Capítulo 5: Saudade

28 de Abril de 2021 11:57 pm, Moscú Rusia.

Lilith Romanov.

El lado bueno de estar en Rusia lejos de las restricciones de Inés, es que podía colarse a la habitación de su prometida cada noche sin temor a ser regañada, ya que Aysel tampoco se negaba a convivir con ella, al contrario, disfrutaba de su compañía por más corta o larga que está fuera. Los anteriores días Lilith no se quedó durante toda la noche con ella, pero en esta ocasión tenía todas las intenciones de hacerlo. Sin encender las luces, cerró la puerta por la que entró y avanzó rápidamente hacia la cama dónde la castaña la miraba recostada.

Se afianzó a su torso de tal forma que parecía el único lugar seguro que conocía, se acurrucó a su lado, cerca de su cuello y soltó un suspiro que hizo soltar una pequeña risa a Ferrara por el cosquilleo que sintió en su cuello. Romanov intentó ser delicada mientras la abrazaba, pues evitaba a toda costa causar molestias en la zona dónde se encontraba la herida que casi le costó la vida a Aysel.

Era imposible no pensar en todos esos días de incertidumbre dónde las inseguridades salieron a relucir, al igual que los miedos. Esos temores inherentes a su relación, más específicamente, a perderla a ella. Romanov fue bastante concreta con sus palabras en la reunión de sus amigos, ella era la persona con quien quería iniciar una familia porque ella era todo lo que siempre pidió, atenta, comprensiva, detallista e incluso un poco tonta. Los momentos vividos y los planes a futuro siempre lograron poner una sonrisa inmensa en su rostro y no quería perder todo lo que consiguió por culpa de alguien más, incluso estaba dispuesta a pelear con la muerte si eso fuera necesario.

—Tengo miedo de que vuelva a pasarte algo malo que te aleje de mí —confesó Lilith en voz baja, apenada por su declaración—. Antes de lo que pasó creí que era fuerte y capaz de soportarlo todo, pero cuando te vi ahí, a punto de morir, supe que no era tan fuerte como creía.

Aysel no dijo nada, simplemente permaneció escuchándola mientras acariciaba su espalda de forma suave. Percibía la tristeza de Lilith y la dejaría desahogarse el tiempo que quisiera.

—Me pregunté muchas veces, ¿Qué pasaría conmigo si tú morías? —habló con la voz inestable—. Las respuestas fueron tan tormentosas que me quitaron el sueño durante muchos días. Tenía la sensación de que desperdicié seis años negando que te extrañaba cuando pude haberlos vivido de mejor manera contigo.

—No era nuestro momento, Lilith —habló Aysel—. Teníamos que vivir y aprender otras cosas antes de estar juntas. Aunque la verdad, yo también te extrañé durante esos seis años. Fue un infierno no poder desahogarme con nadie sobre lo que pasó. Cuando volviste y me trataste de manera indiferente, me dolió, comprendía que estuvieras enojada o algo por el estilo, pero eso no calmó en lo absoluto mi impulso de acercarme a ti.

—Perdón, no sabía cómo tratarte y estaba algo nerviosa por verte de nuevo —dijo Romanov—. Desde el momento en que te rescaté, tuve sensaciones mezcladas. Por un lado, estaba feliz de verte y por el otro triste por las razones que nos separaron.

—Todo hubiera sido más fácil si hubiéramos hablado esa noche, ¿No es así?

—Sí, mucho más fácil. —admitió Lilith—. Tengo una duda.

—Adelante, te escucho.

—¿Seguías enamorada de mí desde el principio? —Lilith fue directa con su pregunta.

—Sí. Pero no tenía muchas esperanzas cuando te vi con Jonathan, así que prometí dejarlo por la paz antes de hacerme daño —contestó con completa honestidad.

—Entonces sus sospechas y las mías eran correctas —levantó su rostro para hacer contacto visual—. Tú y yo íbamos a volver sin importar quién se interpusiera en el camino.

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29 de Abril de 2021 12:43 pm, Ciudad de México.

Maya Gómez.

La propiedad de la familia Ferrara Ávila, ahora a cargo de Ana María Ávila, la madre de Aysel, no era diferente a como Maya se la imaginó durante el trayecto hasta ahí. Se notaba que eran personas que gustaban de la privacidad y de la calidez de la cercanía y la tradición, sin embargo, también eran bastante abiertos y específicos con sus gustos en decoración. Fue bien recibida en el interior de la propiedad después de que se identificara y la hermana menor de la dueña de la casa le permitiera el paso. La razón de su visita no era otra que hacerle un par de preguntas a Ana María en busca de respuestas sobre las vidas privadas de Leonardo Ferrara y Aysel Ferrara Ávila, los blancos de tantos cuestionamientos cuyas respuestas podrían contribuir a encontrar a Velazco y a su cómplice Estrada.

Mientras avanzaba por el jardín lleno de plantas y elementos decorativos en las paredes, le fue imposible imaginar que ese mismo lugar fue el hogar de un hombre infame y una criminal en potencia que llegó a ser de las personas más importantes dentro de la organización que con facilidad llegó a incluir en todas las esferas de la sociedad. No conocía mucho sobre Leonardo, pero sí conocía un poco más sobre Aysel, su formación, habilidades y operaciones ilegales.

Sin embargo, había huecos en sus historias, puntos ciegos en los que necesitó de una guía para continuar con su investigación. Tenía la esperanza de que la amable mujer frente a ella fuera la guía que necesitaba para esclarecer el camino que pretendía recorrer hasta llegar a conocer por completo la verdad. Ana María se veía demacrada, cansada y deprimida, pocos rastros quedaban de la mujer brillante y activa que era la cabeza de una de las cadenas de restaurantes más reconocidas en la Ciudad de México.

Su trato fue hospitalario, le ofreció algo de beber y ambas se sentaron en el patio disfrutando de los rayos del sol de mediodía. Patricia, la hermana menor de su anfitriona, no se veía para nada contenta con su presencia y se hizo notorio que era abogada cuando le aconsejó a la mayor que no tenía que responder sus preguntas si no quería, sugerencia que la mujer declinó.

—¿En qué puedo ayudarla, detective?

—Esperaba que pudiera responder unas preguntas y ser completamente honesta conmigo. Estoy a mitad de una investigación clave para la captura de Victoria Velazco Dávila y sus cómplices para que se enfrenten a la justicia por todos sus crímenes —explicó de forma concreta.

—Adelante, haga sus preguntas y las responderé lo mejor que pueda —respondió la mujer mayor prestándole atención.

—¿Desde cuándo sabía sobre los vínculos ilegales de su esposo y su hija? —El solo cuestionamiento cambió la expresión de Ana María en un instante.

—Desde finales del año pasado, cuando Aysel me explicó los negocios en los que ella y su padre estaban involucrados —se limitó a responder con la mirada baja.

—¿Leonardo incitó a Aysel a participar con él dentro del mundo criminal? —preguntó con cautela.

—No. No fue así como sucedió, de hecho... —fue interrumpida por el sonido de la puerta de la entrada abriéndose dando paso a Marco, quien no se veía para nada feliz de encontrar a la detective junto a su madre después de que su tía Patricia lo llamara.

—Detective Gómez, ¿Podría explicarme por qué vino a casa de mi madre para preguntarle sobre el caso? —habló Marco en un tono serio que tensó el ambiente—. Fui bastante claro al decir que quería que se respetara la memoria de mi hermana y que nos dejaran vivir nuestro luto en paz.

—Disculpe la intromisión, no es mi intención generar inquietud, únicamente estoy buscando respuestas que puedan ayudarme con el caso —dijo de forma prudente.

—Hijo, ella solo vino a hacerme unas preguntas, eso es todo, no me hará daño tener una pequeña conversación que contribuya a llevar a la justicia a aquellos que me arrebataron a mi hija y mi nuera.

El nombrado miró con desconfianza la situación, pero terminó tranquilizándose un poco. Recobró la compostura y se acercó a ellas con intenciones de participar en su charla

—¿Qué fue lo que le preguntó?

—Si Leonardo fue el responsable de introducir a Aysel en la organización —contestó Maya.

—Yo puedo responder eso —dijo el joven enderezándose—. Él era el único involucrado hasta que puso a nuestra familia en un estado de riesgo, razón por la cual mi hermana intercedió en favor de mi padre para mantenernos a salvo a todos.

—¿Cómo es que ella se enteró de que estaban en riesgo? —Maya frunció el ceño—. ¿Ya trabajaba para Velazco en ese entonces?

—No. Su prometida la puso al tanto al enterarse, en ese entonces Lilith era su novia. Ella sí trabajaba para Velazco en ese entonces. La ayudó a lograr un trato y estuvo bajo su protección por algunos meses hasta que eventualmente rompieron y se separaron —explicó Marco.

—¿Desde qué momento Lilith se involucró con...?

—Lo lamento. Es todo lo que puedo decirle y lo que sé —la interrumpió—. Ahora le pido amablemente que se retire.

Maya no dijo nada más, su búsqueda de respuestas hizo surgir más interrogantes. Sin embargo, no podía quedarse mucho más tiempo porque Marco no la dejaría y mucho menos cooperaría con ella, así que sin tener otra alternativa, se marchó. La pregunta del millón era, ¿Cómo es que una asesora de negocios brillantes terminó involucrada sentimentalmente con una asesina profesional si no fue por trabajo?

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29 de Abril de 2021 1:31 pm, Ciudad de México.

Marco Ferrara Ávila.

Soltó un suspiro aliviado después de que Gómez se despidió cortésmente y se marchó sin indagar más de lo que ya había hecho en el pasado de su familia, más específicamente, el de Aysel y Lilith. Era posible que una persona como ella no se detuviera con tan poca información, sin embargo, Marco prefería que buscara respuestas lejos de sus seres queridos, sobre todo de su madre, cuyo estado todavía era débil por los sucesos que tuvo que afrontar.

Patricia, su tía, lo contactó en cuanto supo que la detective tenía planes de hablar con Ana María. Marco dejó de lado su tarde de descanso en su casa para dirigirse a la casa de su madre e impedir a toda costa que Maya inquietara a su madre. Ciertamente, había partes de los actos ilegales de su familia que ni él mismo conocía, aunque tuviera la oportunidad de indagar al respecto, Marco estaba aterrado de encontrar algo que no fuera de su agrado, por lo que prefería enterrar aquello con el fin de evitarse problemas.

Más calmado, el joven le agradeció a su tía por haberlo contactado y habló con Ana María para que se mantuviera alejada de cualquier investigación policial que los involucrara. Comprendía el deseo de su madre de ayudar, pero era demasiado peligroso arriesgarse a pesar de que contaran con protección privada pendiente de ellos las 24 horas.

Su visita no duró más allá de lo necesario, por lo que se despidió de ambas mujeres y se marchó hacia la salida mientras buscaba en el interior del bolsillo de su chaqueta su teléfono para llamar a Dmitry. Supuso que Kozlov se encontraba ocupado debido a que tardó en responder un par de minutos en los que Marco se inquietó. Finalmente, Dmitry tomó la llamada y lo saludó alegremente, Ferrara fue al grano y no desperdició tiempo en banalidades sin sentido, explicó lo sucedido con Maya y su interés por indagar en el pasado de Aysel, Lilith y Leonardo.

—Me angustia que pueda profundizar en el tema de forma en que pueda dañarnos. No me importa el juicio de la sociedad, pero sí el bienestar de los que amo —señaló—. A estas alturas considero que es mejor dejar los fantasmas enterrados.

—Descuida, ten por seguro de que algo así no pasará. Principalmente, porque su pasado está bien oculto. Tengo entendido que Aysel usó una pantalla para camuflar su estilo de vida y Lilith utilizó múltiples identidades a lo largo de los años. Con dificultad las podrán vincular al caso por otra razón que no sea su muerte a manos de Velazco —explicó Dmitry—. De cualquier forma, mi equipo legal se hará cargo en caso de que detalles personales salgan a la luz.

Marco suspiró menos angustiado. Guardó silencio un momento y miró a su alrededor en busca de las palabras y la valentía necesaria para expresar la otra razón de su inquietud.

—Hay algo más que me inquieta... —titubeó mirando sus zapatos—. Hace unos días recibí una visita de Steven, él volvió a hablarme sobre los anillos y se refirió a mi hermana como si siguiera viva. Sé que pudo ser un error en el manejo del idioma, pero por un momento creí que fue intencional. Tengo una corazonada de que ellas podrían estar con vida, Dmitry,

—Yo siento lo mismo —afirmó DM en un tono decaído—. Escucha, tal vez nuestro deseo de que sigan con nosotros es tan grande que nos estamos haciendo teorías sin sentido, pero elijo creer en las posibilidades si eso le duele menos a mi corazón.

—Hagamos una segunda prueba de ADN —propuso Marco tras escuchar a Kozlov—. No perdemos nada al hacerlo. Solo es para descartar la posibilidad.

—¿Y si lo que encontramos lo confirma? —cuestionó el chico ruso dejando sin palabras a Marco, quien se quedó inerte a mitad de la acera, asimilando que si eso era verdad, entonces el curso de las cosas cambiaría.

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29 de Abril de 2021 4:06 pm, Moscú Rusia.

Aysel Ferrara Ávila.

El vuelo de sus amigos aterrizó justo a tiempo en el Aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremétievo, no tenían planeado quedarse mucho tiempo, pues sus planes los obligaban a mirar el reloj constantemente contando los minutos para abordar su siguiente avión con un destino distinto, más específicamente, su tierra natal, Chile. Pero los hermanos no eran los únicos que hicieron maletas para regresar a su hogar, también lo hicieron Aysel y Lilith tras despedirse de los Romanov y de los amigos de Lilith.

Pasaron unas dos horas vagando por la ciudad como un grupo de amigos sin nada más que hacer, sin embargo, pronto volvieron al aeropuerto listos para abordar aviones a sus distintos destinos. Los hermanos tenían un camino más largo que recorrer, por lo que se fueron pronto, no sin antes dejar en sus manos algo importante.

—Fue difícil pasar las pruebas de seguridad —dijo Madelayne sosteniendo un portafolio que les entregó—. Pero no podían irse sin llevar esto con ustedes.

Solo bastó abrirlo ligeramente para que la pareja observara con claridad su contenido. La Desert Eagle de Lilith estaba ahí junto con el juego de cuchillos que Romanov le regaló a Ferrara antes de partir a Chicago. Las armas estaban limpias y cargadas, totalmente listas para usarse.

—Me tomé la libertad de mantenerlas en buenas condiciones, así podrán usarlas sin ningún problema si están en peligro —Mads cerró el maletín rápidamente y se lo entregó a Lilith.

—Gracias —dijo Aysel—. Por todo.

—No lo hagas sonar como una despedida, Ferrara —habló Matías—. No van a deshacerse de nosotros tan rápido.

—Seguiremos en contacto, estamos a una llamada o a un mensaje de distancia —dijo Lorena—. Aún tenemos trabajo pendiente por hacer.

—Si se meten en problemas, también llamen —añadió Inés—. No queremos quedarnos sin parte de nuestra familia.

Tanto Ferrara como Romanov sonrieron, se acercaron a ellos y les dieron un cálido abrazo antes de que los hermanos tuvieran que irse definitivamente a abordar su avión. La pareja los vio marcharse y desaparecer entre los otros pasajeros del vuelo cuando anunciaron que era hora de abordar. Antes de que fuera su turno de irse, Aysel hizo una rápida llamada a Steven, misma que el hombre no tardó en responder, como si supiera que lo llamaría en ese momento.

—¿Esperabas mi llamada? —cuestionó Ferrara.

—Supuse que tarde o temprano llamarías. ¿Van a regresar a México? —contestó Steven al otro lado del teléfono.

—¿Cómo sabes?

—Me gusta monitorear sus movimientos, así puedo cuidar mejor de ustedes —admitió con naturalidad—. Que bueno que llamaste, así te puedo informar de manera directa.

—¿Sobre qué? —Aysel manifestó confusión en su rostro.

—Aún no es seguro que se acerquen a sus seres queridos en México, lo ideal es que mantengan un perfil bajo hasta que les dé la confirmación. La policía tiene curiosidad sobre ustedes y dudo que quieran averiguar por qué. Tengan cuidado.

—De acuerdo. Gracias —contestó Aysel—. Gracias por lo que has hecho por nosotros desde que te pedí ayuda. Te debo un favor, Steven.

—Más de uno —contestó su amigo de forma más relajada—. Descuida, tendrás la oportunidad de pagármelos y trataremos de que sea de una forma lícita. Espero que tu amnesia no haya afectado tus conocimientos de negocios porque los necesitaré en un futuro.

—Sigo siendo tan buena como cuando me conociste.

—No, ahora eres mejor —dijo e hizo una breve pausa—. Bueno, es momento de que me vaya, salúdame a Lilith, les deseo mucha suerte en su regreso a casa.

Aysel se despidió de forma simple y la llamada terminó sin más palabras de las necesarias. Lilith la miró expectante y Ferrara se sentó a su lado a esperar el llamado de su vuelo. En los pocos minutos que estuvieron así, le contó brevemente sobre su conversación con su amigo.

—¿Estás lista para volver a casa? —fijo Lilith mirándola fijo.

—No necesito estar lista para hacerlo.

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30 de Abril de 2021 6:40 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferra Ávila.

Se colocó los guantes de cuero mientras miraba la entrada de la propiedad que ahora no estaba habitada por nadie. Se enteró de que el dueño del edificio lo puso en venta y el resto de los inquilinos vendieron su departamento tras saber del incendio que hubo en el suyo y de los daños ocasionados en su auto. No quería dejar ninguna huella que le delatara, así que abrió la puerta delicadamente tras romper el sello con uno de sus cuchillos, avanzó por la planta baja y tomó las escaleras para dirigirse al estacionamiento subterráneo.

En el espacio vacío solo se podía visualizar un automóvil solitario en medio de todo. Su Fiat Spor Spider yacía dañado al punto en que podía considerarse destruido. Se acercó a observar con detenimiento los cristales rotos, las abolladuras y muchos otros daños que dejaron el vehículo en condiciones deplorables. Aysel soltó un suspiro sabiendo que no podría recuperar mucho de él y lo mejor sería destruirlo en cuanto tuviera la oportunidad de hacerlo.

Retornó hacia las escaleras y subió hasta el piso de su departamento, tuvo que romper otro sello de seguridad para poder abrir la puerta del que durante bastante tiempo fue su hogar. Las huellas del incendio estaban presentes por todas las partes, las tonalidades oscuras y grises, producto del fuego, abundaban por todos lados, el lugar ya no era lo que Aysel dejó, o al menos así se encontraba el recibidor y gran parte de la cocina. No había nada de valor que pudiera y quisiera rescatar, fue su hogar sí, pero las cosas más importantes para ella las llevaba consigo, como los regalos de Lilith.

Subió a la planta superior para revisar que tantos daños había, por suerte, el fuego no llegó hasta ahí, aunque sí había un desorden por todos lados. Revisó su estudio y la habitación de invitados para posteriormente dirigirse hacia la habitación principal, empujó la puerta y se adentró a ella. Lo primero que llamó su atención fue los cuadros frente a la cama, alumbrados por la luz vespertina que los enfocaba justamente a ambos, haciéndolos resaltar entre el resto de objetos del cuarto.

El lamento por Ícaro y La caída de los ángeles rebeldes eran los protagonistas, Aysel no podía ignorar el significado que tenían las dos obras para ella, representaban cómo se sintió durante el año pasado. La caída de los ángeles rebeldes era la lucha entre el bien y el mal, misma que experimentó en incontables ocasiones, no era completamente mala ni completamente buena y esos lados suyos estaban en duelo constante en su interior, claro que hizo cosas horribles, pero también tenía razones alejadas de la crueldad de su propio ser y la prueba de ello era el anillo que portaba en el dedo anular.

Por su parte, El lamento por Ícaro era el simbolismo de la impulsividad de la juventud, hecho que para ella tenía mucho peso, ya que veía su juventud como un conjunto de hechos impulsivos que no siempre jugaron en su favor, sin embargo, la guiaron hacia un estilo de vida mucho más maduro, a comprender mucho más a fondo sus propios ideales y a dejar de limitarse por sus principios cuando las situaciones y los riesgos inherentes a ellas la obligaban a tomar decisiones cuestionables. Ya no era la misma Aysel de antes y jamás volvería a serlo, lo supo cuando se miró al espejo, notando que su expresión dócil y amable cambió por una neutral que conocía tanto la bondad como la crueldad.

Después de haber pasado unos minutos en su habitación, se dirigió a su estudio nuevamente, dónde destrozó el compartimiento oculto en el escritorio para sacar la libreta con códigos y nombres que guardó celosamente por tanto tiempo, esa era la única evidencia que la vinculaba con todos sus crímenes, papeles que guardó por si en algún momento llegara a necesitarlos, pero ahora ya no tenía sentido conservarlos por dos razones, la primera es que para el mundo murió y la segunda era que ya no tenía importancia conservar una prueba física que la afectara en lugar de beneficiarla.

Encendió una pequeña fogata con su encendedor y unos cuantos papeles dentro del bote metálico de basura y ahí quemó toda la evidencia posible. Se sentó en su silla a observar cómo los recuerdos se volvían ceniza dejando de tener la importancia que en algún momento tuvieron. Era hora de renacer y eso implicaba dejar morir lo que una vez fue.

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30 de Abril de 2021 7:05 pm, Ciudad de México.

Lilith Romanov.

Romanov no tenía que preocuparse por el estado de sus vehículos a los que tanto adoraba porque estaban bajo resguardo en un garaje oculto al otro lado de la ciudad, aunque no podía decir lo mismo del estado de su residencia.

Le pesó bastante ver su casa destruida casi en su totalidad. Cada mueble, objeto o cosa se veía destruida con saña en el suelo, convertida en pedazos o simplemente en objetos cuyo daño ya era irreparable. A Romanov no le importó en lo absoluto los sellos policiales que prohibían la entrada, simplemente Se colocó los guantes de látex y se adentró a explorar el lugar que consideró su hogar. Se tomó el tiempo de revisar cada uno de los pisos hasta llegar al punto de su interés, un pequeño compartimento oculto en la pared de su habitación.

Abrió el seguro de la pequeña puerta secreta y prosiguió a quitar las protecciones siguientes como si se tratara de una caja fuerte para poder acceder al contenido. Sus ojos visualizaron aquel ramo de flores de papel ubicado encima de una pila de pasaportes e identificaciones falsas, era extraño como todo lo real que tenía en su vida y todo lo falso estaba junto en un mismo lugar. Por un lado, lo real estaba en las fotografías y presentes significativos que conservaba de su mejor amigo y de su novia, personas que conocían algunos de sus secretos, pero no todos. Por otro lado, lo falso estaba en cada una de las fotografías, nombres, datos e historias vinculadas a las personas por las que se hizo pasar para cumplir con su trabajo.

Revisó algunas de las fotografías, en una de ellas se encontraba al lado de DM fundando su primer estudio en Rusia, en otra estaba Aysel con Honey en sus brazos mientras la pequeña perrita dormía tranquilamente, pero sin duda, las que más llamaron su atención fueron aquellas dónde se encontraban todos juntos celebrando año nuevo, felices y despreocupados, como pocas veces pudieron estarlo. Lilith tenía una nueva vida y la oportunidad de vivir en paz, eran motivos suficientes para terminar con sus asuntos pendientes y todo aquello que amenazara su nuevo estilo de vida. Romanov ya no era una persona normal, su prometida tampoco y era probable que sus vidas jamás fueran del todo normales, pero intentarían que fueran tranquilas.

Dispuesta a terminar con todo lo que representó su pasado, tomó la pila de falsas identidades y sus objetos más importantes. Guardó lo importante en la mochila que llevaba consigo, apiló los pasaportes y documentos para posteriormente quemarlos. Se sentó a una corta distancia del fuego y observó como las máscaras bajo las que actuó en el escenario de la desgracia se desvanecían de a poco, dejando cenizas que no despertarían intereses y tampoco demasiadas preguntas. Para Lilith, era el momento de vivir la vida que le arrebataron.

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01 de Mayo de 2021 10:18 am, Ciudad de México.

Lilith Romanov.

Dentro de todas las posibilidades a su disposición, al no tener la confirmación de que era seguro contactarse directamente con sus seres queridos, dictaminaron ir al cementerio después del desayuno. El morbo las llevó hasta las dos tumbas juntas que se miraban recientes entre las que las rodeaban, sus nombres escritos estaban ahí, marcando el lugar donde se suponía que sus almas descansaban.

Aysel compró de camino dos sencillos ramos de lirios que colocó sobre cada tumba y luego se quedó junto a Lilith observando lo que las lápidas significaban. Romanov había tenido la suerte de evadir continuamente a la muerte, sin embargo, creó la ilusión de que finalmente esta la venció y la sumió en un descanso eterno que no podía estar más lejos de la realidad.

—Es curioso, ¿No lo crees? —pronunció Aysel.

—¿Qué es curioso? —cuestionó sin entender a qué se refería con exactitud.

—Que las personas que tomaron nuestras tumbas tuvieron la desgracia o la suerte de compartir medidas con nosotras —comentó con una sensación de extrañeza en la punta de la lengua.

—Steven dijo que los cuerpos estaban sin identificar, así que por eso fue más fácil tomarlos —explicó Lilith—. No sé cómo murieron, pero por lo menos tuvieron un buen entierro.

—Cuando esto termine, me gustaría cambiar el nombre de las tumbas e identificarlas, en modo de agradecimiento —respondió su prometida.

A Lilith le parecía curioso como le tenía tanto respeto a dos personas que no conocía en lo absoluto. Las flores y su deseo de querer identificar los cuerpos, demostraron que a pesar de todo era una persona noble que respetaba a la muerte y aquellos que habían fallecido.

—De acuerdo —pronunció Lilith—. Nos ocuparemos de eso después de terminar con nuestros asuntos pendientes.

Ferrara asintió y posteriormente se acercó a la tumba de Lilith dónde pudo leer en letras más pequeñas por encima de su "apodo", el nombre de Rashel Morozova. Dmitry había sido inteligente a la hora de poner su nombre real sin apellidos y su identidad falsa de esa forma. Lilith comenzó a pensar en su hogar y en lo que pasaría cuando volvieran a vivir juntas, pero esta vez como una pareja casada, aún no tenían una residencia definida y era un buen momento para cambiar la atmósfera melancólica del momento y preguntarle su opinión a su prometida.

—¿Has pensado en qué parte del mundo vamos a vivir? —Aysel la miró prestándole atención con notorio interés en su expresión—. Lo que quiero decir es, ¿Dónde quieres que vivamos?

—La verdad es que no es algo que haya pensado mucho, lo único que tengo claro es que te seguiría a cualquier rincón del mundo —respondió con naturalidad.

—¿Incluso si quiero vivir en la zona más fría de Rusia? —preguntó Lilith en forma de broma—. ¿Aceptarías?

—Por ti, sí —dijo sin titubear—. Pero espero que solo haya sido una broma porque no estoy lista para congelarme.

—Lo era, pero como ya dijiste que sí, lo haremos —contestó Lilith sonriendo—. Ya, hablando en serio, me gustaría vivir en México o en Italia, mientras no estemos tan cerca de mis padres, todo bien. Los extrañé, pero quiero hacer mi vida sin que ellos puedan influir en ella.

—Bien, entonces —se acercó a ella—. Buscaremos una casa para vivir en cuanto podamos hacerlo, por lo pronto, debemos irnos.

Lilith miró la hora en su celular. Tenía el tiempo contado para encargarse de sus pendientes y Aysel tenía que ir a comprar un par de cosas. Sumado a eso, debían de cuidarse de ser vistas por sus familiares antes de que recibieran la confirmación de que era seguro interactuar con ellos, por lo que se marcharon inmediatamente.

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01 de Mayo de 2021 2:34 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

Desde el momento en que bajó del auto de su novia para dirigirse al interior del complejo comercial, supo que ya no iba a arrepentirse de los cambios que estaba por hacer, aunque no tuviera muy en claro cuáles serían. Tenía en cuenta que necesitaba nueva ropa y que podía variar bastante en su estilo, atreviéndose a explotar más su lado de femenino en busca de una faceta fresca que representara la liberación que estaba sintiendo en su interior. Sumado a los atuendos, también planeaba recortar su pelo debido a que este le daba un aspecto ligeramente desalineado porque estaba más largo de lo que acostumbra a usar.

Fue consciente de lo que estaba por hacer hasta que estuvo cómodamente sentada en la silla de la estilista frente al espejo. Una variedad inmensa de posibilidades cruzaron su mente tan rápido que apenas si fue capaz de procesarlas. No estaba nerviosa por miedo, más bien por emoción. La joven encargada de cortar su pelo no esperó ni un minuto más, lo humedeció y comenzó a peinarlo de forma en que pudiera observar el largo y las dimensiones con las que pretendía cumplir. Aysel no cuestionó mucho al respecto, en realidad, nunca lo hacía. Suponía que las personas sabían lo que tenían que hacer y lo hacían.

El primer corte de las tijeras dio comienzo a más de ellos que poco a poco dieron forma a un estilo que resaltaba los rasgos de su rostro que llegaron a ser opacados en el pasado. Su pelo era mucho más corto y le sentaba de maravilla, sin embargo, tenía algo más en mente. Durante el tiempo que pasó sentada mirándose al espejo, tomó la decisión de que aprovecharía el hecho de que ya se encontraba ahí y que disponía de tiempo suficiente para realizar más cambios. Sin una pizca de dudas, pidió que le tiñeran el pelo de negro, cuando le mostraron los tonos disponibles, ella optó por uno parecido al de su madre.

Aysel quería deshacerse de todos lo que le recordara a su despreciable padre incluido el color castaño de su pelo. Siempre se había preguntado como le sentaría el negro y estaba a punto de dar una respuesta a su interrogante. Bajó la mirada el resto del procedimiento para guardar la sorpresa de mirarse por primera vez cuando todo terminara. El tiempo transcurrió y Aysel prácticamente no lo percibió, ya que cuando se dio cuenta, la estilista estaba dando los últimos retoques a su peinado.

Alzó lentamente la mirada encontrándose con una imagen suya nueva que comenzó a amar. El color de sus ojos, la forma en que su rostro se definía y la vibra que desprendía, añadían un atractivo extra a su persona, uno que definitivamente llamaría la atención a partir de ahora. Tal vez era el color, el nuevo corte o simplemente el cambio de actitud, de cualquier forma, Ferrara se veía diferente y también se sentía diferente.

Tras la renovación en su aspecto, prosiguió a buscar un cambio en su ropa, disponiendo de un par de horas antes de reunirse con Lilith. Su novia tenía pendientes de los que encargarse, por lo que Ferrara aprovecharía todo el tiempo disponible a su alcance para conseguir lo que necesitara antes de que su prometida pasara a recogerla. Tienda por tienda, Aysel salía con una bolsa de una compra nueva, acumulando las bolsas y llevándolas sin esfuerzo con una sola mano. Al caminar por los pasillos del centro comercial, atrapó un par de miradas curiosas e incluso lascivas que no se apartaron de ella hasta que estuvo lejos de su rango visual.

Visitó la última tienda que llamó su atención, teniendo muy presente el poco tiempo del que disponía, así que no divagó en lo absoluto y fue directamente por lo que necesitaba. En el proceso de escoger las prendas que se probaría, miradas femeninas y masculinas se posaron sobre ella, analizando su forma tranquila de moverse y la llamativa vibra que desprendía sin darse cuenta. Un par de personas valientes intentaron acercarse, pero Aysel pasó de largo sin prestarles la más mínima atención, dirigiéndose al probador.

En privado, se probó cada una de las prendas seleccionadas. Vestidos, blazzers, camisetas básicas, con estampados discretos, camisas, blusas, pantalones de todo tipo y abrigos, fueron clasificados por ella entre lo que compraría y lo que no terminaba por convencerla. Satisfecha con sus elecciones finales, se dirigió a la caja.

Ferrara gastó dinero sin preocuparse por la cantidad que salió de su cuenta bancaria. Antes de casi morir llevaba una vida demasiado austera considerando los millones que tenía en el banco y lo que ganaba por cada misión en la que participaba, Steven no mentía cuando dijo que podía retirarse cómodamente, pero Aysel prefería no excederse de cierto límite. En solo unas pocas horas la cifra de gastos hechos era de unos cinco dígitos, que excedía los 15,000 pesos.

Miró su reloj después de tomar las bolsas de sus compras, iba retrasada por unos minutos y temía que Lilith ya hubiera llegado, así que no demoró más en dirigirse al estacionamiento. En el trayecto recibió un mensaje de texto de su prometida, quien dijo que llegaría minutos después de lo acordado debido al tráfico ajetreado de la ciudad. Aysel no tuvo problema, al contrario, redujo el ritmo de sus pasos. En su interior, estaba ansiosa por sorprender a Lilith.

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01 de Mayo de 2021 6:01 pm, Ciudad de México.

Lilith Romanov.

La chica rubia comenzó a preocuparse cuando su prometida demoró 10 minutos en aparecer. Lilith conocía perfectamente a Aysel y sabía que ella era la señorita puntual de la relación, tanto que acostumbraba llegar por lo menos veinte minutos antes de la hora acordada, por lo que se preocupó cuando llegó y no la visualizó inmediatamente. La rubia comenzó a sentirse paranoica, probablemente por el miedo a perderla desde el enfrentamiento que tuvieron contra Velazco. Cualquier mínimo contratiempo la ponía nerviosa desde ese día.

Cuando estaba por bajar de su auto para ir a buscarla, la mujer, ahora pelinegra, caminó en su dirección llevando consigo incontables bolsas de distintas tiendas cuyo contenido Lilith supuso que era ropa y calzado. Sin embargo, lo que en definitiva atrapó su atención, fue la forma diferente en que lucía, el cabello oscuro resaltaba su rostro e iba de maravilla con los tatuajes visibles en su piel descubierta. Romanov prácticamente babeó al verla de esa forma, tan atractiva y confiada, sonriéndole de una forma deslumbrante mientras la miraba solo a ella.

Por un breve instante, se sintió nerviosa y tímida ante su presencia cada vez más próxima. Ni siquiera pudo procesar el momento en que Aysel abrió la puerta del auto y la saludó sin desvanecer su sonrisa de su rostro. Lilith abrió la cajuela por petición de Ferrara sin dejar de mirarla. Le ayudó a acomodar sus compras en el interior y ambas subieron al auto listas para irse.

Aysel se puso el cinturón de seguridad y esperó a que su prometida encendiera el auto, pero Lilith seguía prendida de ella sin ser capaz de pronunciar alguna palabra coherente, como si su cerebro hubiera olvidado cómo hablar. Ferrara la miró desconcertada, aunque en su mirada denotaba que le divertía un poco la situación.

—Tierra llamando a Lilith, ¿Estás ahí? —dijo Aysel.

—Sí, sí —respondió la nombrada saliendo de su trance—. Estoy aquí.

—Debo de lucir muy linda por la manera en la que estás comiéndome con la mirada —habló Aysel ladeando su cabeza recargada en el asiento—. ¿Qué pasa, linda? ¿Te he dejado sin palabras?

Lilith se ahogó en ese momento. La Aysel coqueta y descarada le gustaba bastante y eso no contribuía para nada a la hora de tener que responder. Su instinto competitivo no quería que se quedara atrás, incitándole a devolver el coqueteo.

—Podrías dejarme sin ropa y sin energía si tú quieres —respondió—. Podría arrodillarme ante ti si me lo pides y no precisamente para pedirte matrimonio otras diez veces.

Ferrara le dirigió una mirada profunda que despertaba desde pasiones hasta sentimientos cariñosos, todo un conjunto de emociones que le hacían sentir embriagada de amor. Romanov se aproximó a ella disfrutando el privilegio de solo ser ella a quien Aysel le permitiría cruzar límites que otras personas ni siquiera podrían contemplar.

—Tu nuevo look te sienta bien, Ferrara —dijo en un tono bajo, similar a un susurro. Acarició su pelo recién cortado—. En este punto, me es difícil creer que la mujer con la que voy a casarme es increíblemente hermosa. Mi garganta se quedó seca, aunque no puedo decir lo mismo de otras partes de mi cuerpo.

Lilith miró sus labios, no tenía que resistir la tentación y sabía que Aysel tampoco lo haría. La pelinegra intentó acortar la distancia entre sus bocas, pero el cinturón de seguridad la detuvo. La rubia sonrió divertida por la situación. Sin apartar la vista de su prometida, buscó a ciegas el seguro del cinturón y lo presionó liberándola de este. Sostuvo el borde de su camiseta y la acercó de forma brusca, deseosa de contacto, de un beso que le robara el aliento.

—Tengo que encender el auto —dijo Lilith en voz baja cuando se separaron después del beso. Las pupilas de Aysel estaban dilatadas cuando la miró y su lenguaje corporal indicaba que no quería parar—. Debemos irnos antes de que no podamos detenernos.

—No quiero que nos detengamos —dijo Ferrara en un tono coqueto. Acarició su mejilla, posteriormente el costado de su cuello y su mano descendió marcando una ligera línea con sus dedos medio e índice por su pecho y abdomen hasta llegar a sus muslos—. Tengo ganas de cuanta humedad entre tus piernas puedo provocar.

Su prometida estaba demasiado cerca y el solo contacto de su mano con su muslo ya estaba haciendo efecto en ella. La rubia era golpeada por una ola de calor que la incitaba a mandar todo a la mierda y aprovechar la poca afluencia de personas en el estacionamiento y el lugar oscuro dónde aparcó. Mientras estaba en un duelo mental entre dejarse llevar o controlarse, su novia se acercó y de forma inocente le dio un pico en los labios.

—Es hora de irnos —dijo la pelinegra totalmente calmada como si no hubiera provocado a Lilith.

—Demonios, Aysel —pronunció Romanov conflictuada—. ¿Cómo es que puedes cambiar tan fácilmente de estar tentándome a estar calmada?

—Aprendí de la mejor —contestó—. Y esa eres tú.

Lilith no sabía SI felicitarse o regañarse mentalmente por haberle enseñado algo así, sin embargo, estaba segura de que Aysel podía tener todavía algunas sorpresas ocultas y Romanov estaba dispuesta a descubrirlas.

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01 de Mayo de 2021 10:05 pm, Ciudad de México.

Ana María Ávila.

No era extraño para Ana María recibir llamadas de sus familiares, amigos y conocidos de la familia ofreciendo su ayuda tras la muerte de su hija. La noticia se extendió a gran velocidad entre aquellos que le conocían, a pesar de los intentos de Marco de mantener discreción en todo momento. Hasta sus propios empleados le hacían una llamada diaria para comprobar si se encontraba bien porque estaban sumamente preocupados por ella. Ana María agradecía el interés, pero por el momento prefería recluirse en el interior de su casa a vivir su duelo con toda calma.

Franco, su cuñado, había estado llamando los últimos días para hablar con ella, sin embargo, Ana María no le apetecía hablar con él, por lo que Patricia era la encargada de comunicarle al hermano de Leonardo que la mujer se encontraba indispuesta. Para terminar con las continuas insistencias del hombre, Ávila optó por tomar la llamada y sostener una conversación corta con él que se extendió mucho más de lo esperado debido a que Franco ofreció su ayuda financiera e incluso protección, temiendo que la situación la estuviera afectando gravemente.

En todo momento, la mujer mayor le prestó atención a sus palabras, pero se negó a sus ofertas y terminó por colgarle tras despedirse cortésmente de él. Retornó hacia la cocina y se sentó en la mesa junto a su hermana para terminar de beber su café y de comer su pan dulce.

—Me parece un poco extraño que ahora intente acercarse a ti después de todo lo que pasó —habló la menor rompiendo con el silencio.

—Sus hermanos y él estuvieron en ambos funerales, no dijeron nada en ese momento, pero ahora Franco parece estar muy interesado en apoyarme financieramente —explicó Ana María.

—No aceptes nada de ese hombre ni de esa familia, nunca me han dado buena espina. Mira a Leonardo, resultó ser un lobo vestido de cordero —Patricia hizo una mueca al mencionarlo.

—Tengo la impresión de que las intenciones de Franco son sinceras, pero no necesito su ayuda y no porque sea el hermano de mi exesposo. A diferencia de Leonardo, sus hermanos siempre fueron más comprensivos, amables y divertidos —contó la mayor.

—Ah, ¿Entonces elegiste lo peorcito? —comentó con el afán de hacer reír a su hermana lo que logró al instante.

—Sí. En mi defensa, él no era una mala persona cuando lo conocí. Era lindo y muy guapo —respondió con una sonrisa—. A veces veo su mirada en la de Marco. El color de sus ojos siempre estuvo presente en nuestros hijos. Aunque ellos se parecen más a mí en los rasgos y en el tono de piel, tanto Aysel como Marco heredaron eso de él.

—Hermana, ¿Todavía lo extrañas? —preguntó Patricia preocupada.

—Pasé tres décadas de mi vida con él. Un amor o un hábito, no se olvida tan fácil —contestó con una sonrisa triste.

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No tienen idea de las ganas que tengo de dar spoilers porque mientras ustedes leen esto, yo estoy escribiendo lo que leerán en dos meses. Mi editora y yo estamos emocionadas y creanme que se viene lo mejor. >u<

Gracias por apoyar la historia, nos vemos el sigueinte lunes para actualización. 

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