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Dedicaciones para its_lachama y lulubookssra_ ❤️

Cuando salimos de la poco densa selva que cubría el camino a las cabañas, no tardé nada en ver a los que faltaban del grupo FijiSOS, reunidos en torno a un grupo de piedras cerca de la orilla de la playa.

Entre ellos, se distinguían dos grupos: los que estaban vestidos todos fitness, como si fueran a correr el tour de Francia en vez de pasear en bicicleta, que eran Calum, Michael, Crystal y Fiorella; y los que se habían puesto lo primerito que consiguieron, que eran Ashton, Luke y Roy. Los hubieran contratado para una campaña de Adidas basada en la incluslividad —bajo el lema, "Fancy o caja fuerte, todos podemos ser amigos. Viste Adidas"— si no fuera por la cara de ladillados que tenían. Lo peor es que yo ahí burlándome y segurito era mi culpa por andarlos haciendo esperar. Ups.

El primero en vernos llegar a la distancia fue Caldo... digo, Calum Hood, el bajista de 5SOS que, según Bárbara, si te lo comías caliente y con fideos, te quitaba la gripe rapidito. Ni cubitos Maggi, pues.

Calum alzó sus oscuras cejas, perfectamente visibles a la distancia, haciendo como que chequeaba el reloj imaginario en su muñeca para luego mirarnos con fingida decepción, negando con la cabeza.

Sin parar el trote, mi hermana le respondió señalándome a mí, acusándome descaradamente con la mamá de Kiko. Yo abrí la boca con sorpresa e indignación, haciéndome la loca como que no había sido culpa mía que llegáramos tarde.

Al ver a Calum comunicándose de forma no verbal con alguien, los demás se giraron para encontrarse con que éramos nosotras. Así, se nos quedaron viendo mientras nos acercábamos, algunos con alivio y otros con una decepción calumnesca.

Bárbara no tardó en apuntar las críticas que emitían con sus miradas a mí, la falsa esa, y yo no pude hacer más que negar sus afirmaciones.

—¿Qué pasó? ¿Se te pegaron las sábanas? —Michael preguntó cuando llegamos a la roca, alzando la barbilla hacia mí.

Apenas dijo eso, Mike volteó a ver a Fiorella, que levantó su pulgar en dirección al peliloco con cara de orgullo, felicitándolo por la expresión venezolana que había usado, y que acababa de pasarlo al nivel dos de Ranchilingo.

—Ustedes, mamaguevos, que anoche me emborracharon y pretendían que me parara a las cinco de la mañana como si fuera a abrir el colegio —repliqué, cruzándome de brazos y dedicándole una mirada severa.

—Sí, ella lo dice como si la hubiéramos obligado a beberse media botella —se metió Roy, más cizañero que el coño, gozando un puyero con la vaina.

—Ultimadamente —declaré cuando todos se rieron, imagino que acordándose de algo que yo por supuesto había borrado del cassette—, esto es culpa de Luke.

—¿Yo? ¿Por qué? —Se llevó las manos al pecho, confundido a la vez que ofendido de que le estuviera echando el carro de mierda tan gratuitamente.

—Porque sabías que acababa de tragar vino parejo y me dejaste mezclar —le expliqué, levantando la barbilla pose minion arrechita.

—Primero, que te advertí, varias veces —defendió su vaina, con más diversión que enfado ante mis acusaciones—, pero insististe en que "aguantabas eso y más". —Me copió, poniendo la voz más aguda y haciendo unas muecas con los ojos que aunque me provocó meterle un coñazo sabía que me representaban demasiado—. Y segundo —volvió a su tono de voz normal— que todos mezclamos y precisamente la única que no aguantó fuiste tú.

Aquellos se rieron de la imitación y de las verdades que me acababa de decir el catirrusio, que —entonces me fijé—, vestido con una camisa azul tirando a lavanda, unos shorts negros y unos zapatos deportivos marrones que completaban el look caja fuerte propio del menor de los Hemmings, me miraba con los ojos pelados en una expresión de reproche y una pose de brazos cruzados parecida a la mía.

—Marica, te jodió —habló Fiorella detrás de mí, en un kike susurro que se escuchó hasta en los llanos de Apure.

Aquí pensando, los que viven en Apure, ¿van siempre apurados?

La miré con los ojos entrecerrados durante unos segundos, y volví a girarme hacia el resto del grupo. —Bueno, pero ¿ustedes no andaban con una picazón de culo por salir temprano? —Me llevé las manos a la cintura, y tuve que luchar por no reírme cuando vi de reojo que Luke seguía imitando mis cambios de posición, quedándole mejor de lo estaba dispuesta a admitir—. Vámonos, pues.

Y como Mike y Crystal me hicieron caso, el resto del grupo lo hizo también, cual manada obedeciendo a sus perros alfa. Así, siguiendo a los pelilocos, nos fuimos metiendo por el caminito que habíamos recorrido el catire regional y yo la noche anterior en las bicicletas, que debían de haber sido recogidas por el personal de la isla, porque no estaban donde las habíamos dejado.

Yo estaba perdida en mis pensamientos mientras el resto del grupo, al final del cual me había quedado tras unos minutos caminando, hablaba de cosas triviales.

—Hola —me saludó de repente una voz que reconocí al instante, cuya pertenencia pude comprobar al volver a la realidad y dejar de mirar a la nada para pasar a mirar al alto Ziggy, que había crecido mucho después de su vida en Lazytown, mejor conocido como Luke. En algún momento se había llegado a mi lado, pero como andaba aweboniada pensando en la agencia y en mi posible futuro peo con esta, no me había dado cuenta.

—Aló —respondí, queriendo completarlo con que el día tiene veinticuatros horas y yo le dedicaría veintiséis, lo que pasa es que no podía, me encantaría que me pudiera entender, pero como Luke no escuchaba Corina Smith, se iba a volver un culo y yo no tenía el teléfono a la mano como para ponerle A Veces. Así que no dije más nada, que tampoco hizo falta, porque ahí mismito él siguió hablando.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, y cuando empezaba a pensar que, o era lector de mentes o me conocía demasiado bien como para saber lo que estaba pensando, caí en que se refería a la resaca, y no a mis peos personales-profesionales.

—Como si me hubiera pasado un carrito de helados por encima —fui sincera, demostrándole con una mirada de ladillada las nulas ganas que tenía de pasear en bicicleta, sobre todo después de la carrera que nos habíamos echado la noche anterior y que, según había visto esa mañana cuando me había desnudado para cambiarme de ropa, me había dejado unas cuantas marcas en las rodillas—. Por cierto... —cambié de tema radicalmente—. ¿Cómo supieron lo de las bicicletas?

Él se rió, haciéndome reparar en lo bello que era una vez más de las miles de veces que lo había pensado desde que estábamos en la isla. No entendía de qué se reía, hasta que respondió a mi pregunta, diciendo: —Si fuiste tú la que se los dijo anoche.

Y si no me acuerdo no pasó dijo Thalía.

—Ah, coño —Solté un suspiro, decepcionada de Borrachín. Yo pensé que después de tanto aguantaba más que eso, pero fíjate—. ¿Algo más que haya hecho que deba saber?

—A ver... —Levantó su mirada azulada al cielo igual de azul, como intentando recordar qué cosas podría haber hecho yo la noche anterior que fueran dignas de mencionar—. Si quieres saber que te metiste a la piscina sin ropa y luego diste varias vueltas desnuda por toda la playa...

Yo de pana ya me estaba preocupando, visualizando la vaina y preguntándome cómo podía haber llegado a hacer eso, cuando el pendejo de Lucas Roberto empezó a reírse a carcajadas y supe que era pura coba. Ya yo había dicho: coño, primera vez que hago skinny dipping y no me acuerdo. Qué ladilla. No mentira. Una gente recatada.

—Qué webón —lo insulté, cruzando los brazos sobre mi pecho modo Campanita, con divertido enfado.

Estaba por contestarme otra cosa, pero en eso Mike lo interrumpió: —¿Qué opinan ustedes? —inquirió, a la vez que se daba la vuelta hacia nosotros dos, que éramos los únicos rezagados, sin dejar de caminar y entonces haciéndolo de espaldas.

—¿De qué? —Alcé la barbilla e hice un movimiento brusco abriendo los brazos y levantando el pecho, dándomela de alzada.

Mike sonrío de medio lado y frunció el cejo ante mi actitud tan random pero cómica. —De hacer un concurso de talentos.

—¿Qué coño? —Luke arrugó la cara en una mueca de confusión dirigida al peliloco—. ¿A cuenta de qué?

—De que tenemos el escenario de la zona de la piscina, duh —contestó el aludido, con un tono de obviedad que le sonó tan pero tan sifrino que no pude evitar reírme—. Además —añadió, mirando a Luke con una cara de sobrao' que no sabía muy bien de dónde venía hasta que terminó la frase—, ¿recuerdas ese concurso de talentos que organizaron en la secundaria al que íbamos a presentarnos por individual a ver quién de los tres ganaba? ¿Que no pudimos presentarnos porque comimos en el sitio este de hamburguesas el día de antes y nos dio diarrea a los tres?

Todos, incluidos los cantantes con malestar estomacal, nos detuvimos en seco, entre impactados por la vaina, sorprendidos por desconocer ese beta y cagados de la risa por... por todo, pues. JAJAJAJAJAJAJAJA. Qué arrecho. Ojalá los hubiera conocido en esa época. El chalequeo hubiera sido demasiado intenso.

Ah, y, sí, había dicho "los tres", con lo que asumía que Ashton no había formado parte de la apuesta, ya que probablemente para ese entonces tampoco formaba parte de 5SOS, o incluso, quizás ni siquiera existiera un 5SOS en esa época a la que el peliloco se refería.

—Bueno —concluyó Michael, sin esperar a que Luke le respondiera, aunque ya lo había hecho con la mirada de miedo que tenía, en la que indicaba las ganas nulas que tenía de que aquella información fuera revelada. Ya iban a demandar a Mike por fallo de protección de datos—. Estaba seguro de que te iba a ganar, pero como nunca pudimos comprobarlo, he vivido con eso dentro de mí durante años... —Se llevó una mano al pecho, todo dramático—. Y ahora tenemos la oportunidad de saberlo.

Luke de pana no sabía qué responderle a eso, así que, recordando que la pregunta era para los dos, respondí primero: —Yo sí estoy de acuerdo. Demasiado de acuerdo más bien —recalqué—. Ya me tenías con lo de la diarrea.

Mientras todos se reían, Luke salió de su trance para llevarme la contraria. —Pues yo no estoy de acuerdo.

—Pues te adaptas —replicó Mike, con una cara de autosuficiencia arrechísima que a todos nos dio full risa—, porque con Lucía ya somos mayoría absoluta. —Sonrió con satisfacción y no esperó a que Luke le contestara para darse la vuelta y retomar el paso, a lo que los demás lo siguieron, comenzando a preguntarle cosas sobre el evento de la diarrea colectiva, especialmente Ashton, que parecía no saber nada a pesar de llevar conviviendo con esa gente desde que era un piojo.

—Gracias, gnomo de jardín —musitó Luke a mi lado, con la intención de que lo escuchara aún habiéndolo susurrado.

Este sí es falta 'e repuesto, dije en mi cabeza, ofendida de una forma más divertida que seria.

—De nada, poste 'e luz —le respondí de la misma manera, a lo que rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír de medio laito', situación que yo tampoco pude impedir que se diera en mis labios.

Ese pendejo.

***

—¿A dónde van? —preguntó Roy al ser el primero en darse cuenta de que Ranchos y yo nos alejábamos kike sigilosamente del grupo, dándonosla de Pantera Rosa y el tipo que tenía la cara como un huevo, intentando escaparnos sin que nos vieran para ir a echar una meada campestre a unas matas de por ahí.

Poniéndote en contexto, después de echar una carrera en bicicleta por media isla, nos habíamos parado en un claro a merendar con unas fruticas y unas barritas de proteínas que nos habíamos traído en un bolso, pura vaina healthy como recomendaba la pana Sascha.

Todo bien, hasta que me empezaron a hacer efecto los veinte galones de agua que me había bebido durante el trayecto para aguantar la pelazón de sol. Lo mismo, según ella me había dicho en un susurro hacía un rato, le estaba pasando a Fiorella. No me sorprendía, porque la marica esa tenía la vejiga minúscula, y cada vez que salíamos quería pararse a mear en todos los locales que pasábamos. Parecía carajito chiquito que apenas montarse en el carro le dan ganas de hacer pipí.

El punto es que estábamos en pleno monte, muy lejos de la cabaña principal y de la aldea donde vivían los trabajadores, así que era o terminar el Chapulín Colorado me hago pis y no me aguanto con las piernas abiertas, o mear detrás de unas matas. Y como no nos pensábamos orinar en los pantalones, solo nos quedaba la segunda opción.

No era que tuviésemos nada que ocultar, pero si no se daban cuenta de que estábamos a punto de usar la isla de baño público, mejor. Pudor y elegancia ante todo.

E íbamos bien, hasta que salió el mamaguevo de Roy más sapo que el coño.

—Estemmm... —empezó a hablar Fiorella, pero una neurona no terminaba de conectar con la otra y se quedó ahí pegada.

—Vamos a echar un vistazo por si por aquí se puede bajar a la playa o algo —di la cara por el dúo rubiasolmorenaluna ya que a Rubia Sol parecía que se le habían chamuscado los circuitos con el calorón. Le hice señas con la cabeza a mi mejor amiga pa' que nos fuéramos pa'l coño, y ahí fue que reaccionó y arrancó a caminar conmigo.

—Esperen —nos detuvo Ashton, levantándose de la roca en la que había estado sentado desde hace rato y empezando a acercarse a nosotras—. Voy con ustedes.

Más salío' que un balcón —masculló Ranchos, sonriendo toda falsa en dirección al catire alto, intentando así ocultar la meazón que tenía.

Tal para cual —dije en referencia a ella, que me miró feo por estarle diciendo salía, pero mentira no era. De pana Ashton y Fiorella hubieran sido almas gemelas, si Ashton no hubiera sido un webón. Y lo era.

Imité la sonrisa Colgate de Misión Vivienda, sin saber qué excusa poner para evitar que se nos uniera a nuestra sesión de meada comunal. Igual, aunque se me hubiera ocurrido algo, no me hubiera dado chance a decirlo, porque en 0,nada ya se había llegado hasta nosotras.

Los tres nos dimos la vuelta, fingiendo que nuestras intenciones eran las que habíamos expresado, y empezamos a caminar selva adentro, hacia lo que se podía divisar a lo lejos que era un acantilado que daba a la costa.

Yo ya estaba dando por perdida mi oportunidad de vaciar la vejiga cuando, estando lo suficientemente lejos del grupo, Ashton se detuvo de repente. —Bueno, ustedes para allá —dijo, y señaló su derecha—, y yo para allá. —Señaló a su izquierda, y retomó el paso en esa dirección, así sin más.

Ranchos y yo nos quedamos quietas, y cuando Ashton sintió que no nos movíamos a pesar de que él sí lo hacía, notando nuestra confusión, se giró un poquito hacia nosotras y preguntó: —¿No veníamos al baño? O ¿qué?

No hizo falta que contestáramos. Nuestras miradas ya eran suficiente respuesta.

Naweboná de avión —Ranchi habló bajito cuando Ashisonthefloor volvió a darse la vuelta—. Pa' lo que le conviene. Nojoda.

Iba a contestarle cuando el aludido añadió: —Si van a hacer del dos aléjense bien.

Me provocó decirle que no fuera marico, pero, al igual que Fiorella, me limité a seguir sus órdenes y desviarme junto a la catira hacia la derecha. No tuvimos que caminar mucho para conseguir un buen sitio, digno de depositarle nuestro miao'.

Sí, depositarle, a cuenta corriente.

—Yo me quedo aquí —anunció ella para mi sorpresa, deteniéndose junto a un grupo de matas bajitas que rodeaban una roca—. Tú para allá —me mandó, señalando unos árboles a varios metros de ahí.

Yo pensaba que ya esa barrera de vergüenza la había saltado hace rato, desde que había empezado a tirarse peos en mi cara la segunda vez que fue pa' mi casa cuando estábamos aún en el colegio. Por eso, fruncí el cejo, llevándome ambas manos a las caderas, y hablé: —Ah, pues. Como si no te hubiera visto las nalgas ya, gafa.

Mirándome con su mejor cara de reproche, mano en la cintura, dijo la delicada princesa: —Voy a cagar.

—Ta' bien, dale tranquila... —Levanté mis manos como si estuviéramos en una de las mil películas policíacas de Will Smith—. No voy a ser yo quien te lo impida... —Le hice caso y me alejé, dejándome mandar por segunda vez en los últimos tres minutos. Pura gente sometida.

Total que caminé y caminé hasta estar lo bastante lejos de ella para no olerle la mierda, que por cierto era bien podría' pero con un olor a pudrición así particular.

¿Te acuerdas de Where's my water?, el juego del cocodrilo que se quería bañar? Bueno, los tubos esos de donde tú veías que salía una vaina morada como tóxica, eran de la poceta de Fiorella.

No parecía haber un lugar idílico para vaciar mi termo interno, porque aquel poco 'e matas eran todas altas y me daba miedo no ver bien donde me estaba sentando; no fuera a salirme una culebra a morderme las nalgas. No es que hubiera visto ningún animal en la isla aparte de Fiorella, pero uno nunca sabe, pues. Pinga. Por eso tuve que caminar más de lo que hubiera querido buscando un sitio apto para poner el culo, y terminé bajando el acantilado casi sin darme cuenta.

Fui consciente de ello cuando la tierra que pisaban mis zapatos se fue convirtiendo en arena, y detrás de un par de árboles pude divisar el mar. Solo tuve que pasarlos para encontrarme con tremenda playa, de arena beige clarita y agua turquesa, bellísima esa vaina. Estaba oculta entre dos montañas cubiertas de la densa selva de distintos tonos verdes que acababa de atravesar, terminadas en toscos acantilados que disminuían en altura a medida que se acercaban a la playa. La montaña de la que había venido había sido la de la derecha, y se suponía que siguiendo el borde de su acantilado llegaría otra vez con el grupo, así que no me preocupé demasiado.

Seguí admirando el paisaje ante mí.

La cala tenía un par de grandes rocas en el camino al agua, pero a diferencia de la que habíamos visitado hacía rato, la que habían descubierto Calum y Bárbara el día anterior, no tenía piedritas en la orilla. La falta de sillas, tumbonas y toldos me hizo pensar que era una playa virgen, que, o no la habían encontrado aún los trabajadores de la isla, o habían decidido quedárselo para sí mismos.

Era bellísima, y se veía demasiado sabrosa.

Eché un vistazo a mi alrededor, y como no se veía ni se escuchaba la presencia de nadie más, ni siquiera a los bordes de los acantilados, agarré y me bajé el short ahí mismito, dejándome el culo al aire. Me agaché, hice un hueco no demasiado profundo en la arena con una mano, y meé con tranquilidad. Ya aliviada, volví a subirme el short y tapé la poceta improvisada con una tapa hecha de más arena.

No quise entretenerme mucho más en la playa porque sabía que se iban a poner a buscarme y no quería que vieran ese sitio. Sé que suena egoísta, pero de pana sentía que era el único lugar en el que realmente podía encontrar paz en soledad. También tenía mi cabaña, yo sé, pues, pero hablando claro esa mierda no tenía cerradura y todo el mundo pasaba por ahí como perro por su casa. Ahí tienes el ejemplo mi hermana esa misma mañana.

El punto es que no quise decirle a nadie, al menos por el momento. Eventualmente lo haría, pues, pero primero, quería sentir que tenía un lugar para mí misma.

Me apresuré en irme de ahí, asegurándome de recordar el camino para volver después.

***

—Hasta aquí, pulga —me informó/ordenó Caldo Hood el bajista de faisos, dándome un golpecito en la pierna como indicándome que me bajara.

—Chuuchuuu —hice la onomatopeya de un trensito como el de los Picapiedras que pasaba por el Parque Las Ballenas, y desenredé mis manos de su pecho para dejarme caer cuando la sensación del bloque me soltó.

Profe de Castellano, si usted está leyendo esto, siéntase orgullosa de que dije kike "onomatopeya". ¿Ve que yo sí le paraba bolas? Yo se lo dije.

Ok. Ya va. Paremos aquí un momento para ponerte en contexto.

Después de descubrir la yapla secreta, regresé con el grupo —sí, logré encontrar el camino y no me perdí en la jungla, aunque usted no lo crea—. Cuando terminamos de merendar, hicimos el último trecho del paseo en bicicleta de regreso a la cabaña principal. Nos bañamos en la piscina, hablamos paja pareja, almorzamos, nos metimos en la playa, jugamos voleibol —senda paliza que me dieron; ese juego es pa' gente alta—, tenis playero, aquellos se fueron kike a surfear con unas tablas que conseguimos en el cobertizo descubierto por Mike y Crystal mientras que nosotras tomábamos el sol... Hicimos de todo. Y el remate fue la tremenda cena que nos prepararon los cocineros de la isla, que nos terminó de reventar. Estábamos tan cansados tanta vaina que habíamos hecho durante el día, que no tuvimos ni que discutirlo: calabaza, calabaza, cada quien para su casa. Y, así, nos dirigimos a las cabañas sin pensarlo dos veces.

A mí me dolían tanto las piernas que se me ocurrió hacerle ojitos a algunos de mis supuestos amigos pa' que me cargara. Mi primera opción fue Fiorella, pero me mandó a comerme un cerro de empanadas rellenitas de mierda, más falsa que el coño la webona esa. La siguiente persona en la que pensé fue en Luke, quizás por la confianza que había vuelto a poner en él los últimos días, y que no paraba de crecer. Por supuesto, eso al haber descartado previamente a Bárbara por ser más enana que yo —si me cargaba se caía segurísimo— y a Crystal por ser Crystal. Pero después recordé que estaba intentando evitar situaciones como esa con él. Sin embargo, no quería tener pensamientos fuera de lugar; me había pasado en la piscina el día anterior, y no quería que volviera a pasarme entonces, menos cuando llevaba todo el día sin que me vinieran a la cabeza ese tipo de sentimientos encontrados. Así que descartado también. Michael no podía porque Crystal después se hacía ideas, Roy no había la confianza y Ashton ni por el coño. Así que Caldo Hood fue.

Él obviamente me dijo que sí no porque quisiera, sino porque el otro día todos lo habíamos visto cargando a mi hermana con toda la buena disposición del mundo, y si no lo hacía conmigo sabía que lo iba a chalequear más con la uniceja. Y no le quedó de otra. Igual tampoco era como que verga, qué ladilla Lucía, porque en realidad Calum era bastante cariñoso conmigo desde siempre, pues, pero obviamente no era lo que más le provocaba; estaba tan cansado como yo. Aún así, yo no pesaba un coño, así que se la calara, nojoda. Ese era el precio de mi silencio.

Y bueno, eso.

Cuando las bifurcaciones de las cabañas nos dejaron solos —la cabaña de Calum era la que quedaba justo antes de la mía—, supe que mi decisión había sido la correcta porque así me cargaba más tiempo.

Ajá, volviendo a lo que estábamos...

Una vez en el suelo, me llevé ambas manos, entonces libres, a la boca, y las usé de megáfono para decir, con voz de locutor: —¡Pasajeros, hemos llegado a nuestro destino!

Calum giró la cabeza para mirarme con el cejo fruncido, seguro preguntándose qué clase de droga era la que me metía yo. —Y eso que hoy no bebiste —me dijo, dándose la vuelta otra vez para empezar a caminar en dirección a su cabaña—. Imagina cómo eres borracha.

—Ñiñiñi —le respondí, súper madura como siempre, imitando su acción y encaminándome hacia mi cabaña por la vía de la derecha, que era la que sabía que me llevaría a esta de entre las dos posibles.

—¿Eso es "buenas noches" en español? —preguntó sarcásticamente, creyendo que el podía meterse con mi idioma y salir impune relajao' como quien dice.

—No —repliqué con mi mejor tono de seriedad, poniendo cara de póker para darle un mejor toque aunque supiera que no iba verme estando de espaldas a mí—. Eso es mámate un chaparro.

—Bueno, pues "mamitih pacharo" a ti también —me compró la mentira, despidiéndose de mí antes de desaparecer detrás de unas matas que se interponían entre ambos caminos mientras yo intentaba que mi risa no se escuchara.

De pana solo esperaba que se acordara de eso y lo dijera en algún concierto o entrevista. Me sentiría demasiado orgullosa.

Total que me llegué hasta mi cabaña e instantáneamente me quité el bikini y el vestido tejido que lo cubría, le di play a mi lista de reproducción titulada "no me quiero bañar así cochina me voy a quedar", y me metí a la bañera.

Mis planes eran quitarme la mugre de encima e irme directa a dormir. Estaba segura de que sería una noche de lo más tranquila, pero estaba equivocada.

Se achantaron vale, what happened?

Este cap es larguito

Igual, si andan activ@s, podemos hacer maratón

Y bueno

Los amo❤️

— Cam(i)

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