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—¡Eso no es mío! —le dice al policía, mientras le coloca las esposas.

—Vamos chico —se lo lleva para meterlo a la patrulla y le lee sus derechos.

El policía se lo lleva detenido.

El chico de cabellos negros debe pasar toda la noche en el frío calabozo de la estación. En un momento dado, se pregunta si lo que está viviendo es real o es producto de su imaginación. Debido a que siempre ha estado acostumbrado a una vida llena de comodidades, el hambre, el frío y el miedo no le permiten conciliar el sueño y cuando por fin lo logra, se despierta exaltado cada cierto rato, pensando que ha despertado de la pesadilla en la que está. Rápidamente, se da cuenta de que el infierno que está viviendo es real.

Al día siguiente, muy temprano, un policía le grita desde el otro lado de los barrotes:

—¡Park!

—¿Ah? ¿Sí?

—¿Tienes una visita?

—¿Es mi padre?

—No, es tu abogado.

El chico se levanta algo decepcionado, pero al mismo tiempo esperanzado en que el abogado que probablemente envió su padre, podrá sacarlo de allí.

Al llegar a la pequeña sala de visitas, un hombre mayor, de apariencia seria, se acerca a él.

—Hola Jimin. Soy tu abogado. Tu padre me envió para ayudarte.

—Hola —le dice el chico mientras se sienta frente al abogado.

—Me imagino que sabes por qué estás aquí.

—Lo que encontró la policía no es mío.

—¿De quién es entonces?

—No lo sé.

—¿Y cómo llegó a tu auto?

—Me lo entregó... alguien.

—¿Quién, Jimin? Dime quién te lo entregó.

—yo no lo conozco.

—Jimin, si no me dices la verdad, no podré ayudarte.

—Yo...

—¿Cómo se llama la persona que te entregó la droga?

—Um, se llama... Jay.

—¿Y dónde está él ahora?

—No lo sé. Él se fue de viaje hace unos días.

—¿Es un amigo?

—Es... era mi novio. Me entregó el paquete y me pidió que lo guarde. No sabía que era droga.

—¿Nunca le preguntaste qué contenía el paquete que te entregó?

—No.

El abogado resopla preocupado.

—Jimin, no te mentiré. El cargo que te imputan es grave. Encontraron mucha droga en tu auto y si tu amigo no aparece, serás acusado de posesión y tráfico.

—¡¿Qué?! ¡¿Tráfico?!

—Así es. Esa cantidad no es razonable para tu consumo personal.

—Yo no consumo drogas, ni mucho menos las trafico.

—Debemos probarlo, Jimin. Pero si tu exnovio no aparece, no puedo hacer mucho. No obstante, si  logramos encontrarlo, es muy poco probable que él confiese que la droga es suya. ¿No lo crees?

El abogado le entrega un papel y lápiz a chico.

—Necesito que escribas su nombre y su dirección.

—Está bien —el chico le da al abogado la información que necesita.

—Cuando la policía vuelva a interrogarte, diles lo mismo que me dijiste a mí. No le mientas a la policía. Y no trates de encubrir a nadie. La persona que dejó la droga en tu auto, claramente quiere inculparte, así que no trates de defenderlo.

En los ojos del azabache, se puede notar su angustia. Al volver al calabozo, se sienta en el suelo, pensativo y desesperanzado.

La situación no se ve bien para el chico.

Horas después, durante la lectura de cargos, Jimin, quien está acompañado de su abogado, insistentemente mira hacia el fondo de la sala buscando algún rostro familiar, en particular, el de su padre, sin embargo, no lo ve. Su padre nuevamente no llega.

Terminada la audiencia, el juez no le da derecho a fianza y lo obliga a permanecer y prisión durante el proceso de investigación que durará un mes.

Lastimosamente para el chico, durante todo ese mes, no recibe ninguna visita, ni siquiera de su viudo padre, quien aún se encuentra de viaje en el extranjero, según le informó su abogado.

Las pruebas contra Jimin son irrefutables. Aconsejado por su abogado, el chico se declara culpable de todos los cargos y es sentenciado a cinco años de prisión.

—¡No! ¡No puedo estar encerrado durante cinco años! ¡Tiene que ayudarme! ¡Yo no hice nada!

Le vocifera el pelinegro chico a su abogado, al ser llevado por dos oficiales hacia el interior de la corte.

Aunque el abogado, le cree, no tiene cómo probar que el chico es inocente.

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En este capítulo Jimin está pasando momentos realmente difíciles, pero los que vendrán, serán un verdadero calvario.

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