La ventana estaba abierta, dejando que una ligera luz entrara. El viento mantenía la temperatura templada, la excusa perfecta para que una cierta pareja se quedara dormida abrazada. 

 La respiración de ambos era suave, se mantendría así por el resto de la noche. Perfecto para ambos.

 Mientras que la ojirosada descansaba su cabeza en su pecho, sosteniendo algo de su pelo entre sus manos. Jugaba un poco con este, sonriendo al ver que Izuru parecía estar algo avergonzado por esto, cosa que notó al verlo levemente sonrojado.

 Recordó cómo se encontraron. Las heridas sobre su cuerpo, él las curó. Pero no podía hacerlo recordar sobre su tiempo como Hajime. Por más que quisiera, lo único que había de él eran tenues imágenes de su pasado. 

 Eso no la hizo rendirse, a través del dolor decidió que incluso si recuperarlo era imposible, le daría la mejor vida que pudiera. Allí descubrió que si bien él se había ido, sus sentimientos seguían muy en el fondo, necesitaban despertar de nuevo.

 Mientras tanto, él recordaba como comenzó la calidez en su pecho. Al verla unas cuantas veces después del incidente, algo creció dentro de él. Restos de quién solía ser se manifestaron en el afecto que ahora sentía por Chiaki. 

 -Duerme bien.- Fueron las palabras de la gamer antes de besar rápidamente sus labios y caer dormida en sus brazos. Mientras la acomodaba para dormir, el cansancio lo dominó, provocando que también cerrará sus ojos.