8

—¿Cómo que no sabes pelear?

—No. Nunca le he pegado a nadie.

—¡Oh Jimin! Eres un chico muy extraño.

—¿Lo soy?

—¡Namjoon! —lo llama Jeon con voz enérgica.

—Dime Jeon.

—Ahora tú tendrás una misión también.

—Claro, ¿cuál es?

—Debes enseñarle a Jimin cómo dar una paliza. Dice que no sabe pelear.

—¿Qué? ¡No! —reclama el chico.

—Ve con Namjoon, Jimin.

—No quiero hacerlo Jeon. No quiero darle una paliza a nadie.

—¡Es una orden!

—Vamos Jimin —Namjoon lo toma del brazo y se lo lleva a regañadientes. —Oye chico, no hagas que Jeon se enoje aún más contigo —le susurra.

Jeon niega con la cabeza, mientras sus labios delinean una pequeña sonrisa.

En un escondrijo que muy pocos conocen, pero que solo Jeon y sus cercanos puede visitar, Namjoon le da algunas instrucciones básicas a Jimin para poder llevar a cabo la misión que le encomendó su líder.

—Namjoon yo no quiero hacer esto.

—Nadie te está preguntando si lo quieres hacer o no. Escucha bien lo que te voy a decir. Las órdenes de Jeon jamás se cuestionan, solo se siguen.

—Namjoon por favor, ayúdame. Dile que no aprendí nada de lo que me enseñaste y que no sirvo para esto. ¡Por favor!

Namjoon respira hondo.

—No haré eso Jimin. No le mentiré a Jeon. ¿Sabes lo que me pasará si él descubre que no soy honesto con él?

—Supongo que algo muy malo.

—Me matará.

—No lo hará. Tú eres su brazo derecho.

—Soy su mejor soldado, pero no soy su amigo. Él no tiene amigos aquí dentro.

El azabache estira sus labios, ya cabreado, pero no da su brazo a torcer.

—No lo haré, Namjoon.

—Estás loco. Jeon te matará como a un insecto.

—No lo hará. No creo que lo haga. Supongo que me castigará de otra forma.

—¿Crees que te castigará como se castiga a un niño de cinco años?

El pelinegro chico baja la mirada encontrando algo de razón en las palabras de Namjoon.

—Está bien, enséñame entonces.

Algunas horas más tarde, Jimin está realmente cabreado con las clases de combate callejero.

—En algo tienes razón, chico —le dice riendo el fornido hombre al delgado recluso.

—¿En qué?

—Definitivamente, esto no es lo tuyo.

—Te lo dije. Y se lo dije a Jeon también.

—Deberías aprender defensa personal para que no te maten.

—Mientras esté bajo la protección de Jeon, dudo que algo me pase.

—¿Y qué pasará cuándo salgas de aquí? ¿O peor aún, cuándo Jeon salga de aquí?

El chico queda petrificado por el impacto de las palabras de Namjoon.

Nunca pensé en eso.

No sé qué hizo Jeon para estar aquí ni tampoco cuánto tiempo le queda para salir.

Si él sale antes que yo, estaré muerto.

—Deberás volver a ser la mascota de Baekho.

—¡¡No, eso sí que no!! —le dice con furia, haciendo que Namjoon se sorprenda.

—De acuerdo. Sólo decía —voltea los ojos y camina hacia la salida.

—¿A dónde vas?

—Voy a decirle a Namjoon que ya terminamos.

—¿Le dirás que no podré hacerlo?

—Le diré que no aprendiste nada de lo que intenté enseñarte. Él decidirá si puedes o no hacerlo. Espera aquí —le pide.

Jimin se queda parado en el lugar, solo y con la incertidumbre de no saber cómo reaccionará Jeon ante las novedades que le contará Namjoon.

Pasan largos minutos y Namjoon no regresa. El chico comienza a sentirse ansioso y muy preocupado.

Jeon pensará que soy un debilucho y no me importa porque tal vez lo soy.

Solo espero que no me eche de su grupo. ¡No quiero morir aquí!

—¡Park! —exclama Jeon al abrir la puerta del lugar.

Jimin está congelado por el miedo que le causa el enojo de Jeon. Espera que pase lo peor.

—¿Así que no quieres obedecerme? —le señala con un tono brusco.

—No es eso Jeon. No quiero desobedecer tus órdenes, pero no puedo hacer lo que me pides. Tal vez si me pides otra cosa yo podría...

—¡Trae a Baekhyun! —le ordena a Namjoon, quien está parado en la puerta.

—Enseguida —le responde y sale nuevamente del cuarto.

—No sé qué voy a hacer contigo. Eres el recluso más rebelde que he tenido —le dice Jeon.

—Puedo hacer otra cosa para ti.

—Esto te costará caro Park.

Ya no me llama por mi nombre, está realmente furioso. ¿Y a qué se refiere con costarme caro?

—¿Quieres darme una paliza también?

—No lo sé. Podría ser.

—Pero ya sabes que no sé defenderme, así que sería un abuso.

—¿Disculpa? —le pregunta en forma irónica al escuchar las palabras del azabache —¿Me estás llamando abusivo?

—No, pero si quieres darme una paliza, podrías serlo. Si lo haces me matarás.

—Sí, es muy probable. Eres un pequeño pollo.

—¿Pollo?

—Sí, eres un pollito.

¿Acaso Jeon me llamó pollito? Debo estar alucinando.

—Aquí está Baekhyun —grita Namjoon al abrir la puerta y empujar al castaño hacia el centro de la habitación, ocasionando que caiga de rodillas al suelo.

Jeon lo observa con la mirada fría. La respiración de Baekhyun es agitada y temblorosa. Está aterrado. En silencio, observa a Jeon, con quien compartió tantos momentos íntimos, convertido en su peor verdugo.

A su lado, Jimin, mira con lástima al chico que lo hostigaba constantemente.

Debí haberme quedado callado. Todo lo que le ocurra a Baekhyun será mi culpa.

Jeon le hace una seña a Namjoon, quien busca una vieja silla que está en un rincón. Toma a Baekhyun del brazo y lo sienta en ella. Luego amarra sus pies a las patas y ambas manos detrás de su espalda.

Jeon mira a Jimin por un segundo e inmediatamente vuelve su mirada hacia Namjoon.

—¡Hazlo! —le indica.

—¡No, no Namjoon espera! —le suplica el castaño.

Jimin está desconcertado.

Con el puño, Namjoon comienza a golpear el rostro de Baekhyun. Una y otra vez hasta botarlo. Vuelve a acomodar la silla y continúa con los golpes. Por la boca y nariz del chico brota gran cantidad de sangre.

—Por favor haz que se detenga —le susurra Jimin a Jeon, mientras le toca el brazo.

Jeon se gira hacia él confundido.

—¿Quieres hacerlo tú?

—N-no.

—Entonces es mejor que te calles.

Namjoon ahora golpea el abdomen del chico sin piedad.

—¡Perdóname Jeon! ¡Ya no más! ¡Por favor! —suplica Baekhyun.

Jimin, desbordado por la escena, se gira hacia la pared y se sienta en el suelo. Jeon lo observa y se pone en cuclillas junto a él.

—¿Qué te pasa?

—Todo lo que está pasando es mi culpa.

—No es tu culpa Jimin. Él se buscó su propia desgracia a ser desleal conmigo.

Jimin lo mira con los ojos cristalinos y le pide:

—Haz que se detenga. Por favor —le pide con la voz entrecortada.

Y Jeon hace lo impensado: le ordena a Namjoon que se detenga.

—¡Ven conmigo! —le exige a Jimin, dejando a Baekhyun ensangrentado y casi inconsciente junto a su verdugo Namjoon.

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