Cinco años habían pasado desde la tragedia que marcó el inicio de la nueva vida de Kael en el mundo de One Piece. A pesar de su corta edad, esos años no fueron fáciles. La disciplina férrea de Tsuru, sus entrenamientos extenuantes y el peso de los recuerdos de su vida pasada lo habían moldeado en alguien más fuerte, pero también más reflexivo. Sin embargo, Kael siempre sabía que en este mundo, la fuerza era esencial.

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Bajo la tutela de Tsuru

El primer año bajo el cuidado de Tsuru fue un infierno. Kael no solo tenía que adaptarse a su nuevo entorno, sino también a las exigencias de la anciana, quien no aceptaba nada menos que la perfección. Desde el primer día, Tsuru lo había puesto a entrenar en Haki, comenzando por el Haki de Observación.

Tsuru: "Para sobrevivir en este mundo, debes prever los movimientos de tus enemigos antes de que ellos actúen. Este será el primero de muchos pasos para que te hagas fuerte."

Kael tenía talento natural, pero eso no significaba que el proceso fuera sencillo. Tsuru era implacable. Cada error durante el entrenamiento de lectura o combate era castigado con un golpe en la cabeza.

Kael: "¡Vieja! ¡Voy a quedar tan tonto como Garp si sigues golpeándome así!"

Tsuru (seria): "Garp no es tonto. Solo es... peculiar."

Kael: "¡Por favor! Lo vi comiendo arroz mientras se sacaba los mocos. No puedes decir que eso es normal."

Tsuru, como siempre, ignoraba las quejas de Kael y continuaba entrenándolo. Al final del segundo año, Kael ya había dominado el Haki de Observación y comenzaba a desarrollar el Haki de Armadura. Aunque lamentaba no haber despertado el Haki del Conquistador, sabía que no era algo que pudiera forzar.

Además del Haki, Tsuru le enseñó habilidades prácticas: cómo disparar con precisión, cómo moverse estratégicamente en combate y cómo usar su entorno a su favor. Kael no era un luchador puro; su estilo era una mezcla de agilidad, inteligencia y brutalidad, un reflejo de su personalidad astuta y su capacidad para adaptarse.

A pesar de su severidad, Tsuru también era amable. Ella le enseñó a leer y escribir, aunque el proceso fue... complicado. Cada error era respondido con un golpe.

Kael (frotándose la cabeza): "Vieja, si sigues golpeándome, voy a olvidar todo lo que me enseñaste. Ya parezco un saco de boxeo."

Tsuru (con una pequeña sonrisa): "Entonces no cometas errores."

Con el tiempo, Kael comenzó a verla como más que una mentora. Ella se convirtió en una figura materna, algo que Kael no había tenido en su vida pasada. Al principio, empezó a llamarla "mamá" en tono de broma, pero con el tiempo, el apodo se volvió sincero.

Kael (pensando): "Es estricta, pero me salvó la vida. Me dio un propósito en este mundo. Es mi mamá, le guste o no."

Tsuru nunca lo dijo directamente, pero Kael podía notar que también sentía algo parecido por él. Cada vez que lo cuidaba después de un entrenamiento intenso o le preparaba comida, Kael sabía que, bajo esa fachada severa, había cariño genuino.

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Un encuentro incómodo

Tres años antes, Tsuru decidió presentarle a Garp, una de las leyendas de la Marina y un viejo amigo suyo. Kael estaba nervioso, principalmente porque sabía quién era Garp gracias a lo poco que recordaba del anime.

Cuando finalmente se encontraron, el encuentro fue… extraño, por decir lo menos.

Garp estaba de pie frente a Tsuru, rascándose la nariz y mirando a Kael con curiosidad. Por su parte, Kael se escondía detrás de Tsuru, incómodo por la tensión silenciosa entre ambos.

De repente, Tsuru empujó a Kael al frente y dijo:

Tsuru: "Garp, este es mi hijo, Kael."

Garp lo miró con los ojos entrecerrados y respondió, con toda la seriedad del mundo:

Garp: "No es mío."

Kael quedó atónito.

Kael (pensando): "¿Qué demonios? ¿Estos viejos tuvieron algo? ¡¿Por qué dijo eso?! ¡Esto es demasiado incómodo!"

Tsuru, sin perder el tiempo, le dio un puñetazo a Garp que lo envió al suelo.

Tsuru: "¡Déjame hablar, maldito viejo idiota!"

Después de calmarse, Tsuru explicó a Garp cómo había encontrado a Kael y cómo lo había criado. Aprovechó para hacerle una petición inesperada:

Tsuru: "Garp, tienes dos nietos. Quiero que Kael pase tiempo con ellos. Necesita interactuar con niños de su edad."

Garp aceptó, aunque no sin antes rascarse la cabeza y murmurar algo sobre cómo Luffy y Ace podían ser una mala influencia.

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Hace unos meses, Garp y Tsuru llevaron a Kael al tranquilo pueblo de Foosha, donde viviría junto a Luffy. Según ellos, convivir con alguien de su edad le haría bien, aunque Kael sospechaba que simplemente querían dejarlo ahí para "liberarse de la responsabilidad" por un tiempo.

La vida en Foosha era simple, pero extrañamente divertida gracias a Luffy. El niño del sombrero de paja era exactamente como Kael lo recordaba: impulsivo, ingenuo y terriblemente torpe.

Luffy: "¡Kael, mira esto!"

Kael levantó la vista justo a tiempo para ver a Luffy colgando de un árbol con una cuerda atada a la cintura. Antes de que pudiera advertirle, la rama se rompió y Luffy cayó de cabeza al suelo.

Kael: "Te lo dije, idiota. Si sigues haciendo tonterías, vas a matarte antes de zarpar al mar."

Luffy (riéndose): "¡Pero fue divertido!"

Aunque Kael disfrutaba de la compañía de Luffy, no estaba seguro de si quería unirse a él en su futura aventura. Sabía que Luffy estaba destinado a ser alguien importante, pero también quería seguir su propio camino.

Mientras tanto, Kael dedicaba sus días a entrenar, explorando el pueblo y aprovechando las visitas mensuales de Tsuru. Cada vez que ella venía, le traía berries para sus gastos, aunque Kael prefería ahorrar la mayor parte en su misterioso espacio de almacenamiento.

Este espacio, que había descubierto poco después de llegar a Foosha, le permitía guardar objetos como si tuviera una dimensión alterna dentro de sí. Aunque no conocía su límite, lo utilizaba principalmente para almacenar berries.

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Kael sabía que este mundo era cruel, pero también increíblemente vasto y emocionante. Gracias a su conocimiento del anime, tenía una idea de lo que estaba por venir. Sin embargo, no todo estaba claro, ya que no había terminado de ver One Piece antes de reencarnar.

Kael (pensando): "Sé que este mundo tiene cosas maravillosas, pero también horrores inimaginables. Ya lo viví en mi primer día aquí. Si quiero sobrevivir, necesito ser más fuerte. Mucho más fuerte."

A veces, mientras entrenaba, se preguntaba si debía advertirle a Luffy sobre el peligro que enfrentaría en el futuro. Pero al mirarlo, siempre llegaba a la misma conclusión.

Kael (pensando): "Luffy es alguien que debe seguir su propio camino. Yo haré lo mismo. Si nuestros destinos se cruzan, que así sea. Pero no voy a depender de nadie."

Con esa determinación, Kael continuó preparándose. Sabía que el día en que zarparía al mar estaba cada vez más cerca.

Kael (pensando): "Cuando ese día llegue, no seré un espectador pasivo como lo fui aquella vez. Este es mi mundo ahora, y haré lo necesario para sobrevivir en él."

Por ahora, Kael tenía paciencia. Sabía que el verdadero viaje aún no había comenzado, pero cuando lo hiciera, estaría listo.

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