Capítulo 22✔️
Narrador Drag Müller
Intuía que la sorpresa que me daría Samantha, se trataba de sexo, pues es en lo que es buena, además de matar.
Los invitados ya se habían retirado, sólo quedaba el personal de servicio.
— Ya tengo todo listo, Drag. Sólo faltas tú— dice mi prometida.
— Vamos.
Sin embargo, cuando nos decidimos a subir las escaleras que llevan a mi dormitorio, María, aparece luciendo un hermoso baby doll en color rojo, resaltando sus labios.
— ¿A dónde vas? ¿No sé supone que nos quedaríamos juntos ésta noche?— dice contrariada y celosa al verme sujetando posesivamente a Samantha.
— Lo siento, niña. Hoy tus servicios no serán necesarios. Pero, sí lo que quieres es un pedazo de carne, pídeselo a Vianko. Estoy segura que él estará feliz de recibirte— dice con sorna mi chica.
— ¿Dejarás qué me hable así? Soy tu mujer, Drag, tu acompañante desde siempre...
Decido intervenir pues se lo que se avecina, la misma pelea de siempre, cada que éstas dos se juntan.
— Basta, es mi cumpleaños y yo decidiré con quién pasarla. Vamos— digo agarrando a mi Roja— Y más te vale que sea buena tu sorpresa.
— Confía en mí, Diablo. Te encantará.
Subimos los escalones faltantes para llegar a mi alcoba, siento como mi Roja me pone sus delicadas pero letales manos en mis ojos, junto a una cinta.
— Es parte del juego, síguelo si quieres disfrutar.
Acepto no muy convencido.
Al entrar siento como se aleja de mí, pero me pide que no me quite la venda. Pasan unos segundos en donde empiezo a impacientarme.
— Ya puedes quitártelos— me ordena sensualmente otra voz ajena a mi chica, pero muy conocida.
La pequeña Rubia, hace acto de presencia con un mini conjunto blanco ajustado y sexy, resaltando todos sus atributos de una forma muy apetecible.
Viéndola así, me hace querer matar al Perro, por dejarla ir tan fácil con el policía.
— Sky... Por qué no me sorprende... ¿Dónde está...?
— Shhh— aparece Samantha, detrás de mí— Tranquilo, Diablo. No pensaras que te dejaría a solas con ella, ¿o sí?— me susurra coqueta mientras rasguña mi entrepierna.
A diferencia de Sky, Samantha, lucía un conjunto negro, extremadamente pequeño y ajustado, sus senos parecían que querían saltar a mis manos, y la mini tanga daba la impresión de que no podría contener por mucho tiempo su enorme trasero.
— Sabes muy bien que en cuestión de sexo...— comenta Skyler, acercándose lenta y sensualmente.
— ...Nos gusta mandar— le sigue Samantha— Pero, por ser tú cumpleaños. Hoy haremos...
— Lo que nos pidas— dice Sky mientras besa a Samantha.
Me quedo unos segundos observando la situación, observando como una ángel y una demonia se comían y yo disfrutando de la situación.
— Perfecto— digo acomodando mi erección— Roja, acuéstate en la cama, y empieza a tocarte. Y tú, Rubia, desnúdame lentamente.
Samantha, me observa perpleja. Ella siempre es la que me desnuda. A pesar de eso, ambas hacen lo que les pedí.
La Rubia, se acerca gateando hasta mí, y de abajo hacia arriba empieza a realizar lo ordenado. Primero los zapatos, en cada movimiento me da vista de sus perfectas nalgas; luego se detiene con la correa y el cierre del pantalón, muerde sus labios ansiosa, y procede a bajarme el pantalón con ayuda de su boca.
Cuando por fin libera mi miembro, éste le da duro en la cara, y en vez de disgustarle, la muy perra lo saborea un poco mientras que con sus manos desabrocha cada botón de mi camisa.
Por unos instantes me olvidó de los problemas con los proveedores y mis contrincantes políticos, y me concentro en la magnífica felación que me están haciendo. Minutos después, me corro con intensidad en su rostro.
Molesto por haber acabado antes la agarró por el cuello y la levantó, la muy cínica se ríe y saborea mi ser, con ayuda de sus manos. Agarra mi camisa y se limpia por completo la cara. Después de limpiarse tiene la osadía de besarme con fuerza haciéndome un pequeño corte en el labio.
La lanzó al suelo, mientras ella sonríe victoriosa, mientras veo a mi Roja dándose placer, y rápidamente me repongo. Su cara contorsionada por el placer hace que me den ganas de penetrarla sin piedad, y así lo hice.
Justo en el momento en que ella estaba por acabar, la penetró con fuerza, sacándole un grito de sorpresa y excitación.
Sin perder tiempo, ordeno a la Rubia a que se acerque.
— Sky, siéntate encima de su rostro. Sam, disfruta de ella cómo si de un manjar se tratase— ordeno cegado de lujuria, aún dentro de ella.
Ambas me hacen caso, y enseguida se escuchan los gemidos de placer de Sky, después de la maravillosa intrusión de la lengua de mi Roja.
Sigo penetrando a Samantha, quién por instantes dejaba a Skyler, para poder gemir tranquila. La Rubia, se alza y me empieza a besar con fervor.
Así estuvimos los tres por unos minutos más, hasta que ambas se corren con intensidad.
Yo resisto lo más que puedo, por qué sé qué la noche aún empieza y ellas son unas ninfómanas que siempre quieren más.
— ¿Quieren más?— pregunto, a sabiendas de la respuesta.
— Sí, amo— dicen ambas arrodilladas frente a mi en la cama.
— Cambiaremos de posiciones. Rubia, prepárate para recibir tu castigo por hacerme correr tan rápido. Y tu, Roja, prepárate a recibir una buena mamada.
Aunque Sky, empieza a ponerse como debe, Samantha, se me acerca a gatas y con una sonrisa traviesa y diabólica.
— Lo siento, amo. Pero no puedo evitarlo.
No sé a qué se refiere hasta que ya es muy tarde.
Siento como se acerca a mi miembro, y empieza a masajearlo sin piedad, primero con sus manos y luego con sus senos.
— No concibo que ella pruebe tu majar y yo no— dice haciendo pucheros de niña buena.
No pasa mucho cuando le acabo en el rostro, senos y manos. La corrida, me quita el aliento pero no las ganas. Y más al verla sonreír con satisfacción por lograr su cometido.
Sin importarme nada la lanzó a la cama, y empiezo a besarla mientras que con mis manos recorro todo su cuerpo, aprisionando sus senos hasta sacarle gritos de placer.
Cuando me canso de sus labios, voy a por su cuello y le dejó un chupón, a sabiendas de que mañana me odiara. Sigo hasta su abdomen, donde muerdo su monte de venus y ella alza su pelvis en busca de más acción.
La Rubia, se acerca a ella y le da atención a su boca y senos, mientras yo me concentro en su vagina.
Lamo, muerdo y soplo con ahínco, como si fuera la primera y última vez en probarla.
Después de unos minutos en que inserto mis dedos, ella se corre. Aprovecho de probarla y deleitarme con su sabor. Hago que Sky, también la pruebe y luego la beso.
Ya recuperado y listo para la acción, la volteo y la penetró sin piedad, dándole nalgadas a la par de que entró y salgo de ella sin contemplaciones.
Skyler, saca un dildo de la gaveta, supongo que lo colocaron allí antes de la fiesta. Y se lo inserte al mismo tiempo que le doy a su amiga.
Pasamos toda la noche y parte de la madrugada, realizando triángulos de placer, poses llenas de lujuria, sonidos y gritos de emoción.
Además de un pequeño sazón a despedida que no entendí.
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