48. Cita

-Dígame -contestó Szczesny.

-Soy Charlotte.

-¡Hola! No esperaba tan pronto tu llamada.

-Te dije que te llamaría.

-Llamé hace un rato a tu tío para ver cómo estaba Ania. Me alegro mucho que la operación haya ido bien.

-Sí, está muy animada.

-¿Me ha dicho que estáis en el Bristol?

-Sí, bueno, hemos salido a tomar una copa. ¿Te apetece tomar algo?

-¿Ahora?

-¿Por qué no? Hace mucho que no nos vemos.

-¿Seguro que no os molesto?

-No, para nada. Vente, así os presento en condiciones. De todas formas, John me ha amenazado con irse a dormir enseguida. Le duele mucho la cabeza del viaje -le mentí.

John abrió los ojos como platos por la sorpresa. Después frunció el entrecejo y tomó una gran exhalación de aire por la nariz. Sin duda estaba enfadado.

-No quiero que tu amigo se enfade, Charlotte -me dijo Szczesny como si pudiera estar observando a John.

-Mi novio no se va a enfadar, tranquilo -recalqué mientras miraba a John a los ojos-. Eres un viejo amigo y tengo ganas de hablar contigo tranquilos.

Tras darle las señas del local, Szczesny me dijo que todavía estaba en el trabajo y tardaría una hora aproximadamente en llegar.

Al colgar me temblaban las manos. Bajé la mirada porque no quería enfrentar a la de John.

-Charlotte, ¿estás loca?, ¿qué pretendes? No voy a dejarte sola -protestó.

-Tengo que hablar con Szczesny y cuando más sola esté, mejor. Tú te quedas un rato y luego te vas a esperarme al hotel.

-Ni siquiera me has consultado.

-No hay nada que consultar John. Esto voy a hacer yo sola.

-No lo voy a aceptar.

-Me da igual lo que aceptes o no, cariño -le dije mientras alargaba una mano para tomar la suya. Tenía los puños cerrados-. John, cariño. Sabes que tengo razón. Debo hacerlo sola, ya lo habíamos hablado.

-Sí, pero la situación ha cambiado. Yo me quedo.

-¿Cómo que ha cambiado? ¿En qué ha cambiado la situación John? -le dije indignada. Me estaba tratando como a una niña indefensa.

-¿Ya no te acuerdas de lo que acaba de pasar, de por qué estamos aquí? -me dijo sorprendido.

-Eso era algo que podía ser previsible. Ya lo habíamos hablado. Teníamos que tener cuidado cuando hablásemos. Eso no es más que la confirmación de que estamos en el buen camino.

-¿Estamos? -su enfado iba creciendo por momentos.

-Sí, nosotros y nuestros amigos. Tú y yo. No hay ningún remedio, John. No hago esto porque quiero, sino porque me veo obligada a ello -traté de explicarle-. Tú te vas. Estaré bien. Szczesny no me va a comer ni voy a hacer nada de lo que me tenga que arrepentir.

-No es eso Charlotte -protestó-. Me preocupa que no puedas...

-¿Que no pueda qué, John? No soy tonta y sé lo que tengo que hacer. No sé si lo conseguiré o no, pero no tengo más remedio. Por eso estamos aquí, ¿recuerdas? Ya se que por ti lo harías tú, pero no puedes. Esta es mi misión.

-¡Y mi misión es protegerte!

-Tu misión es acompañarme y ser mi novio -yo también estaba comenzando a enfadarme.

-¿Eso es todo?

-¿Te parece poco? ¿Te parece mal? Pues me da igual John. Es lo que hay, yo decido. Además, el mensaje no era para ti sino para mí. ¿Tenías que ir tú a hacerte el machote y el profesional?

-No es justo, yo vi que...

-Y cuando no estés tú, ¿qué? -le increpé interrumpiéndole.

Llegó el silencio. La discusión había finalizado mientras sonaba de fondo la canción "What can I do" de The Coors.

Me sentí fatal al ver a J enfadado conmigo. Era cierto que habíamos hablado que, muy a mi pesar, la mejor forma de exponerle mis argumentos a Szczesny era a solas, pero John no había encajado que todo fuese a ir tan rápido, y yo tampoco.

Habíamos discutido por algo ajeno totalmente a nosotros, pero era nuestra primera discusión y los sentimientos estaban tan a flor de piel que me costaba digerir que yo pudiera llegar a discutir con él así.

J pidió una copa más y yo me abstuve de repetir. Quería reservarme un poco para estar lo más lúcida posible aunque mi estado de nervios me pedía a gritos otra copa.

Al cabo de un rato, John rompió el silencio.

-Está bien, Charlotte.

-¿Está bien qué? -dije todavía enfadada.

-Está bien. Queda con él.

-Ya lo he hecho -le dije cortante.

-Entiende que sea proteccionista. No quiero que te pase nada, no podría soportarlo. -Su mirada triste me devolvió a la realidad.

-Cariño. Yo tampoco quiero que me pase nada. Quiero vivir mucho más tiempo contigo, por eso hay que hacerlo.

Tras una media reconciliación, intentamos sonreírle al destino. Ya habría tiempo de buscar culpables en nuestras peleas, pero aquel no era el momento. Se suponía que éramos dos enamorados en un viaje juntos a conocer a mis padres de adopción. De hecho, cualquiera que hubiese visto nuestra pelea desde fuera, habría coincidido que éramos una pareja al uso, que discuten y se reconcilian.

Una vez más tranquilos los dos, convinimos que John se tomaría algo con nosotros y después se iría al hotel, donde me esperaría.

Pedimos una copa más y, tras brindar por el incierto destino, John me besó en la palma de la mano.

-Quiero hacer el amor contigo -me dijo.

-¿Otra vez?

-Hace demasiado que no lo hacemos -sonrió.

-¿Sabías que eres un vicioso?

-No lo sabía hasta que te conocí, morenita. ¿Me prometes que no tardarás?

-Te lo prometo -le aseguré.

Al rato se abrió la puerta del local que se había ido llenando poco a poco y Szczesny Budny apareció buscándome con la mirada. Llevaba abrigo y gorro de lana. Al verlo con aquel aspecto y su sonrisa al detectarnos sentados en nuestra mesa, por un momento, me dio la sensación de que no podía ser tan dañino como pretendían hacerme creer.

-¡Hola de nuevo chicos! -dijo en inglés mientras le ofrecía la mano a John. Después me dio dos besos.

-Siéntate por favor -le dijo John-. ¿Qué quieres tomar?

-Lo mismo que estéis tomando vosotros -dijo señalando nuestros combinados- siempre que tenga vodka, claro.

-Estamos tomando un "no se qué" con vodka. Yo me he quedado con la parte que dice vodka -se rió John mientras le hacía un gesto a la camarera para que nos atendiera.

-¿Sabías que "wódka" es un diminutivo de la palabra woda, agua en Polaco? -le dijo Szczesny muy animoso.

-Ya me parecía a mí que hace un rato me decía Charlotte que aquí bebéis vodka como si fuera agua -se rió J.

La charla había comenzado amena y distendida. Yo me sentí relajada viendo a John bromear y reír como si no pasase absolutamente nada.

-¡Así que estáis en el Bristol! -dijo Budny.

-Sí, es un hotel fabuloso. Lo eligió Charlotte.

-Te habrá contado que lo fundó el mayor pianista que ha tenido la historia: Ignacy Jan Paderewski.

-Polaco, supongo -rió John.

-Claro -se justificó Szczesny con orgullo-. De verdad que fue un genio.

-Parece mentira, Szczesny, parece que te has vuelto muy nacionalista -le dije en tono de broma.

-Sabes que no, Charlotte. Pero admiro a Paderewski. Fue también un gran político y pacifista. Incitó al alzamiento contra el imperio Alemán y por la independencia de Polonia en el 19 -le explicó orgulloso a John-. Además, también fue condecorado con la Orden del Imperio Británico.

-Si fue condecorado por la Orden del Imperio Británico, estoy seguro que fue un buen tipo.

Sorprendentemente la conversación permaneció en tono jovial. John y Szczesny bromearon sobre temas diversos, y brindamos en más de una ocasión por los reencuentros. Al cabo de una hora aproximadamente John se disculpó.

-Szczesny, me vas a perdonar, pero necesito descansar. Tengo afecciones de migrañas muy fuertes y esta tarde estaba con una ya. El viaje no me ha sentado bien.

-Claro John, no te preocupes. Me voy yo también. - Szczesny hizo un gesto para levantarse.

-¡Ni hablar! Solamente te pido encarecidamente que cuides de Charlotte en mi ausencia -dijo J mientras se levantaba y ponía una mano encima de mi hombro.

-Por supuesto, puedes contar con ello. La acompañaré después al hotel sana y salva.

-Más te vale, John es experto en artes marciales -dije mientras cogía la mano protectora de mi chico.

-¿En serio? Había pensado secuestrarla, hace mucho tiempo que no veo a Charlotte, pero ahora seguro que no lo hago -contestó Szczesny en tono de burla.

-Mejor. Te buscaría y te arrancaría las tripas con mis propias manos -dijo John con una sonrisa torcida, haciendo un gesto muy teatral.

-¡Venga ya John! -me quejé-. ¡Que vas a asustar a Szczesny!

-Ya lo ha hecho -sonrió éste arqueando las cejas.

John le ofreció una mano pacificadora para despedirse. Szczesny se levantó y, tras cogerle la mano con energía, le dio un abrazo que J correspondió.

-Perdonadme. Os dejo que habléis de vuestras cosas.

John me tomó por el mentón y clavó sus profundos ojos en mí. Después besó mis labios con dulzura y salió del local.

-Enhorabuena Charlotte. John es un tío estupendo. Se nota que está enamorado de ti.

-Gracias Szczesny. Creo que le has caído muy bien.

-De verdad que no esperaba que me llamases tan pronto -me dijo sonriendo.

Permanecí callada durante unos segundos. Me enfrentaba entonces a una situación límite. De mi conversación y mi capacidad de convencer a mi ex novio dependía todo, tal vez incluso el futuro de la humanidad. Todo aquello me venía demasiado grande.

-Debía hacerlo -le dije seria.

-¿Qué ocurre Charlotte? Te veo preocupada.

-Hay algo que quiero contarte. No sé en quién confiar -le confesé-. Él no sabe nada. Por eso he aprovechado ahora, cuando tiene una migraña necesita descansar. Ha aguantado para conocerte un poco mejor. Era el único momento que veía que podría hablar contigo a solas.

-De acuerdo. No te preocupes -me dijo clavando sus ojos grises en los míos-. ¿De qué se trata?

------

Sí, hoy ha habido doble capítulo. No quería dejaros sin esta pequeña ración.

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top