31- thirty one

SeokJin se encontraba repensando la propuesta de Jungkook. Un parque de diversiones no era su jodido estilo desde que había pasado la mayoría de edad. Pero la idea sonaba divertida, viniendo del pelinegro que, le había hecho todo una propuesta casi más profesional que una oferta de laboral y le había mencionado que tenía una sorpresa para él.

Era tan extraño recibir un tipo de mensaje así, nadie le daba regalos sorpresas desde hacía ya un tiempo y la sola intención del chico le hacía sentirse cálido. No es que en Australia estuviera completamente solo, aún estaban los padres de Jimin que eran su segunda familia, pero inevitablemente se habían distanciado un poco. Él era un extraño recuerdo de que su hijo ya no estaba aquí, pero también le habían agradecido hasta el cansancio que en un corto lapso de tiempo, él lo había amado, cuidado, mimado y dado cada capricho que había estado a su alcance para que Jimin supiera lo que era el amor verdadero.

Aún así, les dolía. Por su parte, tenía amigos de sus padres que con el tiempo se habían vuelto una familia secundaria, porque tanto su madre como padre habían salido de Corea por poco y sin nada. Solo para comenzar de cero sin tanta gente que no los quería juntos, por lo que a SeokJin ni siquiera le interesaba si había abuelos, tíos o primos de sangre aquí.

Y volviendo a su solitaria vida, agradecía que Jungkook no lo hubiese pateado como un perro de la calle, quizás inconscientemente, estaba necesitado de este tipo de afecto. JinYoung era lo más cercano que le quedó de Jimin y había estado allí para él, pero tenía una vocación que a veces ni siquiera le permitía pasar tiempo con su propia familia, mucho menos con él. Por eso había valorado que corriera de inmediato por él a Corea del Sur para arrastrar su culo de nuevo a Australia.

Pero de nuevo, se sentía como algo renovador el cariño del pelinegro. Tanto pensamiento profundo lo había llevado a decidir que el parque era una buena opción. Luego él lo llevaría a comer y anunciaría la malas nuevas que no alegrarían al pelinegro, pues ciertamente, tampoco le alegraban a él y era lo que lo tenía tan desconcertado.

Tomando su móvil, marcaba el número del chico de ojos brillantes.

- ¡Jin Hyung! -atendía con esa alegría casi contagiosa.

-Bambi... ¿Molesto?

-Para nada, salía de la oficina ¿pensaste en mi propuesta o debo ir a convencerte en persona?

SeokJin reía sonoramente-. Me agrada la idea, aunque ¿cómo un parque de diversiones me hará un hombre nuevo? -se mofaba del plan de Jungkook con sumo cariño.

Sutilmente muy debajo de sus cicatrices, Jungkook le estaba mostrando que no estaba viviendo desde que Jimin se había ido. Le había mostrado que no sonreia tan a menudo como lo había hecho en los últimos días. Él realmente estaba haciendo un hombre nuevo de él.

-Solo quiero que me recuerdes con una sonrisa y que lo que hagas aquí, lo pongas por obra en Australia. Eres joven Jin Hyung, y aún estás vivo -susurraba al otro lado de la línea.

Aquello había atravesado a SeokJin de una forma dolorosa y a la vez positiva. Removiendo viejos recuerdos para bien, recordando la promesa a Jimin aquella noche entre sus brazos. Recordando otra cosa que le había pedido cuando ya no estuviera aquí, lo cual sería una máxima prueba para saber que lo soltaría y lo recordaría con una sonrisa y no aferrarse a él para intentar sobrevivir de forma errónea como lo venía haciendo hasta antes de su accidente.

Ese choque había cambiado su vida. Había un antes y un después de eso. De Jungkook y de TaeHyung. Y él estaba agradecido por eso. Aún no entendía como se habían entrelazado entre los tres con poco tiempo de conocerse, pero simplemente había sucedido. A veces la gente conecta en años, otros en meses y algunos en días. Simplemente no hay una regla tácita que te diga cuándo es correcto encariñarse con alguien nuevo. A veces sucede y nace natural. A veces no, pero aquí había sucedido. Así de simple. Así de bueno para recordar siempre con una sonrisa que, esos dos hombres lo habían cambiado. Jimin también, siempre tendría su habitación forjada de oro en su corazón, mente y vida. Pero debía de darle crédito a esas dos personas que habían puesto su mundo y sentimentos de cabeza cuando creía que jamás volvería a suceder.

-Tienes razón, Bambi. Aún estoy con vida -respondía con una sonrisa suave que Jungkook no podía ver, pero que sabía que estaba allí-. Aparte hablaste de una sorpresa, no puedo esperar.

-Perfecto, iré por ti temprano. Será un día soleado y cálido, perfecto para divertirnos -mencionaba Jungkook.

Luego de eso, se despedían y Seokjin se sentía tentado a mandarle un mensaje o llamar a TaeHyung. Ya no le quedaba nada de tiempo y no quería irse de allí sin ver ese bonito rostro una última vez. Pero, lo haría luego de hablar con Jungkook y darle la noticia que tenía para él. No iba a dejarse consumir por la ansiedad, él seguía poniéndose en los zapatos de TaeHyung. No lo forzaría a verlo, pero haría un último pacífico intento.

El día era precioso, SeokJin un jean negro y remera blanca, mientras dejaba que el resplandor del sol golpeará su rostro mientras esperaba por Jungkook cerca de la calle más tranquila alrededor de su apartamento. Eran las once y estaba listo para disfrutar el día, sin pensar en que era el último. Cuando una bocina sonaba, llamando su atención sabía que Jungkook había llegado, por lo que se dirigía al auto con una sonrisa resplandeciente y era recibido por una igual.

- ¿Esperaste mucho? -preguntaba el pelinegro. SeokJin negaba-. Bien, entonces, prosigamos.

Cuando el auto arrancaba, notaba que Jungkook llevaba un jean azul oscuro con roturas, una zapatillas negras con gran plataforma y remera negra básica. Él siempre se vería bien ante los ojos de SeokJin. Los minutos pasaban y la música sonaba debajo de conversación vanales y relajadas. Pero SeokJin se sentía como un niño de doce, ansioso y curioso.

- ¿Y cuál es mi regalo que tanto presumiste y mencionaste? -exclamaba, mirando alrededor del auto del pelinegro, pero no encontrando nada que llevara un papel de regalo envuelto o algo similar.

Jungkook lo veía curioso y adorable, por lo que apretaba sus labios evitando reír-. Cuando lleguemos al parque. Ahora no.

SeokJin fingía un puchero-. No debiste decirme que tenías un regalo para mi -exclamaba-. Soy jodidamente curioso.

-Ya veo -reía divertido.

Cuando llegaban a las puertas del Lotte World, el cúmulo de gente tenía a SeokJin sorprendido. Había escuchado sobre este parque temático, pero jamás se le hubiera ocurrido visitarlo en su estancia momentánea. Jungkook ponía una mano en su hombro y lo miraba divertido.

-Vamos, no necesitamos formar fila -mencionaba tranquilo.

Y SeokJin agradecía, o eso les robaría todo el mediodía, ya suficiente con las filas que debería de hacer adentro seguramente. Aunque si la idea era simplemente caminar por ese inmenso lugar, SeokJin también estaba a bordo. Parecía sacado de un cuento de fantasía, la euforia y emoción de la gente alrededor suyo era contagiosa. Jungkook lo miraba como observaba todo atontado y era adorable su expresión de "primera vez".

Cuando llegaban cerca de la boletería, Jungkook sacaba su teléfono y hacía una llamada. SeokJin lo miraba confundido y expectante.

-Nos dejarán pasar -afirmaba.

- ¿Y eso por qué? -preguntaba curioso.

Jungkook alzaba su dedo-. ¿Flaquita? ¡Si! Ya hemos llegado con Jin Hyung, perfecto... Te espero aquí.

Cuando cortaba SeokJin alzaba las cejas-. ¿Rose trabaja aquí?

Jungkook fruncia el ceño-. No, no. Ella es profesora. Su tío trabaja aquí, me facilito las entradas a mitad de precio y podemos pasar evitando el tumulto de gente eufórica -alzaba sus cejas divertido.

-Las ventajas de un romance fructífero -se mofaba SeokJin.

Jungkook reía sonoramente-. Dios, no es así... Ventajas de buenas folladas, somos buenos amigos y amantes -se encogía de hombros con una sonrisa perezosa, justo segundos después la susodicha aparecía.

- ¡SeokJin! -la chica cómo era de esperarse, se colgaba del cuello del castaño y este le devolvía el abrazo afectuoso. Si, Rose y Jungkook eran muy similares.

- ¡Flaquita, te debo una! -mencionaba el pelinegro, saludando a Rose, acción que llamaba la atención de SeokJin porque ningúno se había besado en la boca.

Se habían abrazado y sonreído mutuamente, pero nada romántico o cómplice para follar aproximadamente todos los fines de semana. Al parecer, realmente no era nada serio y Rose estaba tan comoda con eso como lo estaba Jungkook.

Él realmente no entendería nunca a la juventud de hoy. Aunque no era veinte años más grande que esos chicos, pero a la edad de ellos, ya estaba con Jimin. Y también sin él.

-Vamos, tengo el regalo para ti adentro -mencionaba Jungkook-. ¿Qué te parece si primero comemos algo? Hoy salí sin desayunar -exclamaba tocando su obdomen.

Rose por su parte ya los había dejado, no había ido con Jungkook y no se quedaría con él.

-Tú y Rose realmente tienen las cuentas claras ¿no? -preguntaba.

-Pareciera ser que no dejas de sorprenderte al respecto, pero si. Las cosas están más que claras, ella me ayudó con las entradas y el acceso fácil gracias a su tío. Nos llevamos bien -mencionaba encogiéndose de hombros y llegando a uno de los puestos de comida con mesas afuera y muy pintoresco-. La comida aquí es deliciosa, tomemos una mesa -exclamaba.

SeokJin sonreía y asentía. Cuando finalmente ocupaban un lugar, tomaban el menú y elegían lo que iban a comer. Justo en ese entonces, Jungkook alzaba la vista y frotaba sus manos como un villano con una excelente plan en marcha. SeokJin entrecerraba sus ojos divertido.

- ¿Qué contigo? -exclamaba el arquitecto, viéndolo sonriente.

-Tengo tu sorpresa -mencionaba con una sonrisa ladina que tiraba de la comisura de sus labios.

SeokJin alzaba las cejas, no lo veía tener nada en sus manos, ni en sus bolsillos. Su rostro denotaba sorpresa y confusión para el pelinegro, hasta que una voz grave resonaba tras ellos.

- ¿Hay lugar para uno más?.

El corazón de SeokJin no tendría que haber latido tan de prisa como lo había hecho, pero estaba sucediendo. El asunto pendiente, antes de dejar Corea del Sur, estaba, al parecer parado tras él. Jungkook sonreía de oreja a oreja mientras daba unas palmaditas que eran del tipo burlescas mientras SeokJin parecía aún estar en shock, hasta que decidía girar lentamente para ubicar al portador de la voz grave.

Cuando lo hacía, veía a TaeHyung con un pantalón de vestir negro, sleppers de cuero, una boina del color de su pantalón y una camisa blanca que le bailaba, sin adherirse a su cuerpo, metida dentro de sus pantalones. Obviamente los lentes eran parte de ese outfit simple que, lo hacía verse muy bien de todas formas. Llevaba consigo un pequeño bolso de cuero cruzado, también negro y sus manos yacían en sus bolsillos.

- ¿Me tarde? ¿Pidieron sin mi? -preguntaba con una dulce sonrisa.

-Yo llamaré a la camarera -mencionaba Kook, levantando su mano y haciendo que la chica volviera, el pelinegro notaba como SeokJin se ponía de pie, aún sin decir nada, pero con TaeHyung viéndole con cierta dulzura y timidez, por lo que tomaba el mando y pedía por su amigo.

-Boxy... -susurraba SeokJin con una sonrisa cálida, finalmente.

Dios, TaeHyung ya tenía su presión sanguínea en la cima, por poco y hubiera pensado que SeokJin no estaba tan feliz de verlo o solo era su inseguridad.

-Bien, mientras ustedes toman el coraje de saludarse, iré al baño ¿de acuerdo?

SeokJin giraba y veía a Jungkook ponerse de pie, le sonreía con la misma calidez con la que había sonreído a TaeHyung y musitaba un suave "Gracias" al que Jungkook respondía asintiendo con su cabeza y salía en dirección al baño.

Cuando SeokJin giraba nuevamente, TaeHyung justo alzaba sus lentes por el puente de su nariz y le sonreía a medias. No era una sonrisa seca, solo incómoda, podía sentir que el chico cargaba con cierta culpa.

-Es un día hermoso ¿no crees? -preguntaba TaeHyung.

-Lo es -respondía SeokJin, atreviéndose a dar el primer paso seguro y sorprendiéndose cuando TaeHyung había aterrizado en sus brazos tan repentinamente, apretándolo con sus dos extremidades. Una alrededor de su cuello, la otra en su cintura.

Y luego de tenerlo aprisionado, suspiraba sonoramente.

Aquello había robado una sonrisa del arquitecto, el chico apenas había hecho un suave ruidito que dejaba en evidencia lo mucho que "parecía" haberlo extraño y mentiría si dijera que él no lo había hecho. Le devolvía el fuerte apretón y sentía la nariz y labios de TaeHyung rozar la piel sensible de su cuello.

Piel de gallina le provocaba la inhalación y exhalación del chico en la zona sensible. Luego aspiraba fuertemente para poder finalmente respirar, al parecer lo había contenido por la extraña tensión del momento, pero algo había cambiado.

El aroma de TaeHyung era diferente. Dulce, suave... Fresco. Y SeokJin enterró su rostro en el cuello del chico y lo aspiro sin tapujos ni vergüenza.

TaeHyung no olía a Jimin, TaeHyung olía a TaeHyung. Su aroma era diferente y le gustaba, le gustaba en demasía saber cómo olía ahora, este era "su" aroma y no le recordaría a su difunto esposo. No iba a entremezclar sensaciones y sentimentos. TaeHyung olía dulce, con un deje cítrico natural y suave, quizás era demasiado estúpido intentar memorizar su aroma, pero aquello del azabache había sido lo primero que había llamado su atención, dejando de lado lo hermoso que era, su aroma lo había vuelto loco antes de recordar claramente y luego lo había hecho sentirse confundido. Ahora, no lo estaba. La sensación cálida seguía allí y tendría la gratitud de recordar luego cómo TaeHyung olía.

-No iba a irme de aquí sin antes hablar contigo de todas formas -susurraba SeokJin.

TaeHyung apretaba sus ojos húmedos y reía con su garganta hecha un nudo, tenía que recuperarse antes de cortar el abrazo, por lo que abría sus ojos y dejaba que la brisa los secara.

-Dale crédito a Kook, fui muy lento y estúpido -mencionaba, listo para soltarlo.

¿Estaba realmente listo para lo que eso significaba en profundidad?.

Cuando SeokJin aflojaba sus brazos y se alejaba, sus rostros quedaban a centímetros largos. Pero podían contemplarse sin apuro, recorriendo el rostro del otro. SeokJin realmente lo había extrañado y TaeHyung, al ver al arquitecto sabía que, la distancia no le había ayudado a superar absolutamente nada. Seguía tan inmerso en el mar de sensaciones que SeokJin le hacía sentir que, suspiraba casi rendido con él mismo.

-Jamás pensé que fueses estúpido -mencionaba el castaño, apretando su hombro con cariño y tomando sana distancia de TaeHyung para volver a la mesa.

Cuando lo hacían, Jungkook volvía del baño, el pelinegro se veía sonriente y relajado. Cuando llegaba a la mesa los miraba con una sonrisa de puros dientes.

- ¿Estamos bien? -preguntaba sin tantas vueltas.

TaeHyung y SeokJin se miraban y le sonreían asintiendo-. Estamos bien, Bambi -respondía el mayor.

Y lo estaban, se sentía mejor de lo esperado por estar a punto de compartir un día con ese par. Y habían comenzado por la comida, Jungkook era el lider de charlas relajadas y risas esporádicas. TaeHyung se veía como en el inicio para SeokJin, tan introvertido y adorable, mientras que Jungkook seguía siendo el mismo personaje extrovertido y llamativo.

Al inicio luego de la comida, habían optado por caminatas y atracciones tranquilas, hasta que habían llegado a la pista de patinaje y tanto el arquitecto como el pelinegro se veían demasiado emocionados al respecto, lo cual, era una mala señal para TaeHyung quien, veía la pista con mucha gente patinando como profesionales en ella. Divertidos, otros pocos cayendo, pero diablos él no sabía ni como dar dos malditos pasos.

- ¡Vamos cosita, quita esa cara de susto! -exclamaba Jungkook-. Pediré tres pares de patines, ya vuelvo.

SeokJin asentía sonriente y miraba la pista con entusiasmo, mientras que TaeHyung lo miraba a él sonreír. Al parecer, si daba resultado el plan de Jungkook y de hecho esperaba que lo hiciera, antes de poder apartar su mirada, SeokJin ya estaba viéndole con una sonrisa dulce.

- ¿Por qué esa cara, Boxy? -mencionaba el castaño.

TaeHyung se sentía descubierto, seguro y tenía cara de estúpido enamorado. Había evitado mirar a SeokJin con esos ojos de borrego eternamente encantado, pero al parecer se le habia caído la careta.

- ¿Mi cara? -repetía.

Dios, el TaeHyung del inicio estaba de vuelta.

-Tienes cara de susto -exclamaba SeokJin y TaeHyung suspiraba aliviado.

-Oh -soltaba una risita incómoda, mientras se quitaba y volvía a poner su boina-. Soy malo en esto, Jin Hyung... No sé ni como dar dos pasos, será vergonzoso.

Había hablado en puchero, casi rogando que por favor no lo hicieran meterse a esa pista.

- ¿Me estas diciendo que no anduviste en rollers en tu infancia? -preguntaba divertido.

TaeHyung chasqueaba su lengua y se volvía rojo de la vergüenza-. Es obvio que no, pero si jugué bajo la lluvia lleno de barro y mojado, antes de que digas que no tuve infancia... Solo tenía problemas con patines, patinetas y rollers -se quejaba-. Aterrizaba sobre mi culo, terminaba hinchado. No es como si no lo hubiese intentado, lo hice. Pero cuando no sirves, no sirves. Créeme.

SeokJin sonreía por la seriedad mortificante con la que TaeHyung había hablado, mientras sus brazos descansaban sobre los barandales que rodeaban la pista. Luego de eso, su vista estaba dirigida a las personas, pero era imposible ignorar el hecho de que SeokJin lo estaba mirando fijamente.

- ¿Qué? -preguntaba tímido, alzando sus lentes por el puente de su nariz.

«Tan bonito» pensaba SeokJin, pero luego miraba la parte trasera de TaeHyung algo divertido. El azabache fruncia sus cejas confundido y tímido.

-Las caídas dieron su fruto -decidía soltar un chiste que, hacía a TaeHyung enrojecerse de forma furiosa-. ¡Te sonrojaste! -se mofaba el mayor.

TaeHyung ponía sus palmas frías sobre sus mejillas-. ¡Porque me dijiste eso! ¡Aish! esto es estúpido, no sé porque mi cuerpo reacciona así -exclamaba, frotándose el rostro y viendo cómo SeokJin reía deliberadamente de él, incluso acercándose más inconscientemente-. No es como si nunca me hubieses visto desnudo -soltaba repentinamente.

SeokJin dejaba de reír, TaeHyung le estaba mirando demasiado fijo incluso sorprendido con lo que había salido de su propia boca. El recuerdo de la ducha compartida había vuelto con tal poder a la memoria de ambos. Flashes de sus cuerpos mojados frotándose, de TaeHyung rogando algo que SeokJin no había querido darle. De los besos compartidos. El ambiente se había vuelto tenso, acalorado... Extraño.

- ¿Sucede algo? -preguntaba Jungkook tras ellos.

Inmediatamente habían saltado alejándose del otro como si estuvieran quemándose con algo. Jungkook había apretado sus labios, solo para evitar sonreír por la actitud de ambos. Era extraño que no se sintiera incómodo o herido. Bueno nunca se había sentido "herido". Si había estado la incertidumbre de no saber qué mierda le estaba pasando con respecto a SeokJin.

Siempre se había encargado de mostrarse relajado, nunca afectado. Nunca había estado tan afectado a decir verdad, era más lo desconocido de sus propios sentimientos. Él era más sincero consigo mismo de todos modos, no como TaeHyung, quien aparte podría llegar a estar más afectado si él haciera algún movimiento con SeokJin, pero lo extraño era que, podría haberlo hecho esas dos semanas en las que había tenido la atención del arquitecto solo para él. Sin embargo, no le había nacido en absoluto, por supuesto no era ciego y SeokJin seguía siendo, fácilmente, el tipo más candente que lo había puesto duro con facilidad.

Y quizás albergaba fantasías salvajes, pero la verdad era que con el tiempo pasado juntos, había descubierto que tenía sentimientos puros de cariño, afecto. Como había desarrollado por TaeHyung-con un poco más de lujuria-quizas al fin de cuentas, era su lado libertino que no le permitía volverse demasiado serio sobre alguien.

-De acuerdo ¿Listos para patinar? -preguntaba como si no hubiese visto lo exageradamente que habían saltado los otros dos para alejarse.

TaeHyung lo miraba con un puchero vistoso y ojos de ruego mientras negaba con su cabeza-. Vayan ustedes, yo los filmare y tomaré fotos -exclamaba.

Jungkook ponía rostro de aburrido-. Ah, no. No vinimos hasta aquí para eso. Vas a entrar

- ¡No sé patinar! -exclamaba mientras negaba.

-Yo te sostendré -mencionaba SeokJin a su lado. TaeHyung volteaba el rostro y lo tenía a centímetros, luego sentía el brazo de este a su alrededor. Su cuerpo se tensionaba nuevamente y quería maldecir porque, al parecer, seguía teniendo un efecto peculiar en él y no cooperaba con sus ganas de superarlo.

¿Qué iba a hacer cuando SeokJin ya no estuviera allí?. Tenía que sacudirse esos estúpidos sentimientos sin futuro alguno.

TaeHyung patinando 💜 Jin y Kook cuidándolo 💜

Con amor Niñita Nany 💜

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