Capitulo 6
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
La ojiperla se dirigió al baño muy alterada, los ojos comenzaron a picarle, como hacía mucho no le ocurría. Entró y el amplió lugar estaba vacío. Sin darse cuenta, las lágrimas le habían empezado a salir invadida por los recuerdos del pasado. Mirar y sentir tan de cerca ese hombre que había sido su único amor, la dejó muy afectada. Todavía pudo percibir el aroma tan varonil que despedía el cuerpo masculino, el mismo que recordaba de la única vez que la beso y tuvo sexo con ella, imaginando que lo tenía con otra. Para él fue solo un acoston mas, mientras que para ella, ese fue el primero y el único, ya que después de su mala experiencia, no quiso volver a pensar en el romanticismo ni en nada relacionado con tener sexo, puesto que no había sido nada satisfactorio.
Recordando todo lloro aún mas dolida. Quería haber tenido la suerte de nunca mas verlo ¿Como se atrevió a querer hablarle? ¿Quien se creía que era para tocarla ahora que ella no quería nada de él?
Se lavó el rostro para quitar cualquier rastro de lágrimas y de su bolso sacó algunos cosméticos con la intención de retocar el maquillaje y así nadie pudiera notar que había llorado.
Minutos después salió en busca de alguna de sus amigas, aunque su intención se vio fallida gracias a Sasori, quien le salió al encuentro invitándole un trago en el bar. La Hyuga acepto y juntos se fueron al lugar mas apartado para poder hablar tranquilos.
Sasori le contó sobre como llegó al mundo de las pasarelas, mientras ella lo escuchaba atenta—Me siento tan bien de ver en lo que te has convertido—le dijo el pelirrojo con una sincera sonrisa.
—Todo se lo debo a Konan... no se que hubiera sido de mí sin ella—Sasori asintió mirando a Itachi que discutía con su esposa, o mas bien, su esposa discutía sola, porque el Uchiha la estaba ignorando.
—¿Y como estás respecto a él?—pregunto apuntando hacia Itachi .
—No lo había vuelto a ver desde que me echaron de la mansión Uchiha—respondió con rencor, al recordar las amargas vivencias. Sasori se sintió mal por preguntar y traerle recuerdos dolorosos... Estuvieron conversando por un rato, después se unió a ellos Hidan, el modelo que desfilo junto a ella horas atrás.
La risa de Hinata se escuchó deleitando a los presentes. La morena no podía creer que ese apuesto hombre que se decía muy religioso, tuviera ese tipo de vocabulario. No dejó de hablar palabras altisonantes, en cada enunciado que pronunció y en lugar de ofender a la ojiluna, lo que le provocó fue ganas de reír, olvidando el incómodo momento que pasó por culpa del imbecil.
La morena miró hacia el lugar donde estuvo con sus amigos encontrándose con Tenten, que le hizo una seña preguntando si podía unirse. Hinata asintió con la cabeza y miró la castaña avanzando hacia ellos, pero antes de llegar, fue interceptada por Sasuke. La ojiperla suspiró y continuó escuchando las anécdotas de los dos amigos.
...
Tenten se encontraba sola, donde momento atrás estuvo con unas personas que le felicitaron. Buscó a Hinata y rápido la enfocó con los apuestos modelos y se dispuso a unirse a ellos. Caminó entre las personas y un moreno muy atractivo que miró en el desfile la detuvo.
—¿Me aceptas un trago?—pregunto Sasuke fascinado con la hermosa chica, que lo hizo estremecer horas atrás.
—¡Claro! ¿Porque no?—los dos se dirigieron hacia el lugar donde servían las bebidas y después de pedir, tomaron asiento.
—Estuviste genial, en el desfile—comentó el Uchiha robando una sonrisa de Tenten.
—Gracias...—respondió sonrojada, por la intensa mirada del moreno sobre ella—Mi nombre es Tenten—se presentó para quitar el nerviosismo que tenía.
—El mío es Sasuke—el Uchiha le estrechó la mano sintiendo un cosquilleo que ambos compartieron. Ambos se compenetraron en seguida, como si se hubieran conocido desde siempre. La conversación fue muy agradable y la atracción mutua, era notoria para cualquiera que los miraba.
Sasuke había terminado con Sakura, semanas atrás, pero ella se empeñó en seguir como amigos, con la única intención de reconquistarlo. El azabache sabía que eso ya no llegaría a ningún lado. Él ya no la amaba y dudaba que alguna vez lo hubiera hecho. El egoísmo y lo superficial que era Sakura, terminaron por desencantarlo. No se encontraba de humor para buscar una nueva relación, pero al ver a la mujer frente a él, su modo de pensar cambio por completo.
Tenten por su parte, llevaba mucho tiempo sin tener una relación seria. La última vez que tuvo novio, fue un entrenador y dueño de un gimnasio... Rock Lee y ella estuvieron juntos durante ocho meses, pero la relación se fue enfriando y decidieron romper por lo sano, quedando como buenos amigos.
Sasuke le tomó la mano para acercarse a ella y juntar los labios en un suave beso que los dos disfrutaron, bajo el escrutinio de cierta pelirosa quien veía con odio y celos al hombre que consideraba suyo, siendo besado por la insípida esa.
...
Hinata se despidió de los varones y decidió que ya era tiempo de retirarse. Tenía ganas de ver a su angelito. Ella no llevó auto y se dispuso a llamar un taxi, para no molestar a nadie.
—Nos encontramos de nuevo señorita—la ojiperla levantó el rostro encontrándose con esas oscuras orbes que querían atravesar su alma y descifrar cada uno de sus secretos.
-¡Uchiha-san!—lo nombró ella con un notable desgano, puesto que aún no llamaba el taxi y estaba cansada. Madara no le había quitado la vista en toda la noche. Se había tenido que esconder de los dos idiotas para que no se burlaran de él, pero el interés por la hermosa mujer, no había disminuido y él, aunque sonara prematuro, sólo la quería llevar a tocar cielo de su propia mano.
Penso ¿que podía sentir al amanecer abrazado a ese pequeño y perfecto cuerpo? La joven lo tenía hechizado, como nunca antes le había sucedido y estaba dispuesto a descubrir que secretos ocultaban esas hermosas perlas, que aunque daban la sensación de seguridad, en el fondo se podía percibir algo, algo muy parecido al dolor.
-¿Se va?—pregunto el Uchiha sin quitarle los ojos de encima, enviándole su famosa mirada seductora, que la fémina ni siquiera se tomó el tiempo en prestarle atención.
—Si... estoy algo cansada y llamare un taxi—respondió sacando el celular del bolso dispuesta a marcar.
—De ninguna manera permitiré que se marche en un taxi a estas horas. Eso puede ser peligroso para usted. Será mejor que yo mismo la lleve—afirmó el Uchiha con autoridad.
Hinata arqueo una ceja en forma inquisitiva—¿Me está diciendo que no soy capaz de cuidarme por mi misma?—le pregunto sin alterarse y con voz suave.
Madara casi se queda sin argumentos para defenderse, puesto que nunca nadie se había negando a una invitación de su parte.
—Claro que no... no me malinterprete señorita. Lo que sucede, es que yo quedaría como todo un patan, si permito que usted suba en un taxi, ademas, las estadísticas del crimen son muy altas. Cualquier persona deshonesta podría querer sacar provecho siendo una persona tan conocida como usted—soltó el discurso sin saber si había sonado convincente, pero en realidad, lo que dijo era cierto, cualquiera podría querer aprovecharse de ella, así como él, pensó sonriendo internamente.
Hinata lo pensó por un momento y en realidad, el tipo tenía razón. Ya era mas de media noche y estaba sola, vestida de esa manera, tampoco traía el gas pimienta que le dio Neji, el cual cargaba religiosamente en sus pertenencias, colgado en un pequeño llavero que no atraía la atención de nadie, siendo fácil para atacar a quienes se pasaran de listos.
—Mi hermano y Obito, no me perdonarían si se enteran que la deje partir sola—añadió el Uchiha sacando a la morena de sus pensamientos.
—Esta bien Uchiha-san... acepto que me lleve—Madara sonrió y le pidió que lo esperara mientras traía su auto. Aseguró no tardar mas que unos pocos minutos. La Hyuga lo miró alejarse y escuchó los pasos de alguien, que también había salido del salón. Volteo para mirar de quien se trataba y sonrió en automático.
—¿Como está Hyuga-san?—preguntó el apuesto hombre estrechando la mano de la chica.
—Muy bien Senju-san...¿y usted? ¿Cómo la pasó en la fiesta?—Tobirama sonrió y negó con la cabeza.
—Todo bien, pero no me gusta estar entre tantas personas. Soy más de grupos pequeños—Hinata le sonrió al notar lo fastidiado que se veía el médico, quien a pesar de ser hermano de Hashirama, era muy distinto, tanto en lo físico, como en personalidad—¿Como está Tenchi después de las vacunas?—el médico era el pediatra a quien la chica miraba para el cuidado de su niño. Orgullosa, comenzó a relatar lo bien que su hijo había respondido a las dosis.
Cuando Tenchi recibió las vacunas, todos en la clínica le aplaudieron por ser el único bebé de un año, en aguantar las agujas sin llorar. Las enfermeras lo amaban, decían que Tenchi era muy adorable cada vez que lo veían. El médico lo premiaba con golosinas, pero en la última ocasión, el niño quería un dango que una joven traía vendiendo. Tobirama le compro uno y recibió aplausos de gusto por parte del pequeño niño, que también a él le parecía muy fácil de querer... ¡Con una madre como esa! No era para menos, pensaba el Senju.
—¿Quiere que la llevé a su casa?—preguntó, al darse cuenta que ella también pensaba retirarse.
Hinata se sentía tan bien cuando hablaba con el albino y en ese punto, estuvo a punto de aceptar, olvidando por completo, que el Uchiha ya la había invitado.
—Me encantaría pero...—no terminó de hablar, cuando un auto negro estacionó frente a ellos. Madara se bajo para guiar a la Hyuga y así evitar que Tobirama siguiera conversando con ella.
—¿Nos vamos?—preguntó haciéndole la seña con el brazo para que lo siguiera—¿Senju cómo estás..?—le pregunto, fingiendo no haberlo visto. Tobirama lo saludo, estrechando la mano, mientras se miraban desafiantes el uno al otro, en una clara muestra de sólo guardar las apariencias.
—Hasta luego Tobirama-san...me dio mucho gusto saludarlo—Hinata se despidió dándole la mano, antes de marcharse.
—El gusto fue todo mío. Espero que nos veamos muy pronto—el azabache apretó los puños con discreción, al mirar la interacción entre ambos, quienes parecían ser muy cercanos.
El auto estaba en silencio durante los primeros minutos de haber partido. Madara quería iniciar una conversación, pero como nunca antes le había pasado, esta vez no sabía que decir, para impresionar a la sofisticada dama.
Hinata por su parte, continuó dando vueltas en su mente, recordando el incidente con Izumi e Itachi. Sin querer, el rostro de su ex marido le recordó a su Tenchi debido a las grandes similitudes entre ambos. Sin ser consiente, se le escapó un suspiro suspiro, logrando que el varón prestará mas atención en ella.
—Es usted todo un espectáculo sobre la pasarela...fue la mas bella de todas—aludió el azabache, haciendo que Hinata lo mirara directamente a las orbes oscuras.
—Gracias Uchiha-san, pero no creo que a su enamorada le haga gracia que usted piense así—respondió con seriedad y él suspiró cansado.
—Ella no tiene nada que opinar, porque simplemente no somos nada y nunca lo fuimos—afirmó y antes que Hinata dijera algo él continuó—Se que a veces las personas equivocan los sentimientos, pero créame, ella y yo no tenemos nada, como tampoco lo tengo con ninguna otra mujer... Todavía estoy en busca de la adecuada y tal vez, ya la halla encontrado—soltó mirándola fijamente, mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde.
"Aquí vamos otra vez"pensó la morena, ante las insinuaciones de otro hombre. Era como si todos se pusieran de acuerdo para decir las mismas frases, las que dicho sea de paso, no convencían a nadie.
—Bien por usted Uchiha-san—la Hyuga trato de sonar sincera, aunque estaba segura que había fallado y sonó mas en forma sarcástica.
—¿Que hay de usted? ¿Está saliendo con alguien?— pregunto al arrancar, cuando cambio la luz.
—No acostumbró hablar de mi vida privada con personas que apenas conozco, discúlpeme si sueno algo ruda, pero eso me sirve para mantener las distancias—respondió, dejando a Madara más que interesado en acercarse a ella, a cualquier costo. Ya no importaba cuanto tuviera que hacer, él iba a estar con esa mujer que había logrado deslumbrar sus sentidos.
Hinata le indicó el camino hasta su casa, sin prestar atención a las desventajas que esto le pudiera acarrear en un futuro. No le dio importancia a las insinuaciones que el Uchiha le había lanzado, ya que con la respuesta dada, estaba segura que al igual que con los otros hombres que se acercaban a ella, él también entendería que ella no se encontraba disponible para nada romántico.
El automóvil se estacionó frente a la casa de Hinata. Madara bajo de inmediato dispuesto abrir la puerta de la dama, antes que ella lo hiciera por si sola.
El azabache le tendió la mano, intentando ayudarle a bajar y ella lo pensó por unos segundos, hasta que finalmente la aceptó.
—¡Muchas gracias por traerme Uchiha-san!—agradeció mirando como su mano seguía atrapada en la mano masculina que se negaba a soltarla.
—MA-DA-RA... llámame Madara—le pidió dejando las formalidades y tuteándola descaradamente.
—¿Perdón?—inquirió ella tratando de soltarse, pero sin querer verse grosera.
—Llámame Madara preciosa... ese es mi nombre—Hinata se molesto y quiso entrar a su casa de inmediato, para dejar atrás a ese hombre arrogante y pretencioso. En ese momento, una sensación primitiva de macho alfa acostumbrado a no perder, se apoderó del Uchiha. La acercó a él y sin reservas, la beso en los deliciosos labios, que había estado sediento por saborear. La apretó de la cintura, haciendo que la boca femenina se abriera. El azabache no desaprovechó y de inmediato introdujo su lengua dentro de la dulce cavidad de la dama.
Hinata trataba de alejarlo, empujando el enorme pecho masculino, el cual, no logró mover ni un solo centímetro. Él era demasiado grande para que ella lo pudiera mover.
Esta era la segunda vez en la misma noche, que alguien mas fuerte que ella, se tomaba el atrevimiento de forzarla.
Después de Itachi, la Hyuga, no había vuelto a ser besada por nadie y este hombre se había atrevido a más de lo que ningún otro hizo en el primer día de conocerla. Él, ya la había tuteado, interrogado, manoseado y besado. Ahora era cuando mas extrañaba el llavero con el spray pimienta.
Al separarse por falta de aire, la chica le acertó un golpe en los genitales, logrando que Madara aflojara el agarre debido al dolor. Hinata lo empujó con todas sus fuerzas y consiguió separarse de él.
—¡Es usted un bruto...! Además un aprovechado—se limpió la boca frente a él y camino hasta la entrada de su casa, dejando al arrogante azabache, aún doblado por el golpe.
Madara se apoyó en su auto y poco a poco, se incorporó para subir. Nunca antes una mujer lo trato de esa manera, la sensación de reto se metió aun más dentro de él, al saborear la saliva de la chica, que todavía tenía dentro de la boca. Miró la casa de la Hyuga y arrancó el motor de su auto dirigiéndose hacia su hogar.
Hinata entró y se dirigió hacia la habitación de Tenchi. Lo encontró dormido abrazando su perrito de peluche que le regaló Neji. Lo beso en las mejillas regordetas que tanto le gustaban y lo dejó continuar con su descanso. Sayuri estaba durmiendo en la habitación seguida a la de Tenchi y no quiso hacer ruido para no despertarla.
Cansada y todavía un poco molesta por el incidente, se fue hacia el baño con la intención de tomar una ducha rápida antes de dormir.
[...]
Itachi había dormido en la habitación de invitados en la mansión Uchiha, que sus padres tenían en Tokio. Después del desfile decidieron quedarse en la ciudad para aprovechar el fin de semana. Izumi no había dejado de gritar y argumentar acerca de lo que pasó con Hinata y sin querer aguantar por mas tiempo las rabietas de su esposa, se fue a otra habitación, sin decir nada.
No dejó de pensar en Hinata en toda la noche. Aún podía sentir el aroma y la calidez del perfecto cuerpo. Encantadora pensó el Uchiha al recordarla llena de soberbia, desafiante y sobre todo... hermosa.
Tenía que buscar la manera de hablar con ella sin alterarla. Debía pedir perdón y quizás, conseguir acercársele, aunque fuera sólo como amigos. Porque de una cosa estaba seguro, la quería cerca de su vida y entre mas cerca, mejor.
Sin ganas de continuar las peleas con Izumi, se metió al baño para ducharse y salir algún lugar y así poder tranquilizarse.
Si las cosas con su esposa continuaban de la misma manera, tenía que pensar en que lo mejor era separarse, ya que desde hacía mucho tiempo atrás, no compartían nada que no fuera solo sexo y eso sólo sucedía, en raras ocasiones.
[...]
—¡Vamos mi amor! Madrina Konan no tarda en llegar y tienes que estar mas guapo de lo que ya eres—le decía la ojiperla a su hijo mientras lo bañaba, para tenerlo listo en media hora.
—Ma-ma...mamá—dijo Tenchi, que apenas comenzaba a juntar las sílabas formando la palabra que derritió el corazón de la joven madre.
—Si...soy mamá—la ojiperla lo ataco besando sus mejillas haciendo reír al pequeño.
—Pa-pa...pa-pa, mamá—Hinata se tensó cuando el niño dijo, la palabra papá, la primera vez y decepcionada comenzó a buscar información, del porqué su hijo pronunció primero la palabra papá en vez de mamá.
Después de un rato, encontró que se debía a las cuerdas bucales de los niños y que no tenía nada que ver con la falta de la figura paterna.
Mas aliviada le permitió al pequeño que continuara pronunciando lo que el quisiera, aunque su corazón se estrujaba cada vez que lo oía, puesto que en algún momento de su vida tendría que explicar la ausencia de esa figura.
Olvidando los pensamientos que la herían, se apresuró a vestir al hombre de su vida.
Tenchi comenzó a caminar a los 10 meses de edad, siendo un niño muy adelantado para todo al igual que su progenitor. Así lo creyó la chica al recordar las pláticas que mantenía con Mikoto, cuando visitaba la mansión Hyuga y se fingía su amiga.
—Nina—gritó el pequeño, en el mismo momento que vio a Konan entrar a la casa.
—¿Donde esta el hombre mas guapo del mundo?—le pregunto Konan al cargarlo y apretarlo. Nagato se colocó al lado de su novia y Tenchi le tendió los bracitos para que su padrino lo alzara mas arriba.
—Aquí tienen...en la mochila esta todo lo que hace falta para Tenchi—la Hyuga le entregó a sus amigos las pertenencias de su hijo que podían ser necesarias en caso de mancharse la ropa o tener hambre.
—Pasáremos al parque para que juegue un rato y después los esperaremos en el restaurante—aviso Konan antes se partir con el niño. La morena asintió y se dirigió a también arreglarse antes que Ino llegara.
Luego de un rato termino con su arreglo y escuchó el timbre de la puerta. Estaba segura que no podía ser Ino y no esperaba a Neji tampoco.
Al abrir se encontraba con un mensajero, el cual sostenía un enorme arreglo de rosas rojas.
—¿Hinata Hyuga?—la morena respondió que si y el joven le entregó el hermoso arreglo que pesaba demasiado, también le entregó una tarjeta y se retiró.
La ojiperla estaba intrigada acerca de quien podía haberle mandado esas flores y sin esperar mas abrió el sobre.
—Siento mucho lo de anoche hermosa. Me comporté como un hombre sin educación.
Espero que me permitas enmendar mi error y así demostrar que puedo ser un caballero con una dama tan preciada como lo eres tu.
—Madara Uchiha.
Hinata entre cerró los ojos y arrugó el papel antes de lanzarlo a la basura.
—Ese hombre no entiende un no, por respuesta— murmuro molesta por el atrevimiento de ese bruto.
[...]
Itachi se sentó en un parque al que le gustaba mucho ir cuando estaba en la cuidad. Los hermosos árboles de cerezo adornaban los alrededores, haciendo que el color rosado, predominara por todos lados.
El lugar estaba muy concurrido a esa hora y había diferentes personas vendiendo helados y globos para los niños.
Se puso de pie y fue a comprar un dango en el puesto que estaba a orillas de los juegos.
El olor lo estaba enloqueciendo. Los dangos era algo que le alegraba la vida cada vez que los comía. La vendedora le entregó el plato con cinco dangos y se fue a sentar a la banca que estaba cerca y donde podría comer.
—Da-go...dago—Itachi miró hacia abajo y encontró a un niño que apuntaba su plato.
—Yam—mmmm—Itachi sonrió al escuchar los sonidos que el niño estaba haciendo, para dirigirse a los dangos.
—¿Quieres uno hee?—preguntó ofreciéndole el plato para que el pequeño lo tomara.
El niño levantó los brazos en una clara búsqueda de ser sentado con él y el azabache así lo hizo. Itachi se quedó mirando los rasgos del pequeño... Cabello negro como los ojos y piel muy clara.
Una sensación de felicidad lleno el pecho del Uchiha, al ver los rasgos del niño y la forma de comer.
Nagato buscó a Tenchi y al saber donde estaba, se quedó mirando con la mano en la boca. El llamado de la sangre era algo muy extraño. Los dos se veían tan contentos interactuando entre padre e hijo sin saberlo.
Sabía que no estaba bien dejar a Tenchi cerca de Itachi, dado que él mismo lo había rechazado, pero cuando vio a donde se dirigió, sintió curiosidad por la reacción de su amigo. Era como si lo reconociera, mientras lo tenía en brazos viéndolo comer la misma comida que gustaba a Itachi.
—¿Donde esta Tenchi?—preguntó Konan, sacando a Nagato de sus pensamientos. La mujer al no obtener respuesta, siguió la mirada del varón y la cólera la invadió de inmediato—Maldita sea—rugió dirigiéndose hacia donde estaba el Uchiha con Tenchi.
—Nina—gritó el pequeño haciendo reír al Uchiha.
—Permiso Itachi... ¡vamos Tenchi!- Konan casi le arrebató el niño al Uchiha.
—¿Nagato? ¿Konan..?—preguntó al mirar a sus antiguos amigos sosteniendo el bebé.
—¿Como estas Itachi?— saludo Nagato incómodo por el regaño que le esperaba cuando estuviera a solas con su mujer.
—Tenemos que irnos...hasta luego Itachi—se despidieron ambos, aunque Konan fue nada mas que por cortesía y educación, que por otra razón.
Itachi los miró irse con ese niño que lo dejó muy conmovido. El pequeño le decía adiós con las manitas y el Uchiha se levantó para alcanzarlos.
—¡Esperen..! ¿De quien es el niño?—tenía que saber de quien era ese bebé, la sensación en el pecho empezaba a dolerle, al verlo alejarse.
—Es nuestro ahijado y es hijo de unos compañeros de trabajo—respondió Konan cortante y con desagrado hacia él.
—Ahora si nos disculpas... nos tenemos que ir—Itachi no pudo decir nada mas. Se quedó parado observando como se llevaban el pequeño azabache que escondía el rostro en el hombro de Konan.
Continuara.
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