Capitulo 15
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo sólo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
El odio de Izumi hacía Hinata y su hijo, iba en aumento. Las ganas de borrarlos del mapa eran cada vez mas tentadoras. Enloqueció de ira cuando llegaron los documentos del divorcio. Si, Itachi le estaba demandando el divorcio y lo único que pudo hacer, ademas de romper todo el sobre, fue contarle todo a sus amigas, Mei y Sakura, las cuáles no podían creer sobre la existencia del niño.
Para ella todo había empeorado desde que miro al mocoso en los brazos de su esposo. Ellos eran tan parecidos, era como ver las fotografías de Itachi cuando tenía esa edad.
Ese niño debió ser suyo y no de esa maldita mujer. Todo sería completamente diferente si ella fuera la madre del niño, Itachi la querría como antes y jamás la hubiese tratado de la forma en que lo hizo, lanzándola dentro de ese taxi para irse con Sasuke sin importarle sus llamados.
La forma en que su marido miraba a esa mujer, era algo que le hacia hervir la sangre. Eso era admiración y aunque se negara a reconocerlo, también había amor y felicidad en sus orbes cuando la veía.
Ahora que ya estaba al tanto de la existencia del niño, no dudaría en querer tenerla de regreso, para formar una familia con ella.
No, no, eso no le podía estar pasando, debía pensar en algo para impedirlo. La demente no se quedaría con Itachi, eso jamás lo permitiría. Nunca le daría el divorcio y aunque Itachi ya no hubiera regresado al apartamento donde vivían, él seguía siendo suyo.
Estuvo dándole vueltas al asunto por mucho tiempo, hasta que una idea se vislumbró dentro de todos los pensamientos. Era arriesgado, pero si lo hacía bien y con las personas adecuadas, todo podía salir como ella quería. Si, definitivamente esa era la mejor opción, para no perder a Itachi.
[...]
La penetrante mirada de Itachi sobre ella, comenzaba a incomodarle mas de lo que hubiese podido imaginar. Le sostuvo la vista por unos segundos y terminó por desviarla, debido a todo lo que ese hombre le hizo sentir.
¿Cuanto quiso recibir aunque fuera una fracción de lo que él le mostraba en ese momento? Y ahora que todo estaba perdido, ya no le parecía grato. Las oscuras orbes mostraban nostalgia, vergüenza, admiración, pero sobre todo... no, él no podía estarle mostrando eso. Debía estar equivocada, Itachi no podía estarle mirando con amor, cuando en el pasado sólo mostró asco y repulsión hacia ella.
—Su tiempo está corriendo Uchiha-san, y no pienso gastar ni un segundo mas, después de completar los cinco minutos—le remarcó la chica frente a él, haciéndole recordar el motivo de la visita.
Se había quedado mirándola, queriendo acercarse para abrazarla, como nunca lo hizo cuando ella lo amaba como si fuera el mejor hombre del mundo ¿Porque no la supo valorar cuando la tuvo? Si tan sólo hubiera sabido lo mucho que ella marcaría su vida, jamás la dejaría irse ¿Como pudo estar tan ciego para no ver el enorme diamante que tenía en sus manos? Prefirió un carbón vegetal, que a simple vista parecía valioso, que la piedra preciosa que solo necesitaba pulirse, para tener aún mas hermosura y brillo, del que incluso ya tenía.
—Antes que nada, quiero pedirte perdón por haberme portado como el peor de los hombres contigo que no lo merecías—remarcó sin dejar de verla a los ojos, que le parecían tan atrayentes. Hinata pensaba decir algo, pero antes de poder hacerlo, él la interrumpió—se que probablemente nunca me perdones y lo merezco, después de herirte tanto, lo único que podrías sentir por mi es odio y despreció—la ojiperla se incómodo al escucharlo decir eso. Ella jamás pensó que Itachi pudiera pedirle perdón y en verdad, no le pareció agradable escucharlo—Estoy consiente de merecer tú odio por mi modo de proceder, pero aunque no lo creas... yo no sabía de la existencia de nuestro hijo—la Hyuga frunció el ceño molesta al escucharlo decir "nuestro hijo"
—Supongo que saberlo en el tiempo que pensé decirlo no cambia nada... No se necesita ser un genio para saber que mujer sobraba en su vida por no estar al mismo nivel, como lo mostró el espejo de su habitación—le reprochó llena de dolor y tratando de sonar indiferente, pero su garganta amenazaba con cerrarse, debido al nudo que se formo dentro.
Itachi pasó saliva avergonzado por lo que hizo en el pasado—¡Lo se Hinata, fui un desgraciado!— exclamó con dolor en la voz—Nunca me alcanzará la vida para arrepentirme de todo el daño que te hice y estoy dispuesto a cargar con el castigo de tu despreció por el resto de mi vida, sin embargo, aunque se que no lo merezco, quiero que trates de creerme cuando te digo que quiero ser parte en la vida de nuestro niño... Por favor Hinata, piénsalo, te juro que seguiré todo lo que tu indiques, si no quieres decirle que yo soy su padre, también lo aceptare con tal que me permitas verlo, aunque sea por unos minutos—las oscuras orbes brillaron conteniendo las lágrimas.
Hinata, no pudo mas y ella si terminó derramando el líquido cristalino, al escucharlo pedir ser parte del futuro de Tenchi. Negándose a que él la viera llorar se giró para limpiar su rostro, mientras Itachi hacía lo mismo, sin que ella lo notara.
—Conocí a Tenchi un día después que te mire en el desfile—Itachi comenzó hablado con una tierna sonrisa en los labios—llegue a un parque y compré unos dangos, luego llegó mi hijo pidiendo que le compartiera uno y termine cargándolo...¡Ese momento Hinata! Ese preciso momento, fue el que marcó mi vida para siempre. Algo dentro de mi, grito que ese niño era alguien de mucha importancia para mi. Luego Konan me lo arrebato y cuando pregunté por sus padres, dijo que eran amigos suyos, sin darme opción de indagar mas acerca de su verdadera identidad.
—¿Ustedes se miraron antes?—cuestionó sorprendida por la revelación del Uchiha.
Itachi afirmó sonriendo—Parece que le gustan mucho los dangos—añadió el moreno—a partir de ese día, algo se removió hasta que lo volví a ver pidiendo lo mismo, los dangos—la Hyuga no salía de la sorpresa. Saber que Itachi quería a Tenchi, la descoloco de una manera que no podía explicar, pues todo ese tiempo pensó que él no lo quería, sólo por ser su hijo.
—Tenchi se da a querer, es difícil no amarlo una vez que lo conocen—afirmó la chica con orgullo—no tenía idea que usted lo conocía de antes, Konan, no me comentó nada—Hinata recordó el día en que su amiga les dio la noticia de la boda y el embarazo. Estaba segura que Konan ocultó la información para no preocuparla.
—¡Lo se..! Y eso me hace sentir mas vergüenza por mi forma de proceder. Aún después de como fue engendrado, conmigo portándome como un cobarde, nuestro hijo es tan perfecto, tan adorable y todo fue gracias a ti—le dijo sin reservas y con la mirada llena de tristeza.
—¿Porqué? ¿Porqué me dice todo esto?—le reprochó llorando, al no poder contener sus emociones por mas tiempo—Usted renunció a él por tener a su amada mujer embarazada de un hijo que si era deseado y no como lo fue mi Tenchi—le grito dolida.
—Porque te estoy abriendo mi alma para que puedas ver lo que hay dentro. De este modo sabrás que no te miento...¡Hinata! Yo firmé los documentos del divorcio sin leerlos, quería terminar con nuestro matrimonio lo mas rápido posible y mi estupidez no me dejo ver mas allá de mis narices. Firme el documento donde renunciaba a mi hijo sin darme cuenta lo que hice—soltó todo sin omitir nada para demostrar que no mentía.
Ella lo miró dolida por todo lo que dijo, sin embargo, supo que él no mentía. Itachi en su afán por deshacerse de ella, firmó todo sin leer, renunciando así a la paternidad del niño.
Itachi quería acercarse para abrazarla y así conseguir que dejara de llorar, sin embargo, las lágrimas eran de nueva cuenta causadas por sus palabras y eso le hacía arder el pecho.
—Te lo ruego Hinata, déjame ver a Tenchi por favor... si lo deseas, te lo pediré de rodillas, no me importa lo que todos piensen de mí. Tu solo pídelo y yo lo haré, después de todo, ni siquiera con ese acto pagaría todo lo que te hice—el Uchiha se preparo para implorar de rodillas, pero Hinata lo detuvo antes de que lograra hacerlo.
—No-no lo haga... esto no es algo que me hará sentir feliz, ya bastante me humille como para que otra persona lo haga por la equivocación que cometimos al casarnos—le reprochó logrando que no se hincara.
Itachi se paró derecho y se acomodó la ropa, sin dejar de verla.
—¡Escúchame Hinata! Se que tal vez no me creas y estas en todo tu derecho, pero aún así, tengo que confesarte lo que siento—se acercó a ella, hasta quedar a muy poca distancia entre ambos—Yo te amo... y no sólo es por tu cambio de apariencia, yo comencé a amarte, desde que te vi, embarazada en esa revista—la Hyuga soltó un jadeo de sorpresa, por la confesión de Itachi.
—Se que jamás tendré otra oportunidad contigo, pero necesitaba decírtelo para poder tener tu perdón algún día—en un rápido movimiento, el Uchiha la tomó de la mano y le dio un beso antes de soltarla debido al ruido que a los dos les pareció escuchar en la puerta de la recepción. El moreno giro ligeramente para ver de quien se trataba, sin embargo, no miró a nadie y continuó con su confesión. Tampoco es que le importara si alguien lo llegaba a escuchar.
—¿Como puede decir eso? ¿Que hay de Izumi?— cuestionó ella impresionada.
—Hace tiempo que eso se terminó y ya le envié la demanda del divorcio—la miró abrir la boca sin poder decir nada—Me voy a divorciar por ti... porque ya no puedo estar con una mujer, cuando la única a la que amo eres tu—soltó con tristeza—Ahora respeto a él, por favor piénsalo. No me importa si tengo que permanecer en las sombras, si tengo que fingir no ser su familia. Dame la oportunidad de estar cerca aunque sean unos minutos, lo que tú quieras—el moreno sabía que ella estaba muy confundida y que quizás en este momento no obtendría una respuesta—Bueno, me voy, pero seguiré insistiendo hasta que puedas darme una oportunidad para también conseguir tu perdón—Itachi salió suspirando, sintiendo el peso de la culpa sobre su espalda.
[...]
Madara se estacionó frente a la agencia de modelos donde trabajaba Hinata. A esa hora los empleados se iban a comer, pero ella no salió, supuso que debía estar adelantando algo de trabajo y seguramente se quedaría sin comer.
Respiro hondo, tratando de ahogar ese sentimiento que desde la mañana no había podido desechar. No recordaba haber tenido tantas dudas en toda su vida, él siempre fue un hombre seguro de si mismo, como para dar pie a las inseguridades que tenía en ese momento. Bajó del auto y antes de entrar se encontró con Kurenai.
—Buen día Uchiha-san—saludo la fémina, al ver al azabache de frente a ella.
—Buenas tardes—respondió el saludo—¿Hinata esta adentro?—cuestionó nervioso.
—Si, ella se quedó adentro en su oficina—ambos se despidieron y cada uno tomó diferentes caminos.
Madara aún ansioso se acercó hasta la oficina de la ojiperla y fue cuando escuchó una voz que él conocía muy bien. Sin hacerse notar, se acercó hasta quedar donde los miraba y escuchaba, aún sin poder creer lo que pasaba. Al ver como Itachi besaba la mano de Hinata, dio unos pasos hacia atrás abriendo un poco la puerta. De inmediato se ocultó al otro lado para que su sobrino no lo viera.
La ira lo carcomió al escucharla preguntando por la esposa de Itachi, recibiendo como respuesta, que se divorciaba por ella... porque la amaba a ella. Por otro lado, Itachi le pedía permanecer bajo las sombras ¿será que Itachi sabía que ellos salían y no le importaba que fueran familia con el fin de conseguir unos minutos con Hinata?
Sin poder soportar ni un minuto mas, salió como alma que lleva el diablo.
El azabache escuchó las últimas líneas de la conversación. Interpreto todo a su manera y pensando que ese fue el motivo por el cambio de Hinata al ver a Mikoto.
Todos los recuerdos le cayeron como balde de agua fría. La incomodidad en el desfile, la hostilidad entre ella y su hermana, luego la información del divorcio, sumado a la declaración de amor por el mismo sobrino, sin importarle nada mas que no fuera la morena. Ella fue el motivo por el cual se venía abajo el feliz matrimonio de Itachi.
Apretó los puños sintiéndose traicionado, pensando que ella jugaba con ambos y obviamente se quedaría con el mas joven y carismático, el cual sin lugar a dudas no era él.
Nunca antes le pasó algo similar, nadie se burlaba de él ¿que era ese dolor en el pecho? ¿Así se sentía perder ante otro hombre? Maldijo mentalmente mientras trataba de pensar en lo que miro y escuchó.
Dio vueltas en circulos pensando en que no debió salir sin enfrentarlos, debió desenmascararla frente a Itachi, y al mismo tiempo, se negó a ser rechazado por alguien que tenía toda la ventaja sobre él.
Dolido, con el corazón estrujado, se fue de ese sitio. Necesitaba unos tragos de algo fuerte para ahogar todo lo que sentía.
[...]
Hinata continuó con el trabajo, arreglando reuniones con los dueños de algunas boutiques que requerían nuevos diseños. También se reunió con la representante de una reconocida marca en maquillaje, pidiéndolas a ellas para presentar sus productos en distintas campañas publicitarias, desde revistas, hasta comerciales televisivos y por ende, también necesitaban a los camarógrafos y fotógrafos de la agencia.
La Hyuga trato de negociar no ser ella una de las modelos, sin embargo, el cliente no cedió y sin mas argumentos, se firmó el contrato.
—Fue un gusto hacer negocios con ustedes—una pelirroja llamada Karin Uzumaki, les extendió la mano a Hinata y a Kurenai—Mi jefe estará feliz—añadió antes de salir con un maletín donde guardo los documentos.
—Llamaré a las chicas para que vengan mañana y así les informamos sobre su próximo trabajo—aviso Kurenai, mirando que Hinata había estado distraída casi todo el día. Pensó preguntarle por el Uchiha, pero declinó la pregunta, imaginando que ese era el motivo de la distracción. Mas tardé, la joven salió del trabajo para ir con su hijo. Sin embargo, estaba inquieta al no recibir ni una sola llamada de Madara.
Chiyo, Tenchi y ella, cenaron sin la presencia de Uchiha, el cual ya consideraban como parte de la familia. La morena se fue a dormir luego de limpiar la cocina y bañar a su hijo. Se mordió el labio pensando el motivo por el cual Madara no la había llamado y por primera vez, se armó de valor para llamarlo ella.
Marco el número del azabache y luego de unos timbridos la llamada se fue al correo de voz. El corazón se le aceleró y una sensación agria, comenzó a invadirla, pensando que tal vez Mikoto dijo algo malo de ella, o lo que le era aún peor, que el Uchiha ya no la buscaría debido a que logró acostarse con ella—No-no-no, no debo pensar eso—se dijo a punto de llorar. Él debe estar muy ocupado como para atender el teléfono, pensaba queriendo convencerse a si misma de lo que cada vez tomaba mas fuerza y le oprimía el pecho.
...
Los días pasaron y con ellos, la decepción de Hinata se hizo mas grande al no tener ni una sola llamada de Madara. Ella era demasiado mujer como para rebajarse a buscarlo o llamarlo de nuevo. Sin importarle lo mucho que le desilusionó, continuó con sus obligaciones sin decirle nada a nadie, pues nunca mas se dejaría ver afectada por ningún hombre y mucho menos un cobarde como Madara Uchiha, quien no tuvo los pantalones de terminar con ella como debe hacerse.
...
Un mes había transcurrido desde que la Morena miró al Uchiha la última vez. Pasó llorando en algunos momentos de las primeras dos semanas, luego se obligó a permanecer indiferente, ya que tenía muchas cosas en que pensar.
Mientras que uno de los Uchihas se esfumó como un cobarde, Itachi se hacía cada vez mas presente. Hinata no sabía si en verdad se trataba de coincidencia encontrarse con él cada vez que salía con Tenchi. Lo cierto era que tal y como lo dijo en su oficina, él no se acercó a ellos, sólo los miraba desde lejos sin querer molestarla.
Esa noche tenían una cena en uno de los restaurantes mas exclusivos de la cuidad, con el dueño de la compañía para quien hicieron la campaña publicitaria. Él quería conocer personalmente a todos los miembros del equipo que logró todo lo que pidió para su marca.
Chiyo ayudó a tejer una trenza suelta en el cabello de la ojiperla, para completar el elegante atuendo con el que se vistió. Uso un vestido negro de una sola manga que le llegaba hasta los tobillos y lo acompañó con sandalias de tacón en color dorado, combinando así con los detalles del vestido y los accesorios.
—Te ves muy bonita... anda, date prisa para que no llegues tarde—le dijo Chiyo, quien fue la única que pudo ver lo triste que estuvo la morena por la ausencia de Madara.
—Esta bien, me voy—la Hyuga beso a su hijo y también se despidió de Susano dispuesta a salir, pero antes le informo a Chiyo que Konan quería que la visitaran al día siguiente, pues ya había regresado de luna de miel y Nagato se negaba a dejarla salir como lo hacía antes.
...
Condujo hasta el lugar indicado y al llegar, vio que Shion y Tenten ya estaban allí.
Camino con elegancia como siempre lo hacía, sin dejar de atraer las miradas de las personas. Llegó hasta el recepcionista donde le informaría que la esperaban, sin embargo, en ese momento, Madara también llegó al mismo lugar acompañado de Indra.
El Uchiha se paró frente a ella, sin poder quitarle los ojos de encima. Las orbes de ambos se encontraron por unos segundos y contrario a lo que Madara hubiera querido, Hinata lo pasó de lado, sin mostrar ningún tipo de emociones, que no fueran frialdad hacía él.
La miró alejandose hasta llegar a una mesa donde la esperaban. El azabache había pasado el mes mas insoportable de toda su vida por negarse a enfrentar la verdad. Pasó las primeras dos semanas sin salir a ningún lado, quedando mas ebrio que Tsunade.
Izuna y Obito, intervinieron para poder sacarlo de la depresión en la que se había hundido. No soportaba las ganas de verla, de estar con ella y también con Tenchi.
Los primeros días, estuvo seguro que ella lo llamaría y hasta iría a buscarlo para explicar todo, o bien, para que él le explicará el motivo de su ausencia, pero solo recibió una llamada, la misma que se negó a responder y después de esa única vez, no lo volvió a buscar.
Moría de celos al imaginarla con Itachi y la única manera que encontraba para soportar todo era bebiendo. Su condición debió ser muy deplorable, ya que ni Izuna, ni Obito, se burlaron de él al saber que sufría por Hinata.
—Pasen por aquí—les indico el mesero, sacándolo de sus pensamientos.
Desde donde los sentaron, la podía ver y aunque él no le quitaba los ojos de encima, ella no le dio ni una sola mirada, actuando como si no se hubieran conocido.
—¡Madara que coincidencia!—el Uchiha rodó los ojos a ver a Mei acercarse a él, con la clara intención de tomar asiento con ambos sin ser invitada y dejando a Indra con una sonrisa cargada de burla por la incómoda situación.
...
El auto control de la ojiperla se puso a prueba al momento de ver al que fue su "novio" en la entrada y como ella lo esperaba, el auto control salió ganando al poder dejarlo sin dirigirle la palabra y sin mostrar el mínimo interés en él.
—!Buenas noches..! Disculpen si demoré—les dijo a los que ya estaban en la mesa.
Tanto, Kiba, Shino, Shion y Tenten, ya estaban allí, luego vislumbró a Karin, que se puso de pie con un apuesto hombre de cabellos plateados.
—No te preocupes, no llegas tarde—le dijo Karin—Te presento a Toneri Otsutsuki...mi jefe y el que pidió la campaña—Hinata se presentó, recibiendo un beso en el dorso de la mano por cortesía del peli-blanco.
Al sentarse, llegó Ino formando un escándalo, quejándose del tráfico como lo hacía siempre.
El albino les agradeció por el éxito que tuvieron y les informó que en dos días saldría la campaña al aire, también les informó que quería a todos para su nueva colección, que se lanzaría para invierno.
Hinata podía sentir la mirada de Madara sobre ella, pero no se tomó la molestia en voltear a verlo, sorprendiendo a sus amigos pues no sabían que ellos habían terminado.
La Hyuga le restó importancia al Uchiha, hasta el momento en que Ino le hizo una seña para que girara, encontrando a Mei sentada con él.
La furia la invadió, pero se mantuvo sonriendo como si no ocurriera nada. Ahora comprendía que sólo la quería para llevarla a la cama y ella como idiota cayó en la trampa.
La cena continuó con Toneri deslumbrado por la ojiperla, como solía ser siempre. Terminaron y el albino se apresuró a darle la mano para ayudarla a levantarse. Hinata sonrió y acepto, saliendo ambos tras todos los demás chicos.
...
Madara apretaba los puños de ira cada vez que veía al tipo de cabello blanco robar la atención de Hinata. La cena de negocios a la que fue, termino siendo un fracaso, ya que no podía concentrarse en nada que no fuera ella.
Mei se molesto por el poco interés de Madara en ella. Siguiendo su mirada, encontró a la Hyuga. El mal humor del azabache iba en aumento, entonces fue consciente de la mujer que Izumi mencionó tiempo atrás, la cual tenía a Madara muy interesado.
Indra se levantó dejándolos a solas y fue en ese momento que supo como rebajar a la Hyuga ante los ojos de Madara.
—¡Mira quien está ahí!—exclamo con falsa sorpresa. El Uchiha no retiró la mirada de donde Hinata aceptaba la mano del tipo, para salir junto a él—Por lo menos la pobre de Izumi podrá estar tranquila, al saber que esa mujer ya puso los ojos en alguien mas—soltó sonriendo, cuando logró tener la atención de Madara.
—¿A que te refieres?—cuestionó molesto, por la mención de la esposa de Itachi.
—Me refiero a que esa mujer, fue la causa de los problemas entre el matrimonio de tu sobrino con Izumi—el Uchiha se llenó de ira pero permaneció en silencio—¿Sabes que esa mujer hasta tiene un hijo de Itachi?—le cuestionó, pensando en decepcionar a Madara.
—¿Que fue lo que dijiste?—preguntó él, apenas conteniendo sus emociones.
—Veo que no lo sabías, no te preocupes, te lo diré todo—la pelirroja le contó absolutamente todo a Madara, sin omitir ningún detalle de los que tenía conocimiento. Le contó que era una enferma mental y como terminó casada con Itachi. También le informó que la Hyuga mantuvo al niño oculto y que no dejaba a ningún Uchiha acercarse a él—¿A DÓNDE VAS—le grito la pelirroja al varón quien se fue corriendo hacia afuera.
Madara palideció al escuchar todo lo que dijo Mei. Salió corriendo tratando de alcanzar a Hinata. Tenía que hablar con ella para saber si era verdad lo que decían. Luego la realidad lo golpeó, el parecido de Tenchi con los Uchihas no era una simple coincidencia, era el hijo de Itachi.
Corrió hasta donde pudo visualizar a Hinata subiendo a su auto, ayudada por el tipejo descolorido y al llegar, ella ya se había marchado, dejando al peli-blanco con una sonrisa idiota, según sus pensamientos.
Sin saber que hacer, la siguió hasta su casa con el propósito de hablar con ella, no obstante, al llegar y tocar la puerta, nadie le abrió. Desesperado marcó el número de la ojiperla, para sorprenderse al saber que estaba desconectado... Ella cambió el número telefónico.
Entrando en pánico, continuó tocando el timbre, hasta que llegó una patrulla con dos ofíciales pidiendo abandonar la propiedad, o de lo contrario sería arrestado.
Después de lanzar una sarta de malas palabras hacia los uniformados, subió a su auto sin poder creer que ella lo hubiera denunciando.
Sonrió con amargura luego de un rato, al pensar lo que ella debió sentir al momento que desapareció sin darle ninguna explicación—Maldicion...necesitó mas información—se dijo mientras se estacionaba en casa de Mikoto para obtener lo que buscaba.
Justo al lado de su auto también llegó Itachi, quien desde la boda de Nagato, se quedó a vivir en la residencia Uchiha, dejándole el apartamento a Izumi.
—¡Tío..! ¿Que te trae por aquí?—no tuvo tiempo de preguntar nada mas, debido al golpe que recibió por parte de Madara, seguido por otros mas, no quedándole otro remedio, que responder ante el salvajismo de su tío.
Continuara.
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