capítulo 10


"¿Qué?" La voz de Harry sonaba algo quebrada y muy confundida, mismos sentimientos que reflejaba su rostro.

Charlus mantuvo la expresión de culpabilidad, hasta que Dorea intervino.

"¡Por Morgana! ¡No asustes al niño así!" Mientras su esposa golpeaba suavemente su brazo.

Charlus no soportó la cara seria y soltó una carcajada nerviosa. "Lo siento, Harry, trataba de aligerar el ambiente." Dijo el hombre mayor mientras frotaba las palmas de sus manos en círculos de forma horizontal como gesto nervioso. "Sin embargo, hay algo de verdad en ello."

Harry lo miraba atentamente, esperando que no hiciera otra broma fingiendo seriedad.
Habría sido gracioso si no lo hubiera dicho con tanto pesar.

"Fleamont es mi medio hermano, en realidad, solo compartimos el mismo padre." Confiesa Charlus.

"Bueno, pero eso no es malo, ¿Cierto? Quiero decir, siguen siendo familia y eso…" La voz de Harry se fue haciendo más pequeña a medida que recordaba a tía Petunia, y como no importaba que Lily fuera su hermana completa y que al final la sangre no hace alguna diferencia en algunas familias.

"El problema, querido niño, tiene origen en que mi llegada a la vida de Fleamont implicó una vida más difícil para él, además, mi hermano era hijo único de una familia rica y estaba bastante consentido, aunque no fue solo eso." Dice Charlus haciendo una ligera mueca de incomodidad.

Charlus procedió a contarle la historia de su vida a su hijo adoptivo, siendo sostenido por la mano de Dorea en señal de apoyo.

Celine Flamcourt, de soltera Beaufort, una mujer bella y joven, de cabello rubio fresa y ojos del color del cielo, casada con el hijo menor de una de las familias más influyentes y ricas de toda Francia, vivía una vida llena de comodidades, lo que ella deseara estaría siempre a su disposición, todo aquello que el dinero pudiera comprar, pero, hay una cosa que comprarla es imposible, ya que esta no tiene precio, esa cosa llamada amor.

El matrimonio de Celine fue completamente arreglado, ella no estuvo presente en ningún momento mientras se realizaban los acuerdos, no es como si hubiera servido de algo de todos modos. Ella sería la perfecta esposa trofeo de un hombre exitoso y de buena familia, no debía de quejarse, su esposo Antoine era rico y bien parecido, su cabello era negro como el ébano, su rostro aristocrático y sus ojos grises resaltaban notablemente, pero era frío y caótico como una tormenta de invierno, era grosero, pero nunca la golpeó u obligó a hacer algo que no quisiera. De vez en cuando intentaban concebir un hijo que continuara con el linaje Flamcourt, mas no era exactamente una prioridad.

Su vida era completamente monótona, vacía, sin color alguno. Le invadía una agonía insoportable el pensar que así sería el resto de su vida, lo que la hacía llorar hasta quedarse dormida algunas noches. Sin apoyo de ninguna de las personas que se suponen deberían amarla, se sentía sola y completamente perdida. Pero su vida daría un giro de 180°.

Celine encontró un alma amable, una luz entre la oscuridad en la que vivía. Henry, era su nombre. Un hombre cercano a la mediana edad, había líneas plateadas entre su cabello negro, ojos azul grisáceos rodeados de ligeras arrugas por tanto reír, y la sonrisa más dulce que la joven había visto en su existencia; era un hombre muy apuesto, pero eso no fue lo que la conquistó, sino la manera amable y respetuosa con la que la trataba, lo inteligente y apasionado que era cuando hablaba de pociones o de asuntos del Wizengamot que defendía a capa y espada.

Se conocieron mientras Henry visitaba Francia por asuntos de relaciones exteriores con Gran Bretaña, así como también hacer un trato de venta y exportación de las pociones de su creación con la familia Flamcourt. Ninguno quiso romper sus votos matrimoniales, pero la conexión que sentían entre sí fue demasiado fuerte por una noche.

Después de aquello, acordaron no volver a contactarse de nuevo, por respeto a su matrimonio. Sin embargo, de aquel prohibido acto de amor, habría quedado evidencia. Charlus nacería bajo el nombre de Charlus Antoine Flamcourt. Celine haría pasar a su hijo fruto de su verdadero amor como el hijo de su marido, lo cual le benefició ya que aquel hombre no la volvió a tocar.

Todo había salido bien, Charlus tenía el cabello negro y los ojos azul grisáceo, quien lo viera se atrevería a decir que se parecía a su supuesto padre, el cabello negro y el color de sus ojos podía pasar fácilmente por una combinación de los ojos azules de su madre y los ojos grises de Antoine. Durante 11 años su vida fue tranquila, nadie sospechó de su engaño, y tampoco volvió a saber de Henry de nuevo. Pero todo se fue a la basura cuando llegó aquella maldita carta a su hogar. Su amado niño recibió una carta de aceptación del colegio Hogwarts de magia y hechicería en lugar de una de la Academia Beauxbatons. Su esposo Antoine inmediatamente sospechó y realizó un ritual de linaje con Charlus una vez que Celine estuvo fuera de casa para comprar un regalo para su hijo.

Salió a la luz que Charlus en realidad no era un Flamcourt, por lo que Antoine los echó a ambos de su hogar. Se rompió el acuerdo que había entre la casa Beaufort y Flamcourt. Es seguro que habrían cargado con mayores consecuencias si Antoine hubiera sido el heredero principal de su familia, los habrían acusado de robo de línea y la pena es una vida en la cárcel o la muerte, por lo que tuvieron suerte de salir vivos y sin problemas legales.

Celine y Charlus fueron convocados por la casa ancestral Beaufort para decidir cuál sería su destino.

"Todo estará bien, cariño. Lo prometo." Tranquilizó Celine a su hijo, tomándolo de la mano mientras avanzaba para enfrentar a sus verdugos al interior de su hogar ancestral.

"Has profanado el honor de esta familia, no eres más que una vergüenza. Tu hijo no estará ligado con esta casa. Deberás entregarlo a su verdadero padre de inmediato. A menos que no sepas quién es, y que seas peor que una cualquiera, de ser así entonces yo mismo me desharé de tu mancha." Decretó el patriarca de la antigua y noble casa Beaufort, respaldado por otros miembros antiguos del clan que se encontraban a su lado, dejando claro que la existencia de Charlus corría peligro si se dejaba en manos de su familia materna.

"Mi hijo no es ninguna mancha tal como insinúas, padre. Podré haber cometido errores a tus ojos, pero no hay nada de lo que me arrepienta. Charlus se quedará conmigo." Respondió desafiante la bella mujer.

"¿En serio crees que tienes alguna elección al respecto? Eres tan ingenua, como patética. Me desharé del niño y no hay nada que puedas hacer para evitarlo. Lo declararé un bastardo, desligado completamente a la familia, será mucho menos que un huérfano, un niño sin nombre. Te aseguró que lo que haré con él hará que ser un maldito sangre sucia sea un paraíso. Puedo y haré de su vida un infierno, incluso podría terminar con su existencia en este momento." Dijo con voz gélida Damien Beaufort.

Celine puso a su hijo detrás de ella, mientras preparaba su varita, el miedo la invadía como nunca, e incluso si terminaba como una mancha en la alfombra del hogar de su infancia, sería protegiendo a su niño. El problema era, ¿Cómo sacar a Charlus de aquí vivo si llegaba el momento de un enfrentamiento?

"Recapacita, Celine." Habló su tío Alphonse con un tono amable, él era el segundo al mando de la casa Beaufort, se podría decir que era el favorito de Celine, al menos, era el menos desagradable de todos. "Mira bien dónde estás parada. No tienes nada que ofrecerle al niño. Has perdido tu lugar aquí y en toda la sociedad francesa, estás marcada, estarás condenando a tu hijo a que cargue con una culpa que no les corresponde, además, ¿Cómo podrás mantenerlo? Nunca te has enfrentado al mundo real, no podrás darle un hogar, educación, vestimenta, alimento; siempre has sido mimada. Quizá ese fue nuestro error de crianza contigo."

"Yo… yo podría…" Trataba de responder la joven mujer, mientras lágrimas de impotencia se acumulaban en sus ojos.

"¿Podrías qué?" Continuó el tío Alphonse, sabiendo que pronto la haría ceder. "Sé que sabes quién es el verdadero padre de Charlus. Te conozco y sé que nunca tomarías a alguien por debajo de ti. Sé que es un mago británico, poderoso e influyente en su campo. Cuidará de su hijo sin dudarlo, le ofrecerá educación, comida, techo, inclusive una nueva familia. Debo recordarte que los niños no sólo viven de amor, tienen necesidades más importantes." Dijo acercándose a Celine y a su vástago de manera amable.
"Charlus, no queremos hacerte daño, ni a tu madre. Eres un chico listo y sé que entiendes la tradición y nuestros deberes como hijos de un casa noble y antigua. Demuestra la buena crianza que te hemos dado, haz lo correcto. Dile a tu madre que estarás bien si te envía con tu verdadero padre."

Charlus se encontraba en un dilema, realmente no quería alejarse de su madre, quien ha sido la única persona que lo ha amado durante toda su vida. Aunque aún era un niño, era lo suficientemente consciente de que él y su madre se encontraban entre la espada y la pared, y que el desafiarles solo sería perjudicial para ellos. Después de todo, esto fue su culpa, por más que su madre asegurara que no era así. Si él era enviado lejos, su madre tendría oportunidad de empezar de nuevo, de no tener esa mancha consigo que era él.

"Si voy con mi padre, ¿Qué pasará con mamá?" Preguntó viendo directamente a los ojos a Alphonse y Damien.

"Charlus, no…" Su madre trató de callarlo con suavidad.

Los magos Beaufort se miran a los ojos durante unos segundos, una decisión ha sido tomada.

"No le haremos daño, si es que eso es lo que te preocupa, chico." Habla esta vez el patriarca familiar.

"Sin embargo" Continua Alphonse. "Tu madre ha causado muchos estragos a la familia, negocios y alianzas perdidas. ¡Oh, lamentable! Años de esfuerzo a la basura. Celine tendrá que pagar esa deuda con su casa ancestral. Una vez que salde su deuda, podrás reunirte con ella. ¿Te parece bien?"

Tío y sobrina se miraron a los ojos durante un largo momento.

"Es la mejor opción." Reiteró Alphonse, diciendo tácitamente que era la única opción para que Charlus no saliera perjudicado.

"Mamá, estaré bien. Llévame con mi padre, por favor." Suplicó quedamente Charlus a su madre.

Celine acarició el rostro y cabello de su hijo, para posteriormente abrazarlo con todo el pesar de su alma.

"Bien. Así sea." Termina la mujer rubia con voz atona mientras se endereza.

Apenas tuvo un día para despedirse. Inmediatamente después del consejo familiar que tuvo, se dirigió a Inglaterra acompañada de su tío Alphonse en caso de que intentara escapar, mientras tanto, su padre se quedó al cuidado de Charlus.

Se encontraron en el centro de Londres. Si bien para Henry fue una grata sorpresa volver a ver a Celine, las circunstancias eran menos que deseadas. Pasó de no saber de ella en más de una década a descubrir que tuvieron un hijo juntos.

Su ex amante le explicó toda la situación, el niño corría peligro con su familia materna, la única opción que le quedaba es que él reclamara al niño como suyo. Henry Potter estaba al tanto de la reputación de la familia Beaufort, además, él no sería capaz de abandonar a un hijo suyo de esa manera. Él sabía que probablemente arruinaría su matrimonio, no podía mantener a su hijo oculto, por lo que solo le quedaba contar la verdad, prepararse para lo peor y esperar lo mejor.

"¿Porqué nunca me lo dijiste?" Preguntó dolido el hombre Potter.

"Acordamos no volver a contactarnos jamás. No planeaba hacerlo y arruinar tu vida, pero me he quedado sin opciones. Mi prioridad es mantener a Charlus seguro, y eso será si está contigo." Trató de decir de la manera más indiferente posible, pero falló, mostrando cuán miserable se sentía.

Henry trató de tomar sus manos, pero ella se alejó de su toque. Después de todo, Alphonse estaba mirando de cerca la escena.

"Por favor, no me hagas esto más difícil, Henry. Si estás de acuerdo con esto, en unas horas te traeré a Charlus, mientras tanto puedes ordenar la prueba de linaje en Gringotts para que te asegures de que es tuyo, y arreglar el reclamo de mi hijo en el ministerio." Respondió la mujer mientras se le escapaba una solitaria lagrima.

"Lo de Gringotts no será necesario. No dudo de ti. Prepararé su certificado en el ministerio para cuando llegue."

"Bien. Creo que eso sería todo." Hace ademán de irse, pero Henry la detiene al tomarla de la mano.

"Celine… lo lamento, si las cosas hubieran sido diferentes…"

"Pero no lo son. Solo… promete que cuidarás bien de él, que lo amarás como si fuera legítimo. Por favor." Implora con la mirada la afligida mujer.

"Lo juro. Por mi vida y por mi magia." Prometió el hombre Potter, mientras una cuerda brillante entrelaza sus manos y desaparece tan rápido como llegó. Sellando así su juramento.

Fin de Maratón

La historia debería actualizar una vez por semana a partir de ahora si no actualizo es porque aun no lo an publicado o porque aun no lo traduzco...

La historia Muchas Piezas actualiza de Lunes a Viernes por si quieren echar un vistazo😊

Sin mas decir
Bye Bye

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