1 | Calidez


 Desearía que solo hubiera sido un sueño, de ellos, por muy oscura que sea la realidad podemos despertar.

 Dreamers.

Axtrid

     El aire caliente de mi sofocación salía expulsado de mi boca mientras la nieve caía, me dirigía hacia ningún lugar. Solo huía alejándome cada vez más de aquel muro de hielo. El cansancio a cada paso nublaba mi visión, pero debía continuar corriendo, cargando con el daño que drenaba segundo a segundo un ápice más de mi vida. No podía evitar sentir miedo, terminaría como mis amigos, pensar en sus rostros y sonrisas llenas de esperanza ser arrebatadas mientras intentaban comprarme tiempo para escapar.

     —Debo seguir —escuché mi débil voz, tras caer sobre la nieve. Miré hacia el frente, alguien se acercaba—. ¿Quién... eres? —intenté preguntarle, tal vez no pudo escucharme. Yo solo podía maldecir mi suerte.

     ...

     27 horas antes.

     ...

     Me encontraba en el gremio de la ciudad amurallada de Fhensel, el frío como de costumbre, no podía ser totalmente aislado de mi cuerpo por mi armadura y grueso abrigo térmico.

     Me acerqué al mostrador de encargos y entregué unas facturas a la empleada.

     —¿Todo bien en las montañas? —preguntó ella.

     —Si, nada fuera de lo común —le respondí con seguridad.

     Mi labor en el gremio es solo como recolectora, no soy tan fuerte para misiones de caza, como aquellos a los que llamaba amigos. Coloqué mi antebrazo en un dispositivo mostrando una ventana.

     Ventana: Usted ha recibido; 160 Ciclos de vida.

     Años de vida totales: 860 Ciclos.

     "La única moneda de cambio que realmente existe es el tiempo, sin ese tiempo de vida, sería imposible sobrevivir al Frío Eterno"

     Pensaba mientras caminaba por la gélidas calles de Fhensel, a estas altas horas las personas en sus casas comenzaban a calentar aún más sus interiores, preparándose para la noche. Aquellos que no tenian lugar al que ir, y mendigaban en las calles algunos Ciclos de vida, solo podían esperar congelarse.

     Mi hogar se encontraba a las afueras, solitario, así lo prefería. Sin aquel entristecido panorama. Me dispuse a preparar la cena, mientras me atormentaba por aquella deuda que aún no había pagado.

     Transcurrieron algunos minutos, la cena yace servida sobre la mesa, mientras la chimenea mantenía el lugar cálido. Repentinamente una ventana se abrió y corrí hacia ella para cerrarla, la frialdad entumecío mi piel.

     Ventana: Cuidado: A recibido una reducción de tiempo de 0.002 ciclos debido a la baja protección ante el frío.

     Año de vida restante: 859. 9 Ciclos.

     Cerré rápidamente la ventana, no pude entender cómo dejé al margen un error así, un error que podría haberme costado la vida.

     A través de la ventana observé a una persona tirada en la nieve, en dirección a mi puerta. Otro de los motivos de vivir distanciada era evitar cualquier problema, o complicación por más pequeña que sea. Tal vez me arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer.

     Coloqué mi mano sobre un colgante en mi pecho y mi cuerpo se recubrió de una sofisticada armadura ligera, no tan cara aunque lo suficientemente eficiente como para evitar perder mi preciada vitalidad.

     Abrí la puerta y tras acercarme al desconocido era evidente que no llevaba protección, no lograba entender cómo seguía vivo. Él portaba una peculiar espada verde.

     ...

     Me encontraba sentada frente a mi cama en dónde dormía el joven desconocido de cabello blanco. Su espada la había distanciado de él, a modo de seguridad.

     Lo salvé. No entendí por que lo hice quizás por que estuve en su situación y recibí un tipo de ayuda peor al problema.

     Comenzó a mover los párpados, agitadamente. Abrió los ojos y se levantó mientras extendía su mano derecha en dirección a su espada, la cual se encontraba al otro extremo de mi pequeña cabaña, detrás de mi.

     Intuitivamente deslicé mi cabeza a un lado viendo cómo esa peculiar arma de hoja esmeralda pasaba a pocos centímetros de mi rostro, hasta llegar a su mano.

     Me asusté, viendo su desconcertada reacción tras despertar, se levantó y mientras agarraba con celos su espada y su cuerpo se recubria con alguna especie de coraza muy diferente a cualquier otra que allá visto, se aproximó a la puerta con pasos arrítmicos y cansados.

     —¡¿Dónde estoy?! —preguntó el joven mientras yo lo observaba parada detras, manteniendo la distancia. A pesar de su pregunta no parecía como si estuviera consiente de que estaba en la misma habitación que él.

     Se giró hacia mi, revelando una imponente mirada, llena de fuerza y vida a pesar del claro agotamiento. Ojos dorados como el sol.

     —¡Estás en mi casa! —impuce mi voz, aunque no lograba esconder el pavor ante él. A simple vista parecía muy fuerte.

     Tras escucharme se relajó un poco de hombros. A mi juicio sintió alguna especie de alivio al verme. Sonrió, una sonrisa llena de dulzura y nostalgia. No entendí por que lo habia hecho, porqué le habia sonreído a una perfecta desconocida de ese modo.

     —No sabes cuanto tiempo estuve buscándote, por fin te encuentro —dijo aquel chico de alta estatura y mandíbula marcada.

     —¿Buscándome?

     —Por fin termina mi viaje, —dijo mientras se acercaba a la ventana y miraba con cautela—. Este no es el primer planeta cubierto en Hielo Eterno, es igual a dónde vayas en cada reino en cada mundo.

     —No te entiendo ¿¡Qué estás diciendo?! —le interrumpí—. ¿¡Podrías hablar de una manera más entendible?! —agregé.

     —No puedo estar equivocado "La Tejedora" me llevó hasta ti, eres la esperanza que tanto he buscado —me respondió con emoción—. Mi nombre es Dan Reinsd.

     Tras acomodarse su cabello blanco dejó mostrar unas alargadas orejas puntiagudas, muy diferentes a las mias. Le pregunté:

     —¿Qué eres?

     —Soy humano —se acercó a mi viéndome a la cara cuidadosamente. Sobrepasaba por completo mi espacio personal—. Tu no eres tan diferente a mi, los humanos de los demás mundos no son tan diferentes a los de la Tierra. —Tras la breve aclaración, me preguntó—: ¿Cómo te llamas?

     —¡Axtrid! —respondí mientras me separaba un poco de él, mis mejillas se enrojecieron, tal vez por la aún presente frialdad—. La Tierra qué quieres decir, hablas de otros reinos y planetas. Yo solo se que te encontré tirado frente a mi casa, cuando estaba a punto de cenar...

     —¿Cena? —Él miró hacia mi mesa servida.

     —¿Tienes hambre?

     —Si, la verdad, acabo de volar más de 6 mil kilómetros hasta llegar aquí, realmente estoy exhausto. Pero dime algo Axtrid, ¿confías en un desconocido cómo yo?

     Nos sentamos a la mesa, mientras cenábamos afuera seguía nevando con más fuerza. Mis dudas se aclararian, comencé a preguntarle:

     —Mencionaste que estuviste muy lejos de aquí.

     —Si. La aviónica de mi nave falló cuando llegué a este planeta. Todo estaba cubierto en hielo y árboles muertos, no habia nada más.

     —Así que es cierto.

     —¿Qué?

     —A las afueras del muro no hay ningún tipo de esperanza.

     —No sé, muy probable que no con tanto hielo. Axtrid se me hace necesario contarte por que estoy aquí.

     —Escucho —le dije mostrando mucha atención.

     —Como ya te dije no soy de este mundo, vine a buscarte, en tu interior se esconden las respuestas para evitar que mi planeta sea congelado como este, necesito de tu ayuda, dijiste que aun no confiabas en mí, pero te imploro que lo hagas.

     —¿Otro planeta? Pensaba que solo eran teorías de la conspiración de gente que desaparecía al día siguiente.

     En la mesa apareció un mapa cosmico que mostraba seis universos, en un baile en espiral.

     —Estos son los Seis mundos, tras la guerra en la Tierra contra los reapers, hace 17 años, la humanidad junto a los dioses casi fue extinguida, y apenas podemos sobrevivir en un refugio subterráneo. Pero pronto llegará la proxima oleada. Este no es al primer mundo al que he ido... —Amplié en el mapa cosmico cuatro universos en rojos, con los nombres a los lados—. Este fue al último al que fuy buscándote, hace tan solo un día fue conjelado por completo. Se que es complicado pero realmente necesito tu ayuda.

     —No solo es complicado, es tan difícil de creer —le respondí incredula de sus palabras, aunque una parte de mi le creía cada una de ellas.

     —¡Es cierto! Al parecer aquí estuvieron hace 210 años, no sé cómo sobrevivieron al Frío Eterno pero, pero* los demas planetas fueron aniquilados, todo ser biológico murió, aún siendo tan fuerte no pude hacer más nada que huir y continúar con mi misión. Y buscarte era mi misión. —Dijo derramando algunas lágrimas—. Eres la única oportunidad que queda.

     —¿Yo que tengo de especial? —pregunté.

     —Ya te dije, en tu Interior; en tu sangre, se encuentra el arma para ganar la guerra.

     —Cuentame, ¿cómo es tu planeta? —Sentí emoción y mucha curiosidad.

     —Es calido en comparación con este —me respondió.

      Tras terminar la cena subimos a la segunda planta; un pequeño mirador con vista al insufrible paisaje conjelado.

     —Qué no conozca nada sobre lo que hay allá afuera no me convierte en alguien tan ingenua —le aclaré, mientras el miraba el tormentoso cielo nocturno de espaldas a mí, seguido se volteó presentandome más atención—. Iré contigo.

     —Muy bien.

     —Mis amigos también lo harán, ¿no tienes ningún problema con eso?

     —No. Si te hace sentir más segura no veo ningún problema, ¿crees que ellos estén de acuerdo?

     —De eso yo me encargo.

     —¿Sabes algo? Yo te protegeré —dijo cruzando los brazos con un tono confiado y amigable, no pude evitar sonreír—. ¡En serio, soy muy fuerte!

     —No lo dudo —respondí.

     —Supongo que confías mucho en ellos, vivir en un entorno tan hostil cómo este y tener personas con los que contar es algo bueno... Cuéntame más sobre ti Axtrid. —Parecía internado en conocerme.

     —¿Ya te enamoraste de mí?

     —¿Qué? —respondió con asombro y sonrojado, apenas nos habíamos conocido pero lograba sentir una fuerte conexión con él—. ¡No hagas ese tipo de preguntas! —Desvío su atención nuevamente al cielo de manera disimulada.

     —Nunca habia visto unos ojos como los tuyos —le aclaré.

     Me miró seriamente, diciendo:

     —Estos son los ojos de un Dios, de lo poco que pude heredar de mis padres.

     —Perdón por preguntar —le dije apenada.

     —No pasa nada, apenas los recuerdo ellos murieron en la guerra.

     —Yo no conocí a los míos, desde que tengo memoria vivía en el orfanato junto a mis amigos, cuando cumplimos 16 tuvimos que comenzar a hacer nuestras propias vidas. Por ese motivo no los puedo dejar atrás, ellos son muy importante para mí, si iré a un lugar más cálido quiero compartirlo con ellos.
    
     Dan sonrió alegremente, exclamó:

     —Claro, verás que es muy diferente, aunque la Tierra no es lo que "solía ser" no hay hielo, y gracias a tu ayuda podrá seguir siendo así. —Dan se colocó su mano en su cabeza apenado—. Verás, no hagamos historias tristes, encontrarte ha sido lo mejor que me ha pasado, no solo me refiero a la misión, por eso quiero vivir el hoy.

     No pude evitar sentirme sorprendida tras escucharlo, le extendí mi mano.
     
     —Confiaré en ti, ahora somos amigos. No traiciones esa confianza.

     —Te lo prometo. —Tomó mi mano con alegría, seguido se sentó a mi lado, no tan cerca.

     La conversación se extendió un poco más

     —Deberías descansar —sugerí al verlo entrecerrar sus ojos.

     —Es extraño, mientras use esta armadura no necesitó dormir —respondió somnoliento.

     ...

     Él durmió en el gran sofa de mi sala de estar, muy pegado a su espada. Desperté varias veces en el transcurso de la noche, me resultaba inquietante tenerlo ahí; para una persona tan desconfiada como yo tenerlo cerca me hacia sentir bulnerable, a pesar de que dije que confiaba en el, aún se sentía incómodo.

     Dan hablaba en sueños, mencionaba el nombre de alguna chica, constantemente—: Aristell.

     Di la espalda e intenté descanzar.

     Amanecer de un nuevo día, los escasos rayos de luz entraban por la ventana. Me acerqué a Dan y lo desperté, parecia aún cansado.

     —Preparé el desayuno.

     —¿Mhhh? Gracias —respondio Dan.

     El plan era simple, buscariamos a mis compañeros e intentariamos llegar a la nave de Dan.

     Nos encontrabamos en las cavernas de las montañas, los árboles desprendían un tenue calor que la hacia mantener con vida, en el techo de la cueva había un gran agujero que daba con la superficie, por donde lograban entrar escasos rayos de luz.

     —No deberiamos involucrar a más nadie, es muy arriesgado —aclaró el con voz fuerte.

     Desde la entrada de la caverna llegaron dos chicos junto a una chica, portando pesadas armas de cazadores en la espalda.

     —Ya estamos aquí Axtrid —dijo el chico del medio, su nombre Aron, de cabello y ojos azules—. ¿Qué tanto querias decirnos?

     —¿Qué manera de saludar es esa Aron? —Jane, lo interrumpió. Ella se acercó a mi y me regaló una sonrisa como de costumbre—. ¿Qué tal amiga? Hace algunos días que no nos vemos.

Dan Reinsd

     Quizás todo esto era una pérdida de tiempo. Él tercer desconocido me miraba con precaución, su mirada cafe estaba puesta sobre la mia.

     —¿Quién eres? Nunca antes habia visto una armadura como la que llevas puesta —me aclaró el joven.

     —Necesito contarles algo chicos —intercedío Axtrid—. El es Dan, crean en lo que les diré. Él no es de este mundo.

     —¿Qué no es de este mundo dices? —El de cabello café me miraba con desconfianza.

     —Si, mi planeta de origen es la Tierra —le expliqué.

     —¡Vaya así que es cierto! —exclamó la amiga de Axtrid con emoción.

     —Jane mira que eres inocente. —Asi llamó el chico de cabello azul a su amiga, luego me miró—. Entonces supongo que estás aqui, en este trozo de hielo por una buena razón.

     —Si —respondí.

     —¿"Ino–Inocente"? ¡¿No se dan cuenta?! Existe la posibilidad de encontrar un lugar diferente a este en el cual vivir cálidamente. —dijo la chica de cabello blanco cómo el mio. Se acercó a mi y me extendió su mano—. Mi nombre es Jane, es un placer. Ellos son Aron —miró al peliazul seguido al de tono café—. Y él es Baxter, un poco difícil si me lo preguntas —intentó susurrarme con algo de gracia.

     —Habla más bajo que te escuché.

     —¡Lo hice con esa intención! —respondió Jane un poco burlona.

     —¿Cómo fue que llegaste? —Baxter, desconfiaba.

     —Tengo una nave, a fueras del muro, está muy lejos —le respondí.

     —Axtrid, hablemos a solas.

     El equipo de cuatro se alejó de donde estaba, supuse que tendrian que hablar de mucho. Sabía que no podria alejarme de ellos. Miré hacia arriba el orificio de la caverna de donde emergía escaza luz, despegué en vuelo saliendo de ella.

     Observaba la ciudad a varios kilómetros de distancia, a pies de la gran montaña que me encontraba sobrevolando.

     El muro, "supongo que estaba en pie antes de este planeta hubiera sido cubierto en hielo" pensé.

     A la distancia pude observar dos naves despegando, me parecio extraño. Por lo que me contó Axtrid en este reino viven 241 millones de personas en un extensión de 120 mil kilometros.

     Para una raza tan abanzada como esta no les sería tan difícil buscar un nuevo planeta muy lejos y acondicionarlo para que en el pudieran sobrevivir. No. Supongo que no habria modo de llevarse a tantas personas desde el día en que los dioses de este mundo murieron y se cerraron los portales.

     Miré el oscurecido cielo y los pequeños rayos de sol que sobresalían de las congeladas nubes.

     —Tal vez ella no conozca el verdadero color del cielo —pensé en voz alta recordando el hermoso rostro de Axtrid.

     Rápidamente agarré mi espada de mi espalda y me giré subconscientemente bloqueando el impacto de un gigantesco espadón de una criatura humanoide de 17 metros. —¡¿Ya están aquí?! —Las chispas salían desparramadas tras el choque, sali disparado a tal velocidad contra el suelo generando gigantescas ondas de choque y extruendosos sonidos.

     Impacté fuertemente contra el gelido suelo, me intentaba detener pero continuaba abanzando reventando arboles y rocas congeladas en mi camino. Tras finalmente extrellarme en el muro creando en el un gran cráter de decenas de metros.

     Incrustado en aquella abertura casi inconsiente miraba hacia el frente, podia verlo; un reaper se hacercaba hacia mi caminando entre la fria nieve. Mi armadura recibio gran parte del daño. Apreté fuertemente la empuñadura de mi espada y desde donde me encontraba salí disparado de frente y sin miedo contra mi colosal enemigo.

     Mientras me le acercaba lanzó otro espadazo, esta vez no era uno desapercibido, lo evadí rapidamente y me deslice en vuelo hacia el costado derecho de la criatura, aterrizando en el piso. Lo miré y el se giró hacia mí.

     —¡¡¡Ven!!! —Enfurecido, cargando con un descomunal resentimiento hacia los reapers le grité a modo de provocación.

     ...

     Minutos después.

     ...

     Recostado a un árbol, mi armadura se encontraba hecha pedazos, tardaria tiempo en regenerarse, sentia el frío, la sangre de mi frente obstruia mi visión. Pero el enemigo estaba ahí, muerto, ya estaba hecho. Gran parte de la gelida barrera y el terreno que antes se encontraba cubierto de hielo ahora eran grietas llenas de lava. Un panorama destruido tras un agotador enfrentamiento.

     —¿Cuánto tiempo pasó? —Pensé en Axtrid, debía buscarla, si aquí llegó un reaper pronto llegarian más.

     Me encontraba volando en la ciudad, tras buscar por todos lados en aquella montaña, no los encontraba. Axtrid no respondía el comunicador. La gente me miraba desde las calles pero a este punto poco me importaba que me vieran.

     No podia creer lo que veian mis ojos tras girar mi cabeza a un lado; a través de una gran pantalla en un edificio; Axtrid, Jane, Aron y Baxter estaban en alguna especie de tribuna a punto de ser decapitados en público.

     —¡¡¡Por los crímenes de alta traición —exclamaba un oficial delante de miles de personas, en lo que parecía ser una especie de arena—. A los destituidos del cargo como Cazador: Jane Brist, Aron Barsen, Baxter Sabril y como principal cabecilla la destituida del cargo de Exploradora: Axtrid Feral, se les condena a muerte por violar la Ley 1134 del código juramentado de Sobrevivencia al estar en confabulación con el enemigo!!!

     A pesar de que en mis venas corre sangre divina, no pude evitar paralizarme, tan solo fue un segundo, o tal vez una milesima parte de un segundo.

     Salí disparado en vuelo a la velocidad maxima a la que podia alcanzar, el cansancio desaparecio por completo bajo este nuevo estado mental.

     Una vez allí, aquella sonrisa habia sido completamente borrada de su rostro. En ese momento tuve un recuerdo:

     —Mi nombre es Jane, es un placer

     Apenas la habia conocido, Axtrid miraba hacia la nada derramando mil lágrimas. Jane estaba muerta, la sangre de su cuello separada de entre sus hombros bañaba el suelo. El verdugo se disponía a decapitar a Aron.

     En ese momento mi unico motor impulsor fue el odio, no usaria mi espada para pelear esta vez, emplearia mis puños. Necesitaba sentir el contacto de mis nudillos reventando sus cuerpos.

     Aparecí delante del verdugo, y con mi derecha golpeé el filo de la gran hacha ensagrentada que se hacercaba al cuello de Aron, la destrozé en trosos.

     "¿Por qué tanta ira, si apenas los acabas de conocer? No, no se trataba de ellos, desde que comenzó mi misión solo hubieron derrotas y más derrotas. A cada mundo al que iba el Frío Eterno lo consumía todo; pero aquí se dan el lujo de matarse entre ellos mismos; ¿olvidan que son humanos? Es imperdonable"

     Clavé mi mano izquierda en su pecho traspasandolo de lado a lado. Lo miré a los ojos. Ni el o mil como el me saciarían hasta consumar aquello que sentía. Nuevamente le clavé mi otro antebrazo y los abrí extendiendolo hacia los lados con una furia inexpugnable.

     Las alarmas saltaron, liberé rapidamente a Aron de sus cadenas mientras eramos rodeados por una contingencia de soldados armados con sofisticadas armas. Nos apuntaban, esperando la orden de disparar.

     Aunque pasara cualquier cosa tenia que salvarla, no podía fracasar en mi misión. No podía dejar que Axtrid la Portadora de Vida muriera. 

     Hola gente, si llegaron hasta aquí podrían dejarme su opinión en los comentarios, me seria de gran ayuda.
Gracias 🍇

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