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Dedicaciones para:
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❤️

Y a todos toditos, los amo🥰

Nos quedamos viendo por lo que sentí que fueron años, y fue entonces que me di cuenta de que aunque seguía siendo el mismo de pies a cabeza, a la vez era totalmente distinto. Reparé en todos aquellos detalles que había estado pasando por alto los últimos once años, o que simplemente me había negado a profundizar por falta de motivos: sus anchos hombros, los ángulos perfectos de su mandíbula, las vetas doradas de sus ojos, lo sedoso de su espelucao' cabello...

Y podría seguir, pero me da ladilla y no quiero que me lo robes. El punto es que caí en cuenta del bombón que tenía delante.

Sus ojos me recorrieron el rostro así como hicieron los míos con el suyo, buscando una razón, algo que nos impidiera hacer lo que ambos queríamos, lo que habíamos estado deseando. Por mi parte, ya casi tres días, y en el caso de Luisfer, quién sabe cuánto tiempo.

Quién:

Pero no la encontramos, y ante eso, tardamos menos de lo que tardas en decir Maduro coño 'e tu madre en terminar de inclinarnos hacia el otro en un beso.

Nuestros labios colisionaron con una ferocidad que ni nosotros mismos esperábamos, en un beso que comenzó siendo un repentino choque de bocas para acabar convirtiéndose en una lata con todas las letras. Fue un beso desesperado, conclusión de todas las veces que lo había imaginado a lo largo de los últimos días. Fue completamente apasionado; seguro el más apasionado que me habían dado hasta entonces.

Mientras su lengua danzaba con la mía en aquel intenso compás, mis brazos se abalanzaron sobre sus hombros y los suyos abarcaron mi espalda, sosteniéndome con fuerza
cuando levanté mis piernas en un pequeño saltito para rodear su cintura con estas.

Leyéndome los pensamientos, Loish nos llevó hasta su escritorio, en el que pude sentarme con comodidad. Sabiendo que no me caería, desenlacé mis piernas del rededor de su cadera para abrirlas un poco más y así darle espacio para apegar su torso aún más al mío, lo cual hizo sin dudar, cerrando más el abrazo en el que me tenía voluntariamente cautiva.

Enredé mis dedos entre sus suaves ricitos castaños, produciéndole una serie de escalofríos al rozarle la nuca. Él, por otro lado, paseó lenta y delicadamente una de sus manos por mi hombro y clavícula hasta llegar a mi cuello, en donde se quedó sosteniéndome el rostro, y apoyó la otra del escritorio para no caerse encima mío. Aunque eso tampoco hubiera estado de más.

En ese momento no podía pensar en nada más que Luisfer, en su piel presionando la mía, en la suavidad de su tacto y los escalofríos que me producía, en el roce de su lengua con la mía, en lo mucho que lo quería, lo enamorada que estaba de sus caricias, de sus palabras, de todo lo que hacía ese maldito. Las dudas que podía tener se desvanecieron, pero al parecer las suyas fueron más fuertes.

Llegados al punto en que si nadie me detenía mis manos iban a empezar a buscar su camino a través de su camisa, Luisfer se echó un chin para atrás, separando su boca de la mía con un jadeo.

Por un momento pensé que necesitaría una mínima pausa para recobrar el aliento y que luego seguiríamos con lo nuestro, pues al fin y al cabo no me soltó del todo. Sus manos se mantuvieron donde estaban y apoyó su frente de la mía, con la punta de nuestras narices tocándose. Sin embargo, la forma en que sus cejas se curvaron y apretó los labios como si intentara contenerlos de actuar sin su consentimiento, me dijeron que no se trataba de eso.

—No podemos, Lu... —susurró con la voz algo ronca, entrecortada, cargada de dolor, y aún así, aparentemente muy segura de lo que decía—. No podemos seguir con esto. No quiero echarlo a perder.

—Hey, escúchame —intenté hacerlo cambiar de parecer, acallando las voces de mi interior que me decían que tenía razón—. Nadie dijo... No tiene por qué salir mal, ¿ok? —le busqué la mirada con la mía, apartándole el pelo de la frente en un gesto cariñoso—. Estamos hablando de nosotros. Somos tú y yo...

HASTA EL FINAL. NADA NI NADIE NOS SEPARARÁAAA🎼

Ya, pues. Seriedad.

—Precisamente por eso —me la devolvió, pero cuando vi el miedo que se alojaba en sus ojos supe que hubiera preferido que no lo hiciera—. Si algo saliera mal —llevó ambas manos a mi cara, y delicadamente comenzó a acariciar mis mejillas y la línea de mi mandíbula con la yema de sus dedos— y te perdiera... Nunca me lo perdonaría —sonrió con nostalgia, con una tristeza contenida increíble, aunque a mí siguió pareciéndome más una mueca que una sonrisa—. No podemos, Lu. Prefiero mil veces quedarme con la duda de qué hubiera sido, a arriesgarme a cagarla. Te amo tanto, tantísimo... No puedo.

Quise buscar alguna pizca de arrepentimiento en sus iris marrones, algo que me dijera que no estaba seguro de lo que decía... Pero no la encontré.

Y aunque no quería, me negaba a hacerlo, se me terminaron aguando los ojos como consecuencia del súper mix de sentimientos que se batían en mi interior, siendo la impotencia el sabor destacado.

La garganta me ardía, y sentía los ojos pesados. Intenté con todas mis fuerzas no soltar ni una lágrima, pero acabé haciéndolo. Otra le siguió, y así varias más.

Antes de que todo se tornara borroso, me di cuenta de que Luisfer también tenía pinta de estar a nada de llorar. Pero fue más resistente, y usó dicha resistencia para consolarme con un abrazo.

Estaba clara que tenía razón, pero lo que él no sabía, era que, de esa forma, en el intento de no perderme, en realidad lo estaba haciendo.

****

1 de noviembre del 2019
「 Nueva York, Nueva York 」

—...y entonces volteo y tengo el mode pegado en el culo —contaba Abelardo Chahwan al otro lado del auricular mientras yo bajaba las escaleras dando saltitos, una mano deslizándose por la baranda y la otra sosteniendo el teléfono.

—Dime que te grabó —pedí, sonriendo de sólo imaginarme la vaina.

Resulta que Ale, su hermana, le había pegado un mode con sangre falsa en el pantalón para hacerle una broma, y como aquel es pajuo y medio no se había dado cuenta y había estado todo el día pa' arriba y pa' abajo con el mode decorándole el culo. Casual.

—De bolas que me grabó la maldita —me lo confirmó—. Fui hasta el supermercado con esa ñelda encima y no fue capaz de impedírmelo.

Me reí, bajando el último escalón y tomando rumbo a la cocina. —Le voy a escribir para pedirle el vídeo.

—A que te lo pasa voy —apostó—. Ya lo rotó por el grupo de la familia y todo. En un ratico lo encuentras en YouTube.

Me dirigí automáticamente a la nevera, abriéndola y mirando dentro como si fuera a haber algo diferente a la última vez que había revisado, o sea, hacía diez minutos. Forma número #28 de comprobar que estás ladillado y que no tienes un coño que hacer.

—¿Qué te pasa? Ale es una mujer de negocios —me di la vuelta, aún sonriendo, en dirección a la sala—. Se va a ganar unos buenos riales.

—A costa de mi sufrimiento —se quejó, todo dramático. Ya le iba a mandar a llevar su Óscar.

—Habló Lupita —rodé los ojos, deteniéndome en seco cuando al girarme hacia el sofá estos reconocieron la figura de cierta persona que se encontraba tendida sobre este, viendo televisión.

—Epa, por cierto —recordó, como si pudiera ver a través de mis ojos y supiera lo que tenían delante—. ¿Cómo anda mi mejor amigo Luisfer?

Sonreí de forma burlona. Sobre todo mejor amigo. Casi que hermanos eran ellos y tal.

—Normal —me encogí de hombros—. Desde que te fuiste le comieron la lengua los ratones.

—¿Ya le dijiste lo que le ibas a decir? —preguntó, y noté que estaba gozando una bola con toda la situación.

—Coño, pero dame chance —negué repetidas veces con la cabeza, aunque sabía que no podía verme—. Tengo que pensar bien cómo lo voy a hacer.

—No lo pienses demasiado que después la vaina no te sale bien. Suéltale esa mierda y si le duele que se ponga curita —me animó, hablando en su léxico malandro súper exagerado como hacía siempre.

—Instagram no habla muy bien de tus consejos —alcé una ceja—, pero creo que esta vez me voy a arriesgar.

—Dale, Rodríguez. Después me cuentas.

—Váyalo, Abejardo —me reí, imaginándome la cara que habría puesto ante el apodo que llevaba repitiéndole toda la semana cada vez que se me presentaba la oportunidad.

—Mira, carajita, a mí no me vuelvas a decir así...

—Nada, nada —aparté la mirada del lugar —o mejor dicho la persona— sobre el que llevaba posándola los últimos momentos para desviarla hacia mi teléfono, el cual me aparté de la oreja y me dirigí a colgar—. Pfststf, no te escucho, pfstsfst, se corta —añadí cuando siguió quejándose, acabando por finalizar la llamada.

Así, rodando los ojos con diversión, apagué la pantalla del celular y lo guardé en uno de mis bolsillos.

Alcé la mirada otra vez, y mis ojos se dirigieron involuntaria y automáticamente al chico del sofá, como ocurría siempre que nos encontrábamos en la misma habitación, tal como si mis pupilas y su presencia estuvieran magnetizadas.

Me le quedé viendo por unos segundos mientras maquinaba un plan para acercarme, aprovechando que desde su posición no podría atraparme en el proceso. Pero al final terminé recordando lo que había dicho Abelardo, y decidí no pensarlo más.

Allá voy. Suspiré. Di la vuelta a la islita de la cocina y me encaminé hacia él.

Como habrás supuesto ya, habían pasado un par de meses desde la vaina con Luisfer.

Luego de la charla que concluyó en la decisión mutua de no vernos más de aquella manera y ser "sólo amigos", habíamos estado haciendo todo lo posible por cumplir dicha promesa. Nos habíamos hecho los locos, habíamos tomado la distancia precavida, e incluso habíamos empezado a salir con otras personas. Pero yo continuaba atrapada en la dura e impotente realidad de que me seguía gustando mi mejor amigo, y no podía hacer nada al respecto.

No podía ignorar la forma en que mis ojos lo recorrían cada vez que sonreía, la forma en que se me erizaba la piel así fuera con un simple roce involuntario de brazos, la forma en que me ponía más roja que marcha chavista cuando se me acercaba demasiado... Tampoco quería ignorarlo; quería gritarlo, decírselo a todo el mundo, especialmente a él. Pero eso tampoco podía hacerlo. #Kiarrecheranojoda.

Lo peor era que me gustaba hasta más que antes por el simple hecho de no podernos tener el uno al otro, más aún sabiendo que era algo que los dos queríamos. Porque una es masoquista y lo demás es cuento.

Tipo esas películas de amores imposibles que provoca caerle a coñazo a los dos protagonistas por pendejos. Bueno, así. El estilo Bellarke le llaman.

Pero bueno, ¿qué más?

Y ahora, te preguntarás: ¿Cómo es que la pila de Lucía sabe que Luisfer todavía quiere con ella?

No tengo pruebas pero tampoco dudas.

No, mentira. En realidad no tenía ni puta idea.

Es que coño, marico. Por un lado, el webon ese se la daba del más serio, el más claro, el más maduro, el más todo. Ya como en dos oportunidades que habíamos estado solos me había dicho kike no si ya yo te superé y vaina. Y yo tipo:

Qué peo.

Y coño, ajá, yo en el momento me había comido el cuento completico porque él no me tiraba puntas ni nada y tampoco se arrechaba cuando le decía que estaba viendo a alguien o que me gustaba un chamo del trabajo. Nada que ver.

Por otro lado, como yo podré ser idiota pero no estúpida, sabía perfectamente que aquel se me quedaba vieeeendo por un buen rato cuando pensaba que no me daba cuenta, y cuando yo volteaba apartaba la mirada como quien no quiere la cosa. Él pensaba que nadie se daba cuenta.

Yo había decidido hacerme la loca y dejarlo pasar, porque ajá, ¿qué le iba a decir? "Mira, mano, háblame claro. ¿Tengo un moco, una lagaña o te gusto? Una de tres." Suban las apuestas. Matt ataca.

Ahora que lo pienso, aquello hubiera sido hasta más fácil y todo.

Ay no, mano, qué ladilla con nosotros.

Bueno, total, que yo me había hecho la que no era conmigo y pretendía seguir haciéndolo hasta el fin de los tiempos. Pero algo me hizo cambiar de opinión.

Resulta que esa semana, el convive de Israel de Corcho se había llegado a Nueva York con un amigo suyo y habíamos cuadrado para salir él, Fiorella, Luisfer —de quien era conpadre de hacer sketches juntos y todo por allá por la época de Vine— y yo.

Isra se llevó también al carajo que había ido a NY con él porque, ajá, obviamente no lo iba a dejar en el hotel así no más. Isra nos había avisado con antelación así que todo chill.

El peo fue cuando de repente se abrió la puerta del local en el que habíamos acordado vernos y nos encontramos con que el que venía con Isra era nada más y nada menos que Abelardo.

A mí me vas a perdonar, pero ese tipo es
full lindo, de paso súper cómico que me cago de la risa con todos sus vídeos. Lo amo. Yo siempre había tenido un mini-crush con él, y tanto Luisfer como Fiorella estaban claros.

Total que, como era de esperarse, la salía' de Ranchos fue y le metió el chisme a Isra. Juntos armaron un plan elaborado pa' dejarme sola con Abelardo. Ellos queriéndosela tirar de Pinky y Cerebro. Cabe aclarar que en dado caso Fiorella sería Pinky.

Ajá, marico, entonces. Eso fue salir del local y aquellos aplicaron la Scooby-Doo: hay que dividirnos muchachos. Los bien pendejos se fueron por su lado y nos dejaron a nosotros solos. Bueno, solos con Luisfer, porque ese se me pegó al lado cual lapa y no se apartó ni un segundo hasta que llegamos a la casa.

Aún así, Abelardo, a pesar de la pena que los otros me hicieron pasar, me pidió el número y estuvimos hablando para salir al día siguiente tipo rela. Así lo hicimos, y estuvimos viéndonos durante toda la semana, pero aunque usted no lo crea, no llegamos a nada. La razón principal: que por mucho que me gustara, yo estaba era loquita por Luisfer.

Ah, y si supieras que ese le ponía una cara de culo arrechísima a Abelardo cada vez que le pasaba por al lado.

Yo estaba clara que esa vaina eran celos, pues, y precisamente por eso me tenía más confundida de lo normal. Tipo que por un lado me hablaba y me trataba como amiga, pero por otro me miraba como si fuera un Cocosette y me quisiera comer. De paso entonces también me celaba como si lleváramos dos años casados. ¿Quién lo entiende?

Ahora, ¿por qué coño con el resto de chamos con los que Yolanda había salido Luisfer no había reaccionado mal y de repente con Abelardo sí? Ahí me jodió. Pero bueno, mi idea era descubrirlo. Ya iba a desenmascarar al carajito ese.
Pa' que fuera serio.

Iba a ser más impactante que enterarse que Marshmello era Shawn Mendes.


Ja weno

Recuerden que las dedicaciones son para los 4 que más comenten

Yo sé que me he estado pasando un poquito estos últimos caps, peeeero es que ustedes también se pasan, de bellos bbs




Ahora sí, como no me acuerdo de uno de los secretos que les dije ayer que les iba a decir, les comento que el otro lo diré luego en una nota grandota que voy a poner pero ahorita me da flojera

Quedaste loc@, yo sé

El que entendió entendió

Millones de gracias a JeanneMaldonado y a valeeeeeo por ayudarme a contar los comments para las dedicaciones de ayer y de hoy, respectivamente

Sé que no todos los respondo al momento, pero créanme que me encanta leerlos

Son lo best❤️

El que quiera unirse al grupo de WhatsApp, suéltele. No mordemos

Dannyxsy , week-ly , drarryshipper96 , starsrxven , EstrellasYCorazones2 , me hicieron falta vale

Bueno, ya, eso

Los amo un montón y medio😘

— Cami❣️

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