30
Dedicaciones y adelanto para
Ang3lica26
lulubookssra_
y beverlygonz_ ❤️
Si quieren el adelanto escríbanme o por WhatsApp o por inbox, sin pena🥰
Recuerden que las 3 dedicaciones y adelantos del próximo cap son para los que más comenten en este
E igual que antes, si en este comentan mucho y los veo ahí activos, más chance de que el próximo cap venga con maratón❤️
—Yo... —empezó a decir, con vacilación. Soltó un suspiró, cerró los ojos por unos segundos y volvió a abrirlos, entonces con una media sonrisa del mismo estilo de la mía—. Está bien —se encogió de hombros—: nos quedamos.
Volví a echarle un vistazo de reojo mientras los demás expresaban alivio y alegría por nuestra disposición, y pude comprobar en su mirada lo poco seguro que estaba de lo que acababa de decir. Yo también, a decir verdad, pero era la mejor de las opciones, así que nada; tocaba esperar que saliera bien.
—Ya que estamos todos —habló Mike—, vámonos de aquí, por favor —señaló la puerta que desde hace un buen rato teníamos al lado y aún no habíamos atravesado.
—Sí, por favor —dijeron varios.
—A ver si algún día llegamos —distinguí la voz de mi mejor amiga.
Estaba viendo cómo Luke se alejaba hacia donde estaban Ashton, Calum y Roy cuando todos empezamos a avanzar hacia la salida, y en eso, Michael reapareció a mi lado y me rodeó con uno de sus brazos. —Me alegra que hayas venido —dijo. Luego me apretó contra sí, dedicándome una sonrisa sincera.
—Y a mí —le devolví el gesto—, cara 'e fonclei.
Él se rió, captando la referencia, para proseguir a sacarme la lengua como niño chiquito.
—Podemos hablar con quien nos alquiló el lugar para ampliar el cupo pagando un extra —se le ocurrió a Crystal mientras caminábamos hacia la zona de taxis.
Michael asintió en su dirección. —Ahora que lleguemos a lo de las avionetas.
****
El resto del trayecto, desde el viaje apretados en la taxi-caravana que tuvimos que pedir para entrar todos hasta la batuqueada que nos echó la lancha que nos llevó al otro lado de la isla,, transcurrió más o menos tranquilo. Al principio había como dos grupos: Roy, Calum, Ashton y Luke por un lado, y Mike, Crystal, Fiorella, mi hermana y yo por otro. Pero ya en la lancha este Calum se me sentó al lado y Michael se sentó con Luke, y ahí como que nos empezamos a mezclar. Ya cuando nos bajamos estábamos hablando todos con todos más que cada quien con su grupo del principio. Aún así, Luke y yo no nos dirigíamos la palabra.
Tengo que destacar que me había sorprendido la rapidez con la que mi hermana se estaba haciendo pana de esa gente, a pesar de no conocer a nadie sin contarnos a Fiorella y a mí más que por las veces que le había hablado de ellos. Aunque esa mujer siempre había sido de las que se hacía amiga de la gente en las colas.
Dice ella que uno nunca sabe qué contactos puede hacer socializando mientras bachaquea. Capaz hay un primo cuarto de Luis Jiménez por ahí que te deja las entradas pa'l próximo concierto en la Concha Acústica de Bello Monte más baratas. Piénsatelo.
Total que bueno, llegamos a la vaina de las avionetas como a las cinco y veinte de la tarde. Se suponía que teníamos hasta las seis y media para salir porque a las siete oscurecía y de noche estaba prohibido volar, así que si no movíamos ese culo nos iba a tocar quedarnos en la isla principal a pasar la noche —para lo que íbamos a tener que pagar hotel y demás, gastos extra que corrían por nuestra cuenta porque Laucala Island no se hacía responsable de retrasos ni nada por el estilo—. Cuando llegamos íbamos relativamente bien de tiempo, pero Crystal y Mike se enredaron todos con lo de ampliar el cupo para dos personas más y terminamos montándonos casi a las seis de la tarde.
—Son nueve —escuchamos decir al tipo que estaba organizando la subida a las avionetas, las cuales esperaban frente a nosotros a que las abordáramos, a pesar del ruido que hacían las hélices de sus trompas. Uno de los pilotos le dijo algo que no fuimos capaces de oír, pero ante lo que enseguida añadió, en voz alta para que le entendiéramos bien:—. ¡Cuatro en esta! —señaló una de las avionetas—. ¡Y cuatro en esta! —señaló la otra.
—¡Pero falta uno! —replicó Ashton, quien aparentemente sí había pasado matemáticas en primer grado.
—¡Uno tiene que irse en la próxima avioneta con las maletas que faltan! —explicó—. ¡No cabe todo en estas dos!
Nos miramos entre nosotros, pero ninguno parecía especialmente dispuesto.
—¡Pero ¿no se supone que en un rato ya no se puede volar?! —preguntó Crystal.
—¡Tranquilos! ¡La próxima llega en cinco minutos! —respondió el tipo, pero no nos inspiró mucha confianza. Nadie tenía demasiadas ganas de arriesgarse a quedarse separado del grupo hasta el día siguiente. El tipo se dio cuenta, y por eso agregó—. ¡A quien no le importe esperar un momento que levante la mano!
Entonces que lo pensaba, no me vendrían nada mal unos pocos minutos a solas —los supuestos cinco hasta que llegara la avioneta y los diez que duraba el vuelo—. No había tenido tiempo ni espacio para procesar el haberme encontrado a mi ex, al que consideraba mi primer amor, con quien las cosas habían terminado de una forma muy brusca y dolorosa, así de la nada, en el lugar en el que menos había esperado chocarme con él. Quieras o no, eso te afectaba de una u otra manera, y estar con tanta gente no me había permitido pensar en cómo me sentía al respecto. Esa fue la razón por la que, sin darle demasiadas vueltas, levanté la mano.
—¡Ah, perfecto! —dijo el organizador—. ¡Ustedes dos! —apuntó con el dedo hacia donde me encontraba yo y después hacia otra persona de la larga fila que hacíamos al final de la pista de aterrizaje y salida de las avionetas—. ¡Podemos meter algo más de equipaje en esta y que vayan tres y así en la siguiente pueden ir dos y no se queda uno solo rezagado! —se giró hacia el mismo piloto de antes, y tras un rápido asentimiento, hizo señas para que los que no iban a esperar empezaran a subir a las avionetas.
Fiorella y Ashton fueron los primeros en acercarse, cosa que me resultó extraña porque esos eran otros que como Luke y yo no se hablaban.
Ya va. Paréntesis.
Hablando de Ashton y Fiorella, yo sé que tú debes haber vuelto un culo ya porque yo nunca te expliqué bien qué es lo que es con ellos, y no debes entender cómo es que los dos aceptaron venir a un viaje en el que sabían que el otro iba a estar si ni siquiera se hablaban. La vaina es que, en resumidas cuentas, esa gente lo dejó poco después de que Lukrecio y yo termináramos obligados por Sierra. Fiorella se puso de mi lado a la vez que Ashton defendía a Luke a capa y espada, y esa discrepancia fue el punto de partida para que empezaran a ver lo malo del otro y salieran de la etapa de luna de miel permanente en la que entonces estaban. Dejaron de verse, dejaron de hablarse, y sin más, dieron por concluido lo que fuera que tuvieran, porque aunque parezca difícil creerlo, tras un montón de meses juntos, nunca le pusieron nombre a lo suyo. Pasados los años, Fiorella decía que no le guardaba rencor, por mucho que ese hombre, que tanto le había repetido que no estaba preparado para tener una relación, no tardara en comenzar a salir públicamente con nada más y nada menos que KayKay Blaisdell, quien había sido nuestra amiga durante el Meet You There Tour y con la que para ese momento todavía seguíamos hablando. Fiorella no le paraba bolas, o al menos eso aparentaba. Sin embargo, yo sabía que muy en el fondo todavía le dolía, y esos "total, no éramos nada" que decía cuando le sacaba el tema eran pura fachada. Con todo y eso, cuando Mike y Crystal nos invitaron a ambas a su boda en enero de ese año, obviamente dijimos que sí. Al fin y al cabo, ya habían pasado dos años y pico, y cada quien vivía su vida por su lado. Lo único que teníamos en común era a ese par —y a Calum— y no íbamos a dejar de estar ahí en uno de los días más importantes de sus vidas por algo que escapaba de sus manos.
Ya teníamos todo planeado, los pasajes comprados y demás. A mí incluso me había llegado traje de dama de honor —pues me encontraba entre el grupo de chicas que Crys había elegido para que la acompañaran en el altar—: un vestido entre lila y rosado clarito preciosísimo que además me quedaba a la perfección. El peo fue, que mi familia y yo habíamos pasado las vacaciones de Navidad, Año Nuevo y Reyes en Venezuela, y el día que tocaba regresarnos —viernes 8 de enero del 2021, me acuerdo clarito, nawebona—, aunque llegamos a tiempo, nos confundimos a la hora de hacer el check-in e hicimos la cola para el vuelo que no era. Intentamos hablar con los encargados, mandando a llamar a superiores, gerentes, presidentes, toda vaina, y formamos tremendo peo, pero igualito no nos dejaron montarnos en el avión quedando suficiente tiempo. Al principio no querían darnos ni siquiera el siguiente vuelo disponible, pero moviendo contactos y pagando una kike multa ahí —que era más pa'l fresco que otra cosa— nos dieron pasajes para el día siguiente. La cuestión es, que después de perder la escala que hacíamos en Colombia y encima tener que pagar un hotel en Caracas para quedarnos esa noche, cuando fuimos a hacer el check-in el día 9 —bien temprano como que íbamos a abrir el aeropuerto—, nos dijeron que no, que nosotros no estábamos en la lista de pasajeros, que esos pasajes eran chimbos, que nuestros puestos ya estaban asignados a otras personas. Semerendo peo se armó, marico. De paso esa gente de administración que eran los que aparentemente nos podían resolver, que supuestamente ellos no trabajaban en fin de semana. Naguara. Yo nunca en mi vida había pasado tanto estrés. Al final terminamos consiguiendo pasaje fue para el lunes 11, después de mover todos los hilos de todos los contactos que podíamos tener. Y claro, entre que salimos por la tarde, que el vuelo fue pa' Colombia, que de Colombia tuvimos que agarrar el más pronto a Nueva York... A mí no me dio tiempo de agarrar un avión pa' Bali; y digo agarrar un avión porque en el que iba inicialmente con Fiorella y Luisfer el 10 de enero ya no lo agarraba ni queriendo. Total que Fiorella fue sola porque ajá, Luisfer no iba a ir sin mí.
Ella dice que lo pasó sabroso y gozó un puyero, sin importar que tuviera que ver a Ashton con KayKay. Más bien le pareció que se quitaba un peso de encima. Se sintió libre. Y aunque aún no hablara con Ashton, sabía que podía soportar estar en el mismo lugar que él, así que ¿por qué negarse a unas vacaciones diferentes solo porque él formara parte de ellas?
Y, bueno, eso es más o menos todo, así por encimita.
Cierro paréntesis.
Ahora, volviendo a donde estábamos... Ellos como que intentaron decirle algo al organizador pero el bicho no les paró ni media bola y los hizo subirse en la avioneta sin rechistar. Calum y mi hermana intentaron hacer lo mismo pero les pasó igualito. Cuando se acercaron los cuatro restantes y el tipo hizo que subieran a tres de ellos en la otra avioneta, dejando a Luke por fuera, entendí qué era lo que habían estado intentando hacer.
Cuando yo pensaba que iba a tener un ratico de tranquilidad, me montaban a Plastilina Gigante en la misma avioneta. Qué ladilla.
A él tampoco le llamaba mucho la atención esa idea, así que intentó insistirle al tipo a ver si lo dejaba subirse antes de que el piloto terminara de subir el equipaje extra que habían decidido subir al transporte de Mike, Crystal y Roy, pero fue en vano: apenas montaron el último bolso, el hombre le cerró la puerta en la cara a Luke cuando quiso hacer caso omiso y entrar de todas maneras. El carajo le puso una mano en el hombro al catirrusio y lo llevó hasta el final de la pista, donde estaba yo, que a todas estas no me había movido. Dijo algo en el idioma nativo de la isla por un walkie-talkie que llevaba guindado de un lado, y las avionetas empezaron a despegar.
—¿Tú eres marico? —le pregunté a Luke cuando los pájaros metálicos se hubieron llevado el ruido lo suficientemente lejos como para permitirle escucharme—. ¿Pa' qué coño levantaste la mano?
—Y ¿tú? ¿Ah? —se la dio de alzaito, cruzándose de brazos.
Entrecerré los ojos. —Ese no es tu peo —respondí, tajante.
—Isi ni is ti pii —se burló de mí como el propio niño de preescolar, aunque admito que si no hubiera salido de él me hubiera dado risa y todo.
—Chavista —mascullé por lo bajo, sin intenciones de que me escuchara o siquiera me entendiera, y fijé mi vista en el horizonte, donde ya el par de avionetas parecían una mancha en el cielo que cada vez se iba volviendo más anaranjado.
—Respeta —me regañó, y me hubiera provocado responderle con un ah, pues, tú a mí no me mandas, pero quedé muy desconcertada por que se hubiera acordado del significado de esa palabra como para decir nada—. Además —añadió después de unos segundos—, el que lo dice lo es.
Este sí era carajito.
Abrí la boca para reprocharle, porque con esa sí que no me iba a quedar callada, justo cuando...
—Aquí viene —dijo el organizador, refiriéndose a la avioneta que se acercaba a través de la pista en nuestra dirección. Parecía venir de otra zona del aeropuerto, probablemente porque después de llegar habrían tenido que ponerle combustible, aceite o lo que necesitara para poder salir otra vez. Era de la misma compañía de las que habían llevado a nuestros amigos minutos atrás, según la inscripción en la cola.
Agradecí a Dios que la avioneta hubiera llegado a tiempo y no me tocara quedarme ahí con Luke hasta el día siguiente.
Esperamos en silencio a que nuestro transporte terminara de llegar. Cuando se detuvo a unos diez metros de donde nos encontrábamos, la muchacha que lo conducía encendió las hélices y se bajó para hablar con el organizador, que poco después nos hizo señas de que podíamos ir montándonos. Entre los dos cargamos las maletas y bolsos que quedaban y las metimos en la avioneta, subiéndonos nosotros después. Nos mandaron a ponernos los cinturones y nos entregaron unos auriculares que llevaban integrado un micrófono de estos que van como pegados al cachete, tipo los que usaban los de Zapping Zone. El tipo este, el organizador, cuyo nombre nunca nos dijo o si dijo yo no me enteré, se despidió de nosotros con la mano y cerró la puerta de la vaina de un trancazo.
—¿Es su primera vez volando en avioneta? —preguntó la muchacha, cuya voz se escuchó a través de los auriculares, mientras movía unas palancas y apretaba unos botones del panel que tenía delante, supongo que preparando la cuestión para arrancar.
Yo respondí con un sincero "sí" a la vez que Luke pronunciaba un "no" más relajado de lo que me hubiera esperado. Sí es verdad que esa gente caga rial, recordé. Y no, antes de que me preguntes, yo nunca había ido pa' Los Roques. Lo más cerca que he estado es viendo el vídeo de La Casa de Caramelos de Cianuro.
Hablando de La Casa, cabe acotar que últimamente cada vez que Fiorella andaba de mal humor le cantábamos "porque este Rancho ya no es un hogar". Créditos a Daniel por inventar el chalequeo. Que conste que yo le dije que lo patentara porque ¿te imaginas Daniel de cantante sacando La casa v2? Quién quita y le roba el puesto a Danny Ocean. Estamos claros que, conociendo a mi hermano, su nombre artístico anti-copyright sería Danny Sea.
Volviendo a la vaina de la avioneta...
—Tranquila —me dijo la piloto, girándose hacia nosotros—. El despegue es algo incómodo, pero las vistas lo valen —nos guiñó el ojo antes de bajarse los lentes plásticos y darse la vuelta—. ¿Listos? —agarró el volante con ambas manos, y justo cuando yo fui a contestar, así de una, la caraja arrancó.
Yo solté un gritito de sorpresa y terror al sentir de repente el traqueteo para nada delicado de la máquina, tras lo que empezó a moverse como si de un carro se tratara.
Luke se rió de mí, a lo que lo vi feo. Pero mis amenazas visuales no sirvieron de nada, porque cuando la avioneta despegó, también de una, sin previo aviso, y yo me agarré al asiento como si mi vida dependiera de ello, cerrando los ojos y apretando los párpados con miedo a mirar, solo logré que se riera más.
Este sí es burlista, me dije, molesta, pero la rabia se me pasó instantáneamente cuando abrí los ojos y miré por la ventana. Naguara de bellísimo...
Admito que me sentí en una película sobrevolando esa vaina. Era como un programa de estos de Discovery solo que sin el loco este lanzándose en paracaídas para sobrevivir una semana en aquel paraje inhóspito. Hablando claro, él podía ser muy triboliao' y todo lo que tú quieras, pero más arrecho era el camarógrafo, que tenía que encaramarse por los mismos sitios que él con la cámara encima. No sé quién eres, camarógrafo de Bear Grylls, pero soy tu fan.
Yo estaba embelesadísima con los paisajes, pero en un momento determinado, creí escuchar un sonido metálico que me hizo apartar la mirada de la ventana y pasearla por el interior de la avioneta. Ahí fue cuando noté que el cinturón de Luke se había soltado de su agarré, cosa que era bastante peligrosa porque, según lo que nos había explicado el organizador antes, cuando estábamos todo el grupo, al ser tan bruscas y pequeñas esas avionetas, la persona podía salir despedida hacia adelante y golpearse la cabeza. Por eso, no dudé ni un segundo en agarrar la hebilla de metal y abrocharla como era, cosa que hizo que Luke, que había estado mirando hipnotizado los paisajes, se sobresaltara.
—¿Qué haces? —me preguntó, con su voz sonando a través de los auriculares en un tono que no me gustó para nada.
—Ah, pues, relájate —lo mandé a que se calmara, frunciendo el cejo—. Tenías el cinturón suelto. Solo estaba intentando ayudarte.
—Habérmelo dicho —replicó, regresando la mirada de arrechera—. No necesito tu ayuda.
—Y yo que pensaba que podíamos ser amigos... —musité, disponiéndome a ignorarlo y seguir degustando el paisaje a nuestro alrededor.
—Sí, claro —respondió el otro—. Cuando a ti te da la gana sí.
—¿Qué hablas? —no pude evitar girarme y preguntar.
—Sabes a que me refiero —me miró con los ojos entrecerrados, arrugando los labios en una mueca de molestia. Negué con la cabeza, ante lo que, tras un chasqueo de lengua, explicó:—. No te entiendo, Lucía. Te haces la víctima, me pones los cuernos, luego me salvas de una manipuladora de manual, pero nunca me llamas, me evitas durante años y cuando nos chocamos me acosas pero cuando te busco para hacer las paces me dejas en visto, y ahora me tratas como la mierda pero dices que quieres ser mi amiga —se cruzó de brazos, apartando la mirada—. No te entiendo.
Coño.
Aquel soltando trapitos así de una, marico. De paso trapitos viejos con huecos y quemaduras de hornilla. Se pasó de pana.
—Tú, sobre todo tú, vas a venir a hablarme a mí de incoherencias —no me dejé intimidar por sus palabras, tomándome el tiempo indispensable para procesarlas antes de contestarle con el mismo tonito que estaba usando él conmigo—. Me ocultas cosas —empecé a enumerar con los dedos, haciendo que volteara a verme nuevamente—, me tomas por mentirosa cuando el que me miente eres tú, hablas paja de mí a mis espaldas, te olvidas de nuestro día y te lateas con otra en mi cara, y entonces te das cuentas de que metiste la pata dudando de la persona que más te defendía delante de todo el mundo y ahí sí vienes pidiéndome perdón, pero como no te lo doy en el momento y eres un orgulloso de mierda, aunque salvo tu carrera y tu libertad de las garras de esa hiena, eso no te basta para llamarme sabiendo que yo no puedo, porque tú eres más arrecho que todo el mundo, ¿verdad?
Luke quedó:
Alcé las cejas y me le quedé viendo un par de segundos con decepción. —Además, si al caso vamos tú también me has evitado todo este tiempo. Y no te estaba acosando; solo tenía curiosidad, igual que tú, déjame recordarte —miré hacia otro lado, imitando su postura, con los brazos entrecruzados—. En ese momento no tenía ninguna necesidad de remover el pasado, pero ahorita estamos obligados a convivir, y por eso creí que tal vez... —solté un suspiro—. Olvídalo. De paso el que empezó formándome un peo apenas me vio fuiste tú —agregué, ya con un tono de voz bastante más neutral.
—Porque me tiraste al suelo —argumentó, negado completamente a dejar la discusión ahí.
—No fue mi intención —objeté—. Estaba viendo el teléfono y no me di cuenta de... —empezaba a justificarme cuando me di cuenta de que yo no tenía por qué estarle dando explicaciones de nada—. ¿Sabes qué? Da igual —arrugué la cara en una expresión de disgusto—. No te soporto de pana.
—Ya somos dos —me sonrió falsamente, ante lo que quise preguntarle que si él tampoco se soportaba, ya que me lo había puesto en bandeja, pero decidí cortar el pleito en ese instante porque estaba cansada de gastar mi energía de esa forma tan gafa.
La chama que manejaba el avión debía estar ya a punto de llamar a la doctora Nancy pa' que analizara nuestra situación en Quién tiene la razón después de haberse enterado de todos los cuentos a través de los auriculares.
—Entonces hagámonos la estancia más fácil e intentemos no cruzarnos estas dos semanas —me volteé hacia él y con voz firme decreté:—. Es más, como te vea por la isla te prometo que te caigo a chancletazos, que bastantes chancletas me traje. Y con tacón —volví a mi posición de antes, con el cuerpo orientado hacia la pared metálica de la avioneta y la ventana que la acompañaba—. Así tienes una motivación para evitarme de verdad.
Luke parecía querer responder, pero la piloto fue más rápida y habló antes de que él pudiera abrir la boca. —Ya llegamos.
Épale
Tenemos grupito de WhatsApp, Instagram y Telegram, pa' quienes quieran
No mordemos y nos reímos bastante
Espero que tengan una semana súper bonita y que todo les salga súper bien😘
Los amo❤️
— Cami
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top