CAPÍTULO 12

Aether se acercó a Eula y Jean, quienes estaban ocupadas en sus tareas como siempre. Con respeto, solicitó su permiso para salir en busca de materiales.

Aether: Líder Jean, Maestra Eula, ¿podría pedirles un permiso para salir un momento? Necesito recolectar algunos materiales para mejorar las armas de todos.

Jean: Por supuesto, Aether. Siempre has demostrado habilidad en la herrería, así que confiamos en tus mejoras. Solo asegúrate de volver pronto y poner en práctica tus habilidades.

Eula: Hmph, espero que regreses con mejoras impresionantes para mi espada. No me decepciones, herrero.

Aether asintió con gratitud y determinación.

Aether: No se preocupen, haré todo lo posible para mejorar las armas de todos. Volveré lo más rápido que pueda.

Con el permiso en mano, Aether se alejó y se dirigió hacia una cueva en busca de los materiales necesarios. Mientras caminaba, pensaba en cómo podría hacer que las armas de Jean y Eula fueran aún más poderosas.

Aether: Mejorar las armas de Jean y Eula será un desafío, pero estoy seguro de que podré hacerlo. Solo necesito encontrar los materiales adecuados y utilizar mis habilidades al máximo.

Con determinación en su corazón, Aether continuó su camino hacia la cueva, listo para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. Sabía que su trabajo como herrero no solo era importante, sino que también era una forma de proteger a sus amigos y aliados.

Aether se encontró con una grieta en la cueva de donde emanaba un líquido morado, que le recordaba a aquel que le había quitado sus poderes en el pasado, pero también le había otorgado nuevos poderes. Con cautela, sacó un frasco de su bolsa y comenzó a recolectar el líquido.

Aether: Este líquido morado... es extraño. Me trae recuerdos de cuando perdí mis poderes, pero también de cuando los recuperé y obtuve nuevos poderes. Debo ser cuidadoso al recolectarlo.

Con habilidad y cuidado, Aether llenó el frasco con el líquido morado, asegurándose de no derramar ni una gota. Sabía que este líquido podría ser de gran utilidad en sus futuros experimentos y mejoras.

Aether: Espero que este líquido me brinde nuevas ideas y posibilidades para mejorar las armas. Será interesante descubrir qué efecto tiene en ellas.

Después de guardar el frasco con el líquido de manera segura, Aether se alejó de la grieta y continuó su búsqueda en la cueva en busca de más minerales. Mientras caminaba, su mente se llenaba de pensamientos y reflexiones sobre los poderes que había adquirido y cómo podría aprovechar al máximo esta nueva fuente de energía.

Aether: Este líquido morado tiene un potencial increíble. Si puedo comprender su naturaleza y utilizarlo de manera adecuada, tal vez pueda mejorar aún más las armas y brindar a mis amigos un poder inimaginable.

Con una mezcla de emoción y determinación, Aether continuó explorando la cueva, buscando más minerales y materiales que pudieran potenciar su trabajo como herrero. Estaba ansioso por descubrir qué otros secretos y posibilidades le aguardaban en su viaje.

Aether se encontró con varias rocas que brillaban intensamente en la cueva. Intrigado por su resplandor, decidió acercarse y explorar más de cerca. Entre las rocas brillantes, notó una en particular que parecía destacar por su extrañez. Una máscara misteriosa descansaba en el centro de la roca, emanando un aura intrigante y poderosa.

Aether: ¿Qué es esta máscara? Parece tan enigmática y llena de energía. No puedo evitar sentir una fuerte atracción hacia ella.

Aunque su intuición le decía que debía ser cauteloso, la curiosidad y el deseo de experimentar más poder lo llevaron a ponerse la máscara. En ese momento, una oleada de energía lo envolvió y su ropa se transformó en una armadura oscura adornada con filos rojos. Aether se quedó asombrado ante la transformación y el poder que sentía correr por su ser.

Aether: ¡Increíble! Esta máscara ha despertado un poder inimaginable dentro de mí. Nunca antes había experimentado una sensación así. Es como si estuviera conectado con una fuerza mayor.

Al retirarse la máscara, la armadura oscura desapareció, dejando a Aether en su forma original. Sin embargo, la emoción y el asombro permanecieron en su rostro mientras procesaba lo que acababa de experimentar.

Aether: Esta máscara es verdaderamente especial. Me pregunto cuál es su origen y qué secretos oculta. Debo investigar más y comprender completamente su influencia sobre mí.

Con la máscara en sus manos, Aether decidió guardarla con cuidado, consciente de su potencial y la necesidad de explorar más sus misterios. La emoción y la anticipación lo impulsaban a continuar su viaje, ansioso por descubrir cómo esta nueva revelación podría afectar su vida y su capacidad para ayudar a sus amigos y proteger las tierras que tanto apreciaba.

Aether, sorprendido por la situación en la entrada de Mondstadt, se enfrentó a la burla de los fatuis, pero mantuvo la calma y decidió seguir adelante. Desde la distancia, vio a Eula, Jean y varios soldados rodeados por la peliblanca, Signora, quien se proclamaba como la nueva protectora de la nación.

Aether: (entre dientes) No puedo permitir que se salgan con la suya. Tengo que ayudar a mis amigos.

En ese momento, un bardo con ropas verdes, acompañado por Lumine, hizo su entrada, pidiendo que se detuvieran.

Bardo: ¡Alto ahí! No permitiré que destruyan la paz de Mondstadt. ¿Signora, es eso lo que te has convertido?

Signora: Vaya, si no es el arconte Anemo, o mejor dicho, Venti. Ha pasado mucho tiempo desde nuestra última confrontación.

Una batalla épica estalló entre Venti, con su poder anemo, y Signora, quien ahora había obtenido habilidades cryo. Mientras tanto, Lumine, gracias al poder del collar que controlaba todos los elementos, se enfrentaba valientemente a los fatuis que rodeaban a sus amigos.

Venti: Signora, ¿no entiendes que tu ambición solo traerá más sufrimiento? Deja de lado tus planes y regresa al camino correcto.

Signora: Tsk, no me hagas reír, Venti. Yo seré quien gobierne ahora. ¡Cryo, rinde homenaje a la gloria de los fatuis!

Mientras la batalla se intensificaba, Aether, desde la multitud, observaba con preocupación cómo sus compañeros luchaban valientemente pero parecían estar siendo superados.

Aether: (apretando los puños) No puedo quedarme aquí de brazos cruzados. Tengo que hacer algo para ayudar.

En medio de la batalla, Venti desplegó su poderoso control sobre el viento, creando ráfagas de viento afiladas que cortaban el hielo y desviaban los ataques de Signora. Sin embargo, ella no se quedaba atrás y contraatacaba con habilidades cryo, formando ráfagas de hielo afiladas y gélidas que amenazaban con congelar a Venti.

Venti: ¡El viento no puede ser contenido tan fácilmente! ¡Siente la furia del viento!

Signora: No subestimes el poder del hielo. Mi dominio sobre él es absoluto.

Mientras tanto, Lumine desataba su control sobre los elementos, alternando entre el fuego, el agua, la electricidad y la tierra, creando una danza elemental deslumbrante que repelía a los fatuis que se le acercaban. Con cada cambio de elemento, Lumine lanzaba poderosos ataques que dispersaban a los enemigos y los dejaban atónitos ante su dominio elemental.

Lumine: ¡No permitiré que dañen a mis amigos! ¡La fuerza de los siete elementos está de mi lado!

Mientras la batalla se intensificaba, los fatuis continuaban atacando con ferocidad, pero los aventureros de Mondstadt no retrocedían. Eula, con su maestría en el combate con espada, ejecutaba movimientos precisos y poderosos, cortando a través de los enemigos con su poder cryo y su determinación inquebrantable.

Eula: ¡Ningún fatui me detendrá! ¡Mi espada helada hará justicia!

Por otro lado, Kaeya y Diluc se coordinaban a la perfección, combinando sus habilidades pyro y cryo para crear poderosas explosiones elementales que enviaban a los enemigos volando.

Kaeya: ¡La fusión de fuego y hielo es imparable! ¡Prepárate para sentir su ardiente frío!

Diluc: No dejaremos que la oscuridad de los fatuis prevalezca. ¡El fuego de la justicia los consumirá!

Mona, con su visión hydro, utilizaba su magia para predecir los movimientos de los enemigos y lanzar poderosos ataques de agua que los debilitaban y ralentizaban.

Mona: La profecía me guía. Los fatuis están condenados a sufrir su destino.

Diona, con su maestría en el uso del arco y su visión cryo, disparaba flechas que congelaban a los enemigos en su lugar, dándoles a sus compañeros la oportunidad de atacar con mayor fuerza.

Diona: ¡Con mi arco y mi visión cryo, haré que se congelen en el tiempo!

Klee, con su energía y entusiasmo explosivos, lanzaba bombas y detonaciones pyro, creando caos entre los fatuis y dejándolos aturdidos.

Klee: ¡Boom! ¡Esto es diversión explosiva a toda potencia!

Sucrose y Albedo trabajaban juntos, utilizando su conocimiento científico y su control sobre el elemento geo para crear trampas y barreras que obstaculizaban a los enemigos y protegían a sus aliados.

Sucrose: ¡El poder de la alquimia y el conocimiento geo nos guiará a la victoria!

Albedo: Nuestros experimentos geo nos brindan una ventaja estratégica. ¡No los subestimen!

A medida que la batalla se intensificaba, los valientes guerreros de Mondstadt luchaban contra los fatuis con determinación. Sin embargo, uno a uno, iban cayendo ante la implacable fuerza de sus oponentes.

Bennett, el aventurero intrépido y valiente, fue rodeado por un grupo de fatuis que lo superaban en número. A pesar de su coraje, sus ataques fueron bloqueados y contrarrestados, hasta que finalmente fue derribado por un golpe certero.

Razor, el lobo solitario, desató su poderoso ataque elemental electro, pero los fatuis eran hábiles en la esquiva y contraataque. A medida que la batalla continuaba, Razor comenzó a perder fuerza, sus golpes se volvieron más lentos y finalmente fue superado por la agresividad de sus enemigos.

Rosaria, la monja guerrera, utilizó su agilidad y habilidades criogénicas para enfrentarse a los fatuis. Sin embargo, su resistencia se vio mermada ante el implacable asalto enemigo. A pesar de su temple y destreza, fue derrotada por la fuerza abrumadora de sus adversarios.

Kaeya, el espadachín astuto, luchó con elegancia y estrategia. Sus movimientos rápidos y precisos lograron derrotar a varios fatuis, pero la llegada de refuerzos fue demasiado para él. Atrapado en una emboscada, Kaeya fue incapaz de esquivar un ataque certero que lo dejó fuera de combate.

Diluc, el caballero ardiente, desató su visión pyro en una demostración de poder impresionante. Sin embargo, los fatuis eran formidables en su defensa y resistieron sus embates. Poco a poco, Diluc fue superado por su astucia y coordinación, y finalmente fue derrotado por un golpe certero.

Mona, la astrologa misteriosa, intentó utilizar su habilidad para predecir los movimientos de los fatuis. Sin embargo, la imprevisibilidad y ferocidad de sus enemigos resultaron ser un desafío demasiado grande. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse un paso adelante, Mona fue derrotada por un ataque sorpresivo.

Diona, la cantinera y cazadora, utilizó su habilidad con el arco y sus ataques cryo para enfrentarse a los fatuis. A pesar de su valentía y destreza, la superioridad numérica de los enemigos finalmente la superó. Agotada y abrumada, Diona fue derribada por un ataque combinado.

Al final, solo Lumine quedaba en pie, luchando con todas sus fuerzas contra los fatuis restantes. A pesar del cansancio que la invadía, su determinación no flaqueó. Desató su poder elemental con ferocidad, derrotando a varios enemigos en su camino. Sin embargo, la dificultad de la batalla comenzó a pesar sobre ella.

Lumine: ¡No puedo rendirme ahora! ¡Por Mondstadt y por mi hermano, debo seguir luchando!

Con cada golpe y cada explosión elemental, Lumine se enfrentaba a los fatuis con valentía y habilidad. Pero el cansancio se hizo evidente en su cuerpo y sus movimientos comenzaron a volverse más lentos. Aunque agotada, se negaba a rendirse y continuaba luchando por la protección de Mondstadt.

La batalla estaba lejos de terminar, y Lumine se encontraba en una situación desafiante. Pero su determinación y espíritu de lucha seguían ardiendo dentro de ella. Con cada respiración agotada, se preparaba para el siguiente asalto, dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.

Lumine se preparó para lanzar su siguiente ataque contra los fatuis restantes, pero de repente, Eula, la maestra intendente, cayó pesadamente sobre ella. Eula estaba visiblemente herida y su armadura estaba abollada y desgarrada por el asalto de los fatuis.

Lumine: ¡Eula! ¿Estás bien? ¡Debemos seguir luchando!

Eula: tos Lo siento... Lumine... Fui... derrotada... por esos fatuis... Pero no puedo permitir... que tú te enfrentes a ellos... sola...

Aunque debilitada, Eula aún se mantenía en pie, su espada temblaba en su mano. A pesar de su situación, su espíritu indomable seguía ardiendo dentro de ella.

Lumine: Eula, descansa un momento. No te preocupes, juntas superaremos esto.

Lumine ayudó a Eula a levantarse y apoyó su peso mientras avanzaban hacia un lugar más seguro. Aunque se encontraban en desventaja, su determinación y unidad no flaqueaban.

Lumine: Eula, sé que estás herida, pero aún tienes el poder dentro de ti. Juntas encontraremos una manera de derrotar a estos fatuis.

Eula: Tienes... razón... No podemos... rendirnos... Lumine... Luchemos... hasta el final...

Aunque Eula estaba exhausta y sus heridas le causaban un gran dolor, su determinación no disminuyó. Ambas se apoyaron mutuamente mientras buscaban una posición defensiva y se preparaban para enfrentar a los fatuis restantes.

Lumine: Estamos juntas en esto, Eula. Confía en mí, encontraremos la manera de superar esta situación.

Eula: Confío en ti, Lumine. Hagamos que estos fatuis se arrepientan de haberse enfrentado a nosotras.

Con su determinación renovada y su espíritu de lucha inquebrantable, Lumine y Eula se prepararon para el siguiente asalto. A pesar de las dificultades, estaban decididas a proteger a Mondstadt y a sus compañeros hasta el final.

Venti y Signora se enfrentaban en una intensa batalla, desatando poderosos ataques elementales el uno contra el otro. Venti, el arconte Anemo, utilizaba su habilidad para controlar el viento con maestría, mientras que Signora, con su habilidad Cryo, trataba de congelar y debilitar a su oponente.

Venti: ¡No te dejaré destruir Mondstadt! El viento siempre prevalecerá sobre el frío.

Signora: Vaya, parece que te aferras a tu papel de protector de Mondstadt. Pero hoy, te mostraré que tus poderes elementales no son rival para mí.

Venti y Signora se lanzaban ataques rápidos y poderosos. Venti convocaba ráfagas de viento y creaba torbellinos que azotaban a Signora, mientras que ella respondía con afiladas estacas de hielo y ráfagas de viento gélido.

Venti: No subestimes el poder del viento. ¡Serás derrotada por su fuerza indomable!

Signora: Ja, tu confianza en el viento te cegará. Pronto descubrirás que incluso los elementos pueden ser manipulados a mi voluntad.

A medida que la batalla se intensificaba, Venti parecía tener la ventaja, evitando los ataques de Signora y respondiendo con rápidos contraataques. Sin embargo, en un momento crucial, Signora desató su engaño, cambiando su habilidad elemental de Cryo a Pyro.

Venti: ¿Qué... qué estás haciendo?

Signora: (sonriendo maliciosamente) Mi querido arconte, el hielo puede derretirse y convertirse en llamas ardientes. Ahora verás el verdadero poder del fuego.

Signora canalizó el poder del Pyro, lanzando llamas que envolvieron a Venti y debilitaron su resistencia. A pesar de su lucha, Venti cayó al suelo, exhausto y herido.

Venti: No... no puedo creerlo...

Signora: (se acerca a Venti con superioridad) Tu reinado ha terminado, arconte. Mondstadt será sometida bajo el nuevo orden.

La batalla había llegado a su fin, con Signora victoriosa sobre Venti, quien yacía en el suelo, debilitado. Signora se alejó con paso seguro, dejando a Venti con la derrota y la incertidumbre sobre el futuro de Mondstadt.

Signora se acercó a Venti, lo levantó por su camisa y, con una sonrisa burlona, le arrebató su gnosis, la manifestación de su poder como arconte. Luego, sin mostrar remordimiento, lanzó a Venti por los aires, apuntando a una pared cercana. Pero justo cuando parecía que se estrellaría, Lumine, llena de determinación, lo atrapó en el último momento, evitando su impacto.

Lumine: ¡Venti! No dejaré que te lastimen más.

Venti: (recuperando el aliento) Lumine... gracias.

Lumine miró fijamente a Signora, con los ojos llenos de determinación y furia.

Lumine: Signora, has cometido un gran error al enfrentarte a nosotros. No permitiremos que destruyas Mondstadt.

Signora se rió con desprecio mientras se preparaba para la batalla contra Lumine, Eula y Jean, quienes se habían unido a Lumine en su lucha.

Signora: ¿Creen que pueden vencerme? Son solo unas niñas jugando a los héroes. Pero adelante, intenten lo que quieran.

Lumine: No subestimes el poder de la luz y la oscuridad unidas. ¡Te mostraremos que juntas somos invencibles!

Eula: (mientras desenvaina su espada) Signora, has cometido un gran error al desafiar a Mondstadt. ¡Te derrotaremos!

Jean: Estamos aquí para proteger a nuestra gente y defender la paz. No permitiremos que destruyas lo que hemos construido.

La batalla comenzó, con Lumine liderando el ataque. Ella convocaba cada uno de los elementos, alternando entre ellos con fluidez y poder. Mientras tanto, Eula desataba poderosos golpes de espada y Jean utilizaba su habilidad de curación y viento para apoyar al equipo.

Lumine: ¡Aether siempre confió en nosotros, y no permitiremos que te salgas con la tuya, Signora!

Eula: Tus días de opresión han llegado a su fin. ¡Prepárate para caer ante nuestro poder!

Jean: Protegeremos a Mondstadt hasta el último aliento. ¡No importa cuán poderosa creas ser, no permitiremos que dañes a nuestra gente!

Signora, a pesar de su confianza inicial, comenzó a verse abrumada por la determinación y habilidades de las tres guerreras. A pesar de sus intentos de resistir, no pudo evitar mostrar signos de fatiga y debilitamiento.

Signora: (gritando de frustración) ¡Esto... esto no puede ser! No pueden vencerme...

Lumine: Mondstadt siempre prevalecerá sobre la opresión. ¡Es hora de que te enfrentes a las consecuencias de tus acciones!

Con cada ataque, el poder de Signora disminuía, hasta que finalmente cayó de rodillas, derrotada y agotada.

Signora: (respirando agitadamente) ¿Cómo... cómo es posible?...

Lumine: (mirando con determinación) Porque somos Mondstadt, y juntas somos imparables. Ahora, ríndete y acepta tu derrota.

Signora, derrotada y sin fuerzas para resistir, reconoció su fracaso y aceptó su destino. Mientras Lumine, Eula y Jean se mantenían firmes, protegiendo a Mondstadt y mostrando su fuerza y unidad.

A pesar de su derrota inicial, Signora, aprovechando el momento de debilidad de Lumine, Eula y Jean, convocó a más fatuis para acorralar a las chicas. Una oleada de enemigos rodeó a las guerreras, quienes ya estaban agotadas por la dura batalla.

Eula: (jadeando) No... no puedo creer que nos hayamos debilitado tanto...

Jean: (luchando con determinación) No... no nos rendiremos... Debemos seguir luchando...

Lumine: (respirando con dificultad) No permitiré que Mondstadt caiga... No mientras haya aliento en mi cuerpo...

Sin embargo, a pesar de su valiente resistencia, una por una fueron cayendo ante los implacables ataques de los fatuis. Eula fue la primera en ser superada por la abrumadora cantidad de enemigos, seguida de cerca por Jean, quien luchó hasta el último momento. Por último, Lumine, exhausta pero sin perder la determinación, fue derrotada.

Signora, recuperándose y mirando a las chicas caídas con satisfacción, se acercó lentamente, disfrutando su aparente victoria.

Signora: (riéndose con desprecio) ¿Ven ahora? No tienen lo necesario para defender Mondstadt. Vuestra resistencia es inútil.

Eula: (tratando de ponerse de pie) No... no puedes... derrotarnos... ¡Aún nos queda fuerza!

Jean: (con voz entrecortada) Aunque... nos hayamos debilitado... siempre... defenderemos Mondstadt...

Lumine: (mirando a Signora con determinación) Esto... no ha terminado... Aún... nos levantaremos...

Signora: (burlándose) Ilusas... No tienen oportunidad contra mí. Deberían rendirse y aceptar su destino.

Mientras Signora se acercaba, las chicas, a pesar de estar en el suelo, no permitieron que la desesperanza las dominara. Se aferraron a su determinación y espíritu de lucha, negándose a rendirse ante la opresión.

Eula: (mirando a sus compañeras) No importa lo que pase... seguiremos luchando... ¡Hasta el final!

Jean: (sonriendo débilmente) Nunca... nunca abandonaremos... nuestra misión...

Lumine: (con voz tenue pero firme) Signora... no importa cuánto te esfuerces... Mondstadt... siempre... prevalecerá...

A pesar de su resistencia, la situación parecía sombría para las guerreras caídas. Sin embargo, su determinación y espíritu inquebrantable seguían ardiendo en sus corazones, preparadas para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Mientras sus amigos eran vencidos uno por uno, Aether observaba desde la distancia con una mezcla de angustia y determinación. En su mente, luchaba con la idea de intervenir y ayudar, pero el miedo a ser reconocido y no ser perdonado lo paralizaba. Sin embargo, recordó la máscara que había encontrado previamente, una pieza que le permitiría ocultar su rostro y voz, y tal vez, proteger su nueva vida.

Aether: (dialogo mental) ¿Debería ir a ayudarlos? Pero... ¿qué pasaría si me reconocen? No puedo arriesgar todo lo que he construido... Pero... no puedo quedarme de brazos cruzados mientras mis amigos están en peligro.

Sin embargo, en medio de su confusión, recordó la máscara que le había otorgado poder y anonimato. Se alejó discretamente de la multitud y se colocó la máscara en el rostro, sintiendo cómo su esencia se fusionaba con la misteriosa armadura que la acompañaba. En un instante, su apariencia cambió drásticamente. Una armadura oscura, adornada con filos carmesí, envolvió su cuerpo, ocultando su rostro y distorsionando su voz. Ahora se convertía en el enigmático guerrero oscuro.

Mientras Signora se preparaba para asestar un golpe final a Lumine, un destello rojo interrumpió el momento. El guerrero oscuro apareció entre ellas, empuñando un escudo imponente, sorprendiendo a todos los presentes.

Signora: (sorprendida) ¿Quién eres tú? ¿Un nuevo adversario?

Guerrero Oscuro: (con voz distorsionada) Soy un cazarrecompensas. He venido por tu cabeza. Lo mejor será que te rindas.

Signora: (riéndose) No importa quién seas, no puedes detenerme.

El guerrero oscuro, con su imponente escudo en posición defensiva, se preparó para enfrentar a Signora. Una atmósfera de tensión se cernía sobre ellos, mientras los demás observaban en asombro y expectación.

Guerrero Oscuro: (firme) Entonces así es como quieres que sean las cosas, prepárate, Signora. Ya no volverás a ver el amanecer.

Signora: (desafiante) Veremos si tu habilidad está a la altura de tus palabras.

El guerrero oscuro, Aether, desplegó todo su poder mientras enfrentaba a Signora. Su imponente escudo, capaz de devolver los ataques elementales y aumentar su propia potencia, se convirtió en su principal defensa.

El guerrero oscuro: (fríamente) Tu reinado de terror llega a su fin, Signora.

Signora: (desafiante) ¿Crees que puedes vencerme, simple cazarrecompensas?

Con movimientos rápidos y precisos, el guerrero oscuro utilizó su habilidad anemo para crear ráfagas de viento, tornados y cuchillas anemo que se abalanzaban sobre Signora. Esta, utilizando su habilidad pyro, intentaba contrarrestar los ataques del guerrero oscuro con llamas ardientes y explosiones de fuego.

El aire vibraba con la intensidad de la batalla, mientras el guerrero oscuro se mantenía impasible, calculando cada movimiento. No le daba oportunidad a Signora para recuperarse, atacando con una ferocidad imparable. Sus ataques eran precisos y letales, infligiendo daño considerable a su enemiga.

Signora: (gritando de dolor) ¡No puedes derrotarme! Soy invencible.

El guerrero oscuro: (con voz gélida) La arrogancia no te salvará, Signora.

Con cada golpe, el guerrero oscuro acorralaba a Signora, obligándola a retroceder. Sus habilidades elementales y su destreza en combate demostraban ser superiores. La potencia de sus ataques aumentaba con cada contraataque recibido, causando un daño aún mayor a su enemiga.

Signora: (cayendo de rodillas) ¡Detente! ¡No puedo seguir luchando!

Signora: (agotada y herida) Por favor... detente. Te suplico... perdóname.

El Guerrero Oscuro: (implacable) No mereces perdón por el daño que has causado. Has sembrado el caos y el sufrimiento. Ahora enfrenta las consecuencias.

El Guerrero Oscuro miraría a Signora, captando un brillo en su pecho. Sin vacilar, se acercaría a ella y tomaría el objeto brillante, quitándoselo. Luego, lanzaría a Signora contra una pared, dejándola derrotada y herida.

El Guerrero Oscuro: (frío y distante) No mereces misericordia. Considera esto una advertencia.

Mientras se preparaba para dar el golpe final, Lumine y Jean intervinieron, deteniéndolo.

Lumine: (agradecida) Gracias por defendernos, pero detente. Ella ya ha sido derrotada.

Jean: (seria) Apreciamos tu ayuda, pero la justicia no se encuentra en la venganza.

El guerrero oscuro: (fríamente) No me interesan las palabras vacías. Solo quiero mi recompensa.

Lumine: (confundida) ¿Recompensa? ¿De qué estás hablando?

El guerrero oscuro se retiró, sin revelar su verdadera identidad. Lumine y Jean no reconocieron a Aether bajo la armadura y la máscara, incapaces de percibir su presencia familiar.

El guerrero oscuro: (misterioso) Recibiré lo que me han prometido. Mondstadt no me importa.

Con esas palabras, el guerrero oscuro se alejó, dejando a Lumine y Jean desconcertadas por su actitud fría y desapegada. No podían comprender quién era aquel enigmático defensor que los había protegido en su hora más oscura.

A medida que el guerrero oscuro se retiraba, Signora aprovechó la oportunidad para invocar más fatuis y asegurarse una vía de escape. Sin embargo, el guerrero oscuro no estaba dispuesto a dejarla ir impunemente.

El guerrero oscuro: (con voz fría) Te perdoné una vez, Signora, pero ahora no habrá misericordia.

Con una velocidad y habilidad impresionantes, el guerrero oscuro se enfrentó a cada fatui, derrotándolos uno por uno con precisión letal. Sus movimientos eran fluidos y mortales, sin darles la más mínima oportunidad de contraatacar.

Fatui #1: ¡No podrás detenernos!

El guerrero oscuro: (despiadado) Eso lo veremos.

Con una serie de rápidos golpes y ataques elementales, el guerrero oscuro hizo que el fatui se desvaneciera en cenizas.

Fatui #2: ¡Tú no puedes ganar!

El guerrero oscuro: (frío) Ya veremos.

Sin dudarlo, el guerrero oscuro esquivó los ataques del fatui y contraatacó con una combinación de habilidades anemo y poderosos golpes. El fatui se desmoronó en el suelo, derrotado.

Fatui #3: ¡No eres rival para nosotros!

El guerrero oscuro: (sereno) Eso es lo que veremos.

El guerrero oscuro desató una serie de movimientos rápidos y precisos, esquivando los ataques del fatui y respondiendo con ataques elementales y certeros golpes. En poco tiempo, el fatui se convirtió en cenizas, incapaz de mantenerse en pie.

Finalmente, el guerrero oscuro se acercó a Signora, quien había presenciado impotente la derrota de sus compañeros.

Signora: (temblando) ¿Qué harás conmigo?

El guerrero oscuro: (con frialdad) Tú has elegido tu destino.

Sin titubear, el guerrero oscuro levantó su mano y concentró una gran cantidad de poder anemo en ella. Con un gesto decidido, lanzó un potente ataque que envolvió a Signora, reduciéndola a cenizas en un instante.

El guerrero oscuro: (murmurando) Que tu maldad desaparezca con el viento.

Con su misión cumplida, el guerrero oscuro se alejó de la escena, dejando tras de sí un rastro de cenizas y la sensación de una venganza cumplida. Su identidad oculta bajo la armadura y la máscara, nadie sabía quién era en realidad, y eso le permitía continuar su camino sin ser reconocido.

Después de que el guerrero oscuro se marchara y la batalla llegara a su fin, los guerreros de Mondstadt se reunieron para evaluar los daños y cuidar de sus heridos. Jean, utilizando su habilidad anemo, canalizó su energía para curar a Lumine, Eula y a varios de los guerreros heridos.

Jean: (con voz compasiva) Tranquilos, estoy aquí para sanar sus heridas. Permitan que el viento de Mondstadt los cure.

La energía anemo de Jean envolvió suavemente a los heridos, sanando sus heridas y aliviando su dolor. La luz sanadora llenó la habitación mientras Jean se concentraba en su tarea.

Lumine: (suspirando de alivio) Gracias, Jean. Te lo agradezco de todo corazón.

Eula: (agradecida) Realmente has demostrado ser una líder admirable, Jean. Tu habilidad para sanar es impresionante.

Jean: (humilde) No hay necesidad de agradecer. Es mi deber proteger y cuidar de todos ustedes. Estoy feliz de poder ayudar.

Mientras tanto, los guerreros se acercaron a Venti, quien había quedado debilitado tras la batalla.

Venti: (con una sonrisa forzada) Así es, yo soy Barbatos, el arconte Anemo de Mondstadt. Pero, como pueden ver, mi poder ha disminuido debido a la pérdida de mi gnosis.

Jean: (preocupada) Venti, lamento mucho lo que te ha sucedido. Estamos aquí para apoyarte.

Venti: (respirando profundamente) Gracias, Jean. Sé que puedo contar con el apoyo de todos ustedes.

Mientras tanto, Lumine se acercó a Venti con una mirada decidida en sus ojos.

Lumine: (determinada) Venti, sé que has sufrido una gran pérdida, pero no te preocupes. Nosotros, los guerreros de Mondstadt, te apoyaremos en tu recuperación y en la búsqueda de tu gnosis.

Venti: (agradecido) Lumine, tus palabras significan mucho para mí. Estoy agradecido de tener aliados como ustedes a mi lado.

Los guerreros de Mondstadt se unieron en un gesto de solidaridad y determinación. Juntos, se comprometieron a proteger su ciudad y a ayudar a Venti en su búsqueda de recuperar su poder perdido.

Jean: (firme) Mondstadt se mantendrá fuerte, unidos como un equipo. Protegeremos nuestra tierra y a nuestros ciudadanos.

Eula: (decidida) Estoy lista para luchar y defender a Mondstadt con todas mis fuerzas.

Lumine: (con determinación) Seguiremos el camino de la justicia y lucharemos contra cualquier amenaza que se presente. ¡Mondstadt prevalecerá!



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Jejejeje Weno hasta el momento esté es el capítulo estimados, espero que les haya gustado.

Casi 4650 palabras jejejejeje

Saludos


RACSON

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