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Dedicación de hoy para lulubookssra_ ❤️
Pa' que veas cómo te complazco
Let's go
Casi me caí de culo cuando vi a Hemmo1996 sentadito como si nada en la silla colgate.
Coño, colgante, no Colgate. Teclado malaconducta.
El chamo se hallaba inclinado sobre su regazo, en el que reposaba una libreta de estas típicas que te dan en los hoteles, además de un bolígrafo con una inscripción en la cubierta de plástico que podía apostar lo que fuera a que decía "Laucala Island". La única luz que entraba lo hacía por el ventanal, y se trataba nada más que del reflejo de la luna —esa noche, llena— que caía sobre el área donde él se encontraba.
Hubiera pensado que si seguía escribiendo con tan poca luz le iban a poner unos lentes culo-de-botella la próxima vez que fuera pa'l oftalmólogo, pero ya los tenía puestos. No eran tan culo-de-botella como tal, pero sí eran de esos redonditos en un término medio entre Harry Potter y padre de familia de los 90. Aunque tengo que admitir que no le quedaban para nada mal. Se veía menos caído de la mata de lo normal.
Fuera de eso, no sabía si estaba escribiendo una carta, una lista de diligencias o una novela, pero me daba lo mismo. Lo único que tenía en mente era salir corriendo de ahí antes de que Luke descubriera mi asalto madrugador a su cabaña.
Me oculté rápidamente tras la pared, esperando que no me hubiera visto. Pude confirmarlo cuando, después de unos segundos, no le escuché decir nada. Suspiré, aliviada, y estaba por darme la vuelta hacia la puerta para salir echándole chola, cuando Luke habló.
En un primer instante pensé que era conmigo, y a mí me bajó y me subió, marico. Pero solo tuve que no desmayarme para ver que no era así.
—Hago daño a las personas que más amo —cantó, acompañando la melodía que salía de sus labios con un rasgueo de guitarra—. Soy mucho más frío de lo que nunca quise ser.
Nawebona de bajón de pantaletas. Y ok, yo estaba clara de quién estábamos hablando, pero... Marico, me vas a decir tú que si escuchas en vivo y en directo a tu cantante favorito, encima con el ambiente nocturno y la vaina, ¿no te da por lo menos un cucajamaqueo? No te digo tampoco un cucaterremoto, pero ¿un temblorsito así pequeñito, por lo menos? De bolas que sí.
Fue tanta la vaina, que a mí se me quitó el frío del tiro. Calor zuliano era lo que tenía yo por dentro, nojoda. Parecía acera 'e plaza.
De paso, ¿de dónde había salido esa guitarra? Porque yo no la había visto en las inmediaciones del rubio cuando casi descubre mi posición secreta. Aunque bueno, había sido todo tan rápido, que se me podía haber pasado.
Lucía, devuélvete pa' tu cuarto, me dijo mi yo racional. Nos van a descubrir.
Shhh, le respondió la fangirl que aún vivía en mí tras casi tres años de conocer a esa gente. No me dejas oír.
—Ok, entonces... —Detuvo el sonido de la guitarra poniendo su palma abierta sobre las cuerdas, o al menos eso imaginé que había hecho según el sonido que acababa de escuchar—. Cortado como diamantes y hundido como rocas... —Volvió a empezar, marcando cada acorde con un lento fium de guitarra
Digo fium porque no sé cómo se le llama a esa vaina. Yo no soy guitarrista, lo siento.
—Me dejo morir de hambre hasta que soy piel y huesos...
Chamo, pensé cuando empecé a captar la letra. Esta canción no me la conozco yo. Y eso solo podía significar que estaba asistiendo a la composición de una futura canción de faivsos, así fuera desde las sombras.
¡Qué arrecho, marico!, exclamó en mi interior la fangirl, más emocionada que'l coño. Hablando claro, era la primera vez que yo veía a esa gente componiendo algo.
Durante el tour aquel, al menos estando conmigo, nunca había visto a Luke sentarse a componer una canción. Sí es verdad que a veces le venían ideas y medio me las comentaba, pero no le gustaba mucho hablar de eso conmigo. Yo no sé por qué, si es que pensaba que no lo entendía al tener yo cero sentido musical por esa época, o por qué razón, pues, pero bueno. Eso en su momento me había tenido un poco desconcertada tipo... ¿Acaso yo no le daba material para composición? ¿Era nuestra relación así de aburrida? O ¿es que no le gustaba sino escribir de pura toxicidad? Si ese era el caso, hubieran aparecido mil referencias a nuestro horrible final en CALM, y me había quedado esperándolas al punto de analizar las letras cual detective buscando pistas... Pero nada.
Isirisier era la única que medio pegaba, y hasta llegué a pensar que High, pero puro cuento. Primero, porque nosotros nunca peleamos frente a nuestros panas, y segundo, porque él a mí nunca me había llamado para decirme que estaba cambiando, y si ese fuera el caso yo obviamente hubiera tenido suficiente respeto para verlo intentar. No fuera mentiroso y dramático.
El punto es que precisamente porque nunca había estado presente para ver el origen de una de mis futuras canciones favoritas —porque todo lo que ellos sacaban me encantaba—, estaba como embelesada con la vaina. Tanto, que cuando fui a apoyarme de la pared para estar más cómoda, pensé que la tenía más cerca de lo que en realidad la tenía, y por aweboniada, me di tremendo cabezazo con esa mierda. Encima sonó durísimo; por allá por la Cueva del Guácharo se escuchó el eco.
—Soy mucho más viejo de lo que nunca pensé que... —cantaba el Luc cuando sonó el golpe —que además de doloroso, escandaloso. Qué pena, marico—, y bastó para que se callara de un segundo a otro.
Ya nos descubrió, concluí.
Se los dije, les reclamó Lucía racional a las demás Lucías, que habían estado puro pendientes del concierto privado. Se los dije, pendejas. Se los dije.
—Ashton, déjame tranquilo —habló Luke tras unos segundos de silencio en los que me tapé la boca para que no se escuchara ni mi respiración, a ver si aquel pensaba que había sido idea suya. Pero ya veía que no; se había dado cuenta de que había alguien ahí—. Ya te dije ayer que no vas a dormir conmigo solo porque no soportas la rutina nocturna de meditación de Roy. Te aguantas.
No si.
Aquí pensando, a Ashton le venía bien meditar, a ver si recapacitaba y me pedía perdón por haber sido un falso conmigo.
Ups.
—¿Ashton? —preguntó al no escuchar al susodicho responderle nada respecto a su negativa de antes.
Me quedé callaita' e' la boca, esperando que Luke pensara que había sido un espíritu chocarrero o algo así. Supuse que mi estrategia había funcionado cuando pasaron unos segundos sin que el compositor noctámbulo dijera más nada, pero me di cuenta de que en realidad no había servido cuando me incliné hacia la esquina para intentar echar un vistazo y mi mirada se encontró con la de Luke ahí mismito.
QUÉ PAJUAAAAAAAA, MARICO. QUÉ PENDEJA. ¿CÓMO SE ME OCURRÍA IR DE SALÍA A MIRAR?
Bueno, de todas maneras me iba a ver, pues, porque se había parado de la silla e iba derechito pa' allá pa' donde yo estaba a ver qué era lo que era con el golpe que había sonado cuando usé mi cabeza de tambor. Pero bueno, igual. QUé PAJuAaa.
No podía faltar.
—¡Mierda! —exclamó inicialmente, dando un salto hacia atrás del susto que se llevó cuando me vio asomando la cabeza. Agarró la guitarra por el mango y la batuqueó hacia adelante como si fuera una espada, un escudo o yo no sé qué coño estaba pensando él que era. Pero cuando miró por detrás de la barra de madera, frunció el cejo con confusión—. ¿Qué...? —Bajó su "arma" hasta dejarla en la silla colgante detrás de él, y entornó los ojos como si no se terminara de convencer de que lo que estaba viendo era real.
Yo a todas estas:
—¿Lucía? —preguntó, por fin, echando un vistazo nervioso a su alrededor como si lo hubiera agarrado con las manos en la masa haciendo algo indebido, que si jalándose el ganso y tal—. ¿Qué...? —Se aclaró la garganta, poniendo cara y tono de puro tipo serio, o al menos intentándolo—. ¿Qué haces aquí?
—Mierda —fue lo primero que me salió, en español de paso, pegada y medio como de costumbre.
Me le quedé viendo a Luke y él se me quedó viendo a mí, con sus pepas de ojos más azules que nunca entornados en mi dirección, tras sus casi-culos-de-botella que le daban sendos aires de intelectual. No veía una vaina tan bella desde el Dylan O'Brien cuatro ojos de la película aquella de Google con Owen Wilson y Vince Vaughn. Luke de pana, marico. Colaborando cero con mi aweboniamiento.
Así hubiéramos estado toda la vida, sino fuera porque el viento hizo de las suyas otra vez y aprovechó el momento para rozarme una nalga, obligándome a recordar el frío que tenía y con ello la Misión BúsquedaDiscretaDeSuéter, ya para entonces fallida. Y así fue que reaccioné. A buena hora, no te digo yo.
—Mierda, perdón —empecé disculpándome, genuinamente avergonzada, con aquellos cachetes calientes y seguramente rojos, cual marcha chavista en el centro de Maracaibo. No sabía muy bien a dónde iba a parar con lo que estaba diciendo, pero ya había empezado a decirlo, y no quería que se me enredara la lengua para no parecer tan nerviosa como estaba—. Pensé que estabas durmiendo y... Y vine a buscar mi suéter porque... Mmm...
Coño, Lucía, pégate más, anda, me empezó a ladillar la convención de Lucías internas que se habían reunido en mi cabeza para verme pasando pena.
No, les respondí, porque antes que pegada, yo era terca, y nadie me iba a gobernar, ni siquiera yo misma.
—Esta mañana cambiaron las sábanas y las toallas de todas las cabañas —Me obligué a continuar con mi explicación, intentando parecer lo más firme que pude—, pero se les olvidó reponer las mías. Todo es culpa del mamaguevo de Aisake, y de Mike y de Crystal también... —Sacudí levemente la cabeza cuando vi que me estaba desviando, y proseguí—. A lo que quiero llegar es a que hace un frío que pela y no tengo cobija ni un coño, y como las cabañas siempre están abiertas pensé que podía buscar mi suéter sin que te despertaras y...
Y robarte las toallas si no, completé en mi cabeza, pero no lo dije. Ya suficiente pena estaba pasando como para embarrarla más.
—Después vi que no estabas durmiendo y estaba a punto de irme, pero entonces —continué, reparando en que el nivel de paciencia de Lukrecio tenía que ser bien High como la canción, porque si no nawebona. Siendo Calum ya me hubiera metido un coñazo en la jeta pa' que me callara— me di un carajazo con la pared y tú... Y yo... Y la cagué.
Dejé mis hombros caer con un suspiro.
Qué tanto. Ya más pena era imposible pasar. ¿Pa' qué iba a fingir que no? Ni que me importara lo que ese marico pensara. O sea, sí. Pero tampoco era un factor determinante en mi vida, pues. Podía vivir tranquila con Luke pensando que yo era la versión femenina y venezolana de Joe Goldberg —Joana González— y él la versión masculina y australiana de Guinevere Beck. Me sabía a culo pelao'.
Pensé que la catira tardaría en responder. Por un lado, porque sabía que si yo era pajua, él me daba mil vueltas. Y por el otro, porque era bastante información soltada de una forma poco concisa. Pero me sorprendió estar tan equivocada.
—Tranquila —dijo pocos segundos después de la escena postcréditos de El Show de Lucía. Me sonrió de medio lado, por lo visto bastante comprensivo—. Casi me orino los pantalones por tu discreción —añadió con una pizca de sarcasmo, evitando mirarme directamente a los ojos por alguna razón que desconocía—, pero supongo que me lo merezco. Debería haberte devuelto tu suéter hace un buen rato.
—Otra vez, perdón. —Imité su sonrisa, solo que siendo la mía más de vergüenza total que de comprensión—. Y nada, vale, equis. —Le di un manotón al aire, restándole importancia. Luego me encogí entre mis brazos, tanto por el frío como porque fui consciente de que andaba sin sostén y mi camisa de algodón no era que tapase mucho—. No lo había necesitado hasta ahorita.
Al notar que yo lo que estaba era congelándome, de nuevo, al haber vuelto de la cálida dimensión en la que solo existían la voz de Luke y el rasgueo de su guitarra, este dejó su estática posición y dio unos pasos hacia adelante. Pensé que venía hacia mí, pero siguió de largo, aunque tocándome delicadamente el codo al pasar a mi lado, en dirección a la pared contraria de la habitación, totalmente hecha de madera, que estaba en la otra esquina de la zona de descanso.
—Ven, te lo doy.
Vergaaa, kike me lo da el prostituto ese, no pude evitar chalequearlo mentalmente.
Rápidamente aparté esos pensamientos, pues, aunque obviamente eran pura joda, si seguía por ese camino dejarían de serlo. Y no quería eso. Nadie quería eso.
La Torre Sindoni hizo un ademán con la cabeza y con la mano que acababa de tocarme, indicándome que lo siguiera, cosa que no tardé en hacer mientras me acariciaba los brazos para intentar alejarlos del frío cabeza 'e webo ese.
Al llegar a la pared, Luke se detuvo frente a esta, y le dio un suave empujón con uno de sus hombros, consiguiendo que la superficie más externa de la misma, que no era más que un tablón que la cubría a nivel exterior en toda su longitud, yendo del techo al suelo, se levantara. El catire metió la mano por la pequeña abertura y atrajo el tablón hacia sí, abriéndolo cual puerta, y dejando ver el closet que se escondía detrás.
—Naguara —no pude evitar exclamar, boquiabierta—. Esta gente vive en el 2800.
Luke se rió suavecito mientras se metía casi que de lleno en el hueco compartimentado que entonces había en la pared. Yo me quedé esperando que sacara mi suéter, intentando cubrirme del frío lo más que podía con mis brazos. Él parecía estar teniendo problemas para encontrarlo entre su ropa, así que me dijo: —Si quieres ve buscando una cobija extra. —Giró la cabeza levemente hacia mí, primero dirigiendo sus ojos hacia los míos y luego hacia arriba—. Debe de estar en la última repisa —me indicó, para luego voltearse otra vez y seguir buscándome mi vaina.
Y sí, estaba en la última repisa. Lo sabía porque podía ver la tela blanca perfectamente doblada desde ahí. El peo era, pequeño detalle, que ni de vaina le llegaba yo a esa mielda'.
De pana que lo intenté, pa' que tampoco dijeran que una la princesa que quiere que todo se lo busquen. Pero coño, Luke de pana que estaba soñando si creía que yo podía alcanzar una vaina que estaba a dos metros y pico del suelo. Si me regalaba cincuenta centímetros de los suyos, que le sobraban, calidad, pero como eso no era posible y tampoco había un banquito por ahí a la vista, ni saltando alcancé la cobija.
Cuando aquel encontró mi suéter, se giró para dármelo y me encontró dando brinquitos como un saltamontes intentando llegar al Monte Everest de las sábanas. No pudo evitar reírse por lo bajo.
—Solo a mí se me ocurre pedirte que busques algo que está a más de metro y medio de altura —dijo con una sonrisa burlona, llegándose a donde yo estaba, unos pasos a su derecha, para buscar la cobija él mismo.
—Sí eres marico. —Me eché un poco hacia atrás para que pudiera llegarle mejor a la vaina, y volví a mi posición de antes cubriéndome el pecho desostensado'—. Si está a uno noventa yo todavía le llego con un palo.
Se rió, supongo que imaginándose la cuestión, y se dio media vuelta con su sonrisa toda bella. Me ofreció el suéter, que hasta entonces había resultado ser más problemático que'l coño, sosteniéndolo con una mano hacia mí.
Sin poder apartar mi mirada de la de Luke, como si mis ojos fueran un souvenir de imán y los suyos fueran la nevera, di un paso hacia adelante para agarrar la prenda de vestir que me tendía, y ahí fue que...
Actívense vale, andan achantad@s
Quiero saber qué piensan, porque la cosa se va a poner más fuertesita a partir de aquí
Ja weno
Te extraño -jeaaanne
Los amo❤️
— Cam
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