CAPITULO 17

La inquietante visión volvió a perseguir los sueños de Aether, mostrándole a sus amigos caídos y la sombra misteriosa instándolo a reunir las gnosis. El despertar lo sacudió, dejándolo con una sensación de urgencia y preocupación.

Con pasos apresurados, Aether se dirigió hacia donde Yae Miko se encontraba, ansioso por compartir lo que había experimentado. Sin embargo, al llegar, se detuvo en seco al escuchar la conversación entre Yae Miko y las otras chicas.

Yae Miko (confidencial): Aether no es de este mundo. Sus orígenes están envueltos en misterio, y su destino es crucial para evitar una catástrofe en Tevat.

Las palabras resonaron en la mente de Aether, provocando un nudo de confusión y preocupación. La idea de que su existencia estuviera vinculada a un destino tan monumental lo dejó perplejo.

Yae Miko (continuando): Necesitamos mantenerlo distraído para que no descubra la verdad sobre su propósito. Si llega a comprender su destino, podría cambiar el curso de los acontecimientos.

Aether se quedó en silencio, procesando la información que acababa de escuchar. La sensación de ser ajeno a este mundo y la carga de un destino desconocido pesaban en sus hombros.

Decidió ocultar momentáneamente su inquietud y regresó a la sala, donde las chicas lo recibieron con sonrisas cálidas. La situación se volvía más compleja con cada revelación, y Aether se preguntaba qué significaría para su viaje y las conexiones que había formado.

Aether (con una sonrisa forzada): Parece que he interrumpido algo importante. ¿De qué estaban hablando?

Yae Miko (con naturalidad): Estábamos compartiendo historias y experiencias. Pero ahora, volvamos a lo nuestro. Tenemos mucho que explorar juntos.

Aether asintió, pero su mente estaba llena de preguntas y la sombra de la verdad que aún no había descubierto. Mientras continuaba su viaje con las chicas, la incertidumbre sobre su destino y el propósito detrás de sus acciones se volvía más prominente, y Aether se preguntaba cómo enfrentaría los desafíos que aún le aguardaban.

La jornada de aventuras con las chicas continuó, llevando a Aether a lugares fascinantes y desafiantes. Sin embargo, en un momento crucial, su curiosidad lo condujo a los residuos del Abismo, una presencia oscura y ominosa que siempre suscitaba preocupaciones.

Aether, sintiendo una extraña conexión con aquellos restos, decidió acercarse para examinarlos más de cerca. Sin embargo, cuando tocó la oscura sustancia, una oleada de energía lo envolvió y lo hizo desmayarse.

Las chicas, preocupadas, se apresuraron hacia él.

Yae Miko (con urgencia): ¡Aether, despierta!

Ayaka, Sara, Ei y la Shogun Raiden lo rodearon, sus rostros reflejando la inquietud ante la escena.

Ayaka (preocupada): ¿Qué le pasó?

Sara (mirando los residuos): Estos restos del Abismo son peligrosos. ¿Acaso...?

Antes de que pudieran terminar sus oraciones, Aether recobró la conciencia, sus ojos revelando una mezcla de sorpresa y ansiedad.

Aether (con turbación): Vi... otra vez. Vi a mis amigos... y la sombra. Me pidió que reuniera las gnosis.

La noticia inquietó a las chicas, y sus miradas se encontraron en un silencio tenso.

Yae Miko (seria): Esto no puede ser ignorado. Hay algo más profundo en juego. Necesitamos entender lo que está sucediendo.

La Shogun Raiden asintió con solemnidad, y un aire de determinación llenó la habitación.

Shogun Raiden (decidida): Aether, estamos contigo en esto. Exploraremos juntos la verdad detrás de tus visiones y el propósito de reunir las gnosis.

La escena cambió abruptamente cuando Aether, aparentemente afectado por la influencia de los residuos del Abismo, experimentó una transformación desconcertante. Sus ojos adquirieron un tono morado, y una ráfaga de energía anemo surgió de él, enviando a las chicas a volar.

Yae Miko (sorprendida): ¡Aether, espera! ¿Qué está pasando?

Las chicas, dispersas por la ráfaga de viento, se levantaron con miradas confundidas y preocupadas. Aether, con una expresión alterada, parecía estar lidiando con fuerzas que no podía comprender.

Ayaka (acercándose con cautela): Aether, ¿qué te sucede?

Aether, aún afectado por la extraña influencia, levantó la mirada, sus ojos morados mostrando una intensidad inusual.

Aether (con voz alterada): No lo entiendo. Algo está pasando... algo dentro de mí.

Sara (preocupada): ¿Puede ser por los residuos del Abismo?

La Shogun Raiden, observando la escena con atención, se acercó con serenidad.

Shogun Raiden (analizando): Es posible que haya una conexión entre los residuos y la transformación de Aether. Debemos abordar esto con cautela.

Antes de que pudieran profundizar en la situación, Aether, en medio de su confusión, se disculpó con angustia.

Aether (apenado): Lo siento, no era mi intención. Algo está interfiriendo conmigo.

Yae Miko (comprensiva): No te preocupes, Aether. Estamos aquí para ayudarte a entender esto.

En medio de la confusión y el conflicto interno, Aether se vio envuelto en un recuerdo que surgió desde lo más profundo de su ser. Revivió los eventos de hace 500 años, cuando fue creado por el Octavo Arconte con la intención de ayudar a los habitantes de Khaenri'ah.

Aether recordó cómo, durante la guerra que asoló Tevat, él se negó a pelear y los habitantes, enojados y traicionados, lo encerraron en un sueño profundo. Experimentó nuevamente la sensación de ser dejado atrás por aquellos a quienes quería proteger, una traición que había quedado grabada en su ser a lo largo de los siglos.

El resurgir de esos recuerdos desencadenó una ira incontrolable en Aether. La visión de Ei, la Shogun Raiden, la líder de Inazuma y un arconte, avivó aún más su resentimiento. En medio de la tormenta de emociones, Aether se volvió hacia Ei con ojos ardiendo en furia.

Aether (con voz llena de ira): ¡No mereces ser arconte! Todos ustedes, los arcontes, me traicionaron. Me encerraron en un sueño mientras el mundo cambiaba a mi alrededor. ¡Ahora pagarán por su traición!

Las chicas, impactadas por la repentina expresión de cólera de Aether, se mantuvieron en guardia. Ei, la Shogun Raiden, se enfrentó a la furia de Aether con calma, su mirada reflejando una comprensión más profunda.

Ei (serena): Comprendo tu enojo, Aether. Pero debemos encontrar una solución juntos. La ira no nos llevará a ninguna parte.

Aether, envuelto en su determinación de cumplir con su verdadera misión de traer paz a Tevat, ignoró las palabras de las chicas que intentaban calmarlo. Su expresión reflejaba una resolución inquebrantable mientras pronunciaba sus intenciones.

Aether (con determinación): Mi verdadera misión es traer paz a Tevat. Si eso significa enfrentarme y derrotar a los arcontes que me traicionaron, así lo haré. No permitiré que vuelva a suceder lo mismo que hace 500 años.

Las chicas, preocupadas por la dirección que estaba tomando Aether, intentaron hablar y disuadirlo. Antes de que pudieran articular sus pensamientos, Aether, sin titubear, invocó unas cadenas geo que se extendieron hacia ellas, amarrándolas con fuerza.

Ayaka (intentando tranquilizar): Aether, por favor, escúchanos. No necesitas enfrentar esto solo.

Sara (con urgencia): Hay otras formas de lograr la paz. No tienes que hacerlo de esta manera.

Ei (serena): La ira solo perpetuará el ciclo de conflicto. Juntos podemos encontrar una solución.

Aether, sin embargo, no cedió a sus súplicas. Con las cadenas geo sosteniendo a las chicas, se despidió con una mirada determinada y se alejó en una dirección desconocida.

Yae Miko (con pesar): Aether, no te vayas así. Hay tanto que podemos hacer juntos.

Las chicas, aún atadas por las cadenas geo, miraron con preocupación la figura que se alejaba de ellos. El destino de Tevat pendía en el aire mientras Aether, movido por la sombra del pasado, se encaminaba hacia un rumbo incierto, llevando consigo la carga de su propósito y las conexiones que había formado con las chicas.

Después de liberarse de las cadenas geo, las chicas intercambiaron miradas preocupadas. Se dieron cuenta de que la situación era más seria de lo que habían imaginado. Estaban a punto de irse cuando Ayaka, con determinación, se acercó a Ei y le dio una cachetada suave pero firme.

Ayaka (seria): Ei, necesitamos saber la verdad. ¿Qué quiso decir Aether con "hace 500 años"?

Ei, con la cabeza gacha, sintió el peso de la revelación que se avecinaba. Suspiró antes de responder.

Ei (con pesar): Hace 500 años, Aether fue creado por el Octavo Arconte. Su propósito original era liberar a la humanidad de las restricciones impuestas por Celestia. El Octavo Arconte planeaba usar a Aether como una herramienta para derrotar a los Arcontes y a Celestia misma.

Ayaka (asombrada): ¿Derrotar a los Arcontes y a Celestia?

Ei asintió con tristeza mientras continuaba con la historia.

Ei: Pero Aether no compartía ese deseo de guerra. Él solo quería la paz. Cuando llegó el momento de la guerra, se negó a pelear contra los Arcontes. La gente de Khaenri'ah, enojada y temerosa, lo encerró en una cápsula de sueño, creyendo que su desobediencia causaría la perdición de su tierra.

La revelación dejó a las chicas en silencio, asimilando la magnitud de la verdad que acababan de conocer. El pasado de Aether estaba entrelazado con un conflicto ancestral entre los Arcontes y Celestia, y ahora, Aether estaba decidido a poner fin a ese ciclo de guerra y traer paz a Tevat.

Las chicas, con un nuevo entendimiento, se enfrentaron a la realidad de que estaban inmersas en un conflicto que trascendía el tiempo. Con el peso de esta verdad, se prepararon para abordar los desafíos que aún les esperaban, determinadas a encontrar una solución que permitiera la paz en Tevat.

Ayaka, aún asimilando la revelación anterior, no pudo evitar expresar su confusión.

Ayaka (perpleja): Pero, ¿Lumine no es la hermana gemela de Aether?

Ei, con tristeza en sus ojos, explicó la verdad detrás de Lumine.

Ei (seria): No, Lumine no es la hermana gemela de Aether. Fue un intento apurado de Khaenri'ah de clonar a Aether después de que los Arcontes derrotaran al Octavo Arconte. Lumine fue creada con la intención de ser una versión similar a Aether, pero hubo limitaciones en el proceso de clonación.

Ayaka, sorprendida por la revelación, miró a Ei en busca de más detalles.

Ei (continuando): Aether y Lumine comparten una conexión, pero Lumine no puede combinar varias habilidades elementales a la vez como Aether. Fue un intento apresurado, y es por eso que tienen diferencias en sus habilidades y capacidades.

Ayaka asimiló la nueva información, comprendiendo la complejidad de la situación.

Ayaka (con compasión): Entiendo. La carga que Aether lleva sobre sus hombros es aún más pesada de lo que imaginábamos.

Ei asintió, reconociendo la complejidad de la historia de Aether y Lumine.

Ei (serena): Sí, y ahora Aether está decidido a enfrentar su destino y poner fin a este conflicto. Debemos encontrar una manera de apoyarlo en este viaje, incluso si significa confrontar a los Arcontes y a Celestia misma.

Aether, consumido por la ira y la determinación de cumplir con su misión, llegó a Sumero. Sin piedad, comenzó a atacar a los aldeanos indefensos, dejando caer su espada sobre edificaciones y hogares.

Aldeano (suplicando): ¡Por favor, detente! No tenemos nada que ver contigo.

Aether, con ojos morados resplandeciendo, no mostró compasión mientras continuaba su devastador asalto. Los aldeanos, desesperados, clamaban por piedad, pero Aether parecía haberse dejado corromper por una fuerza oscura.

Guerrero de Sumero (desafiante): ¡Detente, intruso! No permitiremos que destruyas nuestra tierra.

Aether, sin prestar atención a las súplicas y desafíos, se enfrentó a los guerreros que se interpusieron en su camino. Las chispas de sus elementos resonaron en el aire mientras la batalla se desataba en las tierras de Sumero.

Guerrero de Sumero 2 (gritando): ¡Debemos unirnos para detenerlo!

Los guerreros de Sumero, valientes y decididos, se lanzaron contra Aether en un intento de proteger a su gente y su hogar. Aether, sin embargo, continuaba su asalto, sin mostrar signos de flaqueza.

Aether (con voz distorsionada): No hay vuelta atrás. Tevat debe encontrar la paz, aunque tenga que forjarla en la ruina.

Las palabras de Aether resonaron en medio del caos. Los guerreros de Sumero, luchando con valentía, se enfrentaban a un adversario que parecía haber perdido su humanidad en busca de un propósito mayor.

La escena era una mezcla de destrucción y resistencia, con el destino de Sumero pendiendo de un hilo mientras Aether avanzaba en su cruzada, dejando a su paso un rastro de caos y desesperación.

Aether, envuelto en su determinación y poder corruptor, enfrentó a los guerreros de Sumero que intentaban detener su destructivo avance. La batalla estaba en pleno apogeo cuando Dehya, con su habilidad pyro y su mandoble ardiente, se interpuso en el camino de Aether.

Dehya (firme): ¡Detente, intruso! No permitiremos que destruyas nuestro hogar.

Aether, con una expresión imperturbable, respondió con un giro rápido de su espada imbuida en elementos oscuros. Dehya, a pesar de su valentía, fue superada por la fuerza abrumadora de Aether.

Dehya (frustrada): ¡No puedo permitir que continúes así!

Aether avanzó hacia el siguiente guerrero. Tignari, hábil arquera, desenfundó su arco con la esperanza de frenar el avance de Aether.

Tignari (determinada): No destruirás Sumero mientras yo esté aquí.

Sin embargo, Aether demostró una destreza sin igual al esquivar las flechas y cerrar la distancia rápidamente. Su espada cortó el aire con una gracia y ferocidad imparables, superando a Tignari en un enfrentamiento directo.

Tignari (agotada): ¡Eres formidable!

Aether continuó su marcha imparable hacia Cyno, el juez con su lanza electro. Cyno, con destreza y velocidad eléctrica, intentó contrarrestar los ataques de Aether.

Cyno (determinado): La justicia prevalecerá.

Pero Aether, ahora completamente inmerso en su misión, desplegó habilidades que iban más allá de la comprensión convencional. Con un giro de su espada imbuida en elementos oscuros, superó las defensas de Cyno, dejándolo derrotado en el suelo.

Cyno (con asombro): ¿Cómo es posible?

Nilou, la bailarina con su espada Hydro, se enfrentó a Aether con gracia y agilidad. Sin embargo, la imparable fuerza oscura que emanaba de Aether demostró ser demasiado abrumadora incluso para su destreza.

Nilou (susurrando): Mi danza no es suficiente...

Aether, sin mostrar signos de debilidad, avanzó implacablemente. La resistencia de los guerreros de Sumero se desvanecía ante su poder. El destino de la tierra dependía de la capacidad de estos valientes guerreros para detener al imparable Aether.

La aparición de Nahida, la arconte dendro, llevó un destello de esperanza a la situación. Con su voz serena, intentó calmar a Aether.

Nahida (suavemente): Aether, no necesitas seguir por este camino. Estoy aquí para ayudarte a superar tu dolor.

Aether, afectado por las palabras de Nahida, comenzó a recuperar lentamente la claridad en su mente. Sin embargo, unos recuerdos oscuros y persistentes desencadenaron un torbellino de emociones en su interior. De repente, perdió el control y se abalanzó hacia Nahida con ferocidad.

Nahida, instintivamente, invocó raíces dendro para protegerse de los ataques de Aether. Las raíces formaron un escudo natural alrededor de Nahida, resistiendo los embates del imparable Aether.

Nahida (con determinación): Aether, detente. No somos tus enemigos. Te ayudaré a enfrentar tus recuerdos y encontrar la paz.

Aether, inmerso en la lucha interna entre la claridad y la oscuridad, continuaba su asalto. Las raíces dendro sostenían firmemente el escudo protector, pero la intensidad del ataque de Aether amenazaba con superar incluso la resistencia de la naturaleza misma.

Nahida (implorando): ¡Por favor, Aether, no dejes que la oscuridad te consuma! Estamos aquí para ayudarte a sanar.

El giro inesperado de los acontecimientos dejó a Aether momentáneamente desconcertado. Antes de que pudiera darle el golpe final a Nahida, una fuerte ráfaga de aire lo envió hacia atrás. Un joven con sombrero, que resultó ser el Trotamundos, se adelantó para proteger a Nahida.

Trotamundos (con rabia contenida): ¡Nadie le hará daño a mi madre!

Invocando varias ráfagas de aire, el Trotamundos se lanzó en un feroz contraataque contra Aether. Las ráfagas de viento danzaban alrededor de él, llevando consigo la furia y la determinación de proteger a Nahida.

Trotamundos (desafiante): No permitiré que caiga ante la oscuridad que te consume, Aether.

Aether, sintiendo la fuerza del ataque del Trotamundos, se preparó para el enfrentamiento. La batalla entre los dos viajeros resonaba con la intensidad de sus emociones y experiencias entrelazadas.

Trotamundos (gritando): ¡Te enfrentas al viento mismo! ¡No subestimes el poder de la naturaleza!

Las ráfagas de aire se intensificaron, formando una tormenta alrededor del Trotamundos mientras continuaba su asalto. Nahida, aún protegida por las raíces dendro, observaba la batalla con una mezcla de preocupación y gratitud por la intervención de su hijo.

La intensidad de la batalla alcanzó su punto álgido cuando Aether, con una precisión asombrosa, lanzó un fuerte golpe que cortó el brazo del Trotamundos. La revelación de que el Trotamundos era una marioneta con conciencia sorprendió a todos los presentes.

Trotamundos (gritando de dolor): ¡Ahhh! ¿Por qué... por qué haces esto?

Aether, sin mostrar señales de remordimiento, contempló la marioneta con un semblante imperturbable. La verdad detrás de la apariencia del Trotamundos dejó a Nahida y a los testigos boquiabiertos.

Nahida (con preocupación): ¡Detente, Aether! Él puede no ser real, pero su sufrimiento es genuino.

Aether, inmutable, no respondió a las súplicas de Nahida y continuó enfrentándose a la marioneta herida. La intensidad de la batalla se mezcló con la conmoción de la revelación, creando un ambiente tenso y cargado.

Trotamundos (con voz entrecortada): Aún soy consciente... siento el dolor...

La marioneta, ahora con un brazo menos, luchaba por mantenerse en pie mientras el enfrentamiento entre Aether y esta creación consciente tomaba un giro más oscuro.

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