Capítulo 17

Candy despertó animada. Han pasado unos días desde que se fue de la mansión Andrew. Salió de las sábanas para ir abajo a ayudar con el desayuno a la Hermana María. Ella saludó al entrar a la cocina y empezó a picar la fruta. Cuando terminaron de prepararlo, ella subió hacia las habitaciones de los niños. Ya en el primero cuarto, colocó sus manos cerca de su boca y con su sonrisa caracterizada gritó.

-¡Es hora de desayunar! ¡Levántense y bajen a comer!

Todos los niños,aún con los ojos entreabiertos, se levantaron de las camas y bajaron al comedor. Ahí ya los esperaban los platos de comida listos en las mesas. Se les iluminaron los ojos al ver que el día de hoy iban a desayunar hot-cakes. Sin hacer esfuerzo, se sentaron rápido y empezaron a desayunar. Al probarlos, no quisieron dejar de comerlos ¡Hasta pedían otro más!

-Vaya que estaban hambrientos.-rió Candy.

-Sí, desde hace un día no comemos.-agregó una niña dándole un sorbo a su leche.

Entre todas las risas y voces que se escuchaban, no notaron que en la entrada estaban esperando. Candy volteó hacia la ventana y vio a una persona esperando afuera.

-¿Esperamos visitas?.-preguntó la Hermana María.

-No.-acomodó sus lentes y se dirigió a Candy.- ¿Podrías ir a ver qué necesita?

-Sí, claro.-dejó los platos sucios en la mesa.

Salió del Hogar de Pony para ir a ver qué quería aquél desconocido. La persona se dio cuenta de que se aproximaba la rubia por lo que se acomodó el traje y espero a que ella llegara hasta la cerca.

-Disculpe ¿Hay algo que se le ofrece?

-¿Es usted Candice White Andrew?

-Eh sí ¿Por qué?

-Es un gusto conocerla, Sra. Andrew. Mi nombre es Arthur Conan, represento a la Academia Saint Clover, una de las mejores escuelas de medicina en Europa.-pausó un momento para sacar de su traje un sobre.-Aquí le explicara detalladamente la situación.

Arthur le entregó el sobre en manos. Lo primero que vio Candy en el sobre fue el símbolo que llevaba como sello. Era muy bonito.

-Espero verla en las instalaciones pronto. Me tengo que retirar, nos veremos por allá si es que acepta.

Sonrió y se alistó para volver. Candy se despidió y volvió hacia adentro con el sobre en manos. Las dos Hermanas la esperaban en la entrada junto con algunos niños que notaron la ausencia de ella. La Hermana María decidió ir a la dirección para hablar en privado con ella. Al llegar todas tomaron asiento. Candy comenzó a explicarles lo que había sucedido hace un momento atrás.

-¡Me alegro mucho por ti Candy!.-exclamaron al mismo tiempo las Hermanas.

-Gracias, aunque no se cómo es posible que me hallan encontrado aquí o cómo yo fui elegida cuando me despidieron en Chicago.-dijo lo último un poco triste.

-Candy, lo que importa no es el pasado sino el futuro, sabemos que tú harás un cambio cuando hayas salido de la Academia. Además ¡podrías convertirte en una doctora!

-¿Ustedes creen eso?.-Asintieron las dos superiores.

-Creemos que es hora de que regreses, debes de darles la buena noticia a tu familia.-dijo la directora parándose.

Las dos Hermanas abrazaron fuertemente a Candy para felicitarla por haber logrado ser admitida en una de las mejores escuelas de medicina. Luego dejaron la oficina para dirigirse al cuarto donde ella se estaba quedando. Ayudaron a empacar sus cosas y bajaron hacia la entrada. Ahí los estaban esperando todos los niños del Hogar de Pony con rostros llorosos. Realmente querían a Candy.

-¿Ya tan pronto te vas?.-preguntó un niño.-Quédate unos días más.

-No puede hacerlo. Debe de regresar con su familia.- explicó la Hermana María.

Al escuchar la explicación de la superior, todos corrieron a abrazar a la rubia. Después de muchas despedidas, dejó el Hogar de Pony. Con ayuda de un amigo de la directora llegó a la mansión Andrew.

En la entrada de la gran casa, tocó la puerta. No tardaron para abrirla y darle la bienvenida. Al entrar se dirigió a su cuarto donde la esperaba impacientemente Clint. Saltó hacia los brazos de Candy haciendo que la maleta que traía la dejara caer al suelo.

-¡Yo también te extrañé Clint!

Recogió la maleta y la dejó en la cama. Poco después salió de su habitación para buscar a Archie y a Harry. Recorrió el pasillo para ir al cuarto de Archie, cuando llegó la puerta se abrió dejando ver a Archie y a Harry sorprendidos por la repentina presencia de su amiga.

-¡Candy! ¡Pensábamos que estabas en el Hogar de Pony!.-exclamó Archie feliz.

-Volví porque tengo algo importante que decirles.-sonrió Candy al recordar el sobre.

-¿Qué es?.-preguntó el otro chico.

-Primero hay que ir con Albert. Quiero decírselo a todos juntos.-dijo Candy en dirección a la oficina de la cabeza de los Andrew.

Ya cuando llegaron a la oficina de Albert. Tocaron la puerta  y en menos de diez segundos el dueño del cuarto la abrió. A la primera persona que vio fue a Candy. La abrazó e invitó a los tres adentro.

-¿Qué te trae por aquí? Pensé que estabas en el Hogar de Pony.

-Volví porque tengo que contarles que me llegó este sobre esta mañana.-dijo Candy dandóselo a Albert.- Fui seleccionada para asistir a la Academia de medicina Saint Clover.

-He oído mucho de aquella escuela, todos mis doctores han salido graduados de ahí.-comentó Harry pensativo.-Si no me equivoco, la Academia se encuentra en España.

-¿En España?.-asintió Harry.

-Felicidades Candy, es una buena oportunidad, deberías de aprovecharla.-dijo Albert leyendo el contenido.- Aquí dice que te prepararán un cuarto para ti mientras estudias allá.

-Lo sé. Pero soy feliz siendo una enfermera.-se disculpó apenada.- Ser doctora llevará tiempo.

-No necesariamente debes de ser doctora, aquí dice que también hay estudios para enfermera profesional.

Candy se sumergió en sus pensamientos. Decidir no era para nada fácil pues dependiendo de la opción que tomes será el que forme tu futuro. Pero luego pensó que podría mejorar sus habilidades si asistía y qué mejor oportunidad que la que le están ofreciendo.

-Iré.

-¿Enserio?.-preguntó Archie.- ¿Estarás bien sola allá?

-Archie he cuidado de  mí misma desde pequeña.-dijo Candy sonriente.- No creo que me pase nada.

-Ya veo, entonces ¡qué sea de buen agrado tu viaje!.-exclamó feliz Archie para después acariciarla en la cabeza.

-¡Gracias!

-Lo único que no me gusta es que vayas sola. Entiendo que puedes cuidarte por tu cuenta, pero no me gustaría que te pasará algo malo. Ya sabes que me preocupa tu bienestad.

-Lo sé. Pero estarás ocupado por el trabajo de ser la cabeza de la familia, no quiero ser un estorbo.-dijo algo apenada.

-Albert qué tal si nosotros acompañamos a Candy a España. Así podremos cuidarla por ti ¿Te parece buena idea?.-sugirió Archie sonriente y volteó a ver a Harry.- Sólo tenemos que pedir permiso a los padres de Harry y todo está listo.

-Un problema. ¿Te has olvidado de Annie?.-dijo algo seria.- Sabes que los estudios para ser enfermera me tomarán tiempo.

-Lo sé. Pero tú eres parte de mi familia ahora además de ser mi amiga. Ella lo entenderá y quizás nos visite con frecuencia.

-Me parece bien. Estoy seguro que me dejarán ir con ustedes dos.-sonrió Harry y alzando su pulgar en signo de aprobación.

-Ya está decidido. Primero pide permiso a tus padres y después compremos los boletos del barco.-comentó Albert mientras iniciaba a escribir una carta para pedir los boletos.

Harry salió de la oficina y fue a ver a sus padres. Al verlos les contó sobre el viaje a España y la estadía ahí. Por supuesto al principio su padre se negó, pero después su madre le susurró algo casi inaudible para Harry. De repente la expresión del Sr. Miller cambió a otra y al final accedió.

-Muchas gracias padre y madre.-dijo con media sonrisa.

Regresó y les compartió la respuesta de sus padres. Por supuesto todos se alegraron y comenzaron a prepararse para el día esperado. Cuando todos se fueron, Albert sacó de su mesa de trabajo una hoja y una pluma para escribir. Preparó una carta para enviarla en secreto a su amigo: Terry Granchester quién sabía que se encontraba en España por el momento realizando una obra ya que el otro le había escrito anteriormente. Tenía la seguridad de que él podría ayudar a Candy en España, pero conocía el conflicto entre los dos. Aunque lo tenía en mente, no podía dejar a su pequeña sola en otro país y más si él no estaba allí para cuidarla, pero recordó que Archie, Annie y Harry estarían para ella allá. Al final decidió escribirla. Luego pidió de forma amable a un hombre de confianza del personal para entregarla a la oficina de correos.

Finalizando, se encargó de otros asuntos importantes como el problema que aún no se resolvía con la familia Miller.

En España, la nueva obra "Romeo y Julieta" iba a ser por primera vez presentada. El dueño del teatro solicitó que los actores originales vinieran a actuar para hacerlo más 'original'. Por lo que Terrence Granchester se encontraba en la ciudad de Madrid; había sido avisado por el director en donde antes había trabajado y él de inmediato aceptó la propuesta de trabajo.

Terry se quedó sorprendido al leer la primera parte de la carta hasta donde mencionó el nombre de su tarzán pecosa. La noticia de la llegada de Candy, lo había impactado. De repente, su cabeza empezó a dar vueltas. El aviso repentino de Albert le había causado un leve dolor de cabeza. Todavía no se encontraba listo para volver a verla de nuevo aunque su corazón cautivado se lo pidiera a gritos.

Siguió leyendo la carta. Sus ojos se posaron en los nombres que seguían enlistados en la hoja.

-Archie...nada mal, nos volvemos a ver.-dijo con una sonrisa, pero no duró tanto tiempo al leer el otro nombre desconocido.-Harry...¿Quién es éste?

Se sentó en su silla frente al espejo y como si no tuviera poder en él volvió a leer varias veces aquél nombre que hacía crecer en él un mal presentimiento. Al notar lo que estaba haciendo, se reprimió así mismo. Dejó la carta en el cajón de arriba de la mesa de noche y cayó poco a poco se tranquilizó en su cama. Se sobo la sien y cerró los ojos para después caer en sus sueños.

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