004

— El doctor te dijo que no debías levantarte — Escucho como la voz de Victoria me sigue mientras bajo las escaleras.

— ¿Tú no deberías ir a hacer algo de gente mafiosa? No se, matar a alguien, amenazar a alguien, negociar con alguien — Le resto importancia con una mano — Hacer algo con alguien.

— ¿Y tú no deberías estar acostada? — Escucho la voz de la patrona frente a mi.

Me paro en seco y miro a la rubia frente a mi, la cuál tiene su típica mirada sería.

— Buenos días primero que todo — Le doy una sonrisa inocente.

— A la cama, ahora — Dice con voz demandante.

No lo hagas.

No lo hagas.

No lo... Al diablo.

— Pero primero invítame un cafecito, ¿No? — Le contesto con picardia y esta se queda inmóvil un momento, para luego mirarme mal.

Escucho la risa de Victoria a mis espaldas y siento su aliento en mi nuca, lo cual me causa un escalofrío.

— Te invitamos lo que tu quieras, dolcezza — Me dice cerca de mi oído y siento que me derrito.

Llamen a una ambulancia, me voy a desmayar.

— ¿Te comio la lengua el ratón? — Se burla Samantha acercándose a mi.

Estoy entre dos mafiosas peligrosas y sexys... Otra vez.

— Y..yo — Balbuceó.

— ¡Mara! — Escucho la alegre voz de Ari y suelto un suspiro.

— Salvada por la campana, dulzura — Dice Samantha.

Me alejo de las dos mafiosas y siento como vuelvo a respirar.

— ¿Estás bien? ¿No te vas a morir? — Me pregunta Ari cuando se acerca a mi y miro como viene con el resto de la "pandilla".

— No, lamentablemente — Suelto un suspiro — Estoy bien, no te preocupes.

— Me alegra que estés bien — Dice con una gran sonrisa.

Me recuerda a un Golden trevier, siempre tan intenso y alegre.

— Entonces, ¿Hoy si podemos ir a la piscina?

— No — Dice Victoria a mis espaldas — El doctor nos dijo que debía descansar, ni siquiera debería estar de pie ahora.

— Oh — Hace una mueca triste y me da lastima — Otro día será.

— ¿Y que tienes? La reacción alérgica ya te paso — Dice la morena mirandome con una ceja alzada.

— No se, a mí solo me dijieron que me quedara quieta y ya — Bufó y me cruzo de brazos.

— El doctor traerá hoy los resultados — Dice Samantha — Ve a la habitación de nuevo y quedate acostada, o te voy amarrar.

¿Premio o castigo?

— Pero tengo hambre.

— Te la llevaremos a la habitación — Dice Victoria.

— Pero quiero comer en la cocina.

Las dos mafiosas sueltan un suspiro de frustración.

— ¿De cuando aca ustedes hacen lo que piden sus prisioneros? — Pregunta Mari de brazos cruzados.

— Cállate, Mariana — Dice Samantha — Ve a comer algo y luego te subes a la habitación, es mi última palabra.

— Gracias — Digo con una sonrisa sincera y me encamino a la cocina, aunque siento como dos personas me siguen y al darme la vuelta, veo que son las dos hermanas — Hola.

— Hola — Dice Ama — Te acompañaremos a comer, para que no te sientas sola.

— Las mandaron, ¿Verdad?

Se quedan en silencio un momento — Si no me mandaban, igual iba a venir — Confiesa Ari.

— Así te conozco mejor — Se escusa Ama y ruedo los ojos.

— Bien — Sigo caminado a la cocina, la cuál es super grande y maravillosa.

— Hola niñas, buenos días — Saluda la cocinera con una amable sonrisa — ¿Desean algo?

— Pide lo que quieras, Betty lo preparara — Dice Ari — A mi me gustaría un batido de fresas, Betty, por favor.

— Yo solo quiero una ensalada de frutas, y nada que tengan mani — Pido sentandome en la barra de la cocina.

— Ya no hay nada que tenga mani en esta casa, las señoras ordenaron eliminar todo el maní — Dice Betty para luego ir a buscar los ingredientes.

Wow.

¿Ellas hicieron eso por mi?

— ¿Enserio hicieron eso? — Le pregunto a las hermanas y estás asienten.

— Ayer lo ordenaron y hoy no hay nada que contenga maní en esta casa — Dice Ari con una sonrisa — Que bonito.

No digo nada más y permanezco sentada con el ceño fruncido, dudando de todo.

— Aquí tienes, linda — Una taza con frutas aparece frente mío.

— Gracias — Agradezco y empiezo a comer mi fruta.

Platico con las dos hermanas y Ama también me cae muy bien, es más calmada que su hermana pero tiene ese rayo de luz.

— ¿Ya comiste? — Escucho la voz de Samantha cuando voy camino a la habitación.

— Sip — Digo subiendo las escaleras.

— El doctor vendrá más tarde — Me informa.

— Me alegro por el — Digo y siento un dolor en el pecho, supongo que es el esfuerzo de subir las escaleras.

— Te hará un chequeo completo.

— ¿Tengo otra opción? — Siento un suspiro de cansancio cuando termino de subir las escaleras.

— ¿Te cansaste subiendo las escaleras? Solo son 27 escalones — Me dice con incredulidad.

— No tengo una vida deportista muy activa — Me sostengo de la pared y la vista se me nubla.

— Pero son solo 27 escalones — Dice con el ceño fruncido.

— Parecen 100, la verdad.

Me doy la vuelta para seguir mi camino y visualizo como Victoria sale de una de las habitaciones. Cuando doy un pequeño paso, todo me da vueltas y se vuelve negro.



















*Pov Samantha*

— Parecen 100, la verdad.

Ruedo los ojos ante su dramatismo, si no supiera que Morana murió de pequeña, podrías jurar que Mara es ella.

Igual de Drama Queen.

Abro los ojos ampliamente cuando se tambalea y logro tomarla en mis brazos cuando se desmaya.

— Llama al doctor, ahora — Le digo a Victoria, la cuál se acercó corriendo.

— ¿Que le paso? — Dice sacando su teléfono.

Tomo a Mara al estilo nupcial y le llevo a mi habitación, seguida de Victoria.

— Simplemente estábamos hablando y de repente se desmayo — La pongo encima de mi cama — Lo único raro que paso antes es que estaba agotada subiendo las escaleras.

— Pero no es mucho trayecto — Dice Vic  con el ceño fruncido — Sebastián, necesito tu trasero médico aquí de inmediato, Mara se desmayo y no sabemos porque — Escucho que le dice al doctor — No, no ha comido nada de maní, ya no queda rastro de esa cosa en mi casa.

Miro a Mara, la cuál parece que simplemente está en un pacífico sueño y le tomo el pulso, el cuál es debil.

— El doctor ya viene — Dice Vic colgando la llamada.

— ¿Que tan seguro es que Morana este muerta? — Murmuró mirando a Mara.

— Damiano nos lo dijo, Sam, el no nos mentiría — Me dice Vic — Aparte, encontraron su cuerpo.

— El cuerpo era similar, pero nunca se comprobó que fuera ella — Digo mirándola.

— Samy, aunque nos duela admitirlo, Morana murió junto a Stefan, cuando Damiano entro a buscar a Stella, ocurrio la explosión y alli mismo estaban ellos dos — Dice Victoria, haciendo que suelte un suspiro.

— Tienes razón, no sé en qué estaba pensando — Niego con la cabeza y me alejo de Mara — ¿Sebastián te dijo cuando llegaba?

— En unos minutos — Me contesta.

— Lo iré a esperar abajo — Me excuso para luego salir de la habitación.

Debí morir yo, no deberían morir ni mis padres, ni Morana, debí haber sido yo.

*FLASHBACK*

— Mar — Grito mientras busco a la menor.

— ¿La hiciste enojar otra vez? — Se burla una pequeña Victoria castaña.

— Jodete, Vic — Digo enojada.

— Eso te pasa por ser una idiota con ella — Me saca la lengua y ruedo los ojos.

— Deja de joderme y ayúdame a buscarla — Le digo.

— Lo haré porque soy una buena persona — Me dice y ruedo los ojos.

Buena persona y le roba a su mamá los dulces del postre.

Entre las dos buscamos a la menor, la cuál encontramos en su castillo en el árbol.

¿Quien tiene un castillo en el árbol?

Solo Morana Salvatore, lo que ella pida, su padre se lo dará.

— Vete, Samantha — Escucho su voz cuando voy subiendo las escaleras.

— Te traje tus chocolates favoritos — Digo y se queda callada — Bombones rellenos de fresa.

— Manipuladora — Escucho la voz de Victoria abajo y le lanzo una patada, la cuál se la doy en la cabeza — Te voy a tirar, Samantha.

— Ya, dejen de pelear — Dice Mar para luego abrir la puerta — Mis chocolates — Extiende su mano, dónde depósito sus chocolates.

— ¿Me perdonas? — Le hago ojitos.

— Si — Rueda los ojos y sonrió — Pero vuelves a decir que Jorge el curioso es para niños y no te vuelvo a hablar más nunca.

Escucho la risa ahogada de Vic detrás mío y ruedo los ojos — Te lo prometo, Mar.

— Bien, pueden entrar — Nos abre paso y entramos al castillo.

Está madre es más grande que un departamento.

— Dame un beso — Le pide Vic poniendo la mejilla, y está se lo da gustosamente.

— Yo también quiero un beso — Protesto.

— No, tu no — Niega — Ese es tu castigo.

Bufo y me cruzo de brazos, para luego sentarme en el puff gigante.

— Ya se enojo — Se burla Vic para luego sentarse a mi lado.

— Ay Samy, era una bromita — Morana se sienta a mi lado y pasa sus brazos por mi cuello, abrazándome.

Esa acción me aceleraba el corazón.

— ¿Y mi beso? — Pregunto en un hilo de voz.

Escucho la suave risa de Mar y luego siento sus labios contra mi mejilla, haciéndome sonrojar.

Solo teníamos 9 años y no sabíamos lo que nos esperaba.

*FIN DEL FLASHBACK*

— ¿Samantha? — Escucho la voz de Sebastián y salgo de mis pensamientos.

— ¿Ah? — Digo algo desorientada.

— Estabas algo perdida en tus pensamientos — Dice extrañado — Acabo de llegar, iré a ver a Mara.

— Está en mi habitación, ya sabe cómo llegar — Me doy la vuelta y me empiezo a dirigir a mi oficina.

— ¿No vendrás con nosotros? Ya se que tiene Mara — Me dice y me detengo, para luego voltear a verlo.

— ¿Que es? — Pregunto con una ceja alzada.

— Anemia, la estaban matando de hambre y la esforzaban a hacer cosas que requerían buena alimentación — Me informa y aprieto la mandíbula al imaginar que tipo de cosas — Con una buena alimentación, vitaminas y una vida más sana, podrá salir de esta.

— Bueno, vaya y dígale todo eso a ella, le dejas las indicaciones con Victoria — Digo con seriedad — Yo tengo que hacer cosas más importantes.

Este suelta un suspiro — A mi también se me parece a ella, Sam.

— Pero no lo es, Sebastián, tu prima murió en esa explosión, Victoria solo se aferra a ella en su gran parecido.

— ¿Solo Victoria? — Me cuestiona.

Lo miro sin ninguna expresión y me doy la vuelta, dejandolo solo en la entrada para seguir mi caminó a la oficina.

Tendría una amable charla con Martin.

— ¿Osvaldo? — Digo cuando esté contesta la llamada — Lamento molestarte en tus vacaciones, pero te necesito aquí, ahora.

Cuelgo la llamada cuando esté me asegura que está aquí por la noche y cruzo mis brazos.

Matar dos pájaros de un tiro, me deshago de Martin y saco información de Santomé.

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