Capitulo 9

Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Fugaku miraba de vez en cuando el semblante de Itachi, él estaba con ellos en el comedor, pero a la vez permanecía ausente. Era como si su cuerpo estuviera vacío.

—¿Como la pasaron en el desfile de modas?—pregunto Mikoto a su nuera.

Izumi de inmediato se molestó y tomo todo el contenido de la copa que tenia en las manos. Ella y Mikoto estaban en la sala, mientras los hombres arreglaban algunos documentos en el despacho.

—La maldita loca estaba allí y fue parte del desfile, como también de los diseñadores—Mikoto abrió mucho los ojos. No es que no supiera en lo que Hinata se había convertido, ella era toda una triunfadora, no obstante, nunca pensó que pudieran coincidir precisamente en el mismo desfile—Lo peor de todo es que se acercó a Itachi—Izumi relleno la copa, aun estaba muy molesta al recordar lo que paso.

—¿Y que paso? ¿Que dijo Itachi?—pregunto sin dar crédito a que Hinata se hubiera acercado. Tal vez ella quería un acercamiento entre el bebé que ya debía de tener al rededor de un año, no sabía si era niño, o niña, pero lo que hubiera sido, de igual manera lo adoraría. Pensar en ella y en ese ser que era parte de su hijo la hacia sentir como la peor persona del mundo y al escuchar lo que Izumi dijo se lleno de esperanzas—¿Le dijo algo importante? ¿Algo que no sepamos?—pregunto con cautela.

—¿Que de importante puede decir esa demente? Lo único que esa zorra quiere es quitarme a mi marido, los encontré abrazándose y a punto de besarse—apretó los puños molesta—Pero no voy a permitir que ni ella, ni nadie, me quite lo que es mío—Mikoto pensaba seguir indagando, pero los tres hombres salieron de la oficina en ese momento.

El teléfono de Izumi sonó y la chica se fue a otro lado para responder, en ese instante, Mikoto se acercó a Itachi para preguntarle sobre Hinata, tal vez a eso se debia su distracción y poco interés, que mostró durante la cena.

—¿Miraste a Hinata en el desfile?—pregunto de manera que sólo él pudiera escuchar.
El muchacho sonrió con melancolía, al recordar la mirada llena de despreció que mostró la ojiperla hacia él.

—Si...incluso trate de hablar con ella—confesó sin emociones aparentes.

—¿Fuiste tu quien quiso hablar con ella?—quiso indagar, puesto que eso no fue lo que dijo Izumi.

—Coincidimos en un lugar apartado y trate de acercarme a ella pero... Hinata ya no es la misma. Esa mujer con quien quise hablar, es una mujer imponente, fría, calculadora y sobre todo hermosa, muy hermosa—la Uchiha miro los ojos llenos de brillo que mostró su hijo al hablar sobre Hinata, nunca antes lo había visto así, ni siquiera cuando creyó perder a Izumi.

—¿Te dijo algo importante?—de nuevo indago tratando de saber sobre su nieto.

—No, ni siquiera me quiso escuchar y me gritó lo mismo que le dije la noche que literalmente la eche fuera de mi vida—hablo con mucha tristeza y luego miró directamente a su madre—¿Sabes..? Estoy muy arrepentido de todo lo que le hice. Me porte como la peor basura con ella y ahora que quiero su perdón, no puedo ni siquiera pedírselo porque no me permite acercarme. Simplemente y por extraño que parezca viniendo de ella... parecía odiarme.

Mikoto se llevó las manos al pecho con tristeza al quedarse sola pensando en todo lo que Itachi le contó. Echó a Hinata de la casa por tratar de que Itachi, no sufriera y ahora el karma la golpeaba de lleno, al no poder hacer nada por él y no quería ni imaginar lo que pasaría, cundo se supiera que Hinata iba embarazada esa misma noche que se fue para nunca más regresar.

...

—¿Como los trataron sus tíos?—pregunto Fugaku sabiendo que habían estado con sus cuñados.

—Hmph—Sasuke fue el primero en hacer referencia al almuerzo—Creo que pronto tendrás cuñada —soltó dirigiéndose a Mikoto.

—¿Porque lo dices?—ella pregunto sin entender a que se referían.

—Que uno de tus hermanos esta atontado y eso sólo significa una cosa—añadió Sasuke.

—Sigo sin entender dilo sin rodeos, porque no se que pueden estar haciendo esos dos.

—No los dos, solamente Madara—murmuró Itachi.

—Esta enamorado madre, tu hermano está enamorado—declaró Sasuke sonriendo.

Mikoto sonrió, aunque la pelirroja, no le caía muy bien, tenía que estar feliz, de que por lo menos uno de ellos, mostrara amor por alguien—Finalmente Mei se lo ganó—murmuró completamente segura que se trataba de ella, pues era la única mujer que había visto cerca de su hermano.

—Estoy completamente seguro, que no se trata de ella—aseguró Itachi, siendo apoyado por Sasuke—es alguien más... una mujer que le está dando pelea y no se está dejando enamorar—concluyó recordando la mirada perdida de Madara.

—Pues me dejaron muy intrigada por saber quién se resistió a mi hermano ya saben que él es todo un mujeriego y hasta ahora, nunca he sabido que tenga problemas para conquistar a ninguna dama—añadió Makoto.

—La verdad, también me quede intrigado y lo más desconcertante, fue que Izuna y Obito se burlaban de él, al parecer ellos saben de quien se trata—agregó Sasuke sonriendo.

Izumi escuchó la conversación y de inmediato se puso en alerta al pensar en Mei. Tenía que contárselo todo, para que pusiera cartas en el asunto, no era justo que ella hubiera permanecido con él por tanto tiempo esperando por el anillo de matrimonio, para que llegara una zorra desconocida a ganar todo—Mei estará muy enfadada—pensó la chica, mientras se unía a la familia de su esposó.

[...]

Había pasado mas de una semana, desde que Madara miró a Hinata. No encontraba la manera de acercarse sin echar a perder lo que consiguió en casa de Hashirama, tampoco volvió a mandarle ningún otro arreglo foral, pues bien sabía que no le agradaban, al menos, no los que él le enviaba.

Entonces, se le ocurrió una idea, era un tanto alocada, pero esa fue la única manera que encontró para acercarse sin parecer un acosador con ella, arruinando aun mas la opinión que Hinata se había forjado de él.

...

—Todo está listo Uchiha-sama, lo único que debe hacer es decirnos el color que quiere para los accesorios que se incluyen con lo que usted pago—anunció el empleado.

—Que todo sea en color azul y también quiero que lo coloque en una caja adecuada, para que yo mismo pueda llevarla—respondió el azabache y el empleado hizo todos los pedidos, anunciando que en 20 minutos estaría todo listo.

Salió de la tienda con la caja y los documentos, para dirigirse a casa de Hinata. Sabía que a esa hora ella ya debía estar ahí, porque hacía al rededor de dos horas salió del trabajo.

Suspiro, pensando en lo que estaba haciendo, por primera vez en su vida, él quería quedar bien con una mujer—Tiempos desesperados, mediadas desesperadas—se dijo al llegar con la caja en brazos, inseguro de que iba a decir, si lo rechazaba de nuevo.

Sin pensarlo dos veces toco el timbre esperando no ser rechazado por esta vez.

...

Hinata se había duchado, después del trabajo y ahora estaba vestida con unos shorts que mostraban la mayor parte de las piernas y una blusa sin mangas que se ajustaba como una segunda piel en su perfecta anatomía. Tenchi, miraba el televisor, en lo que ella preparaba la cena para ambos.

Desde la fiesta del hijo de Mito, no volvió a recibir ningún arreglo de Madara, ni en la oficina y tampoco en su casa. Pensó que le caía mal recibirlos, pero ahora que ya no llegaron, sintió un vacío en el pecho, sin saber porque.

Lo mas seguro, es que se decepcionó por saber que tengo un hijo—se dijo, meneando el arroz frito que preparaba.

Miró hacia la sala a Tenchi y sonrió, pensando que mientras lo tuviera a él, nadie más importaba.

—Ma-mamá—le hablo el pequeño cuando escucharon el timbre de la puerta. El niño se levantó de su sillita para mirar quien era, como lo hacia siempre que alguien tocaba, le gustaba acercarse a su madre, para que también él recibiera las visitas.

—Debe ser tía Ino—le dijo, levantándolo en brazos para abrir.

—Buenas noches...espero, no ser inoportuno—Hinata se sonrojó, al abrir la puerta y mirar a Madara frente a ellos sosteniendo una gran caja y vistiendo ropa informal que lo hacían ver diferente, más atractivo.

—¿Puedo pasar?—preguntó sonriendo al ver a Tenchi estirando los brazos hacia él.

Hinata no sabía si era buena idea dejarlo pasar, pero tampoco podía dejarlo fuera después de lo bien que se portó con su hijo.

—Pase por favor Uchiha-san—se hizo a un lado y el azabache entró, colocando la caja en el piso, de la sala.

—Me tome el atrevimiento, de comprar algo para Tenchi...espero que no te molestes conmigo—la miro a los ojos mostrando seriedad y por primera vez, la veía sin nada de maquillaje, lo cual la hacía ver aun más joven y más linda, de lo que ya era.

—Yo, no se que decir...nunca antes he recibido regalos para él de alguien que no sean las personas mas allegadas a nosotros—estaba contrariada y nerviosa, cuando miro la caja moverse, como si algo con vida estuviera dentro.

Madara le pidió al niño y ella se lo dio, para acercarlo a donde estaba su regalo.

—¡Ábrelo! Vamos—el azabache le ayudó al niño con la caja, pero antes el pequeño se asomo por uno de los orificios que tenía.

—Gu-gua—las manitas de Tenchi sonaban al aplaudir de gusto. La Hyuga frunció el ceño, sin entender bien.

Entones Madara, abrió por completo la caja y salió un cachorro de pastor Alemán, brincando feliz de ser liberado.

—Mamá mamá—gritaba el pequeño, fascinado con el cachorro.

Madara saco todos los objetos, que venía dentro de la caja, que consistía en una correa, con el collar, para pasear, los platos para agua y comida, como también la bolsa de comida adecuada para la edad del perro.

—No creó que deba aceptarlo Uchiha-san—le dijo la ojiperla, mirándolo apenada y todavía incrédula por la situación.

—Bueno...no es para ti, así que deberíamos preguntarle a Tenchi—le reitero sonriendo.

—Pe-pero...—ya no encontró palabras para argumentar, cuando miró a su hijo, abrazando al perro sonriendo feliz.

Madara le entregó una carpeta, donde venía toda la información del animal, como también las vacunas y el nombre del cachorro.

—¿Susano? ¿Se llama Susano?—preguntó al leer el lugar donde señalaba el nombre.

—Si, pero si no es de tu agrado, solo tienes que decírmelo y arreglare todo para que llenen nuevos documentos con el nombre que tú elijas—le ofreció ya mas confiado.

—No-no, el nombre está bien, si me gusta—ella se agacho hasta quedar a la altura del niño y así también se puso a jugar con Susano, que no perdió tiempo en lamerles todo el rostro.

Madara sonrió complacido, sabiendo que su idea no había podido ser mejor, ya que no sólo a Tenchi le gustó el regalo sino también a ella.

No podía quitarle los ojos de encima, al verla tan simple vestida con esa ropa y sin la barrera de desconfianza que siempre colocaba, para protegerse de las personas.

Después de lo que le habían hecho, no era para menos.

Regresando a la realidad, decidió darles privacidad y opto por despedirse.

—Me voy...—le anuncio llamando la atención de Hinata—Si llegas a tener algún problema con Susano, en los documentos, esta el número del veterinario y también puedes llamar para que te entreguen mas comida, en caso de que no quieras ir tu a comprar—se puso a la altura del niño y lo toco de la cabellera antes de irse.

—Espere—le habló la morena al verlo caminar a la puerta—¿Le gustaría quedarse a cenar con nosotros?—el Uchiha, sonrió para si.

—No quiero incomodarte, no me gustaría que pienses que me quiero aprovechar—espetó con seriedad.

—Claro que no, por favor, déjeme agradecerle por el regalo de mi hijo—el azabache asintió y se quedo en la sala con Tenchi y Susano, mientras ella terminaba la cena.

Minutos después, la mesa estuvo puesta y Hinata, miro a Tenchi, que aún jugaba con Susano.
—Vamos amor, te lavare las manos para la cena—Madara sonrió al  escucharla, como también al mirarla con esa ropa tan  jodidamente sexy que llevaba puesta.

Hianta se llevó el niño y fue hasta ese momento , que se dio cuenta, como estaba vestida. Ya no tenía caso, cambiarse, puesto que Madara ya la había visto, lo único que pudo hacer fue actuar como si nada pasara.

Regresando al,comedor, la ojiperla  le entrego la cena al Uchiha y se sentó después de acomodar a Tenchi en la silla para niños.

—Ademas de ser una buena madre, cocinas delicioso, te confieso que me has dejado sorprendido—añadió el azabache, sin dejar de mirar a la mujer mas talentosa que el hubiera conocido.

—Muchas gracias...yo...trató de ser lo mejor para mi niño y siempre es mi luz para seguir adelante—se emociono hablando, como le pasaba siempre que hablaba de su hijo y no se dio cuenta, que termino hablando de más.

—Disculpe creo que lo estoy aburriendo hablando sobre mi vida—la morena se avergonzó por la intensa mirada de Madara, sobre ella.

—No tienes que disculparte, tu hijo me agrada y me gusta escucharte hablar de él, se miran tan tiernos juntos, que lo único que causan es querer estar cerca de ustedes—aseguro, dirigiendo la mirada hacia el niño, que en ese momento, le daba pedazos de pollo a Susano.

Tenchi, comenzó a tallarse los ojitos, con sueño y extendió los brazos hacia el Uchiha. Hinata se puso de pie, para cargarlo, pero Madara fue mas rápido y lo cargo, para que se durmiera.

...

—¿Donde duerme?—inquirió con el niño ya dormido, para recostarlo.

—Por aquí—Hinata lo guió hasta su habitación y le indicó donde dormía su hijo.
Después de recostarlo, el Uchiha se dio cuenta que estaba en la habitación de Hinata y no pudo evitar sonreír. Todo el lugar aunque pequeño era lo mas acogedor que él hubiera sentido en mucho tiempo, la casa tenía calor de hogar y se respiraba paz dentro de ella. Madara estaba seguro, que la propiedad no tenía nada que ver, sino los propietarios, a donde quiera que ellos fueran se sentiría el mismo ambiente de paz.

El Uchiha camino hacia la salida. No queria marcharse pero si no lo hacia, Hinata podía pensar mal de él y optó por partir, para poder regresar en otro momento.

—Estoy muy agradecida con usted, yo nunca antes tuve un perro y siempre me han gustado—le dijo mientras sostenía a Susano en brazos, enamorada de él, al igual que su hijo.

—Me da mucho gusto que lo hayan recibido—se acercó y también toco al animal, quedando muy cerca de ella. Hinata se sonrojó con la cercanía y los dos, se quedaron mirándose por unos segundos, que para ambos significó mucho. El encanto se rompió cuando Susano ladró pidiendo atención.

—¿Que te parece si vengo por ustedes el Sábado, para ir al zoológico? He visto lo mucho que Tenchi disfruta mirar a los animales, así que puede ser una bonita experiencia ¿que me dices?—se lleno de esperanza al mirarla pensativa.

Conmovida por las atenciones que el Uchiha, estaba teniendo con Tenchi, no pudo evitar aceptar.

—Esta bien, acepto...lo esperamos el  Sabado  entonces—Madara se alegro y finalmente, muy a regañadientes se marchó, pero esta vez estaba mas que complacido, había llegado muy lejos, tanto, que hasta ceno con ellos, habiendo tenido la mejor cena y la mejor noche que no recordaba haber tenido antes.

[...]

Konan y Nagato tenían las invitaciones sobre la mesa del comedor poniendo los nombres de las personas a quienes se las mandarían.

—Creo que ya son todas—anunció Konan, al mirar que ya todas estaban llenas.

—Eso parece...yo mismo entregaré la mayoría de ellas y tu deja para ti las que daremos a nuestros amigos mas cercanos—añadió Nagato  juntando todos los sobres dentro de una caja.

—¡Bien..! ¿Que sigue ahora?—preguntó Konan, sabiendo que ya tenían el tiempo encima y aun les faltaban muchas cosas.

—Por ahora, tu lo unico que harás será descansar, no quiero que te sigas esforzando, eso te puede dañar a ti y a mi hijo—le reitero con cariño, besándole la frente.
Ella pensaba argumentar, pero los detalles que Nagato estaba teniendo desde que supo del embarazo, la derretían.

—Déjame todo a mí y te prometo que no te fallaré, tu nada más, me puedes dar el visto bueno y si no te gusta algo, yo lo cambiaré, pero ya no quiero que te esfuerces.

—Esta bien, llamare a Hinata para que venga aquí mismo para las pruebas del vestido—agregó Konan, convencida de ya no esforzarse tanto, para no preocupar a su futuro esposo.

Lo que ella no sabía, es que Nagato ya se había puesto de acuerdo con todo el grupo de amigos para que le ayudaran a sorprender a Konan con la boda mas perfecta.
Todos estuvieron felices de poder ayudar a quien siempre estaba dispuesta a dar la mano por los demás.

Kurenai y Mito, se encargaron de ordenar los arreglos florales, Hinata se encargó del vestido, como todo los accesorios, Neji, Naruto y Gaara, se ofrecieron a buscar el salón, también ellos se habían hecho cercanos a la pareja. Kiba y Shino, eran los encargados del vídeo y las fotografías.

Ino, Tenten y Shion eran las encargadas de entregar las invitaciones y también del banquete. Nagato, no perdió ningún detalle, para sorprenderla.

[...]

—!Aquí me tienen..!—exclamo Mei, al llegar al bar donde la citaron Izumi y Sakura.

Dias atrás, habían quedado de salir a bailar, como en los viejos tiempos.

Las miradas masculinas, no se hicieron esperar, las tres lucían muy guapas y la ropa que usaban, dejaba muy poco a la imaginación.

—¿Como hiciste, para que el mango de tu marido te dejara venir?—preguntó Mei.

Izumi, se encogió de hombros—No le avisé—respondió despreocupada.

—¿Sabes..? Eres la mujer mas envidiada, por ser la esposa uno de los hombres mas guapos y exitosos de la ciudad. No sabes la cantidad de halagos que las chicas lanzaban, hacía él--aseguró la pelirroja, pero Izumi en lugar de ponerse feliz, parecía estar molesta.

—¡Oye..! Esta bien no te molestes, tu sabes que yo solo tengo ojos para mi Madara, ningún otro hombre me atrae físicamente que no sea él--Izumi negó con la cabeza.

—No estoy molesta con lo que dijiste, es solo que últimamente las cosas no van como yo quisiera.

—¿Que quieres decir—preguntó Mei.

—La verdad, mi matrimonio cada día está peor—tomó el trago que le ofrecieron—Todo empeoró desde que esa maldita demente apareció, otra vez en nuestras vidas—soltó con rabia en la voz.

—¿De quien exactamente hablas?—Mei, estaba muy interesada en el tema.

—Habla de tu compañera de pasarela, Hinata Hyuga—aclaro Sakura, con desagrado.

—¿En serio? ¿Ella te quiere quitar a Itachi?—inquirió ahora mas interesada en el tema.

Entre ambas, le contaron toda la historia a la pelirroja, que ya había rechazado mas de seis hombres quienes la invitaron a bailar, para seguir escuchando lo que decían de esa arribista.

—¡No lo puedo creer!—Mei sonrió con malicia cuando las dos amigas le contaron la vida de Hinata, antes de llegar a donde había llegado.

—Esa debe haberse acostado con muchos hombres para llegar a donde esta—aseguró Sakura.

—Pero claro, de hecho, no dudaría que se haya acostado con Nagato, para que le presentará con Konan--Las tres se reían fuerte al burlarse de la Hyuga, hasta que Izumi recordo la plática que estaban teniendo los Uchihas.

—Mei ¿como estas con Madara-san?—inquirió Izumi, ya en forma seria.

La pelirroja, dejo de reír al escuchar la pregunta, porque desde el desfile de modas, no había vuelto a mirar a Madara.
—Me ha estado ignorando últimamente—respondió seria.

—Mei...me temo que hay alguien más...escuché a Itachi y también a Sasuke, hablando con mis suegros. Ellos aseguraron que Madara está enamorado de una misteriosa mujer—la pelirroja abrió mucho los ojos, al escuchar lo que dijeron de su hombre.

—Itachi, comentó que la susodicha, le está dando trabajo a su tío para conquistarla, al parecer ella no esta interesada en él--concluyó Izumi.

—NADIE ME VA QUITAR A MADARA...NADIE—grito a todo pulmón, llamando la atención de muchas personas.

—Cálmate Mei, deja que sepamos de quien se trata, para poder quitarla del camino, además ¿quien podría ser mas hermosa que tu?—Sakura trato de calmarla para que no continuara llamando la atención.

—Sakura tiene razón, no te preocupes, nadie puede ser mejor que tu, ademas eres la única a la que se le ha visto con él, en todos lados, tal vez no sea nadie de cuidado, debe ser sólo una zorra que se hace la interesante, para poder atraparlo—añadió Izumi.

—Tienen razón, Madara no es un hombre para estar enamorado de nadie, pero de todos modos, estaré vigilando de cerca, para saber de quien se trata—aseguró, poniéndose de pie para ir a la pista de baile, con un apuesto rubio que se acercó a ella.

[...]

La ojiperla había estado los últimos días diseñando el vestido de Konan. Dentro de la oficina, tenían un espacio privado donde el vestido estaba puesto sobre un maniquí.

—Te está quedando precioso Hinata—le dijo Mito, en el momento de verlo.

—Muchas gracias...sólo espero que a ella le guste, porque le agregue algunos detalles, que pensé lo harían lucir mejor—Hinata sonrió mirando el hermoso vestido, blanco y no pudo evitar recordar, lo diferente que fue lo que ella uso el día de su boda.

Creyó sería el día mas hermoso y memorable de su vida, pero en cambio, resultó ser un desastre, del que solo recordarlo le producía náuseas.

—¿Hyuga-san? Tiene una visita—anunció la recepcionista por el teléfono.

—¿Dijo su nombre?—preguntó desconfiada, pues no esperaba a nadie por esa tarde.

—No...pero aseguró que a usted le dará mucho gusto verla—la Hyuga suspiró y no miró motivos para negarse a recibir a la persona que preguntaba por ella.

Mito se despidió, en el momento en que abrieron la puerta, para dejar pasar a una mujer de la tercera edad, que sonreía con cariño a la morena.

—¡Chiyo..!—la ojiperla se abalanzó para abrazar a la anciana que le devolvió el abrazó. Ambas derramaron lágrimas de alegría y a la vez de nostalgia.

—Mira, que me costó trabajo dar contigo señorita—la reprendió aun sonriendo.

—Lo siento tanto, pero yo no quería regresar y tampoco quería arriesgarme a que él, o su madre respondieran el teléfono—se disculpó limpiándose las lágrimas--Permítanme presentarlas—aviso la morena al darse cuenta que Mito aún estaba allí.

Luego de presentarse y saludarse, Mito finalmente se despidió.

Estaba con mucha curiosidad y a la vez, pensativa de lo que acababa de presenciar puesto que casi nadie, sabía del pasado de Hinata y ella evitaba mucho hablar sobre ese tema, en especial, nunca se mencionaba quien era el padre de Tenchi.

...

—Me da mucho gusto volver a verla—le dijo Hinata todavía llorando, por recordar el pasado.

—También a mi, pero no sólo quiero verte a ti, quiero conocer al bebé ¿fue niño o niña? —preguntó con entusiasmo.

—Es un niño y se llama Tenchi—respondió orgullosa de su bebé.

—¿Donde está? Quiero verlo—Hinata, miro que ya no tenía ningún pendiente y que casi era la hora de salir, así que aviso que se iba, para llegar por la casa de la niñera, a recoger al niño y presentarlo con lo mas cercano a una abuelita, que Tenchi tenía la suerte de tener.

Continuara.

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