#2 Las dudas de un pequeño demonio
Ha pasado ya un año desde que mi vida había terminado y vuelto a empezar por la reencarnación, mi cuerpo ya había crecido un poco más y gracias a mi raza la caminata no fue algo difícil de dominar, lo que si se había complicado era el idioma que gracias a unas visitas mas constantes de mi madre mientras crecía, tuve la posibilidad de escuchar más atentamente cada palabra hasta finalmente haber entendido por completo el idioma, hasta el punto de alegrar a mi madre diciendo mis primeras palabras a los ocho meses de nacido.
Esto fue algo que alegró tanto a mi madre que incluso festejo toda la noche con mi padre... si, mi habitación se encuentra justo debajo de la de mis padres, por varios momentos creí que el techo iba a caerse, los demonios si que están llenos de energía, espero haber heredado algo de esa virtud.
Algo más importante en este tiempo que pasó, es que pude ver mi aspecto en un espejo que mi padre situó al lado izquierdo de la puerta, siendo que se abre del lado derecho, si alguien entra con energías a la habitación podría romper el espejo con facilidad, al parecer, heredé mucho más de mi padre en lugar de mi madre, mi piel es clara y mis ojos morados oscuros al igual que mi cabello, siendo la única cosa que saque de mi madre, eso y una nariz mas fina que la de mi padre, lo que si me sorprende, es que mi cuerno ya creció bastante, aunque no parecen haber indicios de que me vaya a crecer otro, no sé si es algo bueno tener uno o no, pero por el trato que me han dado mis padres, no parece ser algo fuera de lo normal.
"Valvar, ten cuidado de no abrirla, aun no sé si puedes soportar el aire de afuera" quien habló fue mi madre que se encontraba haciendo la cena, yo por mi parte, estaba de pie mirando por la ventana del living de la casa las demás y de paso a los demás demonios, desde que empecé a caminar, hasta el momento no he visto a ningún otro demonio de un cuerno que no fuera natural, puede encontrarse demonios de un cuerno, pero a estos se les ve de lejos que si habían nacido con dos, solo que el otro estaba cortado.
"De acuerdo má" Mi voz, la cual era la de un niño sano de un año, era algo que me gustaba, ya que en mi vida pasada tenía una voz de alguien que había fumado toda su vida, era una de las cosas que me aliviaban el estrés del trabajo, así que no tenia otra escapatoria que no fuera el alcohol y como estaba cansado cada día, no podía darme el lujo de utilizar mi computadora... como extraño mi computadora... tenía muchas cosas... ¡que no borré!, bueno, de igual forma no tenía nadie cercano que pueda quedarse con mis cosas, aparte de mis padres...
Revolviendo mi cabello con ambas manos, me dí una golpe con las manos abiertas en cada mejilla tratando de olvidar aquel tema, mientras más recuerdo de mi vida pasada, más ganas me dan de regresar para solucionar o eliminar cosas, algo que no puedo hacer por obvias razones.
"Ayúdame a poner la mesa, tu padre regresará en dentro de poco" dijo madre mientras colocaba en medio de la mesa una bandeja de piedra que encima traía una cabeza de alguna especie de animal con parecido perruno, no digo que sea un perro, pero si puede ser parte de la familia de los sabuesos, con la diferencia que este animal tenia dientes que podían compararse con agujas y púas, cualquiera que sea mordido por una de esas cosas, seguro quedaría sin la parte del cuerpo que fue atacada.
"Valvar trae los platos, no te quedes quieto" las palabras de madre hicieron que quitara la mirada de la cabeza cocinada y me pusiera a ayudarla, buscando tres platos y nada más, al parecer no existen cubiertos en este mundo o no tenemos, pero no me molesta, tengo manos después de todo, una vez colocados los platos en sus lugares, pasé a sentarme en mi silla, mirando a la puerta y esperando a padre para poder finalmente cenar.
Mi madre que me miraba con una pequeña y cálida sonrisa, la sonrisa que le daría una madre a su hijo, ella con tranquilidad se acercó a la mesa y con uno de sus dedos, el índice más concretamente, la uña de aquel dedo empezó a afilarse y volverse como un pequeño cuchillo, no tan larga, pero era capaz de cortar la carne sin problemas para servir en los platos.
Apenas ella terminó de dividir la comida en tres porciones, la mía siendo la mas pequeña, escuché como la puerta de la casa se abrió entrando por ella mi padre, que venía sobando su hombro derecho con su mano izquierda, teniendo una expresión de molestia, como si hubiera estado cargando algo muy pesado por mucho tiempo o recibido un fuerte golpe.
Soltó un suspiro mientras yo aguantaba mi respiración para no respirar el aire de afuera que había entrado a la casa, "Ya estoy en casa" fue lo que dijo padre en un tono cansado, cerrando la puerta y seguido con su lenta caminata hasta su silla, sentándose y luego quitándose su camisa dejando al descubierto su robusto cuerpo, como hace ciertos días de la semana, sinceramente, llego a tener algo de envidia de su cuerpo, pero sabiendo que puedo llegar a tener el mismo, no me molesta tanto.
"Día cansado querido?" preguntó mi madre levantándose de su silla y caminando hasta estar atrás de padre, poniendo una expresión algo horrorizada pero luego calmándose para poner sus manos en su espalda.
"Ten cuidado con las manos, aun esta fresca, un 'Susurrador' atacó el grupo y mató a dos de nuestros hombres, tuve que hacerme cargo de la bestia y también del cargamento de los muertos nuevamente" Dijo padre con una expresión de molestia, cerrando los ojos y comenzando a comer su porción de comida como si estuviera desquitándose con cada mordida.
Por curiosidad de ver de que estaba molesto padre, me levanté de mi asiento y caminé hasta estar al lado de madre, así luego de mirarla, posar mi mirada en la espalda de padre, mi expresión rápidamente cambió, di un paso atrás de forma inconsciente por la impresión mientras no podía apartar la mirada de la espalda de padre, literalmente y de forma directa, estaba completamente desgarrada, sus músculos estaban al descubierto en algunos lugares donde su piel había sido arrancada y lo peor de todo, madre estaba tocando directamente en las aperturas que había entre la piel.
Madre luego de empezar a acomodar las manos entre la piel mientras en mi ser empezaban a presentarse nauseas, un quejido de dolor por parte de padre hizo que mis nauseas se fueran y tomara las manos de madre, preocupado por lo que hacía, aunque su reacción no era algo que uno se esperaría de alguien que aparentaba ser normal.
Una sonrisa como si no estuviera haciendo nada, al igual que aparentando que no había ocurrido nada con la espalda de su esposo, estaba empezando a sentir miedo por madre y mi mirada lo demostraba, hasta que unas simples palabras hicieron que quedara aun más confundido.
"Tranquilo hijo, esto no es nada para mamá" dijo con una total confianza mientras sus uñas empezaban a hacerse mas largas y luego, como si de apuñalar a alguien se tratara, clavó sus garras en la espalda de padre por unos segundos que me parecieron eternos, hasta que simplemente sacó sus dedos limpiando la sangre con su ropa como si de la cosa mas normal del mundo se tratara... ¡¿POR QUÉ HIZO LO QUE ACABA DE HACER?!
"¿Por.. qué?.." dije entre susurros hasta que la confusión solamente me hizo gritar "POR-" antes de que pudiera gritarle a madre dejándome llevar por mis emociones, fui detenido por la voz calmada de padre.
"Ya cálmate de una vez y observa lo que ocurre, Valvar" habló padre con un tono de molestia, él parecía ser el mas calmado de todos a pesar de haber sentido como le clavaron literalmente unos dedos en sus heridas por su esposa.
Mi mirada fue calmada al notar una cosa, las heridas en toda su espalda habían comenzado a curarse de una manera excesivamente acelerada, en poco menos de diez segundos ya estaba como si nada hubiera ocurrido, llegando a una conclusión, ¡mis padres son dioses! no puede haber otra explicación que sea lógica.
"Solo las mujeres de nuestra raza tienen un efecto sanador en las heridas que causan, sin importar con que lo hagan, espadas, escudos, no importa, toda herida sanará e incluso dejará como nuevo al que atacó, por eso las mujeres trabajan cuidando los hogares, si van y luchan, morirán si solo curan a sus oponentes y por si fuera poco, tienen la maldición de que su anterior maldición no afecta a sus cuerpos, si se lastiman, tienen que curarse como si fueran humanas..." padre aclarando mis dudas haciendo que toda aquella emoción de hace unos segundos desapareciera como si no hubiera llegado nunca, aunque ver a madre sonreír tanto me da mala espina, si me raspo una rodilla... ¿me haría una herida para curarla?
¿En qué estoy pensando? literalmente me acaban de decir algo que tiene mucho menos sentido que mi explicación, ¿maldiciones? ¿heridas que se curan con más heridas? ¿acaso éste es un mundo de fantasía?
. . .
Pensando unos segundos, mi mano derecha instintivamente se dirigió a mi cuerno y lo tomó, es cierto, ¡es un mundo de fantasía! ¡quiero montar un dragón! ¡¿existirá la magia?! y lo mas importante, ¿podré usarla?
"¡Padre, padre!" Dije con emoción, hace un momento estaba lleno de ganas de gritarle a madre por introducir sus dedos en la espalda de padre y ahora estoy más emocionado que nunca, "¿Qué quieres saber? no te olvides que ando comiendo y que me limitaré en mis respuestas" dijo padre con la boca aun con comida en ella, siempre ha sido así, cuando le pregunto algo normalmente da poca información o directamente ignora mi pregunta, siempre logra generarme dudas.
Conociendo a padre, la primer pregunta siempre la responde con sinceridad, así que soltaré mi mayor duda ahora mismo, "¿Existe la magia?" pregunté haciendo que padre dejara de lado su comida, la mirada de madre se apartó poniendo una expresión algo preocupada, '¿estuvo mal lo que pregunte?' fue la única duda que apareció en mi cabeza.
"Existe, pero... los demonios no tenemos la afinidad con la magia, en resumen, existe pero no podemos usarla..." Padre respondió con pesadez en sus palabras mientras mis ilusiones de poder usar magia iban siendo destruidas lentamente, algo que cualquiera soñaría con tener se encuentra fuera de mi alcance solamente por mi raza... "Pero, al menos así es la cosa con demonios normales, tu... eres una excepción" añadió padre dejándome algo confundido, ¿soy una excepción?
"¿Por qué soy un excepción? ¿acaso no soy un demonio como ustedes?" Pregunté tratando de quitarme aquella duda, el ambiente se había vuelto algo tenso por el silencio que había, miré a madre y ella solamente apartaba la suya, como si estuviera apenada por algo.
"Porque... normalmente, los demonios de un cuerno no son considerados demonios normales, se dice que si un demonio nace con un solo cuerno, morirá por el exceso de mana, nuestros cuerpos soportan muy poco mana, por eso es lo más efectivo contra nosotros, pero tu tienes reservas de mana..." Antes de que vuelva a poder preguntar algo, noté algo en la mirada de padre, como si estuviera dudando en si seguir hablando, pero al final terminó decidiendo seguir hablando, "El día de tu nacimiento, moriste por tres días antes, justo cuando tu madre quiso hacer tu despedida fue cuando se llevó la sorpresa de que estabas vivo, no pude creerlo cuando te vi, realmente estabas vivo, fue increíble de ver, '¡mi hijo resucitó!' fue lo único que pensé en mi alegría antes de ponerte el nombre de Valvar, el nombre de un demonio que acecha el ganado humano".
¿Mi nombre... significa alimaña en pocas palabras? ¿enserio es en lo primero que me centro cuando me acaban de abrir la duda de si realmente puedo usar magia? pero... es genial, supuestamente tengo mana, aunque ese mana me mató o... mató la verdadera vida antes que yo llegara... eso tiene sentido, una vida desaparece y justo llego para reutilizar el cuerpo, pero ¿por qué yo si pude soportar el mana si supuestamente mi cuerpo no esta diseñado para hacerlo?
"No responderé más dudas por hoy, estoy cansado, déjame comer" Padre volvió nuevamente a su actitud algo ruda comiendo lo poco que quedaba en su plato, madre por su parte regreso a su asiento y comió de forma normal, en cambio yo...
"¡Pero papá! quiero saber si existen los dragones, ¡quiero montar uno!" Dije con mi frustración en las dudas, las respuestas que recibí fueron útiles, ¡pero quiero saber si existen los dragones! seguí jalando del brazo de padre hasta que pareció cansarse de aquello; "Es mas probable que te monte un dragón a ti, ahora come" la respuesta que recibí me hizo saber que si existen dragones, pero ahora se crearon muchas más dudas, ¿acaso los dragones son super pequeños? ¿o será que atacan cayendo encima de alguien?
"¡Pero papá! ¡qui-" rápidamente fui detenido por un fuerte golpe en mi cabeza que me hizo ver estrellitas por varios segundos antes de caer al suelo algo inconsciente, quien lo había hecho no fue nadie más que padre con su dura mano que parece un martillo en cuanto a dureza...
Mis pensamientos habían comenzado a volar y en eso aproveché para analizar un poco toda la información nueva, realmente podré usar magia o eso es lo que espero, aunque... supuestamente, no hay demonios que puedan usar magia, lo que significa ¡¿cómo encontraré un mentor?! si no hay demonios con mana, entonces no hay mentores demonios, tendría que salir de viaje para aprender a usarla...
"¡Un viaje!" Dije levantando el torso de mi cuerpo, quedando sentado en el suelo y encontrándome con madre regañando a padre, aunque se detuvieron al escucharme.
"¿Planeas abandonar Abyss? el mundo fuera de nuestro continente no es fácil, los humanos engañan, los elfos nos odian, los ninfas te intentaran cazar y los hombres bestia trataran de comerte, quizás con los únicos que te lleves bien son con esclavos, pero incluso ellos tratarían de matarte... sin duda, fuera de Abyss todo es un paraíso..." Luego de aquellas palabras de padre, madre frunció el ceño con notoriedad para luego golpear el hombro de padre.
"Oh cierto, fuera de Abyss es una pesadilla hijo, quisiera que te quedaras con nosotros y nos ayudaras, así todo se volvería mucho más fácil, dos demonios de gran poder son mejor que uno, y con dos, me refiero a tu y yo" Fue algo extraño, padre cambió la forma de ver el mundo con solo un golpe de madre, será que... ¿ella no quiere que me vaya? una pregunta bastante estúpida, claro que no quiere que me vaya, soy su hijo después de todo, si se entera que morí fuera de casa al recibir su permiso, podría dañarla... quizás y... no debería irme o al menos no debería tener presente esa idea por un largo tiempo, aun tengo muchas cosas que aprender, padre podría enseñarme a luchar, según lo que sé, él es quien derrota monstruos que atacan sus grupos de cargamentos, si soy tan fuerte como él, entonces no moriré fuera del continente y con eso, ¡madre no se pondrá triste! soy un genio.
"¡Padre! me quedaré y no saldré de viaje, pero a cambio, ¡quiero que me enseñes a luchar!" Dije con emoción en mi mirada, levantándome del suelo y cerrando ambas manos con energía, esperando mi respuesta, la cual padre se estaba tardando en dar por al parecer estar pensando.
"Primero soporta el aire de afuera y luego hazme la pregunta" un balde de agua fría fue lo que me cayó con aquellas palabras tan directas, es verdad que no puedo soportar el aire de afuera todavía, pero es cosa de unos pocos meses antes de que pueda hacerlo, no falta mucho para que pueda aprender de padre... ya quiero aprender a defenderme, este mundo tiene muchas cosas interesantes, quiero salir de viaje y conocerlas... en especial, la especie de los dragones es lo que mas me llama la atención, quiero montar uno...
"Entonces padre, júrame que cuando soporte el aire de afuera me enseñaras a luchar, ¡juralo!" Dije en un tono amenazante, lo cual pareció causarle gracia a padre, esto por una leve risa que soltó haciendo un 'puff-', aunque su respuesta me inspiró algo de desconfianza.
"Jura tu que no llorarás cuando empiece a enseñarte, créeme, será mucho mas difícil de lo que piensas..." respondió en un tono de voz algo sombrío, terminando así su cena y levándose de su asiento para luego subir las escaleras con tranquilidad, en cambio madre se quedo mirándome con una expresión de pena, ¿qué clase de entrenamiento me espera..?
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