06

Dedicaciones para JeanneMaldonado , d-dumb , skinymar y diorarmony ❤️

—Nawebona, sácamelo pa' darle un besito... —soltó con un tono de ladillado increíble el dueño de la habitación, al apenitas escuchar el abrir de la puerta.

Yo volteé confundida hacia donde escuché venir su voz, consiguiéndomelo al final del cuarto sentado en su escritorio, de espaldas a la entrada.

—Marico, Fiorella —se apresuró a agregar, volteándose poco a poco en la silla rotatoria—, ya te dije como veinte veces que no te voy a dar los pirulínes que traje porque esa mierda me costó que jode conseguirla y se los estoy guardando es a Lucía. Así que deja la ladilla, nojoda.

Coño, pensé, divertida por la situación, y me le quedé viendo con una sonrisa hasta que terminó de girarse y pudo darse cuenta de que la que había entrado no era Ranchos.

—A la verga —exclamó, después de quedarse pegado por unos segundos—. Pensaba que eras Barrio Tricolor.

—Si no me dices no me doy cuenta —dije sarcásticamente, aún sonriendo, y comencé a acercarme a él.

Ya que entonces podía verlo al completo, me di cuenta de que aún tenía el fluxito del trabajo, pero con la corbata medio deshecha. Eso, su peinado despeinado y su cara de cansancio me dieron a entender que había estado en la computadora haciendo alguna vaina relacionada con su empresa desde que había llegado al apartamento. Aún así, el valenciano disimulaba demasiado bien su agotamiento, con esa sonrisita suya que hasta a mí me hacía olvidar el mío, y su actitud jodedora las 25/8.

—Ah, pues —el susodicho se levantó de su asiento, comenzando a acercárseme también—. ¿'Tas alzada?

—No desde que un pajarito me dijo que me trajiste pirulín —levanté las cejas pícaramente, deteniéndome en frente suyo al estar ambos a menos de un metro.

—Ay, vale, kike hablando con pajaritos —se rió un chin, mirándome desde arriba con su carita 'e vivo toda pechocha—. Me imagino que estaba buena la lumpia.

—No más buena que tú, bebé —le eché vaina, riéndome como la propia pajua cuando intenté dedicarle una mirada setzi. Misión fallida conmigo.

—Coñooo. Quién te viera —aquel se rió también, alzando las cejas con sorpresa. A la vez, aún viéndome, me buscó las manos a los costados y las envolvió con las suyas, comenzando a jugar con mis dedos como hacía siempre—. Arán se quedó pendejo con esas labias, mi guitarrita.

Rodé los ojos sin dejar de sonreír, captando demasiado la referencia a Sheryl. —Sí eres gallo —ladeé la cabeza, negando levemente con esta.

Luisfer me soltó las manos para comenzar a subir las suyas por mis bracitos, acariciándolos suavemente a su paso. Entre tanto, yo los usé para rodearlo en un abrazo. A mitad de camino, una de sus manos se quedó en mi cintura, imitando mi anterior acción. La otra subió hasta mis hombros y se encargó de pasarme un pelo que tenía suelto por detrás de la oreja, para luego sostenerme la cara.

—Me hiciste falta, gafa —confesó con una sonrisa de laito', haciéndome cariñitos con el pulgar en el cachete.

Ahí no me aguanté más y me vi obligada por mis impulsos cucárdicos a terminar de inclinarme y besarlo. Y no es por nada, pero se sintió demasiado calidad.

Sus besos eran distintos a muchos otros que había probado; tenían como un picantico, un toque de viveza, tipo esos que te dan a mitad de canción perreando en unos 15s. Y coño, marico... Me encantaba demasiado.

Cuando nos separamos, nos quedamos viendo con una sonrisa cada uno.

—¿Cómo te fue hoy? —preguntó casi en un susurro.

Yo, que estaba pegadísima admirando las pestañas todas perfectas que tenía ese carajito, necesité unos segundos para reaccionar. —Súper calidad —respondí cuando lo hice, dejando el aweboniamiento para empezar a emocionarme por lo que estaba a punto de contarle—. ¿Tú puedes creer que hablé con Olivier Rousteing?

—No tengo ni idea de quién coño es ese —admitió Loish—, pero si te pones así es porque es importante.

—Qué si no —rodé los ojos con diversión ante su sinceridad—. De paso en la vaina de Vogue había un carajo que como que me echó mal-de-ojo por la vaina de la edad y tal. Pero yo me lo sacudí demasiado bello. Creo que un photoshoot jamás me había salido tan bien como el de hoy —apreté más mis espagueticos alrededor de mi jevo, abrazándolo con más fuerza para drenar mi felicidad.

—Hoy no vas a poder dormir —me echó broma, riéndose—. Ojalá yo tuviera esa suerte que tienes tú de que las vainas me salieran tan calidad.

—¿Qué pasó? —hundí las cejas, viéndolo con desconcierto.

—Que el marico de González no entregó su parte del proyecto y tenemos la presentación ante Palantir Technologies mañana a primera hora —dijo con arrechera—. Entonces le toca a este que está aquí hacer esa mierda —apretó los puños—. Maldito Maduro y maldito González.

Marico...

Igualito, naguara. De paso flasheé los trabajos en el colegio en los que siempre a algún empalomao' se le quedaban las vainas y me tocaba a mí hacerlas la hora de antes en el recreo.

—Le voy a mandar al Keiver pa' que sea serio —me la di de pran. Cuidadito, González, cuidadito.

Luisfer sonrió por mis intentos de parecer amenazadora, viéndome con ternura. —¿Y si antes de llamar al Keiver para decirle que lo escoñete nos echamos un maratón de F.R.I.E.N.D.S. y nos hartamos los pirulínes que te traje?

Si tan sólo pudiera... Qué ladilla con la universidad, qué ladilla con las maletas que no se hacen solas, y qué ladilla con el trabajo. Todo es un peo. No lo dejan a uno vivir y flojear.

Miré a Loish con tristeza y ladillación, haciendo una mueca. —Ay, amor... —se acabó, prefiero verte desde mi retrovisor🎼. Temaiken—. De pana y todo que eso es lo único que me provoca hacer. Pero no puedo, y tú tampoco. Tienes que terminar lo del proyecto y...

—Sí es por lo del proyecto no le pares —me interrumpió—; ya yo veo cómo lo termino en la madrugada. Tipo que prefiero pasar ese tiempo contigo que te me vas pa' México mañana y no te veo hasta el viernes. A González le puedo ver la cara de pajuo todos los días si me da la gana.

Csm con González. Y qué bello mi Polito, marico. Lo amo.

—Te amo demasiado, pero es que no es sólo eso —me mordí el labio interno, medio apenada—. Tengo que terminar el trabajo de Audiovisual y editar las últimas fotos del portfolio de Connie Moll —bajé un chin la cabeza y vi la hora en el reloj que llevaba en la muñeca. Marcaba las 22:34—. Connie tiene un desfile-prueba mañana y el trabajo tengo hasta las doce para mandarlo.

Un premio, pues, a la peor novia del mundo. "Gracias a mis fans por todo el apoyo, y un agradecimiento especial a la universidad, al trabajo y a Diosdado Sinvello. Sin ellos nunca hubiera podido conseguirlo." Y la gente aplaude.

—Verro, es que tú nojoda —Luisfer fingió estar alzado—. ¿Pa' qué coño trabajamos nosotros? Vamos a dejar esa mierda y que Fiorella que está cundía' en rial' nos mantenga.

Verga, sí.

—Epa, por cierto —lo detuve al acordarme—. Para mí lo que importa es que hayas tenido la intención, pero deberías saber que Ranchi se comió los pirulínes que me trajiste, la mamagueva esa.

—Verga y se lo dije —se arrechó, apretando los dientes y viendo momentáneamente pa' otro lado antes de volver su mirada a mí—. ¿Keiver no querrá hacernos un doble trabajo?

Me reí. —Sabes que Fiorella es más malandra que todos nosotros juntos y seguramente lo tiene comprado.

—Coño, sí —coincidió conmigo—. Esa marica es senda pran.

Nos reímos por las estupideces que decíamos. Luego, esa risa se fue desvaneciendo poco a poco, a lo que acabamos por un par de segundos en un silencio todo lo contrario a incómodo, en el que nos volvimos a quedar aweboniados mirando al otro con una sonrisa de medio lado. Y así hubiéramos podido seguir por el resto de la eternidad si no fuera porque yo hablé.

—Me tengo que ir —solté sin vaselina—, pero apenas termine el verguero 'e vainas que tengo que hacer te prometo que me llego y vemos el resto de la temporada juntos, ¿sí va? No me importa si mañana me estoy cayendo del sueño en la cola del aeropuerto.

Cabe destacar a Ella tan colaboradora como siempre. La mata de la solidaridad esa carajita.

—'Ta bien, 'ta bien —Loish aceptó mi trato, separando sus manos de mí para dejarme ir.

Yo ya había empezado a caminar otra vez hacia la puerta cuando me detuvo, alcanzándome la muñeca y usándola para jalarme hacia sí.

Al tenerme entre brazos otra vez, me dedicó senda mirada 'e pícaro. —Por andar con el corre corre se te estaba quedando algo —me dijo con una sonrisa que yo imité, justo antes de besarme así todo brutal.

El beso de antes había sido chill, pero ese... Nawebona.

Más que un beso fue como una metida corta, que por muy rápida que fuese, causó tremendo efecto. Esa es otra vaina que hay que admitir: qué rico metía ese carajo.

—Me voy a plantear lo del trabajo que dijiste —hablé bajito, echando vaina, una vez mis labios se separaron de los suyos—. Mantenidos se debe vivir bien.

—Viva la pepa siempre —me respondió en el mismo tono, sin dejar de mirarme así todo gozón.

Ahí sí nos tuvimos que despedir de verdad, aunque era lo menos que queríamos, como te habrás dado cuenta.

Qué ladilla con todo, marico.

Maldito Maduro.

****

—Vamos saliendo ahorita. Yo te voy avisando cuando lleguemos —le decía a Pedro Figueroa aka la Divaza a través de mi celular—. Gracias otra vez por irnos a buscar al aeropuerto. Eres un solazo grandotote.

Mientras, con el teléfono entre hombro y oreja, intentaba cerrar la maleta a los coñazos, pero esa mielda no cedía. Había intentado quitándole corotos, aplastándola contra la pared, poniéndola boca abajo... Pero nada funcionaba. Coño 'e su madre con la mardita maleta del coño. Y yo también, marico, que me iba por media semanita na' más y me llevaba un verguero e' vainas como si me fuera a mudar. Literal iba a llegar al aeropuerto tipo:

Lo peor es que sentía que todo lo necesitaba. Casi que me llevo una olla por si tengo que cacerolear. Uno nunca sabe cuándo se puede ir la luz; tú sabes que Maduro acecha.

¿Es que 'tas viendo la vaina? Qué peo conmigo.

Epa, ya va. Antes de seguir con el cuento, tengo que decirte que desde que me había ido a dormir —el poco rato que pude—, había tenido como una sensación rara en el estómago. Y no, no eran ganas de cagar. De paso la regla ya la tenía y que si por el cuarto día, así que tampoco; todavía no habría ninguna mini-Lucía corriendo por la casa. Pensé en que quizás podría ser la ansiedad que me daba cada vez que iba a viajar en avión, pero es que se sentía muy distinto. Era como un presentimiento, ni bueno ni malo; sólo un presentimiento.

Al final había decidido ignorarlo, pero aún seguía ahí, haciéndole compañía a los dolores de regla.

—Tampoco creas que lo hago por ti y por la Casas —replicó Pedro con ese tonito perverso tan propio de él—. Si no fuera porque le tengo el ojo puesto al italiano amigo suyo, por mí se podían ir en burro hasta DF.

Me reí por su comentario, a la vez decidiendo usar la última opción que me quedaba para ver si terminaba de empacar algún día: sentármele encima a la puta maleta. Si de esa forma la weboná aquella no me cerraba, estaba jodida pero con J mayúscula.

No quería tomar medidas tan drásticas, le transmití mentalmente al piaso' 'e perol, pero tú me obligaste.

—Ilusa —seguí hablando con Pedrix mientras me le lanzaba encima a la gran caja azul—. Ese carajo lleva cinco años pendiente de otra, así que si quieres aprovecho y te llevo una escalera pa' que te me bajes de esa nube.

—Deja la vaina y vente de una vez —respondió todo alzado—, pa' poderte dar la rumba de coñazos que te tengo preparada.

Iba a replicarle, pero la autosatisfacción que sentí al escuchar deslizarse el cierre de la maleta y sellarla por fin me obligó a gritar de felicidad: —¡Ah!

—Marica, ¿eso fue un peo? —preguntó aquel al otro lado del teléfono, mucha risita—. ¿'Tas cagando?

—Seas cochina, chica —lo regañé, poniéndome en pie para después subirme el pantalón, que se me había bajado hasta media nalga. En eso, escuché un fui fuiuuu proveniente de la entrada que me hizo voltear hacia esta.

Sólo había una persona en esa casa que no supiera silbar un piropo: Luis Fernando.

Efectivamente, ahí estaba él, recostado del marco de la puerta con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón de pijama. La sonrisa gozona que esbozaba era tan bella, que si no fuera por las ojeras que lo delataban, probablemente no le hubiera notado el cansancio.

—Esa alcancía, mi amor.

Y cuando estaba por girarme dramáticamente con esa cara, fue cuando me acordé que no había ido a ver la serie con él la noche anterior, como le había prometido.

Seguramente después de terminar lo de su presentación me habría estado esperando, pero yo nunca había aparecido; me había quedado dormida, cosa que es entendible después de tanta pela que había llevado ese día, pero igual me daba mucha cosita.

Capaz es por eso que tengo la sensación extraña esa que no deja de joder, quise pensar.

Lo miré con culpabilidad, a lo que él, sabiendo perfectamente por qué lo hacía, se encogió de hombros, tornando su sonrisa despreocupada en una de comprensión.

Lo amo dem.

—Te tengo que colgar —le dije a la Divaza, excusándome para ir con mi novio—. El taxi nos está esperando.

—Acabo de escuchar hablar a Luisfer, así que deja de meter coba, mamagueva —me destapó el engaño.

—Bueno, chica... —quise arreglar el fallo técnico. Mientras tanto, me iba acercando lentamente a la puerta.

—Nada, nada —se picó—. A mí nadie me cuelga; la que cuelga soy yo. Así que chao. Anda a despedirte de Mister Valencia.

—Chao, pues —acepté, hundiendo las cejas con divertida confusión—. Sabes que te amito.

—Sí, yo sé —me jodió, con ese autoestima por las nubes—. Me llegas puntualita al aeropuerto, marditica —y ahí colgó.

Amo a Pedro y lo odio a la vez. Es arrecho, pero así funcionamos.

Peleamos, nos arreglamos, nos mantenemo' en eso pero nos amamos, ahí vamos 🎼

—¿Los va a alcanzar hasta el hotel? —Luisfer quiso corroborar sus suposiciones cuando bajé el celular, metiéndomelo nuevamente en el bolsillo.

—Le tiene ganas a Pepe —expliqué el motivo, terminando de llegarme hasta Loish.

—No me jodas —este se rió—. Yo sé que Pepe es medio marico, pero no me esperaba esa vaina.

—Si se lo dices te va a salir con que es porque está tan bueno que todo el mundo quiere con él —predije, viendo hacia otro lado a la vez que miraba pa'l techo—, cosa que tampoco es mentira...

—Epa, epa —se despegó del marco, reincorporándose de repente—. ¿Qué pasa, vale? —abrió los brazos en un gesto tipo wtf, poniendo cara de ofendido—. Si Pepe me va a quitar a la novia que por lo menos me avise pa' entrarle a coñazos por adelantado.

Mano, vamos a estar claros: según las leyes del queso, yo a Pepe me lo tenía que haber comido hace rato en un universo paralelo —en el que no nos conociéramos tan bien y él no tuviera aquel jujú raro con mi hermana, obviamente, lógicamente—. Esa vaina tenía que haber pasado sí o sí. No lo digo yo, lo dice la astrofísica.

Es que el mariquito ese era bello con ganas, ¿oyó? No me lo puedes negar. Pero así y todo, en ese universo en el que estaba entonces y en el único en el que realmente quería estar, jamás hubiera cambiado a Luisfer por él. De hecho, creo que por nadie. Y no es por ponerme cursi ni nada, pero lo que Polito y yo teníamos era algo distinto a lo que ninguno había experimentado hasta entonces, lo que lo hacía irreemplazable. Mariquísimo todo, ik, pero cierto.

Total que me reí por su reacción kike celosa. —Ya quisiera Pepe —le dije, rodeándole los hombros con mis brazos—. Va a tener que echarle bastante bola para separarme de ti.

Nawebona de labia. Hasta yo me la compro.

Abrazándolo a pesar de lo picado que estaba, repartí varios besitos castos por uno de sus cachetes para luego mirarlo con una sonrisita, viéndome obligada a levantar la cabeza un chin.

—Jum —quiso hacerse el duro, pero al bajar la mirada a mis ojos se le cayó la armadura de papel aluminio que se tenía montada—. Marico, así no puedo —dijo volteando para otro lado—. Deja de ser tan cuchi, weon. Uno se quiere picar y tú no lo dejas.

Coño 'e la madre con él. Y dale con que soy cuchi. Yo no soy cuchi un carajo. Yo soy una chica ruda toda malandra, recién salida del 25 de Enero. El que diga lo contrario que se llegue pa' entrarle con todo y que se me enserie.

Ahorita sale uno y dice "lo contrario". Malvados burlistas.

—Cuchi el culo tuyo —me le alcé.

—No te arreches, vale —me abrazó por la cintura, evitando que pudiera zafarme si así lo hubiera querido, que tampoco era así, pues, pero bueno.

—Jum —lo imité, haciendo una mueca tipo boca con bótox. Iba a decirle otra vaina, pero un grito salido del pasillo me interrumpió.

Wenas

Estoy clara que tengo burda de tiempo sin publicar, pero de panish voy a intentar estar más act

¿VIERON LO DEL ÁLBUM DE LOS 5 AYUDA? Mano, yo no estaba ready, toy que me desmayo, naguara. Lo necesito demasiado

Y bueno, chamix

El próximo cap va dedicado al primero que lo pida

Chau, los amo

Cam💕

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