Capítulo 39 ✔️

El rostro de Rick estaba realmente magullado, mi pobre hombre estaba todo herido. Daniel, no se quedaba atrás.

Necesitaba saber con urgencia que era lo que había ocurrido exactamente, para que ellos estuvieran así. Conocía sus hojas de vidas, y sabía que algo grave ocurrió.

— ¿Samantha?— pregunta con voz ronca Rick, mientras se acomodaba en la camilla— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te dejaron entrar? ¿Quién es ese tipo?— pregunta referente a Sev.

— Amor, que susto me diste— atino a decirle— Él es el Doctor, Sev Stone— señalo a mi amigo- Es un muy gran amigo, y excelente doctor. Él está encargado de tu caso, y el de Daniel. Hola cuñado, ¿qué tal estás?— le pregunto a Daniel.

— Hola Sam, me duele todo, lo único que no soporto es la pierna, de resto todo fino— dice Daniel, acomodándose en la camilla.

— Buenas noches señores, soy el Doctor, Sev Stone, y estaré a cargo de su tratamiento. Ya revisé sus casos, y no hay nada de que alarmarse— dice más para mí, que para los demás.

— Muchas gracias, doctor. Pero no entiendo, ¿cómo es que mí Sam, está aquí, en un área reservada?— pregunta algo celoso Rick.

— Su novia y yo nos conocemos desde hace más de cinco años. Ella estuvo internada aquí por un problema, del que no estoy autorizado a hablar— dice después de ve que le estoy comiendo con los ojos por hablador.

— ¿Y eso explica que esté ella aquí?— pregunta un poco inquieto Rick.

— Vaya hombre, déjalo en paz. Agradece que tu chica está aquí. Y deja al pobre doctor— interfiere Daniel, a la par que se rasca la pierna.

— ¿Cariño, qué fue lo que les ocurrió exactamente? Nadie quiere decirme y estoy muy preocupada.

— Es confidencial, lo siento— dice Daniel.

— Estábamos en una parte, vigilando, y una granada cayó cerca de nosotros, tuvimos suerte de salir pronto del radio de alcance, pero no fuimos lo suficiente rápidos para evitar el área de impacto. Y bueno, tuvimos estás heridas— explica Rick, como si fuera de lo más común.

— ¿Qué?— exclamo sorprendida y aterrada de que algo le pudiera ocurrir— Rick, eso fue muy riesgoso. ¿Por qué no fueron más cuidadosos?

— Nena, no es nada. Vele el lado positivo— me insinúa Rick, con picardía.

— ¿Y cuál es el lado positivo de ésto?— pregunto sin entender.

— Necesitaré una enfermera, que me atienda, me mime, me...— deja un espacio de silencio mientras que con sus cejas insinúa cosas.

— Ya ves, Samantha. Tu novio, está completamente sano. De hecho, creo que ya se le puede ir dando orden para trasladarlos, a los dos, a una habitación en el piso inferior— nos informa Sev.

— Finalmente, ya no quiero estar aquí— expresa con alegría Daniel.

— Eso no significa que nos den de alta, tarado— Rick dice mientras le lanza una almohada.

— Pero es un paso más cerca a la libertad— dice Daniel con fingida agonía.

— Bueno, Samantha, ya lo viste. Estás segura de que no le pasó nada grave, ya es tiempo de que nos marchemos. Total, ahora voy y firmo la hoja para que los bajen a las habitaciones— me dice Sev, tomándome del brazo.

Salimos bajo la intensa mirada de mi novio.

— Hermano, relájate. Sólo son amigos y ya— escucho a Daniel decirle a Rick, mientras nos alejamos.

Caminamos un poco, distanciándonos de los pacientes.

— ¿Más tranquila?— pregunta.

— Hay algo en esta historia que no me gusta. Es muy extraña.

— Samantha, ya él te dijo que fue lo que pasó; aún cuando no debía— intenta calmarme mi amigo.

— Sev, esto huele mal. He leído y estudiado muy bien su currículum. Él no se dejaría emboscar así de fácil.

— Samantha, deja de buscarle peros. El hombre está sano y eso es lo que importa.

...

Horas más tarde, ya había amanecido, Daniel y Rick, fueron trasladados a unas habitaciones en el piso de abajo, tal como dijo Sev.

Yo no me había movido ni un poco. También le había comentado mis dudas sobre el atentado, a Skyler; pero ella también me dijo que no me preocupara, que ya ellos estaban a salvo.

Pero yo intuía que algo más había pasado. Pero no sabía exactamente como averiguar lo ocurrido.

Sin embargo, después de rogarle y rogarle a Skyler, ella accedió a ayudarme.

Ambas averiguaríamos donde fue el atentado, y a quienes estaban persiguiendo nuestros hombres.

...

Dos días después, los chicos fueron dados de alta.

Sev, se encargó de darnos todas las indicaciones para el cuidado de nuestras parejas, además de ponerse a la orden, por si necesitabamos de su ayuda.

...

A Daniel, le habían dado un bastón para que pudiera caminar; pues el muy necio odiaba utilizar muletas, y convenció a Stone, de usar un bastón y caminar poco.

Mientras tanto, a Rick, le inmovilizaron el brazo. De resto estaba ya casi curado.

...

Una vez que llegamos al estacionamiento de nuestro apartamento, pues habíamos decidido que se quedarían con nosotras; Skyler, accedió subir primero.

Ella debía encerrar a las perras, pies luego las presentaríamos, pero por el momento lo más sano para los lesionados, eran que ellas no estuvieran a la vista.

Al llegar a nuestro apartamento, Daniel, se echó en el sofá, pues no aguantaba la pierna, y Rick, se veía incómodo de no poder usar su brazo como estaba acostumbrado.

Nosotras nos ocupamos de que nuestras habitaciones, tuvieran todas las comodidades que ellos necesitarían en su reposo.

— Chicos, tenemos algo de que hablarles— les digo, haciéndole una seña a Sky para que vaya a buscar a las perras, que curiosamente estaban calladas— Hay algo que queremos enseñarles, Sky— le indico que las traiga.

Las perras salen, cada una con su collar y atada, siendo guiadas por Skyler. Ambas estábamos apostando a que ellas no resultarán agresivas con nuestros invitados.

— Vaya, que sorpresa— exclama Daniel, se le ve muy animado.

— ¿Son suyas?— pregunta Rick, tratando de acercarse a Eris.

— Más bien de Samantha. Ellas son Eris y Karma— señala Sky— Yo que tú, tendría cuidado Rick. Son un poco agresivas con los desconocidos.

— Hola Eris, soy Rick— dice bajándose a la altura de la perra.

Yo estaba aterrada, pensaba en los miles escenarios que podrían ocurrir, si alguna de ellas reaccionaba mal, así como reaccionaba cuando se acercaban María o Vianko.

Pero mis temores fueron desplazados, al ver a la cachorra, agachar su cabeza y ponerla en el regazo de Rick.

Sky, estaba anonadada, y yo no daba crédito a lo que mis ojos veían.

Daniel, poco a poco se fue acercando a Karma, y ésta se sentó aceptando sus caricias.

Prácticamente, las perras habían aceptado a nuestros chicos, de una manera rápida y sin problema.

Esto me demostraba una vez más, que no habíamos podido elegir mejores personas, para compartir nuestras vidas.

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