Capitulo 21
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—Las noticias no son buenas, según lo que pude averiguar con los testigos—informó Obito en el momento que llegó al aeropuerto para levantar a Madara.
—¿Que averiguaste?—preguntó, sintiéndose con una extraña sensación de miedo como nunca antes, le había pasado.
—Aunque traían máscara, pude comprobar que se trata de los hermanos oro y plata—el azabache mayor abrió la boca sin poder creerlo.
—¿Están seguros?—cuestionó aun con la esperanza de que no se tratara de esos salvajes, ya que de lo contrario, su amada perla estaría en muy serio peligro y todo sería por culpa suya.
—Así es y eso no es todo, también Misuki está involucrado en esto—Madara echo la cabeza hacia atrás. Esto no podía estar pasando, su Hinata no podía estar en manos de esos malditos, los cuales juraron vengarse de él por arruinarlos.
—MALDICION...Debi matarlos cuando tuve la oportunidad de hacerlo—soltó desesperado.
—Izuna ya se puso en contacto con todos nuestros aliados y también movió las influencias policiacas. Ten por seguro que los vamos a encontrar, no importa a cuantos asesinemos en el proceso—aseguró Obito muy consternado, desde que supo lo que les pasó.
...
El auto de Obito se estacionó en el lugar donde Izuna reunió a sus secuaces. Se trataba de una bodega a las afueras, en la cual siempre se reunían por asuntos de negocios.
Ser el hombre mas temido de la cuidad, tenia sus ventajas y una de ellas, era que cuando Madara daba una orden, todos hacían lo posible por complacerlo, dado que también eso tenía beneficios. Pues quien lo hiciera, recibía jugosas recompensas y esta vez no fue la excepción.
—¿Que me tienen?—preguntó amenazante como siempre.
—Fue Kabuto—la miradas de todos se dirigiero hacia el hombre de cabello liso y negro que soltó la información.
—¡Kabuto! ¿El científico que trabajaba para ti?—preguntó Izuna.
—Ese mismo... y fue él quien contrató a los secuestradores—declaró Orochimaru.
—Pero él no tiene nada en mi contra ¿que gana con secuestrarlos a ellos?—cuestionó Madara, interrumpiendo al médico sin entender nada de lo que pasaba.
—Esto no tiene nada que ver con ustedes, el que ella saliera con usted fue una mera coincidencia—Orochimaru averiguó por medio de sus compañeros del bajo mundo, que su antiguo empleado, planeaba un secuestró para complacer a una mujer, la cual no sabía su identidad, ni tampoco cuáles eran las razones para dicho acto. Kabuto estuvo tratando de sobornar a varios matones, pero cuando se enteraban de la identidad de la persona a la que debían secuestrar, no aceptaban por temor a los Uchihas. Hasta que finalmente encontró a los tres que realizaron el acto y no solo por el dinero involucrado, sino por el gusto de joder a Madara.
Después de escuchar todo, Madara se llevó la mano al pecho sin saber cómo proceder ¿quien sería esa mujer? ¿Que tenía en contra de Hinata y Tenchi? Dado que no solo se la llevaron a ella, también se llevaron al pequeño, esto era algo personal en contra de ella ¿pero quien? Se cuestionó para si.
—¿Y que hay de la madrastra y la media hermana? Quizás ellas quieran algún rescate—les preguntó a sus hombres esperanzado.
—Ya me encargué de investigar por ese lado y no existe ninguna probabilidad que se tratara de ellas—respondió Obito, puesto que después de la noticia del secuestro, se movilizaron a toda velocidad y después de saber sobre Hanabi y Anko, mandó averiguar todo. Se enteró que la madrastra estaba por cumplir su condena por buena conducta y la hermana continuaba dentro de un internado sin salir, ni recibir visitas.
—¡Madara!—lo llamó Izuna—¿No crees que debemos avisar a Itachi? Después de todo, Tenchi es su hijo—sugirió el hermano con cautela.
—Tenchi es mas hijo mío que suyo—soltó molesto—Además, no hay nada que él pueda hacer por ellos y tampoco quiero que mis sobrinos se involucren en lo que haré si algo les pasa a las personas que amo—concluyó.
—¿Y tienes una idea de donde puede estar escondido?—le pregunto Obito al médico.
—Lo mas seguro es que los hayan llevado a las bodegas del viejo ferrocarril—habló Orochimaru con convicción, pues eso fue lo que pudo averiguar con sus hombres—Les mandare la ubicación a los celulares de todos, para que lleguen rápido—el azabache sintió una emoción combinada con miedo que no podía quitarse del pecho.
—Espérenme...Pronto llegaré por ustedes—pronunció antes de subir a su auto.
[...]
Nagato trataba de calmar a Konan, quien no paraba de llorar. Todos estuvieron de acuerdo en no decirle nada por su estado, pero fue mas fácil pensarlo que hacerlo. Los medios de comunicación se enteraron con rapidez y la noticia no tardó en aparecer en el televisor que en ese momento veía Konan.
Nagato tuvo que acceder a llevarla a casa de Hinata, donde se encontraban sus amigos. Chiyo se hallaba en un estado lamentable, la anciana no dejaba de llorar, siendo abrazada por Ino.
Hasta el mismo Toneri, llegó acompañado a Karin ofreciendo su ayuda para encontrar el paradero de Hinata.
Kiba y Shino, se llevaron el perro hacia una de las mejores clínicas veterinarias tratando de salvarlo. Ellos tenían la esperanza que todo saldría bien y que el pequeño preguntaría por Susano, así que debía estar bien esperando el regreso de su compañero de juegos y en si, su protegido.
Neji, Gaara y Naruto, movían todas sus influencias, pero por el momento, nadie tenía ninguna noticia de la joven madre y su niño. Era frustrante, sobre todo para Neji. Él no quería ni imaginar el terror de su prima al saber a Tenchi en peligro. Estando su hijo de por medio, Hinata era capaz de dar su propia vida por la de él.
Lo único que los oficiales les sugirieron, fue esperar la llamada pidiendo un rescate. Era lo mas lógico, dada la identidad de la Hyuga, era bien sabido que ella era una empresaria y lo mas seguro, es que alguien tratara de obtener mucho dinero privándola de su libertad, sin embargo, para Neji eso no tenía sentido, debido a que si ese fuera el caso, se la hubieran llevado, solo a ella y no también a Tenchi, había algo mas y su cerebro se quemaba tratando de averiguarlo.
[...]
La visión aún era borrosa, el olor a humedad y el constante goteó de líquido se hizo presente poco a poco en la conciencia de Hinata. Tenía los brazos entumecidos y rígidos. Parpadeo varias veces, tratando de ubicarse y de repente su garganta rugió fuerte—¡TENCHI!—soltó el grito desgarrador al saber exactamente lo que había sucedido horas atrás—TENCHI...¿Dónde esta mi hijo? ¿Que quieren de nosotros?—grito desesperada, recordando como antes de bajarlos del vehículo, le colocaron un paño con un olor extraño haciéndole dormir sin saber mas de su angelito.
—Veo que ya despertaste preciosa—dijo con malicia un extraño frente a ella. La veía de forma retorcida, mientras jugaba con una daga muy grande.
—¿Donde esta mi hijo?—cuestionó llorando y pensando lo peor.
—¿Entonces esta es la mujer de Madara?—preguntaron dos tipos mas, quienes permanecieron en las sombras y que de a poco, se acercaban hacia ella sonriendo.
—Así es, el maldito bastardo tiene buen gusto después de todo—los tres hombres comenzaron a reír.
—No se me acerque—exigió Hinata al notar que uno de ellos se acercaba a ella peligrosamente, con una mirada cargada de lujuria.
—¿Y como piensas impedirlo?—preguntó pasando su lengua por el cuello de la ojiperla.
El sonido de la puerta abriéndose, paró las acciones del tipo. Hinata visualizó a una figura pequeña, como si se tratara de una mujer. Avanzaba con gracia hacía ellla, mientras mecía unos papeles en su mano.
—Nos volvemos a ver, maldita loca—soltó Izumi frente al rostro de Hinata—Arruinaste mi vida y me quitaste todo lo que era mío, sólo hasta el día de hoy.
Hinata jadeó al ver el rostro de Izumi frente a ella. La garganta que ya estaba seca, se seco aun mas debido a la imprecisión que le causó ver a esa muñeca, Izumi sonrió con satisfacción, al mirar la reacción de la loca frente a ella.
—¿No dirás nada? ¿Te gusta como me veo?—le pregunto girando sobre su propio eje, mostrando por completo su vestimenta y aspecto. Izumi tenía el cabello del mismo color, que el cabello de Hinata, con los mismos flequillos, sus ojos tenían unos contactos muy similares a los ojos de la morena y para completar su aspecto, la Uchiha tenía puesto un conjunto de ropa perteneciente a la Hyuga. Días antes Kabuto entró en casa de Hinata y sustrajo algunas prendas señaladas por Izumi, las cuales eran las mismas que ella tenía puestas en las fotografías, que tomó Kabuto.
—¡Está loca!—exclamo la ojiperla sin pensarlo.
—CÁLLATE—Izumi le dio una fuerte bofetada, que hizo jadear a la morena—Te debía ese golpe—le dijo en el momento en que le dio otro más.
—¿Donde esta mi niño? ¿Que pretende con hacer esto?—le cuestionó Hinata, con voz baja, sintiendo aun más miedo que antes. Saber quien estaba detrás de todo, logro aterrarla, pues era evidente el odio de esa mujer hacia ella y a su hijo.
—Me alegro que te acuerdes de él, porque de eso vengo hablar contigo...Mas bien, vengo a ordenar que firmes estos documentos—hablo mirándola directamente, mientras ella permaneció atada a la silla de metal, en medio de la húmeda habitación.
Izumi acercó los documentos con gusto, para que la ojiperla los leyera. Sintió entera satisfacción al apreciar el desconcierto y el miedo en el rostro de su rival.
—No firmaré eso—replicó asustada. En papel notariado, le cedía los derechos de Tenchi a Izumi, como su tutora legal, para poder disponer de él como quisiera, incluso podía sacarlo del país sin ningún problema.
—Si lo harás, o de lo contrario...—Izumi sonrió con malicia, tras escuchar el llanto del niño. Kabuto se acercó sosteniendo al pequeño que se retorcía horrorizado.
—Mamá—el grito de su hijo logró descolocar a Hinata, al punto de suplicar por su vida.
—No le hagan daño, yo... haré lo que usted quiera—Tenchi extendía los brazos hacia ella sin dejar de llorar y ese acto le partía el corazón.
—Eso está mucho mejor—Izumi le hizo una seña a Kabuto para que se llevara el niño, ya que su llanto la estaba irritando—Firma esto o matare a ese mocoso—la ojiperla tomo la pluma con dificultad, pues sus brazos permanecieron atados a los lados de la silla y con lágrimas de dolor, firmó el documento sintiendo que vendía su alma al diablo.
—Espere—gritó desesperada mirando como Izumi se disponía a marcharse—¿Que hará con mi hijo?—preguntó con dolor.
Izumi la miró sonriendo—Eso ya no es de tu incumbencia—le respondió con frialdad—Misuki, ven conmigo—el peli-plata se acercó a ella—Y ustedes, hagan lo que deseen con esta, pero que no salga con vida de este lugar—los hermanos asintieron y la Uchiha se marchó.
[...]
—Señor llegó este sobre para usted—Itachi asintió con la cabeza a la empleada de su madre que le entregó el sobre amarillo.
—Gracias—la mujer se despidió y dejó al azabache a solas dentro del despacho de la residencia Uchiha.
Itachi abrió el sobre y su rostro palideció. Esto no podía estar pasando, seguramente se trataba de una broma.
Si quieres ver al bastardo de nuevo, espera mi llamada...Te dare las instrucciones de como llegar a nosotros...Con amor Izumi.
Tomo el celular para buscar alguna pista y su consternación creció instantáneamente. En todas las paginas de noticias, se hablaba del secuestro de la talentosa diseñadora y su pequeño hijo.
Arrojo la taza donde tomaba cafe hacia la pared ¿como se atrevió a secuestrarlos? Esa mujer se salió de control. El celular sonó y de inmediato lo respondió.
—¡Izumi!—la llamó y su miedo creció al escuchar el llanto desesperado de su niño—¿Donde están?—le preguntó tratando de sonar calmado.
—¡Hola amorcito!—saludo con burla—¿Estás asustado? No tienes nada que temer, siempre y cuando obedezcas mis órdenes.
—Lo que tu digas, hare lo que tú digas, pero por favor déjalos a ellos fuera de esto...Te lo ruego, no les hagas daño.
—LLÉVATELO DE AQUÍ, ANTES QUE PIERDA LA PACIENCIA —Itachi se estremeció al escuchar el llanto de su hijo cada vez mas lejano, hasta que se dejó de oír por completo.
—Cálmate Izumi, es solo un niño, debe estar asustado, por favor no lo lastimes—rogo, con la esperanza de que no les pasara nada a las dos personas que mas amaba.
—Muy bien cariño... Así me gusta, ahora apunta la dirección a donde debes ir—Itachi tomo una libreta de notas y escribió la dirección para después arrancar la hoja y guardarla en el bolsillo de su pantalón.
—Llegaré lo mas rápido que pueda, pero trata de conservar la calma—la frente del azabache mostraba sudor debido al miedo y la incertidumbre.
—Una cosa más... no se te ocurra traicionarme trayendo a la policía, te quiero a ti sólo ¿está claro?—cuestionó.
—Ire solo, no te preocupes no le dire nada a nadie—la llamada terminó y el joven salió corriendo sin percatarse de la presencia de su hermano.
...
Sasuke bajaba las escaleras y se dirigió hacia el despacho para hablar con su hermano, pero el sonido de vidrios rompiéndose seguidos por el celular sonando, lo hicieron quedarse en su lugar para escuchar. Su hermano salió sin siquiera mirarlo y por lo que pudo escuchar, la situación era muy delicada, su ex cuñada se había vuelto loca. Las cosas no iban a terminar bien y él lo sabía. Entró en el despacho y miro la libreta donde su hermano apuntó la dirección, no tardó nada en saber donde era, debido a la fuerza que el mayor hizo al rayar. Con el papel en mano, abrió la caja de las armas y tomo dos pistolas que les regaló Madara cuando cumplieron 18 años.
Sasuke siempre fue mas frío y calculador que Itachi, así que ante la mala situación, hizo lo que se debía hacer. Pensar con la cabeza fría. Llamó a Shisui para ponerlo al tanto y realizó llamadas a sus contactos. Esa mujer y sus cómplices pagarían muy caro por meterse con los Uchihas.
[...]
—Ahhh—el grito de Hinata retumbó en las paredes de la corroída y húmeda habitación, donde la mantenían amarrada. Todo empeoró minutos después que Izumi se marchó, llevándose a Tenchi con ella—Suéltenme... no me toque ¡TENCHI!—gritó desesperada y adololorida por el golpe que recibió en el rostro.
—No tienes idea de cuanto disfrutaremos este momento—le dijo Ginkaku lamiéndole el lóbulo de la oreja, mientras su hermano la desataba de la silla para poder tenerla a su entera disposición.
Los dos sujetos, eran demasiado grandes y fuertes. Hinata sabía que no podía defenderse de ellos y que lo mas probable, era que terminaría violada por ambos y después la asesinarían. La realidad la hizo comprender que eso no era nada, comparado con lo que estaba sufriendo su angelito. No podía rendirse y aceptar su destino, si iba a morir, sería peleando, ya que preferiría morir antes que ser violada.
En el momento en que Kinkaku desató los amarres, Hinata lo arañó cerca del ojo y se echó a correr hacia la puerta, por donde se llevaron a Tenchi.
—MALDITA PERRA—gritó sosteniendo el lugar donde sintió el ardor—Atrápala—la morena grito de nuevo al ser agarrada de los cabellos por Ginkaku—Así es como me gustan, ariscas y salvajes, como tigresas, para dejarlas como gatitas obedientes y sumisas—la Hyuga fue lanzada al sucio piso, donde de inmediato, Kinkaku se subió sobre ella destrozándole la blusa y exponiendo los senos sujetos en un sostén de encaje morado.
—¡Rayos!—exclamo Ginkaku—Esto es mejor de lo que pensé—aseguró sacando su celular para grabar todo y mandárselo como regalo especial a Madara.
—Suélteme por favor, no lo haga... deténgase —el hombre arriba de ella comenzó a toquetearla sin reparos, al mismo tiempo que le dejaba marcas de chupetones por todo el cuello. En un mecanismo de defensa, Hinata lo mordió, tratando de evitar lo que estaba por suceder.
—Veo que te gusta rudo ¿eh? Pues entonces así será—Kinkaku la golpeó mas de tres veces en el rostro. La ojiperla sintió la sangre saliendo por las comisuras de sus labios y los párpados comenzaron a pesar, eso era todo y lo sabía, pues ya no tenía fuerza para continuar luchando. Sin mas que hacer, se dejo caer en la inconsciencia.
Kinkaku se puso de rodillas y se desprendió el cinturón. Con lujuria, bajo poco a poco el pantalón que llevaba puesto la Hyuga, mostrando la prenda a juego, con el sostén. Sin poder contenerse por mas tiempo, se deshizo de su ropa, exponiendo la prominente hombría. Segado por el deseo, serro los ojos y en ese instante, un líquido caliente le mojo el rostro regresándolo a la realidad.
La escena frente a él era de terror. Madara sostenía de los cabellos la cabeza de su hermano. Lo había decapitado de una sola estocada con una espada. En segundos, un numeroso grupo de hombres lo rodearon y lo alejaron de la inconsciente Hyuga.
...
Los Uchihas y su grupo de hombres llegaron a la ubicación que les dio Orochimaru. Madara observó marcas recientes de neumáticos y un vehículo todo terreno como el que describieron los testigos que se llevo a Hinata, aún permanecía en el lugar indicado.
El azabache mayor fue el primero en bajarse y avanzar a paso lento, comenzando a preparar sus armas para usarlas. Esta no era una misión común y corriente, así que cómo tal, llevó su espada, misma que usaba cuando se trataba de asuntos relacionados con el honor.
El grito que escuchó, lo enloqueció hasta lo mas profundo de sus ser y como si de un demonio se tratase, entró segado por la ira, para enloquecer aún más. Su Hinata, su delicada Reyna, sangraba inconsciente en el piso, mientras ese bastardo estaba por violarla y el otro grababa todo con una sonrisa repugnante.
A la velocidad de un rayo, blandió la espada decapitando a Ginkaku. Arrojo la cabeza en algún lugar, para acercarse hasta su ojiperla. La cubrió con el saco de Obito, quien también se arrodilló para verificar su estado. Ella no reaccionó y el azabache perdió la cordura. Corto el cuerpo decapitado en muchos pedazos, quedando solamente una masa carmesí de restos humanos.
—No hay rastro de Tenchi por ningún lado—les informo Izuna, deteniéndolo de lo que hacía.
Los hombres del azabache, no se inmutaron al ver la cabeza del tipo, ni el cuerpo en pedazos, pues sabían que Madara no estaba ni cerca de aplacar su ira.
—Te dare dos opciones y una puede ser menos dolorosa que la otra—le dijo Madara a Kinkaku, mientras dos de sus hombres lo sostenían desnudó frente a él—Si me dices donde están los demás, morirás rápido igual que tu hermano, pero si te niegas a cooperar...—un doloroso jadeo lo hizo girar hacia su amada.
—¡Esta viva!—exclamo Obito. Madara corrió hacia ella y la abrazó fuerte.
—¡Hinata mi amor!—el Uchiha la abrazó fuerte contra su pecho, sintiéndose aliviado de saberla con vida—Estoy aquí bonita y nunca te dejaré—le aseguro.
—M-Madara... Madara—ella comenzó a llorar al saberse a salvo en sus brazos, pero su hijo no estaba—Tenchi, se llevó a mi Tenchi—le dijo aferrandose a él.
—¿Quien se lo llevó?—preguntó Izuna.
—Izumi, fue Izumi... mi niño—los Uchihas se quedaron pasmados al escuchar quien era la persona detrás de todo—Se lo suplico, ayúdeme a buscarlo—le rogó con dolor.
Madara le miró el rostro golpeado, la ropa desgarrada y al escuchar el dolor en su voz, enloqueció de nuevo. Se puso de pie,con ella en brazos y avanzó hacia Izuna—Sácala de aquí, mientras yo me hago cargo de este asunto—Izuna entendió y se llevó a Hinata en brazos hacia el auto. Después de subirla, encendió el motor y la música en alto, para que ella no escuchara lo que su hermano haría con quien se atrevió a dañarla.
El azabache levantó la espada y de nuevo la blandió frente al aterrorizado hombre. Obito sonrió sabiendo lo que seguía.
Sin necesidad de palabras, la hombría de Kinkaku salió volando. Los gritos se escucharon hasta afuera y una vez mas, Madara Uchiha, demostró porque se ganó la fama de ser uno de los hombres mas temidos de la cuidad.
—Desháganse de todo. Que parezca que estos dos nunca existieron—les ordeno a sus hombres y salió hacia donde se encontraba su mujer.
Obito se encargó de hacer las llamadas, informando sobre la participación de Izumi, era solo cuestión de tiempo para dar con ella.
—La llevaré al hospital, ustedes continúen buscando a Tenchi—Madara subió a su auto y condujo lo mas rápido que pudo para que atendieran a Hinata.
[...]
Itachi se acercó a la dirección que le indicó Izumi. Se trataba de una casa de tamaño mediano a las afueras de la cuidad y cerca del bosque. Un sujeto con cabello blanco le abrió el portón para que su auto pudiera entrar y de inmediato lo cerró. Le hizo una seña con el brazo, indicándole que avanzara hasta la entrada del lugar.
Apenas puso un pie fuera de su auto y el llanto de su hijo lo entumeció—Tenchi—se dijo y corrió hacia la puerta, pero Kabuto se interpuso.
—Un momento, primero debo verificar que no estes armado—el peli-plata palpó al Uchiha y luego de confirmar que estaba limpio, le abrió la puerta para que pasara siendo seguido de cerca por él, pues debía estar atento a cualquier cosa que su musa pudiese necesitar.
Avanzó lentamente sin dejar de escuchar a su pequeño. Al momento de acercarse lo suficiente, vislumbró a Tenchi, mismo que era sostenido por una mujer con el cabello negro azulado y flequillos—¡Hinata...! ¿Eres tu?—la mujer se giró completamente, quedando cara a cara con él. Itachi retrocedió debido a la imprecisión que le causó el aspecto de su ex esposa. Su hijo por su parte, extendió los bracitos hacia él, queriendo ser consolado.
—No tan rápido—le advirtió con un cuchillo en su mano, al percatarse que Itachi pensaba tomar al mocoso—Si te acercas lo mato.
—Esta bien, haré lo que tú digas, pero no le hagas daño, te lo ruego—suplico al punto de las lágrimas, por el temor a perder su hijo a manos de ella.
—Me alegro que estes dispuesto a obedecer, pues de ahora en adelante, seremos una familia feliz, como siempre debimos ser, antes que esa zorra se interpusiera entre nosotros—Itachi tembló por las palabras dichas.
—¿Donde está Hinata?—la chica lo miró con disgusto.
—No te preocupes por ella, la dejé muy bien acompañada y nunca mas será un problema—le respondió sonriendo, como si nada malo pasará—Además, no creo que debas extrañarla, porque yo soy mejor que ella...Mírame ¿que te parece mi nueva apariencia?—le cuestionó girando para que la mirara por completo.
El Uchiha supo que Izumi se había vuelto totalmente loca. Toda ella era una copia de Hinata, hasta el color de sus ojos.
—Responde ¿no te parece que soy mejor que ella?
—Si, tu eres mil veces mejor que ella—le respondió, tratando de ganar tiempo para quitarle a su hijo.
—Lo sabía, sabía que te gustaría. Nos iremos fuera del país para vivir juntos con nuestro hijo—le dijo con una sonrisa en el rostro—La loca me cedió los derechos de nuestro niño y ambos lo criaremos juntos fuera de este lugar—el Uchiha le siguió la corriente acercándose al niño para tratar de calmarlo, ya que no había dejado de llorar.
—Esta bien, haremos todo lo que tú digas—le aseguro mirando hacia Kabuto—¿Podría cargarlo para que tu no te canses?—el azabache le extendió los brazos sonriendo—Será sólo un momento y así dejará de llorar—la chica lo pensó por unos segundos y decidió aceptar.
No pasaron ni cinco minutos, sin que Tenchi ya se había dormido en los brazos de su padre, dado que se encontraba muy cansado de haber llorado durante horas, entre gritos y protestas de Izumi.
—Colócalo en el sofá—le ordenó la joven. Itachi trató de negarse, pues creía que en ningún lugar estaría mejor que en sus brazos—Hazlo de una maldita vez—le grito levantando el cuchillo hacia ellos.
—Lo haré, por favor no te molestes—el azabache acostó a su hijo, tal y como se lo ordenó y después de hacerlo, evaluó la situación. En la puerta de afuera había un tipo armado, dentro, Kabuto también estaba armado y su ex esposa sostenía un cuchillo. Las probabilidades de salir bien librado de ahí, eran nulas, pero no le importaba si debía morir para salvar a su niño, ya que con su amada no lo pudo hacer.
—Kabuto...déjanos a solas—le ordeno al peli-blanco.
—Pero Izumi, no creo que debas quedarte a solas con él—Kabuto sabía que Itachi planeaba algo, por la forma en que evaluó todo.
—QUE NOS DEJES A SOLAS—le grito furiosa y el tipo no tuvo mas remedio que obedecer.
—Nada de esto hubiera pasado, si no te empeñaras en dejarme por la loca—declaró Izumi acercándose al sofá donde dormía Tenchi, con el cuchillo en la mano—Este maldito mocoso es la prueba de tu engaño y desamor hacia mí—la Uchiha comenzó a hundir el cuchillo en el sofá, muy cerca del pequeño que dormía cansado y ajeno a toda la maldad que lo rodeaba.
—Pero es nuestro hijo ¿lo recuerdas? Yo te amo y los tres seremos una familia—el azabache se acercó a ella, para tratar de quitarle el filoso objeto y cuando estaba por lograrlo, ella fue más rápida y se giró hacia él hiriéndole la mano. Itachi retrocedió y ella se acercó de nuevo, pero antes de herirlo una segunda vez, un disparo se escuchó afuera.
—Maldito... me engañaste, ahora veras morir a este maldito mocoso—Izumi echo el pequeño cuerpo de Tenchi al suelo, lista para atravesarle en el pecho, ante el horror de Itachi.
...
Sasuke se estacionó lejos de la propiedad donde llegó su hermano. Desde donde estaba, pudo observar a un sujeto en la puerta. A paso lento y sigiloso, se acercó por detrás y antes que Mizuki reaccionara, Sasuke le rompió el cuello y lo dejó caer sin vida.
Continuó avanzando y en ese momento visualizó a un muy molesto a Kabuto saliendo de la casa. Trato de no hacer ruido, pero al pisar una rama seca, logró la atención del peli-plata.
—Deténte ahora—le ordenó apuntándole con un arma de fuego—Itachi es un traidor y cobarde que no pudo venir solo—dijo Kabuto con despreció.
Sasuke no respondió y sin pensarlo dos veces, se abalanzó hacia él para quitarle el arma. Los dos forcejearon, hasta que se escuchó un sólo disparo, cayendo el cuerpo del peli-plata sin vida.
Sasuke entró en la casa y todo pasó como en cámara lenta. Izumi levantó el cuchillo, para clavarlo en el cuerpo de Tenchi y antes que lograra hacerlo, Itachi cubrió a su hijo, recibiendo la puñalada en la espalda. Sasuke disparo hacia Izumi, dandole en el hombro y logrando inmovilizarla.
—ITACHI—le grito corriendo hacia él para quitarle el filoso metal—Itachi aguanta no te mueras—le suplico desesperado.
—Logre salvarlo Sasuke, mi hijo esta a salvo—le dijo sonriendo con una mueca de dolor en el perfecto rostro.
—Aguanta, la ambulancia viene en camino—Sasuke ayudó a su hermano a sentarse en el sofá con el niño en brazos, mientras las sirenas de la policía y la ambulancia se escuchaban afuera. El Uchiha mayor, echó la cabeza hacia atrás y después de tocar el rostro de su hijo, serró los ojos perdiendo el conocimiento.
[...]
—Explicate bien Shisui, porque no entiendo nada—exigió Mikoto, mientras su sobrino les contaba sobre los últimos acontecimientos.
—¿Hinata y mi nieto están bien?—le preguntó con miedo a la respuesta.
—Si, ellos están bien, aunque por el momento, ella está en el hospital, para ser tratada de las heridas que sufrió.
—¿Y mis hijos...ellos están bien?—Mikoto se llevó las manos al pecho, ante el silencio de su sobrino—Respóndeme ¿ellos están a salvo?—de nuevo se atrevió a preguntar.
—Sasuke esta bien, pero Itachi recibió una puñalada y en estos momentos, debe estar llegando al hospital con su hijo—Fugaku abrió la boca asustando, pero Shisui lo calmó con una palmada en el hombro, dándole a entender que no corría peligro.
—Quiero verlo—pidió la madre con el rostro mojado por las lágrimas. Los tres se pusieron en marcha para llegar al lugar donde estaría Itachi.
Continuara.
Se que le dije que este era el último capítulo, pero no hice bien las cuentas y si lo escribía todo, quedaría muy largo y con pedazos faltantes, pero en uno o dos días, terminó ya lo que resta
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