𝐑𝐞𝐧𝐚𝐢𝐬𝐬𝐞𝐧𝐜𝐞

Dedicado a leihcrevvg  ¡Feliz cumpleaños, bebé! Te quiero muchísimo

Cuando Kim Taehyung tenía cinco años, un gato negro y de grandes ojos verdes llegó al patio de su hogar; el minino estaba muy sucio y traía una herida en la pierna.

Rápidamente y sin pensarlo, Taehyung lo cargó en brazos y corrió por todo el pueblo hasta llegar a la casa de su tío quien, para su suerte, se encontraba en la banqueta fuera a la puerta de su casa manteniendo una amena charla con un vecino.

—¡Está herido! —lloriqueó Taehyung llamando su atención —. Por favor, haz algo.

Ambos adultos interrumpieron su charla para mirar al pequeño pelinegro con el animal en brazos. El tío de Taehyung se acercó, agachándose a su altura y acariciando el lomo del gatito.

—Seguramente lo mordió algún perro... —susurró para sí mismo y luego le mostró una sonrisa a Taehyung —. Tranquilo Tae, el gatito estará bien; los gatos tienen siete vidas, ¿no lo sabías?

Taehyung, aún moqueando por la preocupación que le causaba la salud de aquel animal, negó con un brillo de curiosidad en sus ojos.

—Ya verás que se pondrá bien, lo cuidaré para que se recupere, ¿de acuerdo?

Y sin más, el hombre se despidió de su vecino y entró a su hogar con el pequeño felino en brazos. Taehyung fue a visitarlo diariamente, durante todo el mes, hasta que el gatito se recuperó y fue dado en adopción en la veterinaria de su tío.

Sin embargo, el hecho de que "los gatos tienen siete vidas" era algo que no podía dejar pasar sin más.

"¿Los gatitos revivían como los zombies de los videojuegos? ¿O es que acaso eran inmortales? ¿Siete vidas es mucho o es poco?"  Eran las preguntas que revoloteaban en su cabeza de un lado a otro, de vez en cuando alejándose un poco, pero siempre volviendo.

Y ahora, mientras se encontraba ayudando a su abuela a preparar la cena de año nuevo, aquellas dudas habían vuelto a causar estragos en su cabecita de apenas seis años recién cumplidos.

Observó a la mujer a su lado; cabello cenizo, ojos amables, manos arrugaditas y una sonrisa que, de vez en cuando, soltaba alguno que otro quejido por lo impuntuales que eran sus hijos con los refrescos y demás cosas que ella les había mandado comprar en la ciudad.

—¿Qué tanto me miras, Taehyungie? —preguntó la mujer con diversión, dejando el pelador de papas de lado —. ¿Ahora qué duda se metió en esa cabecita tuya?

Bingo.

Taehyung le sonrió culpable. Había dado en el blanco, como siempre.

—Abu, ¿por qué los gatos tienen siete vidas? —preguntó sin más, sacándole una leve risa a su abuela. Ella lo conocía como a sí misma, claro que sí.

—Los gatos se salvan de muchas, son... Bueno, tiene qué ver con la cultura egipcia y esas cosas. Tu abuelo sabe más de esto que yo, cuando llegue de la ciudad, pregúntale a él —Taehyung asintió algo cabizbajo, la mujer lo notó y volvió a hablar —. Pero yo te puedo contar por qué las personas morimos seis veces.

Taehyung abrió la boca sorprendido. ¿Cómo podía ser posible?

—La primer muerte es cuando sentimos tristeza por primera vez, cuando se nos rompe nuestro juguete favorito o no nos compran algún dulce que queramos; esa es la primera muerte —comenzó a hablar su abuela y Taehyung ahogó un gritito. ¡Él ya había muerto una vez! —. La segunda es cuando herimos a alguien por primera vez, no hablo de físicamente —interrumpió a Taehyung antes de que pudiera hablar. Taehyung frunció el ceño confundido —hablo de cuando le decimos a alguien cosas feas que lo hacen sentir mal.

Bueno, Taehyung nunca había hecho sentir mal a alguien. Él no decía cosas feas y, silenciosamente, se prometió a sí mismo que nunca lo haría.

—La tercera es cuando nos rompen el corazón por primera vez. Alguna vez tendrás que enamorarte Taehyungie, lo sabes ¿no?

Taehyung negó lentamente, mirando a su abuela como si se hubiera vuelto loca; él jamás se iba a enamorar.

La mujer soltó una carcajada.

—Bueno, la tercera muerte tiene que ver con eso. La cuarta es cuando vemos a alguien que amamos partir, ya sabes, irse al otro mundo... —aclaró su garganta y siguió —. La quinta es cuando dejamos de hacer algo que amamos y nos alejamos de nuestros sueños, en mi opinión, esta es la muerte más dolorosa... Y la sexta, es cuando dejamos de respirar.

—Eso es algo muy... feo, abuelita —le reprochó y la mujer asintió.

—Lo es —concordó —. Pero después de eso viene algo más; un renacer... Como sea, a ti te falta mucho para esas cosas, mejor ayúdame a hacer el puré de papa antes de que lleguen tus tíos.

Taehyung asintió sonriente y se acercó a su abuela, con su curiosidad satisfecha, para ayudarla a hacer la cena.

Con aquella felicidad infantil de la cual le quedaban pocos años para disfrutar.

Un domingo, cuando tenía ocho años, sus padres tenían el día libre y habían prometido que pasarían el día con él. Taehyung estaba emocionado, casi nunca veía a sus padres (ya que ellos trabajaban en la ciudad y él vivía en el pueblo con sus abuelos), así que aprovecharía al máximo todo el tiempo que tuvieran juntos.

Lamentablemente, el clima no opinaba lo mismo.

Estaba lloviendo fuertemente, así que sus padres habían pospuesto la salida para la otra semana, para no tener que conducir en la carretera bajo la lluvia.

Taehyung, bebé, te prometemos que la próxima semana te recompensaremos todo —la dulce voz de su madre sonaba cargada de culpa, pero eso no le importaba.

Estaba herido. Su pechito dolía y las lágrimas no dejaban de salir; él quería a sus padres...

Ahora.

—¡No quiero la próxima semana, ustedes prometieron que hoy estarían conmigo! —le gritó al teléfono —. Nunca están conmigo, ¡ustedes no me quieren!

Taehyung, tu padre y yo te amamos mucho, corazón, entiéndenos que sólo queremos lo mejor para ti, por eso trabajamos a diario muy duro desde temprano...

La interrumpió.

—¡Ustedes trabajan sólo para ustedes! —volvió a arremeter, furioso —. ¡Yo no quiero su tonto dinero, ni juguetes, ni dulces! ¡Yo los quiero a ustedes!

Sus abuelos se acercaron al escuchar sus gritos, su abuela reteniendo a su abuelo de un brazo para que no interviniera, confiando en que su TaeTae haría lo correcto y se disculparía.

T-Taehyung, mi amor, lo lamentamos mucho, bebé. Discúlpanos por favor...

Oh, caracoles. ¿Su madre estaba llorando?...

Sintió la necesidad de disculparse, de decir que estaba bien y que los perdonaba. Pero su corazón decía otra cosa.

—¡No los disculpo! ¡Ya no los quiero! —gritó y, sin dejar a su madre pronunciar otra palabra, colgó el teléfono.

Al voltear su rostro, se encontró con la mirada de sus abuelos. Ambos lo miraban con desaprobación.

Y Taehyung sintió algo en su interior removerse, romperse.

Había muerto por segunda vez.

Cuando Taehyung entró a la clase de Artes se prometió a sí mismo que lo haría bien, que enorgullecería a su abuelo y sería tan buen pintor como él.

El primer día hubo un chico alto, bastante lindo y que, en cuanto lo miró, hizo que sus mejillas se colorearan de un leve rojo carmín; su nombre era Choi Wooshik.

Taehyung, a sus diez años, no era nada tonto. Él sabía lo que significaba aquello, así que sin darle tantas vueltas al asunto, aceptó mentalmente que Wooshik le gustaba.

Al parecer, Wooshik sentía lo mismo por él. Por lo que le pidió a Taehyung comenzar a salir y Taehyung, más que encantado, aceptó.

Estaba feliz y emocionado, ambos pasaban el día juntos tomados de la mano; pintaban juntos, jugaban juntos, se regalaban dibujos, compartían sus dulces... Era perfecto.

Hasta que entraron más niños nuevos al curso de Artes y, sin tener una razón en especifico, comenzaron a molestar a Taehyung.

Le insultaban, le pegaban y, sobre todo, se burlaban de su relación con Wooshik.

Wooshik había hecho el intento de defenderlo un par de veces, pero sólo había ganado que lo golpearan también.

Así que, sin ver otra solución, decidió terminar con Taehyung.

Pero no en privado, claro que no, todos debían enterarse de que él ya no estaba en absoluto relacionado con el tonto niño de sonrisa rara. Así que en el receso, a mitad del patio, lo terminó frente a todos, rompiendo frente a él todos los dibujos que le había dado.

Taehyung huyó llorando al baño y se encerró allí hasta que sus abuelos llegaron a buscarlo.

Ya en casa, les rogó porque lo sacaran de aquel estúpido curso. Sus abuelos sorprendidos le preguntaron la razón, a lo que él simplemente dijo que Wooshik y él habían dejado de ser amigos. Y, haciéndole caso a su nieto, los señores Kim lo sacaron de la clase de artes.

Fue hasta que estaba de nuevo en su habitación, llorando frente al espejo, que notó que había muerto por tercera vez.

Cuando Taehyung tenía once años, sus padres lo llevaron desde muy temprano a la casa de su mejor amigo.

Su abuela estaba enferma y ese día ambos, junto a sus tíos, la llevarían al hospital.

A pesar de que siempre disfrutaba pasar el día junto a Jimin, ese día no pudo jugar con tranquilidad. Había algo que le sabía mal, muy mal. Estaba demasiado preocupado por su abuelita, y la mamá de Jimin también parecía bastante preocupada pues no dejaba de hacer llamadas a la señora Kim.

Ni siquiera se alegró cuando Jimin le dijo que esa noche tendrían una pijamada. No podía.

Y al día siguiente, cuando la señora Park se acercó a él junto a Jimin llorando, supo que su mayor temor se había hecho realidad.

—Taehyung, tu abuelita... —comenzó a hablar Jimin y lo abrazó sin poder contenerse, comenzando a llorar en su hombro —. Ella murió.

La cuarta muerte había alcanzado a Taehyung.

Taehyung, a sus dieciséis años, amaba la pintura y la escultura. El arte era algo que había amado desde pequeño y, desde la muerte de su abuela, se había convertido en el pilar del que dependía su felicidad.

Su abuelo se había vuelto a casar hacía un año, pero seguía manteniendo contacto con la familia y no era un secreto para nadie que aún seguía amando a la señora Kim con todas sus fuerzas. Aun así, él había dejado de pintar, así que Taehyung había prometido que él seguiría con ese legado.

Eso hasta que un accidente le arrebató a su abuelo y la depresión se acercó a él.

Toda la familia se encontraba en un estado de tristeza absoluto y Taehyung no era la excepción. Estaba devastado, destrozado, herido, aterrado, deshecho.

Se alejó del arte y de sus amigos, incluso las pláticas de largas horas que mantenía con Jimin pasaron a segundo plano.

Taehyung ya no sentía.

Poco a poco se fue alejando de aquel que alguna vez había sido su sueño y había dejado que la depresión lo devorara por completo.

Había muerto por quinta vez y no podía estar más ansioso por alcanzar la sexta.

Fue en un día de otoño, al salir de la universidad, que se encontró con el que alguna vez había sido su primer amor.

Choi Wooshik caminaba nerviosamente de un lado a otro, jugando con las mangas de su suéter mientras parecía esperar a alguien. Choi, según sabía, siempre salía temprano, así que verlo allí a esa hora era bastante... Curioso.

Wooshik levantó la vista y ambos pares de ojos se encontraron. Taehyung desvió la mirada y comenzó a caminar, pero Wooshik lo detuvo de un brazo.

—Taehyung, necesito un favor —Taehyung estuvo a punto de mandarlo a la mierda, pero Wooshik lo interrumpió —. Es algo muy pequeño, en serio, nunca más te vuelvo a hablar si eso es lo que quieres, pero en serio, necesito esto.

—Repetiste dos veces «en serio».

—Por favor... —lo ignoró Wooshik, continuando con sus suplicas —. Mira, tú esperas el autobús frente a la escuela ¿no?

Taehyung asintió aún desconfiado. Wooshik sonrió.

—Perfecto, sólo necesito que le des unas partituras a alguien cuando baje del autobús, yo no puedo esperarlo más.

Suspiró por lo bajo y asintió resignado. Bien, eso no era algo dificil, podía hacer eso.

—¿Sí? —preguntó Wooshik emocionado, no esperaba que Kim accediera tan fácil —. Ay, perfecto, te amo. Bueno, no te amo, es una expresión, ya sabes, de esas que se usan cuando-

—Sólo dime cómo es el tipo y qué tengo que decirle.

De verdad, ¿por qué su yo de diez años se había enamorado de ese imbécil?

—De acuerdo, de acuerdo —Wooshik aclaró su garganta al ver la cara de pocos amigos de Taehyung y continuó —; Mira, se llama Yoongi. Él es muy pálido, el tipo más pálido que veas, así tipo Casper. Es un tipo bajo y bastante gruñón, como de un metro setenta, y siempre lleva puesto un suéter gris como dos tallas más grande que la suya.

Bajito... Casper... Suéter Gris...

Taehyung asintió creyendo haber captado y Wooshik siguió.

—Le vas a decir que me disculpe, pero que no iba a esperarlo más, dile que termine su parte del proyecto y que me llame luego para que yo le envíe la mía por mensaje.

—Entendido.

Y ni bien Taehyung hubo dicho esas palabras, Wooshik le tendió una carpeta y se alejó de allí corriendo, ganándose unas cuantas miradas curiosas de los estudiantes que recién llegaban.

Pasaron largos minutos en los que se la había pasado viendo a los niños juguetear en el parque frente a la universidad, recordaba como él mismo alguna vez, había sido como ellos, andando de aquí a allá junto a Jimin y sus demás amigos del pueblo que había dejado atrás cuando se mudó a la ciudad.

Estaba tan distraído recordando aquellas cosas, que no notó cuando el autobús llegó y los alumnos comenzaron a bajar y subir de él.

Sin saber si el tal Yoongi ya había bajado del autobús, se puso a mirar alrededor, localizando con la mirada a su objetivo un poco más allá de la entrada, ya dentro de la universidad.

—Mierda —susurró.

Si iba tras él, perdería el autobús.

Si no iba tras él, probablemente Wooshik no podría terminar aquel proyecto y reprobaría.

La segunda opción parecía tentadora, pero sabía que Yoongi también saldría afectado cuando él no tenía nada que ver.

Sabiendo que se arrepentiría de ello más tarde, volvió atrás y corrió detrás de aquel chico.

—¡Casper, espera! —gritó, a lo que Yoongi se detuvo.

¿Desde cuándo Wooshik tenía la voz tan grave?

Yoongi volteó, buscando a su amigo entre toda esa multitud sin encontrarlo, hasta que vio que se acercaba a él un chico al que en su vida había visto.

Pero era bastante lindo, debía reconocer.

—¡Yoongi! —llamó, ahora estando a tan sólo metro y medio de él. Yoongi enarcó una ceja —. Toma —le tendió una carpeta y Yoongi la tomó aun mirándolo de arriba a abajo, normalmente Taehyung se habría sentido incómodo, pero ahora estaba más ocupado mirando el rostro del chico frente a él.

En algún momento había pensado que en su facultad no habían chicos lindos, qué equivocado estaba.

El más bajo lo miró interrogante, a lo que Taehyung alejó aquellos pensamientos y explicó:

—Son unas partituras, Choi me pidió que te las entregara, dijo que él no te podía esperar más y que le llamaras cuando terminaras tu parte.

—Ah, Wooshik es un imbécil —bueno, Taehyung no podía estar más de acuerdo —. Muchas gracias, espero que no te haya rogado mucho para que le hicieras ese favor, él tiende a ser exasperante.

—Lo sé —sonrió Taehyung, sintiéndose un poco más relajado. Yoongi le correspondió la sonrisa tímidamente.

—Nunca te había visto por aquí, ¿estudias en la tarde?

—No, estudio canto en la mañana.

—Ah, entonces supongo que ahora ibas de salida —señaló a la parada de autobús —. Y también supongo que tendrás que esperar otra hora a que pase el autobús.

Taehyung asintió con el rostro apenado. Cielos, sus mejillas se sentían calientes.

—Sí, no importa, igual puedo caminar.

—¿Con este frío? —se burló Yoongi y sacó su cartera de su abrigo, Taehyung desvió la mirada mientras Yoongi parecía buscar algo en ella —. Mejor toma, toma un taxi y, para la próxima que Wooshik te pida algo, mándalo a la mierda.

Taehyung le sonrió agradecido y tomó el billete que Yoongi le ofrecía.

—Créeme, lo haré —le prometió y se despidió de él con una mano, mientras con la otra sacaba su celular del bolsillo para llamar un taxi.

Un rato después, cuando sacó el billete para pagar, notó que además, Yoongi había incluido una nota.

"Llámame a este número: ******** para que el fin de semana salgamos a comer, como pago por el mal rato que seguro mi amigo te hizo pasar.

Pd: Sí, es una cita, lindo.

—Min Yoongi"

Y sin saber por qué, Taehyung sintió que en su interior algo comenzaba a repararse.

Taehyung y Yoongi llevaban hablando desde hacía un mes, un mes en el que Taehyung no dejaba de asombrarse con cada una de las cosas nuevas que conocía de Min Yoongi; tenía veinte años al igual que él, trabaja en una cafetería los fines de semana, su color favorito es el blanco, estudia composición musical en el horario de la tarde para evitar compartir salón con muchas personas, juega baloncesto y su lema de vida es "vivir como él quiere".

No es que Taehyung conociera demasiadas personas, pero siendo sincero, dudaba alguna vez conocer a alguien que le pareciera tan genial como le parecía Yoongi.

Le parecía tan genial, tan único, tan... él.

Le parecía tan fuerte que cuando Yoongi le llamó a las dos de la madrugada de aquel domingo, él no pudo evitar desconcertarse.

Se escuchaba tan roto, por el tono con el que le contaba las cosas, podía intuir que intentaba restarle importancia.

Pero Taehyung sabía que el que tus padres te echen de casa por contarles de tu orientación sexual no debía ser nada fácil.

—Dicen que ya es suficiente con que quiera estudiar algo tan patético como lo es la música —rió, aunque ni a él ni a Taehyung les hacía gracia aquello —. Ahora que saben que soy... Maricón, ya sabes, no pueden seguir ayudándome económicamente, debo buscar un departamento y otro trabajo, trabajo los fines de semana, pero supongo que tendré que trabajar por las mañanas ahora también.

Taehyung se quedó callado y Yoongi igual. Era un silencio que ninguno de los dos sabía cómo romper. Taehyung quería ayudarlo, consolarlo, pero no tenía ni puta idea de cómo hacerlo. Yoongi, por su parte, no necesitaba palabras de consuelo, le bastaba con saber que Taehyung le escuchaba y estaba allí para él.

Era tan extraño como lo llamó a él en lugar de llamar a Wooshik, quien era su mejor amigo.

—¿Ahora dónde estás? —preguntó por fin el más alto.

—Con Wooshik —respondió.

Otro silencio.

—¿Quieres venir aquí? —la pregunta se había escapado de sus labios, pero no se retractaría.

—Por favor.

Y en menos de dos horas lo tenía frente a él, con dos grandes maletas y un Wooshik que lo miraba suspicaz por encima del hombro del más pálido.

—Él no tiene nada qué ver con lo que pasó entre nosotros, Kim, si le haces algo, te juro que te corto las bolas —le amenazó al oído y Taehyung asintió con una diminuta sonrisa.

Bueno, Wooshik había sido un idiota pero se notaba que como amigo, era alguien que valía la pena.

—Te lo encargo, si no lo soportas, me dices y me lo regreso a mi casa —se despidió en broma y Yoongi le mostró el dedo medio, a lo que él respondió lanzándole un beso —. Yo también te amo, Yoongi.

—Ya vete —medio rió el más bajo y Choi se fue.

Bien, estaban solos. Él, Taehyung, estaba solo con Yoongi. Mierda.

Estaba tan perdido pensando en qué decir, que no notó cuando Yoongi soltó sus maletas y se abalanzó a abrazarlo.

—Eres un torpe consolando, así que sólo haz esto —su susurró sonó ahogado en su pecho.

Taehyung correspondió al abrazo con fuerza.

—¿Sabías que eres hermoso y vales mucho como persona aun cuando ellos te digan lo contrario?

No lo pudo ver, pero sintió como Yoongi sonreía aun acurrucado en su pecho.

—No, pero es bueno saberlo... —suspiró por lo bajo al sentir una de las manos contrarias acariciar su cabello con timidez —. Gracias, Tae.

Taehyung sin saberlo, había sanado con sus palabras al alma rota que tenía entre brazos.

"Las palabras hieren, pero también pueden sanar"

Y con ello, también comenzaba a sanarse a él mismo.

Hacían dos meses desde que había pasado todo aquel incidente con los padres de Yoongi. Desde ese día, el chico vivía junto a Wooshik, ya que la señora Choi, al parecer, lo quería demasiado como para dejarlo en la calle a su suerte. 

Taehyung había comenzado a visitar a Yoongi y por ende, a Wooshik.

No podía creer estar de nuevo en aquella casa en la que antaño había pasado tantas tardes divertidas, pero ahora, después de haber conocido a Yoongi, sentía que entre Wooshik y él las cosas habían sido como debían de ser. Incluso a la señora Choi le alegraba ver a Taehyung de nuevo allí, ella no estaba enterada de la relación que su hijo y el Kim habían tenido de pequeños, pero sí sabía de la gran amistad que profesaban tener y que se desvaneció de un día para otro.

Aun así, a Taehyung le pareció muy extraño cuando la señora Choi le pidió encarecidamente que la acompañara a realizar unas compras durante toda la tarde de aquel día.

¿Qué era lo que pasaba?

Sabía que aquella mujer le tenía un gran aprecio, pero ¿por qué pedirle justo a él que la ayudara con las compras cuando siempre lo hacía Yoongi o el mismo Wooshik?

Supo la respuesta cuando, al llegar a casa, la mujer se quedó en el auto y le dijo que entrara primero a la casa mientras ella buscaba un arete que se le había caído bajo el asiento.

Se ofreció a ayudarla, por supuesto, pero la respuesta fue un rotundo "no".

Al entrar a la casa, se encontró con el recibidor lleno de peluches de animales y corazoncitos de papel, los cuales parecían seguir un sendero hasta una de las habitaciones de arriba.

Siguió avanzando, hasta que encontró un oso de peluche gigante con un gran cartel;

"Voltea"

Sin poder evitarlo, Taehyung miró por todos lados de la habitación hasta que lo encontró, sentado en la esquina detrás de él, estaba Yoongi con un ramo de rosas.

Yoongi se acercó y Taehyung no supo si estaba soñando. Dios, eso... ¿Le pediría lo que creía?

—Kim Taehyung —le tendió el ramo de rosas y le sonrió tímido —. ¿Quieres ser mi novio?

La respuesta ni siquiera la pensó.

—Sí, por supuesto que sí —y lo abrazó, aplastando un poco las rosas, pero a ninguno de los dos le importó.

A Taehyung le habían roto el corazón hacía muchos años, pero ahora había sido reparado y por mucho, mejorado.

Ninguno de los dos se había sentido tan feliz como ese día.

Fue a sus veintiséis años cuando Kim Taehyung sintió por primera vez aquel amor inigualable y que había juzgado muchas veces cuando era más pequeño.

—¿Es hora? —le preguntó Jimin, acercándose a él emocionado. Hacían unos tres años, cuando había sido su boda junto a Yoongi, que había retomado su amistad con su mejor amigo de la infancia, volviéndose de nuevo inseparables.

Wooshik también lo miraba esperanzado. Él también se había convertido en un amigo muy importante en su vida y junto a Jimin y Jungkook (la pareja de Jimin), era quien se había encargado de apoyar a Yoongi y a él durante todo ese proceso.

—Es hora —sus ojos amenazaban con derramar lágrimas, pero se había prometido no llorar, por más feliz que estuviera —. ¡Yeonjun vendrá a casa!

Wooshik gritó, Jungkook lo calló. Jimin se acercó a abrazarlo y Yoongi, quien también estaba en la sala esperando aquella noticia, se acercó a besar a su esposo.

—¡Felicidades chicos! —felicitó la señora Choi, acercándose a la pareja para abrazarlos —. Tae, cariño, tus padres llegarán en dos horas para conocer a su nieto. Es mejor que vayan de una vez a buscarlo para que Yeonjunnie no tenga que esperar ni un momento más para estar por fin en casa.

Ambos chicos asintieron y se apresuraron al auto para partir al orfanato. Cuatro horas después, el pequeño Kim Yeonjun volvía junto a ellos en el auto.

La madre de Taehyung casi colapsa de la emoción al ver al pequeño de tres años acercarse a ella y llamarla "Abuela". Su padre, por su parte, intentaba sin éxito retener las lágrimas que caían por sus mejillas.

Taehyung también había mandado a la mierda su regla de no llorar, pues ahora, viendo como el pequeño jugaba con su tío Jeon Jungkook al futbol mientras un cansado Wooshik intentaba quitarle el balón, no podía evitar sentirse demasiado feliz. Orgulloso de que a pesar de todo, logró llegar a ese punto sin caer.

Había perdido personas importantes, sí.

Pero también las había ganado.

Fue una grata sorpresa tanto para Taehyung como para Yoongi, cuando Yeonjun a sus seis años comenzó a mostrar interés en las artes.

El pequeño amaba la música, le había pedido a su papá Yoongi que le enseñara a tocar el piano y éste, más que gustoso, había accedido.

Taehyung hacía poco había comenzado una carrera como cantante, con su esposo como compositor y productor, y poco a poco se estaba ganando su lugar entre los grandes artistas de Corea. Yeonjun también quería ser como él, así que ahora Taehyung le enseñaba a cantar.

Ambos padres divisaban el inminente éxito de Yeonjun como músico en el futuro, hasta que éste de pronto pidió tener clases también de pintura.

—Un artista completo —sonrió Yoongi entre divertido y orgulloso, pero Taehyung negó.

—No quiero que mi hijo vaya a esos cursos, podemos contratarle un profesor particular para que le enseñe aquí en la casa, así como nosotros le enseñamos música.

Yoongi, sabiendo todo lo que Taehyung vivió en aquellos años en las clases de artes, se acercó a su esposo y lo abrazó por la espalda.

—¿Y si le enseñas pintura tú? —sugirió.

Taehyung volvió a negar.

—N-No puedo... Tiene años que yo no-

Yoongi lo interrumpió.

—Hazlo por tu hijo, por Yeonjunnie... Y por tu abuelo, ¿no crees que él estaría orgulloso de ver a su nieto y a su biznieto como grandes pintores?

Taehyung lloró.

Yoongi lo abrazó.

Pero aun así, al día siguiente, Taehyung comenzó a enseñarle pintura a Yeonjun.

Y poco a poco, con el pasar de los meses, fue retomando aquel amor que le había sido arrebatado. Haciendo así obras no sólo para Yeonjun, sino también para el mundo.

Él hacía la portada de sus álbumes musicales, haciéndose así aun más conocido; no era más "el cantante Kim Taehyung", ahora era "Kim Taehyung, el artista".

Y cuando notó eso, cuando ganó sus primeros premios musicales no sólo por su música, sino por sus diseños. Taehyung no pudo evitar sentirse vivo de nuevo.

Ya no había nada qué reparar, aquellas muertes se habían convertido en un nuevo y prometedor renacimiento.

—Tenías razón, abuelita, pero se te olvidó algo... —murmuró a su nueva pintura; los señores Kim, con Yoongi y él parados a su lado, sosteniendo de la mano a un pequeño Yeonjun —. Los humanos tienen seis muertes, pero también seis vidas.

—¡Papá TaeTae, estás en la tele!

—¡Rápido amor, ahorita salgo yo también en escena!

Sí, aquel era un feliz renacimiento.






Bien, creo que nunca había escrito un Taegi aquí (?)

Espero que te guste, bu, lo hice con mucho mucho cariño... La verdad es que aun ahora estoy algo nerviosa de publicarlo, ah.

Espero que te la pases muy muy bonito en este día y, bueno, me quedó mucho más corto de lo que yo quería. Pero espero que te guste <3

Y a mis demás lectores, muchísimas gracias por leer ^^

Pd: Perdón si hay errores, lo hice en la pc ):

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top