Capítulo 7

*12 Años atrás*

Nos encontramos dos días después del funeral del Yondaime Hokage y de su esposa Kushina Uzumaki, junto al de todos aquellos que murieron en el reciente ataque. Han pasado apenas tres días desde el ataque del Kyubi. Todos se encontraban devastados por el reciente deceso de su joven Hokage y de su esposa; junto con la muerte del niño de éstos. O bueno, eso es lo que todos creían. Pues nadie además del Sandaime Hokage; quien retomó el mando tras la muerte del cuarto; Jiraiya y Kakashi, el último estudiante vivo del difunto Hokage; sabían que el heredero de las tierras del remolino seguía con vida y que además era el nuevo Jinchuriki del Kyubi. Y planeaban que eso se mantuviera de ese modo por mucho tiempo.

Hablando de Kakashi, éste se encontraba en estos momentos en la sala de partos del hospital central de la aldea. Pues el joven doncel había entrado en labor de parto por causa de todas las emociones que había tenido que experimentar los últimos tres días. Los únicos que estaban en la sala de espera del hospital esperando por noticias del joven Hatake eran, Maito Gai, Asuma Sarutobi, Kurenai, Anko, Iruka; un joven que Kakashi había conocido los últimos días; y Jiraiya, quien había convencido a Tsunade para que asistiera el parto antes de que se fuera de la aldea.

Lo único que se escuchaba en la sala de espera eran los gritos desgarradores por parte de Kakashi. Todos estaban preocupados por su estado, pues el parto de un doncel siempre es delicado. Y si a eso le sumamos que el parto de Kakashi se había adelantado casi dos meses, la situación no pintaba para nada bien siendo honestos. Es por eso que Jiraiya logró convencer a Tsunade de que asistiera el parto. Pues con ella ahí, Jiraiya estaba completamente seguro de que las probabilidades de que ambos salieran con vida eran mucho mayores, después de todo, Tsunade era la mejor ninja médico que Jiraiya conocía.

Ya habían pasado cinco horas desde que Kakashi había sido ingresado y ninguno de ellos tenía noticias al respecto. Estaban preocupados, pues los gritos de Kakashi habían cesado hacía por lo menos una hora, pero no se escuchó ningún llanto de la recién nacida y nadie les venía a decir nada. Jiraiya, ya algo exasperado de la situación, encaró a Tsunade apenas la vio salir de la sala de partos.

-Tsunade, ¿Qué sucede? ¿Por qué nadie nos dice nada sobre el chico?-

-La situación es muy delicada Jiraiya, el parto se complicó más de lo que pensaba. Kakashi hizo un paro poco después de que le practicáramos una cesárea de emergencia y la bebe hizo una arritmia, nos vimos obligados a meterla en una incubadora para estabilizarla. En cuanto al chico, logramos estabilizarlo pero aún no despierta.- dijo Tsunade con un tono decaído.

-No puede ser...Yo...yo le informaré de la situación a sus amigos...- se limitó a decir Jiraiya, la situación lo había dejado sin palabras.

En cuanto a Kakashi, ahora mismo se encontraba despertando en un lugar completamente blanco. No había absolutamente nada a su alrededor y no recordaba cómo había llegado hasta ese lugar. Pero sabía que no debía estar ahí, que debía estar en otro lugar en esos momentos. Únicamente que no recordaba en dónde. O al menos así fue hasta que escuchó a lo lejos el llanto de un bebe. Entonces fue ahí que lo recordó todo. Su parto se había adelantado y había estado en labor de parto las últimas horas hasta que perdió el conocimiento y despertó ahí.

Corrió en la dirección en la que provenía el llanto de forma apresurada. Algo dentro de él le decía que esa era su pequeña llamándolo. Su niña lo necesitaba en estos momentos. Corrió durante varios minutos pero parecía que no avanzaba en lo absoluto. Comenzó a frustrarse e inevitablemente lagrimas comenzaron a salir de sus ojos. Luego de unos minutos más corriendo, Kakashi pudo ver una luz dorada a lo lejos. A medida que más se acercaba, la luz aumentaba y se sentía cada vez más cálida. Llegó un momento en el cual la luz dorada envolvió todo el lugar por completo y lo cegó durante algunos segundos.

Al abrir los ojos, Kakashi quedó muy sorprendido. Frente a él había una mujer de largos cabellos morados, adornos y tocados de oro por todo su cuerpo, llevaba puesto un sencillo vestido blanco y en su mano derecha tenía un báculo de oro. Sorprendido por la cálida presencia de la mujer frente a él, Kakashi estaba sin habla. Algo dentro de él le decía que todo iba a estar bien, que no tenía de que preocuparse. Que su pequeña; a la cual había dejado de escuchar apenas apareció aquella mujer; estaba a salvo.

-¿Quién eres? ¿Dónde está mi hija?- sin embargo, Kakashi no pudo evitar preguntar por el paradero de su pequeña.

-Tranquilo, te aseguro que ella está a salvo. Yo soy la diosa Athena y te eh traído hasta aquí para darte un mensaje muy importante Kakashi Hatake- dijo la mujer con gran calma.

-¿Di...diosa A...Athena?- preguntó Kakashi, ahora mucho más sorprendido que antes. Después de todo, a quien tenía frente a él era a la mismísima diosa Athena. El joven no tenía ni la menor idea de cómo reaccionar.

-Así es Kakashi. Y el mensaje que tengo que darte es que tu hija es mi reencarnación. Y muy pronto, mis leales caballeros comenzaran a reencarnar en seres humanos nuevamente-

-M...Mi hija es ¿tu reencarnación? Disculpe mi señora pero no la comprendo, ¿por qué una diosa como usted elegiría reencarnar en una humana?-

-Eso es sencillo Kakashi. Verás, desde la era del mito, los dioses siempre menospreciaron a los humanos. Siempre los consideraron meros objetos que los dioses podían utilizar a su conveniencia y capricho. Yo nunca pensé igual que ellos. Siempre vi en la raza humana una gran belleza y fortaleza. Es por eso que decidí tomar la labor de proteger a la humanidad, aun si tenía que enfrentarme a los otros dioses para eso. Pero para hacerlo, y debido a circunstancias difíciles de explicar ahora, me vi en la necesidad de reencarnar en una humana cada 243 años. La última vez que reencarné, logré derrotar al dios Hades con la ayuda de mis leales caballeros. En esta era, tu hija está destinada a ser mi reencarnación. Es por eso que ahora mismo, su cuerpo se está adaptando a mí poder. Pero tranquilo, seguirá siendo ella. Solamente que cuando despierte como diosa, tendrá mi poder y mis recuerdos- explicó la diosa Athena

-Entiendo...Pero aún hay algo que no me queda muy claro... ¿Quiénes son sus caballeros?-

-Mis caballeros son los guerreros destinados a protegerme y a luchar para proteger este mundo a mi lado. Logrando hazañas como derrotar dioses usando el poder de sus cosmos. Una fuerza interior equivalente al universo mismo. Una fuerza que nunca para de crecer. Mis caballeros son los guerreros que luchan para proteger a la humanidad a mi lado-

-Ya veo... ¿Eh?- De repente Kakashi volvió a escuchar el llanto de un bebe. De su bebe.

-Tu pequeña te está llamando Kakashi. Debes ir. Hasta pronto.-

Entonces Kakashi comenzó a correr nuevamente en la dirección en la que se escuchaba el llanto de su pequeña. Luego de unos minutos, abrió los ojos en la cama de una sala en el hospital. Todo su cuerpo se encontraba entumecido, como si no se hubiera movido de esa cama en la que estaba en días. Miró a todas partes para ver si veía algún rastro de su pequeña. Se preocupó al no verla por ningún lado.

-¡Kakashi!- se escuchó al lado del desorientado y preocupado peli plata.

-¿Gai? ¿Dónde está mi hija?-

-Descuida ella ya está bien. Llevas tres días en coma. Por un momento pensé que no despertarías rival- le dijo Gai.

-¿Tres días? ¿A qué te refieres con que ya está bien?- preguntó Kakashi. De repente Gai se puso bastante nervioso.

-Eh...bueno...-

-Gai ¿Qué le pasó a mi hija?­- demandó saber Kakashi.

-Eh...bueno...mejor llamo a Tsunade-sama para que te explique mejor ella-

Y seguido de eso, el chico de traje verde salió de la habitación en busca de la ninja médico. Unos minutos después, volvió con la mujer rubia detrás de él y pudo ver como ésta, a su vez, cargaba un pequeño bulto envuelto en mantas rosas en sus brazos. No tardó mucho tiempo en darse cuenta de que ese pequeño bulto no era nada más y nada menos que su hija. Estiró los brazos hacia la mujer, y ésta a su vez le dio a su hija con una cálida sonrisa. Kakashi no pudo evitar llorar de alegría. Por fin tenía a su pequeña consigo, la hija que tuvo con Obito y que por desgracia éste último no pudo ver nacer.

Tsunade le explicó a Kakashi todo lo que había sucedido en el parto y de cómo la salud de él y de la pequeña había estado muy delicada luego de éste. Milagrosamente, ahora ambos estaban bien de salud y si todo estaba bien las próximas 24 horas, ya podría irse a casa con su hija. A Kakashi le alegró saber que su pequeña ya se encontraba bien. Le preocupó mucho saber que su bebe había estado tan delicada.

-¿Y? ¿Qué nombre le vas a poner a tu hija Kakashi?- preguntó la mujer.

-Elizabeth...Elizabeth Hikari Uchiha Hatake- respondió Kakashi mirando con profundo amor a su bebe, la cual tenía una pequeña matita de pelo negro con algunos cabellos plateados y una piel clara como la de él.

Tal y como dijo Tsunade, 24 horas después Kakashi se fue a su casa con su pequeña; ambos siendo acompañados por Gai y Anko, quienes insistieron en que ayudarían al peli plata mientras se terminaba de recuperar. Como ambos no estaban dispuestos a recibir un no como respuesta, a Kakashi no le quedó de otra que aceptar.

Lamentablemente, no todo sería alegría. Pues dos días después un grito seguido de un llanto desgarrador se escuchó en toda la residencia Hatake. Preocupando a Gai y a Anko quienes corrieron a la habitación de la bebe, de dónde provenía el llanto de Kakashi.

-¡Kakashi! ¿Qué pasó?- preguntó muy alterada Anko.

-No esta...Elizabeth no está-

Y ese fue el inicio de una búsqueda desesperada por la pequeña. Búsqueda que, lamentablemente, no daría buenos resultados. Pues la pequeña Elizabeth Hikari Uchiha Hatake jamás apareció y aquellos que se habían ofrecido para ayudar en su búsqueda la dieron por muerta y cesaron de buscarla. Más Kakashi jamás se rindió. Pues algo muy dentro de él le decía que su pequeña aún seguía viva. Y no pararía hasta encontrarla. Aun si tenía que buscarla con la única ayuda de sus amigos más cercanos, Gai, Anko, Kurenai, Asuma e incluso Iruka se ofreció para seguir ayudando en la búsqueda de la pequeña. Kakashi no pararía hasta tener a su pequeña de nuevo junto a él.

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