Despierto sobresaltada, otra vez la misma pesadilla, o mejor dicho recuerdos. Al levantarme un dolor de cabeza me recuerda todo el alcohol que tomé anoche, y un dolor del cuerpo producto de los movimientos de anoche, me hace sonreír.

"Joder, pero que noche. Ése hombre sí que sabe moverse"

No puedo coincidir más con mi conciencia. Rick, demostró ser un hombre con todas las letras. A pesar de todas las aventuras que he tenido, nunca había sentido la necesidad de serle infiel a Drag, hasta ahora.

Observó a mi acompañante, el cual luce muy apacible dormido. Me levanto con mucho cuidado y me dirijo al baño, veo mi reflejo en el espejo y estoy como lo esperaba.

El maquillaje estaba completamente corrido, mis labios hinchados, mis mejillas sonrojadas y mis ojos con un brillo único, señales inequívocas de una dosis de buen sexo.

Incluso tengo un chupón en el cuello, y por primera vez no me molesta.

Al salir del baño, después de hacer mis necesidades y lavarme la cara, veo que mi nuevo amante se ha despertado y me mira incómodo.

Debo manejar mis cartas a la perfección y continuar en mi papel de chica light.

- Buenos días- digo animada.

- Buenos días- me corresponde él- Me gustaría hablar contigo y ...- dice pero lo interrumpo.

- Tranquilo. Aún recuerdo la promesa de anoche. Sin compromisos- le digo serena- Mira no espero que me vuelvas a llamar o algo por el estilo. Soy consciente de que eres un hombre prohibido, y aunque anoche estuviste conmigo, sé que no significa nada. Sé cómo son esas cosas- miento.

- ¿Ah?- pregunta confundido.

- De ahora en adelante, tú no me conoces ni yo a ti- digo sinceramente afligida- Y como ni nuestros números de teléfonos tenemos, todo es más fácil, ¿no?

- Guao, no me esperaba está reacción- dice sorprendido.

- Lo supuse. Pero yo soy fiel a mis promesas- digo terminando de ponerme mi vestido- Pero ten- le lanzó mi braga- Para que no me olvides.

Salgo del cuarto con una sonrisa genuina.

Al llegar a la sala veo a Sky, tomando café con Daniel. Ambos se ven muy felices y relajados, al verme me saludan muy animados.

- Buenos días- digo para ambos.

- No te pregunto cómo dormiste, porque se nota- dice Sky señalando mi chupón.

Sin poder evitarlo me sonrojo, acto que desconcertó a Sky y a mí.

- ¿Buenos días?- dice Rick vistiendo con la ropa de ayer.

- Yo tampoco preguntaré como dormiste- dice Daniel, conteniendo sin éxito su risa.

Todos vemos cómo Rick, se sonroja y decido sacarlo del apuro.

- Sky, ya deberíamos irnos. El consultorio no se abrirá sólo.

Drag, meses atrás había buscado un consultorio en el centro de la cuidad, para que yo pudiera ejercer mi carrera y tener una coartada.

"El Diablo piensa en todo"

- ¡Oh! Cierto. Adiós amor. Nos estamos comunicando- dice dándole un beso a su nueva conquista.

- Esperen, ¿consultorio?- pregunta Daniel, como buen policía.

- Sky es psiquiatra, y yo soy psicóloga- les explico.

- No sabía- dice Rick sorprendido.

- Hay muchas cosas que no sabes.

- Yo las llevo- dice Daniel agarrando su chaqueta.

- No es necesario, nosotras podemos...- no me dejan terminar.

- Ni hablar. Nosotros las trajimos, nosotros las llevamos- dice Rick decidido.

...

- Muchas gracias- digo cuando llegamos- Me gustaría repetir lo de anoche, pero sé que eso no se puede- digo al oído de Rick, el cual se tensa.

Sky termina de despedirse mientras que yo entro al edificio donde queda nuestro apartamento.

...

- Cuéntame todo- me pide mi amiga, una vez ya estamos cómodas en el apartamento.

- Sólo diré que es mejor que Drag- comento mientras me despojo de mi vestido.

- Vaya. Debe ser perfecto, porque Drag, es insuperable, o eso creímos.

- Bueno, ya tiene competencia y de la buena- digo haciéndole un seña del tamaño.

- Joder. El de Daniel es ... Pero el tuyo es...

- Ahora sólo falta el reencuentro.

- ¿Y qué planeas?- pregunta seria.

- Tú sigue viéndote con Daniel, sé que eso es un gran sacrificio- comento tomándole el pelo- Luego ya verás lo que planeo.

- Ok. Pero una pregunta, yo ya estoy separada de Damián, pero, ¿tú y Drag?. ¿Qué sentiste al serle infiel por primera vez?

- Nada. Ya él no me importa. Y creeme si se me presenta la oportunidad no dudaré en hacerlo otra vez. Drag, se encargó de matar lo que teníamos, sea lo que sea, lo hizo al querer eliminarme.

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Dos semanas han pasado de nuestro encuentro con los policías.

Sky y Daniel, se veían casi a diario, él la venía a buscar siempre para ir a comer o cada que su trabajo se lo permitía. De una forma me daba envidia de que mi amiga si pudiera tener una vida normal, una vida que me fue arrebatado desde mi nacimiento.

Por mi parte, todo este tiempo he estado trabajando en el consultorio. En realidad no era sólo una fachada. En verdad atendía a civiles. Pero también recibía la visita de varios emisarios de varias mafias para hablar de negocios.

Ya que aún lideraba una gran mafia, también era la mujer del Diablo (al menos para todos), más las misiones que nunca faltaban para el Ángel. El consultorio se había vuelto mi nuevo centro de operaciones.

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- Hola Sam, ¿cómo estás?- pregunta muy alegre Daniel, mientras aguarda a su chica.

- Hey, hola Daniel. Bien y ¿tú?- digo mientras organizo unos papeles.

- Ya sabes, el trabajo se está volviendo complicado.

- ¿A caso los malos se han fugado?- pregunto aparentando poca curiosidad.

- Burlate- dice enojado- Aunque en realidad tienes razón. Esos tipos son como la ballena blanca...

- Todos saben de él pero nadie lo ha visto- le interrumpo.

- Tú si sabes.

- No por nada soy psicóloga- termino riendo.

En eso entra Sky, con una sonrisa genuina, y se le lanza a los brazos de Daniel, quién la recibe gustoso, mientras se besan con vehemencia.

- Amor, llegaste rápido- dice ella aún en sus brazos.

- No podía esperar para verte.

Decido interrumpir a la feliz pareja.

- Sky, recuerda que hoy viene el señor Moon, y ya sabes cómo es- le recuerdo, sacándola de su burbuja de enamoramiento.

- Aff... Cierto. Adiós.

- Hasta pronto, Sam. Prometo traerla temprano.

Me quedé esperando la llegada de Alexander, para poder ultimar los detalles de mi pequeño plan suicida, para poder así reencontrarme con mi papi poli.

Estaba contando los días para volver a comerme ese bizcocho.

Y soy muy consciente de que la espera valdrá la pena.