29- twenty nine

「SeokJin había sido un niño prodigio que, había saltado los últimos tres años de preparatoria para iniciar la universidad. Por lo que con veintiún años él había tenido una baja y una alta al mismo tiempo. Por un lado ya estaba saboreando lo que era vivir de su carrera actual, por el otro, había sufrido la perdida de su padre, por culpa del cáncer.

Y a los veintidós años de edad, Park Jimin había entrado a su vida, cuando la empresa en la que trabajaba actualmente eran los encargados de las remodelaciones del estudio de baile del que los Park eran dueños.

Cuando SeokJin había interactuado con Jimin, lo catalogaba como el tipo más lleno de vida al que había tenido el placer de conocer. La energía de éste para hacer su trabajo en obras y bailes en los que era elegido por ser uno de los mejores bailarines que representaban a la escuela de arte en la que había crecido, era contagiosa. Para los ensayos y para las clases que daba en el estudio de sus padres, él inspiraba y alentaba al resto.

SeokJin adoraba la vitalidad que tenía y como la contagiaba junto con su sonrisa de los mil demonios que, te podía volver el hombre más estúpido del planeta. Solo asintiendo a lo que salía de sus labios y la forma en que sus ojos brillaban cuando contaba algo, compartía una idea o simplemente pasaba el tiempo contigo. SeokJin se había enamorado irremediablemente a primera vista y no podía estar más agradecido con la vida por haberle permitido compartir su tiempo con un hombre como Jimin.

A SeokJin le había tomado siete meses de relación amorosa, para que un día decidido, saliera a elegir sus anillos de boda, listo para una propuesta en la que no había practicado ni una maldita palabra. Él solo se había ido a dormir una noche, después de una bellísima actuación que Jimin había hecho con su grupo de ballet. Había sido grandemente ovacionado, todos sabían que tenía un futuro brillante y SeokJin quería verlo brillar y sonreír así, por siempre.

Por lo que, al día siguiente estaba listo para pedirle matrimonio a quien se había vuelto no sólo su novio, sino su compañero y mejor amigo en un corto lapso de tiempo-para los incrédulos en el amor-Jimin se había convertido en una de las personas que más admiraba en el mundo. El castaño estaba seguro que su madre hubiera estado feliz del gran paso que estaba dando. Mientras ésta había estado con vida, adoraba a Jimin, quien había sido el soporte del castaño en el segundo momento más difícil vivido, la perdida de su madre, cuando él llevaba cinco meses de relación con Jimin y éste no había dejado su lado en ningún momento. Siendo su mayor consuelo en un momento tan difícil que, jamás podría explicar con palabras, a menos que hubieras tenido el infortunio de perder a quienes te dieron la vida a temprana a edad como SeokJin lo había experimentado.

Y todo ese cúmulo de sentimientos fuertes y situación, vividas juntos, le hacía sentirse cada vez más seguro. Había un futuro allí, había una vida juntos por vivir.

Pero cuando SeokJin le había pedido matrimonio, Jimin no había aceptado, había arañado su corazón con palabras dulces, negándose. SeokJin no había entendido su actitud. No podía comprender ni aceptar un "no" como respuesta cuando había visto como los ojos hermosos de Jimin se habían iluminado ante la torpe propuesta matrimonial.

Pero SeokJin era bastante insistente, especialmente cuando tenía por seguro que Jimin estaba loco por él... Y viceversa, obviamente.

Con el paso de los días, SeokJin había vuelto a tocar el tema más de una vez, pero como no recibía una razón que realmente sonará sincera de los labios del chico, había dado su último esfuerzo:

-No sé porqué dices que "no", cuando me miras de esa forma y me besas como lo haces. Cada vez que me abrazas, te cuesta apartarte de mí. Las mañanas que logramos despertar juntos, siempre me pides que me quedé cinco minutos más. Te quiero a mi lado. Cuidándote y amándote, cada segundo. Te quiero conmigo para siempre -había susurrado, con sus ojos húmedos-. ¿No quieres ser mi esposo?

Jimin también estaba derramando unas gruesas lágrimas frente a él y no había podido evitarlo, las palabras:- No hay nada que desee más en este mundo que ser tu esposo y poder estar contigo lo que me resta de vida -habían salido con naturalidad y algo de desesperación.

Y luego de eso, sus brazos se habían enrollado en la diminuta cintura de Jimin para poder girar con él en brazos. SeokJin sabía que serían felices, sin importar las altas y las bajas, pero Jimin no había sido del todo honesto con él.

Le habían diagnosticado "leucemia mieloide crónica" unos meses antes de conocer a SeokJin. Los doctores nunca fueron altamente esperanzadores, pero sus padres y él, habían hecho todo lo que estaba a su alcance para poder continuar, el trasplante de médula ósea era costoso y por el momento, Jimin estaba en una larga lista de espera. Lamentablemente, sus padres no eran compatibles, usualmente en este caso siempre es mejor cuando se trata de un hermano, pero Jimin era hijo único.

El show en el que SeokJin lo había visto sonreía, brillar y ser ovacionado, había sido un show en el cual, el punto fuerte, era poder recaudar dinero para esto y todo aquello había sido meticulosamente oculto al castaño. Hasta que en la vuelta de su luna de miel, los hematomas en el cuerpo de Jimin habían sido imposibles de cubrir y claramente, ya no podría pretender "ni maquillarse" las grandes ojeras y el aspecto cansino y enfermo que poseía tras bambalinas si iba a compartir su día a día con SeokJin, tenía que decirle la verdad.

La noticia, la recuerda como la primera noche en la que su vida había comenzado a ir en debacle. Ni siquiera se había permitido enfurecerse con Jimin por habérselo ocultado, no era el plan, Jimin solo quería vivir el momento, pero se había terminado enamorando irremediablemente de él, también.

-Debiste decírmelo desde el inicio -exclamaba SeokJin con el horrible nudo en su garganta-. ¡Debiste decírmelo!

- ¡¿Para que sintieras lástima?! -gritaba Jimin.

SeokJin ya lo había visto y sentido muchísimo más delgado entre sus brazos, pero Jimin le decía que estaba bailando y entrenando demasiado. La verdad es que ya había comenzado con la quimioterapia. Al inicio parecía estar funcionado y de hecho lo estaba, pero como era de esperarse, ya no estaba dando resultado.

-Jamás vuelvas a comparar mi amor con lástima, no es justo que digas eso -susurraba SeokJin, sin fuerzas.

Se suponía que sería una semana de ensueño después de volver de la luna de miel, a SeokJin aún le quedaba ese tiempo a su favor antes de volver al trabajo, pero Jimin no podía controlar como se sentiría o como su cuerpo reaccionaría, por lo que las cartas ya estaban sobre la mesa. Claro estaba que luego de aquella información, SeokJin había estado con él en cada análisis, quimio e inclusive estaba buscando la manera de endeudarse hasta el tope para conseguir el trasplante para su esposo.

Pero mientras más se enteraban de los pros y contras de dicho procedimiento, Jimin estaba cada vez más convencido de no derrochar dinero en eso, había intentando, incluso devolverlo, pero nadie lo había aceptado. Todos decían lo mismo "Úsalo como más lo creas correcto". Había sido la batalla campal más difícil que habían tenido. SeokJin quería hacer lo que estuviera a su alcance y Jimin, solo quería vivir lo que pudiera junto a SeokJin.

Y el castaño sabía que era una forma pasiva de esperar por lo peor y no podía vivir con eso, pero cuando Jimin le sonreía y lo miraba con esos ojos cansados, pero aún hermosos, su estómago se apretaba, su corazón se estrujaba y solo accedía a cumplir sus caprichos.

Como la casa de sus sueños.

No era algo grande, ni extravagante. Tampoco la quería desde cero, eso sería una locura y quizás no llegaría a vivir en ella. Asi que habían comprado una casa que necesitaba todo tipo de arreglos, pero que se acercaba a lo que Jimin deseaba. Y como si fuera una mala treta del destino que quería jugar con sus esperanzas, el chico había mejorado con el tiempo, por lo que siempre estaba allí, con SeokJin y su equipo, levantando la casa de las cenizas, decorando y dejandola como realmente lo deseaba.

SeokJin sentía que la vida les estaba dando otra oportunidad, sin importar lo que algunos dijeran. Que era una especie de subibaja, pero él quería aferrarse a lo que tenían, al día a día. Y como si fuera casi un milagro-un año antes de su muerte-de entre tantos nombres, Jimin había sido seleccionado para un trasplante de médula por ser el paciente con más compatibilidad en la lista.

La esperanza seguía allí, bajo los escombros del miedo y el pánico de que quizás era su último tiempo juntos. Pero la noticia había hecho que las lágrimas derramadas por ellos y sus familiares fueran en parte de felicidad y tristeza entremezcladas. Pero estaba sucediendo, había una segunda oportunidad para Jimin, para ambos. Y todo había sido viento en popa en los inicios de la recuperación del chico.

Pero inevitablemente, los contras de los que habían sido informados con anterioridad estaban sucediendo. Usualmente ese tipo de procedimiento llevaba un tiempo de seis a doce meses o más, a Jimin le había llevado seis, pero su cuerpo no estaba respondiendo como se esperaba. Y para el mes ocho, Jimin ya estaba cansado.

Las palabras hirientes del rubio hacia SeokJin no eran continuas, solo cuando llegaba a su límite y éste solo se quedaba allí, recibiendo los golpes. Una noche, en la que ninguno tenía ganas de dormir, sólo querían seguir sintiéndose en los brazos del otro, Jimin se había puesto un poco charlatán y SeokJin, adoraba que su esencia siguiera allí, débil, pero firme.

- ¿Tienes algún sueño que te gustaría realizar? -preguntaba, aferrando sus dedos al cabello de SeokJin, mientras descansaba en su pecho y lo miraba por debajo de sus pestañas.

SeokJin sentía su nariz picar y su garganta volverse una pelota pesada que le estaba costando tragar. Sabía cuándo ser vulnerable con Jimin y este no era uno de esos momentos.

-Um... No lo sé, creo que no tengo ninguno -respondía, pero recibía un débil golpe en su pecho.

-Vamos, juega conmigo -pedía el chico. Jugando con su cabello, el suyo, lamentablemente, ya no estaba allí y su cabeza estaba cubierta por un gorro de lana que iba con la temporada fría del año-. Yo tengo uno... -susurraba.

Y SeokJin tenía que hacer un esfuerzo abismal por contener las lágrimas.

-Cuéntamelo -pedía, intentando que su voz sonará estable.

-Quiero recorrer el mundo o parte de nuestro país natal. Dicen que Corea del Sur es hermosa y solo pudimos ver parte de Busan en nuestra luna de miel -susurraba.

SeokJin agradecía que Jimin estaba casi escondido en su pecho y no le viera la cara, porque el rojo de la esclerótica de sus ojos le harían saber que estaba a punto de romper en llanto.

-Bueno, es un lindo sueño, cariño -susurraba.

Luego de eso Jimin bajaba su mano a su pecho y empuñaba su remera con fuerza.

-Tienes que prometerme-... -comenzaba Jimin.

-No de nuevo -rogaba el castaño.

-Prométeme que, lo harás por mi -pedía con voz débil.

SeokJin apretaba sus ojos y su belfo inferior temblaba como el de un niño desdichado porque ya no podía contener las lágrimas. Jimin sentía su pecho temblar y sus ojos dejaban que sus lágrimas se escaparán.

-Prométeme que vivirás una vida por nosotros dos -repetía sin fuerzas.

-No~...

Jimin se enderazaba lo que podía para poder mirar el rostro de su esposo. SeokJin se veía agotado, ojeras del tipo púrpura bajo sus ojos tristes, rojos e hinchados. Su nariz enrojecida, su labio inferior atrapado entre sus dientes. Estaba tan agotado y Jimin estaba igual, pero juntaba sus fuerzas y se aproximaba a los labios rojos de su esposo, para dejar un suave beso con sus labios carnosos, pero pálidos y un poco secos.

Sentía las grandes manos de SeokJin acunar su rostro y profundizar el beso que le desgarraba el alma. Ya estaba agotado de discutir con el destino, con la vida... Con quien fuera el culpable de arrebatarle la felicidad de esta forma. Él no quería ser el tercero en abandonar a SeokJin, fue en ese momento de la segunda perdida más importante del arquitecto que, supo no podría dejar a ese hombre solo, nunca más. Y aquí estaba, la vida una vez más lo ponía en esta posición de mierda.

Jimin no tenía miedo de morir, no sabía que había del otro lado o si había algún lado en general. No era muy creyente, pero tampoco se consideraba una especie de ateo.

Lo que realmente le aterrorizaba, era dejar solo a SeokJin. Ese era el miedo que le oprimía el pecho y le hacía dificultoso respirar. Inclusive peor que todos sus síntomas juntos, su corazón no quería dejar el del hombre que ahora lo besaba con suavidad, pero logrando que fuera profundo e intenso. Haciéndolo temblar. Besándole hasta el alma con esa forma tan dulce y necesitada.

Cuando cortaba el beso por un poco de aire, volvía a repetir-. Prometelo...

SeokJin sollozaba, no quería cortar el beso, aunque sabiera agridulce por la esencia dulce de Jimin y lo salado de sus lágrimas. Pero ahí estaba, viendo los ojos llorosos de su esposo que, le rogaban cumplir una promesa que realmente no estaba seguro de poder llevar a cabo.

Tomaba aire, secaba sus lágrimas con la ayuda de Jimin y luego juntaba las fuerzas para ser realmente, realmente honesto con el hombre que amaba y amaría para toda su vida.

-Prometo que~... -SeokJin sorbia su nariz-. Yo, prometo que viviré una vida por nosotros dos -susurraba con los ojos llenos de gruesas lágrimas y la vista borrosa de un Jimin sutilmente sonriente.

-Bien, muy bien -susurraba este a cambio, volviendo a acurrucarse. Iba a decirle más, pero luego se lo dejaría saber cuándo fuera el momento.

-Te amo, para siempre -susurraba SeokJin, besando su cabeza.

-También te amo Kim Seokjin, para siempre -respondía, escondido en su cuello y besando la zona sensible-. Para siempre -repetía.

Ya había pedido demasiado, SeokJin también necesitaba un descanso y ese era el pie para poder cerrar los ojos aquella noche, respirando el aroma del otro y aferrándose con fuerza.」

El coraje de escuchar la playlist de este fic mientras escribo JinMin, porque ustedes quizás no lo notaron desde un inicio y ahora sí, o quizás no... Pero muchas canciones hablan de la perdida de un ser amado y me hice llorar. No sé si lo conseguí con ustedes, pero yo llore, con eso me basta ( ꈨຶ ˙̫̮ ꈨຶ )

*Se va moqueando*.

Con amor Niñita Nany 💜

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