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Habían pasado algunas horas desde que terminó la sesión en el pleno. Dinorah estaba en sus aposentos, preparando ella misma la maleta que llevaría a su peligrosa misión. Mientras iba de un lado a otro, era seguida por Aina que sacaba su equipaje, ya que no estaba de acuerdo en que emprendiera esa tarea.
-Fuiste demasiado impulsiva, Dinorah –le dijo casi en un grito.
-Lo sé –respondió lanzando a la maleta uno de sus trajes de viaje.
-Esto es una total locura.
- ¿En serio piensas que no lo sé?
-Dinorah, si te llegase a pasar algo y se enteran lo opositores en Naboo, sabes perfectamente que todo por lo que has luchado se acabará, ¿cierto? Además, ¿quién más irá contigo? Joe Dameron y el senador ese. ¿Y si quiere hacerte algo? ¿Qué tal que solo se portó bien contigo para hacerte daño después?
Dinorah se acercó a Aina y la tomó de las manos. Su amiga estaba a punto de estallar en lágrimas de desesperación. La reina de Naboo meditó un segundo sobre su decisión, sobre si hacia lo correcto y en su corazón supo que lo era. No podía solo ayudar a su planeta, para ella era posible de dar más y ayudar a otros. Algo le decía que era totalmente capaz.
-Confío en ellos, en los dos. Y en ti también –dijo Dinorah con seguridad–. Sé qué harás un excelente trabajo mientras no estoy. Tú y mis padres.
-Dinorah, no tienes que demostrarle nada a nadie.
-Solo serán unos días –la joven vio a su amiga a los ojos y continuó–. No hago esto solo por los inocentes –confesó-, lo hago por mí, porque quiero ver más de la galaxia y porque quiero demostrarme a mí misma que no solo soy un título. Quiero demostrarme a mí misma que soy lo suficientemente capaz de ayudar a los demás con mis propias manos.
-Sigo renuente a que hagas eso, pero me encargaré de Naboo estos días –Dinorah le sonrió amablemente a su amiga.
-Gracias, Aina –dijo Dinorah mientras soltaba las manos de su amiga y caminaba de nuevo a su equipaje–. Además, si todo sale bien voy a demostrarles a todos que soy una persona totalmente confiable y que no soy "malvada" –terminó de decir a modo de broma.
Aina comenzó a ayudarla a preparar su equipaje, y doblar lo que había hecho bolas. La consejera seguía insegura de esa decisión de su amiga, así como de su plan para que la misión saliera de forma correcta. Sin embargo, dentro de ella sentía que era un camino que Dinorah debía emprender, debía superar su prueba para demostrar que era la digna reina del planeta. Si esta misión salía bien, demostraría a la galaxia todas sus capacidades, así como su ancestro Padme Amidala.
-Entonces, ¿solo voy y les digo que fuiste a no sé dónde a buscar a un presunto líder criminal?
-Nop, les dirás que fui en una misión para el Senado Galáctico.
-Muy bien...
En ese momento, Dinorah sintió su preocupación a su alrededor. Sintió la angustia crecer alrededor de su amiga, sintió cada sentimiento que despedía a través de la Fuerza, pero ella no sabía que era.
-No te preocupes, todo irá bien –dijo mientras cerraba la ya llena maleta–. Además, llevaré a PZ conmigo.
>> Tú te encargarás de asistir a los eventos públicos en mi nombre, mantendrás la reunión semanal y me informarás a través de una señal encriptada lo que ocurrió en ella. También, con ayuda de mi padre, revisarás las investigaciones que se están realzando a los políticos corruptos.
-Entiendo –dijo por último Aina.
*****
Una vez lista, Dinorah se dirigió al hangar que le habían indicado para emprender su viaje. Al llegar, se encontró con un carguero de la Primera Orden 100% restaurado y muy bien cuidado. Al verlo, la reina sintió un escalofrió que le recorrió la médula. El símbolo de la nave lo reconocía, toda su vida había sabido de él, pero en esta ocasión era diferente, como si algo hubiera despertado en ella.
La imponente nave abrió su compuerta de carga, y de ella descendió Joe, quien sonreía de extremo a extremo y se limpiaba el aceite de las manos.
-Es bella, ¿no? –dijo el joven soldado.
-Es impresiónate, y demasiado bien conservada para mi gusto.
-Nunca fue utilizada en batalla, la rescató mi abuelo.
-Entiendo, ¿no está demasiado bien cuidada?
-Lo mismo puedo decir de tu droide.
-Tengo la cuartada perfecta, lo "gané" en una apuesta.
Joe no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar eso de la reina. Con esas palabras supuso que ya tenía un plan y ya se había creado una nueva identidad para la misión.
A unos metros de ellos se encontraban la vieja Jannah y su nieta Hannah para despedir al grupo. Al ver a Dinorah con Joe, la mujer pudo volver a ver a sus amigos Poe Dameron y Rey Skywalker en ello. La joven reina le recordaba demasiado a su amiga. Sus gestos eran demasiado similares a Rey, era como si hubiera vuelto a nacer, entonces esa loca idea pasó por su mente. Jannah sabía que la fuerza actuaba de formas misteriosas y probablemente le había dado una segunda oportunidad a Rey de vivir una vida digna. No confirmaba su idea, pero tampoco tenía dudas sobre ello.
Después de unos minutos del piloto y la reina conversando, se acercó el senador Rayen, que se unió a la pequeña conversación que mantenían sobre el carguero.
-Es una lástima que no nos presten el Halcón Milenario –dijo la reina-. Algún día me gustaría volar en esa cosa.
-Es una reliquia y un tesoro galáctico –dijo Joe-. Nadie puede acercarse a él.
-Lo sé –respondió ella-, escuché grandes historias de esa nave y no la he podido ver.
-Un día lo harás –dijo Reyen-, está exhibido en el museo de Los Héroes.
Jannah se acercó al grupo para despedirlos y desearles suerte, pero la senadora Diansy se le adelantó. Al estar cerca del grupo, se inclinó en señal de respeto mientras "barría" con la mirada a Dinorah.
-Que... tengan un buen viaje.
-Gracias, senadora –respondió Dinorah seriamente.
-Diansy, no debiste molestarte.
-Tu no debiste molestarte, Rayen –dijo la senadora en respuesta-. Esta "misión" no los llevará a nada –dijo para tratar de hacer dudar a los viajeros.
-Se equivoca, senadora Diansy –interrumpió Jannah con voz apacible-. La reina Dinorah, el senador Rayen y el general Dameron, tienen el camino claro. Puedo verlo. Saben que es lo que buscan y eso los ayudará a cumplir con su misión. A diferencia de usted. Dígame, senadora, ¿cuál es su camino?
La senadora Diansy se quedó sin palabras, no pudo contestar. Giró su cabeza bruscamente hacia un lado, la regresó hacia Jannah y se marchó furiosa, con la dignidad por los suelos.
Una vez que se fue, Jannah se dirigió al grupo y les deseó suerte en su viaje.
-Que la fuerza los acompañe –dijo antes de darse media vuelta para macharse sola.
Dinorah y Joe subieron primero al carguero, puesto que Rayen fue detenido por Hannah, quien amablemente le entregó un paquete de viaje hecho especialmente para él. No era su estilo el recibir obsequios, pero tampoco podía despreciarlo viniendo de manos de la una persona importante como lo era ella.
Dinora vio a lo lejos el gesto de amabilidad de la joven nieta de Jannah y sintió una ligera molestia en el pecho.
"Tranquila, Dinora" pensó mientras sujetaba su collar, "no debes formar lasos innecesarios con ese hombre. Recuerda tu misión. No pierdas tu enfoque"
Al terminar de decirse esas palabras, caminó a su camarote, donde la esperaban PZ y un montón de datapads que debía revisar.
*****
El planeta Abafar, que se encuentra en el borde exterior de la galaxia, un hombre reptil de piel verde y fría, se paseaba por un laboratorio viendo tubos de ensayo, matraces y cantidades incontables de cultivos. Detrás de él, se ubicaban un par de científicos, que lo miraban nerviosos.
- ¿Cuál es el estatus?
-Estamos a punto de controlar el virus –dijo uno de los científicos-. El último ensayo casi nos da los resultados requeridos.
-En poco tiempo –dijo el otro científico-, controlaremos el "Blackwing", su alteza.
-Por su bien, y el de sus planetas, espero que así sea –amenazó el hombre-reptil-. ¿El virus sintetizado podrá activarse al entrar en contacto con un cuerpo orgánico?
-En efecto, príncipe Xizor –dijo el primero de los científicos-. El ensayo ya fue realizado, y resultó de forma perfecta. Solo debemos encontrar la manera de controlarlo.
>> Si lo combina con las especias, como es su plan, al entrar en contacto con los consumidores se activará el virus en cuestión de segundos.
Xizor continuó caminando por el laboratorio analizando los objetos que ahí se encontraban. Planeando en su mente cada movimiento que realizaría y recordando que necesitaría comenzar a ampliar a los repartidores de especias que loa ayudarían a cumplir con su plan.
-Este será el golpe más grande a la galaxia –dijo para sí mismo, sin embargo, los científicos lo escucharon y se miraron entre sí con terror.
*****
El viaje al Borde Exterior era largo e incómodo para Reyen y Dinorah. De vez en cuando se encontraban vagando por la nave, pero se evitaban. No habían hablado mucho desde su paseo en Bespin. La reina mantenía su postura frente al senador, pro cuando estaba con Joe cambiaba, era alegre y risueña, bajaba totalmente sus defensas y verla reír se había hecho el pasatiempo favorito de Rayen. Verla suelta y relajada lo hacía sentir feliz y no se explicaba por qué.
Mientras Joe dormía, Dinorah continuó supervisando e viaje, fungiendo como copiloto del carguero. Sentir el duracero del mando de la nave la hacía sentir libre y ver el túnel de luces del hiperespacio la hacía sentir en paz.
Dinorah miraba por las ventanas de la nave, al verla así de concentrada, Rayen sintió el impulso de abordarla, por lo que entró a la cabina y tomó asiento a su lado, tomándola totalmente por sorpresa.
Con un leve sobresalto, la reina volteó a verlo.
-Es hermoso, ¿no? –le dijo él, pero ella no comprendió del todo su respuesta- El espacio.
-Sí, lo es –respondió ella regresando la mirada al frente-. Hay tanto allá afuera que me hace sentir tan pequeña y a la vez grande. Que me hace estar conectada con todo. Siento como si me llamara.
-Es la Fuerza –afirmó él. Dinorah regresó la mirada a su compañero-. La Fuerza es lo que le da al jedi su poder. Es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea, nos penetra, y mantiene unida la galaxia –Dinorah estaba fascinada por sus palabras-. Aún hay gente sensible a la fuerza, pero ya no hay quien los entrene.
-Parece saber mucho del tema.
-Lo he estudiado, pues verá... soy sensible a ella, y por como habla, parece que usted también lo es.
-Debe estar bromeando.
-Nunca lo hago en temas como este.
Dinorah no dijo nada ante aquella afirmación. Mantuvo la boca cerrada y la vista en el tablero que estaba frente a ella. Analizaba las sensaciones que había tenido toda su vida, como sus sentimientos por su prójimo parecían más grandes que los de los demás. Era extremadamente empática y por ello buscaba ayudar a su planeta para poder ayudar a la galaxia. De alguna manera, lo que decía el senador no le parecía una locura.
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**Notitas de la autora**
No pretendía colocar notas al final de cada capítulo como antes, en este fic, pero esto lo amerita.
les ofrezco una disculpa por cortar de tajo las actualizaciones de esta historia, pero el covid trajo consigo desgracias a 2 miembros de mi familia. No tenía muchas ganas de escribir, de trabajar o de hacer cualquier otra de mis actividades, así que dejé todo a un lado por un tiempo. Cuando creí que todo iba mejor, uno más se sumó y volvió a dejar mis ánimos por los suelos.
Ya voy a actualizar con regularidad para terminar esta historia.
Muchas gracias a todas esas hermosas personas que me comenzaron a seguir, ya llegamos a 101 seguidores, en serio se los agradezco de todo corazón. Muchas, muchas gracias.
Por ultimo, quiero realizar una invitación a mi página de Facebook "The Forz by Morz", en la que realizo podcast en vivo todos los sábados a las 18:00, donde hablo de noticias, una pregunta semanal y una recomendación de libro de StarWars.
Una vez dicho esto, me despido deseándoles lo mejor. Cuídense mucho.
Que la fuerza esté con ustedes, siempre y ¡Que viva el Imperio!
Yahaira MoRz
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