Capítulo 3
Nueva Escuela, Nueva Vida y ¿Súper Villanos? Parte 2
Cuando Chloe/Alexander se sentó, tomó los libros de Sabrina y comenzó a leer. Quería verificar cada dato posible sobre este mundo, recordando todo lo que había aprendido en su época de secundaria. Sorprendentemente, las fechas de la Primera y Segunda Guerra Mundial eran las mismas, al igual que la toma de Francia y la historia de Juana de Arco. Incluso la Revolución estaba presente. Todo era tan inquietantemente parecido que le daba escalofríos.
Entonces, ¿por qué estaba aquí? ¿Y por qué en este cuerpo? Chloe/Alexander suspiró, reflexionando sobre las posibles consecuencias de su llegada. La duda la carcomía por dentro, y la frustración la embargaba. Sin embargo, algo llamó su atención: la mirada de una muchacha sentada a pocos asientos de distancia. La chica tenía ojos verdes, cabello pelirrojo y moreno. Chloe/Alexander no sabía quién era, pero sentía una incómoda conexión con ella. ¿Quizás su novia?
Negando con la cabeza, Chloe/Alexander le dirigió una pequeña sonrisa a la morena. Sin embargo, la chica desvió rápidamente la mirada, como una niña atrapada en el acto de robar una galleta, escondiéndose tras sus libros de texto. En ese momento, la rubia supo que tendría que prestarle más atención. Riéndose en voz baja, volvió a sumergirse en sus propios libros.
A los pocos minutos, la campana sonó y con ella comenzó la clase. Todos los estudiantes se ubicaron en sus asientos, mirando hacia el frente. La presunta profesora había entrado, y como un coro, todos exclamaron:
─ ¡Bienvenida, señorita Bustier!
La mujer que había entrado era otra pelirroja de ojos azules, con facciones delicadas. Desde la perspectiva de Chloe, parecía una rosa que brillaba bajo la luz del sol. No solo eso, había algo en esa mujer que la hacía sentir bien, y Chloe no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro.
Sin embargo, en un instante, el destino hizo que esas emociones se desvanecieran. La puerta se abrió de golpe, dando paso a dos adolescentes: una chica y un chico que habían llegado en el último momento. Por alguna razón que Chloe no comprendía, una pequeña rabia se apoderó de ella al posar su mirada en la chica de cabello negro azabache. ¿Qué había sido eso? Se preguntaba, observando su mano que se había cerrado en un puño inconsciente. Luego de ese pequeño arrebato, sus ojos se posaron en el rubio de ojos esmeralda, haciendo que su corazón palpitara. "Mierda", se dijo a sí misma, negando con la cabeza y reprimiendo la emoción con toda la fuerza que tenía
─ Y esta es la décima vez este mes que llegas a tiempo, relativamente hablando, cariño... Es un récord realmente ─ dijo la señorita Bustier. ─ Bueno, como es nuestro primer módulo, ya saben lo que significa.
La rubia no tenía ni idea de lo que estaba diciendo la profesora. Todo el mundo parecía emocionado, charlando entre ellos hasta que la señorita Bustier los detuvo y procedió a llamar a los alumnos por pareja. El objetivo del ejercicio era crear un ambiente de positividad entre los estudiantes de la clase. Chloe lo encontró interesante era algo nuevo que jamás había pasado en su antiguo colegio.
También le resultaba útil, que le estaba ayudando poner nombres a rostro que le acompañarían el resto de estadía en este mundo.
Sin embargo, todo cambió cuando la llamaron junto a Marinette. El alma reencarnada de Chloe parecía escupir ira fría al ver a la chica de cabello negro azabache frente a ella. Y al parecer ese sentimiento era mutuo; toándose en el pálido rostro de la adolescente frente a ella.
─Bien, acabemos con esto...─pronunció Marinette─. Hoy te ves bien... ya no pareces una tienda de maquillaje ambulante... ─bromeó.
Chloe se quedó helada, dura como una piedra, sus labios temblaban para dar una respuesta, pero no salía nada.
─¿Chloe? tierra llamando a Chloe. ─llamó Marinette.
La rubia seguía en su mente, pensando en las palabras que quería decir, pero se detiene "Chloe" fue como una campana sonando, la Franco-china, no le hablaba a él se estaba burlando de la rubia. Era cierto, ella no era Chloe; él era Alexander, y debía comportarse con más madurez, esta no era su rabia, ni ella su enemiga con eso aclarado. Dio un pequeño suspiro, respiró hondo y con un tono de princesa coqueta habló:
─Espero que todos tus sueños se cumplan hoy y que seas muy feliz. ¿Está bien, Marinette? Oye... ¿estás bien?
La cara de Marinette era fácil de leer; parecía preocupada y al mismo tiempo tenía un pequeño sonrojo.
─¿E-Estás bien, Chloe? ¿Estás enferma? ─dijo preocupada.
Eso había sido una pregunta extraña, y Chloe inclinó ligeramente la cabeza en duda.
─Yo, estoy bien... Tú pareces pálida, Panadera ─dijo al final, sorprendiéndose de sí misma─ Como sea, espero que tengas un buen día.
La sonrisa que acompañó sus palabras parecía sincera. Marinette era buena leyendo a las personas, y en ese momento, Chloe estaba siendo auténtica. La clase quedó en un estupor, incluso la señorita Bustier se quedó sin palabras.
Si, tal vez todo suena exagerado, pero para aquellos que no conocían a la rubia y su manera de actuar, esto era algo nuevo, que no tuvieron tiempo para asimilar. Hubo una gran explosión viniendo del exterior del aula seguida de una risa macabra y de un grito:
─¡¿Tráiganme a Chloe Burgoa?! ─Ante tal aclamación repleta de odio e ira.
Las miradas se posaron en Chloe sin saber por qué. Luego, las puertas del salón se abrieron de una patada tan fuerte que las maderas salieron volando. Todo el mundo se cubrió rápidamente bajo los pupitres; el miedo se expandió como un fuego. Mientras la figura entraba con paso firme y siseos en su cabeza, una mujer parecía una medusa de tonos verdes y mirada penetrante había entrado al salón.
─¡Ya te encontré, Chloe...! ─sin otro aviso, los ojos de la medusa brillaron. ─¡Conviértete en piedra!─ gritó.
Y un rayo de color rojo, brillante fue disparado, el cual nunca tocó a Chloe.
La suerte la sonrió, pero la vista que presencio la dejo con el santo la boca su nueva amiga Sabrina se estaba transformado en piedra en una perfecta estatua de mármol gris. Esto era imposible, tenía que serlo ¿verdad? Y entonces se dio cuenta de que ella también era una anomalía en este lugar. Miró a su amiga petrificada y luego a sus compañeros, no a los niños asustados y temblando de miedo arrodillados y ocultos en sus pupitres.
Él/Ella, era la adulta aquí y al parecer era a la única, que esa cosa buscaba una llama se encendió en ella, atenuado con una mirada frio repleta de decisión, si tenía gana de correr, pero no lo aria, se mantuvo firme y no sedaría a esos impulsos; ella era Alexander y tenia que protegerlos.
─¿Me quieres? ¡Estoy aquí...! ─exclamó, dando un pequeño suspiro mientras avanzaba.─ ¿Qué deseas de mí...?
Los ojos de la Medusa se abrieron como platos. Ella pensaba que sería una persecución. Estaba segura de que la rubia no daría su cara, pero bienvenido sea este evento. Sonrió macabramente.
─Siendo tan valiente... enfrentándome como un héroe. ¿Quién te crees, Ladybug? Sabes, no me importa. Eres mía ─ dijo lista para acabar con su enemiga.
Los ojos de medusa palpitaban en color rojo listo para hacer su ataque, pero fue interrumpida, por un impacto en su mejilla. Chloe vio con asombro como un yo-yo que rápidamente volvía a su dueña y esta era una chica de traje rojo con puntos negros que asemejaba a una mariquita.
Y al parecer parecía quejarse, para luego gritar.
─Suéltala ¡hora...! No sé lo que ella te hizo, pero esto no es la repuesta. Me gustaría que fuera, pero no lo es. ─ dijo al final con susurro, que solo ella escucho.
Los ojos de Chloé se llenaron de duda. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Quién era esa chica? ¿Y por qué todos la vitoreaban como "Ladybug"? La situación era ridícula, a pesar de su gravedad, como si todo fuera un cómic.
De repente, la cara de Medusa brilló con un tono lila y chasqueó la lengua con desdén.
─Bien, bien ─dijo con voz áspera. ─Tendrás tus estúpidos prodigios.─ La mirada de la medusa se posó en Chloé. ─Tendrás que esperarme... princesita. Tengo trabajo que hacer. ¡Ladybug, entrégame tu Prodigio o vuélvete de piedra!
Con esas palabras, la medusa comenzó a disparar sus rayos rojos, transformando toda el aula en una zona de batalla. Los rayos y el yo-yo volaban por todo el lugar en una danza caótica de toma y daca entre la heroína y la villana. Ninguna quería ceder o retroceder, creando un espectáculo impresionante. Chloé, inicialmente atónita, se dio cuenta de que no era momento para admirar la pelea, sino para actuar.
Y no era la única que lo pensaba. En la confusión, muchos alumnos aprovecharon para escapar. Todos menos una persona: Alya, la chica morena, que se había quedado atrás para grabar la pelea. La niña estaba sonriendo como una boba con el celular en alto.
De repente, una mano la tomó del hombro con fuerza. Al girarse, se encontró con el rostro de una rubia de ojos azules muy enojada a centímetros del suyo.
─¡¿Qué haces, idiota?!─exclamó Chloé.─¡Hay que irnos! ¡Alya! ¡Muévete! ¡Ya!
Alya apenas podía procesar lo que estaba pasando. Era la primera vez que veía a su compañera mimada arriesgar la vida por alguien que no fuera Sabrina. Sin pensarlo dos veces, la morena obedeció y siguió a Chloé fuera del aula.
En el momento en que pisaron un pie fuera del aula, los ojos de Chloé se abrieron como platos. El patio de recreo parecía un jardín de estatuas, cada una de ellas o la mayoría parecían estar gritando y a punto de huir. Si no fuera por lo que había visto, Chloé pensaría que se trataba de una bizarra explosión de arte moderno.
La rubia respiró hondo, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Reforzó su agarre en Alya.
-No te separes, la salida está cerca -dijo, para luego comenzar a caminar entre el laberinto petrificado.
Con cada paso, su corazón latía con más fuerza. La culpa la invadía, pero no era momento para eso. Tenía una vida que salvar, por lo menos una. Tenía que hacerlo. Sus ojos se llenaron de recuerdos, del último momento de vida, el callejón, los criminales y... la chica.
Antes de que pudiera continuar, la voz de Alya resonó en sus oídos.
-Chloé, ¿qué te pasa?
-Nada -dijo-. Solo malos recuerdos.
Alya nunca había visto a Chloé tan vulnerable. Sin todo ese maquillaje, la niña era más fácil de leer. Antes de que se diera cuenta, ya estaban en la calle, repleta de una multitud y vallada por policías.
Al notar su presencia, fueron escoltadas a un lugar seguro.
-Todo estará bien, señoritas. Los héroes se encargarán de esto -dijeron como si fuera una verdad absoluta.
Pero Chloé no estaba segura. Tan pronto como las dejaron solas, la rubia comenzó a marcharse. Era mejor irse antes de que esa loca la encontrara. Pero fue detenida.
-¿Qué haces?
-Irme de aquí. Cuanto más lejos esté, más seguras estarán. Esa cosa me busca.
La morena tardó unos segundos en procesar lo que dijo. Estaba a punto de formular una pregunta cuando de repente, desde la escuela, Ladybug salió volando. Pero no venía sola. Medusa la acompañaba.
-No te saldrás con la tuya, villana... -dijo Ladybug, un poco cansada.
Asiendo girar su yo-yo, lista para la segunda ronda, la multitud se emocionó como si esto fuera un espectáculo, pero la heroína rápidamente corta la emoción con un grito.
─¡Todo el mundo aléjense! ¡a hora!
Ante esa orden, la multitud comenzó a correr despavorida por sus vidas, huyendo del terror que Medusa desataba con sus ojos centelleantes y rojizos. La villana petrificaba a todo lo que se movía, convirtiendo a los inocentes en estatuas de piedra. Ladybug, luchaba con valentía, pero apenas podía salvar a una que otra persona. Fue en ese momento que la heroína se percató del verdadero objetivo de Medusa: Chloé.
Sin dudarlo, Chloé se colocó frente a Alya, utilizando su propio cuerpo como un escudo humano para protegerla del ataque inminente de Medusa. Justo cuando la villana estaba a punto de convertirla en piedra, un héroe inesperado llegó en su rescate.
Era Chat Noir, el minino particular, quien con un giro veloz de su bastón creó un escudo protector que las salvó del centello petrificante de Medusa.
-Suerte que llegué a tiempo, ¿no es así, mis ladies? -dijo Chat Noir con una sonrisa pícara, aún sorprendido por la acción protectora de Chloé hacia Alya.
-¡Chat! ¡Ayuda por aquí...! -gritó Ladybug mientras luchaba por contener a la villana con una toalla.
-El deber llama... con su permiso, me voy. -Con esa frase, el héroe gatuno se lanzó hacia la batalla, listo para enfrentar a Medusa y proteger a la ciudad.
Esto se estaba poniendo cada vez más extraño mientras observaba cómo peleaban contra la criatura. Chloé apretó los puños con fuerza y se levantó con determinación, pero fue detenida por Alya.
-¿Qué haces? -preguntó Alya con confusión.
-Irme -respondió Chloé con firmeza-. ¿No ves? Es más seguro para todos que me aleje de la gente.
-Espera, espera un momento... ¿tú... preocupada por otros? No, no, no... ¿he? -Alya no podía creer lo que estaba escuchando.
-No hay tiempo para esto -dijo Chloé con impaciencia, dando media vuelta lista para perderse en la ciudad que no conocía-. Tú, tú... solo promete que no harás ninguna locura.
En ese momento, la mente de Alya se rompió por completo y formuló la pregunta que la atormentaba:
-¿Quién eres?
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