Capítulo 13.
Cuando Harry entró al comedor todos se quedaron viéndolo por un pequeño momento para después ir a saludarlo con abrazos. Se sentó al lado de Archie como cada mañana. Los sirvientes llegaron con varios platos para ponerlos en el centro de la larga mesa. Había demasiada variedad de platillos para desayunar. Harry se limitó sólo a servirse un poco de pan y fruta fresca. No despertó con demasiado apetito ese día.
-¿Ya te sientes mejor Harry?.- preguntó Archie a su amigo.- Yo creo que no, deberías de tener hambre después de haberte quedado en reposo varios días.
-Sí debe de haber sido una tortura.- completó Albert.-Intenta comer bien el día de hoy porque iremos a que visiten el pueblo.
Asintió Harry y escogió algo más para desayunar. Notó que el lugar a lado del Cornwell estaba vacío y que en ningún lado de la mesa veía a Candy. Pensó que se había quedado dormida, pero no era así. El desayuno se vio interrumpido por una rubia, ya vestida, que llevaba en manos una maleta preparada y a su pequeño amigo caminando cerca de ella.
-¿A dónde vas Candy?.-preguntó Albert bebiendo su jugo.
-Decidí ir al Hogar de Pony. Me gustaría estar unos días ahí.-dijo para finalizar la pequeña conversación con Albert.- Volveré en pocos días.
-¿No quisieras ir con nosotros al pueblo?.-preguntó Archie.-
- Estarían encantada, pero ya le había dicho a la Sra. Pony que iría a verla. Lo siento, será para la próxima.
-Está bien, ten cuidado.-dijo Albert parándose para despedirla.
Después de despedirse, Candy salido de la mansión hacia su preciado hogar con alegría en el rostro junto con Clint. Archie después de la partida de Candy, se levantó y llevó consigo a Harry a su cuarto para alistarse bien. Albert, en cambio, trató de comunicarse con el Sr. Miller y hablar sobre el accidente, pero no hubo resultados.
Sabía que si no hacía algo de inmediato, el acuerdo no se firmaría y la visita de los Miller en Lakewood no habría sido en vano.
Candy al llegar al Hogar de Pony, no evitó correr hacia la entrada del lugar. Ahí tocó suavemente la puerta y en unos segundos después, la Señorita Pony le abrió con una gran sonrisa en el rostro. Se imaginó que deseaba quedarse con ellos por unos días por lo que la invitó a pasar adentro.
-Vaya Candy, que sorpresa verte. No tenemos mucho tiempo de no vernos.- rió en lo último la Hermana María.
-Lo sé, pensé en quedarme aquí unos días.
-Aquí eres bienvenida. Pasa, los niños se sorprenderán al verte.
Candy sonrió. Entrando al comedor, vio a todos los niños terminando sus desayunos. En el fondo, se hallaba la Hermana María recogiendo los platos sucios para después lavarlos. Al ver a su pequeña niña crecida no evitó sonreirle y se acercó a ellas.
-Que alegría verte por aquí. Hoy tendremos a un invitado especial que de seguro te va encantar verlo.-dijo la Hermana María empujando levemente a Candy para llevarla a su habitación de huésped.- Guarda tus cosas en el cajón de la cama. Y después baja al salón.
Candy asintió e hizo caso a la orden de su segunda madre. Al terminar bajó hacia dónde todos los niños la estaban esperando para recibir a su visita.
Después de hablar y jugar un poco con ellos, alguien tocó suavemente la puerta. La Señorita Pony abrió ésta y ahí enfrente de todos, estaba parado Tom y el Señor Steve.
-¡Qué gusto verlo Señor Steve!.-exclamó Candy alegre de volver a verlo.- Hola Tom.
-Hola Candy, no me imaginé verte aquí, pensé que estabas con los Andrew.-dijo el Sr. Steve. Volteó a ver a su hijo y le hizo una seña para que saludara. Él sin alguna expresión saludó. Nadie notó el extraño comportamiento de Tom excepto Candy.
-¿A qué se debe su visita?.-preguntó la Hermana María.- Me había dicho Tom antes, pero no con detalle acerca de esto.
-Bueno, queríamos darles está invitación.-dijo entregando una carta a las manos de la rubia.-Quisiera informarles acerca de la boda que se aproxima mi querido hijo, Tom.
Las tres se quedaron boquiabiertas mientras que los niños hacían una expresión de asombró como si hubiesen visto algo extraordinario. Candy miró sonriente a las dos visitas; el padre de su amigo parecía feliz por su hijo, en cambio Tom tenía otra expresión impregnada en su cara.
De vuelta con los Andrew, el paseo, sugerido por Albert para reconciliarse con los Miller, no iba tan bien como había previsto anteriormente. No calculó bien el clima por lo que empezó a llover a montones. La lluvia abundaba todas las calles y las llegaba a inundar completamente. Para que el agua no los mojara, se adentraron a un pequeño restaurante que quedaba cerca de ellos. Pidieron la mesa y se instalaron en un gabinete cercano a la barra de comida.
-En verdad, me disculpo. No pude predecir que iba a llover.-se disculpó Albert con la intención de entablar una conversación con los Miller.
-Descuida, tú no puedes controlar el clima, Albert.-dijo Archie intentando ayudarlo.
-No fue tu culpa, William.-dijo amablemente la esposa del Sr. Miller.
-Gracias, Margaret.-agradeció apenado Albert.
A pesar de la sonrisa amable de ella, su esposo no estaba todavía contento con él. Volteó a mirarlo a la cara, pero el Sr. Miller la tenía en otra dirección como si no quisiera dirigirle la mirada. Ignorándolo.
El menor de los Miller se sentía incómodo con el ambiente que había creado su padre. Al menos se sintió agradecido de que su amigo, Archie, estuviera presente en el paseo.
-¿Qué les parece si pedimos algo de beber mientras esperamos a que se calme el clima?.-sugirió Albert de repente. Quería acabar con el momento incómodo.
-Sería un gusto, William.-dijo Margaret.
Albert le dirigió una sonrisa. Miró por un segundo al esposo para ver si daba alguna respuesta, pero no hubo alguna.
La camarera nos ofreció una selección de bebidas y cada uno escogió una diferente. Minutos más tarde, la chica llegó a nuestra mesa con nuestras bebidas. Todos agradecimos y bebimos un poco de nuestra bebida.
-¿Qué hay aquí en el pueblo?.-preguntó Harry.
-Bueno...hay un bar cerca de aquí, pero no admiten menores de edad.-respondió Archie.- Pero hay varias tiendas de ropa y de otras cosas.
-¿Qué les parece si ustedes van de compras a las tiendas después de que deje de llover?.-dijo la madre de Harry.
A Albert le pareció una buena idea al igual que a Archie y a Harry. Los dos se miraron con una gran sonrisa.
-Sería una gran idea, gracias ma-
Antes de que dijera otra palabra su padre intervino.
-Por supuesto que no lo harás.-interrumpió el Sr. Miller y se apresuró a hablar.- No me siento seguro de este pueblo por lo tanto te quedarás aquí donde pueda vigilarte.
-Pero ¡papá! ¡Yo puedo cuidarme solo! Nada me va a pasar, además estaré todo el tiempo con Archie.-replicó Harry molesto por la desconfianza de su padre.
-Harry, eso no significa que aquí haya seguridad. Tienes que estar cerca donde tu madre y yo podamos estar para vigilarte.
-¡No necesito que me vigilen! Ya soy mayor de edad y puedo hacer lo que yo decida hacer.-dijo Harry ahora un poco furioso.
-Mientras seas mi hijo, nunca voy a dejarte que vayas a algún lado sin mi permiso.-contraatacó el Sr. Miller.- Te quedarás aquí y fin de la discusión.
-¡No lo aceptaré! Yo hago lo que quiera con mi vida.-dijo esto dándole con sus dos puños en la mesa haciendo que en todo el restaurante se oyera la discusión.
Todos se quedaron viendo fijamente hacia su mesa. Albert lo notó e intentó calmar a los dos, pero no sirvió de nada. En cambio, su madre se veía preocupada por la actitud que estaban tomando sus dos familiares.
-Jamás harás nada que este en contra de mi palabra porque soy tu padre y debes de obedecerme.-dijo para intentar terminar con la discusión.
Archie miró a su amigo quien se encontraba hasta el límite. Tenía el presentimiento que esto no iba a acabar bien.
-¿En verdad te crees mi padre?.-preguntó Harry con una mirada ensombrecida.- ¡Tú nunca fuiste mi padre! ¡Mi verdadero padre murió hace años! ¿Cómo puedes considerarte mi padre cuando ni siquiera estuviste presente en toda mi vida? Lo digo en serio, después de varios años sin saber qué he hecho hasta ahora decides interesarte por las acciones de tu hijo. ¡Qué buen actor eres!
-¡Basta! Cariño no sigas, siéntate por favor.-intervino su madre con los ojos cristalizados.
-¡No! Estuve guardandome todo esto desde hace años. Él no es mi verdadero padre ¿Qué papá no asiste a los cumpleaños o a los eventos importantes de su hijo? ¡Jamás lo aceptaré!
-Detente, Harry...-rogó su madre al límite de las lágrimas.
-¡Por favor!.-dijo mirando a su madre.- No digas que me detenga porque tú tampoco eres mi verdadera madre...¡Ella murió al darme la vida! ¿Acaso crees que no sé la historia?
Su madre detuvo sus lágrimas e hizo un enorme silencio. Albert y Archie sólo quedaron mudos y esperaron a que esto terminara aunque no con un final feliz.
-¡Cállate Harry!.-gritó su padre furioso por el comentario de su hijo.- No toleraré tu comportamiento. La manera en la que respondiste, fue muy irrespetuoso de tu parte. Te exijo que te disculpes, hijo.
Archie volteó a ver a los ojos de su amigo. Supo que entre esa actitud rebelde, quería derramar algunas lágrimas. Albert sólo se quedó sentado sin decir alguna palabra.
Harry vio por un segundo a su madre llorando a lágrimas sueltas y después miró a los ojos a su padre. Estaba molesto, furioso sería la palabra correcta para describir cómo se sentía Harry en el momento.
Su mirada se volvió oscura. No le temía a su padre, ni mucho si éste no lo era.
-Si exijes una disculpa por parte de tu hijo, estás muy equivocado porque yo no soy tu hijo.-respondió Harry antes de levantarse bruscamente de la mesa y salir del restaurante con pasos firmes sin temor a mojarse.
Archie hizo lo mismo sin decir alguna palabra y salió del restaurante para alcanzar a su amigo.
Margaret, no se pudo contener más y abrazó a su esposo en busca de refugio mientras dejaba que sus lágrimas salieran sin control alguno. En vez, El Sr. Miller se veía muy disgustado por el comportamiento de su hijo, pero lo que no sabía era que a pesar de su cara sin expresiones, se podía reflejar una inmensa tristeza.
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FAVOR DE LEER:
Perdón por la tardanza en subir este capítulo. Por un momento las ideas no me llegaban a la mente y tuvo un bloqueo. Pero aquí tienen su parte nueva.
Para que no vuelva a suceder necesitaré tiempo para escribir los capítulos siguientes y sólo publicarlos sin algún problema.
Espero que todavía sigan aquí leyendo y hayan esperado pacientemente por este capítulo.
Gracias por leerme.
~IsabelKagamine.
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