Capítulo 12: Facetas Ocultas

27 de Mayo de 2021 3:27 pm, Florencia Italia.

Aysel Ferrara Ávila.

Interiormente extrañaba ese ambiente de trabajo, las actividades en su itinerario, los negocios que lograr y los reportes que revisar para implementar mejores estrategias financieras, pero ya no estaba acostumbrada a ese tipo de vida desde meses atrás, sentía ligeramente la ausencia de su prometida y aunque acordaron salir a cenar después de su última reunión del día, Ferrara estaba inquieta, únicamente distraída por la conversación de la que era partícipe en la alargada mesa de la sala de juntas acompañada por inversionistas, socios y Valentino quien la introducía como la cabeza de la empresa familiar.

Tras la reunión, que resultó poco más que aburrida, Ferrara permaneció unos minutos más mientras el resto abandonaba la habitación. Anotó algunos pendientes en el documento que tenía abierto en su laptop y posteriormente juntó sus cosas para marcharse, sin embargo, Valentino se acercó a ella con dos vasos de café.

(Conversación en italiano)

Descafeinado con leche de almendras, justo como te gusta —habló Rizzo.

Gracias —dijo en respuesta Aysel y posteriormente probó la bebida—. Está delicioso. ¿Cómo es que te acuerdas de como me gusta el café?

Recuerdo mucho más de ti de lo que tú crees —Valentino sonrió de forma coqueta—. No te gustan las cosas muy dulces, el ruido excesivo y los olores fuertes. Prefieres el invierno al verano y sueles cuidar tu aspecto para lucir siempre impecable.

No puedo creer que recuerdes todo eso —Aysel lo miró sorprendida mientras sonreía sin mostrar los dientes.

Eso y más —admitió orgulloso mirándola de pies a cabeza—. Tampoco he olvidado lo que pasó entre nosotros.

Eso fue hace mucho tiempo, éramos adolescentes y nuestras familias querían vernos juntos —contestó Aysel recordando esa penosa etapa de la que no solía hablar.

Oye, pero tienes que admitir que nos veíamos bien como pareja —comentó Rizzo—. Tu padre nos adoraba.

Él solo quería que yo fuera Hetero y yo intentaba complacerlo, así que —Aysel alzó sus hombros. Su voz sonó sería e incómoda.

Valentino notó su cambió de actitud, por lo que procedió con precaución. Por su parte, Aysel reanudó su labor de guardar sus cosas dentro del maletín de cuero negro que había sido regalo de su prometida cuando obtuvo su título de posgrado.

Para mí siempre fuiste hermosa, aún lo eres —la halagó—. La mujer más hermosa que he conocido en mi vida. Si las cosas hubieran resultado diferentes entre tú y yo, nos hubiéramos convertido en marido y mujer, tal vez incluso tendríamos hijos.

Valentino la siguió hacia la salida cuando Ferrara tomó sus cosas y su abrigo después de escuchar el deportivo de su prometida estacionarse afuera.

Voy a ser honesta contigo —habló de forma seria—. Incluso si yo no fuera lesbiana, tú y yo no habríamos funcionado.

¿Por qué estás tan segura de eso? —Rizzo insistió ajustándose a sus pasos.

Porque siempre te he visto más como un amigo, un colega laboral también —respondió de forma neutral.

Si hubiera tenido una oportunidad te habría demostrado que soy diferente —objetó el hombre en un tono que se asimilaba a la queja de un niño pequeño—. El hombre de tus sueños.

Valentino —la chica pronunció su nombre y él la miró fijamente a los ojos cuando se detuvieron en la entrada—. Soy lesbiana, la definición por sí sola explica que no me gustan los hombres.

Aysel miró el café en su diestra y se lo entregó, no quería ser descortés, pero sentía que aceptarlo podría tener otra implicación en la que no quería involucrarse.

Además, tengo esposa —pronunció fuerte y claro, asegurándose de qué él la escuchara.

Prometida, Aysel —corrigió irritado—. Todavía no te casas con ella.

Para mí ella ya es como mi esposa y por respeto a ella, prefiero no volver a hablar de esto —declaró Ferrara con firmeza, dándose la vuelta lista para reunirse con su novia—. Gracias por el café y por la reunión.

Sin darle la oportunidad de responder algo más, Aysel bajó las cortas escaleras de la entrada para reunirse con la rubia hermosa que había bajado del auto para abrirle la puerta y saludarla.

—¿Pasó algo? Tu amigo te miraba como si le hubieras dado la peor noticia de su vida —cuestionó Romanov cuando subió al auto y arrancó.

—Nada importante, solo tuve una conversación incómoda —se limitó a decir.

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27 de Mayo de 2021 9:08 pm, Florencia Italia.

Carina Robbins.

El cuidado que su novio ponía en su aspecto, era de admirarse y le resultaba altamente atractivo verlo preparándose para salir, escogiendo la ropa que usaría después de recortar su barba frente al espejo del baño de la habitación. Su loción permaneció en la atmósfera un par de minutos en los que Robbins guardó silencio para no interrumpir la escena que estaba presenciando, a Dmitry completamente concentrado probándose varias prendas frente al espejo.

—Eres el hombre más vanidoso que he conocido —declaró la rubia sentada en el borde de la cama con una sonrisa amplia—. Y eso se ve increíblemente atractivo en ti.

—Supongo que eso fue un halago —intuyó Dmitry volteando a ver a su novia

—El mejor que se me vino a la cabeza —respondió Carina levantándose para caminar en su dirección—. ¿A dónde vas a ir tan guapo?

—Saldré con Darcel, le debo una salida desde hace un buen tiempo, así que pensé que podríamos divertirnos ahora que los dos tenemos nuestras agendas libres —explicó Kozlov con naturalidad.

Un destello de curiosidad brilló de inmediato en los ojos de Carina. Sus manos tocaron sus hombros para alisar la tela de la prenda que estaba usando y acarició su cabello rubio perfectamente arreglado.

—¿A dónde irán? —cuestionó directamente.

—Tenemos un tour completo por tiendas de objetos de colección de todo tipo, artículos de videojuegos, anime y algunas otras cosas. ¿No quieres venir con nosotros? Será divertido —el rubio de ojos azules se notaba emocionado.

—No gracias, no tengo muchos ánimos de salir hoy —declaró Carina desviando sus ideas impulsivas de su cabeza—. Prefiero quedarme con Lilith, Aysel y Julio en casa, tenemos mucho de qué hablar ahora que Julio está en Italia. Darcel y tú pueden divertirse sin preocupaciones.

Dmitry asintió enérgicamente y antes de marcharse dejó un cariñoso beso en los labios de su prometida. La dulzura de su trato cuidadoso quedó en el ambiente durante los siguientes minutos, pero eventualmente se desvaneció y los pensamientos de Carina volvieron a tomar lugar para sumirla en un mar de preguntas que no podía responder con exactitud.

La primera fuente de respuestas que tenía en mente era Lilith, pero la joven rubia no se quedó mucho tiempo para profundizar la conversación, se marchó al mecánico para ver como iba el progreso de la reparación del auto que Ferrara había chocado por accidente tiempo atrás. Robbins era capaz de notar que Romanov amaba lo suficiente a Aysel como para no enojarse cuando chocó su carro deportivo extremadamente costoso por las modificaciones que implementó.

Sin más opciones disponibles más que sus amigos, tomó aire y decidió sacar una gran interrogante a la luz mientras los tres disfrutaban de una merienda en el jardín de la propiedad, rodeados por arbustos y flores perfectamente cuidados y alumbrados por luces artificiales estratégicamente colocadas para no lastimar su vista y hacer de la velada algo agradable.

—¿Creen qué Dmitry sea gay o bisexual? —soltó sin aviso previo.

Julio comenzó a toser violentamente después de que casi se ahogaba con una uva.

—No creo que seamos los indicados para responder eso —contestó Aysel sirviéndole un poco de agua a su amigo—. Además, tú eres su prometida y futura madre de su hijo, creo que deberías saberlo mejor que nosotros.

—Vamos, chicos. Son de las pocas personas que podrían darme una perspectiva amplia y tal vez notaron algo en él que yo no —sugirió Carina—. ¿No tienen un radar o algo así?

—Definitivamente gay no es —argumentó Julio—. Tan solo tienes que verte para saberlo. Pero si haces este tipo de preguntas por su estilo y forma de comportarse, la verdad es que es un hombre seguro de sí mismo con estilo y eso no lo hace necesariamente gay o bisexual, aunque si fuera bi no cambiaría nada.

Robbins meditó las palabras de Julio enfocando su mirada en el pasto recién cortado y los alimentos que estaban degustando.

—Aysel, ¿Cómo sabes que a Lilith le gustan las mujeres? Lo que quiero decir es, ¿Sabes cuál es su orientación sexual? —Carina volvió a hablar.

—¿Debería? —Ferrara la miró sin mucho interés. Alzó sus hombros y luego bebió un poco de vino de su copa—. Francamente, no es algo que me haya preguntado más allá de la primera cita, pero por la tensión y las ganas que teníamos de comernos la boca, no necesité explicaciones. Solo sé que le gusto, ella me gusta, nos amamos y nos vamos a casar, es suficiente para mí.

—¿En serio nunca has tenido curiosidad? —Carina se veía totalmente desconcertada.

—A todo esto —Julio intervino nuevamente—. ¿A qué viene tu interés? Estás insistiendo mucho con el tema, ¿Acaso encontraste algo que...?

—No —Robbins se apresuró a negar—. Tengo curiosidad, eso es todo.

Julio y Aysel se miraron entre sí, compartieron un lenguaje silencioso que su amiga no logró captar y luego la miraron finamente.

—De cualquier forma —habló Julio—. Si te inquieta la respuesta, podrías preguntárselo, no creo que lo tome a mal.

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28 de Mayo de 2021 12:31 pm, Florencia Italia.

Julio San Agustín.

El modelo tenía razón en algo, Florencia no era como la Ciudad de México y ambas ciudades estaban a miles de kilómetros de distancia lejos de Marco, quien había intentado llamarlo en más de una ocasión e incluso se había puesto en contacto con su hermana y con Carina para preguntar por él, pero sus amigas supieron ocultar perfectamente su ubicación negando que se encontraba ahí.

Era triste como tuvo que poner mar y tierra de por medio para poder alejarse de Marco. En el fondo, sabía que no lo perseguiría, no lo hizo la primera vez y probablemente tampoco lo haría esta, sin embargo, una agonizante parte del amor que le tenía, conservaba una débil flama de esperanza de que él fuera a buscarlo para pedirle una disculpa por todo el daño que le había hecho, sin embargo, no todas las historias tienen finales felices y no todas las personas saben amar.

Por esa razón se sentía tan extraño sentado a la mesa con dos parejas que eran la representación exacta de la afinidad, por un lado, Carina y Dmitry que habían superado muchos obstáculos juntos y encontraron en el otro a la persona que buscaban. Tenían una relación comprensiva y unida en la que nacería un bebé dentro de algunos meses.

Por otro lado, estaban Lilith y Aysel, las personas que el destino había unido por una casualidad que resultó en la más afortunada de sus vidas. Ellas probablemente eran la pareja más interesante que había conocido, parecían ser contrarias entre sí, pero eran equilibradas, abiertas y cariñosas, capaz de vivir y matar por la otra.

Luego estaba él y la forma en que se percibía en ese ambiente, como el protagonista patético de una historia destinada a fallar, que tenía un gran inicio, pero un mediocre y amargo final. La suerte no parecía estar de su lado y hasta los alimentos no tenían sabor a pesar de la buena cocina de Aysel. El apetito era escaso comparado con la abundancia de ganas de llorar.

—Julio —Lilith pronunció su nombre regresándolo a la realidad.

Todos lo miraban expectantes, sugiriendo que una pregunta había sido dirigida a él y que había estado demasiado distraído para responderla.

—¿Qué? —preguntó confundido—. ¿Qué era lo que decían?

—Te preguntábamos si querías salir con nosotros más tarde, tenemos planeado salir a dar un paseo por los alrededores e ir a comprar unas cosas —explicó Ferrara sentada a la cabeza de la mesa con su prometida a su diestra.

—No, gracias. No tengo ánimos —respondió en un tono apenas audible.

Volvió a alejarse de la conversación para concentrarse en ingerir por lo menos la mitad de la comida en su plato. No tenía hambre, pero tampoco quería ser la razón de la preocupación de sus amigos, ellos no debían sufrir las consecuencias de sus acciones.

Las sortijas de metales preciosos brillaron en las manos de sus amigos, joyas que más que accesorios representaban algo que él no conocía, compromiso y comprensión mutua que eran la base de todo y abrían las puertas a un nuevo nivel que no tenía la certeza de que conocería. ¿Cómo era que hasta las personas en las situaciones más complicadas lograban encontrar la felicidad y él no? Lilith era el mejor ejemplo de ello, tenía al amor de su vida al lado después de haber pasado una década lejos de sus padres, de todo lo que conocía y de haber visto morir a Aysel. Ella merecía ser feliz, pero Julio se preguntaba cómo es que había encontrado la manera de serlo.

Agobiado por todo, optó por levantarse calmadamente de la mesa y salir al jardín a tomar aire fresco. Todos guardaron silencio cuando lo vieron levantarse e insistieron en acompañarlo, pero él se negó. Prefería no hablar de sus penas y únicamente pasar el rato observando las vistas doradas de la ciudad.

Sin embargo, más que contemplar la ciudad, su vista terminó fija en el auto oscuro que cruzó la entrada de la propiedad y se estacionó en la puerta principal de la villa. Las puertas se abrieron y dejaron ver a dos personas, una pelirroja hermosa con aires de superioridad y un chico serio de tatuajes y cabello oscuro que permaneció con una expresión inmutable desde los primeros segundos.

Sus ojos profundos y verdes resaltaban en su rostro por su maquillaje, su vestimenta estaba por completo combinada y aunque sus mechones oscuros estaban desarreglados, se veía increíblemente atractivo bajo la luz dorada del sol. Julio no esperaba que aquel chico notara su mirada y mucho menos lo saludara con un gesto con la mano para finalmente rematar con la sonrisa más linda que el modelo había visto en su vida. Él debía de ser un sueño, porque la divinidad en su figura no parecía ser de este mundo.

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28 de Mayo de 2021 1:03 pm, Florencia Italia.

Julio San Agustín.

La fascinación por ese hombre misterioso no terminó en aquel cruce de miradas que lo hizo pensar que era irreal, el resto de la comida fue así, miradas discretas llenas de curiosidad y misterio que no le permitían a Julio despegar sus ojos de él y de los tatuajes que su piel pálida lucía perfectamente. Su nombre era Darcel Blinov, así se había presentado con él cuando se encontraron en el comedor. El joven podía ser fácilmente un modelo o una celebridad, pero no reveló mucho acerca de sí mismo en su introducción.

Por lo poco que sabía, Darcel era amigo cercano de Lilith y Dmitry, del mismo modo que Dasha, quien no era del agrado de Aysel. Si algo podía reconocer entre los cuatro amigos, era que todos eran absolutamente atractivos y probablemente igual de ricos que Kozlov y Romanov.

(Conversación en inglés).

Así que eres ruso —San Agustín intentó iniciar una conversación con él cuando todos se sentaron en el jardín para disfrutar de la luz natural del sol de la mañana.

Sí, conocí a mis amigos en el colegio y desde entonces hemos estado juntos —se limitó a decir sobre sí mismo, pero dirigió su interés a Julio—. ¿Te conozco de alguna parte?, tu rostro se me hace familiar.

Ah, debe de ser porque soy modelo. Supongo que me has visto en algún anuncio, en la calle o en alguna tienda —San Agustín se sintió extrañamente tímido.

Tiene sentido que lo seas, tu cutis realmente brilla con mayor fuerza que tu estilo, como para no lucirse en una vitrina —soltó Darcel confundiendo a Julio.

¿Qué? —respondió sin saber cómo debía tomar su comentario—. Disculpa, no entiendo muy bien a qué te refieres.

Quiere decir que eres lindo —dijo Lilith que pasaba por ahí y los escuchó hablar. Se recargó sobre los hombros de Darcel cómodamente—. Discúlpalo, le es un poco complicado expresarse en otros idiomas, aunque los maneje bien.

Perdona si te incomodé, eso era lo que quería decir en realidad —Darcel se mostró apenado de molestarlo por sus palabras.

Descuida —Julio sonrió para tranquilizarlo—. Está bien, no me molestó.

Normalmente, Julio era bastante popular, lo reconocían por la calle y muchas personas admiraban su trabajo, sin embargo, que un hombre tan atractivo como Darcel lo reconociera y encima lo halagara, elevó su ego al cielo.

—Entonces... ¿Cómo es que conoces a Aysel? —la pregunta tenía una respuesta muy extensa en la que Julio no quería pensar.

Somos amigos desde hace unos años, la conocí por Carina y nos volvimos muy unidos, somos casi como familia —contestó e intentó reprimir ese impulso de hablar de aquello que todavía seguía siendo importante en su vida y se negaba a ocultar—. También salí con el hermano de Aysel un tiempo.

¿Tiene un hermano? —Blinov se veía realmente confundido, ya que jamás había escuchado a Ferrara hablar de él.

—confirmó Julio—. Es uno de esos hombres que cuando te miran lo hacen de forma intensa y la manera en que te hablan te pone de rodillas de lo atractiva que es su voz.

San Agustín soltó su lengua sin querer. Cuando se dio cuenta, quería que la tierra se lo tragara vivo, pues su mayor temor era haber puesto incómodo a Darcel.

Wow, parece que realmente estás enamorado de él —comentó el chico sin malicia y divertido después de romper definitivamente el hielo.

Disculpa, no debí de hablar así —dijo como reprimenda para sí mismo—. Supongo que debes creer que soy una persona muy confianzuda.

En realidad... Me alegra saber que no soy el único al que se le suelta la lengua de vez en cuando —Darcel habló más relajado y sonriendo—. Con respecto a lo que dijiste, sé cómo se siente estar así de fascinado por una persona.

Es un poco vergonzoso para mí hablar de esa forma de alguien que ya no está en mi vida por mi decisión y una serie de conflictos que nos llevaron a separarnos —relató Julio.

No tienes por qué sentirte avergonzado de la forma en que amaste a una persona, independientemente de si lo de ustedes resultó bien o mal —Blinov hizo una pausa y miró de reojo a Dmitry quien se encontraba a varios metros de ellos sentado al lado de Carina—. Incluso si es algo no correspondido.

Julio notó la pizca de tristeza en la mirada del chico que le hacía compañía, pero esa tristeza reflejó más que la pena que cargaba consigo, pues en ella se veía una minúscula gota de esperanza.

Algunas veces no tenemos el control de lo que sentimos y de quien nos lo hace sentir. Simplemente pasa, encuentras en su sonrisa el brillo que le hace falta a tus días y en su personalidad la calidez de la vida misma. Incluso si no podemos recibir el mismo amor a cambio... —sus ojos se enfocaron en Dmitry durante un par de segundos— vale la pena vivirlo si nos hace sentir lo que nadie más ha hecho. Vale la pena amarlo.

Lo más impresionante de todo no eran las palabras tan profundas que utilizó, fue que dijo cada una de ellas con su mirada fija en Dmitry. Julio abrió su boca por la sorpresa, pero reprimió todo sonido proveniente de ella para que Darcel no se diera cuenta. Tal vez las preguntas de Carina no solo habían sido por curiosidad y tenían otro motivo, mismo que estaba sentado frente a él en ese momento.

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28 de Mayo de 2021 2:40 pm, Florencia Italia.

Aysel Ferrara Ávila.

(Recuerdo de Aysel).

Tal vez abrazar la cintura de una atractiva pelinegra mientras conducía una moto deportiva con destino a la universidad era llamar mucho la atención de aquellos que tenían la fortuna de verlas juntas. Ferrara se estaba acostumbrando a su novia y los hábitos que esta tenía. En unos cuantos meses, los viajes en vehículos deportivos de lujo se volvieron tan comunes como los murmullos sobre ella en la Universidad.

Todos susurraban sobre su vida privada con Lilith, los regalos sorpresa que solía recibir de ella y también las muestras de afecto que muchos envidiaban a muerte.

—¿Quieres que pase por ti más tarde? —preguntó Lilith quitándose el casco para despedirse de ella.

¿Estás libre? —preguntó Ferrara haciendo lo mismo.

—Para ti, siempre —respondió con una sonrisa coqueta—. Solo tienes que pedirlo y vendré.

Dejó el casco de lado para acercarse a ella y tomarla de la cintura atrayendo su cuerpo hacia su dirección. Los labios de Lilith se veían rojos, tan apetecibles que Aysel solo se concentró en ellos y en el ímpetu de besarla que crecía con cada segundo que pasaba.

—¿Puedo? —preguntó Lilith de forma prudente sin olvidar que un solo beso podía causar un caos en ella—. No quiero incomodarte.

Sus manos suaves en sus mejillas se sintieron como la gloria misma para Aysel quién no sabía cómo poner en palabras lo que su mirada estaba gritando en silencio. Pero antes de que pudiera tomar la iniciativa ella y besar a su novia, una voz chillona y presencia vistosa irrumpió en su pequeña burbuja de felicidad.

—¡Cariño! —pronunció prácticamente gritando—. ¡Cuánto tiempo sin vernos!

La joven frente a ellas tenía el cabello largo teñido de un rosa pálido. Las curvas de su cuerpo se acentuaban al igual que sus senos y glúteos. Su estilo era muy llamativo, cualquiera que la viera pasar por la calle fijaría sus pupilas en ella por varios minutos. La atractiva chica pasó de Aysel y se dirigió directamente a Romanov a quien saludó con un beso muy cerca de los labios alejando a Ferrara de ella.

—¿Qué es lo que haces por aquí? Pensé que no volvería a verte después de nuestro último encuentro —la observó de forma coqueta sin esconder sus intenciones—. La última vez te fuiste y no volviste a llamarme. Es de muy mala educación dejar a las personas temblando de placer y no llamarles de nuevo después.

Lilith se quedó perpleja por el comentario de la chica e inmediatamente volteó a ver a su novia, cuya felicidad se había esfumado por completo. En apuros, lo primero que pensó Romanov fue intentar salvar la situación e ignorar lo que dijo la chica.

—Qué sorpresa verte aquí... Mon... Vale... —Romanov intentó hacer memoria de su nombre.

—Marina —completó ella—. Entiendo si no te acuerdas de mi nombre, solía llamarme de muchas otras maneras cuando estábamos a solas.

Ese coqueteo había sido excesivo como para ignorarlo. Aysel comenzaba a comprender lo que estaba sucediendo y no estaba contenta con la situación.

—Marina, claro. Te presento a mi novia, Aysel —Lilith desplazó a la primera para rodear la cintura de su novia con su brazo. Su acento ruso delató sus nervios y las emociones fuertes que estaba experimentando en ese momento.

—¿Novia? —la chica alzó una ceja con curiosidad y prosiguió a escanear a Ferrara de pies a cabeza—. Creí que te gustaban otro tipo de mujeres.

—¿Disculpa? —la expresión de Ferrara cambió en cuanto respondió. La chica era demasiado directa y no tenía noción alguna del respeto.

—Realmente se ven lindas juntas, en realidad, Lilith siempre se ve linda —le sonrió de forma coqueta.

La pareja se miró entre sí, Lilith parecía estar más relajada que Aysel quien notoriamente estaba incómoda y demasiado tensa como para fingir una sonrisa que pasara por auténtica. Mantuvo una expresión seria, prácticamente fría.

—¿Cómo es que se conocieron? No parecen tener mucho en común. Al contrario, son polos opuestos.

—Los polos opuestos se atraen —respondió Lilith—. Por eso es que hubo atracción desde el momento en que ella llegó a mi estudio para tatuarse

La chica se recargó confiadamente sobre los hombros de Aysel y se acercó demasiado a ella.

—Ohhh, ya veo que no fui la única que cayó por la linda chica de los tatuajes —se acercó a su oído para susurrar—. No te ofendas, pero, parece ser su técnica para invitar a alguien a salir. Tú y yo estamos en la misma lista, nena.

Ferrara quitó su brazo de sus hombros y se alejó de ella, lo suficientemente para que no volviera a tocarla. Lilith escuchó lo que dijo, pero cuando intentó intervenir, Aysel posó su mirada pesada sobre ella, acompañada de una expresión de pocos amigos.

—Aysel —Romanov la llamó por su nombre para intentar hablar con ella, pero su teléfono la interrumpió. Miró la pantalla frustrada y supo que debía irse—. Yo... tengo que irme. Aysel, te llamaré después, ¿De acuerdo?

—Claro, puedes llamarme si quieres recordar los viejos tiempos, ya sabes mi número —contestó Marina dejando de lado a Aysel nuevamente.

Aysel simplemente asintió y luego se alejó de la escena concentrada en una sola cosa, no llegar tarde a clases, sin embargo, su molesta acompañante no tenía los mismos planes.

—Supongo que tú también vas al edificio de posgrado, vamos juntas —no era una pregunta, era una afirmación.

Ferrara mantuvo un ritmo continuo para terminar cuanto antes con la compañía obligada de la joven que intentaba seguirle el paso.

—No puedo creer que estés con Lilith —habló agitada por la intensidad de la caminata—. No bromeaba cuando dije que no eres su tipo. Ella es muy de chicas delicadas que pueda... mimar, tú pareces ser... todo lo contrario a eso.

—Ah que bien, ojalá te lo hubiera preguntado —comentó de forma hostil.

—Vamos, solo quiero ayudarte. Ustedes dos se ven lindas juntas, incluso su relación podría funcionar —soltó Marina con falso entusiasmo—. Puedo asegurarte que conozco muy bien a Lilith y sé lo que le gusta, podría darte algunos consejos si quieres complacerla.

Le dio un ligero golpe con el codo en el brazo, un gesto de complicidad que no compartían. Aysel respiró profundo, paró sus pasos y tomó la joven por los hombros de manera brusca, sin importar que estaban rodeadas de gente.

—Escucha, me importan un carajo tus consejos y tú. Si no quieres que te borre esa estúpida sonrisa del rostro, cierra la boca.

Marina se quedó inerte en su posición, mientras que Aysel se marchaba sin mirar hacia atrás. Su mandíbula estaba tensa al igual que el resto de su cuerpo, por lo que intentó canalizar su energía en sus proyectos académicos o al menos esas fueron sus intenciones hasta que vio el mensaje de Lilith en sus notificaciones. Quería verla esa misma noche, pero Ferrara no estaba segura de asistir.

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28 de Mayo de 2021 6:30 pm, Florencia Italia.

Aysel Ferrara Ávila.

(Recuerdo de Aysel)

Decidió a la mitad del día que no iba a reunirse con su novia hasta que estuviera lo suficientemente tranquila para hablar con ella, sin embargo, ahí estaba, en el baño de su habitación, mirándose al espejo mientras Romanov estaba del otro lado mirando una película sin tener ni la menor idea de que Ferrara se encontraba en un debate mental consigo misma.

Las palabras de la chica rondaban su cabeza una y otra vez, desde que iniciaron sus clases hasta que terminaron y luego continuó con una cena en la casa de Lilith y su invitación de quedarse a dormir. Romanov había intentado tocar continuamente el tema, pero ella lo evitaba a toda costa desviando la conversación a otros asuntos menos importantes.

El tiempo estaba limitado, al día siguiente, su novia tendría que partir del país por unos días para encargarse de unos asuntos de trabajo y no la vería por lo menos en una semana, así que Aysel debía apresurar las cosas en lugar de quedarse encerrada mirando el mármol del lavabo y la docena de lociones corporales que Romanov parecía coleccionar.

—¿Sumisa? —se preguntó a sí misma juzgando su reflejo. Nunca había tomado tal rol en el sexo, aunque sí en la relación. Era algo nuevo para ella e intentarlo podría resultar en algo sumamente desastroso. Respiró profundo, se llenó de valentía y tomó la manija de la puerta para salir del baño—. Puedo hacerlo.

Avanzó determinada en su dirección, eliminando cada rastro de dudas con cada paso que daba hacia la cama dónde se encontraba Lilith con la vista fija en la película de la pantalla.

—Te estás perdiendo de la mejor parte —comentó la chica sin despegar su vista.

Ferrara ignoró lo que dijo, el sonido del contenido reproduciéndose y el resto de cosas que las rodeaban. Se sentó a horcajadas sobre su torso y le robó un beso intenso, hambriento y necesitado que Romanov no tardó en responder de la misma forma. La acorraló entre la cama y su cuerpo, sus manos siguieron sus impulsos y tocó lo que quiso tocar sin pudor, pero eso no es lo que debía hacer, pues estaba haciendo lo que usualmente hacía y no algo que no había hecho.

Disminuyó los toqueteos de su parte y dejó que Lilith la tocara, las manos de su novia terminaron en su cintura y Aysel comenzó a mover su pelvis en movimientos circulares para ser sugerente con lo que quería de ella. El tacto de Lilith pasó a sus glúteos, los cuales apretó sin pena para después jugar con la orilla de su pantalón. El jadeo de sorpresa y excitación que salió de sus labios fue reprimido en el beso.

—¿Qué fue eso? —preguntó Lilith con la respiración agitada a centímetros de sus labios. Inmediatamente Aysel se sintió ligeramente avergonzada, pero ya no había vuelta atrás.

—¿Te gusta? —cuestionó directamente.

—Sí, pero, usualmente tú... —Romanov trató de hablar, pero Aysel volvió a besarla.

—Eso no importa, hagámoslo así hoy —soltó entre besos y caricias—. Voy a dejar que me folles como tú quieras.

De un momento a otro, terminó debajo del cuerpo de su novia, con las muñecas presionadas por sus manos mientras sus labios y lengua besaban y lamían cada centímetro de piel a la vista. Romanov no tardó en deshacerse de la ropa de Aysel y la suya, para contemplar en la faceta más pura la desnudez de su cuerpo, que se removió inquieto.

—Sé que no estás acostumbrada a esto su índice se paseó por su cuello y pecho hasta tocar sus pezones endurecidos por la sensibilidad—. Pero haré que no te arrepientas de hacerlo.

Romanov comenzó dejando marcas en su cuerpo, estimulando con sus dedos su clítoris para después humedecer sus delgados y alargados dedos con la humedad de su entrepierna. Lilith le dio la vuelta para que su rostro quedara contra la cama y comenzó a penetrarla con sus dedos cambiando de ritmo para negarle el orgasmo y aumentar la tensión ya existente.

Ferrara jamás se había imaginado a sí misma con el rostro contra la almohada, las piernas temblando y su voz temblorosa cada vez que jadeaba de placer. Sentía el cuerpo húmedo de Lilith junto a ella y el frenesí con el que arremetía contra ella con nalgadas y golpes que de seguro dejarían marcas rojizas en su cadera y culo.

El clímax llegó intenso, cayó sobre la cama agotada, sudorosa y completamente sorprendida por todas las sensaciones que su cuerpo no había conocido hasta ese momento. Romanov respiró cerca de su oído, provocándole cosquillas.

—¿Te gustó? —preguntó Lilith atenta, pero Aysel no encontraba las palabras para responder—. Aysel, ¿Estás bien?

—Me acabas de dar la cogida de mi vida, estoy mejor que bien —respondió con los ojos cerrados y los latidos acelerados.

—¿Segunda ronda? —Romanov se levantó con una sonrisa coqueta.

—Las piernas me siguen temblando —confesó de forma tímida.

—Prometo cargarte si mañana no puedes caminar —susurró Lilith—. Además, doy buenos masajes.

Aysel no iba a decirle que se probó a sí misma para demostrar que podía cambiar de rol después de la conversación que había tenido con aquella chica, no quería arruinar el momento, en especial cuando estaba disfrutando de explorar y complacer a su cuerpo de maneras nuevas. Para una persona que acostumbraba a tener el control, dejarse llevar podía resultar particularmente complicado pero también placentero.

—Entonces... —Lilith habló en voz baja con un tono coqueto—. ¿Te gustó morder la almohada?

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29 de Mayo de 2021 5:29 pm, Florencia Italia.

Lilith Romanov.

Una multitud de clientes y socios aguardaba distribuida por los jardines y áreas comunes de la inmensa propiedad. Las copas con todo tipo de alcohol viajaban de un lado para otro en las charolas de los meseros, mientras los pequeños grupos charlaban en voz baja, algunos más divertidos que otros. El evento del tío de Aysel, Franco, tenía como finalidad recaudar fondos para la fundación que la familia Ferrara había iniciado dos décadas atrás y que tenía por objeto solventar la educación de jóvenes de bajos recursos con potencial académico.

No era específicamente una gala, pero sí un evento dónde muchos lucían elegantes aunque no llevaran atuendos formales. Por su parte, Lilith optó por la comodidad de un vestido negro con escote en la espalda y en varias partes del torso que dejaban a la vista sus tatuajes. Romanov no tardó en llamar la atención de los presentes cuando llegó sosteniendo la mano de Aysel.

Un pequeño error de traducción del italiano, que parecía ser más intencional que por accidente, la convirtió en la señora Ferrara, la esposa de la mujer que iba a su lado en lugar de su prometida. Sus amigos, que también estaban presentes esa noche, no pararon de hacer comentarios al respecto que no a todos les agradaban, pues Valentino se veía fastidiado por ellos.

—Señora Ferrara —repitió Aysel cerca de su oído—. Qué hermosa se ve esta noche.

—Lo mismo digo —Lilith dirigió una mirada coqueta hacia Aysel antes de tomar su rostro y besar su mejilla de forma cariñosa—. Si no fuera porque estamos en público, mi plan de esta noche contigo se aceleraría.

Compartieron sonrisas cómplices y miradas cariñosas antes de que un socio se acercara a Aysel para hablar con ella en privado de temas aburridos que no tenían mucha relevancia para Lilith. Darcel, Dasha, Carina, Dmitry y Julio estaban perdidos en alguna parte, por lo que se quedó unos minutos sola en la mesa principal. De todas las personas que pudieron hacerle compañía, la presencia de Valentino era la más despreciable para ella.

(Conversación en italiano)

Maravillosa noche —intentó sonar agradable, pero Lilith se hizo la que no escuchó.

No buscaba en lo absoluto mantener una conversación con Rizzo y como su novia estaba lejos, podría permitirse ignorarlo por completo el tiempo que durara. Sin embargo, esa regla no aplicaba para todos los invitados, pues algunos de ellos avanzaron en su dirección para felicitarla por el compromiso y la boda.

Muchas felicidades, señora Ferrara —dijo una mujer mayor con una sonrisa suave en sus labios que complementaban la expresión dulce de su rostro con arrugas—. Espero que sean muy felices.

Aún no es su esposa, Fiorella —habló Valentino con una expresión seria y su trago en la mano—. Debería referirse a ella por su nombre en lugar de darle un lugar que no tiene.

La mujer mayor se retiró de manera incómoda bajo la mirada de Valentino, mientras que Lilith le hacía frente a Rizzo.

No importa si lo tengo o no en este momento, lo tendré —habló con una sonrisa burlona—. Y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. No me digas que te molesta tanto que todos me conozcan como su esposa.

Deja de decir estupideces —contestó Rizzo de forma hostil.

Bueno, si no te gusta que me llamen por su apellido... —Lilith movió sus piezas cautelosamente—. Quizás ella debería de utilizar el mío. No me molestaría que la llamaran "La señora Romanov" a partir de ahora.

La sangre de Valentino se calentó, su mandíbula se tensó y los nudillos de sus manos se volvieron blancos cuando apretó sus manos con fuerza, pero antes de que el hombre pudiera gritarle a Lilith, Aysel apareció.

Me estás... —las palabras se le atoraron en la garganta a Rizzo cuando vio a Aysel detrás de Lilith.

—¿De qué me perdí? —Ferrara se unió de forma amigable a la conversación—. ¿Valentino, estás bien? Te ves muy tenso.

Sí, sí. Todo bien —respondió relajando cada músculo de su cuerpo.

Llegaste en un buen momento, mi amor. Rizzo estaba por decir algo importante —pronunció Romanov disfrutando de poner al hombre en aprietos—. ¿No es así?

No. Solo estaba hablando sobre los premios que gané en la carrera de motos de la fundación, le estaba contando a Lilith que he sido el primer lugar durante los últimos tres años —contó rápidamente para desviar la conversación.

Si tú ganaste, entonces no hubo una buena competencia —dijo Lilith con una sonrisa, ocultando el hecho de que no era precisamente un halago.

Hay personas que no somos solo un bonito adorno para nuestras parejas y de verdad tenemos talentos —Rizzo contraatacó—. Supongo que tú ni siquiera sabes como encender una moto.

Incluso así podría ganarte —respondió Romanov.

Entonces te reto a que compitas conmigo esta noche, princesita —el apodo con el que la llamó, removió algo en Lilith. Normalmente, hubiese rechazado la absurda propuesta, pero esa palabra la orilló a aceptar.

No la llames así —intervino Aysel después de haber permanecido en silencio durante su pequeña discusión. Su mirada manifestó molestia y luego cambió cuando miró a su prometida—. Lilith, no. Es peligroso, está oscureciendo y no conoces bien la pista.

Solo será una carrera, tendré cuidado —dijo la rubia.

Para hacerlo más justo, te daré equipo y una vuelta por la pista —agregó Valentino.

Lilith —Ferrara llamó su nombre con un tono serio.

—Tranquila, estaré bien —contestó la nombrada en español para que Valentino no pudiera entender mucho de su conversación—. Me has visto hacer cosas más peligrosas, esto solo será como un juego.

Le dirigió una expresión tranquilizadora y besó sus labios antes de levantarse y seguir a Valentino. A medida que se iban alejando, Lilith seguía sintiendo la mirada de su novia sobre ella, pero no iba a detenerse por el ímpetu de cerrarle definitivamente la boca a Valentino.

No te vayas a dañar la manicura, princesa.

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29 de Mayo de 2021 6:51 pm, Florencia Italia.

Lilith Romanov.

Importaba poco que el vestido que estaba usando no fuera la mejor opción durante una carrera a campo abierto con un terreno un poco irregular. El único pensamiento que tenía en mente era aplastar a Valentino en la carrera que tanto presumía, ya que no podía golpearlo. Rizzo agotaba con cada acción su paciencia y dudaba de sí podría sobrevivir la noche sin dejarle un ojo morado.

Valentino se había encargado que cada invitado del evento impidiera que Aysel se reuniera con ella antes de la carrera, pues la chica no pudo dar ni un paso sin tener que saludar a alguien y tener una pequeña charla con ellos que buscaba cortar lo más rápido posible. Sin embargo, las distracciones habían durado lo suficiente como para que no pudiera hablar con ella antes del inicio de la carrera, en su lugar, Volkov apareció en el cobertizo para hacerle compañía en los pocos minutos que quedaban.

(Conversación en ruso).

—Te ves muy linda cuando estás concentrada —halagó Dasha de forma aparentemente amistosa—. Ahora entiendo mucho más por qué Aysel quiere estar contigo a pesar de que opciones no le faltan.

¿Qué? —pronunció.

No me lo tomes a mal, Lilith. Lo que intento decir es que entiendo por qué te fijaste en Aysel, al igual que ese hombre, Valentino creo que se llama —Volkov quiso jugar sus cartas de forma diferente esta vez—. Es una mujer exitosa por sí sola, cariñosa, educada, elegante e inteligente. No es extraño que busque a alguien que esté a su nivel o, en tu caso, más arriba de él. Eres un tesoro, Lilith y ella lo sabe.

Romanov guardó silencio y siguió preparándose. No tenía cabeza para escuchar a Dasha y todas las cosas que podía decirle. Evitaba a toda costa las distracciones, pero Volkov dijo algo que llamó su atención.

De hecho, pensé que por eso decidió casarse contigo —soltó la pelirroja con una expresión de inocencia—. Un trofeo más que presumir ante el mundo y también para agradar a sus padres, todos dicen que han sido muy exigentes con ella desde que era niña. En especial su padre, al que nunca logró hacer sentir orgulloso. Probablemente su compromiso fue un último intento por ganar su aprobación.

Lo que dices no tiene sentido. Su padre me odiaba y prácticamente nunca supo sobre nuestro compromiso —contestó calmada, conteniendo sus ganas de ser cruelmente tajante—. Si fuera tú, yo no hablaría de gente que no conozco, no tienes la menor idea de cómo eran y jamás has pisado siquiera su país. Así que, es preferible que te calles en lugar de decir estupideces.

Romanov dejó el lugar para encontrarse con Rizzo y el público al inicio del camino de terracería iluminado por lámparas distribuidas en puntos estratégicos que recorrían una larga distancia. Valentino la esperaba junto a dos motos, una en perfectas condiciones y otra con aspecto de que podría desarmarse en cualquier momento. Aysel pasó de Valentino para dirigirse a ella antes de que cualquier otra persona se interpusiera en su camino, su rostro denotaba preocupación e incluso una ligera molestia que no tenía que ver con ella.

—¿Estás segura de hacer esto? —preguntó mirándola a los ojos—. Podemos parar todo en este momento.

—Voy a estar bien —confirmó Lilith—. Espérame en la línea de meta.

Aysel asintió preocupada y dejó que continuara avanzando hacia Rizzo quien sonreía satisfecho mientras los murmullos sobre Lilith se escuchaban entre los presentes al ver que iba a competir con un vestido de diseñador que no debía de ser muy cómodo para la situación. Con el casco en sus manos, se dirigió hacia la moto que estaba en buenas condiciones, pero Valentino la detuvo.

(Conversación en italiano)

No, linda. Esa es mía —se dirigió a ella y después señaló la otra disponible—. Te guardé el honor de usar esta. Yo puedo decidir por qué, ya sabes, el privilegio de ser el tricampeón de esta carrera.

El óxido, el ruido excesivo y la dudosa seguridad podían ser una desventaja significativa, pero incluso así, Lilith estaba dispuesta a demostrar que podía ganar, por lo que la tomó y evitó conflictos. Amarró su pelo rubio en una coleta sencilla y posteriormente se puso el casco.

Cerró sus ojos y respiró profundo, sensibilizando todos sus sentidos para estar alerta. Sentía la brisa nocturna, escuchaba las voces de los presentes y sentía la vibración del motor, sabía perfectamente en donde estaba y lo que estaba haciendo, recordaba vagamente el camino, pero más importante que todo eso, tenía en mente que alguien iba a esperarla en la línea de meta.

Arrancó en cuanto el tiro de inicio irrumpió en el silencio expectante de la noche. Las luces de Valentino se hicieron lejanas a medida que él ganaba la delantera y se perdía a lo largo del camino. El terreno era irregular y los obstáculos naturales representaban un problema, Rizzo tenía la ventaja porque había recorrido el mismo camino los últimos tres años, por lo que Lilith estaba en un proceso de descubrimiento dónde los errores eran naturales, pero no bien recibidos.

Cuando finalmente logró alcanzarlo y estuvieron al mismo nivel tratando de desempatar la disputa, Rizzo arremetió a su dirección, obligándola a desviarse hacia la derecha, donde las ramas espinosas de los árboles y rocas filosas representaban una amenaza contra su bienestar. Por si fuera poco, Valentino sacó una llave de su chaqueta de cuero y se aproximó todo lo que pudo a ella, lanzó el primer golpe que rompió el faro trasero en un instante. Rizzo no había ganado por ser un buen corredor, más bien, era un tramposo y no tenía problema alguno con actuar de esa forma con ella, aunque pusiera en riesgo su vida.

—¡Va a ser una pena que Aysel se quede sin su prometida! —gritó—. ¡No te preocupes, seré un buen marido mientras te recuperas en el hospital!

Entonces fue suficiente para Lilith. En el próximo intento de Rizzo por darle con la llave, Lilith disminuyó la velocidad, provocando que Valentino siguiera su curso hacia la derecha, cayendo justo en los arbustos espinosos a los que intentó enviarla. Romanov no se detuvo a pesar de las quejas del hombre, continuó su camino con la sangre hirviendo y no miró atrás, no se detuvo hasta que escuchó la emoción del público y vio a su novia intranquila al otro lado de la meta. A pesar de que Valentino intentó alcanzarla en la recta final, Lilith salió victoriosa.

Los aplausos tomaron su lugar al igual que las voces de júbilo, el ruido del motor quedó en segundo plano y también la penosa derrota del tricampeón que tenía pequeñas heridas en las piernas y varias espinas clavadas en un costado de su cuerpo. Ferrara caminó en su dirección, pero Valentino se interpuso, se paró justo enfrente e intentó hacer una escena que ni siquiera recibió la atención de Aysel, pues esta solo tenía ojos para Lilith.

Le dirigió una mirada severa al hombre y lo empujó ligeramente para que la dejara pasar. Se abrió paso entre las muchas personas que la felicitaban y acortó la distancia entre ellas solo para rodearla con sus brazos en un cálido abrazo. Aysel sintió alivio cuando percibió el calor de su cuerpo y la respiración profunda que salía entre su boca entreabierta.

—Estás helada —susurró Aysel cerca de su oído. Se alejó de ella para quitarse el abrigo y lo colocó sobre los hombros de Romanov cubriendo su piel al descubierto.

—Quería verme fabulosa ganando la carrera y lucir el vestido de esta noche —contestó. El ardor en su pierna se hizo presente cuando sus pequeñas heridas comenzaron a sangrar, su ropa de diseñador era un desastre al igual que su pelo, sin embargo, su novia la seguía mirando como la mujer más hermosa de la fiesta.

—¿Te duele mucho? Voy a llamar a un doctor —Ferrara se mostró preocupada.

—No, no. Estoy bien, solo quiero irme a casa —respondió Lilith evitando que su pareja hiciera de unos ligeros raspones una tragedia nacional.

—De acuerdo, pediré que traigan el auto.

Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso, los invitados las rodearon con decenas de preguntas y felicitaciones para la ganadora de la carrera.

¿Cuál es el premio, señorita Ferrara? —preguntó una de las invitadas para satisfacer la curiosidad colectiva—. ¿O es demasiado personal e íntimo para decirlo en voz alta?

Eso es algo que no van a saber —respondió más relajada—. Muchas gracias por venir al evento y contribuir con esta noble causa. Por favor, disfruten del resto de la velada.

Tras su corta despedida, Aysel corrió a llamar a uno de los encargados de los autos para que trajera el de Lilith y se fueran a casa. Valentino no tuvo el valor para mostrar su cara durante el resto de la noche, por lo que Romanov ya no tuvo que preocuparse por lidiar con él, al contrario, ahora se dejaría cuidar por Aysel.

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29 de Mayo de 2021 9:07 pm, Florencia Italia.

Lilith Romanov.

Su novia se encargó de todo desde que subió al auto en el lugar del copiloto. Condujo y la ayudó a bajar del auto cuando llegaron a la villa, a pesar de que Lilith decía que se encontraba perfectamente bien y solo eran algunos rasguños superficiales, sin embargo, Aysel insistió en atender sus heridas por más pequeñas que fueran.

De un momento a otro ya estaba en el sofá individual de su habitación, con Aysel arrodillada ante ella, quitándole los zapatos y alzando la tela del vestido hasta la altura de sus muslos para limpiar sus heridas y después curarlas con el botiquín que minutos antes solicitó. Ella se veía preciosa, concentrada en su cuidado mientras daba ligeros toques sobre su piel para no molestarla ni provocarle dolor. Era imposible que Aysel la viera únicamente como un trofeo o una casilla marcada en su larga lista de cosas por hacer, ella realmente la amaba.

—¿En qué piensas tanto? Estás muy callada —comentó la pelinegra.

—En qué podría quitarme el vestido para facilitarte el trabajo —coqueteó impulsivamente—. Otras partes de mi cuerpo también requieren tu atención y si no mal recuerdo, me debes un premio que me gané hace menos de una hora.

Aysel sonrió. Se levantó del suelo y acomodó lo que utilizó para limpiar las heridas de Lilith. Posteriormente, se acercó nuevamente a ella para cargarla en sus brazos y llevarla a la cama, no le costó trabajo porque fuera pesada, más bien porque era bastante alta.

—¿Qué haces?

—Práctico —habló—. Voy a necesitarlo para la noche de bodas. Aunque también puedo hacerlo cuando te dé tu premio, tú decides.

Ferrara se quitó los zapatos y se recostó junto a ella, recargándose en su mano con su codo apoyado sobre el colchón.

—Aún no me has dicho que quieres para tu premio —habló en voz baja.

—¿Puede ser lo que sea? —cuestionó Romanov.

—Sí, lo que tú pidas, yo lo haré, compraré o conseguiré.

La rubia titubeó, podía pedir lo que fuera, pero tenía tanto en mente que decidir se volvió difícil.

—Si Valentino hubiera ganado... ¿También le hubieras dado lo que él te pidiera? —soltó Lilith para despejar su duda.

—No. Solo un bonito reconocimiento y un trofeo que solo sirve como decorativo o pisapapeles —contestó—. Pero eres tú, tienes la victoria y me tienes a mí de forma en que nadie jamás me tendrá.

—Entonces... —habló Lilith contenta con su respuesta—. Quiero que uses algo.

—¿Qué es? —interrogó Aysel intrigada mirando a su novia.

Rodeó su torso con sus brazos apegando sus cuerpos. Mantuvo sus manos en su cintura con firmeza sin aplicar ningún tipo de presión. La tenía cerca en un gesto sencillo que significaba "te tengo" y le generaba una profunda confianza en que Aysel no la iba a soltar.

—Quiero que uses lencería —soltó Lilith determinada a expresar sus deseos.

Aysel no se inmutó en lo absoluto, lo que parecía ser un buen indicador de que aceptaba la propuesta. Romanov jamás la había visto usar prendas de ese tipo, por lo que esa primera vez iba a ser algo interesante de ver, sobre todo por todas las facetas que iba descubriendo de ella.

—¿Tienes un color o diseño en especial en mente? Quiero estar a las alturas de tus expectativas —habló la mujer frente a ella.

—¿Vas a aceptar? —Lilith abrió los ojos entre satisfecha y sorprendida.

—Un premio es un premio. Yo me comprometí a dártelo y no voy a fallarte, así que dime, este es tu momento de ser específica y pedirme exactamente lo que quieres —contestó convencida de ponerse a su total disposición.

—Es una buena excusa para disimular el hecho de que siempre vas a hacer lo que yo quiero —sonrió Lilith—. Si te digo lo que quiero que hagamos, entonces voy a robarte más de una hora de sueño, ya sabes, para practicar.

Romanov puso su mano sobre el centro de su pecho para posteriormente ir subiendo hacia su cuello, lo tomó con fuerza para besarla de manera brusca. Sus uñas se clavaron en su piel y dejaron marcas que cualquiera podría ver al día siguiente, incluyendo Valentino.

—Tienes razón —declaró Aysel en voz alta—. Siempre haré lo que tú me pidas.

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30 de Mayo de 2021 10:13 am, Florencia Italia.

Aysel Ferrara Ávila.

Despertar al lado del amor de su vida después de gozar de un par de horas de apreciar, besar y marcar su desnudez, había sido de las mejores sensaciones del día, aunque apenas daba comienzo la mañana. Para su sorpresa, la rubia hermosa que descansaba a su lado también despertó casi al mismo tiempo y se quedaron un rato en la cama abrazadas, sin nada más que hacer más que gozar del rato de privacidad íntima que tenían.

Posteriormente, se levantaron de la cama y se dirigieron al baño para tomar una ducha relajante juntas que terminó en ellas sentadas lado a lado frente al espejo del tocador, secándose el pelo y robándose cortos picos. Compartían un fresco olor a cítricos, resultado de las esencias corporales y una de las botellas de la colección de Shampoo de Lilith.

Vestían sus batas de baño mientras Aysel aplicaba un poco de crema humectante sobre el rostro de Lilith y el suyo. Con pequeños toques distribuía el producto por las suaves mejillas de su novia sin perder ni un detalle de lo bonita que se veía a disposición de ella, dejándose a hacer sin decir nada. Sostuvo su rostro acunando sus mejillas entre las palmas de sus manos y besar sus labios con cariño.

(Conversación con pequeñas partes en italiano)

Buenos días, señoritas —la voz de Carmina y los golpes en la puerta interrumpieron su momento—. Perdonen si interrumpo algo, pero hay invitados esperándolas en el recibidor. Dicen ser amigos suyos.

La rubia y pelinegra se miraron entre sí confundidas.

—¿Invitaste a alguien a venir hoy? —preguntó Lilith.

—No. ¿Tú invitaste a alguien? —cuestionó Aysel.

Lilith negó con la cabeza y Carmina volvió a hablar.

Carmina, ¿Podrías decirnos de quienes se tratan? —habló la pelinegra.

Una parte de ellos son hermanos, pero hay otras dos personas que parecen ser pareja. Los dejé pasar porque dijeron que era muy importante hablar con ustedes y se identificaron como sus amigos.

Volvieron a mirarse entre ellas, comprendiendo de quienes podrían tratarse. Le indicaron a Carmina que bajarían en un momento y se concentraron en vestirse y terminar de arreglarse para posteriormente bajar las escaleras a toda prisa con dirección al recibidor. Desde el final de la escalera, Aysel pudo reconocer a sus amigos, miembros del equipo y personas de confianza que se habían vuelto parte de su familia, pero aparte de ellos, dos rostros conocidos se encontraban en la habitación de pisos de maderas preciosas, detalles neoclásicos, colores neutros y oscuros.

Lilith se adelantó tirando de su mano para llevarla hasta la zona dónde se encontraban sus visitantes. Las ansias de Alejandra y Jonathan se hicieron notables cuando estuvieron cerca, los dos abrieron sus bocas con sorpresa mientras las miraban de pies a cabeza sin saber cómo reaccionar al creer que lo que tenían ante sus ojos no era una ilusión, era real.

—Ustedes están... —Jonathan intentó hablar.

—Con vida —complementó Bernal.

Sus palabras fueron una mezcla de sorpresa y alivio, como si esperaran muy en el interior que así fuera, pero que ahora que lo comprobaban por sí mismos era difícil de creer. Para Jonathan, que Lilith estuviera con vida significaba lo mismo que Alejandra con Aysel. Eran personas que en algún punto tuvieron una conexión especial y reencontrarse después del caos, significaba más de lo que querían demostrar.

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Honey (Mi editora, musa y encargada de que no haga un desatre con la linea de contenidos del libro) y yo estuvimos hablando, como saben, ella y yo creamos a los persoanjes juntas y en nuestra conversación, despues del anterior capítulo, nos surgió una duda. ¿Cómo es que ven a Aysel y a Lilith fisicamente? Pueden mencionar celebridades, hacer dibujos o dar cualquier referencia que les haga asimilar a nuestras protagonistas. Para nuestra proxima actualización tal vez mostremos algunas de sus referencias c:

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