Capítulo 37 ✔️
Narrador Samantha Romanoff
Aunque no quería, debía dar un escarmiento a los que osaban robarme.
Tanto tiempo con Rick, viviendo una vida "legal y normal", que ya me había acostumbrado a no tener que mancharme las manos con este tipo de situaciones.
Skyler y el jefe de seguridad, se habían encargado de buscar a los presuntos responsables del desvío de mercancía.
El jefe, Bayron, se encargó personalmente de interrogar a cada implicado. Él fue agente del FBI, era un experto en cuestiones de interrogación, hacía hablar hasta al mudo; lástima que su ambición pudo más que su moral. Y ahora trabajaba para mí.
El caso es que de los veintitrés involucrados, sólo dieciocho habían participado con alevosía, y por ende, ellos recibirían su castigo.
Como prometió Skyler, los inocentes fueron despedidos con su respectiva liquidación y enviados a diversas ciudades alrededor del país.
———
Los dieciocho traidores, además del descarado de Joao Medeiros, fueron llevados al final de la fábrica. Todos estaban encapuchados y con sus manos amarradas.
Todos sabían que su fin había llegado; todos se quedaron en silencio, exceptuando al imbécil de Joao. Éste suplicaba a gritos que lo liberarán, que era una injusticia, una equivocación.
Decidí que a él lo dejaría de último. Como me sugirió Sky; haría que mis hombres y ella, acabarán con los tipos. Pero yo me encargaría del último.
Los que habían sido inocentes, presenciarian la ejecución, así serviría como precedente para futuras traiciones.
Todos estaban acomodados, uno al lado del otro. Mirando al frente. Cada uno de mis hombres, tendría a su cargo a un traidor, excepto Sky, quién acabaría con tres.
La escena parecía sacada de una película de la segunda guerra mundial, todos parados, esperando su sentencia a muerte.
— Ésto que hoy va a ocurrir, espero que sirva como escarmiento a futuras traiciones — digo colocándome frente a ellos — Decidí ser benévola con ustedes, y darles una muerte rápida. Todos sabían los riesgos, y aún así los aceptaron.
>> Chicos— me preparo para dar la orden— Preparen— se escucha el sonido de las armas siendo empuñadas— Apunten— para este momento todos empezaron a llorar y suplicar— Fuego.
Dieciocho disparos de manera unísona fue lo único que se escuchó. Me posiciono delante de Joao, quién es el único que queda.
— Mira hasta donde te llevo tu ambición desmedida. ¿Acaso no te pagaba lo suficiente? ¿Por qué robarme? Robar a quién te tendió la mano— le empiezo a reprochar a medida que lo rodeo.
— Señora, mi señora, yo no sabía que estaba haciendo. Me deslumbre con el dinero. Vi la oportunidad y simplemente me dejé llevar— me dice sollozando.
— Sólo te preguntaré una vez, ¿quién te lo propuso? Y no mientas— le interrogo, a pesar de saber la respuesta.
Después de llorar y trabarse un par de veces, empieza su relato.
— El señor Corvinus.
— Sabes perfectamente que hay tres señores Corvinus.
— El más joven, el de ojos azules. Él vino al restaurante que frecuentaba, acompañado de una joven, muy hermosa.
— ¿Cómo era ella?
— Alta, trigueña, cabello castaño oscuro y ojos azules.
— ¿Te dijo su nombre?— insisto, sabiendo la respuesta.
— Se presentó como su hermana. Tenía su mismo apellido. Dijo que venía de su parte, y que el joven, solo la acompañaba por seguridad.
Así que la maldita ya se ufanaba de llevar mí apellido. Pero ésto no se quedaría así.
— ¿Qué más?— sigo indagando.
— No hay más nada, señora.
— ¿Ni una disculpa?— digo.
— Señora, cometí un error. Sabía en qué me estaba metiendo, y aún así lo hice. Sólo podría decirle, que tenga mucho cuidado con esa mujer. Puede llegar a ser más peligrosa que usted, con todo respeto.
Una vez finalizada sus últimas palabras, saco mi arma y la descargo en él.
El simple hecho de que alguien me de órdenes me ponía muy de malas. Y si le sumaba que la arpía de Natasha, estaba haciendo de las suyas y usando mí apellido; podríamos decir, que era un volcán a punto de erupcionar.
...
Los hombres se encargaron de recoger los cuerpos, meterlos en bolsas negras y depositarlos en cualquier bosque que estuviera lo suficientemente alejado. Después se encargaron de llevar a los sobrevivientes a sus respectivos nuevos hogares.
Debido a la muerte de Joao, alguien debía de suplirlo. Y de común acuerdo con Skyler, aceptamos que Erick Lensher, sería el nuevo encargado.
Pero para evitar nuevos levantamientos, decidimos venir de manera más seguida, aún cuando eso nos cause problemas con los policías.
...
El camino de regreso era cansón, y como no tenía ánimos de manejar y Sky es una loca al volante; decidimos que nos detendríamos en uno de los hoteles que habíamos visto en el camino.
———
Salimos a eso del mediodía, ya descansadas y con nueva energía.
Ya para las nueve de la noche, estábamos en nuestro departamento, por lo cansadas que llegamos del viaje, nos acostamos de una vez.
———
El día miércoles, nos pusimos a organizar los documentos que nos trajimos, verificar quiénes trabajan para nosotros y quiénes trabajan para el Diablo, y ahora hay una nueva posibilidad, de quiénes trabajan con Antón y Natasha.
Fue muy complicado analizar quién podría ser un espía, y a quienes podríamos confiarles el trabajo de espía.
Después de unas cuantas horas, ya teníamos una lista de los posibles candidatos.
———
Todo estaba tomando su lugar en el cruel juego de la vida.
El problema era que en este juego, jugara como jugara, tenía toda las de perder.
Las mentiras que había dicho durante siete años, se estaban aglomerando, cual avalancha, y pronto se sabría la verdad.
Y debía ser consciente de ello.
Sin importar de donde se reventara la cuerda, yo saldría muy perjudicada.
Mi plan era desenmascarar a Drag y a Dimitri, sin importar que yo saliera salpicada. Skyler, sabía las consecuencias de mi plan, y había accedido a seguir a mi lado, sin importar nuestro destino.
Pero había algo, que no me dejaba en paz.
Había algo en el ambiente, que me decía que todo está por acabar. Y de la peor manera.
Quizás fuera mi conciencia diciéndome que huya a un lugar donde no me puedan encontrar.
Pero soy lo suficientemente egoísta, como para alejarme de Rick. Y menos en el momento en el que me siento más feliz.
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