55. Cara o Cruz

—Mira Szczesny, todo esto que me cuentas me suena a lo mismo. No te digo que esté mal, pero no dejan de ser las luchas de poder en las que gente como yo, poco podemos hacer.

—Te equivocas. Por eso precisamente te recomendé para ese puesto de trabajo en AESystems.

—¿Qué? —le dije indignada haciendo el ademán de levantarme.

—Espera Charlotte, no te vayas todavía, por favor —me rogó.

—Me estás diciendo una vez más que me has utilizado para objetivos ajenos y que lo hiciste sin consultarme. ¿Crees que puedo sentirme halagada con eso?

—Yo envié tus referencias a tu empresa. Necesitaban alguien de plena confianza para continuar con el trabajo del Doctor Murakami y desarrollar tanto los drones como la inteligencia artificial que los maneja.

—¿Por qué no me preguntaste a mí si yo quería hacerlo?

—Sabía que querrías hacerlo. Sabía que un trabajo como ese, sería sueño hecho realidad. Charlotte, desde que te conozco, has dedicado tu vida a la investigación. Eras la persona perfecta para ese puesto de trabajo. Yo también perdí algo, te perdí a ti.

—Y lo hiciste por una causa mayor... —le dije con sarcasmo.

—Lo hice por una causa más importante que yo mismo. Hice un gran sacrificio, pero no tenías por qué enterarte. Podías mantenerte al margen de todo, trabajando y cobrando por tu trabajo, haciendo de tu vida un lugar seguro y feliz. Pero ahora las cosas han cambiado. No fue culpa mía, sino de esa gente de Summa Omnium. Son ellos los que tienen el punto de mira puesto sobre ti y sobre AESystems. No quería que tú te vieses involucrada en eso, pero sabía que tus conocimientos y tu preparación eran perfectos para conseguir nuestros objetivos. Es cierto, te manipulé y me arrepiento de ello. Debí consultarte antes, pero temía que te involucraras demasiado. —Una vez más, Szczesny trataba de disculparse.

—¿Y por qué no habría de saber quién me había recomendado?

—Porque eso te involucraba en Renasci, era peligroso que lo supieras. Suma uno más uno, Charlotte. De hecho, no me equivoqué... Ahora te han interrogado y no sabías nada.

—¿Peligroso para quién? Yo solamente dirijo un proyecto de ingeniería.

—Peligroso para ti, peligroso para Renasci. Los fines para los que han sido diseñados esos drones en los que tú trabajas no son exactamente los que tú crees... —confesó.

Al escuchar sus palabras, un calambre recorrió mi cuerpo entero. Sabía a lo que se refería y me lo estaba confesando. Había confiado en mí y ahora me estaba involucrando, tal y como habíamos planeado. La trampa había colapsado sobre Szczesny, confiaba en mí y mi misión podía recibir el éxito que buscábamos.

—No te entiendo, pero parece que sabes mucho más de lo que me estás contando. ¿Para qué crees que son los drones? —inquirí.

Szczesny meditó la respuesta antes de contestar.

—Charlotte, hasta donde te he contado es de dominio de esas personas que te secuestraron el otro día. Quiero que sepas que si continúo hablando, estarás involucrada en algo mucho mayor que tu voluntad o la mía. Si quieres la verdad, no te quedará más remedio que asumirla y decantarte por un bando u otro.

—Yo no quiero pertenecer a ninguna guerra. Lo que quiero es estar tranquila y vivir en paz.

—¿Crees que se puede alcanzar una paz real en el mundo en que vivimos? Piensa en las muchas guerras que hay actualmente. La mayoría son guerras religiosas, el resto están motivadas por el control de la economía y del poder, por la corrupción del ser humano y su necesidad de dominar a los de su propia especie. En unos casos y otros, son solamente algunas personas las que deciden por nosotros, las que dictan a quién hay que odiar y por qué, sin consultarle a nadie. Nos inducen el pensamiento sobre quién es el bueno de la película y quién el malo, y después lo disfrazan de falsa democracia. —Szczesny siempre había sido un gran orador y su poder de convicción era grande. Era difícil resistirse a los encantos de un gran manipulador como él, que siempre mostraba los desequilibrios más grandes contrapuestos a virtual e inexistente mundo feliz.

—Creo que lo que estás diciendo no es más que cambiar el poder de manos.

—Antes me hablabas de Darth Vader. ¿Recuerdas cómo funcionaba el Senado de la República y su incompetencia para tomar decisiones?

—Sí, era un sistema aparentemente democrático, pero la democracia requiere la toma de decisiones de la mayoría y no de una minoría y eso siempre es impedimento para que esas decisiones sean ágiles. La burocracia colapsa la democracia, pero la dictadura no es la solución a los males que aquejan a la sociedad.

—¿Como cuando el Senado, por su incompetencia, decidió dejar en manos de la destrucción del Imperio a la reina Amidala y al planeta Naboo? —Los argumentos de Szczesny siempre habían sido contundentes y me superaba en dialéctica. Con tanta comparación absurda, no podía llegar a ninguna parte.

—¡Déjate de metáforas, Szczesny! Si estoy trabajando en algo que no sea lo que creo, debería saberlo, esa también es mi libertad de decidir.

—¿Estás segura que quieres saberlo?

—Estoy segura que no me gusta que me manipules.

—No te estoy manipulando. Te ofrezco renacer en un mundo saturado de podredumbre y miseria. Te ofrezco ser partícipe de una salvación que no pasa por la religión o la decisión de un político burócrata nombrado por quienes realmente nos dirigen, sino por los hechos. Pero eso conlleva unas consecuencias.

—¿Qué consecuencias?

—Si decides escucharme, prometo decirte la verdad y abrirte los ojos.

—¿Y eso es malo?

—No, solamente es malo si después tomas la decisión inadecuada.

—¿Y cuál es esa?

—Hacer oídos sordos. Mi organización no permitiría que alguien conozca nuestros planes sin estar seguros de que guardarán silencio y apoyarán la causa.

—Eso suena a amenaza, Szczesny.

—¡No decido yo, Charlotte, esto está muy por encima de mi capacidad de decidir! —Hizo una pausa mientras yo aparentemente meditaba sus palabras—. Las personas de las que te hablo han autorizado que yo mantenga esta conversación contigo y te ofrezca la oportunidad de unirte a nosotros. ¿Necesitas pensarlo?

—Necesito saber en qué me estáis utilizando y saber que si tengo que participar de todo eso, lo estaré haciendo realmente por un bien común.

—No podrás contárselo a nadie.

—No puedes impedirlo. Tengo personas que me quieren a mi alrededor. No he hablado de lo de anoche con John, pero es mi novio, la persona que amo, y no puedo mantenerlo al margen como tú hiciste conmigo. Si no hablo con él, lo estaría traicionando.

—Si hablas con él, también lo estarás involucrando. Eso no lo permitirían en Renasci. No puedes contarle nada, correría peligro.

—¿Y yo no?

—También, pero tú ya lo corres. Estás demasiado cerca de mí y de Renasci. Corres peligro desde que trabajas en AESystems.

—No pienso dejarle, pase lo que pase.

—No tienes que dejarle, solamente tienes que ocultarle la información que pueda hacer que nos ponga en peligro a todos... y no es una sugerencia —explicó Budny bajo un tono no exento de cierta amenaza.

Sentí una mezcla de temor y alivio, sabía que mi misión iba por buen camino y Szczesny me iba a dar acceso a Renasci. El fin de mi misión estaba más cerca. Inspiré con fuerza antes de responder.

—¿Qué alternativas tengo?

El silencio de Szczesny a mi pregunta se hizo explícito.

—A estas alturas, me temo que ninguna. Yo mismo ya no tengo opción. Hace tiempo que decidí unirme a esta causa.

—Es decir, que una vez más no puedo decidir.

—Si decides que no siga, hablaré con quien tenga que hacerlo para evitarte problemas. Te conozco Charlotte. Sé que no eres una mala persona. Trataré de influir tanto como me sea posible. —Pensó bien sus siguientes palabras antes de continuar—. Pero no puedo asegurarte que te vayan a dejar tranquila. Summa Omnium sabe demasiado ya. Si te quedas al margen, correrás más peligro todavía. Summa Omnium será implacable contigo... —Meditó unos momentos—, y Renasci lo será conmigo por haberles puesto en peligro. Aunque eso no importe ya.

Mis alternativas, tal y como me las expuso, eran unirme a la causa o ser anulada por Renasci.

—Entiendo...

Miré a los tristes ojos de Szczesny y traté de leer en su alma. Su miedo consistía en que mi respuesta fuese negativa. Vi amor en aquellos ojos grises, un amor que no había sucumbido al paso del tiempo. Tomé la única decisión que podía tomar.

—De acuerdo, cuéntame qué es lo que está pasando. Soy mayorcita para decidir por mí misma de qué bando estoy —dije consciente de mi lugar en todo aquello.

——————

El telón está próximo a dar paso a una nueva escena, pero ya sabéis cual es, ¿no?

Quién sabe... tal vez os estéis equivocando... ¿Expectación?

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