Capítulo 33

-Oh... ¿Candy?

Los ojos de la chica parecían que iban a saltar de su rostro; sus labios no lograron pronunciar una palabra como respuesta. En ese preciso instante, no supo cómo responder puesto que su cuerpo impedía que hiciera algun movimiento. Enfrente suyo se encontraba la persona con la que había pasado parte de su vida al mismo tiempo uno de sus amores del pasado. Terry Grandchester. Éste tenía la misma cara que Candy, y ambos apostaban a que su corazón latía mil por segundo.

-¿En verdad eres tú? No me lo creo, tarzán pecosa.- Sonrío cálidamente el invitado dejando perpleja a Candy.

Candy no comunicó alguna palabra o sonido. Por el contrario, Terry posaba su mirada en ella sin apartarse con éxito de aquellos rizos rubios salvajes y sus ojos dulces. Todo en ella le encantaba en una simple mirada. Antes de que la situación se pusiese más incómoda, Archie salió de su trance para ponerse entre los dos rápidamente jadeando suavemente.

Se notaba lo nervioso que estaba pues no sabía cómo explicar la situación que tenía enfrente de sus narices. Exhaló para tragar saliva posteriormente de mirar hacia los lados. Desde luego no iba a  demostrar confusión puesto que lo delataría o pasaría algo a mayores.

-Ey qué bueno de verte Terry, por favor, entra. Sabes que siempre eres bienvenido a donde yo esté.- Le extendió la mano.

-Muchas gracias Archie, sé que puedo contar contigo. Y también siento haber venido sin aviso previo, quería visitarte para ver si íbamos a un casino.

Harry, quien todavía se hallaba en su lugar, comenzó a observar detenidamente al tercer invitado que apenas había llegado. Un chico alto, joven, apuesto, sonrisa encantadora, entre otros datos más que lo caracterizaban. Después volteó a ver a Candy, quien estaba perpleja aún como si hubiera sido convertida en piedra y dejada como una estatua. No cobraba sentido lo que estaba  viendo, al parecer Candy lo conocía y él otro también a ella.

Por un momento, en el interior del Miller empezaton a surgir varias emociones y pensamientos encontrados. Además que el corazón le punzaba con fuerza. Ahora que estaba consciente de sus sentimientos hacia Candy, perfectamente sabía que estaba celoso. Incluso llegó a inferir que entre ellos dos habían tenido un pasado en común. Sin embargo se controló apretando ambos puños sin que alguien se diese cuenta. Ser un caballero celoso no estaba en su diccionario a pesar que aquel sentimiento seguía golpeando fuertemente.

-Tengo una idea. Que tal si todos vamos al casino. Eso nos daría un espacio para ponernos al corriente, ¿no lo crees, Candy?- Preguntó el Grandchester mirándola aún con aquellos ojos hechizadores.

-No sería mala idea, Terry. Yo te acompaño al casino.- Respondió Archie en vez de la chica intentando hacer que el momento fuera menos incómodo para su amigo Miller.-  Desgraciadamente Candy y Harry tienen algo que hacer, deben de irse a la Academia.

En ese momento, supo que la había regado pues jamás le había dicho a Terry que Candy estaba estudiando en la Academia de enfermería. Observó disimuladamente a su amigo quien se encontraba relajado sonriendo entre labios, pero en el fondo, él sabía, que los celos lo habían invadido y quizás se iba a ganar un interrogatorio una vez que el invitado se fuera. Por otro lado, Terry agrandó los ojos impresionado.

Se dirigió a Candy posicionándose enfrente de ella sonriéndole intentando tomarle sus refinadas manos. Las colocó en su pecho e hizo que la mirara fijamente a los ojos de él. Candy no podía creerlo y lo único que apareció en su rostro blanquecino fue un leve rubor. Se había desacostumbrado a la presencia de Terry.

-No pensé que estuvieras aquí, tarzán pecosa. No sabes cuánto extrañé ver esa linda cara tuya llena de pecas. Me alegro haberte encontrado nuevamente.- Besó una de las manos de Candy a la vez que le dedicó una de sus famosas sonrisas.

-Yo... tampoco imaginé encontrarte en España, Terry. Ha pasado tiempo desde que nos vimos por última vez.- Respondió ligeramente tímida.

-Sin duda alguna. Aunque no hay que pensar en el pasado, sino en el presente ahora que finalmente nos han reunido.- Acercó su rostro un poco más a la chica quien tenía la intención de darle un beso.

El corazón de Terry latía apasionadamente con tan sólo haber visto a su amada otra vez. Tenía tantas ganas de robarle un beso como antes además de profesarle su amor intacto por ella. Y eso era cierto, nunca había dejado de amarla. La primera chica que tanto amó desde el principio de su historia. Ahora que tenía la oportunidad, deseaba hacerle  saber a ella cuánto la había extrañado desde aquel día invernal en el que Candy se fue. Varias veces se arrepintió y de ahí en adelante su corazón quedó resguardado, pues sólo amaba a la chica pecosa.

Al ver las intenciones de Terry, Archie  rápidamente salió a apartarlo de ella. Se extrañó por el comportamiento de él pues había sido muy inesperado. Archie se había felicitado por aquel movimiento, ya que no iba a permitir que Candy fuera besada por Terry. Y eso es porque él había decidido que Harry podría ser lo mejor para ella. Además era mejor para Candy, pasar de página. También él sabía que el amor de Harry por Candy era bastante notorio por lo que quiso evitar un enfrentamiento entre ambos pretendientes.

-Bueno, Candy debe de irse a la Academia pues le podrían regañar y Harry debe de ir a trabajar.- Añadió rápidamente al momento.- Tú y yo adelantemos la salida y vayamos ahorita. Quizás otro día nos puedan acompañar ellos al casino. No habtá problema.

-Ya veo, está bien. No quiero que le pase nada a mi tarzán pecosa.- Retiró su agarre de las manos de ella para acomodarse el cabello y el traje.- Nos retiramos primero, Candy. Tenemos un montón de diversión pendiente.

Archie empujaba disimuladamente a Terry hacia la salida para después cerrar el departamento detrás de ellos. Se escuchaban las risas en el pasillo que se alejaban. Harry finalmente pudo volver a respirar bien y Candy por fin podía actuar normalmente. Aquella aparición le habían hecho surgir muchos recuerdos del pasado. Volteó hacia el Miller para ponerse a un lado de él y tomarle de la mano, por lo que Harry se calmó y abrió ésta para entrelazar los dedos de ambos.

-No te preocupes, lo dejé todo en el pasado. Harry, esto es el presente y tú estás en el mío.- Intentó calmarlo pues ella, al inferir cómo se sentía Harry, decidió suavizar el momento.

-¿Tú lo conoces, Candy?

-Sí, fue un amor del pasado. No te voy a mentir. Pero ahora no es más que un amigo para mí .-Acostó su cabeza en el hombre d Harry.- No te preocupes.

Harry soltó un suspiro para suavizar su cuerpo y dejar que el cuerpo de Candy reposara en él. Después de una tormenta, viene la paz. Eso es lo que dicen mucho. Este momento es el que Candy y Harry se han acercado aún más. Por un lado, la chica estaba reposando en su hombro pensando acerca de lo previo sucedido. Había visto a Terry nuevamente, y poco a poco una cicatriz comenzó a aparecerse. Quizás ya no es como antes: había dejado sus sentimientos por el Grandchester tiempo atrás, pero sigue Terry resonando en su cabeza.

Tal vez todos esos buenos momentos con él habían regresado. Y aquello impedía parar el hecho que Terry se había vuelto un fantasma de su pasado, un amor del pasado. Ahora en el día de hoy, ella se encontraba en brazos de su Harry. Un príncipe para ella. Candy cerró los ojos y dejó que su vista se apagase para descansar un rato.

Los celos de Harry se desaparecieron como si fueran vapor pues una vez teniendo a Candy cerca, todo aquello lo olvidó fácilmente. Ella era quien le traía paz y felicidad a sus días, desde luego que no iba a dejar que aquellos sentimientos negativos lo poseyeran. Hizo lo mismo que ella, nada más que él se sumió en un sueño sin pedirlo.

Al darse cuenta, abrió los ojos de un parpadeo para verse sumido en sus pensamientos de nuevo. Se encontraba en el jardín de rosas habitual. Corrió hacia sus adentros para divisar a Anthony acostado y sumido en sus pensamientos. Traía en manos el sombrero de jardinería a la vez que en una de sus manos estaba una Dulce Candy. Se acercó un poco más a él para recostarse a un lado del chico. Después de visitarlo varias veces, el miedo había desaparecido. Incluso Anthony se había vuelto su amigo.

Por los sonidos que hacía Harry, Anthony dejó a un lado el sombrero y la Dulce Candy para acercarse un poco más a Harry. Había extendido uno de sus brazos hacia el cielo y señalaba las figuras de las nubes. Sin pronunciar alguna palabra, Harry observó el cielo de sus sueños. Bastante parecido al de la realidad.

-Te sentí un poco mal, por eso hice que vinieras hasta aquí. No quisiera que mi amigo lo consumieran los celos.- Comentó de la nada.

-Lo sé, los celos no son de caballeros.

-Un amor ideal, Candy es ideal. ¿No crees?- Preguntó Anthony agarrando la Dulce Candy y pasársela a Harry quien la tomó cuidadosamente para observarla. El simple nombre le traía a la mente la imagen de su doncella.

-Sí, lo sé. Me dejé llevar un poco por los celos, aquel chico de nombre Terry fue un amor de Candy. No puedo dejar de pensar en ello. ¿A Candy le seguirá gustando?

De pronto, una risa se escuchó en el paraíso. Anthony estaba riendo suavemente a la vez que se reincorporaba sentándose. Harry lo siguió a la vez que lo miraba extrañado. Eran de las pocas veces que había escuchado a Anthony reír.

-Yo creo en Candy. Y sé que sus sentimientos no se transforman de un momento a otro. Es difícil influenciarla. Harry, no te preocupes por ella.- Se levantó del suelo para ponerse su sombrero y comenzar a tararear una melodía mientras que su cuerpo bailaba en círculos.- Uno de mis mejores recuerdos con ella es el baile que hicimos en casa. Puedes imaginarte lo hermosa que se veía.

Harry sonrió. De algun modo, él no sentía celos por la forma en la que Anthony hablaba del pasado con Candy. Le gustaba saber más de ella a través de Anthony y por más que sonara raro, él podía imaginarse las palabras del chico de orbes azules transformándose en una imagen. El vestido de Candy, la gente alrededor de ellos mirándolos bailar. El centro de atención.

-Lo puedo ver claramente, Anthony.- Cerró sus ojos nuevamente para hallarse en otro lugar.

Abrió los ojos asustado por la pantalla oscura para verse a sí mismo en traje azul elegante y al mismo tiempo, ver a Candy con su vestido blanco bailando con él. La sonrisa de una chica de rizos dorados, le estaba haciendo que el corazón le saltara. Aquello no fue más que una sorpresa para él. ¿Él en el pasado?

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