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Dedicaciones para...

1. Todos toditos todos toditos porque se la comieron demasiado interactuando y eso me encanta🥰

2.
JeanneMaldonado
-sxrcxsticQueen
innate_loser
valeeeeeo
starsrxven
yourlovinisbible
loreever
❤️

Gracias por todo el apoyo☺️

Los amo

—Hey —saludé como si nada, sentándome en la esquina contraria del sofá—. ¿Qué ves?

—Las crónicas de un indio desnudo con la mano en los bolsillos —respondió con una sonrisa echadora de broma sin apartar la mirada del televisor.

—Ah, bue... —comencé a decir en modo automático hasta que caí en la vaina—. Mira no más, Don Comedia.

Luisfer se rió por lo bajo. —Friends temporada cuatro —cambió su respuesta anterior por una seria.

—Mano, esa es de las mejores —me erguí, pasando de verlo a él a dirigir mi atención al televisor para encontrarme con un par de tipos en una balsa en mitad de un apartamento casi vacío—. Chandler está más bello que nunca.

—Vermole —alzó las cejas—. Kike montándole cacho a Abelardo, no me la calo.

Rodé los ojos, aunque en mi interior estaba satisfecha por haber conseguido que sacara el tema sin siquiera intentarlo. —Ya salió el otro.

—Epa, por cierto —levantó el control en dirección al televisor y puso pausa al episodio—. ¿Cómo está el susodicho? —dejó el control a un lado y se giró hacia mí.

—Bien —contesté, encogiéndome de hombros—. Ya llegó a Miami.

—Ah, qué bueno —dijo, más seco que el Guri, apretando los labios y viendo pa' otro lado.

Y de repente empezamos a jugar silencio en la sala que el burro va a hablar sin avisarnos. Pasados unos segundos de incómodo silencio en los que nadie dijo nada y ninguno perdió, Luisfer volvió a darle play a la vaina.

Yo me distraje con la serie, pero no pude disfrutarla ni cinco minutos seguidos porque aquel volvió a hablar:

—¿Qué son?

Como estaba viendo el televisor, me imaginé que hablaba del episodio, así que respondí respecto a lo que creí que se refería: —Un pato y una gallina, pues —señalé a las mascotas de Joey y Chandler, que aparecían en pantalla—. ¿A ti nunca te enseñaron el vídeo del pollito pío cuando eras chiquito?

Luisfer chasqueó la lengua. —No, pajua —volvió a pausar el betulio, girando un chin la cabeza hacia mí—. De bolas que sé que son un pato y una gallina. Me refiero a qué son Abelardo y tú.

Este sí es abusador. De paso cero disimulo. Pero eso era justo lo que necesitaba que dijera, pues. Todo estaba saliendo incluso mejor de lo planeado.

—Aaaah —me hice la loca, viendo pa'l techo—. No, bueno... Nada.

—Dime, pues —insistió, sin captarlo.

—Ya te dije: no somos nada.

Hundió las cejas en un gesto de confusión, ladeando la cabeza. —¿Nada? ¿Nada de nada de nada de nada?

Asentí lentamente, con una cara de ja weno increíble.

—Yo pensaba que eran que si cuadres —añadió, haciendo todo lo posible por ocultar la sonrisita que acababa de formarse en su boca—. Como se la pasaron pa' arriba y pa' abajo juntos toda la semana...

Este chamo no disimula, pensé, cagada de la risa internamente.

—No, vale —le resté importancia.

Luisfer se me quedó viendo, para luego volverse hacia el televisor sin más. Estuvo a punto de volver a darle play, pero decidió bajar el control y darse la vuelta hacia mí nuevamente.

—Por lo menos tienes que haberle metido.

Vuelve el perro arrepentido. ¿No te digo yo, pues?

—En realidad... —le metí suspenso a la vaina, gozando un puyero con las caras que ponía Luis Fernando—. Él quería, pues, y en parte yo también, pero cuando se dio el momento, no sé... me achanté.

—Verga —soltó, debatiéndose entre la molestia que le provocaba el hecho de que Abelardo quisiera conmigo y la alegría de saber que yo no le hubiera dado luz verde—. Y ¿qué le dijiste?

Extendí una mano delante de mí, girándola varias veces mientras hacía como que me veía las uñas. Así tipo las comiquitas. Luego, añadí, relajada como si desconociera la fuerza de mis palabras: —Que no podía porque estoy perreada por mi mejor amigo.

Yo estaba divertidísima, pero él tenía una cara que no sabía si estaba sorprendido, feliz, arrecho o tenía ganas de cagar.

Tipo:

Fue tal su impacto que pensé que saldría corriendo del apartamento y no sabríamos más nada de él hasta el día siguiente, cuando llamara pa' decir que se había mudado de ciudad, de estado, de país, y cuidado y no de planeta. Pa' que por fa le mandáramos sus cachachás por MRW espacial. La NASA cubría los gastos de envío.

Sin embargo, al tiempo en que un par de ojos que parecía que se escaparían de sus órbitas y unas cejas más alzadas que malandro en calle recobraban su estado natural, una sonrisa de medio lado empezó a formarse en sus labios.

Llegado el punto en que la confusión pura reflejada en su cara fue reemplazada por algo así como una felicidad desconcertante, abrió la jeta para hablar. Pero antes de que las palabras pudieran salir de su escondite, se escucharon pasos provenientes de la escalera.

Ambos volteamos para encontrarnos a un Pepe Sellegacuandonolollaman bajando los escalones con relajo mientras revisaba el celular.

Luisfer volteó otra vez hacia mí, aún con esa sonrisita de antes que me hacía pensar que no la había cagado tanto.

—¿Te gusta Pepe? —me preguntó haciéndose el sorprendido.

Lo miré extrañada, a lo que inclinó la cabeza hacia el aludido e hizo una mueca para que le siguiera el juego.

—Me encanta —lo hice.

Mientras tanto la cara de Pepe escuchando la vaina:

—Coño... —Loish apretó los labios, haciendo un movimiento con el brazo que le faltó fue decir rayos y centellas—. Siento decirte que sospecho que ese está es loco por Bárbara —"susurró", aunque ese susurro fue más audible que los "pásame la cuatro" a mitad de los exámenes.

—Verga, ¿mi hermana? —solté una exclamación ahogada, llevándome una mano a la boca—.¿En serio? —Luisfer asintió—. Mis ojos captaron la traición.

Ahí fue cuando Pepe captó la vaina y no se caló más el chalequeo. —Coño y dale —se quejó, arrecho, dándose la vuelta para subir las escaleras nuevamente—. Marico, no me gusta Bárbara. Qué ladilla —masculló mientras desaparecía tras el descansito.

Luisfer y yo nos reímos, satisfechos de haber corrido al intruso con éxito.

—Oye —interrumpí nuestras carcajadas, intentando ser lo más seria posible sin borrar la pequeña sonrisa que aún seguía en mis labios—, antes de que vengas a caerme a coba y decirme que no sientes lo mismo, ya sé que es mentira —aparté la mirada, desviándola hacia el televisor cuya imagen se mantenía pausada—. Sé que siempre te me quedas viendo con cara de pajuo y te haces el loco, y sé que tu actitud de esta semana han sido puros celos. Lo que no entiendo es por qué con él y no con los demás tipos de los que te he hablado. Pero bueno —me encogí de hombros, atreviéndome a mirarlo a los ojos—. Igual eso no quiere decir que te guste tanto como tú me gustas a mí, pues —quise justificar ya que no lo veía con intenciones de hablar él, empezando a balbucear antes de lo que me hubiera gustado—, pero sé que una parte de ti no me ha olvidado del todo y...

—Tienes razón —me interrumpió, devolviéndome la fija mirada. Luego la apartó, viendo pa' otro lado como si fuera a encontrar las palabras correctas esparcidas por la sala, pero no tardó en volver a dirigirla a mí—. Tienes razón —repitió—. He tratado demasiado, marico, pero haga lo que haga, aún me gustas. Muchísimo. Hasta más que antes. Y no tiene pinta de que vayas a dejar de hacerlo.

Naguara de bello. Lo amo.

Diciendo aquello, involuntariamente esbozó una sonrisita tímida que lo hizo sonrojarse un poquito al darse cuenta. Provocaba caerle a besos ahí mismito

—Y lo de los celos... Yo pensaba que no se notaba, pero ya veo que sí. Qué cagada conmigo —se rió para él mismo, haciendo que yo también me riera—. Con los otros carajos no te decía nada porque pensaba que era mentira, pues. Tipo... yo cuando te decía que iba a salir con Fulana o con Mengana era pura coba —confesó—. Como pa' que creyeras que de pana te había superado cuando en realidad ni siquiera podía plantearme picarle el ojo a otra. Lo que hacía era que me iba que si a tomar algo con la gente del trabajo o a sentarme en el parque como un webon. No sé por qué supuse que tú hacías lo mismo.

Ja weno. 5mentarios al respecto.

—Y no me malentiendas —añadió—. Tú tienes todo el derecho del mundo a salir con quien te de la gana. Es sólo que yo no quería creerlo —rodó los ojos para sí, así como diciéndose qué webon eres—. Pero viéndote el otro día con Abelardo... —continuó—. Él que es más salío' que'l coño y tú que eres tú... Las posibilidades de que no terminaran zampando eran nulas. O bueno, casi —se mordió el labio para no reírse descaradamente de que a pesar de sus preocupaciones yo lo hubiera preferido a él—. Y sí, ya sé que le debo sendas disculpas al mariquito de Abelardo. Yo te prometo que se las doy después.

Sonreí, muchísimo más satisfecha de lo que pensé que saldría de esa conversación. Satisfecha porque tenía razón, pero más aún porque eso implicaba que ese sentimiento que llevaba persiguiéndome ya tantos meses era mutuo.

—Y ¿ahora? —decidí intervenir—. Tú me gustas, yo te gusto, intentamos que no fuera así y la cagamos, nos seguimos gustando... Ahora, ¿qué?

—No sé —suspiró—. Mira, Lu... Aunque todo eso sea verdad, no cambia el hecho de que sigues siendo mi mejor amiga —añadió antes de que pudiera protestar ante su aparente indecisión—. Eres demasiado importante para mí como para arriesgarme a que todo esto salga mal y... acabemos odiándonos. No quiero. No quiero que la persona que más amo en el mundo me agarre arrechera.

—Tarde, papi. Ya la arrechera te la tengo por tenerme en este kikiriwiki —hablé yo, frunciendo el cejo y mirándolo con severidad, dándomela de arrechita, a lo que se rió por mi cara que no pegaba nada con mi forma tuky de hablar.

No quería, pero terminé riéndome con él como la propia pajua. Con ese chamito no se podía pelear de pana.

Abrí la boca para seguir hablando, pero me interrumpió:

—Habla, pues.

Rodé los ojos. —Bueno, lo que te decía era que...

—No te escucho —volvió a hacerme lo mismo, a lo que lo miré feito.

—Coño, que...

—¿Qué? —arrugó la cara, llevándose las manos detrás de las orejas como para ampliar su satélite cerebral receptor de sonidos.

Ahí me arreché y me le tiré encima con intenciones de taparle la jeta pa' que fuera serio y me dejara terminar.

—Te decía que... —fui diciendo como pude mientras aquel se resistía, apartándome las manos y cantando lalalalala a la vez que yo buscaba de inmovilizarlo—. Si hicimos de todo... y ya vimos que fingiendo que no sentimos nada... aún seguimos sintiéndolo... —me subí sobre su regazo por las malas, poniéndole una mano en la boca mientras me defendía con la otra— quizás es porque así tenía que ser. Quizás... tenemos que intentarlo y si sale mal... ya veremos —decidí bajar ambas manos, dándome por vencida.

Él también dejó de resistirse, y así ambos nos quedamos viendo, en silencio.

Estábamos demasiado cerca, tanto que podía verme reflejada en sus iris avellana, y analizar cada pequeño detalle de su rostro. Según lo que pude sacar de este, Luisfer parecía haber procesado perfectamente lo que yo acababa de decir, a pesar del anterior forcejeo. Quizás por eso no tardó casi nada en sonreír otra vez , al igual que en hacer lo que haría a continuación.

—Lo único que ahorita sé es que te quiero —agregué, sonriendo también, de repente un chin penosa—, y quiero intentarlo contigo.

Como te decía, fue cuestión de segundos que terminara de inclinarse hacia mí y me robara un beso que acabó convirtiéndose en muchos otros. Mis manos en sus hombros, las suyas en mi espalda, y un par de corazones que se habían decidido a latir al mismo ritmo, por fin.

Así fue como comenzó todo, ya entonces definitivamente, sin más guaraleo y sin más complicaciones.

Sinceramente, no fue difícil acostumbrarnos a todo aquello. En fin, seguíamos siendo mejores amigos, sólo que ahora también incluíamos besos, metidas y demás en el paquete.

Tampoco fue raro, asombrosamente. Digo asombrosamente porque ambos pensamos que lo sería, y que cuando nos diéramos cuenta lo nuestro se acabaría ahí. Justo por eso habíamos decidido no ser oficiales y jugar a las escondidas de todo el mundo hasta que estuviéramos listos para pasar a otro nivel. Pero cuando lo hicimos... fue simplemente increíble. Salió súper natural y fue hasta divertida la vaina. Nos reímos más que'l coño.

Casi que: —Lu, ahí voy...

—Ok... No, ya va. JAJAJAJAJAJAJAJA.

—Nawebona con esta chama JAJAJAJAJA.

—Nada, vale. Ok, ok. Ya estoy lista, dale...

—Ok... No, ya va, espérate. JAJAJAJAJAJAJAJA.

Tampoco así, pero ajá. Hazte a la idea.

Así como el mismo Luisfer dijo cuando ya se había acabado y nos habíamos quedado enredados entre las sábanas hablando y echando vaina como si nada: "Lo más raro, es que no fue raro. Para nada."

Y tenía toda la razón.

Luego de eso habíamos ido siendo menos discretos hasta que todos, empezando por Fiorella, se habían enterado.

Aún así, por mucho que el tiempo pasara, sabía que, muy en el fondo, Luisfer seguía un tanto cagado con todo aquello. El coño 'e madre sabía ocultarlo de maravilla, sobre todo con la seguridad con la que me tocaba y con la que decía las cosas que decía. Pero de igual forma supe darme cuenta. Al fin y al cabo seguía siendo su mejor amiga de toda la vida y lo conocía demasiado bien como para no hacerlo.

Recuerdo también una noche que nos habíamos quedado viendo películas de terror en su cuarto. Se me había ocurrido preguntarle cuál era su mayor miedo, y aunque primero dijo que las cucarachas voladoras, más tarde cambió su respuesta por un "perderte".

Y a pesar de que para ese entonces no lo sabía, eso fue lo que me hizo comprender el por qué de todas las cosas que pasarían un día como aquel, casi dos años después.

Agarre sus cotufas y siente bien el culo, que lo que viene es candela.

Hasta aquí los flashbacks, al menos por un buen rato

Créanme que estos flashbacks son mega cruciales para entender lo que va a pasar en los caps que vienen

Hay varias cositas que les quiero decir, pero se las cuento en el próximo cap porque ahorita ando a que me van a sacar unas muelas

Ja weno

Los amo❤️

Camiluqui

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