Capítulo 42

- ¡Abran paso! Aquí viene el doctor -. Anuncia Candy al entrar abruptamente al cuarto.

Harry tenía un aspecto bastante pálido, alrededor de sus ojos se asomaba lágrimas desconocidas mientras que sus labios se observaban deshidratados. En el aposento nadie sabía que estaba pasando mas que Harry Miller sufriendo en agonía silenciosa. Los padres de Harry se veían bastante preocupados en su mirada por el estado de su hijo, Pero quién más se mostraba temerosa por la situación de su amado era Candy. El doctor rápidamente acudió a la cama donde trataba de descansar el cuerpo de Harry. Tomó uno de sus instrumentos médicos y comenzó a revisar cada parte del cuerpo del Miller, mientras que Candy, ejerciendo su profesión, ella asistía en el chequeo. El doctor pasó más de quince minutos hasta que dejó de hincarse y volteó a ver a todos los presentes de la habitación.

-No se preocupen, al parecer el joven Miller ha sufrido un desmayo no tan grave. Sugiero que no se mueva el cuerpo del joven hasta que haya recobrado la conciencia nuevamente.

-¿Escuchaste Harry? Todo está bien, estoy aquí a tu lado. No me moveré hasta que despiertes -. Dijo Candy tomando la mano de su amado.

- Te lo dejamos en tus manos, Candy.

Candy asintió. Después de haberse desmayado en el departamento, al ver que Harry no hacía esfuerzos para despertar de aquel sueño, decidió mandar rápidamente un mensaje hacia la mansión Miller indicando el estado de salud de su hijo. Tan pronto recibieron aquella carta de la rubia subieron sin perder más tiempo a un barco rumbo a España a ver cómo estaba su hijo. Fueron días los que estaba Harry en su sueño por lo que dio bastante tiempo de llegada a sus padres y buscar la ubicación del departamento.

De repente un quejido retumbó en la habitación, lo cual hizo que todos estuvieron al tanto de aquel pequeño sonido casi imperceptible. De inmediato volteó a ver a su amado y supo que el dueño de aquel sonido era él. Corrió a su ayuda y apretó aún más el agarre de sus manos. Por su parte, Harry trataba de incorporarse lentamente a la realidad después de aquel sueño tan largo que lo dejó en ese estado. Lo poco que recordaba funcionó para dejarlo desorbitado puesto que ni él mismo sabía en dónde estaba o al menos no sabía cómo es que llegó a ese lugar.

Asimismo, Harry intentaba asimilar todo lo que había pasado hace unos segundos. ¿Es verdadera aquella revelación o tal vez todo había sido parte de su imaginación? Sin duda alguna, lo ocurrido anteriormente parecía un sueño totalmente irreal. No obstante, profundamente en sus pensamientos él encontraba una pizca de lógica en toda aquella revelación. Estaba atónito sin saber escoger las palabras o cómo reaccionar después de "vivir" toda la historia durante su sueño profundo, por lo que se quedó unos minutos mirando fijamente hacia la alfombra de su habitación mientras que una de sus piernas estaba moviéndose nerviosamente. Candy se quedó observándolo e intento poner una de sus manos encima de la mano del Miller, lo cual fue correspondido ya que Harry no la quitó. La niña de orbes azules, preocupada por su amado, le acarició su mano con su pulgar intentando tranquilizarlo.

Después de varios minutos en esa posición, Harry finalmente parpadeó varias veces hasta dejar el trance que lo dejó pensativo. Volteó su mirada intentando conectarla con la de Candy, a lo cual no fue tan difícil ya que la chica sonrió ante él atrayéndolo de inmediato hacia su dulce y tierna sonrisa.

- Me preocupaste mucho, Harry - Dijo la rubia tomando las dos manos del chico para entrelazarlas con las suyas- ¿Cómo estás? ¿Te sientes mal? ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?

Harry sonrió ante su preocupación para intentar calmarla.

- Gracias por preocuparte Candy, me encuentro bien sólo que... sucedió algo dentro de mi cabeza... y no encuentro explicación o palabras para expresarlo.

- Harry, estoy aquí para ti. No te preocupes, yo estaré atenta a lo que desees decirme - Respondió Candy.

Asintió el chico en forma de agradecimiento. Por un momento comenzó a buscar en su mente palabras con las cuales explicar la situación y todo lo que había visto en sus sueños con respecto a Anthony. En cuanto a éste último, aún más se sentía obligado a contarle a Candy puesto que ellos dos se conocieron cuando todavía el joven Brower estaba vivo. Sin embargo, después de conocer la verdad sobre él mismo, el nombre de Anthony Brower se ha vuelto más familiar para él. Como si ahora fuese parte de él, como si fuera su propio nombre. Ahora es casi innegable el hecho de que el nombre Anthony formaba parte de él pues la verdad expuesta por la otra mitad de su identidad, Anthony, estaba pidiendo a gritos que lo recordara con el fin de reconocerse como ésta.

- Siéndote sincero Candy, esto es demasiado confuso para mí, pero algo que sí tengo claro es que tú y yo estábamos destinados a conocernos desde un inicio. Y desde luego, a amarnos como lo hacemos el día de hoy - Confesó Harry mirando hacia otro lado pues estaba pensando sus palabras cuidadosamente ya que no era fácil de explicarlas- Esto que te comento tiene que ver con conmigo mismo porque ahora entiendo el porqué no tengo muy claros mis recuerdos de mi infancia y en varias ocasiones he sentido que no soy yo mismo.

Hizo una pausa. Candy lo miraba fijamente en cuanto a sus gestos de pensativo.

- Quiero que sepas Candy que no soy quien soy yo hoy en día. Es por eso que desde ahora intentaré aceptar por completo quién era desde un inicio, sin dejar a un lado lo que he vivido hasta ahora.

-No entiendo. ¿A qué te refieres Harry? - Preguntó Candy confundida.

-Lo que intento decir es que a partir de ahora no sólo viviré como Harry Miller, sino también como Anthony Brower Andrew -Dijo serio mientras miraba a Candy- Porque desde que tengo memoria, he sido sido tu príncipe de las rosas, Anthony Brower Andrew.

Aquello abrió ambos ojos de Candy. Con tan sólo oír el nombre completo de su primer amor hizo que se quedará estática sin tener la posibilidad de articular alguna palabra a causa de la revelación. ¿A qué se refirió con todas esas palabras? ¿Qué es lo que estaba pasando? ¿Qué tiene que ver Harry Miller con Anthony Brower Andrew? ¿Qué fue lo que acababa de escuchar? Miles de preguntas inundaron su mente así como los recuerdos donde Anthony era el protagonista principal. Ella estaba decidida a escuchar una explicación de lo que sucedió puesto que ya no había excusa para no conocer la verdad después de haber revelado tales confesiones y pensamientos.

- Harry, no sé por qué mencionas a Anthony. Yo sé que has tenido contacto con él en tus sueños o cuando te desmayas, pero no entiendo qué tiene que ver él contigo Harry.

Todo esto le resultaba bastante confuso, pues las palabras que había usado el Miller estaban llenas de metáforas o significados que Candy todavía no entendía completamente. No es que se negara a encontrarle algún sentido a las palabras de Harry, sino que realmente le costaba entender a qué se refería. No obstante, ella decidió darle importancia e insistió con un gesto que conectó a los dos a través de sus ojos. Harry sin ser consciente de ello, adoptó la inconfundible mirada afectuosa y cariñosa mirada que Anthony ponía cuando miraba a Candy. Esto hizo que la rubia se sumergiera en los ojos del Miller; y a pesar de ser un par esmeraldas, no hacía falta que Candy les diera ese color zafiro que distinguía porque Anthony era el único que la miraba con tal ternura que cualquier dama desearía poseer por parte de un hombre. Es por ello que Anthony decidió tomar nuevamente las manos de la rubia para hundirlas en las suyas en un contacto amoroso y sutil.

-Candy, ¿Te acuerdas de la primera vez en que nos conocimos?- Hizo una breve pausa para hacer contacto visual con la rubia- No como Harry, sino como Anthony. Estaba sentado cuando te vi corriendo triste hasta que te tropezaste y caíste. Tus manos y tu rostro cubiertos de tierra y lágrimas fluían en tus mejillas como dos ríos -Siguió contando- Me levanté del lugar donde estaba sentado y fui directamente a ti. Me causó tanta ternura que dejaras de llorar al verme y eso provocó una risa en mí al igual que a ti. Pensé en ese momento que tenía razón porque eres más linda cuando ríes.

Esto dejó sin palabras a Candy, pues es algo que solamente ellos dos saben y nadie más. No esperaba que el Miller fuera tan específico con la descripción de ese hecho, por lo que todo lo contado por Harry comenzó a hacerle sentido en un instante. Todos esos desmayos, sueños, el cómo Anthony se presentaba cada vez que Harry cerraba sus ojos, la casi idéntica apariencia entre los dos y las similares situaciones en las que Candy y Harry se han visto envueltos.

De repente, los ojos de Candy se volvieron cristalinos y sus ojos se enrojecieron levemente indicando que estaba a punto de llorar. No lo evitó y llevó sus brazos a rodear el cuerpo de Harry, quien ahora es Anthony, conocido como el primer amor de Candy. Sus brazos apretaron fuertemente al rubio en un intento de mostrar la gran devoción y el amor que Candy había guardado en su corazón para Anthony cuando era más joven. Este amor jamás fue destruido por el tiempo ni por los siguientes amores, sino que siempre se quedó cerca de Candy al ser un amor inocente y único en su vida. A pesar del intento de ser feliz al lado de otro chico o la intención de olvidar la historia trágica romántica que tuvo con él, Candy todavía recordaba el olor a rosas, la dulce risa contagiosa, esos ojos de color zafiro, aquellos rizos de oro fino y aquel nombre que resonaba con tanto anhelo en su mente. No había nadie igual a Anthony Brower Andrew, o eso es lo que pensaba Candy antes de conocer a Harry Miller quien hizo que reviviera la viva imagen de su amado príncipe de las rosas. Y aún más sorprendente, Candy ni nadie se imaginaría que Anthony Brower todavía no había partido hacia el otro mundo, sino que todavía estaba buscando a su amada pecosa.

Candy hundió su cabeza en el abdomen de su amado, encontrando aquellos sentimientos que habían florecido con Harry, pero ahora cargados de un dulce primer amor. Aquella sensación hizo que Candy deseara nunca separarse ni terminar aquel momento magnífico que la vida le había regalado después de tantas aventuras, desgracias, fortunas, desventuras, oportunidades y desafíos.  Claramente, Candy deseó que aquel momento no fuese un sueño, sino más una verdadera realidad y no solamente su imaginación.

- Eso quiere decir que nunca me abandonaste, Anthony -Exclamó Candy entre lágrimas de felicidad- ¡No sabes cuánto te he extrañado!

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