15
ESTE CAPÍTULO PODRÍA RESULTAR SENSIBLE PARA ALGUNOS LECTORES.
SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.
Las piernas le tiemblan y siente su corazón acelerado. Un intenso calor se apodera de su estómago. Sus hombros se van hacia adelante y su cuerpo se enrolla sobre sí mismo. Jimin cae al suelo. Jihoon, quien está a su lado, trata inútilmente de sostenerlo. Al ver esta situación, Jeon se acerca corriendo para socorrer al azabache.
—No... suéltame —le susurra Jimin.
—Déjame ayudarte —le insiste preocupado.
—¡No! —le grita al levantarse tambaleando y comienza a caminar hacia su celda.
Detrás de él va Jihoon, quien le hace una seña a Jeon, dándole a entender que él cuidará de Jimin.
Al llegar a su celda, se sienta en el piso, justo al lado de la entrada. Con sus brazos lleva sus rodillas hasta su pecho y apoya su cabeza en ellas.
—Jimin, ¿estás bien?
—Déjame solo por favor.
—¿Estás seguro?
—Sí, estaré bien. Solo vete.
Jihoon se va y afuera se encuentra con Jeon.
—¿Él está bien?
—Me dijo que quiere estar solo.
—¿Pero está bien?
—Sí, Jeon, Jimin va a estar bien.
Durante muchas horas, Jimin se queda sentado en el suelo de su celda. Cuando por fin logra reaccionar y su mente está un poco más tranquila, se pone de pie y se recuesta sobre la cama. Intenta dormir, pero no consigue conciliar el sueño. Las palabras de Jihoon siguen resonando en su cabeza: "Mató a su familia mientras ellos dormían".
A la mañana siguiente, apenas suena la alarma y las celdas se abren, Jimin se dirige hasta la celda de Jeon. Se para en la entrada y lo ve sentado sobre la cama. Jeon levanta la cabeza, sorprendido de ver a Jimin allí. Por un momento, esboza una pequeña sonrisa, la que pronto se diluye al notar la expresión pálida del chico. Con los ojos vidriosos e hinchados, el azabache se acerca con lentitud hasta llegar al frente de Jeon, quien se pone de pie y espera la reacción de Jimin.
—Yo... necesito preguntarte algo —le dice con la voz temblorosa.
—¿Qué ocurre Jimin?
—¿Tú... serías capaz de matarme?
—¡No! ¡Por supuesto que no!
—Pero me dijiste que podría hacerlo si yo...
—Dije eso porque estaba enojado, estaba... herido. Estaba, estoy celoso. Jimin, yo quiero que estés conmigo. Pensar que estás con tu exnovio me pone mal.
—Yo no estoy con Jay. Yo jamás volvería con él después de lo que me hizo. Yo... Jeon... tú eres inocente, ¿verdad?
—¿Um, qué?
—Tú no asesinaste a tu familia. Yo sé que no.
Jeon lo mira desconcertado al principio. Luego baja la mirada y vuelve a sentarse en la cama. Suspira profundamente y guarda silencio durante algunos segundos. Vuelve a mirar a Jimin con los ojos inundados de lágrimas.
—Yo no los maté. Los encontré muertos cuando llegué a casa.
Luego de la cruda confesión, Jeon comienza a llorar como un niño pequeño. Como nunca antes lo hizo desde que llegó a ese lugar. Jimin lo abraza con fuerza y no lo suelta hasta que las lágrimas de Jeon cesan de brotar.
Jimin sufrió la muerte de su madre hace años atrás y fue desgarrador para él. No puede ni siquiera llegar a imaginar el dolor que siente Jeon por haber perdido a toda su familia y de esa manera tan trágica. Siente una profunda tristeza al verlo destrozado, pero también siente cierta tranquilidad en su corazón al saber que Jeon es inocente. Jimin lo presentía en su corazón.
—Jeon, lo siento tanto —le dice el azabache con los ojos inundados.
—Yo... vi a mi hermano tirado cerca de la puerta. Su ropa estaba ensangrentada. Yo... no lo hice.
—Lo sé, Jeon —trata de tranquilizarlo mientras le acaricia el cabello.
—Mi otro hermano estaba en el pasillo y mis padres estaban en su cama, ni siquiera alcanzaron a reaccionar...
—No sabes cuánto me duele que hayas pasado por eso.
—Me quedé solo en el mundo.
Jimin se ha separado solo un momento del cuerpo de su hombre, solo para hablarle. Luego vuelve a entrelazar sus brazos alrededor del cuerpo de Jeon. Se quedan abrazados por mucho rato.
—Jeon... me tienes a mí y jamás te abandonaré.
El pelinegro hombre, ahora más calmado, levanta la mirada para observar el hermoso rostro de su joven enamorado.
—Si te quedas para siempre conmigo, te prometo, te juro que siempre te cuidaré.
—¿Solo me cuidarás?
—Te cuidaré y... también te... amaré.
Ambos quedan viéndose el uno al otro. Jimin sonríe y Jeon esboza una pequeña sonrisa también.
—Jeon... yo también siento lo mismo por ti. Quiero estar contigo para siempre.
Jeon le muestra una leve sonrisa al chico, se siente complacido de escuchar sus palabras, sin embargo, sabe que Jimin saldrá de prisión en algunos años, en cambio, él debe permanecer allí para siempre.
—¿Volverás dormir conmigo?
—Cada noche dormiré contigo.
—Te extrañé tanto anoche.
—¿Jungkook?
—¿Sí?
—Nunca más vuelvas decirme algo tan horrible como que me matarás.
—Perdóname, Jimin. Estaba enojado, pero te juro que nunca más seré tan estúpido.
El chico acerca sus labios al rostro de su enamorado y primero lo besa en una mejilla y luego en la otra. Después posa sus labios en el mentón y le da un dulce y suave beso allí. Sube hasta su boca y relame sus labios contra los de Jeon. Le succiona la lengua un par de veces y en cuanto siente las cálidas manos de Jeon sobre su cintura, entrelaza sus brazos alrededor de su cuello para que su fornido hombre lo sujete del trasero y lo eleve para llevarlo a la cama.
Jeon desnuda al azabache en un suspiro. Besa su entrepierna, desatando el primer y casi inaudible quejido de Jimin. En otro suspiro, Jeon se desprende de su ropa. Agarrándolo de las caderas, atrae el trasero del azabache hasta su miembro, el que ya está erguido completamente. Entonces masaje su duro pene contra el exterior del agujero del chico.
Ahora los quejidos de Jimin son un poco más intensos, mientras su espalda comienza a encorvarse y los músculos de sus piernas se tensan.
Jeon se estremece al ver a su chico tan excitado. Le da algunas pequeñas, aunque firmes, palmadas a las nalgas de Jimin.
—¿Esto te gusta? —dice Jeon.
—S-sí, ¡Ah!
Jimin siente la punta del miembro en su entrada.
—¡Ah! ¡Mételo ya, maldición!
Luego de sus palabras, siente como la erección entra en su trasero. Una y otra vez, cada vez más profundo.
El chico chilla como un chivo, otra vez.
Jeon, por su parte, suelta roncos y profundos gemidos.
Las rudas embestidas de Jeon, llevan a Jimin a la excitación máxima hasta hacerlo expulsar su semen sobre su propio estómago. Jeon hace lo mismo.
Días después, la pareja se muestra unida y fortalecida después de haber superado el malentendido entre ellos ocasionado por Jay.
—Jeon, ¿sabes lo que me propuso Jay?
—¿Se acercó a hablarte otra vez?
—No. Me lo dijo esa vez.
—¿Qué te propuso ese idiota?
—Me dijo que confesaría que la droga que la policía encontró en mi auto era suya y que yo no sabía nada. Así yo podría salir de aquí.
—A cambio de que estés con él, me imagino.
—No, a cambio de que me aleje de ti y te diga que aún estoy enamorado de él.
—¿Sin estar realmente con él?
—Sí, sin estar con él.
-¿Y por qué no aceptaste? Tendrías que haberme contado su plan y listo.
—No, Jeon. Yo no quiero alejarme de ti. Si salgo libre, ya no estaré contigo nunca más.
—Pero Jimin...
—No Jeon, no lo haré. Y por favor no se te ocurra insistir con eso. Ya tomé la decisión.
—Pero Jimin, no puedes desperdiciar cinco años de tu vida aquí.
—Estaré contigo estos cinco años contigo, así que no será ningún desperdicio. Jeon, aquí encontré lo que nunca tuve después de que murió mi madre. Alguien que me quiere y se preocupa por mí. Por fin me siento feliz.
Jeon se siente conmovido por las palabras de su hermoso Jimin.
—¿Entonces yo te hago feliz?
—Mucho.
—Tú también a mí —le asegura y se acerca para besarlo y abrazarlo.
Semanas después, los días dentro del encierro transcurren con tranquilidad. La pareja se ha fortalecido y se mantienen más unidos que nunca.
Una noche, mientras Jeon duerme, dos reclusos entra en su celda y uno de ellos le da un fuerte golpe con un fierro en la cabeza que lo deja inconsciente. Luego lo llevan al cuarto que ocupó alguna vez para castigar a Baekhyun.
Lo dejan tirado en el suelo, maniatado de pies y manos; y con una cinta adhesiva tapando su boca.
Horas después, Jeon despierta desorientado e intenta soltarse de los amarres, pero no lo logra. Permanece algunas horas más en ese lugar hasta que Namjoom entra al cuarto y lo desata. Al quitarse la cinta de la boca, le dice a Namjoom con un suspiro:
—¡Dime que Jimin está bien!
—Jeon, Jimin... está en el hospital.
—No...
Lo golpearon y...
—¿Y qué? ¡Dime qué más!
—Fue violado. Eso me dijo el oficial.
—¡No! Mierda! ¡Nooooo! —el grito de Jeon resuena en todo el lugar.
Jeon sale corriendo del cuarto y Namjoom lo sigue.
—¡Maldito Baekho!
Espera Jeon, pudo haber sido Jay.
—¡Los mataré a ambos!
—Espera Jeon. Si haces algo, te enviarán a la celda de castigo y no podrás saber sobre el estado de Jimin.
Jeon detiene su andar y cierra sus ojos. Su respiración es agitada y su rostro está rojo.
—Necesito saber cómo está. Ve y averigua —le ordena.
El hombre, por supuesto, obedece e inmediatamente y va a cumplir la orden.
Jeon va a su celda y se queda allí hasta que Namjoom vuelve con noticias.
—Jeon...
—¿Cómo está?
—Está grave. Lo conectaron a una máquina para que pueda respirar.
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