Capitulo 8

Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.



Había pasado toda la semana desde que la Hyuga salió muy molesta de la sala de juntas donde coincidió con Madara y todavía se sentía irritada cuando lo recordaba.

Era Sábado por la mañana y la morena estaba cocinando acompañada de Tenchi, por la razón que Ino y Neji, llegarían a desayunar con ellos.

Ella misma los invito, dado que no había visto a Neji últimamente y tenían ganas de verlo.

Tenchi miraba un libro para niños de su edad, y de vez en cuando levantaba el rostro para mirar a su madre.

Diez minutos mas tarde, la pareja llegó.

—¿Donde esta el Rey de la casa?—preguntó Neji, dirigiéndose hasta Tenchi, que de inmediato levantó los bracitos en busca de ser levantado de la silla infantil en la que Hinata lo sentó—¿Como estas?—Neji se acercó hasta su prima y le dio un beso en la frente, Ino hizo lo mismo y los cuarto tomaron asiento para desayunar.

Hinata al mirar que ambos habían llegado juntos, pensó que ya estaban dentro de una relación y que por vergüenza, aún no le contaban nada.

—¿Ustedes ya viven juntos?—Ino escupió el jugo que en ese momento estaba tomando, al escuchar la pregunta de Hinata, mientras que Neji aunque estaba serio, se le podía mirar un brillo divertido en la mirada.

—Que cosas dices Hina...claro que no ¿como crees?—argumento Ino muy sonrojada por la situación. No es que la idea no le hubiese gustado, pero ellos aún no llegaban a segunda base. No habían pasado de besos inocentes al principio, para después subir de tono y cuando parecía que todo pasaría a otro nivel, el pudor de Neji y la poca experiencia de ella, no los dejaban continuar, haciendo que terminaran con baños de agua fría.

Neji era todo un caballero y cuando se pasaba en los besos y caricias, terminaba disculpándose por su comportamiento poco decoroso, argumentando que esa no era la manera de tratar a una dama como lo era ella. La rubia no sabía si admirarlo, o mas bien, querer asesinarlo.

Neji sonrió al ver a Ino pérdida en los pensamientos. Él la deseaba mas que a nada en el mundo, pero no había querido intimar con ella mas de la cuenta, hasta estar seguro de los sentimientos de la Yamanaka hacia él.

No quería que ella jugara... ya que él, si pensaba en una relación seria con ella y esa misma noche planeaba pedirle que fuera su novia formalmente.

Naruto y Gaara lo habían animado diciendo que la rubia se veía muy interesada en él y en llegar a tomar las cosas serias. Hinata también le contó lo buena persona que era Ino y también le dijo que hasta el día en que el llegó, ella no estaba interesada en otro hombre. Todo eso le dio valor al raramente inseguro Hyuga, para hacer la petición.

—¿Quieres que vayamos juntos a casa de Mito?—preguntó Ino después de haber dejado atrás el bochorno.

—Creó que mejor tú vienes conmigo, para no cambiar el asiento de Tenchi ¿que te parece?—Ino estuvo de acuerdo y entre las dos convencieron a Neji, de ir con ellas. El estoico joven, no pudo resistir las peticiones de las mujeres que más le importaban en el mundo.

—Está bien ire, pero llegaré un poco tarde—les aseguro el Hyuga. Ellas estuvieron contentas y continuaron con el agradable momento.

[...]

—Listo muñeco precioso—la ojiperla apretaba el cuerpo de su hijo, después de haberlo vestido para la fiesta de cumpleaños. El niño llevaba puesto un pantalón negro y la camisa roja con algunos detalles en negro. Ella optó por usar los mismos colores que su hijo, ya que era de las primeras veces, que salían juntos a un lugar público y quería verse a la altura de su hermoso bebé.

El evento sería en el jardín, así que se vistió con pantalón negro de mezclilla al igual que Tenchi. La blusa era roja y no tenía mangas, solo contaba con dos tirantes gruesos que se abrochaban atrás del cuello, dejando un poco de la espalda al descubierto pero a la vez, cubriendo todo el escote delantero. Se puso sandalias planas, puesto que lo mas seguro, es que pasaría la mayor parte del tiempo tras su hijo y si llevaba tacones altos terminaría lastimándose. Para completar, se colocó algunos accesorios en las muñecas, como pulseras y collares en el pecho. Dejó el cabello suelto y liso... Ambos se veían muy bien. Antes de salir, tomó la mochila negra donde llevaba todo lo que Tenchi podía necesitar.

[...]

Mito y Hashirama recibían a los invitados en la entrada del jardín. Todo estaba decorado con el tema de circo. Las mesas tenían manteles simulando las carpas de los circos y los arreglos eran de animales, tales como elefantes, leones y Jirafas...
No podían faltar los payasos y los puestos de comida simulando todo un carnaval.

Haruka estaba feliz mirando todo a su alrededor y corrió hasta donde había un corral con algunos animales, como cabras ponis caballos y hasta un camello, todo a cargo de personas especializadas en ellos sin llegar a sufrir ningún maltrato.

Konan y Nagato ya estaban allí cuando llegaron Ino, Hinata y Tenchi. Mito les agradeció y les indicó sentarse donde desearán.

—Hinata puedes llevar a Tenchi a darle comida a los animales—sugirió Hashirama, como le había estado sugiriendo a los invitados que llevaban niños.

—También los payasos están regalando globos—apuntó Mito, haciéndo sonreír al niño.

—Muchas gracias —la chica siguió hasta donde estaban los algodones de azúcar y los puestos de dangos que le hicieron agua la boca a su niño.
Tenchi agarró unos dangos y la Hyuga, un algodón de azúcar que hacía años, no probaba.

—¿Me recomienda el algodón Hyuga-san?—Hinata se limpió la boca avergonzada por ser pillada comiendo como si no hubiera un mañana.

—Disculpe Tobirama-san—se aseguró de no tener rastros azules en sus mejillas antes de continuar hablando—Se lo recomiendo, esta muy bueno—el Senju sonrió y se agachó hasta la altura de Tenchi, para saludarlo. Estuvieron hablando por unos minutos hasta que Hinata se disculpó dado que debía ir tras su hijo, quien ya se había escurrido de donde lo podía mirar.

Llegó a donde se encontraban diversas botanas y tomó a Tenchi, con el propósito de no dejarlo escapar.

—Tía Hina—la llamó Mirai. La niña llegó en busca de palomitas de maíz.

—¡Hola pequeña! ¿Dónde esta tu mamá?—la niña apunto a donde se sentaba Kurenai y Asuma. Ella sonrió cuando se dirigió hacia ellos.

El jardín ya se encontraba con todos los invitados. El lugar era muy grande y no se podían mirar todas las personas. Tenchi se fue a jugar con Mirai después de comer. El niño amaba los animales, así que lo único que quería era estar cerca del lugar donde los tenían. Cerca de allí, también estaba el perro de Haruka, un hermoso labrador dorado.

Mirai llevaba de la mano al niño, sin embargo, apenas visualizó el perro, se desvió para estar con él. El animal era muy amigable con todos, pero en especial con los niños. En cuanto percibió la presencia de Tenchi, se acercó a lamerle todo el rostro. Max era mucho mas grande que el pequeño niño y la escena era algo divertida, en especial para el varón que estuvo observando al niño desde que se apartó de los otros niños y se dirigió hasta el animal.

[...]

—Mas te valía que no faltaras—sentenció Hashirama.

—Hmph...como si tuviera otra opción—respondió Madara, fingiendo estar molesto de tener que asistir a una fiesta infantil. Aunque en otras circunstancias jamás hubiera aceptado, en esa ocasión, no tuvo otra opción debido a la exigencia que le hizo al Senju, por no poder concretar nada con la ojiperla y encima hacerla enojar.

En castigo, Hashirama le dijo que tenía que ir a la fiesta de Haruka y no aceptaba un no, por respuesta, o de lo contrario, Mito se enteraría de todo y a nadie le gustaba soportar los regaños de la pelirroja.

Apenas piso el jardín, todas las miradas se fijaron en él, como ocurría a menudo, pero últimamente no había estado de humor para nada y lo que menos quería era convivir con "familias felices"

Al mirar la decoración, Madara puso los ojos en blanco, Hashirama era tan excéntrico, aunque tampoco podía culparlo por querer cumplir los gustos de su hijo.

No llegó a sentarse, debido a que diviso al culpable de la celebración y fue hasta él, para felicitarlo—¡Hey campeón! ¡Feliz cumpleaños!—el niño de cinco años se emocionó al mirar al mejor amigo de su padre en su fiesta.

—¡Tío Madara!—aunque el azabache renegó por supuestamente no querer ir a la fiesta de Haruka y la verdad, es que no hubiera pasado el día, sin llegar a felicitarlo. Jamás lo admitiría frente a Hashirama, pero le tenía mucho cariño al niño.

—Mi tío Tobi me regaló un reloj de superman—le decía Haruka, mientras lo llevaba hacia donde estaban los animales.

—Que bien... también yo te traje un regalo y se que te gustará—afirmó haciendo sonreír al pequeño. Haruka se fue a jugar con otros niños, olvidando al mayor, quien se quedó mirando a los niños correr.

Entre todos, observó a uno que no llegó hasta donde estaban los animales, sino que se dirigió a donde jugaba Max, el perro de los Senjus. Sin saber porqué, lo siguió.

Quería mirarlo de cerca, algo en ese niño, le resultaba muy familiar. Tan pronto se acercó a donde el pequeño se hallaba jugando con el perro, no pudo evitar sonreír. Se veía que el niño realmente disfrutaba la compañía de Max.

Negó con la cabeza, al ver como el perro lo lamió por todo el rostro, su madre estaría muy molesta.

—Ya déjalo Max, te aprovechas de tu tamaño—el perro comenzó a mover la cola feliz, le gustaba mucho recibir atención—Ven conmigo pequeño, tu madre se enfadará cuando sienta el olor a perro—Madara saco un pañuelo de los bolsillos del pantalón y limpio el rostro mojado del niño—Te gustan los perros ¿verdad?—sonrió al ver la fascinación del pequeño con el animal.

—Guagua—dijo Tenchi aplaudiendo gustoso. El azabache sonrió y continuó mirando al niño. Fue ahí, que su corazón dio latidos irregulares. El niño era muy parecido a...no. No, eso no podía ser posible, debía ser una simple coincidencia, los Uchihas aún no se reproducían, al menos no se sabía de ninguno y hasta la fecha, el menor de todos era Sasuke.

—¿Como te llamas?—Tenchi lo miró directamente a los ojos. Ojos tan negros, como los suyos.

—¡Mamá-mamá!—el pequeño estiró los brazos hacia el lado derecho del Uchiha, haciendo que girara todavía con él, en sus fornidos brazos.

—¿Tu?—el Uchiha miró de frente a la mujer con la que había estado soñando y la cual ansiaba volver a encontrar.

...

Hinata vio a Mirai corriendo con algunos niños y Tenchi no estaba con ellos, así que se levantó de la mesa donde estaba con el grupo de amigos, para buscar a su hijo.
—Ya vuelvo—les dijo a todos y se fue hacia el area de los animales.

—Tenchi—lo llamó mientras lo buscaba. De pronto recordó el perro de Haruka y sonrió sabiendo que su bebé debía estar con él.

Apenas enfocó el perro y escuchó la voz de su hijo llamándole, se apresuró a llegar, sintiendo el corazón acelerado, al darse cuenta que Tenchi no estaba solo.

—Ven conmigo mi amor—Hinata extendió los brazos para tomar al pequeño, pero el niño no quería abandonar los brazos del azabache.

—¿Es tu hijo?—le preguntó incrédulo sin apartar sus orbes de ella.

—Si... ahora por favor, regrésemelo que tengo que volver a mi mesa—respondió seca.

Madara se acercó con la intención de entregárselo, no obstante, el pequeño no parecía querer bajarse.

—No le haré daño, deja que yo lo lleve—pidió mirando la desconfianza en las hermosas perlas—Te juro que no te voy a molestar, sólo déjame tenerlo por mas tiempo... por lo menos hasta que él quiera—la Hyuga lo miró y se relajó, pues al parecer, Tenchi estaba fascinado abrazando al Uchiha.

—Esta bien, supongo que no es usted un pedofilo—el Uchiha no pudo evitar soltarse riendo de nuevo.

—Me tienes en muy mal concepto, no soy tan malo como crees—aseguró todavía sonriendo y logrando que ella también le sonriera.

Los tres pasaron la tarde juntos. Llevaron al niño a montar los caballitos en el carrusel y también lo llevaron a pintarse el rostro, con los payasos. Madara le consiguió unos globos en forma de perros que el niño pedía y hablaba con Tenchi, como si se conocieran desde siempre.

Hinata bajo la guardia al ver la interacción entre ambos, su hijo reía con el Uchiha y eso la dejó sin palabras. Nunca se hubiera imaginado que ese desagradable hombre, podía llegar a ser divertido con los menores.

Madara no sabía que era lo que le había pasado con ese pequeño, pero al verlo reír lo hizo derretirse, al igual que lo había derretido la madre. La veía de reojo y sonrió complacido. La hermosa y triunfadora mujer, tenía un punto débil, el cual se aferraba a sus brazos haciendo que ella estuviera cerca de él, toda la tarde.

—Una foto en familia—dijo uno de los fotógrafos que habían contratado para la fiesta.

—No... nosotros no—Hinata no se pudo negar, ya que Madara se puso a su lado con el niño en los brazos y por coincidencia, también Madara vestía de negro, haciendo parecer que en realidad eran una familia.

—¡Perfecto!—decreto el fotógrafo y les entregó la fotografía en un marco decorado con animales de circo.

—La conservaré de recuerdo—anuncio el Uchiha sin darle tiempo a la Hyuga de protestar.

Mas tarde, algunas personas se habían retirando, con ellas Ino y Neji. Tenchi dormía en los brazos del Uchiha, quien se negaba a soltarlo.

—Debo irme Uchiha-san...—Hinata miró a Madara y se sintió apenada por estar sosteniendo a su hijo dormido. Extendió los brazos disponiendo que se lo entregara.

—También me tengo que ir, vamos dejaré a Tenchi en tu auto—la Hyuga, no pudo argumentar y siguió a Madara, para despedirse de los Senju. Ella se había despedido de todos sus amigos, los cuales, la miraron con sonrisas pícaras, en especial Konan y Nagato.

—Gracias por todo—Hinata se despidió de Mito, luego de Hashirama. Estaba muy apenada al ver la forma en que Hashirama los veía a ella y a Madara.

—Dejame adivinar... Tu también te marchas ¿verdad?—preguntó el Senju con burla a su amigo. El sarcasmo en el tono de voz, lograron que el azabache lo fulminara con la mirada.

—Te veré después, hay algunos asuntos que tenemos que tratar—anunció el Uchiha y se dirigió hacia donde estaban los autos.

Hinata abrió la puerta del vehículo para que el azabache colocara su hijo en el asiento y cuando hubo terminado, se paró imponente frente a ella, sin dejar de mirarla desde su altura. Ella se sonrojó y se sintió intimidada frente a él.

—G-gracias por todo Uchiha-san—genial ahora también estaba tartamudeando, se reprendió mentalmente. Hacia mucho tiempo que no le sucedía algo así.

—No tienes nada que agradecer, para mi fue todo un gusto conocer a tu hijo y me divertí con él—afirmó mirando a Tenchi en el asiento—¡Vamos! Sube... no quiero que les pase algo si se les hace mas tarde—abrió la puerta del conductor para que ella subiera, poniendo aun mas nerviosa a la ojiperla.

Madara se quedó parado mirando el auto donde partió la Hyuga y sin ser concierte, una sonrisa se posó en sus labios. Después de todo, había sido tan mala idea, obedecer a Hashirama.

Con la foto de los tres en la mano, se dirigió hasta su auto. Contento con el día, partió a su hogar.

[...]

¿Que me tienes?—frente a Madara estaba sentado Kakuzu, el investigador privado que contrató, para indagar sobre la vida de la mujer que lo tenía soñando despierto desde que la conoció.

—Lamentó decirte que no hay mucho...la vida de esta persona está celosamente privada y por mucho que me resistí a gastar dinero en sobornos, tuve que hacerlo y aún así, fue muy poco lo que logré averiguar—el investigador le extendió un sobre donde estaba la escasa información que obtuvo durante su investigación. Todavía le dolía el dinero que había tenido que gastar.

Madara frunció el ceño y abrió el sobre con avidez. En él se hallaban unas cuantas fotos de la Hyuga y también papeles, junto a recortes de periódicos.

—La señorita fue la hija mayor de Hiashi y Hikari Hyuga, esta última, fue una reconocida diseñadora de modas. Murió a temprana edad dejando toda su fortuna a su única hija... Hinata-san, la cual tenía tan solo tres años al quedar huérfana. Hiashi se casó de nuevo y tuvo una segunda hija, que es la que aparece en la fotografía—añadió Kakuzu, señalando la fotografía que sostenía Madara.

—Hmph—soltó el azabache frunciendo el ceño.

—Lo realmente raro, fue que tiempo después de morir Hiashi, la madrastra sacó a Hinata-san de la escuela y nadie más volvió a verla,mhasta que comenzó a diseñar y modelar—el investigador saco un catálogo donde apareció la Hyuga embarazada.

Madara extendió la mano y agarró el libro. Lo miró por unos segundos y después comenzó a hojearlo sin poder mirar hacia otro lado.

—En los documentos que venían dentro del sobre, estaba una orden de estancia en un hospital mental, donde aparentemente la recluyeron ilegalmente—también estaban las fotografías del lugar y en ellas aparecía la chica, muy diferente a cómo se veía actualmente. Estaba sin cabello, con golpes en el rostro y ojos enrojecidos por el llanto. La consternación del azabache aumentaba.

—¿Pero que demonios es esto?—el Uchiha no soportaba más y apretó la mandíbula al ver el estado de Hinata.

—Sobornando algunos guardias, me contaron que la madrastra y la hermana menor la agredieron y la hicieron pasar por enferma mental, para quedarse con la herencia Hyuga—reveló Kakuzu—Anko Hyuga, actualmente cumple una condena por lo que le hizo a su hijastra y la hermana menor se halla recluida en un internado fuera de la cuidad, debido a que siendo menor, no podía estar sola y Neji Hyuga, no le perdonó lo que le hicieron a su prima mayor, a quien quiere como a una hermana—el Uchiha continuó mirando las fotografías del hospital y negó con la cabeza.

En los documentos estaba la orden de arresto a la madrastra con los cargos que se le imputaron, por recluirla en la clínica, agredirla físicamente, tenerla privada de libertad y falsificación de testamento.

En el periódico, aparecían las fotografías del día en que arrestaron a Anko y en una de ellas, también estaba Neji Hyuga, quien aparentemente fue el causante de acusar a la viuda por todo lo que le hizo a la ojiluna.

—¿Quien es el padre del niño?—Madara moria por saberlo.

—Eso es otra incógnita, pues aparentemente, ella estuvo sola en el hospital y el niño se llama Tenchi Hyuga. No hay ningún documento que hable del padre por ningún lado—Kakuzu se encogió de hombros.

Trato de buscar mas documentos que dijeran más sobre el padre del niño, pero ya no había nada. Es como si después de salir de la clínica, nadie le hubiera visto hasta que apareció embarazada en el catálogo, que para colmo era de la editorial de Mito Senju.

La única explicación que encontró ante la ausencia del padre del menor, es que debía haber fallecido, de otra manera, no se explica que la hubiera abandonado a ella y al adorable niño. Después pensó en que quizás la hubieran violado y de inmediato se enfureció con solo pensarlo. Si llegaba a comprobar que alguien la había violado, él mismo castraria al sujeto antes de darle muerte lentamente.

Una vez se quedó a solas en su oficina, se dedicó a observar todo detenidamente. Aunque lastimada y golpeada, seguía siendo la misma, cerró los ojos en negación.

Ahora entendía la actitud desconfiada que ella tenía siempre, como si temiera que la dañaran.

—¿"Quien te hirió tanto"?—se pregunto sin dejar de verla en el catálogo, donde lucía hermosa con el embarazo.

Continuara.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top