether: (tosiendo) ¡Ups! Parece que no tuve tanto control como pensaba.

Encargada del restaurante: (riendo)Jajajaja  No te preocupes, Aether. Todos cometemos errores. Solo asegúrate de no convertirte en una nube de harina en el proceso jejejejejeje.

Aether: (riendo y sacudiendo el polvo) Aprenderé a manejar mejor los sacos de harina. Prometo que la próxima vez no habrá una explosión de polvo.

Con cada anécdota y risa compartida, Aether se integraba más y más en la familia de la hacienda Kamisato. Su presencia alegre y su habilidad culinaria habían creado un vínculo especial entre él y todos los habitantes de la hacienda.

Una tarde soleada, Ayaka se encontraba practicando su técnica de espada en el patio de la hacienda Kamisato. Concentrada y elegante, desataba movimientos fluidos y precisos con su espada mientras el viento soplaba suavemente a su alrededor. En ese momento, notó la presencia de Aether caminando por el patio y decidió llamarlo.

Ayaka: (con amabilidad) Aether, ¿te gustaría unirte a mí en mi entrenamiento? Podrías practicar con esta espada de madera.

Aether miró la espada de madera que Ayaka le ofrecía y, en ese instante, una ola de recuerdos dolorosos inundó su mente. El rostro alegre y confiado que solía mostrar se transformó en uno perdido y lleno de horror. Sintiendo un nudo en su garganta, él tomó una decisión.

Aether: (con voz entrecortada) Lo siento, Lady Ayaka. No puedo volver a tomar una espada nunca más en mi vida.

Ayaka se sorprendió y se acercó a Aether, preocupada por su repentino cambio de actitud.

Ayaka: Aether, ¿qué sucede? ¿Por qué no quieres tomar la espada?

Aether: (con lágrimas en los ojos) Perdóneme, Lady Ayaka. Es solo que... cada vez que tomo una espada, los recuerdos de todas las traiciones y las heridas vuelven a mí. Es demasiado doloroso. No quiero enfrentar eso de nuevo.

Ayaka sintió una profunda tristeza al ver el sufrimiento de Aether. Quería comprenderlo y consolarlo, pero parecía que no podía hacerlo en ese momento.

Ayaka: Aether, por favor, no te vayas. Permíteme entender lo que estás pasando. Quiero ayudarte.

Aether: (con la voz quebrada) Lo siento, Lady Ayaka. No puedo. Es mejor que me vaya.

Aether, entre sollozos, se alejó de Ayaka y de la espada de madera, dejando a Ayaka con un sentimiento de impotencia y culpa. Ella deseaba poder consolarlo y entender su dolor, pero parecía que no había encontrado la manera adecuada de hacerlo.

Ayaka: (en un susurro) Aether... lo siento tanto. No quería causarte más dolor. Espero poder encontrar la forma de ayudarte algún día.

Ayaka se quedó en el patio, con la espada de madera en su mano, sintiendo el peso de la responsabilidad y lamentando no haber logrado consolar a Aether en ese momento. 

Aether regresó a su habitación, exhausto tanto física como emocionalmente. Se dejó caer sobre su cama, mientras su mente se llenaba de pensamientos y dudas. No quería volver a empuñar un arma, no quería causar ni sufrir más daño. Sentía que había cometido un gran error al abandonar a Lady Ayaka en el patio, y se cuestionaba si alguna vez podría ser perdonado por su falta de respeto.

Justo en ese momento, Aether escuchó un suave golpe en su puerta. Al abrir, se encontró con la figura de Ayaka, quien le pidió permiso para ingresar. Aether asintió y ella entró, cerrando la puerta tras de sí.

Ayaka: (con gentileza) Aether, ¿puedo entrar?

Aether: (con voz suave) Por supuesto, Lady Ayaka. Estoy aquí para escuchar.

Ayaka ingresó a la habitación y cerró la puerta detrás de ella. Sus ojos reflejaban una mezcla de disculpa y preocupación.

Ayaka: Aether, lamento no haber comprendido tu situación anteriormente. No tenía conocimiento de todo lo que has pasado, y me gustaría ayudarte a superarlo.

Aether: (interrumpiéndola) Lady Ayaka, le debo una disculpa. No seguí sus órdenes en el patio, fui irrespetuoso. Si así lo desea, puedo marcharme para enmendar mi falta.

Aether se arrodilló ante Ayaka, pero ella rápidamente lo levantó y lo abrazó con ternura.

Ayaka: Aether, por favor, no digas eso. No tienes que irte. Te necesito aquí. Estoy dispuesta a entender y apoyarte en todo lo que hayas pasado.

Ayaka: (sentándose en un mueble) Ven, siéntate a mi lado.

Aether se acomodó en el mueble, mientras Ayaka colocaba suavemente su cabeza en las piernas de ella. Con delicadeza, acarició el rostro de Aether, buscando calmar su tormento interior.

Ayaka: Cuéntame, Aether. Quiero saber lo que has pasado, las traiciones y el dolor que has enfrentado.

Aether: (con voz temblorosa) He pasado mucho tiempo buscando a mi hermana, solo para ser traicionado por ella. Luego, en Mondstadt y Liyue, fui utilizado como un arma para proteger a las naciones. Pero lo peor fue cuando fui capturado por una chica que decía amarme. Logré escapar, pero caí en una caja y terminé aquí, en Inazuma. Además, he perdido mis habilidades, ya no soy más que una persona normal. Y, sinceramente, estoy agradecido por ello. Finalmente, podré tener una vida normal.

Ayaka escuchó atentamente cada palabra de Aether, sintiendo empatía y compasión por todo lo que había atravesado. Continuó acariciando su rostro mientras buscaba brindarle consuelo y tranquilidad.

Ayaka: Aether, no estás solo. Estoy aquí para apoyarte. No importa tu condición o habilidades, eres valioso y digno de una vida feliz. Puedes encontrar la paz y la felicidad aquí en la hacienda Kamisato.

Aether, agotado por las emociones, finalmente se relajó en las piernas de Ayaka y se quedó dormido. Mientras lo observaba, Ayaka sintió una llama ardiente crecer en su corazón, un amor naciente que le impulsaba a protegerlo y brindarle consuelo en todos los momentos difíciles que enfrentaba.

Ayaka: (acariciando suavemente el cabello de Aether) Descansa, querido Aether. Estoy aquí para cuidarte y ser tu apoyo. Juntos, encontraremos la paz que tanto deseas.

Aether se dejó llevar por la calma y la serenidad que emanaba de Ayaka, y poco a poco se fue quedando dormido en sus piernas. Sin embargo, en medio de su sueño sin querer giró su cabeza bruscamente y escuchó un suave gemido que lo hizo despertar de inmediato.

Aether: (sorprendido) ¿Eh? ¿Qué ha sido eso?

Al abrir los ojos, se dio cuenta de su posición y se puso nervioso al percatarse de que había estado durmiendo en las piernas de Ayaka. Rápidamente se incorporó, sintiendo cómo sus mejillas se volvían rojas de vergüenza.

Aether: (apenado) L-Lo siento, Lady Ayaka. No tenía la intención de... dormirme en sus piernas. Me dejé llevar por el cansancio y...

Ayaka soltó una risa suave y encantadora, mirando a Aether con complicidad.

Ayaka: (riendo) No te preocupes, Aether. Fue solo un pequeño momento de descanso. No puedes culparte por ello. Además, puedo decir que has tenido un sueño profundo, tu expresión era tranquila y serena.

Aether: (sonrojado) Agradezco su comprensión, Lady Ayaka. Pero debería haber sido más cuidadoso. No quiero parecer irrespetuoso.

Ayaka: (con una risa traviesa) Oh, Aether, no tienes por qué disculparte tanto. Fue solo un pequeño incidente. Además, creo que puedo usar esto como una pequeña venganza por no seguir mis órdenes en el patio.

Aether: (sorprendido) ¿Venganza, Lady Ayaka?

Ayaka: (con una mirada dominante) Sí, una pequeña venganza. Pero no te preocupes, Aether. Será una venganza de lo más agradable. Te espero en mi habitación dentro de una hora.

Aether quedó atónito ante las palabras de Ayaka, su rostro se tiñó de un rojo intenso y su mente se llenó de pensamientos e imaginaciones.

Aether: (balbuceando) Y-yo... Sí, Lady Ayaka. En una hora estaré allí.

Ayaka asintió con satisfacción y se levantó del mueble.

Ayaka: Perfecto. Nos vemos entonces, Aether. No me hagas esperar demasiado.

Aether: (nervioso) Por supuesto, Lady Ayaka.

Ayaka se retiró de la habitación con una risa traviesa, dejando a Aether con el corazón acelerado y la mente llena de preguntas. No podía evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo ante lo desconocido que le aguardaba en la habitación de Ayaka.

Aether: (susurrando para sí mismo) ¿Qué es lo que ella tiene planeado? Sea lo que sea, debo prepararme y asegurarme de estar a la altura de sus expectativas.

Con una determinación renovada, Aether se puso de pie y comenzó a arreglarse para el encuentro con Ayaka. Mientras se preparaba, su mente estaba llena de pensamientos sobre lo que podría esperar en ese momento tan especial.

Luego de prepararse con cuidado y ansiedad, Aether fue corriendo hacia la habitación de Ayaka. Su corazón latía rápidamente en su pecho mientras se detenía frente a la puerta. Con algo de timidez, tocó suavemente la puerta.

Ayaka: (con una voz suave) Adelante, Aether. Puedes entrar.

Aether abrió la puerta y entró tímidamente, pero en ese momento su rostro se tiñó de un intenso rubor al ver a Ayaka vestida de manera provocativa. Estaba deslumbrante y sus ropas realzaban su belleza.

Ayaka: (con una sonrisa traviesa) Bienvenido, Aether. Me alegra que hayas venido.

Antes de que Aether pudiera articular palabra, Ayaka levantó su mano y la imbuió con el poder del Cryo, congelando las piernas de Aether en su lugar. Luego, cerró la puerta y congeló todas las ventanas, asegurándose de que nadie pudiera interrumpir su encuentro.

Ayaka: (riendo suavemente) Oh, Aether, pareces tan lindo cuando estás sonrojado y atrapado. ¿No te parece excitante esta pequeña situación?

Aether: (con voz entrecortada) ¿Q-Qué está...? Lady Ayaka, ¿por qué...?

Ayaka: (con una mirada juguetona) Querido Aether, hoy serás mi prisionero, mi juguete personal. Estoy segura de que podrás entenderlo. Te he estado observando durante mucho tiempo y he decidido que es hora de jugar contigo.

Aether intentó moverse, pero sus piernas seguían congeladas, dejándolo completamente a merced de Ayaka.

Aether: (con una mezcla de nerviosismo y confusión) Lady Ayaka, esto no es... no es lo que esperaba. No comprendo por qué estás haciendo esto.

Ayaka: (acercándose lentamente) Oh, Aether, hay mucho que no sabes de mí. Pero no te preocupes, todo será revelado a su debido tiempo. Por ahora, quiero que disfrutes de esta pequeña travesura. Veremos hasta dónde puedes resistir.

Ayaka se acercó aún más, sus labios rozando suavemente la oreja de Aether mientras susurraba provocativamente y se relamia los labios.

Ayaka: (con voz seductora) No te preocupes, Aether. Te haré sentir cosas que nunca imaginaste. Seré tu guía en este juego de seducción.

Aether, atrapado y sin poder escapar, no podía evitar sentir una mezcla de excitación y nerviosismo ante la inesperada situación en la que se encontraba. El juego de Ayaka despertaba en él emociones que nunca antes había experimentado, dejándolo preguntándose qué más le esperaba en ese juego de seducción con Lady Ayaka.

Mientras Ayaka se acercaba cada vez más a Aether, sus labios a punto de encontrarse, Thoma ingresó a la habitación con la intención de limpiar, interrumpiendo el momento.

Thoma: Disculpe mi intromisión, pero vine a limpiar la habitación. ¿Amigo, qué pasó aquí?

Ayaka lanzó una mirada significativa a Thoma, quien comprendió la situación de inmediato.

Thoma: Ah, ya veo. Creo que me olvidé de algunas tareas importantes en la cocina. Me retiro entonces. Disfruten de su tiempo juntos.

Thoma se marchó de la habitación, dejando a Ayaka y Aether solos una vez más. Ayaka congeló la puerta para asegurarse de que nadie más pudiera entrar y continuar su avance hacia Aether.

Ayaka: (con una sonrisa seductora) Ahora, donde lo dejábamos...

Aether: (intentando alejarse) Lady Ayaka, esto no está bien. Soy solo un simple chef, no alguien con sangre real como usted. No puedo permitirme estar en una relación con la cabeza de familia Kamisato.

Ayaka: (acercándose aún más) Aether, eso no importa. Las barreras sociales no significan nada cuando se trata del corazón. Te amo a ti, no a tu linaje o posición.

Aether: (nervioso) Pero Lady Ayaka, no puedo corresponderte de la misma manera. No quiero arrastrarte a una relación que podría traerte problemas o perjudicar tu reputación.

Ayaka continuó acercándose a Aether con una mirada desafiante en sus ojos, agarrando la camisa de mayordomo de Aether, a punto de juntar sus labios con los suyos. Sin embargo, Aether logró esquivar el beso moviéndose rápidamente, lo que provocó que Ayaka, frustrada, le diera una cachetada en respuesta.

Ayaka: (sentándose en el sofá, con una mirada desafiante) ¿Cómo te atreves a esquivar mi beso, Aether? No puedes escapar de mí.  Mi cuerpo es todo tuyo y tú cuerpo es mío, mira para ti me voy a quitar todo.

Ayaka empezaría a desvestirse mientras Aether comenzó a golpear el hielo que lo retenía con una vara de metal, utilizando toda su fuerza y determinación para liberarse. Con cada golpe, el hielo se debilitaba, permitiéndole finalmente romperlo y escapar. Aether agarró una silla y la lanzó contra la ventana, rompiéndola y creando una salida.

Ayaka: (riendo) Aether, parece que no dejarás que esto termine fácilmente. Pero no te preocupes, mis guardias están a solo un llamado de distancia. No podrás escapar tan fácilmente.

Aether: (mientras se aleja corriendo) ¡Ayaka, esto está mal! Soy solo un simple chef, no tengo sangre real ni pertenezco a tu posición. No podemos tener una relación.

Con esas palabras, Aether se lanzó a la carrera, esquivando a los guardias en su camino. Corrió a toda velocidad, sabiendo que tenía que alejarse lo más rápido posible de la mansión Kamisato y de Ayaka, quien seguía riendo en el interior.

Ayaka: (entre risas) ¡No corras demasiado, Aether! No podrás escapar de mi amor tan fácilmente. Te encontraré, no importa dónde te escondas.

Ayaka: (riendo, mientras llama a sus guardias) No me importa tu linaje, Aether. Te amo a ti, no a tu posición. Guardias, detengan a Aether, no lo dejen escapar.

Los guardias de Ayaka, siguiendo sus órdenes, se movilizaron rápidamente para detener a Aether. Mientras tanto, Ayaka se quedó en la habitación, observando a Aether alejarse, con una sonrisa desafiante en su rostro.

Luego de escapar de la mansión Kamisato, Aether se adentró en la noche, corriendo con todas sus fuerzas para alejarse de la ciudad. Sin embargo, los guardias de Ayaka lo perseguían de cerca. En un momento de descuido de sus perseguidores, Aether logró salir de la ciudad y se dirigió a la orilla de una playa, buscando refugio y descanso.

Aether se dejó caer en la arena, exhausto y agotado. Intentó recuperar el aliento mientras sentía la brisa marina acariciar su rostro. Sin embargo, su breve momento de paz se vio interrumpido por una presencia cercana. Antes de que pudiera reaccionar, recibió un fuerte golpe que lo dejó aturdido y sin conocimiento.

Cuando Aether recobró la conciencia, se encontraba atado y congelado junto a una pared. Intentó liberarse, pero la helada prisión lo mantenía inmovilizado. La angustia y el miedo se apoderaron de él mientras luchaba por escapar.

De repente, la voz de Ayaka resonó en la habitación, causando escalofríos en Aether. Ella se acercó a él, con una mirada desafiante en sus ojos.

Ayaka: (con una sonrisa perversa) Te dije que volvería, amor. Ahora es hora de que recibas tu castigo por intentar escapar de mí.

Ayaka agarró la camisa de Aether con firmeza, acercándose peligrosamente a él. Sin darle tiempo para reaccionar, le plantó un beso ardiente en los labios, mezclando la pasión y el castigo en un gesto lleno de contradicción. Luego, sin previo aviso, le propinó una fuerte cachetada, dejando su mano marcada en la mejilla de Aether.

Aether: (con voz temblorosa) Ayaka... ¿por qué... por qué haces esto?

Ayaka: (con una sonrisa siniestra) Porque eres mío, Aether. Y nadie puede escapar de mí. Te lo advertí, ¿no es así?

Aether: (luchando contra las ataduras) ¡No entiendes! No quiero ser tu prisionero. Necesito libertad, necesito alejarme de todo esto.

Ayaka: (con voz fría) Libertad... eso es algo que no puedes tener. Eres mío, Aether. Y mientras intentes escapar, sufrirás las consecuencias.

Aether: (desafiante) No permitiré que me mantengas prisionero. Haré todo lo que esté a mi alcance para liberarme de este tormento.

Aether luchó con todas sus fuerzas para liberarse de las ataduras congeladas, pero sus esfuerzos fueron en vano. Atrapado y vulnerable, se encontraba a merced de Ayaka y su poder.

Ayaka: (susurrando en su oído) Aether, acepta tu destino. Pronto te darás cuenta de que solo yo puedo ofrecerte la felicidad que buscas.

Aether, sintiéndose atrapado en una pesadilla, luchó por encontrar una salida. Su corazón anhelaba la libertad, pero estaba en manos de Ayaka, cuyo amor obsesivo se interponía en su camino. Mientras tanto, Ayaka se regocijaba en su dominio sobre él, dispuesta a hacer lo que fuera necesario para mantenerlo bajo su control.

Aether se encontraba en un estado de resignación y desesperanza, ya no ofrecía resistencia a Ayaka, lo que complacía a la joven noble. Ella se regocijaba en su poder y se relamía los labios con satisfacción al ver su sumisión. Con una mirada dominante, Ayaka demostraba que tenía el control absoluto sobre él.

Aether se encontraba confinado en un sótano, viviendo en un pequeño y sombrío cuarto al que solo Ayaka tenía acceso. Ella visitaba a Aether varias veces al día, aprovechando la situación para conversar con él y buscar su compañía. Sin embargo, Aether permanecía en silencio y aburrido, sin mostrar interés ni respuesta a sus palabras.

Ayaka: (con una sonrisa manipuladora) Aether, mi amor, ¿no te sientes agradecido de tenerme aquí contigo? Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que seas feliz.

Aether: (sin emoción) Ya no tengo nada que me haga feliz. Estoy atrapado en esta prisión que has creado para mí.

Ayaka: (acercándose a él lentamente) Pero, Aether, tú y yo podríamos encontrar la felicidad juntos. Solo debes aceptar tu lugar a mi lado.

Aether: (suspirando) No entiendes, Ayaka. No quiero ser prisionero de tu amor. Necesito libertad y la posibilidad de encontrar mi propio camino.

Ayaka: (acariciando suavemente su mejilla) Aether, mi dulce Aether, no comprendes que nuestra unión es lo que realmente necesitas. Te daré todo lo que desees, siempre y cuando me pertenezcas por completo.

Aether permanecía inmutable, mostrando una aparente indiferencia ante las palabras y los gestos de Ayaka. Sus labios sellados y su mirada perdida reflejaban la frustración y el descontento que sentía en su interior.

Ayaka, aprovechando su poder y control sobre él, se acercaba cada vez más, buscando su cercanía física. Con delicadeza, posaba sus labios sobre los de Aether y acariciaba su rostro, en un intento de despertar algún tipo de respuesta en él.

Aether, sintiendo el contacto y las caricias de Ayaka, se dejaba llevar pasivamente, pero su mente seguía luchando por encontrar una salida de esa opresiva situación. Estaba atrapado en un ciclo de sumisión y control, sin poder encontrar una manera de liberarse de la influencia obsesiva de Ayaka.

A medida que los días pasaban, Aether se hundía aún más en un estado de desesperanza y anhelo de libertad. Cada visita de Ayaka se volvía más monótona y opresiva, mientras él se preguntaba si alguna vez podría encontrar una forma de escapar de aquel cautiverio emocional.

La relación entre Aether y Ayaka se encontraba en un delicado equilibrio, donde el amor distorsionado y el control eran los protagonistas. Mientras Ayaka se deleitaba en su poder sobre él, Aether anhelaba desesperadamente encontrar una salida y recuperar su libertad perdida.

En la aldea, la ausencia de Aether, el querido chef y amigo de todos, no pasaba desapercibida. Los niños correteaban por las calles, buscando al magnífico chef para jugar y aprender nuevas recetas, pero no encontraban rastro de él. La preocupación se extendía entre los habitantes, quienes se preguntaban qué habría sucedido con Aether.

Mientras tanto, Ayaka intentaba mantener la farsa y evitaba mencionar la verdadera situación. Cuando alguien preguntaba por Aether, ella respondía con una sonrisa forzada y decía que se había ido en busca de nuevos ingredientes para enriquecer sus habilidades culinarias. Sin embargo, la falta de noticias y la prolongada ausencia de Aether empezaban a generar sospechas entre los aldeanos.

Niño: (corriendo hacia Ayaka) Lady Ayaka, ¿dónde está el chef Aether? Queríamos jugar y aprender nuevas recetas con él, pero no lo hemos visto en mucho tiempo.

Ayaka: (forzando una sonrisa) Oh, queridos niños, Aether se ha embarcado en un emocionante viaje en busca de ingredientes exóticos. Estoy segura de que pronto regresará con nuevas delicias culinarias para todos.

Niña: Pero, Lady Ayaka, extrañamos mucho a Aether. Él siempre nos hacía reír y nos enseñaba recetas deliciosas. ¿Cuándo regresará?

Ayaka: (evitando la mirada de los niños) Pronto, muy pronto, querida. Aether es un viajero intrépido, y a veces lleva más tiempo del esperado en sus expediciones. Pero estoy segura de que volverá a alegrar sus corazones con su presencia.

Los niños, aunque un poco desilusionados, aceptaban las explicaciones de Ayaka con una mezcla de esperanza y tristeza. Los juegos y las risas que solían compartir con Aether se habían convertido en un recuerdo lejano, dejando un vacío en sus corazones.

Mientras tanto, Ayaka lidiaba con la culpa de ocultar la verdad y manipular a los aldeanos. A pesar de sus motivos egoístas, empezaba a sentir la presión de la mentira que había construido a su alrededor. Sabía que no podía mantener esta farsa para siempre y que tarde o temprano la verdad saldría a la luz.

Ayaka: (susurrando para sí misma) ¿Hasta cuándo podré mantener esta fachada? Me duele ocultar la verdad y engañar a aquellos que me importan. Pero no puedo permitir que descubran lo que realmente ha sucedido. No puedo dejar que vean el monstruo que hay dentro de mí.

Luego de un largo tiempo de confinamiento, Ayaka decidió tomar medidas drásticas para llamar la atención de Aether. Vistiendo una ropa provocativa, se dirigió a la habitación donde él se encontraba encerrado, decidida a seducirlo y lograr su atención. Aether, sin embargo, estaba determinado a aprovechar la oportunidad para conseguir las llaves y finalmente escapar de su cautiverio.

Ayaka: (acercándose lentamente a Aether) Querido Aether, parece que finalmente has notado mi esfuerzo por captar tu atención. ¿No estás impresionado?

Aether: (manteniendo la compostura) Lady Ayaka, debo admitir que te ves hermosa, pero también recuerda que estamos en esta situación por tus acciones. No me distraerás tan fácilmente.

Ayaka: (sonriendo con malicia) Oh, mi querido Aether, parece que aún no entiendes. No necesito distraerte, solo necesito que te rindas ante mí y aceptes tu destino como mío.

Aether: (acercándose a Ayaka con una sonrisa falsa) Mi querida Ayaka, no puedo negar tu atractivo, pero sé que detrás de esa fachada hay una oscuridad que no puedo ignorar. Si realmente me amas, déjame ir y demostrémonos que nuestro amor no necesita de ataduras.

Ayaka: (acariciando el rostro de Aether) Oh, Aether, tu valentía me cautiva. Pero no te equivoques, no dejaré que te escapes tan fácilmente. Eres mío y siempre lo serás.

En medio de sus palabras, Ayaka se acercó cada vez más a Aether, buscando besarlo y estrecharlo en sus brazos. Ambos sentían la tensión en el aire, sus corazones latían rápidamente, pero en un momento de descuido por parte de Ayaka, Aether logró liberarse de las ataduras y salir de la habitación. Con rapidez, amarró la puerta para ganar algo de tiempo mientras emprendía su huida.

Ayaka: (riendo con malicia) Oh, Aether, no te alejes demasiado. Te encontraré y te castigaré por tu osadía.

Aether, corriendo a toda velocidad por los pasillos de la hacienda, sentía una mezcla de alivio y temor. Sabía que Ayaka no se rendiría fácilmente y que tendría que mantenerse alerta para escapar de su alcance.

Aether: (murmurando para sí mismo) No puedo permitir que Ayaka me atrape de nuevo. Debo mantenerme un paso adelante y encontrar un lugar seguro.

Mientras tanto, Ayaka, enfurecida pero también emocionada por el desafío, no dudaba en perseguir a Aether con determinación.

Ayaka: (entre risas malévolas) No te escapes por mucho tiempo, Aether. Te encontraré y aseguraré que pagues por tu desobediencia.

La carrera por la libertad se había iniciado, y Aether sabía que su destino dependía de su astucia y determinación para escapar de las garras de Ayaka.

Aether, desesperado por encontrar una solución a su sufrimiento, se adentró en una cueva donde se encontraba el líquido morado que tanto lo debilitaba. A pesar de sentir temor, decidió beberlo, pensando que tal vez eso podría poner fin a su agonía y poder descansar en paz. Sin embargo, en lugar de alivio, experimentó un dolor intenso y una sensación de locura que se apoderó de su mente. En un acto de desesperación, se despojó de su atuendo de mayordomo, quedando solo con un pantalón de tela y una camisa.

Aether: (gritando en agonía) ¡Ahh! ¿Qué está pasando? ¿Qué he hecho? ¿Por qué no puedo encontrar la paz? Este dolor... es insoportable. ¿Acaso no hay escapatoria para mí? Siento que me estoy volviendo loco. ¡Pero no puedo volver atrás!

Finalmente, el dolor y la confusión se apoderaron de él y cayó desmayado en el suelo de la cueva.

Mientras tanto, Ayaka, preocupada por la desaparición de Aether, comenzó a crear carteles de búsqueda con una recompensa tentadora: 1 millón de moras por su captura con vida. Los carteles se distribuyeron en todos los rincones de Inazuma, generando interés en aquellos que deseaban obtener la recompensa.

Ayaka: (mientras coloca los carteles) Aether, mi querido, sé que estás allí afuera en algún lugar. No te preocupes, te encontraré y te traeré de vuelta. Pero primero, tendré que asegurarme de que no te escapes otra vez.

Ciudadano 1: ¡Vaya, vaya! Parece que el magnífico chef ha desaparecido. Y por esa recompensa, podríamos hacer un buen negocio si lo encontramos.

Ciudadano 2: ¿Un millón de moras? Eso es una suma considerable. Podría hacer maravillas con ese dinero. Debo estar atento y buscar cualquier pista sobre su paradero.

Ciudadano 3: No puedo creer que Aether, el amable chef que solía visitar nuestro pueblo, esté siendo buscado. ¿Qué le habrá sucedido? Espero que lo encuentren sano y salvo.

La noticia de la desaparición de Aether y la recompensa ofrecida por Ayaka se extendió rápidamente, generando un revuelo en la ciudad. Mientras tanto, Aether luchaba contra los efectos del líquido morado, sumido en un estado de confusión y dolor.


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Bueno casi 5200 palabras, espero que les haya gustado chicos, se vienen buenas cosas para el siguiente capítulo.

Saludos.


RACSON

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