Capítulo 12.

Han pasado dos días desde que Neil se fue a México. Candy seguía pensando en cómo le irá a Neil en el viaje hacia Guadalajara dónde los Leagan tenían otra mansión.

Mientras tanto los Leagan estaban normales como si no hubieran tenido un hijo. El único que se entristeció por la ida de su hijo fue el Sr. Leagan que se aseguró que estuviera en buenas manos allá. Elisa disfrutaba al máximo siendo hija única. Ahora ella era el centro de atención de la mansión.

Elisa estaba cepillándose cuidadosamente su cabello cuando la puerta de su alcoba sonó. Dio permiso para que pasaran. De ahí salió una sirvienta con sábanas recién limpias para acomodarlas en la cama. La castaña se paró de la silla del tocador y se dirigió hacia la chica. Caminó tan cerca de ella para ponerle el pie a próposito, dejando como resultado a la pobre víctima en el suelo con las sábanas en el piso. La sirvienta pensando que fue un accidente por parte de ella empezó a recogerlas rápidamente.

-Pero mira que desastre has hecho. Hiciste que mis sábanas se ensuciaran con el piso. Deberé de reportar esto a mi padre.-dijo Elisa con aire de superioridad.

-¡Perdóneme mi señora! ¡Fue mi error! ¡Lo siento mucho!.-trató de disculparse lo mejor que pudo, pero Elisa no le pareció suficiente.

-No me convencen tus disculpas. Tendrás que hacer otra cosa para que te perdone.

-¿Qué es lo que quiere que haga?.-preguntó todavía sentada en el piso.- Haré todo lo que quiera, pero no haga que el Sr. Leagan me despida.

-Primero tienes que recoger y volver a lavar las sábanas hasta que queden blancas. Después ya veré que harás. Eso es todo por ahora.-finalizó sonriendo maliciosamente.

La chica se inclinó ante ella y salió de la habitación con las sábanas en manos. Elisa no evitó soltar una risa al ver el patético comportamiento de parte de la chica.

-En verdad, me dan pena los pobres. Prefieren conservar un empleo a su dignidad.

Se rió una vez más y volvió a su tocador para prepararse para visitar a los Andrew. Hoy quería ir a visitar a Harry aunque ella hubiera sido la verdadera causante de su accidente.
Sus padres la llamaron y se fueron a la mansión principal.

Desde aquél incidente en el desafortunado evento, Harry no dejaba de soñar con aquél momento terrorífico donde él caía del caballo provocando su muerte. Después de aquella pesadilla soñaba con aquél portal de rosas al que tenía la habilidad de entrar. Parecía tan real que a veces llegaba a dudar de que esto fuera un sueño. Ahí adentro, entre todas las diferentes rosas que habían, estaba sentado en el suelo Anthony Brower, príncipe de las rosas, quién arreglaba el rosal sin preocuparse de la presencia de éste. Lo único que hacía en ese 'sueño' era verlo cómo cuidaba de las flores. Algo curioso de aquel momento era que siempre que quería acercarse a dirigir la palabra, todo se volvía negro y despertaba de golpe de sus sueños. Al parecer no podía dirigirse a él, sólo admirarlo desde lejos.

Quería contarle a sus padres sobre esto, pero sabía que lo tomarían como un mal sueño o una simple coincidencia. Después de todo aunque quisiera confiar en ellos, ninguno de los dos le darían la razón.

Trató de decirle antes a Archie, pero nunca se presentaba la oportunidad pues éste tenía muchas cosas que hacer como la segunda mano derecha del Sr. William. A la única que le había dicho fue Candy y ella también pensó que lo que pasaba era extraño.

Ya era de noche, Harry necesitaba descansar a pesar de no querer hacerlo ya que se esperaba la pesadilla y el sueño como siempre desde aquél día. Cuando cerró los ojos, inmediatamente se dio cuenta que se había teletransportado hacia la entrada del jardín. Todo comenzó a parecerle extraño a él porque estaba seguro que la pesadilla era primero que el sueño tranquilo. Abrió una de las puertas y se adentró una vez más al mismo lugar. Se tuvo para ver al misterioso chico regando las rosas con el que había soñado varias veces anteriormente. Llevaba una sonrisa en el rostro.

Aunque no pareciera real, Harry disfrutaba ver a Anthony cuidando de las rosas cada sueño que tenía porque al igual que él le apasiona la jardinería. Desde pequeño ha tenido una fuerte conexión con las flores. Siempre las admiraba por su belleza y fragancia que desprendían a su alrededor. Anthony le recordaba mucho a sí mismo, era como otra imagen. Harry pensó que si Anthony siguiera vivo, tal vez se hubieran entendido mejor que nadie.

Se quedó a una buena distancia para que el sueño en el que encontraba, no desapareciera como las veces anteriores. En una de esas miradas que llevaba el chico de ojos esmeralda hacia el otro, Anthony volteó a verlo. Se quedó inmóvil sentado en el suelo viendo hacia la dirección dónde estaba Harry. Sin avisar previamente, sonrió. ¿Acaso acababa de sonreír? ¿A él? Entonces...¿Él ya sabía que estaba ahí mirándolo?

-Acércate un poco más. Ven hacia mí.-dijo de repente Anthony no despegando su mirada de las rosas.-Adelante.

Era la primera vez que le dirigía la palabra. No sabía que hacer en ese momento por lo que se limitó a obedecerlo. Se acercó a él con el miedo de que desapareciera el sueño, pero cuando llegó hasta donde se encontraba vio que todo seguía igual.

-Son muy bellas las Dulce Candy.-comentó de la nada Anthony.- Tanto como la portadora del nombre.

"¿Candy?" Pensó Harry.

-¿Te conozco de algún lado?.-preguntó Harry queriendo respuestas.

-¿A mí? No lo creo, pero yo a ti sí.-respondió levantándose del suelo húmedo por el agua regada.

Se quedaron viendo fijamente el uno al otro. Uno sonriente y otro serio. Mirándose bien, los dos pensaron que se parecían un poco, a excepción de sus ojos. ¿Será por qué los Miller son parientes lejanos de Albert?

Harry tenía demasiadas preguntas para él. Lo conocía un poco pues Archie y Candy le han contado anécdotas, historias y datos sobre él, pero le gustaría más oírlas de su voz aprovechando que soñaba con Anthony.

-¿Podrías responderme mis preguntas?

-Hoy no, será otro día. Es hora que despiertes Harry, Candy te está esperando a un lado de tu cama.-finalizó Anthony mientras se quitaba los guantes de jardinería.

-¡E-espera!

Era muy tarde. El rubio había desaparecido. E inmediatamente abrió los ojos. Su sueño había terminado. Al abrirlos lo primero que vio fue a Candy despierta a un lado esperándolo tal y como Anthony había dicho.

-¿Soñaste con él?.-preguntó Candy cambiando la toalla fría de la cabeza de él. Harry asintió.- Me está preocupando mucho...

-Ésta vez él habló conmigo. Me dijo que tú estarías esperándome.

-¿E-en serio?.- preguntó Candy levemente sonrojada. "Se acuerda de mí"

-Sí, me pregunto si el puede ver a tráves de mi cuerpo.

-Eso sería más extraño. Si alguna vez te llega a volver a hablar, dímelo.

Asintió Harry. Candy se levantó de la silla y salió de la habitación para dejarlo descansar. Después de que Candy se fuera, su madre entró a dejarle la comida preparada. Tomó la silla que antes la había utilizado su amiga.

-¿Cómo te encuentras amor?.-preguntó dándole el plato y una cuchara.

-Mejor que los anteriores días, gracias madre.

-De nada hijo, el doctor que te vino a revisar en la noche nos dijo que mañana podrás seguir con tu vida normal.

Le dio alivio saber que mañana se terminaría su tortura de estar encerrado en su habitación. Comió lo que trajo su mamá y decidió volver a dormir con la esperanza de poder hablar un poco más con Anthony. Poco a poco cerró los ojos hasta que logro ver todo oscuro de nuevo. Revivió como en cada sueño aquél momento del caballo, luego de verlo finalmente se encontró en la entrada al portal de las rosas. Entró sin dudar y ahí enfrente de el vio a Anthony sentado en una banca dormido.

"¿Podremos hablar hoy?" Se preguntó Harry.

Como en cada sueño que tenía, sólo podía acercarse a él si lo permitía. Hizo el intento de dar un paso hacia adelante, al comprobar que podía seguir caminando hacia la dirección donde se encontraba Anthony durmiendo, se acercó a él.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo examinó detenidamente todo de él. Comprobó que en efecto, los dos se parecían demasiado.

-¿Qué tanto miras Harry?.-preguntó Anthony aún con los ojos cerrados.

-Sólo quería comprobar si nos parecíamos.

-¿En serio? Bueno ¿Y es cierto?.-dijo despertando de su sueño.

-Creo que sí. Hasta tú podrías comprobarlo.

-No soy muy observador con los detalles pequeños.

-Ya me di cuenta.-dijo Harry detuviéndose a mirar las Dulce Candy.- ¿Son nuevas?

Anthony se levantó de la banca y se situó al lado de Harry. Tenían enfrente un rosal lleno de capullos a punto de florecer de Dulce Candy.

-Vaya que eres observador, decidí plantar otras Dulce Candy y para mi sorpresa hoy quisieron florecer.

Los dos se quedaron en silencio para admirar cómo los capullos iban despertando lentamente hasta llegar a convertirse en una bella flor. En el mundo real no puedes mirar esto tan a menudo a menos de que te sientes a esperar a que abran.

-¿Qué te pareció?.-preguntó Anthony agarrando del rosal una Dulce Candy.- ¿No es bonito ver cómo las rosas florecen?...A mí me hubiera encantado verlas antes, pero ahora puedo hacerlo todos los días.

Quedaron en silencio. Pero no uno incómodo sino tranquilo para disfrutar del tiempo. Harry sabía que no le quedaba mucho tiempo por lo que decidió hablar con él.

-¿Cómo fue tu vida?.-pregunté mirándolo a los ojos.- Quiero decir, ¿Te gustó?

-Fue tranquila, alegre y un poco sentimental, pero no me quejo. No pude imaginar otra mejor que la que tuve.

Todas sus palabras fueron sinceras. No había ni un rastro de arrepentimiento en su rostro o en su forma de hablar. Harry recordó que Candy se había puesto feliz cuando escuchó el nombre de Anthony.

-Sabes algo...Candy se alegró al saber de ti por un momento.-comentó Harry recordando la sonrisa de la chica.

-¿Candy? Mi pequeña pecosa, espero que le esté yendo bien. ¿Cómo está?.-preguntó preocupado por ella.

Ahí fue dónde Harry supo que Anthony, aunque no estuviese con Candy físicamente, él seguía preocupándose por el bienestar de ella. Vio que el amor que le tenía hacia la rubia era sincero y profundo a pesar de no verla seguido.

-Se encuentra bien.-hizo una breve pausa para pensar. A lo mejor Anthony tenía algo que decirle a ella.-¿Quieres que le diga algo antes de que el tiempo se nos acabe?

-"Candy sonríe como si no hubiera un mañana esperándote. Ilumina a todos con tu bondad y no dejes de distinguir entre el bien y el mal. No llores si no hace falta, puesto que eres muy linda cuando sonríes. Nos volveremos a ver, hasta pronto mi pecosa".-dijo para finalizar e irse hacia la entrada del portal de rosas.

En ese instante, Harry se despertó de su sueño. Intentó levantarse de la cama para ir hacia las ventanas. Comprobó que ya era de día. Al parecer su sueño lo engañó por completo. Buscó su ropa en el armario y se alistó para ir a desayunar con todos.

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