Capitulo 2

Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Hinata pasaba los días recluida en su habitación. Itachi después del día que tuvieron relaciones, no le comentó nada al respecto, era como si para él nunca hubiera pasado nada.

Konan había presenciado con desagrado el comportamiento del Uchiha y le había causado gran decepción, pues a su forma de pensar, ninguna mujer merecía ser tratada de esa manera. La joven Hyuga le había caído muy bien y pronto comenzó a visitarla, cuando sabía que Itachi no estaba presente.

Poco a poco, Hinata se había ido sincerando con Konan acerca de cómo había vivido los últimos años.

Konan insistió en mirar sus diseños, los cuales la Hyuga mantenía celosamente guardados por temor a ser criticada, pero la mujer le daba confianza y le mostró todos sus dibujos.

—¡Hinata..! En verdad son muy buenos—comentó mientras hojeaba los libros.

—¿En verdad lo cree?—pregunto con miedo en la voz.

—Pero claro que lo creo. Tienes mucho talento para esto—en verdad Konan estaba deslumbrada por los dibujos de Hinata. Ella era dueña de una de las casas de moda más famosas del país y siempre estaba en busca de nuevos talentos.

La dama tenía presentaciones donde las modelos más destacadas y famosas modelaban desde vestidos de cóctel hasta lencería.

A ella le intereso la Hyuga para modelar algunos de los diseños más costosos, cuando se percató de la figura perfecta que la chica poesía, como también su rostro, que aunque la mayoría de las personas, solamente miraban por encima sin prestar atención a los detalles, ella si se fijó en los encantadores rasgos de la chica, estaba segura que al estar bien instruida podía llegar muy lejos.

Pero la morena era toda una caja de sorpresas, porque además de ser perfecta para modelar, también tenía gran talento para diseñar. Definitivamente, Konan no dejaría ir a la joven Hyuga.

[...]

—Ya hice de todo pero Itachi simplemente me sigue dando largas, no me da una fecha clara de cuando dejara a la loca esa—Sakura negó con la cabeza, mientras escuchaba a Izumi—Lo último que me dijo, es que no quiere dejarla desamparada y que si se divorcia ahora, ella quedará en la calle sin tener a donde ir—repitió lo que el Uchiha le había dicho la última vez que se miraron.

Izumi había estado en Londres, en la academia de actuación y después de hacer varias audiciones en distintos proyectos, no consiguió ningún papel que valiera la pena, así que regresó en busca del Uchiha, pero Sakura su mejor amiga, le contó que ese mismo día, Itachi se estaba casando con una enferma mental que hacia unos días había salido del manicomio.

Tenía expectativas antes de conocer a su rival, sin embargo al hacerlo, lo único que sintió fue lastima por su ex novio. Sin ningún tipo de competencia, se lanzó de nuevo a la conquista del Uchiha y aunque al principio se resistió, el mismo día de su boda, fue con ella con quien durmió.

Sakura le había contado el motivo del matrimonio, cuando escucho una discusión entre Sasuke e Itachi, pero la empresa Uchiha ya se había repuesto totalmente, así que no miraba el motivo por el cual Itachi se negaba a divorciarse. Estaba segura que su amante sentía lastima por la loca y debido a eso no la dejaba.

—¿Porque no te embarazas?—pregunto Sakura, sacando a Izumi de sus pensamientos.

—¿Y perder mi figura...? No, que horror—replicó Izumi.

—Entonces no lo hagas, solo hazle creer que lo estás. Itachi es muy responsable y seguramente se divorciará en seguida, después inventas que fue una falsa alarma o algo así—sugirió Sakura.

—Itachi no es tonto... no será fácil engañarlo—Sakura sonrió con malicia.

—Tal vez Itachi no lo crea, pero estoy segura que la loca si lo creerá—ambas sonrieron y continuaron con el café que estaban tomando.

[...]

A menudo la mansión Uchiha contaba con invitados, la Hyuga había sido advertida por su "marido" para no acercarse ni siquiera hasta las escaleras. Su vida se sentía tan vacía, que a veces extrañaba limpiar los pisos de la casa Hyuga.

Había pasado el día de su cumpleaños acompañada de Chiyo, quien le horneo un pastel y fue la única que la felicito, mientras todos bebían y celebraban en la sala de los Uchihas, por algún negocio que salió bien.

Su periodo no le había llegado después de la noche que paso con Itachi y los malestares no le daban buena espina. Chiyo le aseguro que estaba embarazada y la ojiperla se lleno de miedo.

Konan le entregó unas pruebas de embarazo para salir de dudas y las tres esperaron los resultados que luego de unos minutos, no dejaban lugar a las dudas. La joven estaba embarazada, Chiyo se alegró mucho pensando en Itachi, sin embargo, Hinata le rogó que no dijera nada, al menos por el momento.Konan también estuvo de acuerdo en guardar silencio hasta que ella estuviera lista para contarlo.

[...]

Izumi le contó a Itachi que estaba embarazada. En este punto, Itachi era un manojo de nervios. Desde el día que estuvo con la ojiperla, sus pensamientos eran confusos y sentía mucha culpa por haberla poseído sin amarla, mientras lanzaba el nombre de otra cuando terminó dentro de ella.

Se había dado cuenta que la chica no era molesta y seguía sus órdenes al pie de la letra sin reprochar nada. Su apariencia había estado mejorando desde que la conoció y sus ojos no dejaban de verlo con adoración, como ninguna otra mujer lo había mirado haciéndolo sentir más culpable por la manera de tratarla.

Se había estado resistiendo a divorciarse, porque sabía que ella no podría usar su herencia hasta en dos años, no obstante, Izumi constantemente le insistía que ella había dejado la carrera de actriz de lado, solo para estar con él y ahora ya no podía posponer mas la situación.

Habló con Shisui y le pidió arreglar los papeles del divorcio, dejando una suma que Hinata podría cobrar semanalmente hasta que la herencia estuviera disponible para poder ser cobrada por ella.

La amenaza de banca rota había pasado gracias al capital de Hinata, pero tanto él como su padre, se habían encargado de regresar cada centavo que habían usado, dejado las acciones de la joven intactas nuevamente.

Esa misma semana tendría que hablar con ella, para pedirle que se marchará a un departamento que él mismo le había comprado obligado por la culpa.

[...]

La compañía Uchiha ofrecería una gran fiesta en un lujoso salon en el centro de la cuidad, con el motivo de celebrar un negocio millonario, el cuál Itachi había conseguido con unos inversionistas rusos.

Hinata decidió que ya era el momento de confesar la verdad a su esposo y se dirigió a la habitación de Itachi, con la intención de hablar con él. Después de tocar la puerta, esta fue abierta, dejando ver al impresionante hombre vestido con traje negro y camisa roja, se veía encantador.

—¿Que quieres?—pregunto con molestia, sacando a la morena de su admiración.
Hinata se percató que pensaba salir, al igual que los demás miembros y a ella nadie le había dicho nada.

—¿P-piensa salir?—Itachi la miro con desagrado.

—Vamos a una fiesta que ofrece la compañía—respondió.

—¿Y porque no me lo dijo para estar lista?—pregunto sin pensarlo, pues desde que supo que estaba embarazada, su ingenuidad la había hecho pensar que Itachi se quedaría con ella y dejaría a la otra mujer para formar una familia juntos.

—No te avise, por la sencilla razón que no estás invitada—Hinata sintió el pecho estrujado con la ruda respuesta de su esposo.

—¿Porque me trata de esa manera? ¿Porque no me da mi lugar y siempre se la pasa con esa mujer?—pregunto llorando. Era la primera vez que se atrevía a reclamar la infidelidad de Itachi, pero las hormonas del embarazo la hacían llorar por todo.

El azabache se enfureció y la tomo con fuerza de los brazos, sacudiéndola para hablarle.

—¿Que acaso no miras lo que trató de decir? Eres insignificante para estar con alguien de mi categoría y no se te ocurra querer insultar a Izumi, porque no son iguales... Tú jamás podrás compararte con ella. Esa mujer es todo lo que un hombre como yo necesita—miro como la chica hizo una mueca de dolor por el agarre de los brazos como por las palabras.

—E-eso, no—trató de hablar sin éxito cuando Itachi la estiro del brazo haciendo que se tambaleará, mientras la acercaba al espejo de cuerpo entero.

—¿DIME? ¿QUE ES LO QUE VES HYUGA?—grito asustando a la morena que no dejaba de llorar—¿Miras la diferencia entre ambos? ¿Crees en verdad que yo preferiría estar contigo en vez de estar con ella?—Hinata no respondió y se libero del agarre para salir corriendo fuera de la habitación, encontrándose de frente con Mikoto.

—¿Que gritos son esos? ¿Que le dijiste a Itachi para que grite así?—pregunto molesta con la joven. Mikoto sentía lastima por Hinata, pero desde que se caso con su primogénito, se había dado cuenta que Itachi estaba sufriendo por lo que ella misma le había obligado a hacer. Por mas que quisiera ponerse en el lugar de la chica, Itachi era su hijo y no podía verlo sufrir de esa manera, además Izumi estaba embarazada y la joven Hyuga salía sobrando.

—No hice nada, sólo quería saber porque me trata así—respondió llorando.

—¡Hinata...! Lo siento mucho, pero lo mejor será que te vayas. Mi hijo ya tiene listos los papeles del divorcio—la joven sintió que su cabeza estallaba.

—Usted me dijo que sería como una madre para mí  ¿y ahora me echa de su casa?—reprochó decepcionada y temerosa.

—Las circunstancias han cambiado, yo no puedo mirar a mi hijo sufrir por tener que vivir contigo y no con la mujer que realmente ama, entiende de una vez que Itachi no te ama y nunca lo hará—grito molesta por los reclamos de Hinata.

—¡Estoy embarazada!—soltó la ojiluna  sin saber que hacer, pues tenía miedo.

Mikoto abrió mucho los ojos con la noticia y de inmediato pensó en su hijo, Itachi se pondría peor de inestable debido a la presión de tener dos mujeres embarazadas al mismo tiempo.

—Lo siento mucho Hinata, pero estoy segura que eso no cambia nada las cosas, porque Izumi también esta embarazada y no creo que Itachi te prefiera a ti—La ojiperla sintió que algo dentro se endureció y se lleno de ira que nunca antes había sentido. La cólera la estremeció, ya no había forma de quedarse en ese lugar donde la trataron igual o peor que dentro de la mansión Hyuga.

Itachi salió de su habitación al escuchar la discusión entre la joven y su madre y se molesto mas con ella.

—¿Que acaso no entiendes?—pregunto siendo ignorado por Hinata que continuaba asimilando el nuevo sentimiento que se estaba adueñando de todo su ser. Los miro durante unos segundos, que para ellos parecieron horas antes de decirles lo que estaba saliendo desde adentro de su alma.

—Espero que los dos recuerden muy bien este día—soltó mirándolos con las perlas llenas de despreció—Porque yo nunca lo voy a olvidar—Mikoto quiso decir algo, pero la Hyuga aun no terminaba—Ojalá que sea bendecida señora... y jamas nos veamos de nuevo—repuso llena de determinación, antes de darles la espalda y entrar en su habitación. Itachi permaneció callado cuando la miro entrar cerrando la puerta sin voltear atrás.

Hinata junto sus escasas pertenencias en una bolsa y espero a que se fueran para salir y poder marcharse de ese lugar al que jamás quería regresar.

Chiyo trató de persuadirla para que no se fuera, pero ella misma sabía que Hinata había llegado a su limite y no habría forma de hacerla cambiar de opinión. La morena le contó todo a la anciana, quien no daba crédito a los hechos, conoció a Itachi desde que nació y esta era la primera vez que el muchacho la decepcionaba, pero la actitud de Mikoto ante el embarazo, había sido aún más despreciable.

Chiyo le dio dinero que ella no quiso aceptar, no obstante, la anciana no cedió hasta que la joven lo hubo tomado.

Antes de salir, Chiyo le pidió dejarla conocer el bebé cuando hubiera nacido. La joven la abrazó y estuvo de acuerdo con la petición de la anciana.

Casi antes de irse, la morena le pidió no decirles nada de ella a ninguno de los miembros de la familia, Chiyo asintió y con lágrimas se despidieron.

[...]

En la fiesta de la compañía, las personas mostraban sus mejores galas. Konan se encontraba aburrida y esperaba por los Uchihas, estaba segura que Itachi llevaría a Hinata, puesto que esté era un evento con mayor magnitud, que las simples reuniones que se daban en la mansión Uchiha.

Su aburrimiento paso a enojó, cuando los miro llegar sin la Hyuga y no solo no estaba, sino que era la otra la que ocupaba su lugar.

Tsk, chasqueó la lengua atrayendo la atención de Nagato.
—¿Que pasa?—pregunto en seguida, al mirar el semblante de su novia.

—Yo no estoy de acuerdo con lo que ese maldito le hace a Hina y no pienso ser parte de está infamia—se puso de pie y le dio un beso a su novio—No es necesario que tu abandones el evento, si quieres quedarte—le dijo sonriendo en el mismo momento que lo miro con la intención de abandonar el lugar junto a ella.

Nagato asintió y dejó que la joven saliera, atrayendo las miradas de administración que siempre atraía por su porte y elegancia.

...

Konan, condujo hasta la mansión Uchiha, para ver a la joven, pues estaba segura que la pobre la estaba pasando mal, pero antes de llegar divisó la figura temblorosa de alguien que caminaba en la oscuridad, frente en seco cuando vio que era Hinata. Después de parar el coche, bajo y se fue a encontrarla.

—¡Hinata...¡—la llamó al verla cargando una bolsa. Al no obtener respuesta, la guió hasta el coche y después de hacerla subir, se subió ella también.

Apenas llego a su casa, ordenó un té para su amiga y se dedicó a escuchar lo que la Hyuga le contó cuando estuvo lista para hablar.

—En verdad, esperó que no lo perdones Hinata—dijo Konan muy molesta.

—No lo haré, pero no se que voy a hacer Konan. No tengo a nadie ¿que futuro le espera a mi bebe?—se lamentaba sin parar de llorar.

Konan la abrazo—Hinata... yo me encargaré que nada les falte ni a ti, ni al bebé—aseguró atrayendo toda la atención de la chica.

—Yo no tengo nada y nunca podría pagarle, no quiero ser una carga para usted—Konan sonrió y le explico todo acerca de sus planes con ella, con el fin de dejarla más tranquila, porque estaba segura que de otra manera, Hinata no hubiera aceptado.

La joven no creyó nada de lo que Konan le decía acerca de su talento para modelar, como para diseñar, pero la dama había sido muy buena con ella y no tenía a nadie mas, como tampoco tenía dinero, así que aceptaría la oferta de partir a Tokio en dos días donde vivirían de ahora en adelante.

[...]

Los Uchihas regresaron de la fiesta sin ningún percance, a la mañana siguiente, Itachi, esperó ver a Hinata para hablar como personas civilizadas y darle a conocer los arreglos del divorcio. La chica tenía que saber, que no la pensaba dejar desamparada.

El día paso y no la miro salir de su habitación. Penso en buscarla, pero Izumi lo llamó para pedirle fresas con crema, porque estaba antojada. Suspiró cansado y salió, a cumplir el antojo de su futura esposa.

No regresó hasta el Domingo por la tarde. Izumi se había puesto a llorar porque no quería dejarlo ir y se quedó a dormir con ella.

Ya no podía posponer la conversación con la Hyuga y se armo de valor para buscarla en su habitación. Toco durante unos segundos, pero nadie abrió, pensaba que la chica estaba siendo infantil y abrió la puerta con la intención de verla pero la recámara estaba vacía y en perfecto orden, no había ninguna señal de la joven por ningún lugar.

Salió en busca de su madre, pensando que ella sabría algo. Mikoto corrió hacia la habitación al escuchar lo que le contó Itachi, después llegaron Sasuke y Fugaku, preguntando que estaba pasando.

Después de buscarla por todas las habitaciones, finalmente Mikoto, pregunto a Chiyo y ella les dijo que Hinata había abandonado la mansión la noche de la fiesta. Chiyo no pudo evitar disfrutar la expresión en el rostro de Mikoto.

--¿Porque se fue? ¿Que fue lo que pasó para que se marchara en medio de la noche?—interrogó Fugaku, al no entender nada.

Sasuke permaneció en silencio. La chica no lo molesto en lo absoluto, era bastante callada y muy buena cocinando, incluso sintió un poco de pena por la manera en que Itachi la trataba. El nunca mantuvo contacto con ella, ni cruzaron palabra mientras estaba allí, pero todos tenían mucho que agradecerle.

Itachi miro a su madre y agacho la cabeza regresando a su habitación sin decir nada más. La dama Uchiha les comentó que no sabía nada, pero que de todas maneras, eso había sido lo mejor.

—¿Que no se suponía que tú querías cuidar de ella?  No creo que dejar que se marchara en medio de la noche, sea la forma correcta de velar por la hija de tú amiga—reprocho Sasuke con sarcasmo y decepción hacia su madre.

—Te advertí que no involucrarás a esa joven y no me escuchaste, ahora lo que le pasé será tu responsabilidad, como la de Itachi por prestarse a tus manipulaciones—le soltó Fugaku dejándola sola.

Mikoto sintió la culpa recorrer todo su cuerpo al preguntarse ¿a donde pudo ir la chica si no tenía a nadie para que le ayudarán? La forma en que se dirigió a ella la había estremecido. La dulzura en las perlas parecía haberse perdido, siendo reemplazada por frialdad.

Lo único que podía disminuir su culpa, era pensar en su hijo feliz con la mujer que ama junto a uno de sus nietos, porque si en verdad Hinata estaba embarazada, sabía que no miraría jamás a esa criatura.

[...]

Konan arreglo todos los documentos que tenían a la mano sobre la ojiperla y así poderse ir a Tokio, también contacto a uno de los mejores ginecólogos para que le diera la mejor atención médica a su protegida.

La ojiperla estaba muy conmovida por el trato de Konan hacia ella. No podía creer que sin conocerla mucho, se hubiera portando tan bien con ella, incluso, contrato uno de los mejores abogados el cual se ocuparía de manejar el divorcio, puesto que le urgía. Entre mas pronto se libera de ese hombre, mejor... aunque estaba el asunto del bebé de por medio.

[...]

Hinata y Konan, habían llegado a Tokio hacia un mes. la morena había mejorado mucho su aspecto y el cabello ya le había crecido de manera mas natural, dejando su flequillo sobre la frente. Ahora se hallaban en la oficina de Asuma Sarutobi, uno de los abogados que se destacaban por no perder ningún caso. Él era esposo de Kurenai, una de las encargadas de aprobar los diseños que Konan le mostraba para los desfiles de moda.

Kurenai también era muy buena amiga de Konan y por lo mismo, Asuma era el abogado al que siempre acudía.

—¡Seré directo señorita Hyuga..!—la miró sacando el papeleo—¿Que es lo que desea al finalizar el divorcio?— preguntó en modo profesional.

—¡Nada..! no quiero absolutamente nada—respondió fría.

—¿Esta segura? piénselo bien, usted esta embarazada y le corresponde buena parte por la manutención del bebé—Hinata lo pensó mejor y después de todo, si había algo que quería de ese imbecil, como lo había empezado a nombrar.

—Tiene razón, si hay algo que quiero—el abogado asintió esperando la petición.

—Quiero que incluya en los papeles de divorcio, un documento donde Itachi Uchiha no se pueda acercar a mí bebe y también quiero que renuncie a la paternidad—finalizó llena de determinación, dejando al abogado pensando que clase de problema habían tenido esos dos, para que la joven deseara algo así.

Konan sonrió orgullosa de su protegida y le palmeó el hombro en forma de apoyo.
—Puedo incluir el documento, pero si Uchiha Itachi no firma, no perderá los derechos y en cualquier momento puede querer ejercer la paternidad—advirtió el abogado.

—No se resistirá, estoy segura—la morena recordó que Izumi también estaba embarazada y era ella a quien amaba.

—Otra cosa... casi lo olvido—decreto la chica—también quiero que nadie de los Uchihas pueda tener acceso al bebé—el abogado asintió y colocó todos los papeles dentro de su portafolios.

—Esta todo listo, hoy mismo le llegará la demanda a Shisui Uchiha, el abogado de los Uchihas y cuando tenga respuesta les hare saber.

Las dos mujeres se despidieron del abogado y salieron a pasear con la intención de mostrar la ciudad a Hinata.

[...]

Shisui revisaba el contrato de divorcio y no daba crédito a lo que leía. Itachi quería darle manutención a su ex esposa, como también un departamento en buen lugar de la ciudad y la joven lo único que pedía era que ningún Uchiha se le acercara a su futuro bebé. Sin duda alguna, esto era algo fuera de lo común.

Su primo no tardaba en llegar para firmar todo y dar fin al matrimonio. Estaba muy urgido por formalizar el compromiso con la mujer que ya vivía.

Al tocar la puerta, la secretaria le anunció que su primo ya estaba afuera y de inmediato lo hizo pasar, sin embargo, Itachi no estaba solo, Izumi se hallaba con él.

...

—¿Que significa esto?—pregunto molesto al mirar el nuevo contrato.

—Es el nuevo acuerdo de divorcio que mandó el abogado Sarutobi, quien representa a la Hyuga—respondió Shisui.

Itachi se quedó pensativo al saber quien era el abogado de Hinata. Ella no había tocado su fortuna desde que se fue y ese abogado era de los mas costosos del país.

Se molesto al empezar a leer en las primera hojas, donde lo único que su ex pedía era no tenerlo cerca. Enfadado firmo todos los papeles dándole punto final a ese capítulo de su vida.

—¿Itachi? ¿Estás seguro que no reclamarás nada en el futuro?—pregunto Shisui, al mirar que firmó el documento donde renunciaba a la paternidad del bebé.

—Estoy seguro—dijo entregando el contrato.

—¿Entonces vas a renunciar al bebé?—Itachi estaba molesto y no estaba pensando con claridad. Él supuso que su madre ya había hecho público el embarazo de Izumi.

—Claro que no Shisui... lo reconoceré a su tiempo—afirmó mirando hacia la nada.

Shisui no entendió lo que Itachi quiso decir, sin embargo, tampoco pensaba intervenir, su primo ya era un adulto y sabía perfectamente lo que hacía... firmando ese documento, jamas podría tener acceso a ese niño y por ende, nunca podría reconocerlo.

—La loca ya no será un impedimento para nuestra boda mi amor—declaró Izumi, molestando a Shisui, por la forma en que se expresó de la chica. Él no miró nunca a la joven, pero sabía todo acerca de su vida debido a que Mikoto lo mandó obtener información y se había podido dar cuenta lo mal que la había pasado desde hacía años.
Nadie tenía derecho a llamarle loca, por ser recluida en una clínica psiquiátrica en contra de su voluntad.

—Con todo respeto Izumi... no creo que esa sea la forma correcta de expresarse de la señorita Hyuga—Izumi también recibió una mirada asesina por parte de Itachi y se cruzó los brazos molesta.

Luego de unos minutos, Shisui, finalizó todo.

—Ya está listo Itachi, no será necesario que se reúnan y según el acuerdo, no te podrás  acercar a ellos—Itachi tuvo una sensación amarga en la boca al escuchar lo que dijo su primo, pero no pregunto, ni tampoco mostró ningún signo de debilidad, se despidió y salió con su prometida.

[...]

Konan le entregó un cheque por una fuerte cantidad de dinero a Hinata, quien no entendió el porqué.

—Este es tu primer pago por tus diseños—Hinata abrió los ojos sin poder creerlo.

—Yo no puedo aceptar esto... es mucho dinero Konan—la Hyuga no se quería aprovechar de su amiga.

—¡Hinata..! Este cheque no es nada, para lo que seguirás recibiendo por tus modelos—enfatizó Konan.

—Pero sólo le entregue un libro con muy pocos dibujos—argumento la morena.

—Te lo dije Hinata, tienes mucho talento y si continúas así, pronto tus modelos se venderán dentro y fuera del país—Konan continuó explicando todo el funcionamiento de la moda.

Se lleno de satisfacción al mirar lo lista que era la ojiluna. Estaba segura que pronto su protegida tendría fama y fortuna.

—Mañana te llevare a la agencia de modelos, para que conozcas a Kurenai, estoy segura que se llevarán muy bien—la morena sonrió complacida.

Ambas miraron cuando la empleada anunció que el abogado Asuma quería verlas.

—Todo está listo señorita Hyuga. Desde hoy... está completamente divorciada—anunció el varón entregando los documentos a la chica.

Hinata miró las firmas en todos los documentos, incluyendo el de paternidad que también había sido estampando con el nombre del hombre que tanto amaba. Agradecido al abogado y se disculpó, marchándose a su habitación.

Lloró por largo rato pensando en todo lo sucedido. En el fondo, muy en el fondo de su corazón, pensó que Itachi sentiría afecto por el bebé, pero las firmas le dejaron en claro que ese desgraciado no quería nada de ella ni del hijo, que llevaba su propia sangre también. El dolor por esa criatura que aún no nacía y ya era rechazada al igual que ella, la destrozo por dentro.

Se limpió el rostro y se juró a si misma que esa sería la última vez que derramaba una lagrima por ese imbecil. A partir de ese día, haría hasta lo imposible por arrancárselo del corazón.

Continuara.

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