Capítulo 4: Linaje en Discordia

25 de Abril de 2021 12:00 pm, Chicago, Estados Unidos.

Aysel Ferrara Ávila.

Steven entró a la habitación con un portafolio en sus manos. Lo colocó sobre la mesa y sacó ordenadamente cada uno de los documentos separados en carpetas que tenían sus nombres. Además, sacó tarjetas de crédito e identificaciones con fotografías actualizadas que hizo que les tomaran para validar por completo sus identidades. Con Lilith fue menos complicado que con Ferrara, pues la chica rusa solo retomó su identidad original y dejó de lado aquellas que creó como la de Rashel Morozova y Lilith Romanov Verro que era su nombre ruso cambiado a como se acostumbraba en México. Era como si Lilith Gavrilovna Románova volviera a la vida.

Por su parte, Ferrara sí necesitó que Steven se deshiciera de los documentos que la incriminaban y también los que confirmaban su supuesta muerte. Su amigo arregló una historia creíble en todo su historial, de forma en que la Aysel Ferrara Ávila de antes y la de ahora fueran la misma persona con algunas diferencias. Conservaba prácticamente toda su información ligeramente modificada para asegurarse de que no hubiera cabos sueltos.

El hombre les entregó las tarjetas de sus nuevas cuentas bancarias, pasaportes, identificaciones y sin fin de papeleo más que era la base de todo. Ante el mundo, Aysel Ferrara Ávila seguía viva al igual que Lilith Gavrilovna Románova o Lilith Romanov, como la rubia prefería que la llamaran para no complicarse con la pronunciación. Ferrara tenía como prometida a una heredera rusa que mantuvo un perfil bajo los últimos 11 años.

—Tengo la seguridad de que no van a preocuparse por su retiro con todo el dinero que tienen —habló Steven—. Sobre todo usted, señorita Romanov.

Steven sacó de entre todas las cosas una invitación que le entregó a Lilith.

Black Card de American Express —dijo entregándose a Lilith—. Ahora entiendo por qué te casas con ella, Ferrara. Piensas en tu futuro, típico de mujeres de negocios e independientes como tú.

Aysel sonrió. Había muchas razones por las que se quería casar con Lilith, pero el dinero y el estatus no formaban parte de ellas. Romanov era más que un signo de pesos andante.

—Sus identidades están bajo protección, es decir, pueden averiguar sobre su pasado antes de este momento, pero no podrán investigar sobre su presente. Nadie que intente rastrear su paradero podrá hacerlo sin su autorización —señaló Steven—. Mantengan un perfil bajo, todavía no es seguro que retomen su vida normal, pero sí pueden viajar a cualquier lado.

Romanov y Ferrara se miraron mutuamente, sus nuevas vidas estaban comenzando y la sensación que compartían era una mezcla de alegría y emoción. Para ellas fue como quitarse un peso de encima que además les daba la oportunidad de llevar un estilo de vida más tranquilo como una pareja normal y no dos criminales. Sin embargo, sus planes para arruinar a Velazco seguían en pie y tendrían que encontrar una forma de no ensuciarse las manos públicamente.

—Bienvenidas a su renacimiento, chicas —pronunció relajado frente a ellas.

Steven no se quedó durante más tiempo después de que Ferrara le pidiera una última cosa en relación con su hermano. Tras dar las últimas instrucciones y darles sus documentos, se marchó relajado, sabiendo que su labor concluyó. Lilith miró su identificación durante un par de minutos sonriendo, para ella significaba mucho no tener que usar identidades falsas que hizo pasar por auténticas durante la última década para mantenerse a salvo.

—Rashel Morozova se fue —dijo sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Sigo sin creer que no sabía que utilizabas esa identidad para tus documentos oficiales en México —confesó Aysel—. Estoy muy confundida y me siento tonta por no haberme dado cuenta.

Romanov soltó una corta risa.

—Te comprometiste con Lilith Romanov y no con Rashel Morozova, aunque las dos son increíblemente bonitas —contestó Lilith.

—Entonces le pedí matrimonio a la mujer correcta —dijo acariciando su mejilla.

—Dos mujeres en una, sí que tienes suerte Ferrara —pronunció Romanov—. Porque las dos te adoran a ti.

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26 de Abril de 2021 1:26 pm, Moscú Rusia.

Lilith Romanov.

El reencuentro con sus padres fue emotivo, los dos estaban felices de verla después de lo sucedido, incluso se permitieron ser mucho más cariñosos con ella de lo que usualmente lo eran. Pero en definitiva, Gavrel no estaba para nada feliz de ver a Aysel viva y consciente frente a él. Su novia no era capaz de reconocer el odio de su suegro debido a que no lo conocía tanto, sin embargo, Lilith sabía que si las miradas mataran, la de su padre habría acabado con Ferrara desde el primer segundo en que bajó del auto.

Liubov actuaba de forma diplomática como acostumbraba a hacerlo, sin embargo, también fue perceptible para la chica rubia que para su madre tampoco era una buena noticia que Ferrara estuviera viva. Gavrel saludó a su prometida más por obligación que por ganas, ya que, si fuera por él, la hubiera ignorado desde el primer momento en el que llegó.

Pasaron al gran comedor de la mansión dónde les esperaba el servicio de la casa con todo listo para servir aperitivos de bienvenida. Su padre se sentó a la cabeza de la mesa con Liubov a su diestra y Lilith a su izquierda. Ferrara tomó lugar junto a su prometida bajo las miradas juiciosas de sus suegros.

Romanov puso al tanto a sus padres de lo ocurrido durante las semanas posteriores al día en que las declararon muertas. Explicó los motivos de sus decisiones, lo que relajó ligeramente la tensión en la mesa, pero no le hizo desaparecer por completo. Gavrel estaba más receptivo que Liubov a quien únicamente le importaba el hecho de que Lilith estaba con vida.

(Conversación en ruso).

Deberían quedarse en Rusia ahora que están en riesgo —dijo Gavrel en forma de sugerencia que en realidad sonó como una orden.

Lilith tenía una ligera corazonada de sus intenciones, por lo que procuró contestar de forma neutra.

No lo hemos considerado —respondió.

Moscú es un buen lugar para resguardarse —comentó Liubov—. Es más, podrían organizar la boda aquí.

Ferrara estaba teniendo demasiadas dificultades para entender todo lo que estaban hablando, por lo que no participaba activamente en la charla.

Consideraremos la opción, pero no hay nada seguro hasta el momento, de hecho, apenas estamos retomando los planes de la boda —explicó Lilith y luego miró a su novia pidiendo su apoyo—. ¿No es así, cielo?

Romanov se regañó mentalmente por haberla llamado así frente a sus padres que de por sí no aprobaban su relación. Ferrara no sabía que le preguntó, pero confirmó y asintió respaldándola completamente.

Si deciden quedarse en Rusia, podría utilizar mis conexiones para brindarles más protección —dijo Gavrel y luego miró a Ferrara fijamente—. No queremos que ningún altercado las vuelva a poner en riesgo.

Aysel no necesitó saber ruso para sentirse amenazada con la mirada que le dirigió su suegro. Lilith no percibió la tensión en el tono que el señor utilizó porque estaba más concentrada en las intenciones de sus padres de que se quedaran en el país.

Gracias por la oferta, pero decidimos manejar el asunto por nuestra cuenta —contestó de forma cortés.

No lo hicieron muy bien la última vez —señaló Gavrel.

Tu padre solo quiere mantenerte a salvo, Lilith —apoyó Liubov—. La seguridad es la prioridad y no queremos que te pase algo tan horrible otra vez.

Nos pase —corrigió Lilith con una mirada fría.

Sí, si. Como sea. El punto es que estén bien —dijo su padre con una expresión seria.

Los Romanov no iban a ceder y Lilith tampoco. Romanov tendría que explicarle la conversación a su prometida después, pero estaba segura de que compartía la misma postura que ella. A ambas les gustaba Rusia, pero no era un país en el que quisieran quedarse por una larga temporada y mucho menos permanentemente, sobre todo con la presión que Gavrel y Liubov parecían querer ejercer sobre ellas. La joven rubia presentía que una serie de desacuerdos se estaban gestando y quería evitar las disputas a toda costa.

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26 de Abril de 2021 3:15 pm, Moscú Rusia.

Lilith Romanov.

Mantuvo una ligera distancia con su prometida para evitar las miradas asesinas de Gavrel que se intensificaron desde que volvió a ver a Ferrara. Lilith no tenía idea de lo que pasaba por la mente de su padre y no tenía muchos ánimos de descubrirlo, ya que definitivamente podría ser el inicio de una serie de desacuerdos que prefería evitar. Tal vez fue a propósito o a su padre le nació poner todos los reconocimientos de caza en los lugares disponibles del recibidor donde se encontraban. Cada uno de ellos avalaban su buena puntería y desempeño.

Aunque el tema de conversación no iba para nada relacionado con el entorno, la atmósfera era bastante tensa, principalmente porque detrás de la forma tan diplomática de tratar el tema de la boda de su madre, parecía haber otro propósito.

(Conversación en ruso).

¿Ya tienen fecha para la boda? —les cuestionó Liubov.

Aún no, señora. Pero esperamos que sea en la segunda mitad del año, si es posible, no queremos esperar mucho —contestó con dificultad Ferrara a una de las pocas preguntas que logró entender.

Les vendría bien un poco de ayuda en la planeación, ya saben, así podrían manejarlo mejor —sugirió—. Yo podría ayudarlas.

Aysel estaba descifrando lo que su suegra había dicho mientras Lilith la miró fijo analizando cada uno de sus movimientos.

No, gracias —respondió Romanov de forma cortés—. Es nuestra boda y queremos hacernos cargo nosotras mismas, nos hace mucha ilusión.

Claro, lo entiendo —pronunció su madre sin darse por vencida—. De todas formas, mi ofrecimiento sigue en pie.

Las dos asintieron con una sonrisa más forzada de auténtica. Ninguna se sentía cómoda, pero trataba de hacer la convivencia amena. Su madre comenzó a relatar algunas anécdotas familiares que Ferrara se esforzó en entender para participar en la conversación, sin embargo, muchas de ellas parecían salir a la luz a razón de intimidarla, pues, la imagen de su suegro peleando con un oso en un viaje de caza era manejado como un "si puede con eso, puede contigo". Afortunadamente para la pareja, los Romanov tuvieron que retirarse un par de minutos, Gavrel por una llamada de negocios y Liubov porque el servicio necesitaba consultarle algo.

—¿Entendiste la conversación? —cuestionó Lilith a su prometida en voz baja.

—La mitad de lo que dijeron. La verdad es que es más difícil entender ruso cuando hablan tan rápido —respondió Aysel—. Tengo que mejorar mi ruso antes de que tu padre me convierta en su presa de caza.

—Es posible que ya lo seas —dijo Romanov despreocupada.

—Eso no suena muy alentador, cielo.

—Escucha, ¿Recuerdas lo que mi mamá dijo de organizar la boda? —Lilith cambió el tema rápidamente a lo que Aysel asintió—. Cualquier cosa que diga que tenga que ver con que se involucren, niégate. Te explico después.

—Tendrás que explicarme más que la razón por la que no quieres que participen, porque la verdad no estoy entendiendo nada de lo que está pasando aquí —confesó la castaña y Lilith sonrió.

—Descuida, te lo explicaré después. Acércate —Romanov hizo un gesto con la mano para que su pareja se acercara un poco más a ella, ignorando la distancia establecida que tenían cuando estaban sus padres. Lilith parecía tener intenciones de susurrarle algo, pero hizo mucho más que eso.

Miró hacia sus espaldas, escuchando los pasos lejanos crujir en la madera, en un acto de valentía y rapidez, tomó el rostro de Ferrara y le robó un beso antes de que las puertas del recibidor volvieran a abrirse. La figura imponente de Gavrel entró a los pocos minutos, por lo que tuvieron que cortar el beso abruptamente disimulándolo con otra cosa, sin embargo, Gavrel tenía sus sospechas y aunque, como tal, no las vio, su lenguaje corporal las delató al igual que la distancia que compartían sus cuerpos.

Disculpen la demora —habló firme—. ¿Qué era lo que ustedes estaban...?

Hablando —reaccionó Aysel.

¿Tan de cerca? —preguntó con una mirada severa.

Sí. Es la forma en que hablamos entre nosotras —intervino Lilith antes de que su padre incomodara mucho más a su novia. Gavrel no se la creyó, pero por lo menos ya no dijo nada.

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26 de Abril de 2021 7:04 pm, Moscú Rusia.

Aysel Ferrara Ávila.

Unas cuantas horas más pasaron para que decidieran dejar la residencia Romanov para irse a dónde se estaban quedando. Lilith se quedó un rato más hablando con su madre en privado mientras Aysel caminaba lentamente recorriendo la galería familiar, observando a su prometida a través de los años en cada uno de los cuadros ubicados en las paredes. La sensación que tenía no era distinta a la que experimentaba cuando asistía a exposiciones de arte o museos, generalmente tomaba su tiempo para apreciar cada pequeño detalle en las obras.

De una pequeña bebé en los brazos de su madre, Lilith pasó a ser una hermosa joven que de seguro había robado más de un corazón en su etapa escolar. Lo mejor que pudo encontrar Ferrara para describir las imágenes frente a sus ojos fue el adjetivo de princesa. A Romanov no le gustaba ser llamada así por distintas razones, sin embargo, realmente parecía una con su elegancia esculpida en los movimientos de su cuerpo y los hábitos que aún conservaba.

Aysel comprendía el dolor de sus suegros al perder a su única hija de una forma cruel que los separó por más de una década de ellos, además de que para Lilith tampoco fue del todo fácil, pues enfrentó un cambio de estilo de vida muy radical y maduró mucho más rápido de lo que debía para adaptarse a las circunstancias.

(Conversación en inglés).

Ella es hermosa, ¿No es así? —escuchó la voz de su suegro a sus espaldas acercándose hasta su posición.

Él sonó relajado, menos hostil en comparación con el resto del día. Se posicionó a su lado y admiró de arriba abajo el último cuadro de la galería donde aparecía Lilith.

Ciertamente lo es, señor Romanov —respondió Ferrara de manera seria.

Lástima que no pueda tener una vida y familia normal porque está encaprichada con usted —habló Gavrel rompiendo con la atmósfera de paz existente entre ambos.

Aysel se quedó en silencio analizando lo que acababa de decir. Mentiría si dijera que aquel comentario no la tomó por sorpresa y la forma en que lo dijo le recordó un poco a Leonardo.

Señor, con todo respeto...

Seamos sinceros, señorita Ferrara —la interrumpió tajantemente—. Ustedes dos están persiguiendo una relación sin sentido que además no es reconocida por mi país y que no puede generar descendientes. Para mi hija, usted probablemente sea un capricho momentáneo que se le pasará con el tiempo y la historia terminará de la misma forma en que inició, muy rápido.

Yo no asumiría del todo lo que usted dice, señor —trató de ser respetuosa, pero por dentro sus comentarios comenzaron a cansarla—. El reconocimiento de un país y los descendientes no son todo en la vida, reducir el matrimonio a un simple fin como procrear, es quedarse en una idea mediocre, poco avanzada para la sociedad actual.

Gavrel la miró directamente a los ojos y Ferrara le hizo frente sin una pizca de miedo porque todo ese sentimiento era opacado por la molestia que sus palabras le causaron.

Si soy un capricho, que sea directamente Lilith quien me lo diga y no usted. No tuve la oportunidad de conocer a Lilith antes, pero le aseguro que las personas cambian y maduran hacia nuevas versiones de sí mismas, y ella no es la excepción —siguió hablándole con un valor que ni ella supo de dónde sacó—. Nuestra relación no inició tan rápido como usted piensa y tengo la certeza de que no acabará de la misma forma.

No me importa como se hayan conocido, si fuera por mí, jamás lo hubieran hecho —dijo de forma fría—. Si fuera por mí, usted estaría muy lejos de mi hija. Afortunadamente para usted, señorita Ferrara, no está en mis manos y desgraciadamente tengo que aceptar su unión con mi hija a pesar de no estar de acuerdo y considerarla poco apropiada para ella.

La expresión que vio en el rostro de su suegro le trajo malos recuerdos de su propia vida. Aysel ya no tenía que lidiar con su padre, ya que había fallecido, sin embargo, la fuente principal de las disputas ahora era Gavrel con quien aseguraba que jamás se llevaría bien. Ferrara estaba por contestar de manera más hostil, sin embargo, Lilith apareció al otro extremo del pasillo y caminó hacia ambos sin entender del todo por qué había una fuerte tensión entre ambos.

¿Me perdí de algo? —cuestionó la chica en ruso posando su mirada en su prometida y luego en su padre.

Nada relevante, querida —contestó Gavrel suavizando su tono y expresión.

Lilith relajó las tensiones, tomó el brazo de su prometida y se despidió de su padre para dirigirse con ella hacia la salida para que dejaran la residencia y se retiraran a descansar. Para Romanov no pasó desapercibida la molestia de Ferrara, aunque no haría preguntas, al menos por el resto de la noche.

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27 de Abril de 2021 11:07 am, Moscú Rusia.

Lilith Romanov.

La mañana siguiente fue tranquila, aunque su novia no habló prácticamente nada de la conversación que sostuvo con su padre antes de su llegada. Aysel se veía realmente molesta, así que no tuvo problema alguno cuando su madre Liubov llamó temprano para invitar a Romanov a visitarla más pronto de lo que tenía planeado. Lilith aceptó su oferta y llegó puntual a la hora en que la citó, pues sabía perfectamente que su madre odiaba los retrasos. La mujer rubia platinada la recibió gustosa, aparentemente más relajada que el día anterior, incluso se portó cariñosa con ella cuando se dirigieron a una sala privada de la mansión para charlar.

Ella ordenó té y galletas para acompañar su conversación en lo que preparaban el almuerzo. Lilith se sintió extrañamente de vuelta en su juventud, cuando se sentaba con su madre cada mañana a hacer lo mismo que estaban haciendo en ese preciso instante, con la única diferencia de que no conversaban antes. Disfrutó de las galletas y del té tibio, un gusto personal que sus padres y los empleados parecían seguir recordando de ella.

(Conversación en ruso).

Querida —la llamó dejando su taza sobre la mesa de centro para enderezarse y mirarla fijamente—. Te he pedido que vinieras porque tengo algo muy importante que preguntarte.

¿De qué se trata? —cuestionó Lilith a punto de beber su taza.

Sus labios tocaron la porcelana blanca cuando escuchó a Liubov hablar directamente.

¿Estás segura de que quieres casarte con la señorita Ferrara?

Sí. No tengo dudas —contestó inmediatamente—. ¿A qué viene esa pregunta?

Liubov esperaba un poco más de oposición, pero nada parecía ir en su favor. Bajó la mirada un momento hacia la costosa alfombra ubicada en el suelo mientras escogía cuidadosamente sus palabras.

Me preguntaba si conocías en su totalidad las implicaciones de casarte con una mujer —habló Liubov.

¿Implicaciones? —repitió Lilith con la sensación de que el rumbo de la conversación no iba a un buen lugar.

Sí, querida. Su relación va a ser muy criticada por muchos, además de que algunos países no la reconocen y en otros es considerada ilegal. Aparte de eso, ustedes dos no pueden tener hijos de la forma normal —explicó a grandes rasgos.

Las críticas son lo de menos, madre. El mundo siempre hablará y no estamos obligadas a escucharlo —contestó educadamente, relajándose para no enfadarse.

Lo entiendo, hija. Pero algo así no te pasaría si te casaras con un hombre —dijo—. Tú sabes que nosotros buscamos lo mejor para ti. Por eso tu padre intentó en el pasado comprometerte con el hijo mayor del señor Kozlov para asegurar tu futuro y te negaste a ello. Aceptamos tu decisión en ese entonces, pero estamos muy preocupados por tu futuro ahora con esa mujer. Podrías aburrirte un día solo por seguir un capricho, tal vez estás confundida o algo por lo parecido.

Romanov permaneció en silencio, escuchando con atención cada una de las palabras de la mujer frente a ella. Su explicación mandó muy lejos sus intenciones de tomarlo con calma y de forma diplomática, dándole paso a la frustración gestándose en cada segundo en que Liubov habló.

Eres nuestra única hija, Lilith. Queremos estar seguros de que nuestro legado y linaje continuará —ahí estaba la razón de todo ese alboroto.

—¿Capricho? ¿Confundida? —pronunció Lilith acentuando las palabras de su discurso que no le gustaron para nada—. Están reduciendo mis sentimientos y mis decisiones a eso, a un capricho o una confusión.

Romanov sonó más intimidante de lo que quería sonar. Hizo contacto visual con su progenitora que mantuvo un rostro neutro.

Ustedes no tienen problema con el estatus o que sea extranjera, lo único en lo que están pensando es que es mujer —habló sin titubear—. Elegí a esa mujer como mi futura esposa por más de una razón, no por un capricho o una confusión. La he amado por muchos años, así como ella a mí. Ella me escogió a mí y yo a ella, las dos queremos pasar nuestra vida juntas. ¿Es muy difícil entender eso?

Romanov alzó la voz sin darse cuenta. Dejó la taza de porcelana sobre la mesa de centro y confrontó a Liubov.

Hay más de una manera de formar una familia. No tiene que venir de mi vientre o el suyo para que sea parte de nuestro mundo y reciba nuestro amor.

—Querida, ¿A qué te refieres con...? —trató de cuestionar su madre totalmente impresionada.

A que estoy segura de casarme con ella y enfrentar el mundo entero si es necesario. Formaremos una familia —soltó de manera seria—, cuando dejen de ser tan superficiales, tal vez les gustaría formar parte de ella.

Tras decir eso, se levantó de la misma forma elegante de siempre, se dio la vuelta y se marchó, dejando a su madre en shock sobre el sofá de la sala privada.

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27 de Abril de 2021 6:12 pm, Ciudad de México.

Carina Robbins.

Ana María cambió su expresión seria desde que cruzó la puerta de la casa y caminó hasta el recibidor atravesando el patio de la propiedad. La mujer estaba acompañada y Robbins no tardó en enterarse de quién era la figura a su lado. Patricia y Ana María compartían cierto parecido aunque también se veían bastante diferentes entre sí, Carina escuchó hablar de Patricia por Aysel cuando años atrás ella le dijo que era su sobrina favorita.

Carina convivió con ellas desde su llegada hasta la tarde, disfrutando del tiempo y la comodidad de sentirse en casa. Hablaron mayoritariamente de su embarazo, su vientre se veía ligeramente abultado y tuvo algunas complicaciones con las náuseas, pero dentro de todo marchaba bien.

—¿Cómo ha estado Dmitry? —cuestionó Ana María.

—Un poco decaído como todos, pero fuera de eso ha estado trabajando para distraerse y muy emocionado por el embarazo —respondió Carina—. Es lindo ver al amor de tu vida convertirse en papá, se nota que a Dmitry le gusta la idea.

—Sí, todavía recuerdo cuando mis hijos nacieron —habló—. Con Marco fue más difícil porque era primeriza, pero después con Aysel todo fue más normal. Leonardo estuvo muy al pendiente de mí durante esa época.

Se notaba que a Patricia no le agradaba su cuñado y que lo mencionaran, pero no hacía nada más allá de una mueca de disgusto.

—¿Y usted tiene hijos, señora Patricia? —Carina la integró a la conversación.

—No, querida. No tengo instinto maternal y por ello decidí no tener hijos. Además de que mis dos divorcios me mantuvieron ocupada —explicó—. Si algún día necesitas dejar a alguien en la ruina, no dudes en contar conmigo.

La mujer aprovechó para relatar su pasado y a la vez promocionar sus servicios. Ella no mentía al admitir que no tenía instinto maternal, se notaba en su personalidad, pero aun así sabía que esa mujer podía ser bastante cariñosa como tía.

—¿Cómo te has sentido últimamente con el embarazo, Carina? —preguntó Ana María retomando el tema.

—Cansada, señora. Antes solía ser muy enérgica, ahora estoy muy fatigada la mayoría del tiempo, pero afortunadamente tengo tiempo y el privilegio de descansar —admitió—. Honestamente, me resulta un poco aburrido hacerlo, soy una mujer que está de un lado para otro y quedarme quieta no es algo a lo que esté acostumbrada.

Esa faceta la compartía con ambas hermanas. Las tres no podían quedarse quietas y constantemente se estaban involucrando en muchas cosas para volver su tiempo productivo. Mientras discutían de eso, un auto se estacionó afuera y Dmitry no tardó en entrar a la casa con la copia de las llaves que la misma Ana María le había dado. Kozlov poseía una barba más tupida y sus músculos estaban bastante marcados por todo el tiempo que se había enfocado en el ejercicio, sin embargo, él seguía siendo un niño en el cuerpo de un hombre.

Dmitry se emocionó al ver a Ana María y corrió hacia ella como un niño pequeño para abrazarla de forma cariñosa. Patricia se quedó impresionada por la altura y complexión del chico que tuvo que agacharse para abrazar a su hermana. Carina y Dmitry eran como hijos para Ana María y no tardó en entender por qué, ambos la miraban como una figura materna comprensiva que los recibía con cariño cada que la visitaban.

La pareja se quedó unas horas más hasta que el anochecer llegó y tuvieron que irse. Kozlov trató con suma delicadeza en todo el rato, Robbins recibió su atención y su trato gustosa, sabiendo que era completamente auténtico y real, con la presencia de ellos dos, el hueco en el corazón de la casa se sentía menos vacío.

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27 de Abril de 2021 11:50 pm, Moscú Rusia.

Lilith Romanov.

Tras abandonar la casa de sus padres, se dirigió al lugar donde ella y su prometida se estaban quedando, un departamento a su nombre con todas las comodidades posibles que les serviría como estancia mientras estuvieran en Moscú. Lilith no tenía muchos ánimos de hacer mucho el resto del día, pero el olor que entró por sus fosas nasales cuando recién entró levantó su estado de ánimo y abrió su apetito. Fue así cómo pasó las siguientes 12 horas disfrutando de la buena comida de Ferrara y de una tarde tranquila sin muchas complicaciones.

Cuando llegó la hora de dormir, Lilith se fue a su habitación y dejó a Ferrara en la de invitados, todavía no podían dormir juntas y, aunque Romanov añorara hacerlo para calmarse tras su discusión familiar del medio día, fue paciente y se resignó a la idea de volver a dormir sola. Sin embargo, no esperó que Ferrara entrara a su habitación mientras ella se preparaba para dormir.

—¿Vienes a darme mi beso de buenas noches? —bromeó Lilith.

—Y a contarte un cuento —Ferrara le siguió la corriente.

Se sonrieron mutuamente y luego Ferrara se acercó a ella de forma despreocupada para abrazarla. Aysel se quedó un rato más, tanto que Lilith pensó que dormirían juntas. Su tacto era cálido y cuidadoso sobre su rostro y pelo, el tono de su voz era suave, como si las palabras salieran delicadamente de sus labios que Lilith no pudo evitar besar un par de veces en todo el rato. Las manecillas del reloj avanzaron y Aysel tenía que irse a dormir a la habitación de al lado, sin embargo, Romanov no la dejó irse.

—¿Necesitas algo? —cuestionó Aysel al ver su insistencia.

—Hablar contigo —respondió Lilith acomodándose en la cama, de forma que su espalda quedara recargada en una almohada y la cabecera.

Ferrara se sentó en la orilla del colchón y le prestó completa atención.

—Te escucho, ¿Qué sucede?

—Es sobre la visita que le hice a mi madre hoy —Lilith fue directo al tema—. Nada salió como lo esperaba. Ella dijo un par de cosas respecto a nosotras que me molestaron.

—¿Qué fue lo que dijo? —Aysel frunció ligeramente el ceño.

—Que tú eres un capricho mío y que estoy confundida. El resto de la conversación fue sobre la descendencia, las relaciones heterosexuales y las críticas de la sociedad —resumió la rubia a manera de hacerlo más sencillo para Aysel.

—Capricho, fue la misma palabra que tu padre utilizó ayer —comentó por fin.

—¿Qué fue lo que te dijo? —cuestionó Romanov.

—Algo parecido a lo que tu madre y tú hablaron hoy. La verdad no tenía muchas ganas de mencionar nuestra discusión, pero ya que sacaste el tema a la luz, es bueno hablarlo —respondió Aysel—. Tu padre cree lo mismo y está convencido de que tú y yo terminaremos nuestra relación rápido. Yo ya me resigné a no llevarme bien con mis suegros.

—Mi madre me preguntó si estoy segura de casarme contigo —continuó relatando—. Lo que le dije es que te elegí como mi futura esposa por muchas buenas razones y que contigo formaría una familia.

—Déjame adivinar, no lo tomó nada bien.

—No tuve tiempo de observar su reacción porque salí de ahí completamente molesta —respondió Lilith—. No tenía ganas de quedarme en esa casa por más tiempo y ahora tampoco tengo ganas de hacerlo en el país.

—Podemos ir a donde tú quieras si ya no te sientes cómoda aquí —dijo su prometida—. No sé si regresar a México sea factible, pero podemos ir a cualquier parte donde queramos.

—Aysel —Lilith sostuvo su mano—. No quiero celebrar nuestra boda aquí en Rusia, prefería que fuera en México o incluso en Italia, pero no aquí.

—De acuerdo —dijo la nombrada de forma comprensiva—. La verdad es que yo tampoco quería que fuera en Rusia.

—Bueno, en ese caso —Romanov sonó más relajada—, no sería mala idea pasar una temporada en Italia, conocer la villa o incluso volver a México y buscar una nueva casa en donde vivamos juntas. ¿Qué te parece?

—Me parece perfecto —pronunció Aysel acercándose para darle un beso en la mejilla y luego en los labios—. A dónde tú vayas, yo iré.

Romanov liberó la tensión de su cuerpo. Ahora que habían dejado las cosas claras, las dos podían descansar mejor.

—Anda, ve a dormir —la animó Lilith a que se fuera de su cuarto antes de que el deseo de que no se fuera se intensificara—. Porque mañana tenemos mucho por hacer.

—¿De qué hablas?

—Vamos a hablar con mi padre mañana —soltó Lilith sin que Aysel se lo esperara—. Para dejar todo en claro y ya no tener más discusiones.

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28 de Abril de 2021 9:01 am, Moscú Rusia.

Aysel Ferrara Ávila.

Descendieron del auto, Aysel detrás de Lilith quien se dirigió directamente a saludar a sus padres que se encontraban felices de verle nuevamente, aunque no podían decir lo mismo de Aysel puesto a que Gavrel le dirigió una mirada asesina a las que Ferrara se estaba acostumbrando con el paso del tiempo.

La pareja fue directo al grano y solicitó hablar con Gavrel en privado porque Liubov no parecía tener muchas ganas de participar en esa conversación. Los tres se dirigieron a la oficina privada de Gavrel, misma en la que Aysel ya había estado la vez que pidió la mano de Lilith, no tenía tan agradables recuerdos de ese lugar, pero no podía hacer nada al respecto. Lilith sostuvo con fuerza su brazo tratando de transmitirle su apoyo, pero ese solo contacto era visto como desaprobatorio por su padre, sin embargo, poco les importó.

Tomaron asiento frente a él. El hombre se acomodó en su silla y la miró como un juez esperando dar su cruel veredicto. Ferrara aclaró su garganta antes de hablar y recordó todas las palabras rusas que Lilith le ayudó a preparar para dirigirse de la mejor forma posible a su suegro. Aysel imploró a los cielos no trabarse y mucho menos cometer un error que tensara la situación más de lo que ya lo iba a estar.

(Conversación en ruso).

Lilith y yo estuvimos hablando con respecto a la organización de nuestra boda y queremos comunicarle nuestra decisión —habló Ferrara haciendo contacto visual con él.

Adelante, las escucho —dijo de forma cortés por la presencia de su hija.

Aysel y yo celebraremos nuestra unión lejos de Rusia —fue el turno de Lilith de hablar.

Gavrel escuchó a su hija, pero inmediatamente miró a su nuera. Creía que esa decisión había sido por completo su responsabilidad y no le gustaba para nada. Intentó mantener la calma, pero era bastante obvio que estaba molesto. Soltó un largo y profundo suspiro enderezándose en su silla para no perder los estribos.

¿Puedo saber la razón de su decisión? —cuestionó—. Temo que no sea una decisión que tomaron juntas y que haya mayor peso por una de las partes.

Es un asunto que nos corresponde a ambas —contestó rápidamente Ferrara—. Y tenga por seguro que fue en igualdad de condiciones.

Dudo mucho eso, señorita Ferrara —dijo de forma amenazante—. ¿Usted influenció a mi hija para tomar una decisión de esa índole?

No. Al contrario, yo la influencié a ella —Lilith intercedió por su prometida.

¿Disculpa? —pronunció Gavrel confundido—. ¿Qué fue lo que dijiste?

La iniciativa de no celebrar la boda en Rusia fue mía y Aysel está de acuerdo. No esperamos tu autorización, solo queríamos ponerte al tanto, lamento si te tomó por sorpresa —dijo Lilith antes de que su padre pudiera decir algo.

El señor Romanov no pudo hacer nada, aunque tenía a Ferrara en la mira. Terminaron la reunión igual de rápido que la empezaron, Aysel ya no dijo nada por temor a que su suegro la fusilara, lo único que hizo fue seguir a Lilith cuando ella se despidió y se la llevó fuera del estudio. Romanov ignoró por completo que se encontraban en la casa de sus padres y mantuvo mucho más contacto físico con ella, al cual Aysel no se negó en lo absoluto.

—Del uno al diez, ¿Cuánto crees que me odie tu papá? —cuestionó.

—Veinte —respondió Lilith con una sonrisa—. Tú tranquila, yo te protejo. Solamente asegúrate de correr rápido en caso de que se necesite. Por ahora, quiero que me acompañes a un lugar.

Ferrara alzó una ceja preguntándose qué era lo que tenía planeado Lilith.

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28 de Abril de 2021 1:23 pm, Moscú Rusia.

Aysel Ferrara Ávila.

Tardaron un par de horas en partir hacia el lugar donde Lilith dijo que tenían que ir. De camino al complejo de departamentos exclusivos donde residía uno de los amigos de Lilith, Alexei. Ferrara ya se estaba haciendo la idea de tener que convivir con Dasha, ya que probablemente también estaría presente. No hizo muchas preguntas al respecto y se convenció de mantener en todo momento la compostura, sin embargo, desde que subieron al ascensor estaba algo nerviosa.

—¿Lista para que te presente como mi futura esposa? —dijo Romanov con una media sonrisa en su rostro, atrayéndola hacia ella, tomándola de la cintura.

—Eso suena mil veces mejor que cuando me presentaste como tu novia —confesó Aysel.

—En ese entonces creí que no iba a comprometerme contigo, es más, ni siquiera tenía la certeza de querer casarme —explicó Lilith—. Éramos demasiado jóvenes para pensar en eso, además, estábamos aprendiendo a tener una relación sana. ¿Te acuerdas cuando sentiste celos de Dasha?

A Lilith le divertía recordarle aquella ocasión en el Rave, pero para Aysel no era tan agradable que vinieran a su mente todas las cosas que dijo Dasha esa noche, mismas que Aysel no le había revelado a Lilith incluso ahora.

—Prefiero no acordarme de eso —contestó.

—Yo sí. Principalmente, por qué me gusta mucho la parte donde actuaste posesiva —declaró Lilith con una mirada coqueta.

Ferrara se sentía un poco avergonzada con respecto a su comportamiento de aquella ocasión, pues consideraba su reacción un tanto inmadura y se reprendía mentalmente cada vez que lo recordaba.

—No fue la mejor manera de actuar —admitió—. Pero ese beso sí que lo disfruté.

—¿Quieres repetirlo? —Romanov se aproximó a su rostro con todas las intenciones de besarla—. Porque yo muero de ganas por hacerlo, igual así te hago entender que en ese entonces y ahora te prefiero a ti por encima de cualquier otra persona.

Sus palabras le trajeron seguridad y su mirada la sedujo. No se resistió a Lilith ni un minuto más y la besó de forma impulsiva y fuerte, tomando el control de la situación, haciendo de ese contacto mucho más intenso. Sin embargo, el sonido de las puertas de acero del ascensor abriéndose las distrajo.

(Conversación en ruso).

Oh, ¿Interrumpo? —dijo la mujer pelirroja, de tez pálida, rasgos finos y anteojos.

Sí, interrumpes —contestó Aysel de forma neutral, que pareció hostil.

Dasha, cuanto tiempo sin vernos —exclamó Lilith alegre, acercándose a la nombrada para saludarla.

Aysel sabía que a partir de ese momento tendría que permanecer serena ante todo para evitar hacer corajes. Saludó a Dasha de forma cortés y posteriormente las tres se dirigieron al recibidor del departamento de Alexei donde aguardaban el resto de sus amigos, Darcel y las gemelas Elina y Ekaterina. Todos se alegraron de verlas nuevamente y hubo un par de miradas curiosas que notaron al instante los anillos que ambas portaban, sin embargo, Lilith se reservó el derecho de dar el anuncio.

Aysel y yo —detuvo sus palabras por la sonrisa inmensa en su rostro—. Nos vamos a casar.

Elina y Alexei, los más expresivos del grupo, fueron los primeros en felicitarlas completamente alegres, después de ellos siguieron Darcel y Ekaterina quienes eran mucho más reservados. Finalmente, Dasha les dio una felicitación que para nada se sintió auténtica, o al menos eso pensó Aysel al notar su sonrisa forzada que podía pasar para auténtica si no eras lo bastante observador para notarlo.

Por supuesto que hubo muchas preguntas por responder, pero principalmente fue Lilith quién relató lo que pasó durante el último año, desde su reencuentro hasta su compromiso y posterior muerte fingida. Ferrara participó en la conversación relajada con la mirada de recelo de Dasha sobre ella, la cual ignoró durante todo el rato.

Me sorprende que hayan vuelto a estar juntas después de tanto tiempo. Por lo regular esas relaciones no duran mucho —habló la pelirroja—. Ya saben, por lo que dicen que si falló una vez, fallará siempre.

No creo que sea su caso —intervino Darcel—. Ellas siempre han sido muy compatibles, desde la primera vez que Aysel vino a Rusia supe que definitivamente tenían una conexión muy buena.

Yo hubiera apostado a que terminarían juntas sin temor a equivocarme —confesó Ekaterina.

Dasha hizo una explosión de disgusto que intentó ocultar al beber de su cóctel.

Felicidades, Ferrara —dijo Alexei animado—. Eres la elegida para soportar a Lilith el resto de tu vida.

Paciencia y dedicación es lo que va a necesitar —bromeó Elina uniéndose a Alexei.

Ey, chicos, no me la espanten, que aún se puede arrepentir —dijo Lilith.

No, para nada. No pienso arrepentirme —contestó Aysel.

—Esas son buenas noticias porque desde hace mucho tengo ganas de ir a una boda —comentó Ekaterina—. ¿Dónde van a celebrarla?

Todavía no lo decidimos, estamos entre México e Italia —respondió Aysel—. Retomaremos los preparativos pronto porque queremos que la fecha sea en este año, por eso debemos darnos prisa.

—O no casarse —dijo Dasha provocando que todas las miradas se posaran sobre ella— este año.

No creo que podamos esperar tanto —habló Lilith aligerando la atmósfera—. Estoy segura de que elegí a la persona correcta para iniciar una familia y tener una vida más tranquila. No quiero esperar para finalmente llamarla mi esposa.

La mirada de Romanov sobre su prometida fue absolutamente dulce, exceptuando para Dasha quien en el fondo resentía aquello mientras mantenía una sonrisa en su rostro. Si las miradas mataran, Ferrara hubiera muerto desde el primer instante en que la pelirroja la vio junto a Lilith en el ascensor.

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28 de Abril de 2021 5:59 pm, Ciudad de México.

Marco Ferrara Ávila.

La guardia marchaba bien, no tuvo mucho trabajo desde el inicio, pero se abstenía de decir que estaba tranquilo porque esa era la clave para que todo se complicara. Hizo un corto rondín por el piso del hospital hasta que una enfermera llamada Azucena, lo interceptó en el pasillo para notificarle que alguien esperaba para verlo dentro de su consultorio. La mujer describió a aquel hombre como alguien muy insistente con acento inglés. Marco tenía una ligera idea de quién era, así que se dirigió hasta ahí para comprobarlo.

Steven estaba cómodamente sentado frente al escritorio en silencio, observando a su alrededor, desde el título colgado en la pared hasta los objetos sobre el escritorio del joven, en donde resaltaba una fotografía enmarcada de sus amigos y familiares. Ferrara no tenía idea a que se debía su visita pues, por lo que tenía entendido, Steven vivía en el extranjero y debía de haber un buen motivo para que estuviera ahí.

—Buenas tardes —saludó Steven de forma amable—. Perdona que te interrumpa en tu trabajo, pero estaba de paso y decidí pasar a saludar para hablar contigo.

—No te preocupes, no me interrumpiste en lo absoluto —dijo Marco tomando asiento—. ¿Qué es lo que ibas a decirme? Debe de ser muy importante para que estés aquí.

—Vine a la Ciudad de México por negocios —señaló Steven—. Pero la verdad es que estaba más interesado en hablar contigo sobre lo que pudiste descubrir de la carta y la nota que dejaron Aysel y Lilith.

—No mucho. De hecho, abandoné el tema a los pocos días. La carta no tiene mucho sentido y la nota tampoco, creo que es mejor dejar el asunto para no causarle más dolor a mi familia que aún sufre la pérdida —respondió el hombre de bata blanca.

Steven se quedó en silencio un momento con la vista fija en el chico frente a él.

—Ahora veo que Aysel y tú no son tan parecidos como creí —comentó—. Ella es de las personas que no se rinden y que no descansan hasta saber la verdad.

—Era —corrigió Marco creyendo que Steven cometió un error, sin embargo, la sonrisa que le dirigió hizo notorio que fue intencional—. Ella era de esas personas, ¿Cierto?

—Dime tú, ella es tu hermana, se supone que la conoces bastante —respondió Steven.

—Sí, pero no completamente. Aysel me ocultó muchas cosas para protegerme y protegerse, así que no puedo decir que la conocí completamente bien —habló Marco.

—Bueno, pero la conociste lo suficiente como para entender lo importante que era para ella su anillo de compromiso —Steven sacó el tema a flote, al igual que las inquietudes de Marco—. Dos personas enamoradas que están por casarse, no se separan de sus anillos de compromiso, incluso después de la muerte. Dime, Marco, ¿Qué tan importante crees que hayan sido para ellas compartir joyas de ese tipo?

—¿Por qué me haces esa pregunta? ¿A dónde quieres llegar? —cuestionó confundido el chico—. No estoy entendiendo el punto de esta conversación.

—Por ahora —dijo Steven—. No lo entiendes por ahora.

Él miró su reloj y se levantó de la silla bajo la mirada confusa del médico, que no tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo.

—Me gustaría quedarme más, pero hay un vuelo esperándome y tú tienes un dilema que resolver. Espero que logres llegar a la respuesta, Marco, antes de que ella llegue a ti —pronunció Steven para posteriormente dirigirse hacia la puerta e irse sin darle la oportunidad a Ferrara de despedirse.

Se quedó el resto de la tarde preguntándose la razón del comportamiento de Steven y sus continuas insistencias con que descubriera algo. La idea de que las pruebas de ADN estaban equivocadas volvieron a surgir en él, pensó en contactar a Dmitry, pero no lo hizo al considerar su teoría de los anillos, algo sin mucho fundamento que una persona como el antiguo amigo de su hermana respaldaba, tal vez para burlarse de él y de su sufrimiento. Sin embargo, pese a sus continuos intentos de ignorarlo, Marco tenía una corazonada.

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Del 1 al 10, ¿Qué tan perdido creen que esté Marco?

Llegué un poco tarde pero llegué c:

Afortunademente ya estoy mejor de salud y estaré en buenas condiciones pronto. Cuidense mucho y mantenganse sanos :3

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