Capítulo 24.
Ya casi era hora de la cita acordada con el Grandchester en una vieja cafetería de la ciudad. Aquello lo había sugerido Terry, sabía que no llevaban mucho tiempo en España y apenas estaban acostumbrándose al ritmo acelerado y despreocupado de la ciudad.
Archie salió del departamento a toda prisa para no llegar tarde, era no una costumbre suya de hacer esperar a los demás. Caminó y giró varias cuadras hasta llegar al lugar acordado. No fue difícil encontrarlo ya que éste es conocido en la ciudad y es la única cafetería antigua que queda.
No tardó segundos más y abrió las puertas del establecimiento dejándolo oler el delicioso aroma del café molido. Aquel olor hacía despertarlo de cualquier sueño, además de consumir la bebida en todo tiempo. Buscó entre la multitud de gente que habían sentada; buscaba a un chico alto con el cabello largo, pero ninguna coincidencia en su búsqueda. Recorrió entre las mesas para aumentar su campo de visión y realizó un escáner de cada persona hasta encontrarla. Después de unos dos minutos, no pudo encontrarlo hasta que alguien tiró ligeramente de su vestimenta para llamar su atención. Archie sintió este movimiento por lo que iba a quejarse con aquella persona, pero eso fue interrumpido por la voz de Terry.
-Archie, soy yo. Terry-. Dijo la voz de su amigo haciéndolo voltear hacia una persona sentada a su lado-. Perdona si no me reconociste a la primera con esto. Ya sabes... la vida de un actor.
-Descuida-. Susurró mientras se sentaba al frente de él.
Antes de abrir una conversación con el Granchester, le pidió al mesero a cargo de ellos un café de la casa, aquel aroma lo hizo desear uno desde que entró a la cafetería. Dejando al mesero con su pedido, éste se retiró y los dos amigos obtuvieron su momento para su conversación privada.
-¿Te agrada España?-. Comenzó Terry con la conversación.
-Sí, es agradable. Me gusta mucho pasear por las calles e ir a visitar lugares turísticos, mientras mi amigo trabaja-. Comentó lo último un poco triste-. A diferencia de él, yo sólo estoy vagando. Me gustaría ayudar con la renta, pero... me siento inútil. Mi hermano, Stear, era quien tenía talento para ser inventor, al contrario de mí. Yo sólo sé ser un "príncipe".
-Te entiendo, nosotros los aristócratas no nos dejaban realizar actividades porque tenemos sirvientes que hagan las cosas por nosotros. Pero me cansé de eso así que decidí buscar algo que me apasionara... el teatro-. Respondió Terry.
-Lo sé, eres muy bueno en eso-. Añadió el otro.
-El punto es que debes de buscar un trabajo que te gust-. Sonrió el Grandchester-. Esa es la clave.
Su conversación fue interrumpida cuando el mesero dejó en la mesa el pedido de Archie. Agradeció y no dejó otro segundo más así que probó el café. El sabor de éste era amargo, pero agradable a su paladar a la vez que el líquido calentaba su garganta. Era una sensación que causaba felicidad y tranquilidad en Archie.
-¿Cómo está Candy?-. Preguntó Terry, sorprendiendo a Archie por la repentina preocupación por su amiga.
-De maravilla, le gustó mucho haber venido a España. Es una buena oportunidad estudiar en esa escuela de enfermería profesional-. Respondió dudoso de sus palabras, no si estuvieran erróneas pero contarle de Candy le parecía un poco inapropiado.
-Me alegro de que esté bien-. Su voz ahora sonaba apagándose poco a poco.
Archie notó que todavía había efecto de su amiga en Terry. Él aún sentía algo por ella. Sabía que los sentimientos no se borran fácilmente, incluso él lo experimentó con Candy. Aceptar que ella nunca le haría caso o verlo de otra forma, que no fuera de un simple amigo, fue difícil. Lo comprendía perfectamente.
Temía contarle más sobre ella o incluso de la relación entre Candy y Harry, aunque no estuvieran en una amorosa. Archie tenía mucho conocimiento en los sentimientos de su amigo por la rubia, pero que aún desconoce él mismo, en cambio, Candy los va demostrando poco a poco sin que ella lo note. Algo que tenía en cuenta era el efecto de Candy de los chicos recién llegado a su vida, ella robaba, sin saberlo, los corazones de cada uno. No dejaría apartado el hecho de que también Harry fuera uno de ellos, pero había un presentimiento que indicaba que el amor de Harry por Candy era único, sin igual al de los demás pretendientes.
Además todavía no estaba seguro sobre los sentimientos de su amiga por el Grandchester. Quien sabe si ella aún siente amor hacia Terry. No obstante era correcto dejar de hablar sobre la vida amorosa de la chica.
-Archie, ¿crees que Candy quería verme? Es decir, después de lo que pasó entre ella, Susana y yo... ¿me otorgará el deseo de verla?-. Preguntó aún más triste-. Todavía no soporto la idea de haberme casado con Susana. A Susana no es quien amo.
-Sé que Candy se alegrará de verte. También eres una persona importante en su vida. ¿Por qué? Es una actriz reconocida en el mundo del arte, además oí que ella se sacrificó por ti-. Preguntó Archie quien no sabe la historia detrás de las cortinas.
Terry se quedó pensativo por un momento, pero no tardó en formular su respuesta.
-Agradezco que me salvara aquel día, pero... ¿obligarme a casarme con ella? Ella perfectamente sabía mis sentimientos por Candy y aún así decidió seguir. ¡Incluso se iba a suicidar Archie!-. Exclamó un poco molesto-. ¿Suicidarse por amor? ¿A quién se le ocurre? Estaba claro que nunca llegaría a amarla, pero de alguna manera hizo que Candy se alejara de mí con esa acción. Me sentí muy triste cuando me dejó con la vil actriz.
Terry se expresaba libremente de cómo se sintió en ese momento. Archie también estaba de acuerdo con ello, aquel acto fue malvado por parte de la actriz. ¿Obligar a amar a alguien? No se puede. El amor es libre, sólo el tiene derecho de saber a que persona entregarle el corazón. Es por eso que no puede estar más de acuerdo con él.
Susana podría ser una persona hermosa por afuera, pero a la hora de ver a través de ella es una chica manipuladora a su gusto e injusta con las personas que la rodean, egoísta en una palabra. Candy tiene más virtudes que la propia actriz; es generosa, amable, bondadosa y para nada vanidosa.
-Archie, no me interesa qué día sea... pero anhelo encontrarme con Candy-. Dijo sincero.
-Lo harás amigo mío, lo harás-. Extendió su mano hacia él. Terry correspondió.
Tras una larga conversación sobre lo que tenían que ponerse al día, la reunión entre los dos viejos amigos terminó. Después de pagar la cuenta, cada uno se despidió del otro diciéndose que se volverán a ver pronto. Seguido de esto, cada uno partió a su hogar para finalizar el día.
Después de un arduo trabajo, Harry regresó al departamento. Se hallaba sucio de tanta tierra con la que trabajó así que decidió tomar un baño rápido. El agua y el vapor lo relajaban a tal nivel que dejaron al Miller con sueño. Luego de secarse, vestir ropa limpia y salir del baño, se abalanzó hacia la cama. Acomodó su cuerpo y recostó su cabeza en la suave almohada que lo llevaría a entrar al hermoso mundo de los sueños.
Lo que tenía en claro es que, jamás volvió a soñar desde que aquel chico rubio de orbes azules apareció en su mente. Llegó corriendo hacia aquel magnífico portal de las rosas y se adentró sin aviso previo.
Anthony, quien ya había previsto su visita, dejó sus herramientas de jardinería y se dirigió hacia él. Una vez estando enfrente del otro, se estrecharon las manos sonriendo. Parecían dos personas que no se habían visto desde hace mucho porque lo siguiente fue en darse un rápido abrazo.
-Anthony, ¿Cómo has estado?-. Preguntó.
-Me ha ido bien, las flores cada vez florecen más hermoso-. Respondió sonriendo-. ¿Qué tal les ha ido en España?
Había cosas que le sorprendían mucho; una de ellas era el conocimiento de Anthony de todo lo que pasa a su alrededor. Siempre estaba al tanto. Poco a poco se fue acostumbrando a esto así que ya no le sorprendía mucho.
-Excelente, conseguí un trabajo en la Academia donde estudia Candy-. Respondió pensando en la dulce chica.
-¡Ah! Es cierto que mi pecosa es enfermera. Se preocupa por el bienestar físico y emocional de las personas, no me sorprende que haya elegido tomar ese camino-. Comentó Anthony dirigiendo una mirada cariñosa al rosal de bellas Dulce Candy-. Se ha vuelto una persona admirable y hermosa.
Había algo que inquietaba a Harry, ni él mismo sabía el por qué de esto, pero no le gustaba que Anthony supiera más de la rubia. Era descontento lo que sentía.
Con el poco tiempo que llevan de conocerse, apenas conoce sus virtudes y lo que le gusta... pero nunca ha ido más al fondo para conocerla mejor. Esta podría ser una oportunidad para llegar a descubrir nuevas cosas sobre Candy.
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