2.2

La mano de Yeonjun lo guió durante todo el camino, subiendo la cansada colina hasta llegar al punto más alto de esta, donde el cielo nublado y el pasto verde contrastaban con el sol que intentaba asomarse entre las nueves, consiguiendo solo un rayo. Cuando pudo descansar se sostuvo de sus rodillas, jadeando con el aroma a tierra húmeda invadiéndolo.

Cuando su mirada se elevó se encontró con Choi, con los brazos abiertos recibiendo la agradable brisa fresca del día gris. Yeonjun inhaló, llenando sus pulmones con los ojos apenas abiertos, sonriéndole como solo él sabía hacerlo.

Yeonjun gritó, haciendo resonar su eco en todo el lugar. Beomgyu de inmediato se puso de pie corriendo hasta él para cubrir su boca.

—¡Cállate!— Ordenó tambaleándose con el mayor. —¿Por qué eres tan ruidoso?

Yeonjun lo abrazó, plantando un beso en su frente para despues volver a soltarlo cuando un trueno resonó desde el cielo. Beomgyu comenzaba a sentir las pequeñas gotas chocar contra su piel.

—Esta es nuestra cita— Anunció Choi. —¡Llevarte a comer o a un picnic sería para gente normal!

—Creo que prefiero a la gente normal— Exclamó alzando la voz al solo escuchar el viento contra sus oídos.

—¡Mentiroso!— Respondió con alegría, dándose la vuelta mientras daba unos suaves pasos sobre la tierra. —¡¿Qué no es asombroso?!

—¡Es asombrosamente estúpido estar aquí cuando lloverá!

—¡Lo sé!— La lluvia comenzó a caer con fuerza. Los labios de Yeonjun se movieron, pero Beomgyu no alcanzó a escuchar gracias al ruido de la naturaleza.

—¡¿Qué?!— Gritó.

Fue cuando la sonrisa de Yeonjun se extendió a lo largo, con el cabello húmedo pegándosele a la frente, junto con su ropa adquiriendo una extraña transparencia. Su propia imagen debería verse igual de desarreglado. Observó como Choi tomaba aire, girándose para darle la espalda.

—¡Te amo Kim Beomgyu, y ni el mundo podrá callarme!

Su corazón se detuvo, sus ojos abriéndose grandes en sorpresa cuando aquellas palabras penetraron profundo. Dios, la lluvia caía con fuerza azotándose sobre la tierra ahora mojada, y ni con todo ese ruido pudo acallar ni un poco la confesión de Yeonjun al viento, al mundo.

Ahora no solo llovía en esa pequeña parte del mundo, sus ojos imitaban al cielo siendo una copia exacta. Cuando se dio cuenta el trueno acabo, enmarcando que ni siquiera eso pudo esconder las palabras de Yeonjun.

Sus labios se movieron y un murmullo profanó el caótico silencio que se había formado. Yeonjun giró confundido, encontrándose con la mirada de Beomgyu, la llorosa mirada de Beomgyu.

Yo solo amo a Choi Soobin. A la mierda con Choi Soobin.

Beomgyu corrió hacia él, casi resbalándose con el lodo, pero alcanzando los brazos de Yeonjun, trepándose sin importarle el riesgo de caer al suelo. Su mejilla se resbaló al estar mojada contra la de Yeonjun, pero encontró refugió en su cuello, encajándose en él sin intensiones de soltarlo.

—¡Eres un idiota!— Le gritó resbalando sus labios sobre su mejilla. —¿¡qué haré cuando dejes de amarme?! ¡¿Cómo voy a vivir despues de esto?!

—¡Como desees!— Le Yeonjun respondió tomando su rostro entre ambas manos, obligándolo a verlo a los ojos. —¡Beomgyu, deja de contenerte a vivir! ¡Tienes que aceptar ser feliz! ¡Sé que en tu otra vida pudiste pasarla fatal, se que yo aún no nacía cuando tu sufrías! Pero... ¡Estás aquí! ¡Por favor! ¡Quédate conmigo, vive conmigo hasta lo que la vida nos dé! ¡No importa si se acaba el mundo y morimos todos, vayamos de aquí, de esta vida, con algo de felicidad en nosotros! — Yeonjun colocó su frente contra la de Beomgyu, sin soltarlo y cerrando sus pequeños ojos, incitando al menor a hacer lo mismo. — ¡Intentemos ser felices a pesar de lo triste que pudimos pasarlo antes! ¡Sigamos en camino sin detenernos!

—Yo...— Sus labios temblaron. —No puedo solo olvidarlo— Sollozó.

Yeonjun sintió varias veces, comprendiéndolo mientras deslizaba sus manos sobre el cabello húmedo de Beomgyu.

—Nunca te pediré que lo olvides... Pero tampoco dejaré que te derrumbes más por ello. Beomgyu, tienes que comenzar a vivir, en lugar de solo... haber renacido.

Beomgyu se deslizó hasta esconderse en su pecho, hundiéndose mientras sollozaba con fuerza, su corazón latiendo adolorido sintiendo los brazos de Yeonjun abrazarlo con fuerza. Cerró los ojos con fuerza, sintiendo el amor de Yeonjun cada que su corazón palpitaba, él podía oírlo con claridad a pesar de la lluvia y los truenos.

—¿Qué haré cuando no me ames?

—Seguir adelante.

No fue la respuesta que quería.

—Siempre voy a amarte, me has condenado a estar enamorado eternamente de ti.— Eso me hubiera respondido Soobin.

—Seguir adelante— Fue su respuesta, la respuesta correcta.

—Voy a enfermarme por tu culpa— murmuró sobre la cama de Yeonjun, con las cobijas cubriendo la mayor parte de su cuerpo. Yeonjun sonrió, abrazándolo con fuerza. —Fue la peor cita que he tenido.

—Ha sido tu única cita.

Beomgyu se acurrucó mejor entre los brazos del mayor, entrecerrando los ojos con cansancio, su cabello aun húmedo despues de haber tomado una larga ducha. Dormían juntos, aun sabiendo que los padres de Yeonjun se encontraban dentro de la casa, pero a Beomgyu no le importó, él solo quería recostarse con su... Mejor amigo.

La luz apenas entraba por la ventana, la lluvia paró hace unas cuantas horas y solo quedaba la tenue luz de luna alumbrando el campo, azul como la noche pura. Beomgyu prefirió ocultarse en el cuerpo de Yeonjun y sentir el aroma de su fragancia, a la que ya estaba acostumbrado.

—¿Qué he hecho para que me ames?— Preguntó en voz baja.

—Confiar en mí, dejarme ver la parte de ti que nadie conoce. Aceptarme. Lo demás no es por lo que has hecho, es por lo que eres.

—Soy aburrido, cobarde, débil...

—Eres Kim Beomgyu, el chico más lindo que jamás pude ver, el chico que sonríe, contrario a lo que todos piensan, de una manera hermosa. Quien aceptó bailar conmigo y quien me rechazó mil veces por su gran fidelidad. Te admiro.

—Yeonjun no... Yo no soy Kim Beomgyu...

—Pero yo estoy perdidamente enamorado de Kim Beomgyu.

—Entonces no me amas.

Yeonjun se separó encarando a Beomgyu.

—Mis sentimientos son claros, quien duda de ellos no soy yo.

—Soy el culpable de ponerlo en duda, aun cuando lo has dejado claro. No tengo remedio.

Yeonjun besó su frente con cariño. Beomgyu se encogió, abrazando al mayor para dejar ir aquellos incomodos pensamientos.

—Mañana buscaremos a Choi Soobin.

—Lo sé.

—¿estás listo?

—No sé.

—Estaré contigo en todo momento— Beomgyu suspiró. —No te preocupes, todo irá bien.

¿Bien para quién?

Mis recuerdos no se han agotado. Una vez le hice pasar un muy mal momento a Soobin, yo estaba enfurecido porque él hablaba con una chica. Era celoso a pesar de mis intentos porque las personas no se dieran cuenta. Esa vez no me acerque, espere a que estuviera solo para ir e ignorarlo. Sí, yo lo busque solo para que se diera cuenta de que lo estaba ignorando.

—¿Qué pasa?— Me preguntó cuándo veía por décima vez la pared. —¿estás molesto? — No respondí. —¿es por lo de la chica?... sabes que no es lo que parece, yo no podría...

—Pero todos piensan que si.

—¿Y eso no es bueno?— Si, era demasiado bueno, pero yo no quería entender. —Hueningkai...

—Si es tan bueno ve y revuélcate con ella. Dile que se la has metido a un hombre y no creo que quiera tu pene dentro de ella.— Fui grosero, tanto que los matices rojos subieron al rostro de Soobin.

—¡No tienes que ser grosero!— Me gritó.

—¡Y tu no tienes que metérsela a una chica para encubrir que eres gay!

Dios ¿yo dije eso? Lo hice, y me di cuenta a los segundos, girándome para ocultar mi rostro de Choi. Sentí sus brazos rodearme, fuerte y molesto, un abrazo con la intención de desquitar toda la furia que seguramente había comenzado a brotar en él. Me mordió el hombro con algo de fuerza.

—Siempre voy a ser tuyo, y tú siempre serás mío. No lo dudes.

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