Única Remembranza.

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𝓡𝑒𝓂𝑒𝓂𝒷𝓇𝒶𝓃𝒸𝑒.
𝕐𝕠𝕠𝕟𝕞𝕚𝕟.
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❝ғᴜɪᴍᴏs ʟᴀs ɢᴀɴᴀs ᴅᴇ sᴇʀʟᴏ ᴛᴏᴅᴏ.
ᴀʟ ғɪɴᴀʟ ɴᴏ ғᴜɪᴍᴏs ɴᴀᴅᴀ.❞
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El describir el amor era tan imposible, pero a su vez tan sencillo. Era un sentimiento complejo; que para algunos era un sentimiento bello, hermoso, inigualable y que era capaz de hacerte sentir pleno; aunque por otro lado estaban aquellos decepcionados del amor, entre tantos fallos, mentiras y traiciones este sentimiento no era más que dolor puro, algo que te destruía en cuanto lo recibías con los brazos abiertos y lo dejabas entrar para invadirte por completo.

Pero para mí, para mí lo era todo. Que si bien comenzó de una manera repentina, acabó siendo nada más que un simple y bello recuerdo, un hermoso pasado que sucedió y ahí se quedó.

Tanto él como yo deseábamos serlo todo, pero al final, no fuimos nada.

Quien hubiese dicho que terminaría creyendo en el amor. Yo, un chico que no hace mucho más que leer, escribir y distraerse con algunas cosas típicas de un joven catalogado como "nerd".

Algo tenía claro antes de conocerlo, mis ideales no cambiarían a pesar de las circunstancias, jamás lo harían ni aunque me amenazaran de muerte si no lo hacía. Era una persona aferrada a sus creencias, en este caso, a la lógica y a la propia mente. Sin embargo, quien diría que él llegaría para hacerme cambiar de opinión respecto a algo que supuestamente yo no me tomaba mucha importancia, un tema al cual no resumía más que como destructivo, dañino y horroroso que, sin tapujos, sería una blasfemia completa.

El amor.

Lo conocí en la escuela, específicamente en último semestre. Un momento que requería de mi completo compromiso, responsabilidad y conciencia; me había prometido no tener tiempo para nada más, ni siquiera para mis momentos de paz conmigo mismo, donde puedo aprender de otros personajes ficticios a través de simples páginas de papel. El último semestre lo sacaría perfectamente, lo logré con los anteriores, este no sería la excepción. No debía dé.

Llegó como el chico nuevo, de intercambio sólo de turno, de vespertino a matutino.

Sin embargo, a pesar de que no era el único que había llegado, para mí fue el que más destacó. Llamó mi atención nada más entrar. Su cabello castaño claro, lentes cuadrados que tapaban parte de su hermoso rostro y un aura tan suyo que me cautivó, llegó hasta mí cual imán en potencia. Y no me opuse a ello.

Toda mi vida me definí como un chico plenamente heterosexual. Aunque ahora aquella idea se me hacía estúpida; nadie es heterosexual al cien por ciento, ni por más mujeres que hayas tenido en tu vida, o mas packs que hayas pensado o recibido, o por más hombres que hayas visto o en persona o a través vez de una pantalla, todos teníamos un dobles por nuestro mismo género. Todos podíamos caer ante la belleza de nuestro mismo sexo.

Como yo alguna vez.

Después de varias relaciones fallidas y desastrosas, me había convencido plenamente en que el amor era un asco y yo muy imbécil para escoger a mis parejas, siempre escogía a la mujer que no me convenía, me hacía el ciego para no notar lo que verdaderamente querían lograr conmigo; las justificaba porque según yo "las amaba". Y ahora que lo recuerdo ni siquiera la palabra imbécil me queda, me falta todavía para describir mi manera de tratar de amar, o si quiera, querer. Sin embargo, alguna vez llegó un chico de mi mismo grupo a mi vida, aunque nuevamente, fui un imbécil cuando pensé: es un hombre, tal vez esto funcione.

No era nada más que un completo idiota.

La relación surgió, se dio. Aunque en secreto. Lo supe, sabía que algo iba mal, sin embargo, nuevamente, lo dejé pasar.

Primer error.

A él no le gustaba que expusiéramos nuestra relación, que el público nos viese de cariñosos. Nuevamente acepté, ignorando señales. Es más, teníamos un confidente, casi paloma mensajera entre ambos, si él quería pedirme algo, este mediador venía y me lo comentaba, lo mismo en viceversa. Sí, una completa estupidez innecesaria. Pero nuevamente lo dejé pasar.

Sin embargo, después de un tiempo simple y sencillamente terminamos. Este mediador había hablado con él, le puso en duda algunas de sus decisiones; fue cuando se dio.

Terminamos.

Y Taehyung sólo se cubrió bajo la excusa de que "sólo experimentaba".

Claro, debí ver las señales, tuve que captarlas cuando tuve oportunidad. Sin embargo, como siempre actué como el idiota que soy y lo justifiqué, me decía que estaba bien, era su decisión y debía respetarla. Pero nuevamente, me vieron la cara.

Pero me había prometido algo. Esta vez sería distinto, no me dejaría. Más que nada porque necesitaba perfectas calificaciones al menos si quería asistir a una buena universidad. Al menos si quería conseguir empleo por ahora y ejercer mi carrera, si quería ser alguien en la vida.

Ser alguien en una sociedad que te dicta a serlo.

Aquel nuevo y último semestre inició común, los mismos compañeros, diferentes profesores y algunos repetidos, el mismo escándalo, los mismos chismes... lo normal en mi escuela. Claro, los trabajos desde ya no faltaron; investigaciones, exposiciones, resúmenes, carátulas, apuntes, libros... un completo caos que afortunadamente ya me había mentalizado a vivir.

Y pura suerte que lo haya hecho con anterioridad.

Pero jamás me planteé la posibilidad de querer de nuevo.

Mucho menos a amar.

Comencé a convivir poco a poco con él, charlando de algún que otro acontecimiento en nuestras vidas, comentando cosas que se nos venían a la mente, compartiendo gustos y opiniones. Sinceramente había iniciado muy bien, muy bello e inocente; yo juraba que había iniciado una nueva amistad, por mi propia cuenta, claro que estaba orgulloso de mí.

No sé en qué momento comencé a cautivarme de él. Admirar su sonrisa con aquel característico diente chueco, sus chistes, su carisma en sí, igual que sus para nada disimuladas carcajadas, su intelectualidad... todo él comenzó a cautivarme. Nuevamente, no sé en qué momento comencé a desearlo tanto.

En qué momento me enamoré.

Siempre me ayudaba cuando incluso yo no comprendía algo, o yo le explicaba ciertos temas en cuanto a la lectura o lógica se trataba. Nos apoyábamos mutuamente, solíamos pasar los recesos juntos, compartiendo, bromeando, sonriendo y riendo a su vez que inclusive, mis mejillas dolían al final de cada amistoso encuentro. Claro, no faltó cuando un nuevo compañero se interpuso pero también se unió, haciendo ahora un trío un tanto raro.

No me molestaba que pasaras tiempo con Jungkook, al contrario, me alegraba que hicieses amigos.

Pero, ¿por qué te comenzaste a alejar de mí?

Era la pregunta que me carcomía por dentro una vez compartías más tiempo con él que conmigo. Nuestras charlas en cada receso prácticamente se desvanecieron, si bien aún continuábamos con nuestra pequeña amistad, de algún modo yo lo sentía cada vez más pequeño.

Y claro que se volvería así.

Hubo un punto donde susurrabas mucho con él, compartías cosas que sabía yo eran íntimas, lo suficientemente personales como para contarle en secreto, pero ¿no era yo tu fiel confidente?

Claro que me dolía tu alejamiento, me sentía sin nada pues realmente me di cuenta que no era de mejores amigos en aquella época. Me di cuenta de lo solo que estaba, de lo desolado que me encontraba y como poco a poco moría sin saberlo. Porque la soledad comenzaba a comerme una vez derrumbé los muros para que tú pudieses pasar, era lógico que me tomaría por sorpresa y entonces me tendría que cuidar mucho más, me tendría que defender para no caer a la nada.

Vaya sorpresa que me llevé cuando ahora compartiste tu secreto con Seokjin, otro de nuestros compañeros. Sin embargo, mis esperanzas y mi pobre corazón maltratado se elevaron en cuanto diste a entender tu punto.

Habías comenzado a cuestionar: ¿estás de acuerdo con las relaciones entre personas del mismo sexo?

Y fue mucho más evidente cuando me lo preguntaste.

Tus ojitos se iluminaron, juré que brillaron a un grado tal que deslumbré mi silueta grabada en ellos, la comisura de tus labios te delató. Te exhibiste tú solito.

Pero no me quedé de brazos cruzados, ahora que sabía tendría una oportunidad me lancé a platicar con Jungkook, cuestionándole algunas cosas, admitiré que nunca me cayó mal, solamente me sentí dolido pues nuevamente mi sensibilidad emocional se había expuesto con tu llegada. Una vez aclaré unas cosas con Jungkook, fue que tomé mi oportunidad.

—¿Te ha dicho cómo sería su confesión de amor ideal? —le cuestioné, inconscientemente cruzándome de brazos.

El asintió sonriente, dudando un poco en sí decirlo o no. Pero entonces contestó.

—Le gustaría que sea todo muy llamativo, pero hermoso y significativo. —me dijo asintiendo.

Entonces lo supe. Así sería, de todos modos, eran inicios de febrero, listos para la llegada del amado 14 de febrero. Todo sería perfecto.

Si no dabas el paso tú, lo daría yo. Y te tomaría de la mano para ir en nuestro camino a ejercer.

No pude evitar comprar una cajita azul con un dibujo de osito en su tapa. Prepararla en completo con algunos listones, unos moños y una carta atada al mismo, una al puro estilo Alicia en el país de las maravillas.

"Ábreme." Escribí en ella.

Dentro sabía que te encontrarías con el espejo de primera mano, un espejo que compré para la ocasión, pegado al mismo una nota: "Mírate, todo lo que veas ahí, virtudes, perfecciones e inclusive defectos, es lo que amo de ti." Lo había planeado así. Debajo de este espejo habrían unos poemas, algunos escritos por mí y otros sacados de una artista que me encantaba, tanto su prosa como su verso. Poemas que te los dediqué sólo a ti; sin olvidar que al fondo de la cajita habría una nota pegada, enumerando todo lo que me hacías sentir, sincerándome contigo, expresándote a través de mi prosa lo que me hiciste. Y por último pero no por ello menos importante, la carta del millón: "¿quieres acompañarme en esta travesía amorosa, como mi pareja, como mi otra mitad, como mi Soulmate, como mi novio?"

Todo estaba perfecto, sin olvidar las flores con las que lo acompañaría.

Lo había ideado muy bonito, sincero, inocente, pero a su vez llamativo.

Aquel día que te lo entregué había sido un día que no estaba en nuestros planes. Supuestamente se haría una ceremonia por el día que se celebraba, el esperado 14 de febrero; odiaba los clichés tanto como tú, pero quisiéramos o no, los clichés eran la vida común, era lo que atraía y a su vez exponía. Al menos yo no conté con que aquel día al final no se haría nada, absolutamente nada y sería otro día más en la escuela, otro día académico más. Por lo cual me arriesgué aun así, no me echaría para atrás.

Ya no.

Yo mismo había derrumbado los muros que me obstruían del mundo común, de la realidad donde debía sentir, donde debía experimentar... donde debía vivir.

Aunque con muchos nervios por dentro, te entregué la cajita junto al ramo de flores. Me abrazaste aquel día en forma de agradecimiento. Me sentí alagado por ello. Aceptaste mis obsequios, aquel donde corría el riesgo que lo tiraras al sentirte ofendido por mi inocente pregunta, o aceptarlos y con ello, aceptarme.

Te vi a lo lejos, leer aquel pequeño papelito que en mi inconsciencia había llamado "mi perdida salvación". No vi tu reacción pues las clases iniciaron, y lamentablemente no pude hablar para saber tu respuesta pues tu profesor de la siguiente clase había venido a recogerlos pues tenías clase en otro salón. Y yo me fui al mío.

Aún recuerdo los nervios que sentía, lo distraído que estaba por la respuesta, una que sólo giraba en dos opciones principales: un sí, un no. Lo delirante que me encontraba al tan sólo pensar de manera pesimista, las ideas que venían a mi mente de cómo me humillarías, como me denigrarías frente a todos.

Pero me relajé. Tú no eras así, nunca lo fuiste. Siempre eras sincero pero siempre fuiste suave.

No tenía de qué preocuparme, si me rechazabas, lo harías tan dulcemente que no te odiaría, incluso no lo haría si hubieses optado por denigrarme.

La clase que nos separaba concluyó, y volvimos al salón. Ya me había rendido, no pensaría más en ello, no hasta ver tu reacción u obtener tu respuesta. Debía parar de sacar conclusiones sin pruebas fehacientes de que o me aceptarías o me rechazarías.

Debía parar.

O tal vez tú lo hiciste.

—Sí. —me contestaste, con tu sonrisa perfecta, con sus medias lunas adornando tu hermoso rostro, tus mejillas sonrojadas y tu gran abrazo después de tu respuesta.

Me había quedado sin aliento, tu abrazo incluso me asfixió en algún punto. Creo que soñaba, lo negué en cuanto me aferré a tu cintura. Estuve a punto de pellizcarme para confirmar, pero tus labios fueron la respuesta y la prueba fehaciente.

Esto no era un sueño, no era una falacia. Era realidad, eras mi pareja, mi otra mitad, aquel ideal que siempre busqué y nunca me esforcé en conseguir.

Fuiste mío, Jimin, lo fuiste.

Gocé cada momento contigo, cada vez que te sentabas en mis piernas, cada vez que me besabas, cada vez que hablábamos nuevamente. Cuando compartíamos y nos conocíamos ahora como pareja, cuando nos amábamos libremente.

Cuando quisimos, cuando anhelábamos, cuando amábamos y veíamos un futuro próspero.

Estaba completamente seguro que esta vez no había nada para impedirlo, ni de ti ni de mí, mucho menos ajeno. No notaba algo que fuera mal, incluso ni siquiera pensaba en ello.

Te amaba, me amabas, nos queríamos, nos respetábamos.

Incluso aquella vez cuando nos hicimos uno. Cuando pude sentirte carnalmente, cuando pude embriagarme desde adentro, cuando pude gozarte. Cuando ambos disfrutamos del otro hasta que no pudimos más, sin embargo aún nos necesitábamos.

Éramos uno, Jimin. Lo fuimos.

Todo fue perfecto, de bien a perfecto incluso. Nos amábamos, nos queríamos; amaba lo que teníamos y lo que habíamos formado. Todo lo que compartíamos era añorado por ambos, convivimos incluso con los familiares del otro; era oficial, éramos pareja. Lo fuimos.

Pero todo se disolvió en cuanto el final del semestre llegaba. No quería que aquello sucediera, pero lo hizo.

Te volviste más pensativo y analítico contigo mismo, comenzaste a recordar malos momentos del pasado, e incluso a revivirlos gracias a tu familia; yo te apoyé, estuve ahí cuando me necesitaste, como tú para mí; fui tu hombro en el que pudiste apoyarte y llorar, fui tu confidente, te escuché y te aconsejé.

Pero nunca me lo contaste directamente, siempre a través de notas, a través de textos. Nunca me lo dijiste cara a cara, pero sí a Jungkook.

Entonces caí en cuenta que algo iba mal ahí.

Pero lo dejé pasar.

Lo hice porque confié en ti, debías tener una razón, una de la cual tal vez yo no tenga que ver o era más personal. Tú me reconociste y me ayudaste en plena oscuridad, era mi turno de hacerlo contigo.

Quería hablar contigo a solas, pero te ibas con Jungkook.

Lo dejé pasar.

Al final nunca lo hice, te di tu espacio y te di tiempo para que fueras valiente de decírmelo cara a cara, sin notas de por medio.

Ahora ya no éramos tan pareja, éramos más amigos que otra cosa. Entre los papeleos, fotografías, recuerdos y convivencias al ser nuestro último semestre y, prácticamente, acabarlo, nos quitaba nuestro tiempo. Ambos nos sumimos en nosotros mismos, nos ensimismamos en nosotros que nos olvidamos del otro.

Entonces, comenzamos a fracasar.

Ya no funcionaba, lo sabía. Claro que pelamos por hacerlo durar más, pero no se pudo.

Al final salimos de la escuela, nos graduamos y convivimos una última vez. Hablamos.

Te comprendí como también me comprendo ahora. Nos elevamos al cielo, nos entregamos las estrellas y la Luna, admiramos el día en referencia a nuestro brillante futuro, y nos amábamos durante la noche en señal de anhelar una eternidad juntos.

—Terminamos. —me dijiste después de suspirar.

Asentí con un semblante neutro. ¿Qué más podía hacer? Sabía que algo iba mal, no iba a salvar algo que sabíamos no había manera.

—Gracias por todo, Yoongi. —hablaste nuevamente, sonriendo suavemente y tus ojos cristalinos.

En el fondo me dolió.

No quería dejarte ir Jimin, de verdad que no quería.

Sólo te abracé una última vez, me aferré a ti una última vez, te sentí una última vez, te olí una última vez.

—Suerte. —susurré cerca de tu oído antes de separarme y quedar cara a cara ante ti.

No iba a detener las lágrimas, no había razón.

Antes de irme, te besé la frente una última vez y te admiré una última vez.

Sabía que ahí nos separábamos, que ahí quedaría nuestra historia. Tú irías por tu camino, yo por el mío.

Te amé como a nadie más Jimin. Te quise como nadie más. Incluso me arriesgué a compartir tus demonios y crear nuevos con tal de estar a tu lado.

Las razones exactas del porqué terminó no las tengo claras. Pero fuesen las que fuesen, no te preocupes, nunca te dejaré de lado, quiera o no, estarás en mi mente, quedarás grabado en mi memoria, habrás marcado un pedazo de mi vida y te habrás llevado parte de mi alma.

Parte de mí.

No seré egoísta. Te dejaré querer o incluso amar a alguien más, es tu vida, ya no tengo control u opinión de ella. Es tu vida.

Y siempre lo será.

Sólo te deseo suerte a donde quiera que vayas, Jimin. Lo que sea que elijas, lo que sea que hagas o hayas hecho, lo que sea que seas ahora (pareja, esposo, padre, profesional, etc), suerte.

Te amo Jimin. Te amé, y te amaré quiera o no y así pasen los años. Aquello no cambiará porque así lo decidí yo.

Pero algo no cambiará.

Eres una parte de mí como yo de ti. Queramos o no. Te llevaste parte de mí como yo de ti.

Nos perteneceremos pese a las circunstancias.

Te dejo ir, Jimin. Te haré saber mediante este medio que no te he superado, pero te deseó lo mejor, de verdad te amé, y no te odio, no puedo hacerlo, no me lo permito siquiera. Sólo sé los más feliz que puedas y te lo permitas, eso es lo que quiero.

Adiós, pequeña persona de mi vida.

–De Min Yoongi.
Para mi más grande y única remembranza.

Hola. Sinceramente fue duro el recordar aquello pero quería liberarlo de alguna forma. Sé que es corto pero realmente así se siente, a pesar de que duró más de lo que tuvo.

Realmente iba a sacar éste OneShot el 14 de éste mismo mes, después lo iba a sacar el 14 de Octubre, por dos razones, este mes que viene sería mi cumpleaños y sería un mes más desde que inició esa historia. Aunque no pude resistirme y lo saqué de una vez. Xdxddd.

En fin, espero les haya gustado, las haya hecho llorar, reír, angustiarse... y no lo sé. Eso.

Yo me despido, nos andamos viendo en una próxima actualización de Noble Blood; ya tengo el siguiente capítulo hecho así que espérenlo. ;3

Me despido.

YoungMi17ⓒ.

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