Final
Dos meses y medios más, habían pasado desde el accidente sexual y la última vez que Jungkook y SeokJin se habían visto. La incomodidad al día siguiente había sido leve y más allá de incomodidad, había un sentimiento de culpa y arrepentimiento tan grande de parte de ambos que, de igual forma por un momento, SeokJin creyó que Jungkook iba a llorar por haber traicionado la confianza de ambos de sus amigos y por poco arruinar la amistad.
Porque si, Jungkook había sido el incitador en ese vestíbulo, más ebrio que sobrio. Pero SeokJin se había cansado de decirle que dejara de ser tan mártir, él lo había iniciado, pero SeokJin no lo había rechazado y quizás en ese momento, ni siquiera sabían lo que hacían y realmente no lo sabían. Ninguno se recordaba al día siguiente y la sorpresa llevada en el momento del beso y algo más, todavía los atacaba, pero algo era obvio... Ellos simplemente sentían ganas de volver el tiempo atrás, solo para evitarlo en vez de haberla jodido de tal forma.
Simplemente había arrepentimiento, a pesar de que podían coincidir en que el sexo había sido bueno, realmente no lo necesitaban, no lo habían deseado, solo había sido el alcohol haciendo estragos con sus necesidades físicas, pero de algo seguían seguros:
Se querían, como amigos, como cómplices y eso era todo y era muchísimo para ambos.
Por su parte, TaeHyung estaba inclusive tranquilo consigo mismo, saber que SeokJin por poco dormía con alguien más, le revolvía el estómago más que la situación con su propio amigo. Aunque estaba seguro que el arquitecto ya había estado con alguien más, de nuevo... En su caso era similar al castaño, suponerlo era una cosa, saberlo y tenerlo por seguro era muy diferente. Algo que no se había permitido por tercera vez consecutiva, había sido alejarse.
Luego del llamado de disculpa, SeokJin no le había dado la chance de alejarse y ese detalle de que, simplemente se animará a estar allí, mandarle mensajes. Llamarlo o comentarle sus estados, era extrañamente acogedor. No es que le echara la culpa a SeokJin de no buscarlo la primera vez, pero ciertamente, era un gesto que podía decir mucho o quizás nada. Los llamados y mensajes incluso, en más de una ocasión, habían sido coquetos y eso lo ayudaba a extrañarlo menos.
Pero a veces estaba varios días incomunicado por la mala recepción, pero él la estaba pasando de maravilla. El año sabático y el viaje de mochilero que, había sido fácil gracias a todos sus ahorros, le había hecho realmente bien. Sin mencionar que no había comparación en la despedida de SeokJin con Félix, el chico de su pasado. El castaño le había dado un cierre, le había dado su tiempo. Su momento y luego del primer mes en Corea sin el arquitecto, TaeHyung sabía que, esta vez, el que necesitaba viajar, salir y despejarse de todo, era él.
Su único error, había sido dejar de contestar los mensajes de SeokJin, para luego tener el primer llamado en el que se disculpaba por haber dormido con su mejor amigo. SeokJin se había disculpado más de lo que quisiera contar y eso lo hacía sentir... Como si fueran algo. Era estúpido, a veces se levantaba de mal humor y no quería sentir que estaba teniendo una especie de relación a larga distancia, pero a veces eso parecía.
SeokJin le mandaba sus buenos días, buenas noche, le preguntaba si había comido y él estaba jodidamente igual. ¿Acaso así comenzaban las relaciones a larga distancia?. Porque inclusive, cuando estaba en lugares con buena recepción, él se dormía con SeokJin al otro lado de la vídeo llamada. Y cuando se despertaba y sabía que el arquitecto tenía su día libre, ahí estaba llamándolo. Se sentía como un "no-novio" pegajoso y le mandaba muchas fotos a SeokJin.
Inclusive, más que a Jungkook y más que a su propia familia.
¿Cómo había llegado a eso? no estaba seguro y no es que estuviera a favor de engañarse, pero joder... Era una muy linda fantasía. Todo había tenido un antes y un después, cuando una noche tranquila y serena, en otra video llamada con el arquitecto, este se veía demasiado agotado y le estaba costando mantener sus ojos abiertos, por lo que había sido sincero en comenzar a despedirse:
—Boxy, realmente no puedo mantener mis ojos abiertos —decía SeokJin, acostado sobre su cama.
TaeHyung sonreía—. Deberías tomarte un año sabático, es muy bueno y revitalizante, cariño.
El sobrenombre amoroso e íntimo, había salido tan natural. Dios, se quería esconder bajo la sábana, incluso había maldecido porque SeokJin se había despertado repentinamente un poco.
— ¿Puedes decirlo otra vez? —pedía con sus ojos entrecerrados y voz melosa.
—Olvida que sone como si fuera tu novio meloso —chasqueaba su lengua luego de sus palabras y se tapaba con la sábana—. Olvida que dije eso —su voz amortiguada contra la almohada.
Ahora la risa de SeokJin resonaba en toda su habitación poco elegante, pero muy cómoda y eso llevaba a TaeHyung a espiar su teléfono destapando parte de su rostro. SeokJin obtenía una vista demasiado adorable que le hacía querer besarlo, pero no podía.
—Dios, te quiero mucho —susurraba SeokJin cuando lo veía destaparse un ojo.
TaeHyung abría grandemente sus orbes por lo mencionado. SeokJin nunca había dicho que lo quería, solo había mencionado más de una vez que lo extrañaba y les tenía un cariño enorme y que no olvidarán eso. Pero decirle así, tan seguro que le quería y luego de que hubiese mencionado que parecía un novio meloso... Joder, la distancia y la situación cursi, estaban haciendo estragos con él.
— ¿Tú qué? —preguntaba aturdido.
SeokJin sonreía y lo miraba a través de la pantalla—. Te quiero, demasiado...
TaeHyung descubría su rostro poco a poco—. ¿En serio?
El castaño alzaba sus cejas—. ¿Tú no me quieres? —preguntaba con dulzura.
SeokJin lo sabía, TaeHyung también... Pero esto era importante.
—Si te quiero, demasiado —repetía.
SeokJin le sonreía—. Bien, me agrada ser correspondido. Ahora tengo que dormir, estoy muy cansado y sé que necesitas cortar el llamado... Así que te dejaré para que asimiles lo que acabo de decir. Descansa...
TaeHyung se sonrojaba—. Tú también... —se mordía el belfo inferior.
—Te quiero, cariño —había solo un poco de diversión en su tono, eso hacía que TaeHyung se quejará divertido al respecto, pero luego el llamado era cortado.
—Joder... —soltaba, dejando su teléfono en su mesa de noche, tocando su pecho y relamiendo sus labios—. No estás superando una mierda —susurraba.
Y ese, había sido un antes y un después. Y así se encontraban, no tenían una relación oficial, pero joder que lo parecía. Ni siquiera se preocupaba de si había alguien más, sabía que no había nadie en la vida de SeokJin y mucho menos en la suya.
Aquella mañana, TaeHyung salía a un nuevo lugar. A veces era un poco solitario, otras veces era perfecto, ahora se sentía que era necesario. Y mentiría si dijera que Australia no estaba en uno de sus destinos, pero no estaba seguro como podría manejar el hecho de tener que ser él, el que dejara a SeokJin. No podría hacerlo. No podría estar con él y volver a alejarse, eso sería más cruel que solo esta especie de relación amorosa a la distancia.
Cuando iba abordando un nuevo tren, su teléfono sonaba.
— ¿Kook?
—Cosita, ¿cómo has estado?
—Eh, bien. Salía para una nueva aldea que acabo de ver y me gustaría visitar ¿cómo estás tú?
— ¿O sea que estás abordando otro tren? —preguntaba curioso, no entendía como TaeHyung podía seguir aún viajando, aunque estaba quedándose un tiempo más largo por los lugares que estaba visitando, no se movía tan rápido como al inicio.
—Sip, estoy en eso ¿sucedió algo?. Es temprano para un llamado tuyo —se mofaba.
—Muy gracioso, algunos tenemos responsabilidades
—Mal por ti, mi vida es bastante genial por el momento —le respondía.
—Seguramente y por eso, me imagino que puedo pedirte un favor y podrás cumplir ¿cierto? —cuestionaba.
TaeHyung fruncia su ceño—. ¿De que tipo de favor hablamos?
—Insensible. ¿Mi cumpleaños?. ¿En menos de dos días?
Carajo, si, lo había olvidado. Mierda, TaeHyung tenía la cabeza en las nubes, con esto de cero responsabilidades, excepto moverse y alimentarse, cargar su teléfono y cámara, mierda.
—Yo... Lo había olvidado, lo siento
— ¿Qué tan lejos estás de Busan? —preguntaba el chico.
TaeHyung fruncia el ceño—. ¿Busan? ¿Fuiste a ver a tus padres?
—Te dije que este año iría con ellos, mamá me lo pidió un sin fin de veces ¿Puedes venir a Busan o...?
—Seguro... De acuerdo, si —afirmaba, había extrañado a su amigo y definitivamente podía arribar a su ciudad natal para pasar unos días con él, en un lugar hogareño y con gente que lo conocía y trataba como parte de la familia—. Estaré allí, mañana por la mañana. Haré unos cambios... No estoy tan desviado.
—Eres el mejor —halagaba Jungkook—. Oh y más te vale comprarme algo porque tú sola presencia no es un maldito regalo ¿me oíste?
TaeHyung resoplaba y reía a carcajadas—. De acuerdo, veré qué encuentro camino a Busan
—Perfecto, te veré entonces mañana. Ten cuidado, le dije a tu madre que vendrías a casa ya
— ¿Tan seguro estabas de que aceptaría?
—Por supuesto y te tengo que dejar. Tengo cosas que hacer. Nos vemos, cosita.
TaeHyung colgaba el llamado y negaba, ya estaba tan acostumbrado a ese apodo que, cambiarlo a estas instancias, sería demasiado sacrificio para Jungkook.
SeokJin no había querido molestar a TaeHyung aquellos últimos días, sabía que estaba en constante viaje y sentía que le estaba asfixiando aún por mensajes y llamados. TaeHyung no diría nada, pero él le daría un respiro. Especialmente, porque él también necesitaba pensar. Esos últimos días, había hecho muchas cosas. Cosas pendientes que, finalmente estaba poniéndole un fin. Había incluso vendido su casa hacía ya un buen tiempo.
Había tomado los recuerdos que necesitaba y los atesoraba con aquellas cosas que eran dignas de guardar. Guardar sanamente, nada de acumular como al inicio. Soltar la casa que había reconstruido para Jimin, no había sido cosa fácil, pero habían tanto recuerdos buenos como otros demasiado fuertes, intensos y grises.
No quería tener que exponer su alma y su corazón a sentirse nuevamente decaído, él quería recordar a Jimin como lo que había sido, el hombre más hermoso y perfecto que había pasado por su vida. Trayéndole paz, alegría y amor, y todas esas sensaciones y sentimentos, las llevaría consigo sin necesidad de atarse a algo físico.
Los primeros días había sido extraño, a veces el arrepentimiento quería venir sobre él y comenzar a reprocharle el haber sido tan demente de dejar el único lugar que le recordaba a su esposo, pero nuevamente, Jimin vivía en su memoria. Y las fotos y vídeos importantes, siempre las tendría con él. No es que se sentará todas las noches a ver esas compilaciones, ciertamente no lo hacía, pero sabía que estaban allí, por si acaso.
Su vida estaba teniendo un nuevo orden, un nuevo sendero por el que andar y lo estaba haciendo con la sonrisa más sincera y el corazón latiendo a mil, ante nuevas aventuras que, podrían esperarlo en la próxima esquina. Jimin ahora sí estaría orgulloso del hombre en el que se había convertido y ciertamente, le debía un agradecimiento a los chicos de Corea. Definitivamente creía que el destino, Dios... O lo que fuera que movía las piezas en su vida, lo habían hecho intencionalmente. El accidente, conocerlos a ambos y ahora ser este tipo que, nuevamente solía alumbrar el lugar al que iba con su sonrisa y actitud amena.
SeokJin iba en ascenso. Él tenía esto. Lo tenía.
TaeHyung había sido recogido por Jungkook en la estación de trenes y ahora en el auto del pelinegro, recibía una mirada de cejas fruncidas mientras el semáforo daba en rojo.
— ¿Por qué me ves así? —preguntaba TaeHyung, al borde de sentirse ofendido.
— ¿Cuándo fue la última vez que te cortaste el pelo? —le soltaba Jungkook, con labios fruncidos—. Y necesitas un buen baño.
TaeHyung lo golpeaba—. No es mi olor, viaje con gente muy poco higiénica en el tren. Deja de verme así, no te quejaste cuando me abrazaste.
Jungkook arrugaba su nariz—. Porque no estábamos en un espacio cerrado y ciertamente era el primer encuentro luego de varios meses... Aunque te ves bien comido, eso es bueno, pero hueles a cebolla.
TaeHyung pataleaba y soltaba una maldición—. Eran las personas a mi lado, yo no olía así cuando salía para venir a Busan ¡ya!. Me daré un baño antes de saludar a tu madre —mencionaba en puchero.
—Oh, definitivamente lo harás —mencionaba— ¡Auch! Deja de golpearme.
TaeHyung se reía por el puchero de su amigo, luego lo veía con atención y notaba que estaba muy bien vestido.
— ¿Vienes o ibas a algún lado que estás tan bien vestido? ¿O solo te vestiste así para mí? —se mofaba.
Jungkook llevaba un pantalón de jean azul oscuro, unas botas y una buzo negro. No era la gran cosa, pero su cabello seguía pulcramente recortado, por lo que tenía un aspecto más prolijo que el mismísimo TaeHyung.
—Para recibirte y mis padres no están en casa porque salieron a visitar a un pariente, volverán en la tarde, así que al llegar te duchas y salimos a almorzar. ¿Qué dices? —preguntaba, estando cada vez más cerca de su destino.
—Hecho, pero no tengo ropa limpia. Vas a tener que darme algo.
Jungkook chasqueaba su lengua—. Así que ser mochilero te vuelve un tipo sucio y descuidado.
—No estoy sucio —repetía TaeHyung incómodo. Jungkook reía verdaderamente divertido.
Para cuando habían llegado, había preparado una muda cómoda para su amigo y pensaba seriamente en pasar por una peluquería, joder que el pelo de TaeHyung era demasiado. Cuando estaba finalmente decente, con un jean negro y una remera del mismo color, volvían al auto del pelinegro.
—Listo ¿a dónde vamos a comer? —preguntaba.
Jungkook lo miraba sonriente—. Ya lo sabrás, es un buen lugar, nuevo. Quiero probarlo.
TaeHyung asentía, cuando Jungkook continuaba conduciendo por las calles de Mandeok-Dong sin pararse en ninguna parte peculiar de su centro, TaeHyung se veía obligado a tamborilear sus dedos sobre sus rodillas.
— ¿Has hablado con Jin Hyung estos últimos días? —preguntaba.
Jungkook fruncia el ceño—. ¿Volviste a alejarte de él?
—No, solo que ha estado ocupado y yo he tenido una recepción de mierda... ¿Sabe de tu cumpleaños?
Jungkook asentía—. Por supuesto que lo sabe —respondía relajado.
TaeHyung asentía y continuaba viendo cómo Jungkook seguía conduciendo—. ¿A dónde vamos?
— A la playa Haeundae —respondía.
TaeHyung fruncia el ceño—. ¿Por qué?
—Porque el nuevo lugar está allí. Y caminar por ese lugar ese genial ¿algún problemas con mis deseos de cumpleañero? —se quejaba divertido.
TaeHyung negaba—. En absoluto. Voy a aprovechar que SeokJin debe de haber salido al almuerzo para llamarlo ¿qué dices?. Se pondrá feliz de vernos a ambos.
—Hazlo luego. Cuando estemos sentados, no podré hablar si lo llamas ahora —mencionaba Jungkook.
TaeHyung lo observaban y asentía—. ¿Ustedes están bien, no?
Jungkook asentía—. Si señor, por favor no me traigas recuerdos que deseo borrar.
TaeHyung sonreía—. ¿Pero te acostaste con Namjoon o no?
Jungkook apretaba sus labios y miraba la carretera—. ¿Tú qué crees my friend?
TaeHyung reía y negaba con su cabeza—. No sé porque me sorprendo.
Jungkook se encogía de hombros y finalmente, encontraba un lugar para estacionar. TaeHyung miraba a su alrededor para bajar a la par de Jungkook.
—Estamos muy cerca del mar ¿dónde está ese lugar de comida? —mencionaba.
—Tenemos algo que hacer antes de comer, sígueme —pedía.
TaeHyung estaba comenzando a sentirse demasiado ansioso por lo misterioso que el chico se veía, esto era extraño. Jungkook no era tan amante de la playa y aunque estuviesen caminando en una zona no tan rural, pero al fin de cuentas, en la playa, era extraño.
—Kook... —llamaba, alcanzandole el paso—. ¿Qué está pasando?
Jungkook sonreía mientras miraba al frente y alzaba su brazo, señalando un muelle que no era muy visitado y ciertamente se encontraba aislado del resto de la gente, aunque no eran épocas vacacionales como para que estuviese demasiado concurrido.
Aún así, TaeHyung veía una figura que, a estas instancias reconocía muy bien a cualquier distancia.
— ¿Es...? —su corazón estaba demasiado acelerado y su estómago se revolvía.
—Si, es —afirmana Jungkook.
TaeHyung lo miraba y luego volvía a mirar a la figura de espalda a ellos, otra vez volvía a Jungkook y lo golpeaba.
— ¡Ay! ¿Qué demonios pasa contigo?. Estás muy violento —se quejaba Jungkook divertido.
TaeHyung apretaba sus dientes, sentía los nervios apoderándose de él.
— Ningúno me dijo nada —se quejaba TaeHyung.
—Él tampoco sabe que vienes, así que cierra la boca y deja de gritar —Jungkook le chistaba y TaeHyung se detenía. Cuando giraba lo veía preocupado—. ¿Por qué te detienes?
—Y si... ¿Si no se alegra de verme?. Tendrías que habermelo dicho —exclamaba.
Jungkook fruncia su ceño—. No sé cuándo me volví el más listo de los dos, pero es muy estúpido lo que acabas de decir. Y esto no se trata de nosotros... Sino de él. Solo estamos aquí, para acompañarlo.
Cuando finalmente se encontraban detrás de Kim SeokJin, Jungkook carraspeaba su garganta. El arquitecto había llegado aproximadamente hacía unos diez minutos y sabía que Jungkook estaba en camino, por lo que al girarse, con el objeto entre sus manos, lo hacía con una sonrisa nostálgica, pero quedaba helado cuando veía que TaeHyung también estaba allí.
Sus dedos se aferraban a la pequeña urna de 6'' en sus manos.TaeHyung abría sus ojos, ahora entendía que estaban haciendo allí.
SeokJin soltaría lo último que tenía de Jimin.
—Boxy... —susurraba.
TaeHyung alzaba la vista—. Hola —susurraba con dulzura, pero se mantenía en su lugar.
Jungkook sentía la brisa fresca y con sabor a sal golpear su rostro.
—Es pequeña —mencionana, haciendo alusión a la urna que traía SeokJin.
El castaño sonreía—. Solo es una parte de él —respondía, luego se giraba para darles la espalda de nuevo.
Jungkook le hacía seña a TaeHyung de pararse uno a cada lado del arquitecto y así lo hacían. El muelle era alto, justo dando a la aguas que golpeaban contra los postes y las rocas. El clima era cálido, pero se sentía una melancolía en el aire que obligaba a los tres tener que pasar saliva.
—El último deseo de Jimin era que arrojará parte su sus cenizas aquí... Umm, nosotros pasamos nuestra luna de miel en esta playa... —comenzaba a contar. Ambos amigos lo escuchaban en silencio—. Recuerdo que le había pedido que por favor no me obligará a hacer algo que pareciera vandalismo y ciertamente no sé cómo se ve esto, pero agradezco que no haya gente alrededor —exclamaba susurrando.
TaeHyung y Jungkook sonreían. Ellos sonreían y miraban a SeokJin, tenía la pequeña urna entre sus manos, sus ojos húmedos, pero una dulce y pacífica sonrisa.
—Debí haberme desecho de esto al instante en el que él se había ido. Ese era el trato —exclamaba—. Me hizo prometerle que no me quedaría con esto, lo consideraba extrañamente morboso y deprimente, pero tampoco quería ese tipo de velorios en la que su cuerpo sin vida está un par de horas entre familia y amigos. Diablos, Jimin no quería eso, la cremación había sido decisión de ambos, pero rompí la promesa al retenerlo todo este tiempo conmigo...
TaeHyung pasaba el nudo en su garganta, Jungkook no estaba diferente.
—No rompiste la promesa —mencionaba el azabache.
—Solo te llevó un poco más de tiempo —añadía Jungkook.
SeokJin sonreía y asentía. Esto se sentía más liviano de lo imaginado, quizás tener a TaeHyung a un lado y a Jungkook del otro, era lo que lo mantenía cuerdo. Y sabía que a pesar de que una parte de Jimin estaba en esa diminuta urna, él ya no estaba allí. No su esencia, no su memoria. Suspirando y no pudiendo evitar que sus ojos se aguaran de igual forma, abría la pequeña urna y susurraba:
—Perdón por haberme aferrado tanto tiempo a tu recuerdo. Perdón por no haber sido lo suficientemente fuerte para levantarme del pozo de la desesperación y depresión.
TaeHyung relamia sus labios, sus ojos se humedecían y su garganta se cerraba.
—Muchas palabra se me quedaron atoradas en la garganta cuando te fuiste, a pesar de haberlas dicho todas. Me sentía triste, furioso... Te odie por un momento y me odie a mi mismo por haber sentido ese sentimiento. Por haberme sentido abandonado y solo, cuando aún había gente a mi alrededor, pero ninguno eras tú...
Jungkook limpiaba la primera lágrima que había derramado. SeokJin, no ocultaba las suyas, sorbiendo su nariz, continuaba soltando palabras que había guardado por mucho tiempo.
—Estoy seguro que te volveré a ver, me lo prometiste. Y aún me visitas alguna que otra vez en sueños, pero ya no me siento triste al verte, te disfruto... M-me sonries y tú te vuelves a ir —susurraba con un roca que parecía no poder pasar su garganta. Agradecía que ninguno de los chicos dijera nada—. No estoy llorando de tristeza, solo que este es el paso final para dejarte descansar en paz. Me tarde en entender todo esto y aún sigo sin comprender porque sucedió de esta forma, pero sigo dando gracias porque por un breve tiempo, nos amamos fuerte y sincero. Hay gente que vive toda una vida sin encontrar lo que tú y yo tuvimos... Fuiste mi mejor amigo y ahora tengo a alguien más que estoy seguro te agradaría —mencionaba, mirando a Jungkook con una sonrisa en sus labios. Notaba que el chico tenía los ojos llorosos y las pestañas húmedas, Jungkook le devolvía la sonrisa melancólica—. Es muy descarado, pero siempre me hace sonreír con sus locuras —afirmaba, volviendo su vista al inmenso mar que se abría frente a él.
TaeHyung incluso había sonreído por la forma en que había mencionado a Jungkook. Ahora lo veía suspirar sonoramente. SeokJin se sentía cada vez más ligero.
—La vida sin tí se sintió, por un largo periodo de tiempo, como un asco. No quería seguir... Sentía que te habías llevado todo de mi, lo mejor y lo peor, dejándome como un recipiente vacío sin nada más que ofrecer y sin ganas de tomar nada que quisieran ofrecerme —mencionaba—. Te amé desde el primer momento en que te vi y sabía que jamás me volvería a sentir de esa forma. Jamás volvería a amar como te amé, jamás —susurraba. Relamia sus labios y aspiraba el aire salado que se colaba en sus papilas gustativas y giraba a ver a TaeHyung, finalmente—. Pero resultó ser que estaba equivocado —TaeHyung lo miraba con sus ojos húmedos, las lágrimas ya estaban bañando sus mejillas—. Resulta que todavía tengo amor para dar... Y enamorarme de nuevo fue mucho más simple de lo esperado, muy sorpresivo y poco común.
TaeHyung abría su boca y la cerraba, sin saber que decir con exactitud. Pero optaba por esperar, SeokJin aún no terminaba de despedirse. Pero su corazón estaba como loco dentro de su caja torácica. Los ojos de SeokJin decían tanto, igual que sus propias palabras y TaeHyung sentía que se ahogaba en ese mar de sentimientos, hasta que el arquero volvía a girar su rostro.
—Sé que ahora vas a estar en paz, sabiendo que pude seguir adelante... —hasta ese instante, había estado con sus codos sobre el barandal de madera, por lo que se erguía, suspiraba y exclamaba—. Te dejaré descansar, mi amor. Y siempre te voy a amar, nos veremos algún día. Pero por ahora, no deseo que se tan pronto como antes —sonreía. Y luego de eso, volteaba con sumo cuidado la urna, dejando que el viento se llevará en dirección al mar las cenizas que tenía de su esposo.
No había titubeando, no le había temblado el pulso y no sentía un dolor en su pecho. Él estaba también en paz.
Luego de eso, se quedaba unos minutos mirando al mar, ninguno había dicho nada. Esperando, dejándole al arquitecto procesar su despedida, hasta que se giraba en dirección a Jungkook, el pelinegro le sonreía con dulzura.
— ¿Mejor? —preguntaba—. ¿Necesitas un abrazo? —soltaba, abriendo sus brazos.
SeokJin sonreía y sucumbía al abrazo de su amigo. Jungkook presionaba y sobaba su espalda. SeokJin suspiraba sonoramente.
—Gracias por estar aquí...
—Es lo que hacen los amigos —mencionaba—. Y encima te traje un obsequio para la ocasión —mencionaba, cortando el abrazo y señalando a TaeHyung detrás de ellos, tomando la urna de SeokJin exclamaba—. Dame esto, estaré esperandolos en el auto — sonriente comenzaba a alejarse.
Cuando SeokJin finalmente veía a TaeHyung, el azabache secaba sus lágrimas. Sus mejillas aún estaban húmedas y se quedaba casi petrificado cuando sentía la mano de SeokJin acunar su rostro y limpiar una última lágrima con su pulgar.
El tacto se sentía cálido, dulce... Tan perfecto y correcto. De repente, no parecía como si hubiese pasado tanto tiempo desde la última vez juntos.
—Yo-... —TaeHyung se callaba nuevamente, no estaba seguro que decir al respecto.
—Tú no tienes que responder —mencionaba SeokJin, acercándose a él con lentitud, su otra mano se iba a la espalda baja de TaeHyung y notaba como las manos del chico se aferraban a sus caderas.
—Tú dijiste... Tú dijiste esas cosas —susurraba sin fuerzas. Ahora sentía que lloraría por el simple hecho de saber que SeokJin sentía más que simple cariño.
El arquitecto lo miraba con ternura—. Sé lo que dije y no me arrepiento. Es la verdad —afirmaba.
TaeHyung sentía sus ojos humedecerse por enésima vez, su voz saldría quebrada lo sabía, pero él tenía que decirlo—. ¿Por qué dijiste eso sí te vas a ir de nuevo?
SeokJin llevaba la mano de su mejilla a su nuca y enredaba sus dedos en su largo cabello rizado, lo atraía hacia a él y juntaba sus labios en un roce suave. Saboreando el inferior y tirando de él para que TaeHyung le permitiera realmente besarlo.
El azabache no podía creer que tenía la boca de SeokJin sobre la suya, besando, chupando... Su lengua metiéndose p en su cavidad, dejándole tomar posesión de esta mientras la suya era suave y casi tímida. SeokJin lo estaba verdaderamente besando, llevándolo al cielo con ese beso tan dulce y bien dado. TaeHyung se estaba derritiendo y sentía que tenía que agarrarse más fuerte, así que subía sus brazos para enroscar uno por la cintura de SeokJin y el otro alrededor de su cuello.
Ahora no quería despegarse ni pensar cuanto tiempo tendrían esta vez. Él solo se fundía en ese beso. Hasta que sentía que ya no podía respirar y se separaba a duras penas. No estaba seguro si se habían besado un largo tiempo o qué, pero sus labios estaban hipersensibles, su corazón también.
— ¿Cuándo te vas de nuevo? —preguntaba a escasos centímetros del castaño.
SeokJin lo miraba y acomodaba su cabello sin apuro. El viento fuerte de la costa lo estaba despeinando.
—No me voy a ningún lado —respondía finamente.
TaeHyung sentía su respiración pesada, casi no pasaba el aire por sus pulmones.
—No juegues —decía sin aliento.
— ¿Cuándo jugué? —preguntaba SeokJin con dulzura y aquella dulzura rompía a TaeHyung en llanto.
Sus lágrimas caían y Seokjin las secaba—. Oye, hey... ¿Es una mala noticia? ¿No te agrada la idea?. Boxy, dí algo... —susurraba.
TaeHyung relamia sus labios salados, por culpa de sus lágrimas.
— ¿Lo dices en serio? ¿Tú vivirás aquí?
SeokJin asentía—. No me hallo en Australia, ya no lo siento mi hogar, pero tú no tienes que responderme nada de nada... Lo que dije, es lo que siento, pero no te estoy orillando a que seamos algo, hay tiempo.
TaeHyung lo miraba—. Tiempo —repetía.
—Todo el tiempo del mundo. No hay apuro, no siquiera tienes que dejar tu viaje místico, pero yo estaré aquí...
TaeHyung parpadeaba con letargo, lo miraba, estudiaba sus rasgos y luego exclamaba—. Tengo opciones.
SeokJin le sonreía—. Por supuesto que las tienes
—Te quiero a ti —respondía.
SeokJin sonreía—. Me tienes. Sin apuro, ni presiones... Hay tiempo.
TaeHyung iba a replicar con la misma frase, pero a la distancia se escuchaban los bocinazos de Jungkook que, al verlos tan juntos, sabía que simplemente esos dos estaban y estarían bien.
— ¡¿Vamos a comer o qué?! —gritaba a la distancia.
SeokJin comenzaba a reír y TaeHyung negaba con su cabeza.
—Dios. Lo adoro —mencionaba el castaño.
TaeHyung se alejaba, lo tomaba de la mano y comenzaba a tirar de él para ir en dirección al auto.
—Vamos a ver cuánto te dura el cariño si piensas quedarte aquí... —se mofaba TaeHyung, llegando finalmente al auto.
Jungkook los miraba con una sonrisa sincera, divertida y dulce.
—Jungkook tiende a ser un poco insoportable —mencionaba el azabache.
Jungkook se encogía de hombros—. Si no fuera por mí, tú estarías llorando en esta parte de mundo y tú seguirías viviendo en Australia... Así que muevan esos culos, suban al auto que tengo hambre y más les vale darme algo realmente genial para este cumpleaños.
TaeHyung abría la puerta del asiento trasero mientras se metían ambos, riendo por la desfachatez del pelinegro.
— ¿Namjoon cuenta como un buen regalo? —se mofaba SeokJin, tirando de TaeHyung, para que se apoyará en él.
Jungkook fruncia el ceño y se giraba—. ¿Me vieron cara de chófer? —TaeHyung abultaba sus labios y se aferraba a SeokJin—. Aish, de acuerdo... Lo dejaré pasar porque tengo hambre y... —alzaba su dedo índice señalando a SeokJin—. Ya pasé por las tierras de Namjoon, dame algo nuevo. Soy tu mejor amigo... No seas tacaño conmigo.
SeokJin comenzaba a reírse sonoramente, TaeHyung negaba con su cabeza por la desfachatez de Jungkook, esta no tenía límites. Cuando el auto arrancaba y ambos chicos discutían sobre que y a dónde comer, SeokJin los observaba discutir sonoramente y no podía evitar sonreír. Este era su lugar.
Aquí era dónde pertenecía. No se había equivocado, ellos se habían vuelto su nuevo hogar luego de sentir que Australia ya no lo era, sus seres amados ya no estaban allí, estaban con él. En su corazón, en su memoria. Donde fuera que vaya, el recuerdo de Jimin se iba con él. En paz, tranquilo... Para cuando él quisiera visitarle, pero por primera vez, sentía que podía darle un respiro, mirar a su alrededor y simplemente disfrutar de la segunda oportunidad que la vida le había dado.
Hacía mucho que no se sentía de esta forma. Contenido, cuidado y feliz. Verdaderamente feliz.
Fin.
Muchísimas gracias por apoyo y el aguante. Fue una historia con mucho Angst y con un juego de emociones que no sé si me salió bien, pero lo intenté. Siempre dando lo mejor e intentando avanzar y mejorar para que me sigan eligiendo.
Y si se preguntan con quién se quedó, pues para mí, se quedó con ambos. De diferentes maneras, pero con ambos chicos porque los dos le hacían bien de una forma u otra.
Con amor Niñita NanyKoo ✨
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