Capitulo 19
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Izumi respondió el celular después de haber estado esperando por mucho tiempo.
—¿Ya me tienes una respuesta?—inquirió con mucho afán.
—Que impaciente te has vuelto—se burló de ella, al notar lo desesperada que se encontraba.
—Déjate de estupideces ¿y dime si me puedes ayudar o no? De lo contrario, no me hagas perder el tiempo—respondió frustrada.
—Esta bien, solo bromeo...¿Te parece bien, si nos vemos esta noche en mi apartamento?—la chica asintió y colgó el teléfono, para preparar el dinero, que ese imbecil, le pudiera pedir a cambio de ayudarla. Debía estar preparada, para todo, así que también preparo unas joyas de alto valor, en caso que no querer dinero pues el tipo era un excéntrico y también un fetichista.
[...]
—Ma-Madara, ha ha—la morena, no podía aguantar por mas tiempo, ante las envestidas del azabache, que la había hecho venir, un sin número de veces en esa sola noche. Los dos se dejaron llevar, por la pasión que los quemaba y que no parecía extinguirse.
—¡No té detengas amor!—exclamo el Uchiha, con la voz ronca, por el deseo. La Hyuga se exito aún más y en ese momento terminó, llegando al punto máximo del éxtasis. Madara la acompañó, después de unas cuantas envestidas.
Ambos permanecieron abrazados regulando, sus respiraciones, sin decir nada, solo disfrutando de los placenteros momentos, que acababan de compartir.
—Debo irme—declaró Hinata, sentandose en la cama—No avisé que no llegaría y Chiyo debe estar preocupada—la ojiperla, se levantó para ir hacia el baño y antes de poder serrar la puerta, Madara entró con ella.
—Bañémonos juntos...luego te llevo a tu casa. Quiero ver a Tenchi—la morena, se mordió el labio, al ver el enorme cuerpo del azabache, frente a ella, sin importarle, ni cohibirse por estar desnudó. El Uchiha sonrió con satisfacción, al mirar las reacciones que provocaba en ella. En esos momentos, era cuando mas orgulloso se sentía de su anatomía.
[...]
—¿Tu plan suena un poco complicado, pero aun no me has dicho, contra quien es que lo piensas poner en marcha—preguntó el peli-plata.
—Hinata Hyuga—respondió Izumi, con indiferencia.
—¿La hermosa modelo empresarial?—preguntó incrédulo, pensando que quizás, no había escuchado bien.
—Si, ella misma. Como ya te dije, necesito ayuda y no me importa, el costo que tenga, que pagar—recalcó, fastidiada, puesto que odiaba que reconocieran a esa arribista, como alguien hermosa.
—¿Eso te costará, mas de lo que planee al principio. Ahora tendrás que pagar mas—advirtió el varón sonriendo con malicia.
—Ya te dije que pagaré lo que desees—soltó poniéndose de pie.
—Me alegro mucho, que podamos entendernos, porque de sobra sabes, que el dinero, no es mi prioridad, cuando se trata de ti—sugirió acercándose a ella peligrosamente.
—¿Que quieres decir?—preguntó alejandose, de el, con cautela.
—Te quiero a ti en mi cama, las veces que yo deseé...prácticamente, quiero que seas mía, hasta que consigas al Uchiha y cuando eso pase, me veras dos veces por semana ¿que te parece?—le preguntó sonriendo y con los ojos llenos de deseo, por la mujer que siempre soñó tener en su cama y que pensó, sería inalcanzable.
—¿Te has vuelto loco Kabuto? ¿Como crees que yo me acostaré contigo?—cuestionó molesta y asqueada.
—Tómalo o déjalo—advirtió Kabuto—Pero te advierto, que no vas a encontrar, quien te ayude en algo tan descabellado, como lo que planeas—añadió sonriendo, al ver la confusión en el rostro femenino. Estaba totalmente seguro, que ella aceptaría y ese hecho, lo lleno de satisfacción.
Izumi, se llevó las manos al pecho, en un intento por controlar sus emociones. Kabuto, tenía razón. Nadie le ayudaría con su plan, pero el precio a pagar, era demasiado alto, no es que no hubiera tenido relaciones sexuales, con otros hombres, pero desde que se casó con Itachi , le había sido fiel y ahora, para poder tenerlo de regreso, se vería obligada a entregarse a Kabuto, el cual nunca ocultó, su interés por ella.
Casi podía mofarse, diciendo que jamas, la tocaría. Que mujeres como ella, no estaban a su alcance y que solo, en sus sueños húmedos, podía llegar a tenerla. Se lo repitió en varias ocasiones.
—Esta bien...Tenemos un trato—declaró, sin mirarlo y caminando hacia la puerta, para marcharse, pues ya no había nada mas de que hablar.
—¡Espera un momento muñeca!—la rodeó de la cintura y colocó su cabeza en el hueco del cuello femenino, para olisquearla—Empezarás a pagar tu deuda, esta misma noche—la chica trató de liberarse del agarre, pero no pudo mover al varón, que ya había, empezado a arrastrarla hacia su habitación, sin dejar de toquetearla por todos lados, como si le perteneciera—Si me complaces bien, te garantizo, que llevare a cabo tu plan, lo antes posible—le aseguro, despojándola de todas las prendas femeninas.
Izumi, cerró los ojos, sonriendo. Lo único que tenía que hacer, era pensar en Itachi, para que los toques de Kabuto, no la molestaran, y mejor aun, si pensaba en el plan en contra de la demente, hasta podía disfrutar el sexo, con el peli-plata, después de todo, tenía meses, sin compartir intimidad con Itachi ¿quien podía juzgarla? Se decía a si misma, mientras tomaba el control del encuentro sexual.
[...]
Sasuke, llevó a Tenten con el, para presentarla a sus padres. Ellos ya eran novios formales y el menor de los Uchihas, pensaba que ya era tiempo para dar ese paso.
—¿Crees que les agrade?—preguntó la castaña, insegura.
—Claro que les agradarás, y de no ser así, no tienes nada de que preocuparte, porque me agradas a mí y eso es lo que importa—le aseguro, dandole un candente beso en la boca.
La castaña intentó reprenderlo, pero también se dejó llevar por el beso, hasta que recordó, que estaban frente a la residencia Uchiha.
—¡Sasuke! Pueden vernos...será mejor que nos comportemos—Tenten se compuso el vestido, marrón que usaba y también ayudó a su novio, para estar pulcros, sin arrugas en la ropa.
—¡Bien! Pero te advierto, que saliendo de aquí, me encargare de quitarte ese vestido, que no me permite apreciar tu encantadora figura—ella se sonrojó, con las sugerencias y optó por asentir, pues no pudo responder con su propia voz.
Los dos entraron, y se dirigieron a la sala de estar, donde los esperaban, Fugaku, Mikoto e Itachi.
—Buenas noches familia—los tres Uchihas se pusieron de pie, para recibir al menos y a su novia.
—¡Bienvenida señorita!—Itachi y Fugaku, saludaron con educación, mientras que la dama Uchiha se acercó a ellos, para saludarla con más apatía.
—Oh querida, que gusto que aceptarás nuestra invitación—le dijo dándole un abrazo a la castaña, el cuál fue regresado con cordialidad.
—Al contrario, gracias a ustedes,por invitarme—añadió Tenten con una genuina sonrisa.
Los cinco, pasaron hacia el comedor, para iniciar la cena. Le hicieron preguntas a la castaña, respecto a su trabajo como súper modelo. Itachi prestaba mucha atención, a todo lo que pudiera decir, sobre Hinata y finalmente sucedió. Tenten, comentó, que todas las modelos, estaban de regreso en la ciudad, incluida Hinata, que después de dos meses de ausencia, finalmente regresó.
El corazón de Itachi, dio un salto de emoción, al saber que tanto, Hinata, como Tenchi, estaban de regreso. Tenía muchas ganas de verlos, aunque fuera de lejos, eso no le importaba, lo único que quería era verlos de nuevo.
A partir de esa conversación, la cena fue mucho mas amena, sobre todo para Itachi, lo que no pasó desapercibido, por todos los presentes. Tenten no tenía idea de cómo sucedieron las cosas entre el hermano mayor de su novio y su amiga, pero por lo que podía apreciar, el Uchiha, parecía muy interesado en Hinata, tanto, que hasta el humor le cambió considerablemente.
La castaña, también pudo darse cuenta que la que era esposa de Itachi, aparentemente ya no lo era, o al menos, ya no vivían bajo el mismo techo, ya que el hermano mayor de su novio, se despidió de ellos y subió escaleras arriba, para dormir.
Fugaku, suspiro negando con la cabeza, ante el comportamiento que mostró su primogénito. Lo cierto era que el carácter de Itachi, había regresado a como era antes de enredarse con Izumi. El chico había regresado a su caballerosidad y rectitud habitual, que siempre lo caracterizó. Era una completa lástima, que apenas a estas alturas se percatara de lo enamorado que estaba de Hinata, precisamente ahora que Madara, estaba de por medio y no creía que se pensara rendir hasta no tenerla para el.
Mikoto también se había dado cuenta de la actitud amable que mostraba su hijo, desde que se separó de Izumi. El problema era que su ex nuera, se estaba comportando de una manera extraña, los últimos días, sobre todo cuando le pidió reunirse en un restaurante para el almuerzo. Izumi, parecía estar muy distraída, molesta y de pronto, en uno de los canales televisivos, hablaban del regreso de Hinata. Esa simple noticia, hizo que la joven, rompiera en rabia. Comenzó a lanzar insultos hacia Hinata y también, hacia Tenchi. Grito como loca, jurando que nadie le robaría a su esposo, ni siquiera el mocoso bastardo. Mikoto, se puso de pie y se fue dejando a la histérica mujer con su rabieta, pero en el fondo de su alma, temía, por las amenazas lanzadas y rezaba, para que no cumpliera con todo lo que dijo.
Trato de advertirle a su primogénito, pero desde el incidente ocurrido semanas atrás el cual involucró a Madara, Itachi apenas y le dirigía la palabra, por lo tanto, le contó todo a Fugaku y también a Sasuke. Ellos trataron de calmarla, asegurando que la chica, no haría nada, que solo eran berrinches de niña mal criada.
Sasuke, por su parte, le contó todo a Itachi y este a su vez se puso furioso. No le restó importancia, sino por el contrario, el Uchiha, aseguró que la mantendría vigilada. El menor se sorprendió al escuchar a Itachi, asegurando, que daría su vida por proteger a su hijo y también a Hinata. No cabía duda, su hermano se había enamorado, de la mujer que despreció en el pasado y ni hablar de su pequeño hijo, el chico era fácil de querer, bastaba con conocerlo, para sentir simpatía hacia el y al igual que su hermano mayor, también el, protegería a ese pequeño a costa de todo.
[...]
Madara, estacionó en casa de Hinata. Como todo un caballero, se bajo del auto, para abrir la puerta del pasajero, donde viajaba ella. Le tendió una mano y la Hyuga la tomo, sin apartar sus ojos de los masculinos. Mordiéndose el labio, pensó ¿como pudo mantenerse alejada de el por tanto tiempo? Madara era su caballero. El la hubiera salvado de todo lo que le hicieron en el pasado, nunca fue Itachi.
Aunque todo tomo mas tiempo, finalmente, el destino los puso uno frente al otro y terminaron conociéndose, de ese modo, Hinata pudo comprobar, que Madara era el hombre de su vida y que de no ser por el, continuaría cerrada a toda probabilidad de algún encuentro romántico. Fue el Uchiha, con su descarada y atrevida forma de ser, quien terminó, obteniendo su endurecido corazón, logrando sanar las heridas que llevó durante tanto tiempo.
Incluso, el rencor que sintió por Itachi, en el pasado, había comenzado a disiparse y todo, se lo debía a Madara por lograr suavizar sus sentimientos.
—¿Porque me miras así?—preguntó el azabache, divertido al verla tan perdida en sus ojos. Lo veía con admiración, como si de una niña, mirando a un súper héroe se tratara.
Hinata, lo rodeó del cuello y se puso de puntitas, para besarlo en los labios de forma rápida—Por nada, importante...es solo que se ve muy guapo—no tuvo la valentía, para confesarle la mezcla de sentimientos, que había logrado despertar en ella.
—No tanto como tu, mi Reina—le dijo, apretándola más contra su pecho. El azabache, sabía que no le respondió con la verdad, pero tampoco pensó en seguir indagando y menos ahora, que logró tenerla de nuevo. Ella sola le contaría todo, cuando se sintiera lista, por el momento, lo único importante, era,ver a Tenchi y no lo quería arruinar.
Ambos entraron, en la casa, siendo recibidos por Susano, que corrió hacia ellos, en busca de atención, como lo hacía siempre.
—¡Valla que has crecido!—exclamo Madara, viendo como el perro aumentó el tamaño, en tan poco tiempo.
Chiyo y Tenchi, salieron de la cocina al escuchar la voz del Uchiha.
—¡Buenos días!—les dijo la abuela, complacida de verlos juntos otra vez.
—Buenos días a ustedes también—respondió el azabache, mientras levantaba a Tenchi, feliz de verlo de nuevo—¡También tú creciste campeón!—el pequeño, sonrió feliz y le ofreció galletas, al varón que lo sostenía en brazos, como si de su propio hijo, se tratara.
Hinata y Chiyo, regresaron a la cocina, mientras el Uchiha, se quedó en la sala, jugándo con el niño y con Susano.
—Que bueno, que arreglaran sus diferencias, ambos se ven muy felices y enamorados—aseguró Chiyo, sonriéndole a la sonrojada Hyuga.
Hinata le contó todo lo que hicieron Izuna y Obito, obteniendo una fuerte risa, de la anciana, que apenas daba crédito a lo que esos dos fueron capaces de hacer, para lograr que la pareja de enamorados, arreglaran sus diferencias. Ella mejor que nadie, vio como, el animo de Hinata, fue decayendo, a causa de la separación, que tuvo con Madara. Aunque trataba de mostrarse fuerte, por dentro era evidente que sufría mucho, por el azabache.
Las dos prepararon el desayuno, para los cuatro y minutos después, ya estaban en el comedor, compartiendo recuerdos, sobre todo, Madara y Chiyo, ya que después de saber que ella era la nana de sus sobrinos, comenzó a recordar vivencias pasadas, de cuando los chicos aun eran pequeños.
Luego de terminar, el desayuno, Chiyo se llevó a Tenchi, para dejar que la pareja se despidiera.
—Me debes una respuesta preciosa, no creas que se me ha olvidado—le dijo el Uchiha, al momento de terminar un candente beso.
Hinata se quedó pensando a que se refería y después de unos segundos lo recordó. La improvisada propuesta de matrimonio, que le hizo horas atrás—Creó que es un poco apresurado, nosotros no tenemos mucho tiempo juntos y ya ve, lo que pasó—le respondió, tratando de ser objetiva.
—El tiempo es relativo, mi amor y sabes que no me rendiré, hasta que aceptes—le advirtió rodeándola por la pequeña cintura—Yo se, que te tomó por sorpresa y por ese motivo, te daré tiempo, para pensarlo—le dijo cerca del oído, para después darle un beso en una de las muchas marcas que le dejó, demostrando que era suya y de nadie mas—Quiero que vengan el fin de semana, a cenar en mi casa, tu, Chiyo y Tenchi...Quiero que mi hermano y mi sobrino conozcan a Tenchi ¿que me dices aceptas?—le pregunto antes de subir a su auto.
Ella lo pensó, por unos momentos, recordando que de no ser por ellos, probablemente, no se hubiera reunido con Madara y por otro lado, los familiares del azabache, también eran familiares de Tenchi, así que después de pensarlo, decidió aceptar.
—¡Bien! Vendré a verte esta noche—y antes que ella pudiera objetar, se despidió con un rápido beso y se fue. La Hyuga, se quedó mirando el auto y sonrió sin ser consciente, luego regresó hacia su casa, para darse un descanso después de la ajetreada noche, que pasó en los brazos de Madara.
[...]
Kabuto, había pasado las mejores noches de su vida, degustando a la mujer, que había deseado tanto. Ahora era su turno de poner en marcha el plan de su musa.
Hizo varias llamadas y chantajeó a uno que otro individuo, para obtener la dirección de la Hyuga. Tenía que observarla por un tiempo, debía saber a la perfección, su rutina diaria, puesto que solo tendría una sola oportunidad y no podía estropearla, de lo contrario, le podía costar su libertad y también la mujer que deseaba como loco.
Después de los primeros dos dias, se dio cuenta de un detalle, con el cual no contaba y que podía poner en riesgo su plan. La Hyuga salía, con nada mas y nada menos, que Madara Uchiha, uno de los hombres mas temidos, en el bajo mundo, debido a sus técnicas despiadadas, para siempre salirse con la suya, eso sin contar con los otros dos Uchihas, que también eran muy temidos, puesto que a ninguno de los tres, les temblaba la mano, al momento de saldar cuentas. Y lo que era peor, era el hecho, de que ni siquiera las autoridades, lograban tocarlos, por lo bien que se cubrían, al no dejar ningún cabo suelto.
También, se encontró a el mismísimo, Itachi observando los movimientos de la ojiperla y su pequeño hijo. Eran obstáculos, con los que no contaba y que por ende, le harían mas difícil, llevar a cabo su plan.
Maldijo por lo bajo, pero no pensaba desistir de lograr cumplir con las órdenes de Izumi. No importa, cuanto pudiera arriesgarse, el haría todo, por complacerla.
Tomo muchas fotos y anoto, los horarios, de la casa Hyuga. Tomo nota de quien, entraba y cuanto tiempo permanecía dentro, también anotó, a que hora, se quedaba todo en silencio.
La puerta de su apartamento se abrió y el dulce aroma de su musa, lleno todos los sentidos del peli-plata.
—¿Lograste averiguar algo?—le preguntó tomando una de las fotografías, donde se podía apreciar a la ojiperla, llevando a un perro y al niño. La arrugó con rabia, mientras se apreciaba la cabellera azulada y los ojos, color lavanda.
—Si, pero me temo, que me llevará un poco mas de tiempo—espero el reproche de la femina, pero no llego, dado que Izumi, se perdió mirando detenidamente, todas las fotografías, sin decir ni una sola palabra al respecto.
Izumi sostenía una de las fotos, donde se podía apreciar, a Hinata, sonriendo, vestida con un conjunto de falda y blusa negra. El viento le volaba el cabello y el niño corría hacia ella, al parecer, ese era el motivo de su sonrisa. El pequeño que era casi como un Itachi en miniatura.
—¿Me escuchas?—se sobresaltó, cuando escuchó la voz de Kabuto.
—Si ¿que me decías?—inquirió, puesto que no había escuchado nada, por quedarse mirando la fotografía, de la maldita loca, la cual le robó todo lo que debería ser suyo.
—Te decía que me llevará mas tiempo...¿te encuentras bien?—cuestionó Kabuto, algo preocupado por ella.
—Estoy bien—soltó irritada por lo que escuchó—¿Como que te llevara mas tiempo? Quiero resultados ya—exigió, regresando a su actitud de siempre—Quiero que esa maldita mujer, deje de ocupar el lugar que no le corresponde—arrojo todas las fotografías al piso, sin que Kabuto pudiera evitarlo y cuando finalmente se puso de pie, para intentar calmarla, Izumi, comenzó a besarlo. Se desvistieron mutuamente, y terminaron teniendo sexo, sobre las fotografías de Hinata.
Ese simple acto, le dio una sensación de satisfacción a la chica. El peli-plata, no quería arruinar su trabajo, pero tampoco se podía resistir a tal deseo y terminó cediendo a los deseos de Izumi.
Continuara.
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